Partida Rol por web

Entraron a un lujoso hall abalaustrado con moqueta roja y se dirigieron hacia el ascensor, guiados por Rafael y Lola. Ella pulsó el botón del ático y una voz automática preguntó la contraseña. El Malkavian la volvió a repetir y el ascensor se puso inmediatamente en marcha hasta el último piso. Cuando las puertas se abrieron, llegaron a un descansillo privado, en el que había una puerta con cerradura que daba acceso a las escaleras y otra, mucho más bonita, que se encontraba medio abierta. 

Rafael la empujó sin dilación y dejó paso a los demás. Verónica y Jack caminaron tras Lola, cerrando aquél la puerta y siguiéndolos. Atravesaron un pasillo en cuyo camino los fueron flanqueando hermosos cuadros de idílicas escenas griegas y romanas. Después algunas medievales, modernas y, los últimos, eran actuales. Sólo Jack se percató de que había un rostro que se repetía en todos los cuadros, el mismo, un varón, situado siempre en el centro de los mismos, daba igual de qué época fuese. Probablemente, y si sus instintos no le fallaban, aquel hombre fuera en efecto el dueño de esa voz, de esa casa y de ese apodo. 

Tanto Lola como Rafael parecían saber a dónde se dirigían. Finalmente alcanzaron un gran salón con ventanal, en el que se detuvieron. Las paredes, tapizadas con sedas y moteadas de cuadros y más cuadros, daban paso a un amplio ventanal que ocupaba un lado entero de la habitación, el cual se abría a una pequeña terraza privada con vistas al Palacio Real. 

En el salón, ya preparado todo, había varios sofás de hechura clásica, antiguos pero muy bien cuidados y una mesa baja de mármol labrado sobre la que reposaban cinco copas, una botella de vino añejo y otra de un líquido más oscuro y denso. 

Delante del ventanal, mirando hacia afuera y con las manos a la espalda, un hombre trajeado estaba de pie, contemplando y admirando la belleza de sus preciosas vistas. 

-¡Ah, Rafael! -dijo entonces el hombre, sin volverse aún- siempre vienes por alguna misión... ¿nunca me harás una visita de placer? No importa, puedo soportarlo... Y Lola, mi querida Lola ¡tú sí que vienes a verme muy a menudo! O venías... ¿qué ha pasado este último siglo? Pero... -continuó, sin dejar responder a ninguno de los dos- la pregunta más importante de todas es... ¿es acaso posible que hayáis venido a visitarme los dos a la vez?

En ese momento, como enfatizando la importancia de su última pregunta, se dio la vuelta. Fue en aquel preciso instante cuando ambos neonatos pudieron ver por fin el rostro del Inmortal. Y no era para menos aquel apodo, pues se trataba no de otro sino de Jordi Hurtado, el presentador del eterno programa Saber y Ganar. Jack, acostumbrado a mantener el decoro en cierto tipo de situaciones, no tuvo ningún problema en no mostrar expresión alguna al verlo. La joven, por su parte, aún pensando que a ella le costaría mucho más, en realidad tampoco mostró signo alguno de sorpresa en su rostro. Ambos escucharon en ese momento en su cabeza la voz de Rafael "muy bien, seguid así", los animaba. 

-Y lo que es más -continuó el Inmortal- con nuevos reclutas... bien, veamos, ya me contaréis lo vuestro más adelante, pero antes que nada, por favor, sentaos -pidió, señalando con una mano los sofás alrededor de la mesa y sirviéndose a sí mismo un poco de vino en una de aquellas cinco copas- y servíos lo que gustéis. Supongo que venís a mí con algo de prisa, pero nada que no pueda esperar diez minutos. Ya sabéis que me gusta conocer bien a todos mis invitados cuando vienen una primera vez... -les sonrió a Rafael y a Lola con una gélida expresión en el rostro; luego se volvió hacia los dos neonatos mientras él mismo se sentaba en el único sofá individual que había, de cara a los otros dos- ¿y bien? contadme algo sobre vosotros, mis queridos vástagos...

Cuando Verónica vio a Jordi Hurtado se sorprendió, vaya si se sorprendió, pero por suerte consiguió mantener sus facciones inmóviles. Ahora entendía el comentario de Rafael de que evitáramos hablar del programa. Luego se fija en la mesa con las cinco copas y se estaba preguntando si era casualidad o si el inmortal sabía que seriamos cinco cuando le oye pedir que habláramos de nosotros. Yo que querïa pasar inadvertida y escuchar parece que va a ser al revés. Buenas noches, me llamo Verónica, fui abrazada hace pocos días,  antes de eso lo que me gustaba era pintar. Mucho mas no puedo decir, en estos pocos días he vivido muchas experencias intensas. Con Rafael y otros compañeros luchamos contra la bestia y luego asistimos a una reunion donde conocimos a personas o mas bien criaturas muy variopintas. No sabía que esperaba el inmortal que dijera ella así que esperó a que alguien preguntara y miró a Jack para cederle la palabra.

-Encantado de conocerte, Verónica -respondió el hombre al instante-; me gusta eso de pintar ¿realista o abstracto? ¿óleos o acrílico? Más tarde tendremos una conversación sobre esto, si no te importa...

Después, siguió escuchando pacientemente.

-¿"La bestia"? -miró alternativamente a Lola y Rafael alzando una ceja, inquisitivo- luego tendréis que explicarme eso también. Supongo que hablas de la reunión del Elíseo, ¿no? Sí, escuché que mis compañeros, la akáshica y el eterita, también fueron invitados en representación de todos... imagino que liaron alguna... -rió para sí mismo y su risa les sonó a los dos neonatos casi maquiavélica. 

Después posó sus ojos en Jack, esperando la respuesta del educado joven que había dejado hablar primero a la dama. 

Interesante lugar para un interesante personaje. Ciertamente, ahora encajaba las palabras de Rafael al respecto y, porqué no decirlo, Jordi Hurtado no llevaba muy bien cubierta su tapadera en la esfera pública. Pese a todo, pude contener un gesto de reconocimiento, además de la carcajada que brotó desde mi pecho pero pude frenar antes de que ésta alcanzara mi garganta.

Dejé que Verónica hablase primero, luego llegó mi turno. Había vivido muchas situaciones como aquella en el mundo empresarial: presentado de repente a alguien de, supuestamente, formidable pasado, presente o futuro; aunque esta ocasión las superaba a todas.

- Soy, o solía ser, Jack Cassidy, consultor, representante y broker. Una sanguijuela con instinto, para decirlo llanamente. Soy aún más nuevo en esto que mi compañera, pues aún no han pasado veinticuatro horas de mi abrazo. Me apasionan los retos e ingeniármelas para superarlos y salir adelante, reforzado, siempre. También asistí a la reunión del Elíseo.

Lo dejé ahí, por el momento, respetando el tempo que había fijado mi compañera para la presentación y a la espera de ver cómo se resolvían las situaciones.

-Un "sanguijuela con instinto" -repitió el Inmortal, asombrado por que él mismo utilizara aquella descripción-, una descripción sin pelos en la lengua, sí señor. Y has asistido a una reunión del ELíseo el primer día, eso es un récord entre los cainitas... y ni siquiera tienes veinticuatro horas... mi más sincera enhorabuena. Muy bien, encantado de conoceros a los dos... -aunque en su tono de voz no había ni un solo deje de entusiasmo- bien, pues... ¿vais a contestar ahora a mis preguntas?

Esta pregunta iba dirigida a Rafael y a Lola, quien tomó la palabra y relató su historia sobre por qué ahora trabajaba con la Camarilla de forma bastante más escueta que lo que les había contado antes a los dos neonatos. Después le llegó el turno a Rafael, que le comentó por encima la decisión de la Caza de Sangre, su misión de encontrar a esa mujer Tzimisce y el por qué de su visita. 

-Parece entonces que debo advertir a mis adláteres de que tengan cuidado, la sociedad de los Hijos de Caín está revuelta estos días... -murmuró Jordi, sin alterar la funesta expresión que lo había caracterizado casi toda la conversación- y respecto a esa marca... El Uróboros es un símbolo muy extendido a lo largo y ancho del mundo, desde los feroces Garou Camada de Fenrir hasta los lejanos magos Akáshikos del Tíbet... aunque supongo que eso no es lo que os interesa a vosotros. Hay un grupo, aquí en Madrid... bueno, en España, realmente. Un grupo de cainitas renegados, al principio Caitiff, después de diversa índole, que solía marcar sus propiedades con ese mismo dibujo exacto... Pero ya sabéis -en ese momento esbozó la primera sonrisa de la noche y fue una sonrisa escalofriantemente diabólica- que nunca doy información gratis...

Rafael suspiró.

-Ya me lo imaginaba -respondió- ¿Y qué quieres a cambio, mago?

El tono exasperado con el que dijo esa palabra sobresaltó incluso a Lola. A ella jamás se le habría ocurrido hablarle así al Inmortal. Pero Rafael, con la cabeza alta, ni siquiera pestañeó cuando el mismo lo fulminó con la mirada. Finalmente y tras unos segundos de tensión que se podría haber cortado con un cuchillo como la mantequilla, el Ordenado entornó los ojos y acto seguido se dio la vuelta, fijando en Verónica una mirada casi lasciva. 

-A ti -respondió tajante- durante el tiempo que sea necesario. Quiero un nuevo cuadro y lo quiero ahora. 

Verónica estaba en un segundo plano mas relajada mientras  escuchaba como tanto Lola como Rafael le explicaban  todos los detalles a Jordi. Cuando él se dirigió a ella directamente pidiéndole que le dibujara un retrato, en ese momento Verónica no pudo disimular ya que  le pilló por sorpresa, se quedó boquiabierta con los ojos tan abiertos que parecía que le salían de sus órbitas. Mierda por qué le dije que era pintora, lo poco que dije va y la cago.  Un cuadro? Yo? .... Pero te refieres a un retrato tuyo o de qué temática? Y tienes pinturas o tengo que ir a buscar las mías? Después de decirlo se dio cuenta de que había quedado como una necia impetuosa pero ya era tarde. Se quedó callada esperando que alguien dijera algo.

Cuando El Inmortal recibió mi autodescripción con aprobación, asentí con media sonrisa. Luego se enzarzaron en explicaciones, lo cual me impacientó un poco, pero cuando, de repente, Jordi pidió que Verónica le pintara un cuadro como pago por su ayuda, la sensación de "bien, esto está en el bote" dibujó una sonrisa lobuna en mi rostro.

Pero esta se diluyó ante el titubeo de la muchacha. Esa falta de decisión y de resolución me enervaba. Brevemente puse los ojos en blanco, me recompuse y miré directamente a mi compañera.

- Por supuesto que se refiere a un retrato suyo, ¿no has visto la retahíla de retratos del señor Hurtado que decoran el pasillo por el que hemos pasado? Todos en diferentes épocas y en todos aparece él como protagonista. - Luego miré a Lola y Rafael. - Parece un buen arreglo. - Les dije. Aunque seguramente no esperaban mi opinión, ni la tendrían en cuenta aún. Aún.

Pasó por mi mente la idea que, seguramente, el Inmortal usaba esos cuadros para algo más que para engrandar su ego. Era un mago, así que quizá fuera parte de su secreto para vivir eternamente. Quién sabe.

-¿Qué me dices, Rafael? -pero el Inmortal continuaba mirando al Malkavian, como si fuera él quien tuviera que dar el visto bueno. 

Se notaba que lo vigilaba, más que a Lola y, por supuesto, más que a ellos. Como si fuera consciente del inmenso poder que una sola mente podía llegar a tener. 

-Claro que mío, jovencita. Quiero un retrato en lienzo, al óleo. Y sí, tengo materiales y, obligatoriamente, tienes que usar los míos. Es un óleo... digamos... diferente -en ese punto miró a Jack, esbozando una sonrisa diferente, como si fuera capaz de adivinar sus pensamientos, provocándole un escalofrío- no tengo todo el día, Verónica. Si aceptas, os contaré lo que sé y tus amigos se podrán ir mientras tú te quedas conmigo hasta que lo termines. ¿Cuánto sueles tardar en pintar un cuadro? 

Entonces Rafael miró a la joven neonata.

-La decisión es tuya, si no estás segura, no pasa nada, buscaremos otro trato; y si aceptas, nosotros seguiremos buscando mientras tanto... -dijo.

...y tú podrías intentar ganarte su confianza, porque seguro que hay más de lo que nos quiera contar en un principio. Terminó, sólo para ella y para Jack, en sus cabezas. Parecía bastante seguro de que el señor Hurtado no se había percatado de su comentario mental. 

El comentario de Rafael entró en su mente como un calmante, le hizo relajarse y tomar de nuevo el control de si misma. No tengo ningún problema en pintar un retrato, sólo que no soy pintora de profesión y quizas tarde un poco mas de lo que suelen tardar los profesionales ya que mi falta de experiencia la tengo que suplir con tiempo. mmm....si tardé tres días en pintar el retrato de Clara en la escuela ..... este lo tengo que hacer mejor ....Podría tardar unos cuatro días. Por suerte aún tenía frescas las clases de retratos porque eran las últimas a las que habia asistido. Miró a Jordi con una sonrisa de satisfacción porque por fin podría ayudar de forma directa a los que ahora eran su familia. 

Escuché la respuesta de Verónica y ahogué un bufido incipiente, que no llegó a materializarse.

- ¡Cuatro días por un maldito retrato! Si en la calle cualquier pintor de tres al cuarto te lo hace en diez minutos. - Pensé bastante indignado por el retraso que algo así iba a suponer.

De todas maneras, mantuve las formas y mis protestas no salieron de mi boca.

Para sorpresa de Jack, el Inmortal se mostró gratamente sorprendido.

-¿Cuatro días? -alzó las cejas y en su rostro se esbozó un ligero amago de sonrisa, algo que, para él, era un gran gesto de alegría- el último tardó una semana y no terminé convencido con el resultado. Perfecto, señorita Verónica, queda usted contratada -dijo, con pomposa formalidad-. Espero que no me decepciones, querida. 

Entonces, se sirvió con parsimonia un poco más de vino en su copa y le sirvió una copa de la otra botella a Rafael y otra a Lola, que aceptaron ambos con un asentimiento de cabeza. Luego les hizo un gesto a los otros dos chiquillos para que se escanciaran cuanto quisieran. Al parecer, los neonatos aún debían servirse ellos mismos si querían beber, pero no les estaba prohibido, ni mucho menos. 

-Por los buenos tratos -guiñó un ojo antes de beberse la copa casi de un sorbo-. Hay... o había un grupo de Sabbaticos -comenzó entonces, mirando exclusiva y alternativamente a la Lasombra y al Malkavian-, que solían rondar por Madrid años atrás, cuando el caos vagaba a sus anchas por esta ciudad y el Principado español aún no había encontrado a nadie lo suficientemente fuerte como para mandarlo a recuperar Madrid. El grupo se disolvió hace tiempo, pero puede que hubiera en él alguien que corresponde con vuestra descripción. Su símbolo era el Uróboros negro y todos lo llevaban tatuado en algún lugar del cuerpo. No recuerdo los nombres de los integrantes, pero sé que se reunían en un lugar siempre, un sitio en construcción. Ahora, por lo que tengo entendido, es una vieja estación subterránea... muy posiblemente abandonada. Es la única pista sólida que puedo daros. Siento no saber más. 

Rafael asintió y le agradeció su ayuda al hombre. Apuró su copa por educación y se levantó cuando el Inmortal lo hacía. Lola los siguió a ambos, que ya se dirigían en dirección a la salida, y se quedó en la puerta del salón, esperando a Jack. 

-Te veremos en cuatro días, Verónica, mucha suerte -sonrió la Lasombra.

"Sé que puedes conseguir algo más" sonó entonces la voz de Rafael en sus cabezas, aunque él ya no estaba en la sala "aunque él insista en que lo ha dicho todo. Recuerda, trátalo bien, no le contradigas y, por lo que más quieras, haz bien ese retrato... es preferible que tardes más y que lo hagas bien a que acabes rápido. Nosotros seguiremos las pistas mientras tanto. Si ocurre cualquier cosa, te mantendremos informada. Buena suerte". 

Gracias y mucha suerte a vosotros también y sobretodo mucho cuidado. Verónica se quedó mirando como desaparecían uno a uno por la puerta  mientras se repetía a si misma las palabras de Rafael. Aunque tenía claro que su principal objetivo era realizar un buen retrato y eso quizás  le daría puntos para poder obtener más información de Jordi. Una vez ya se fueron se gira en dirección a Jordi y le pregunta Supongo que querrás que empiece cuanto antes? Si me das todo lo que necesito podré empezar ya. Echa un vistazo a la habitación buscando una luz adecuada y cuando la ve sonríe aliviada es perfecta. Otro tema a tener en cuenta antes de empezar es donde quieres sentarte, porque tendremos que mover esa lámpara de ahí, su luz me parece perfecta.

Gracias y mucha suerte a vosotros también y sobretodo mucho cuidado. Verónica se quedó mirando como desaparecían uno a uno por la puerta...

Jack siguió a Rafael y a Lola hasta la salida y comenzaron a caminar rumbo al Elíseo. Los tres andaban sin hablar demasiado, pensando cada uno en sus cosas y todos en lo que el Inmortal les había contado. 

-Debe haber algo más... -murmuró Rafael cuando giraban la esquina del Palacio de Correos- espero que Verónica haga un buen trabajo y sepa sonsacárselo... Y no, por si te lo estás preguntando, Jack, no se le puede sonsacar a la fuerza, ni lo puedo leer, ni nada por el estilo... al fin y al cabo, es mucho más antiguo que yo... y eso que es humano... no lo llaman el Inmortal en vano... ¡malditos magi!

Cuando llegaron a la puerta del Café Gijón, tocaron y Ángela les abrió, comprobaron que casi nadie había llegado allí aún. Había poca gente en el salón común. En aquellos momentos, Lucy, la mujer rubia que había venido con Isaac aquella mañana, desaparecía por una puerta trasera con una dormida Victoria en brazos. En cuanto las vio, Lola salió corriendo tras ellas. 

Eileen, la Malkavian pelirroja, también estaba allí y acudió rápidamente a hablar con su Sire. Al parecer ella y Yamir habían conseguido triangular algunas zonas de Madrid: posibles puntos calientes con escondites. Si alguno de ellos cuadrara con algo de lo que los grupos de investigación llevaran aquella noche, planteaba Rafael, podría ser un primer paso prometedor. 

Asentí a las palabras de Rafael cuando me dijo que no podía hacer nada contra el mago.

- Ha sido una experiencia de lo más... weird. - Murmuré. - Jordi Urtado... - Dije como para mí. Lo volví a repetir y comencé a reír y la risa me duró un rato. Luego recobré la compostura, antes de llegar a las puertas del Elíseo.

De momento dejé las elucubraciones para los demás, aunque yo tenía mis propias percepciones, pero sabía de sobra que aún tenía que madurarlas antes de poder exponerlas.

Tenía serias dudas que Verónica llevase a cabo con bien su trabajo, así que, por el momento, me centré en la información nueva de la triangulación y en los nuevos planes que podían surgir.