Partida Rol por web

El sonido de la alarma invade vuestros oídos; "Arooga, arooga", tanto en la sala de control como en la pequeña sala de calderas, y se escuchan ecos de gente corriendo, huyendo, luchando, algunos disparos. Con un sonido seco, la plataforma que baja por la chimenea en la que se encuentran Freeman, Lisa y Hammer llega abajo. Ahora pueden subir.

Mientras tanto, los zombies se acercan al pasillo (2 turnos), mientras Ross busca en la habitación de mantenimiento, Richard y Vince luchan con dos zombies, Blind carga el arma y Tales gimotea.

¡Es vuestro turno!

Me quedo en silencio, observando con asco al tipo que nos ofrece dinero con tal de salvar la vida. JA, salvar la vida. Me gustaría ver cómo llega a ésa isla si está todo el mundo infectado. ¿Quién coño le va a llevar? Con una mueca de asco, comienzo a caminar hacia la pistola que momentos antes le habíamos quitado y la recojo del suelo.

- El viejo tiene razón. No voy a malgastar una de mis balas contigo -Comienzo, volviendo a acercarme a él-. Prefiero usar una de las tuyas.

Y, sin esperar ni un segundo más, pego un tiro a la frente del hombre que ha condenado al mundo a su extinción. Todo estaba preparado desde un principio.... todo. El maldito científico loco, él quería que todo saliese "mal" (bien en su opinión, por supuesto). Él preparó todo para que la rata matase a su ayudante. Él. Él hizo todo lo posible porque la contaminación saliese a la luz del Sol. Fijo que fue él también quien evitó que el protocolo de descontaminación acabase con aquellos monstruos del túnel donde estábamos encerrados. Hijo de puta.

Dirijo una sombría mirada a Freeman.

- Primero la mano ejecutora. Luego quien lo hizo todo posible -Informo de mis intenciones, sin rebajar la mirada de puro odio y enfado-. Y que sea la última vez que desautorizas mis palabras, Freeman. 

Pongo el seguro al arma del terrorista y la guardo en la cartuchera, llevando la mía en mi mano en todo momento. Por si acaso, también le pongo el seguro... de momento.

- Subamos y a ver qué nos encontramos.

Sin más, me dirijo al "ascensor" y espero a que el viejo haga lo mismo o decida ir por otro lado antes de accionar el botón de subida.

A pesar de que el individuo muerto que sostenia era algo torpe y falto de coordinacion, estuvo bastante cerca de arrancarle trozos de su rostro, lo cual seria por demas de desagradable. Sobre todo para el italiano que adoraba su rostro. Por el rabillo del ojo vio como la doctora Ross se encaminaba a por las piezas. Pero tambien escucho los gemidos de mas zombis, ni siquiera los gritos afeminados de Tales lograban taparlos. Eran muchos. Uno de los zombis estaba muerto (del todo), otro estaba tirado en el suelo tratando de morderles y otro lo tenia él en un tira y afloja. Podria intentar ayudar a Ross, seria mas rapido si iban los dos. Pero no estaba seguro si Richard estaria a salvo... aunque el enorme empresario parecia la reencarnacion de Thor, solo que en vez de martillo tenia un pata de mesa. Tambien logro ver a Blind cargando el arma con manos temblorosas, tal vez tenia una oportunidad...

-Ma see*- murmura decidido-. Richard, contenlos lo que puedas, ayudare a buscar las piezas- sin piezas no podrian hacer nada, él no seria util, asi que se dijo que valia la pena intentarlo.

Empujo al cadaver en vida hacia la pared y cuando este volvio a lanzarse sobre él dejo que pasara de largo para correr como alma que lleva el diablo hacia la puerta del almacen. Sentia el corazon salirsele del pecho y un sudor frio cruzandole la espalda, estaba cagado de miedo, podria morir de un momento a otro, pero aun asi lo estaba haciendo. SI encontraba los repuestos rapidamente, podria detener el tren, evitar una tragedia a nivel mundial. Los gobiernos se creen la gran cosa, pero cuando de desastres se trataba, siempre terminaban metiendo la pata.

Vuelve acá maldito cobarde! Grita Richard al ver al ítalo esquivar al zombie y salir corriendo.
El gran thor-ino, adornado en botox, le lanza un golpe leve como para amedrentarlo, pero ni siquiera llega a rozar a Vince, quien se mete en la sala de repuestos dejándolo solo contra los dos empleados ascendidos a zombies.

Sin embargo, al ver a la ejecutiva con las piernas rotas, reptando por el suelo para alcanzarlo, Richard salta con facilidad y cae sobre la espalda de la mujer.
Los ciento un kilos de musculo, y un par de zapatos de casi mil dólares, se estampan contra la columna blandengue de la zombie, retumbando en un crack, crack...chasc...de lo más estremecedor.
Desde ahí arriba, Richard le lanza un golpe con su fuerza bruta, partiendo la cabeza de la mujer en siete trozos de cráneo, sangre y sesos.

Solo queda uno. Piensa erróneamente el empresario al ver a Vince escapando de los hambrientos dientes del muerto.
El gigante, se prepara para destrozar una tercer cabeza, confiando en que el pobre zombificado le siga los pasos a Massaro, dándole la espalda.

Un ridículo pensamiento, surca la mente del ricachón, afectada por diversas anfetaminas y mezclando recuerdos de la infancia...
- Por crom! Le dice su cerebro humeante...Y chirriando los blancos dientes, despacha el pensamiento enfocándose en el zombie hambriento de tano.

Todo pasa tan rapido que a John no le da tiempo a actuar.

Pero que... Lisa q... - Empieza el empresario, pero Lisa le corta la palabra y se mete en el ascensor.

Cuando la joven guardia se da la vuelta se encuentra a Freeman apuntandole con su pistola.

Lisa, has perdido el juicio. Lo he visto en varias ocasiones, no es facil mantener la cabeza fria con todo lo que esta ocurriendo. - La informa - Necesitas calmarte. Desgraciadamente no tenemos tiempo para hacer esto por las buenas, asi que me temo que tengo que usar un poco de coercion - se disculpa.

Mirandola fijamente a los ojos, continua

Ahora, por favor, lanzame las dos pistolas que llevas y se buena chica, eh? Me salvaste la vida antes y yo pienso hacer lo mismo ahora. Nadie tiene que enterarse de esto, pero no estas en un estado mental apropiado para llevar un arma. Despues, sientate y relajate. No nos vamos a ir de aqui sin los demas. Por cierto, no crees que estan tardando mucho? - Dice para quitarle hierro al hecho de estar apuntandola con una pistola

En silencio, me quedo mirando a Freeman cuando éste me apunta. Esbozo una torcida sonrisa, pero no hago ningún gesto más.

- ¿Pensabas mantenerle con vida? Probablemente, ése hijo de puta sea el causante del fin del mundo. No merecía siquiera un juicio justo. Llevarlo con nosotros sólo hubiese supuesto una boca que alimentar, vigilar a los monstruos, a la guardia Sunshade y a él; no... demasiadas razones para acabar con él.

Sigo mirando a Freeman, con falsa tranquilidad. Tengo la pistola en la mano, con el seguro y bajada.

- Baja la pistola, Freeman. Nosotros no somos el enemigo

Cuando menciona lo mucho que tarda el otro grupo, asiento con la cabeza y bajo, paso a paso y con deliberada lentitud, del ascensor y me acerco un poco a él, sin apartar la vista de su pistola.

- Tienes razón: tardan mucho. Ves a ver qué les pasa, yo voy a subir.

John hace un gesto inequivoco para que Lisa, una vez bajada del ascensor, no de un paso mas.

Matar a sangre fria a un hombre herido no es nunca la unica solucion. Lo siento, pequeña. He vivido lo suficiente como para saber que en este momento no puedo confiar en ti. Dame las armas. - deja un segundo y añade - Por favor.

Entrecierro los ojos, comenzando a sentir un sentimiento de rencor hacia el viejo.

- No te voy a dar mis armas -Sentencio-. Yo tampoco confío en ti y, sin embargo, no te voy a apuntar ni disparar hasta que tu juicio ponga en peligro a la humanidad.

Bueno, no es del todo cierto. No siento desconfianza hacia el viejo, pero ni de coña pienso entregar mis armas cuando en cualquier momento, pueden suponer el morir o vivir.

- Haz lo que creas que debes hacer. No pienso pasarme las horas discutiendo contigo, hay un tren con monstruos dentro que tiene que detenerse y un científico loco al que hacer pagar.

Le doy la espalda, dirigiéndome de nuevo al ascensor. Si quiere disparar, que sea por la espalda.

- Ya responderé por mis actos cuando toda esta pesadilla termine.

Llevo la mano al botón de subida, aunque no lo pulso a la espera de lo que decide hacer él.

- O vienes conmigo, me disparas o te vas con los demás. Pero segundos que perdemos, segundos que lamentaremos más adelante.

John mantiene la pistola unos segundos y despues la baja.

Que decepcion, Lisa. Que es de la chica que apenas hace 20 minutos queria salvar mas vidas? Vas a huir dejando a tus compañeros aqui abajo, ante un destino atroz. No eres mas que una cobarde. Adelante, vete. - dice John con tristeza - Huye sin honor. Y no me pongas excusas de perdedor. El tren lo esta intentando parar Vince. Dejarle aqui abajo tirado seguro que es muy util para que lo consiga. El cientifico tendra que pagar, pero ni esto es una pelicula del Oeste ni tu eres John Wayne. Solo eres una pobre chica asustada y sobrepasada por las circustancias. Y una cobarde. Vete. - Termina - A partir de ahora no eres parte de este equipo y lo que te ocurra no es de mi incumbencia.

John se da la vuelta y se dirige a ver que narices pasa con Smile y Vince y porque no vienen. Parece que tendran que encontrar otra forma de salir que el ascensor.

Me quedo mirando al viejo a medida que éste habla y se aleja hacia el conducto de ventilación. Sus palabras me han golpeado como puños pero, lo cierto es que no tengo ninguna intención de huir. El italiano detendrá el tren, lo sé, confío en sus habilidades -por mucho que nunca le haya visto en acción- más que en sus palabras, así que no creo que haya problemas por éso.

No, no pienso huir. Tal y como mi vocación me pide a gritos, voy a dar caza al científico loco y le haré responder por todo lo que ha hecho. Por su intento de destrucción del mundo. Ya son muchos trabajando en detener el tren, nosotros no haremos más que molestar y perder el tiempo allí. Deberíamos hacer otra cosa más productiva... dando caza al loco.

Dirijo una última mirada a Freeman y, durante unos segundos, dudo. Finalmente bajo del ascensor, pero en vez de dirigirme hacia el viejo me acerco al cadáver de la mano ejecutora. Comienzo a registrarlo en busca de cosas útiles.

- Cuando hayáis parado el tren, volveré con el hijo de puta que ha hecho ésto para que pruebe su propia medicina. -Mis palabras suenan más a una promesa que a una declaración de intenciones. Dirijo una última furtiva mirada a la espalda del viejo y, ahora sí, vuelvo al ascensor y pulso el botón de subida-. Haré que el ascensor baje una vez esté arriba.

Turno 17. Integrantes del grupo: John, Lisa, Richard, Vince, Ray Blind, Tales, Ross y el Agente Smile.

¡Bang!. Los sesos de Hammer se desparraman desde su nuca cuando un agujero de considerables dimensiones se abre en su frente, salpicando a Freeman y a Lisa. El cadáver del hombretón queda inmóvil y aplastado contra el suelo boca arriba, los ojos claros vidriosos y la expresión boquiabierta, como si alguien le hubiera dado una gran sorpresa.

Tras una tensa escena entre Freeman, que cree que su compañera se ha vuelto loca, y Lisa, la primera pulsa el botón del elevador y comienza a subir hacia el exterior. El mercader de armas, por su parte, comienza a reptar a través del túnel de ventilación como una oruga para ver qué es lo que está sucediendo en la cámara de control.

(Sigue...)

¿Y qué es lo que está sucediendo?. Éso es lo que se pregunta Smile al bajar desde la rejilla de la pared en la sala de control, desenfundando su arma reglamentaria. "¿Qué coño es ésto?", pregunta sorprendido, colocándose en posición para disparar.

(Sigue...)

La situación en la sala de control se explica a sí misma, mientras Smile se coloca junto a Blind, que está dispuesto a disparar una pequeña pistola de dos balas. Un pasillo se proyecta desde la sala de control, en la que Tales está pegando grititos y corriendo de un lado para otro como una nena. En el pasillo hay una puerta de mantenimiento, en la que Ross acaba de meterse, y a la que se dirige un guarda de seguridad zombie.

Mucho más cerca de la sala de control hay dos zombies activos; una mujer que se arrastra intentando mordisquear a Richard, y otro, todo dientes y encías, que chasquea sus mandíbulas frente a Vince. Entonces éste decide apartarlo y llegar a la posición de Ross; desgraciadamente, su empujón no tiene la fuerza suficiente, y aunque logra quitar al zombie del medio, (no es muy difícil porque son torpes), éste le pega un mordisco en el hombro a través de la ropa, apretando sus dientes afilados y causando tres (3) daños, antes de que Mazzaro consiga apartarlo de nuevo y llegar al interior de la sala de mantenimiento.

El italiano puede escuchar los gritos de su compañero Richard, agradeciéndole que lo dejara solo con los dos zombies.

(Sigue...)

Desgraciadamente, Vince no puede buscar durante este asalto, ya que lo ha empleado para llegar hasta allí, y para ello ha tenido que enfrentarse al placaje del zombie que le ha mordido. Al llegar puede observar una sala pequeña, con un tablón de corcho repleto de notas, cuadrantes y horarios, en los que aparecen los nombres de sus compañeros de mantenimiento.

También hay algunas cajas llenas de trastos, cables, paneles de repuesto, circuitos impresos... Ross está revolviendo como una loca entre los cachibaches que contienen, en busca de las piezas necesarias, pero no tiene mucho éxito. "Joder Vince, dónde están esas piezas...".

(Sigue...)

En el pasillo resuenan los gritos de combate de Richard, que cual antiguo guerrero visigodo se ha subido sobre la espalda del zombie-ejecutiva, y partiendo costillas y vértebras a base de pistotones se divierte aplastando su cabeza con la pata de la silla y llenándolo todo de mermelada de fresa, con los ojos desencajados y la mandíbula saliente de un cromagnón histérico mientras siete pedacitos de cráneo vuelan en todas direcciones.

Detrás de él, el zombie "encías" que acaba de dejar un regalo en forma de mordisquito a Vince se gira hacia él con los ojos inyectados en sangre.

(Sigue...)

Abriendo la boca repleta de dientes enrojecidos de la sangre de Vince, el monstruo se dispone a clavarlos en el cuello de Richard cuando una bala atraviesa su ojo izquierdo. En ese momento, la criatura se desploma como una marioneta a la que hubiera cortado los hilos, con el cerebro destruído e incapaz de seguir guiando el cuerpo no muerto.

"¡Tenemos que encontrar esas piezas, Richard!", exclama Blind, que sostiene la pequeña pistola humeante con las dos manos.

(Sigue...)

Sin embargo todavía queda un zombie guarda de seguridad muy cerca de la puerta de mantenimiento, y la criatura se lanza de cabeza, al ataque, gimiendo y agitando torpemente las manos. Cuando entra en la sala de mantenimiento la víctima más cercana es Ross, y carga contra ella mientras gime lastímeramente, con unas esposas balanceándose del cinturón reglamentario.

Sin embargo, la mujer es más rápida que el monstruo, y apartándose de un salto le pega un golpetazo con un enorme circuito impreso, evitando el mordisco. La criatura, con la cara llena de chips y condensadores clavados en su pútrida y blanquecina piel, chilla patéticamente dispuesta a seguir atacando.

(Sigue...)

Sólo Richard ocupa ahora el pasillo; Blind y Smile lo cubren con sus armas desde la sala de control, y Ross y Vince están rebuscando en la sala de mantenimiento mientras tratan de evitar que el zombie-guarda les coma los higadillos. El campeón del botox puede observar con horror cómo una horda de zombies corren tropezando por la cámara que se encuentra al otro lado del pasillo, intentando alcanzarlo. No llegarán en este asalto, pero en el siguiente ya estarán en la entrada del pasillo, y no hay puerta alguna que pueda cerrarse para detenerlos. Excepto, por supuesto, la que cerró el saboteador con la silla y que se encuentra detrás de Richard, en la sala de control.

En ese momento, Freeman aparece por la rejilla y se descuelga con cuidado, haciéndose presente en el escenario y observando la situación.

"Bienvenido, John", dice Smile mientras apunta al pasillo con su pistola. "¿Dónde has dejado a Lisa?".

(Sigue...)

Lisa se encuentra en el elevador, ascendiendo a través de la chimenea hacia la deslumbrante luz del exterior. Puede notar el aire caliente del desierto mientras el sistema de megafonía resuena con la alarma. "Arooga, arooga". La voz del operario vuelve a sonar en toda la instalación, llegando también a los oídos del resto del grupo, que lucha por frenar la hecatombe zombie mundial. "Ésto no es un simulacro, evacúen la instalación inmediatamente, ésto no es...". La voz se ve interrumpida por un disparo, y el operario grita.

Luego, la alarma deja de sonar.

Lisa puede ver cómo una puerta blindada comienza a cerrarse en la trampilla de arriba, y cómo el elevador se detiene de pronto.

(Sigue...)

Otra voz distinta resuena ahora en la megafonía, enloquecida y aguda, sobre el escalofriante silencio creado por la falta de la alarma. "La evacuación... jiji... queda cancelada... jajajaja", resuena por todo el complejo la carcajada demente de Hopkins.

"¡Nadie puede escapar!", se ríe el científico psicópata, totalmente loco. "¡Somos una especie en vías de extinción!, ¡somos una mierda!, ¡merecemos esta muerte indigna!", exclama fuera de control.

"¡La misma muerte que sufrió mi madre, mi pobre madre que me crió, porque no tenía un puto seguro médico!, ¡ahora ha llegado la hora de mi venganaza!, ¡podrían haberla curado, pero la dejaron morir como a un perro, malditos cabrones!, ¡jodida humanidad!", se ríe histérico. "¡La misma muerte que sufren millones en el tercer mundo!, ¡que sufren los indigentes en las grandes ciudades!, ¡Mis gloriosos hijos terminarán con toda esa mierda!".

"Por éso me hice científico...", habla ahora, quedamente, volviendo a una extraña disposición cerebral y maquiavélica, rechinando los dientes frente al micrófono. "Por eso... por eso desarrollé... este mutágeno, este virus... es para vosotros, cabrones... es la cura para el mundo, la cura de una enfermedad que se llama humanidad...".

Y por fin, tranquilo; "Estoy cerrando todas las salidas, y estoy sacando a mis hijos del complejo... los envío por todo el mundo, sí... he distribuído el mutágeno en París, en Casablanca, en Miami... un tren lleno de ellos se dirige a la multitud de fuera... en todas partes... cabrones... ahora pagaréis... no habrá escapatoria... ahora sabréis lo que es la agonía de la muerte lenta y horrible que sufrió mi madre... podía curarse, pero no hay sanidad para todos, ¿verdad?... sólo para los ricos... y ahora los ricos también sufrirán... ante mis hijos, mi mutágeno, mi... creación...".

Y el micrófono enmudece.

(Sigue...)