Partida Rol por web

Mamoru lo pilló. El chico también había mirado hacia donde Sombra estaba. ¿Casualidad? Quizá lo había hecho porque Mamoru lo había hecho, en primer lugar. Sospechoso. Demasiado sospechoso. El rubio se llevó una mano detrás de la cabeza y se disculpó, con una sonrisa.

—Lo siento —se disculpó—, es que tu sombra realmente se parece a la suya —rió un poco, de forma despreocupada. Caminó hasta ponerse a un lado del perro, de forma que quedó separado de Lucian. Metiéndose las manos en los bolsillos, y de forma casual, siguió la conversación—. Yo también vine buscando a alguien. Este lugar es bastante grande. Las personas se camuflan muy bien en entornos como este. De cualquier forma —se volvió hacia Lucian con una sonrisa—. Debes estar atento. Puede que tengas a quien buscas frente a tus narices y no te des cuenta.

Poco a poco, más temprano que tarde, todos fueron dando con la pista y tras pedir indicaciones del lugar que sería posiblemente su destino final, encontraron la localización de una cueva cercana al hotel en donde una extraña formación rocosa se formaba y se mezclaba con el oleaje, casi formando un túnel submarino.

No tardaron mucho en ver a Daidouji-sensei junto al guía, Eiji. Ambos tenían antorchas en sus manos y les recibían con una sonrisa, aunque la sonrisa permanente de Shinta se hacía ya un tanto molesta para algunos. ¿No se cansará siempre de estar sonriendo? Podía ser muy pesado en ocasiones, al menos para cualquier persona normal y humana.

Había muchos rumores sobre Shinta: unos decían que era un androide, otros que era un extraterrestre que había venido a dominar la tierra y otros que era un ciborg avanzado del futuro que había venido al pasado a descubrir cómo eran las vidas de las personas de esta época; cada teoría más loca que la anterior, pero todo basado en el extraño comportamiento de este hombre y, cada que alguien le preguntaba, él solo se reía y les palmeaba “con suavidad”. Incluso Aimi temía un golpe de ese hombre y eso ya era mucho decir.

Las primeras en llegar fueron Chidori y Leticia, pero más por determinación que porque los demás no dieran con el lugar. Chidori se veía un tanto emocionada con la prueba, así que arrastró a su compañera con algo de velocidad, Los últimos en llegar habían sido Jaycee, Aimi, Irisu y Katherine, quienes se habían quedado un rato discutiendo sobre qué rumbo tomar, o eso creían que habían sido los motivos.

Se juntaron y cada que las parejas se completaban, Eiji les entregaba una antorcha apagada mientras que Shinta las encendía. Tenían una especie de capa que las cubría a la mitad, lo más seguro es que era para protegerlos de posibles quemaduras. Al terminar de encenderlas, Eiji comenzó su explicación.

- Bienvenidos a la prueba de valor. Daidouji-sensei y yo hemos preparado esta prueba para ustedes en uno de mis lugares favoritos de este lugar. Esta formación rocosa es peculiar porque parece que hubiera sido cavada por manos humanas, pero su mantenimiento a pesar de los siglos hace que los científicos se cuestionen este hecho. Ha sido estudiada y solo hay ciertas épocas del año en que la marea la cubre por completo. Estarán a salvo – su voz era amable y fuerte a la vez, a diferencia de Shinta que siempre gritaba para hablar.

- POR ESO ENTONCES SU OBJETIVO SERÁ ATRAVESARLA JAJAJAJA. EN EL CAMINO ENCONTRARÁN UNA BANDERA QUE DEBEN TRAER PARA DEMOSTRAR QUE CUMPLIERON CON LA PRUEBA Y ESTÁN MARCADAS CON SUS NOMBRES JAJAJAJAJA. QUIEN NO SE SIENTA CAPAZ POR COBARDE, ESPERARÁ CONMIGO EN LA SALIDA, ASÍ QUE ¡QUIEN SE SIENTA PREPARADO, QUE ENTRE! – ambos abrieron el camino. La cueva no era más alta que ninguno de los dos hombres, así que muy posiblemente su complejidad estaba en su interior.

- Un último consejo: traten de no separarse porque hay muchas leyendas sobre personas que entran y nunca salen – dijo esto último con una linterna apuntándole desde la parte baja de su mentón para luego apagarla y reír.

- Es broma, solo permanezcan juntos por motivos de seguridad – y dicho esto, ambos esperaron a que entraran.

Sombra suspiró mirándolos a ambos mientras Mamoru parecía mostrar preocupación y el perro miró a Lucian una vez más.

El joven de lentes abrió sus ojos grandes sin posibilidad de ocultar su sorpresa.

- ¿Mi... Sombra? - su tono era suave, de modo que solo ustedes pudieran escucharle.

Tragó saliva un tanto nervioso y ajustándose las gafas, trató de fingir calma y luego respondió con un tono dubitativo - Las personas, sí, claro... - soltó una risa un tanto nerviosa.

Sí lo ve...

Cuando Mamoru dijo que también buscaba a alguien, se pusó a pensar en lo que podría desencadenar aquello. ¿Y si estaban buscando a la misma persona? Ello ya saría demasiada coincidencia.

- ¿Y a quién estás buscando, Tsukaima-san? - le preguntó con la mano en el mentón.

¿Y si quiere sacarme información?

Sombra suspiró y Mamoru pensó que había metido la pata. ¿No había hecho lo correcto? ¡Pero bingo! ¿Qué había de malo? Mamoru estaba casi completamente seguro de que el pelinegro veía a Sombra y Sombra no parecía precisamente disgustado por ello.

-En realidad no busco a nadie -contestó, dejando de fingir indiferencia. Miro fijamente a Sombra durante unos momentos, y luego se volvió hacia Lucian-. Sé que puedes verlo -se quedó mirando hacia el frente, viendo cómo pasaban de acá para allá las personas, y continuó-. ¿Quién eres? ¿Y por qué sombra está contigo? -suspiró y agitó un poco una mano- Claro, no te sientas comprometido a decírmelo. Realmente no puedo obligarte.

En todo momento hablo muy bajo, cerciorándose de que nadie pudiese escucharles a menos de que estuviese muy cerca.

Sombra suspiró otra vez y comenzó a andar - Les recomiendo que me sigan, a menos que quieran ser tachados de lunáticos - y con ese simple gesto, salió a la puerta del hotel, justo por donde habían entrado minutos antes.

Luego, giró a la derecha y, justo en lo que parecía ser un jardín con sembrados de flores, Sombra alzó su voz otra vez.

- Son afortunados de que nadie más pudiera verme. Si fuera otra persona quien me viera, podríamos estar en problemas - miró a ambos severamente, esperando que reflexionaran sobre su error.

Miró a Mamoru primero - Él es Lucian. Tal vez lo recuerdes como Johann -, y luego se giró hacia Lucian.

- Él es Mamoru. Peleó con nosotros en la última Gran guerra y... - se giró hacia el rubio otra vez -. ¿Y cómo es que sabes quién soy? Si tú lo sabes, entonces... ¿Scarlet? - y quedó allí, esperando no tener que especificar mucho para hacerse entender.

Al escuchar el nombre de Johann, sentiste un leve dolor de cabeza, tal vez debido a que aún no te acostumbrabas del todo a recuperar tu memoria. Se trataba de un guerrero de Andelivian. No era guardaespaldas de la Reina como las demás, pero hacía parte del ejército comandado por Commutatus Ephorus y era supervisado por el capitán de la guardia Allen Grey. Ambos eran nombres reconocidos por todos, pero tal vez en algún momento habías escuchado de Johann hablando con Scarlet Light. Además, creías haberlo visto custodiando el palacio de la reina cuando fueron a visitarla.

Mamoru siguió a sombra sin rechistar. ¿Ser tachado de lunático? Le importaba poco ser tachado como uno; ahora sabía que no lo era, y eso valía muchísimo más. Se quedó con las manos en los bolsillos mirando al perro, para luego mirar a Lucian, y luego volver a mirar a Sombra una vez más.

—Lo siento, lo siento —dijo Mamoru, sonriendo. No había pensado mucho en eso.

Luego de eso Sombra presentó al pelinegro y a él. Mamoru se llevó una mano a la cabeza al escuchar el nombre de Johann. Masajeó un poco sus sienes y luego suspiró.

—Así es —contestó al perro, volviéndose a llevar la mano al bolsillo—. Murió —pero inmediatamente recordó a Ruka y aquel extraño sueño que Mamoru había tenido—. Y espero que aún lo esté —quería creerlo.

Al ver que Mamoru se encogió por un momento, le preguntó con tono de preocupación - ¿Estás bien, niño? - y luego agregó.

- Esperemos que siga así, entonces - dijo refiriéndose a Scarlet Bat.

Luego, dijo sorprendido - ¿Cuándo recuperaste tu memoria? La última vez que te vi, no tenías recuerdos y Ñyankuro seguía siendo... Bueno, Ñyankuro - se encogió y luego miró a Lucian para decir.

- ¿Sabes dónde está Mariko? No logro encontrarla -. 

Katherine había estado todo el camino conversando con el grupo en el que iba, pues aunque no le interesaba mucho ser de los primeros o considerarse parte del podio "ganador", consideraba que era una actividad para distraerse aunque no fuese una idea totalmente apropiada por lo que había pasado aquella noche. Cuando llegaron al sitio designado, la joven inglesa se mantuvo cruzada de brazos esperando que no ocurriese nada malo y escuchando las indicaciones pertinentes. Mientras eso pasaba, se acercó a Kuroryuu para susurrarle algo y pensando en que la animosidad del profesor Shinta era algo que extrañaría cuando iniciasen las vacaciones.

Ante la advertencia, la joven sonrió de manera condescendiente y esperó un poco antes de juntarse con Irisu y hacer esa actividad. 

-Kuroryuu... ¿todo bien? Hace rato les noté extrañas, a ti y a Mariko.

Shiro estaba junto a Isabella, quienes no habían llegado mucho después de ustedes.

Te miró cuando le hablaste y miró a Isabella para cerciorarse que no les prestaba atención.

- Es extraño. Tiene una energía diferente, pero no puedo ver mucho más allá - dijo con una expresión un tanto decepcionada.

Por tu parte, pudiste percibir a qué se refería. Analizaste al guía y pudiste sentir una energía de origen extraño. No era humano, eso era claro. Sin embargo, no podías detectar nada mucho más profundo. Es como si tuviera un manto muy denso cubriéndole. 

Ambas habían estado bastante calladas durante todo el tiempo. No por malos rollos o problemas, simplemente en ese instante Isabella tenía demasiadas cosas en la cabeza cómo para mantener una conversación coherente con Shiro. Cuando llegaron al punto de reunión y escuchó toda la explicación se giró hacia su compañera con una tranquila sonrisa.- ¿Preparada? Espero que me digas que sí, el día que repartieron valor en clase... Creo que me quedé dormida.-Quería sonar despreocupada y divertida. Incluso sacarle una sonrisa le valía.

Las olas rompiendo contra la orilla, cerca de la entrada a la gruta me llenaban de nostalgia.

Bueno, al menos, me siento como en casa...

La prueba resultó ser bastante sencilla. Sólo había que llegar al fondo de las cuevas, recoger una bandera con nuestros nombres y regresar. Pero era molesto que trataran de hacerlo parecer peligroso.

Uf, que aburrido. Mejor acabemos con ésto lo antes posible.

Shiro parecía estar mirando a otro lado distraída justo cuando te escuchó. Se giró y te dijo - ¿Qué? ¡Oh! Sí. Estoy lista - rió ante tu comentario con su risa simpática de siempre.

Luego miró a la cueva otra vez.

- Bueno, esperemos que lo de los que se perdieron para nunca volver no sea cierto - alzó los hombros tratando de lucir despreocupada, pero podías ver en sus ojos que algo le inquietaba y miraba al guía constantemente.

Masaru vio que su compañero parecía tan fastidiado como él mismo y sonrió levemente.

Al menos creo que estamos de acuerdo...

Sin decir mucho más, le hizo un ademán a su compañero para ser los primeros en entrar. Fuera que le siguiera o no, Masaru seguiría adelante. Al fin y al cabo, él llevaba la antorcha.

- Aimi tengo mucho miedo, no se si podré enfrentar esta prueba - decía con el tono menos convincente del mundo, bostezando ligeramente, esperando librarse del jueguecito (por segunda vez) - creo que tendré que quedarme con Shin...¿ta?

Mientras decía ese nombre suspiró agachándose y cogiendo una piedra del tamaño de su puño... Como si esa piedra fuera una esfera de cristal. Pensó que evitar una prueba que le parecía molesta, significaría soportar los gritos constantes del gigantón... Y buscaba respuesta en las lisas paredes del pedrusco ¿que sería peor, un paseo agobiante o alguna historia de juventud a grito puro?

Lanzó la piedra al aire volviéndola a tomar en su caída - vamos Aimi-nya~n o mis felinos bigotes te dejaran atrás - dijo bromeando como si jugara con una pelota en vez de con una piedra.

Dio sus primeras zancadas, deteniéndose solo un instante para invitar con una mirada a su compañera.

—Lo estoy —contestó Mamoru, sonriendo un poco. Sus recuerdos volvían, pero no por ello con tanta facilidad. Su cabeza dolía un poco, pero no era algo que no pudiese soportar— Ñyankuro... —todo lo que Mamoru recordó después de eso hizo que la sonrisa de su rostro se borrase por completo— No lo tengo realmente claro. Alguien me ha devuelto la memoria, pero no sé aún quién. O, mejor dicho, ni siquiera he querido pensar en eso. Algo me dice que la respuesta a esa pregunta no será de mi agrado.

Cuando Sombra mencionó a Mariko, Mamoru levantó un poco las cejas. "Ya veo". Mamoru no dijo nada, simplemente se quedó atento a la respuesta del pelinegro. Recordar a Mariko, la verdadera Mariko, aquella que no era solo su compañera de instituto, hizo que otra puntada le asediase. Mientras suspiraba, cerrando los ojos, pensaba en Johann; le sorprendía que hubiese reencarnado esta vez. "¿Qué pensaría Dawn, quizá se alegraría?".

-Se está protegiendo...-susurró Katherine torciendo un poco su boca. Lamentablemente no era el momento de tocar esta conversación, pero debían permanecer atentos-. Podría estar involucrado... pero... a ver si podemos averiguar más de él después.

Puso una mano en su hombro para darle ánimos, esperando algo que dijese antes de volver con Irisu.

Lucian miró serio a Sombra y luego dijo - Creí decirte que quería guardar distancia - y se ajustó los lentes.

Luego, miró a Mamoru - Lo siento, no es personal, es solo que trabajo mejor solo. A pesar de eso, acepté reunirme con Mariko para hablar al respecto - y volvió a girarse hacia Sombra, quien asemejaba toser incómodo.

- Yo no sé dónde está, ni la conozco. ¿Tú sabes...? - se detuvo a sí mismo al ver que parecías sentir dolor -. Oye, ¿en serio te encuentras bien? ¿Qué te sucede? - tal vez le gustaba estar solo, pero eso no quería decir que no se preocupara por su entorno.

Al escuchar lo que decías, los ojos de Sombra reflejaron cierta tristeza.

- Así que de eso se trata... - no agregó nada más y simplemente agitó su cola para comenzar a caminar en dirección a la playa. Los miró a ambos para hacer un gesto que lo siguieran y les dijo con una voz tranquila.

- Si Mamoru no sabe dónde están, nos resta solo buscarlos - y con ello, se dispuso a entrar al hotel una vez más.