Partida Rol por web

Mariko se veía emocionada por la prueba. Visiblemente emocionada. Caminaba animada mientras sostenía la antorcha ella.

Al llegar al cruce de caminos, Mariko te miró con una sonrisa y luego se llevó la mano al mentón pensativa.

- ¿Y si tomamos el de la derecha? - señaló mientras reflexionaba.

Después de lamer tu dedo y ponerlo en dirección a los túneles, pudiste sentir que el viento soplaba más fuertemente en el primer túnel, además de percibir un leve olor a arena mojada. Muy posiblemente esa era la salida.

Al observar las paredes y el suelo, pudiste ver que ciertas huellas se confundían, pero que el sendero más utilizado era el sendero del medio, ya que la arena se veía más bajita que en los de los costados.

- disculpa Aimi, Esque la luz del fuego es limitada - decía tomándola del brazo - prefiero que vayamos lo más cerca que la moralidad nos permita.

Se daba cuenta del miedo de Aimi, si cogerle del brazo la calmaba mejor, la broma de la medusa extraterrestre no le había destensando, y siendo casi familia no le importaba ofrecerle algo de cercanía. bastante tenía con estar sola en la habitación por su firmeza moral nipona, en el fondo, proteger a la familia era más importante.

- espero que esto te calme, la primera entrada es la salida, si tienes miedo podemos ir directamente y si alguien se burla le reviento la cara, también podemos decir que nos equivocamos de camino. Por otro lado, el suelo del centro está más chafado, por lo que es el lugar más transitado, no se si por Shinta o por quienes han ido antes que nosotros, personalmente si quisiera jugar, pondría la bandera lo más lejos de la salida, osea en el tercer túnel.

Tiró la piedra que aun cargaba al cruce de los túneles 2 y 3 - mi instinto dice, la 3, tu opinión la 2, la piedra dice... Que sigamos mi instinto ¿te parece bien?

Se agachó a recoger el pedrusco mirando a Aimi sonriendo - es un juego después de todo ¿vamos?

Si bien se había soltado un momento para recoger la piedra, después le ofreció a Aimi la mano - mejor no separarnos.

El extraño paisaje que se desplegaba ante nosotros evocaba mi imaginación mientras la brisa del mar me traía nostálgicos recuerdos. Pero entonces llegamos a una encrucijada, que me transportó a una época de decisiones difíciles.

-Bien, supongo que la suerte está echada. Lo peor es que son tres. Si sólo pudieramos lanzar una moneda... ¡Qué diablos, vayamos por el centro! Con un poco de suerte, quizás encontremos un atajo hacia la salida y nos libremos de este tonto juego. Jeje.

Me ajuste nuevamente los lentes al estar escuchando la conversación de Sombra con el chico rubio. ¿Él fue forzado a despertar entonces? Ya veo. Era un tema interesante, parece que algunos aún no aceptan su vida pasada con tanta facilidad como lo hice yo, hmmm. Solté un suspiro pesado, pensaba querer pasar desapercibido pero parece que de todas maneras ya da igual.

Aunque sea bueno trabajando solo, quizás he sido demasiado grosero, así que empecé a hablar intentando sonar más amable. — Lamento escuchar de que fuiste despertado a la fuerza, pero Sombra tiene razón. Te harás daño si no lo llegas a aceptar pronto, y actualmente eso no solo será problema para ti, si no para todos. — hice una pequeña pausa para luego continuar. — Igual, seguramente tú podrás, ánimo. — Dije, dando positivismo al rubio.

Cuando Schmella apareció, la verdad pensé que iba a venir con Mariko. Al escucharlos hablar, mi mirada se entrecerró un poco, pensativo. ¿Se han esfumado? — No pueden haber desaparecido así por así. — Fue lo que dije, notando la preocupación de Schmella. Me quedé pensativo por un segundo, mientras observe a Mamoru. — Hmmmm... Debemos de buscarlos. Por ahora será mejor no separarnos, ¿Te parece? — Le dije, esperando a ver qué me respondía. — ¿Podríamos ir a un lugar un poco más solo? Intentaré ver si logro ubicarlos con mi música, la verdad es que el público no se me da muy bien cuando se trata de instrumentos. — Dije con una leve sonrisa modesta.

Aquella situación podría haber sido disfrutable bajo otras circunstancias; pero Katherine hacía acopio para dejarse llevar por el momento y no pensar en otras cosas que al final solo provocaban que le diese un poco de ansiedad. Ella llevaba la antorcha, al menos en esos minutos para mantener su visibilidad gracias a que poseía una buena vista, la cual era requerida para sus actividades de tiro con arco... y otras cosas más.

Sin embargo, tal vez por lo inhóspito del sitio y la pequeña preocupación que no lograba ocultar debido a lo que había percibido hace unos minutos, la mente de Katherine no estaba muy tranquila y al ver aquella división de camino... se limitó a suspirar para luego ver a su compañera.

-¿Por cuál camino vamos? Podemos llegar a un consenso para tomar la decisión, señorita Irisu. 

Irisu se quedó viendo la oscuridad de los caminos, y tras pocos segundos, apunto con firmeza al de en medio.

-Vamos por este.

Aquel camino (El No 2) le parecía seguro solo por instinto, aunque normalmente hubiera tomado alguna decisión sensata, era raro que pudiera manejarse como todos sus compañeros, así que no desperdiciaría la oportunidad de hacer algo con la mente a cargo, tal vez el consejo de aquella noche en la barra fuese apto, seguir a su corazón.

-No se, espero tener suerte eligiendo.

Dio un paso al frente y le tendió la mano a su compañera.

-¿Vamos? Es casi seguro que algo nos espante, creo que esta es la manera correcta de hacerlo.

Isy no añadió nada a las palabras de su compañera, simplemente le sonrió con calidez y hizo un gesto con la cabeza. Cuando atravesaron la entrada de la cueva... Isabella se giró durante unos segundos para observar a su Rey. Tras eso se volvió y apuró el paso para colocarse a la altura de su compañera de grupo. 

El interior de la cueva era fría y húmeda. Escondió las manos en las mangas de su sudadera y las metió en los bolsillos, aunque aún podía notar el frío a través de sus pies, pues la arena estaba húmeda y se hundía ligeramente con el peso de la pelirroja. Cuando llegaron al desvío se adelantó un poco y miró cada uno de los desvíos, tras eso escuchó las palabras de su compañera y sonrió.- Déjame la antorcha -La cogió con suavidad y se dirigió hasta la boca de cada desvío. Al hacer aquello posó su mirada en la llama, esperando que esta se moviera por las ligeras corrientes de aire, eso indicaría el camino que debían tomar... 

- Si corre el aire es que hay una salida ¿No? Pero si no te convence la idea, podemos ir por la segunda.-Dijo señalando.

¿Aceptar los recuerdos? Mamoru enarcó una ceja ante las palabras de Sombra; Lucian lo apoyaba. No lo era, no era sencillo; en eso tenía razón. Una parte de él, aunque eso le avergonzaba, realmente deseaba nunca haber recordado nada. ¿Hacerle daño si no lo aceptaba pronto? ¿Y qué se suponía que hiciese? ¡El era el primero que quería sepultar todos sus sentimientos revueltos! Sonrió con amargura a Lucian y no dijo nada. En eso estuvo pensado, mientras se dirigían a la playa.

El olor a mar se hizo más intenso, haciendo que Mamoru aterrizase una vez más a la realidad. 

—Schmella... —aquel nombre salió de los labios de Mamoru en el mismo instante que vio a la blanca mariposa. Eso le sorprendió también porque tardó un par de segundos en recordar a quien pertenecía en verdad ese nombre. Un nudo se hizo en su garganta. Schmella, Sombra, Ñyankuro; ellos también estaban de vuelta, vivos— Hoy; alguien forzó a que mis recuerdos volviesen —explicó, luego de suspirar.

Luego siguió escuchando el intercambio de palabras entre Sombra y Schemella, incapaz de dejar de abrir los ojos al escuchar a la mariposa, él asintió a las palabras de Lucian; era imposible que todos se hubiesen esfumado sin más.

Entonces la mirada de Mamoru, por encima del hombro de Lucian, tropezó con Ruka. Rápidamente apartó la mirada del lugar, con frialdad. Se volvió a mirar a Lucian y le respondió; el pelinegro podía notar un poco alterado al rubio.

—Eso estará bien. ¿Cómo nos comunicaremos con el otro cuando encontremos a los demás? 

Ruka estaba allí. Ruka...

Cuando entramos en la cueva mi rostro aún lucía una sonrisa divertida. Nunca había visto aquel lado de Haruka, tenía mucho genio en ocasiones, aunque me dio un poco de pena el pobre y enamorado Koichi. 

La cueva era muy fría, más incluso de lo que lo eran de normal. A pesar no ser friolera me froté los brazos del frío, echaba de menos la chaquetita que había dejado en el hotel. A medida que nos internábamos en el lugar se iba haciendo más silencioso, salvo por nuestras propias voces. Miré alrededor contemplando las sombras producidas por la antorcha, era algo sobrecogedor pero era lo interesante de aquellas pruebas. Mariko caminaba animada lo que hacía que mi humor fuera aún mejor. Sonriendo mantuve su paso hablando con ella alegermente.

Al llegar a la bifurcación los miré todos evaluando cual podría ser la acertada. 

- Yo no sabría qué decir, tal vez la del centro, pero haré caso de tu intuición. Vamos a la derecha - realmente no tenía preferencia por ninguna, por lo que que seguir la intuición de mi compañera me pareció lo mejor. En la primer prueba había estado muy acertada.

Aimi miró con atención cada uno de tus movimientos y asentía con cada palabra que decías. Sin duda, consideraba que tenías razón y cuando le ofreciste tu mano para seguir juntos, la tomó con una sonrisa.

- Gracias, Jaycee-kun - su toque era suave y delicado.

Entonces, avanzaron por el túnel de la derecha y aunque solo te acompañaba el sonido de las gotas de agua cayendo, la temperatura seguìa bajando. Mientras más se sumergían, más bajaba. El lugar se hacía más oscuro y Aimi temblaba presa del terror.

No obstante, no pasó mucho tiempo antes que dieran con el lugar donde aguardaban las banderas. Había una para cada uno de los chicos del curso.

- ¡Vaya! Tenías razón. Gracias, Jaycee-kun - dijo Aimi. Algo llamó tu atención y es que pudiste ver vapor surgir de su boca cuando habló.

Masaru miró con desinterés los tres túneles, aunque era difícil ver que el chico mostrara interés por algo. Te escuchó y asintió.

- La verdad es que todo esto es una molestia. Pero también supongo que lo hacen para entretenernos y tratar de que no pensemos en Tsukaima-san o en lo que pasó con esas criaturas. De cierta manera, es su forma de animarnos. Al menos eso suena a algo que Daidouji-sensei haría – y siguió el rumbo que habías propuesto.

A medida que se adentraban en el túnel, la temperatura iba bajando cada vez más, hasta el punto de poder ver su propio aliento al respirar.

De repente, Masaru se tropieza con algo y cae. Al acercar la antorcha, pudiste ver que se trataba de la raíz de un árbol. Por el tamaño de la raíz, debía ser un árbol enorme.

Unos pasos se acercaban en su dirección desde el fondo del túnel.

Shiro escuchó lo que tenías que decir con la misma amabilidad de siempre y cuando utilizaste la antorcha, sonrió.

- Eso es astuto. Aunque lo que nos pidieron fue recuperar las banderas. Si salimos sin ellas, técnicamente estamos perdiendo la prueba, ¿no es así? – al poner la antorcha en los tres túneles, pudiste notar que la llama se agitaba y se reducía estando frente al túnel de la izquierda (túnel 1).

Tu compañera te miró – Bueno, creo que tienes tu respuesta. ¿Qué quieres hacer? -.

Katherine estuvo de acuerdo con Irisu en tomar el camino del medio, así que las dos amigas siguieron esa ruta.

A medida que se adentraban en el túnel, la temperatura iba bajando cada vez más, hasta el punto de poder ver su propio aliento al respirar.

De repente, Katherine se tropieza con algo y cae. Al acercar la antorcha, pudieron ver que se trataba de la raíz de un árbol. Por el tamaño de la raíz, debía ser un árbol enorme.

Unos pasos se acercaban en su dirección desde el fondo del túnel.

Mariko sonrió y tomó tu mano entusiasmada para luego decir en voz baja – Soy un zorro después de todo – y rió.

Entonces, avanzaron por el túnel de la derecha y aunque solo te acompañaba el sonido de las gotas de agua cayendo, la temperatura seguía bajando. Mientras más se sumergían, más bajaba. El lugar se hacía más oscuro, pero Mariko no parecía retroceder.

No pasó mucho tiempo antes que dieran con el lugar donde aguardaban las banderas. Había una para cada uno de los chicos del curso.

- Y parece que estaba en lo correcto – te miró emocionada.

Sombra parecía expresar algo de preocupación en sus ojos por Mamoru, mientras que Schmella se posó en el hombro del rubio con delicadeza. Era una mariposa, así que realmente no pesaba nada, pero ese era su actuar normalmente.

- Sé que es difícil. Y lo siento. Pero por eso eres quien eres y sé que Kuroryuu confía en ti - esperaba que el rubio comprendiera sin necesidad de tener que dar detalles adicionales a Lucian. Todavía había información que era mejor no desvelar.

- Por lo pronto, es importante buscarlos - Lucian propuso buscar y Sombra asintió.

- Creo que podría funcionar -.

Las alas blancas de la mariposa se movían con suavidad mientras escuchaba lo que todos tenían por decir y, si pudieras ver su rostro, apostarías que suspiraba.

- ¿Por qué no intercambian teléfonos? Si ambos tuvieran su poder, sería más sencillo comunicarse con telepatía, pero como no es el caso, entonces por lo menos llámense. No sé si aquello que interfiere con mi percepción interferirá con sus teléfonos, pero vale la pena intentarlo - hablaba con paciencia y parsimonia y su forma de hablar era refinada y elegante.

- Aunque, si me lo preguntan (y si no igual se los diré) - Sombra suspiró. Al parecer, era algo común en Schmella -, no deberían separarse. Si aquello es tan fuerte como para esconder la presencia de Mariko y Kuroryuu, debe ser una fuente de poder enorme. Tal vez de donde proviene el poder de los que atacaron la playa -.

Tener el poder de un dragón de hielo trenía escasa cosas, no se dio demasiada cuenta de la gran bajada de temperatura, de algún modo se abrigaba más por motralidad que por necesidad. Aquella temperatura era agradable para Jaycee, el cual se quitó sin pensar mucho la chaqueta de su traje.

- será mejor que te abrigues bien, no vaya a ser que Katherine o Edward me lo recriminen luego. Además no me gusta ver que alguien pase tanto frío delante de mí, me obliga a preguntarme si es mi culpa...

Le ofreció la chaqueta y tomó la bandera que les correspondía, también bajó el ángulo de la antorcha, una cosa tras otra, por tal de que utilizara el fuego para calentarse.

- salgamos de este sitio y esperemos que los demás no se congelen... Calienta las manos con la antorcha, pero no te acerques demasiado, el fuego puede ser peor que el frío.

La familiaridad del mar dio paso a otra, un poco más reciente. El frío, que se clavaba en mi piel como un millón de cuchillos, me recordó aquella batalla de unos días atrás. 

¿Será una señal?

-Hace frío aquí -dije mienetras me cruzaba de brazos, intentando conservar el calor de mi cuerpo- Si no nos apresuramos acabaremos hechos un par de preciosas estatuas de hielo. Jeje.

De pronto, Masaru tropezó con lo que, luego descubrimos, era una raíz de un árbol.

-¡Masaru-kun!¿Estás bien?

Luego comencé a preguntarme si debería haber una raíz allí en primer lugar. Un sonido de pasos interrumpió mis reflexiones. Primero pensé que era otro grupo, pero luego me di cuenta de que venía en dirección contraria.

-¿Quién anda ahí?¿Sensei?¿Es usted?

No me cabía la menor duda de que Mariko era una chica con intuición aguda. Yo posiblemente habría cogido el camino del centro para no desviarme a ninguno de los dos lados, pero mi compañera había tenido la buena idea de ir por la derecha y llevarnos a nuestro destino.

- Mariko, eres genial, acertaste -le di un fugaz abrazo, feliz de que hubiéramos llegado a las banderas.

Tomé la bandera y miré alrededor. 

- Este lugar es genial para una prueba de valor, si hubieran escondido a alguien dentro para dar un susto o hubieran puesto muñecos y trampas, habría sido terrorífico. Salgamos de aquí, hace un frío helador.