Partida Rol por web

Podías sentirlo en tus entrañas. Era Scarlet Bat, la identidad titánide de Ruka, pero a su vez sentías el poder de Umhti en su interior. No tenías duda alguna, ella era ahora tu ama y a ella le obedecerías. Heleth era débil, en cambio Scarlet podría crear ese mundo que Heleth no tenía la valentía de crear.

Te amo, Dusk Draconia. Quédate a mi lado...

Esas palabras resonaron directo en tu mente y en tu corazón. Sabías que era así.

Los ojos rojos de Anyx, dispuestos a seguir peleando por su ama y sus convicciones enteramente tintadas de sombras y corrompidas, miraban con fiereza a sus contrincantes dispuesta a matarles con tal de ayudar a quien le ayudaría a alcanzar sus sueños, metas y deseos sin importar el daño que haría a sus antiguos amigos. El combate continuaba y la arquera lo dijo... moriría por Heleth si era necesario porque así lo creía, así fue manipulada hasta en lo más profundo de su alma.

Cuando Ilify le habló de esa manera, la pelinegra volteó a verlo con el rabillo del ojo con odio visceral que rallaba a la locura. Su porte demencial dejaba ver que de todos los presentes, a él le dedicaba tal cizaña que podría rozar los límites de la propia presencia de la ex-andeliviana. A él no lo había atacado en esos momentos, pero se dijo que en cuanto pudiese dedicaría todo su arsenal para acabar de una vez por todas con el dragón de hielo y sombras porque aún pensaba que por su culpa lo había perdido todo. Por eso, antes del intercambio de ataques, le habló con una frialdad que nunca se le habría escuchado a Katherine.

-¿Tú que sabes? Si desde el principio me abandonaste...

Y fue ahí que comenzó el principio de su fin. Fue defendida por el escudo de Dusk para que el ataque de Mirari no le diera de lleno y sonrió, sabía que podía contar con él para luchar juntos a favor de su señora y además Walker dudó y por eso su ataque no le dio. En esos breves segundos miró al dragón con el que antes había compartido noches de pláticas y en sus ojos rojos había desdén e ira, pero éste último ni se podía comparar con los sentimientos negativos que le dedicó a Ilify segundos antes; además, le dijo algo con los labios para que sólo él pudiese entender: "Ustedes van a caer".

Después sintió cómo su vitalidad se reforzó gracias a Hécate luego de querer atrapar a Mirari sin lograrlo. No importaba, nada importaba para Anyx en esos momentos cruciales porque solo pensaba en Heleth. Su mente, corazón y espíritu solo existían para ella y para nadie más; y por eso esquivó el primer ataque de Ilify, mirándolo con odio aunque ella se preparaba para atacar a la antigua titánide ignorando cómo Dusk era atacado a pesar de que él le había protegido. Sus acciones eran solo para Mirari, su rival de una vida pasada lejana y que ahora volvían a combatir entre sí. El destino era caprichoso a veces. 

Sin embargo, lo que sí le hizo prestar a su entorno fue que sintió a Hécate morir. Volteó a verla justo cuando ella caía llorando y se estremeció. Murió una aliada de Heleth, eso fue lo que le molestó pero eliminó tal sensación como si no le hubiese importado... y eso era en realidad, no valoró la caída de su amiga porque en el fondo sabía que cumplió su propósito y eso traería más rápido a su hermano de vuelta. Fue en esos momentos que escuchó a Mirari cuando vociferaba su ataque y... fue demasiado tarde.

El corte en el cuello le impidió gritar y, por consecuente, interrumpió sus otros ataques hacia la renacida einar; el ataque en su torso le hizo tambalearse perdiendo equilibrio; y, en el corazón, fue la sentencia que mató a Anyx... y permitió que por unos segundos Animae volviera. Sus ojos rojos no cambiaron de color, ni su apariencia regresó a como era antes de la corrupción; pero su mirada dejó de irradiar odio para cambiar a la afable y arrepentida de Katherine de antes.

En esos segundos que caía y su vida se iba de su cuerpo, la joven miró la batalla terminando de escuchar lo que Ilify y Walker decían. Miró en dirección a Hécate, Walker y Lightning cuando sus ojos se humedecieron por ver a su amiga morir por la mismas razones que ella, habían sido manipuladas por Heleth y este había sido su castigo. Si de pura casualidad el dragón y la andeliviana del rayo la veían, Animae les miraría pidiendo perdón por todo lo que había hecho.

Después se centró en Onírica, queriendo estirar su mano aunque le era imposible porque las fuerzas se iban conforme caía. Recordó la última plática que tuvieron y también quería pedirle perdón, pero no sabía si eso sería posible de transmitir; y su podía encontrar a Schmella en medio de todo ese caos, le pediría en silencio que ayudase porque una guardiana sin su ser a proteger ya no era nadie, y si ella moría la mariposa ya no tendría motivo por el cual vivir, por eso quería pedirle una última petición que consistía en que auxiliara a sus amigos para que pudiesen derrotar a Heleth.

En esos poquísimos segundos, pero lentos porque así lo concebía la guerrera, terminó por ver a Ilify y a Mirari. Ya no podía ver a Dusk que estaba a su lado aunque más lágrimas cayeron por él porque Dawn había caído y ella ayudó en eso. Sin embargo, al ver sus ejecutores... no, liberadores, y lo que ambos le habían dicho, Animae les dedicó una triste sonrisa que ya era propia de ella y no de su versión corrupta.

-Perdón... y, ayú... ayúdenl... ayúdenlo...-logró expresar antes de ser atrapada por Ilify, muriendo en ese preciso instante con sus párpados húmedos caídos y una línea escarlata derramando por la comisura de sus labios por las heridas causadas debido al combate. Su rostro inerte reflejaba agradecimiento, tal vez por el alivio de haber sido liberada de las cadenas que el control de Heleth ejercían sobre ella y por eso pudo volver en sí aunque falleció poco después de eso. 

Adiós... y espero que puedan perdonarme.
Hermano...

Lo habíamos conseguido. Habíamos tumbado a dos rivales formidables. Quedaban menos y, con suerte, podíamos evitar más bajas. En particular teniendo en cuenta que los más heridos acababan de sanarse con la poción y que Riko me había traído otra que guardé enseguida.

Gracias.

Le dije a la joven fata mirando de reojo a Onírica. Pero entonces todo se torció.

Scarlet y... la muerte de Heleth. Algo que probablemente la única que no vio venir fue la propia Heleth y, a la vez... sentí un escalofrío. Uno que me recordó a la última vez que vi a la reina oscura... ¿Acaso tenían algo que ver? No podía ser, ella era...

Scary...

Mascullé con cierto rencor.

Dusk... si sigue vinculada a la humana... ¿Querrá matarla para liberarse o querrá darle más poder por los sentimientos humanos? -suspiré- El amor... tan hermoso, peligroso y complicado.

Pero no tenía más tiempo que perder.

¡Aprovechemos para recuperarnos! Si alguien necesita energía...

No necesitaba terminar la frase, sabían qué hacer. Por mi parte cerré los ojos mientras mis heridas comenzaban a cerrarse por completo como si nunca hubiesen existido, pese a todo quedé atento por si estaban faltos de energía, al fin y al cabo podría ser prioritario, yo ya tendría tiempo para sanarme.

Con una mirada busqué a Hunter y luego a Mariko, esperando que él comprendiera qué hacer sin necesidad de palabras.

Mientras estaba centrado en ello escuché a Anyx y lo que dijo me tocó, me conmovió de un modo que no quería reconocer y que me daba tanto determinación como rabia. Ella debió haber vivido, pero era tarde para cambiar el pasado.

Que tu alma renazca pronto y alcance la plenitud.

Mascullé, casi más como un rezo o una plegaria que otra cosa.

Lo estaban molestando demasiado. Eran una verdadera molestia. Walker, Nohr. Sin que eso se reflejase en su indiferente rostro, Dusk estaba sintiendo su sangre hervir de impotencia. ¿Acaso se burlaban de él? Había cumplido su cometido de cubrir a Anyx, al menos uno de los ataques dirigidos hacia ella. Sin embargo, lejos de ser eso suficiente, había recibido más ataques de los que había podido perpetrar o bloquear. Eso lo estaba sacando de quicio en sobremanera. Lo que alguna vez había sentido como Mamoru, ahora se amplificaba como Dusk. Esa sensación de no estar siendo útil...

—¿Disfrutas acabando con tus amigos, Mirari? —dijo el dragón en un tono desafiante.

A pesar de la quemadura de sus manos y su torso sangrante, la enorme frustración lo mantenía en pie. Entonces, se dio cuenta de que Anyx, quien momentos antes había sido atacada por Mirari, había caído. Las palabras de Ilify, la determinación de Mirari, esa mirada que se desvanecía de quien parecía ser Animae...

—No son dignas.

Hécate y Anyx habían caído, y ahora ambas se veían absorbidas por el árbol. Dusk las miró con fría indiferencia, como quien mira a seres inferiores; traidores. Mamoru desde algún lugar lloraba, atrapado en una celda oscura. Pero claro, Dusk no era Mamoru. Él no necesitaba resentir sus muertes porque ellas, así como él, solo eran herramientas para crear el mundo que Heleth deseaba; el mundo que él quería.

Dusk imbuyó sus manos en hielo brevemente, apagando las llamas que el ataque de Mirari había dejado sobre su torso, al mismo tiempo que retrocedía considerablemente de sus enemigos, acercándose más a donde Heleth estaba. Poco estaba consciente de lo que sucedería a continuación.

Apenas Scarlet apareció, el corazón de Dusk se agitó con una oscura euforia. ¿Por su ama? ¿Por Scarlet? No lo sabía. Pero miraba con fascinación la escena... hasta que Scarlet asesinó a Heleth. Por un momento abrió los ojos, sintiendo que su sangre se helaba... pero casi de inmediato... dejó de sentir algo para no sentir... nada. Era como si en cuerpo y mente se hubiese desactivado. Pero no era realmente así. Ver a Scarlet comerse el corazón de Heleth no le desagradaba. No le molestaba. Heleth había muerto, pero Scarlet había sido traída a la vida. 

Dusk se cubrió medio rostro con una de sus manos quemadas por el ataque helado de Nohr; debajo de esa mano se ocultaba una sonrisa que comenzaba a emerger. 

La dantesca y sangrienta imagen que protagonizaba Scarlet le parecía lo más hermoso que había visto en mucho tiempo.

—Scarlet...

Lejos de resistirse ante la fuerza invisible que lo arrastraba, e ignorando el campo de fuerza que se levantaba, Dusk llegó a donde Scarlet. Apenas lo hizo, la pregunta de Walker fue contestada: Dusk no lo pensó dos veces antes de acercar sus labios a los de Scarlet y besarla con desesperación. Poco le importó el sabor ferroso de la sangre, o mancharse con esta.

—Te esperé por mucho tiempo. Por fin estás aquí.

Su amada caía en contra de todo lo que el dragón pudiera desear, al verla escabullirse entre su intento de abrazarla no pudo más que seguirla mientras veía como la zarandean con unos u otros ataques antes de llegar a unas horribles raíces que combatían contra él queriéndola tragar. Pero para desesperación de Ilify aquel suelo maldito no cedía ni un ápice, seguía arrebatándosela centímetro a centímetro.

No necesitaba ninguna palabra de culpabilidad de ella, toda culpa era propia, pero junto a ella se iba el ánima del propio dragón. Ni siquiera la ira sacaría su mente, más distraída de lo habitual. Prácticamente vio la caída de Heleth de refilón, y solo podía preguntarse ¿Por qué tipo de broma de mal gusto había caído Katherine?

Giré el rostro justo en el momento en el que Katherine caía. Parecía que el tiempo se hubiera detenido, vi aquel último brillo en sus ojos, como si por un momento hubiera vuelto a ser la amiga que había conocido una vez y lamentara lo que había ocurrido.

Caí de rodillas con lágrimas rodando por mi mejillas. Abatida, permanecí unos breves segundos mirando el lugar donde Animae y Caliope habían caído. Sabía que no había habido otra salida si queríamos salvar el mundo, recuperarlas había sido imposible, sin embargo, aquello no mitigaba el dolor. Por un momento me sentí sola. A pesar de que aún tenía compañeros que seguían peleando, había perdido a mis compañeras guerreras y aún no sabía qué pasaría con Mariko.

- No... volverán, tal como la primera vez yo volví...- fijé la mirada en la parla de mi mano -  entonces ellas me devolvieron, me toca a mi recuperarlas esta vez. No las decepcionaré - cerré el puño y miré con resolución a la nueva enemiga.

Las llamas del odio ardían en el fondo de mis ojos. Scarlet Bat, o como Heleth la había llamado Kyloh. Mas mantuve mi serenidad mientras analizaba todo lo que ocurría. La muerte de Heleth no arrancó de mi nada más que un ligero bufido, sólo significaba un enemigo menos.

Me acerqué a Allan y traté de liberarlo mientras volvía la cabeza hacia Walker. 

- Me vendría bien un poco de energía, si puedes, me he quedado sin nada - contesté al dragón.

Y en el último momento,  no había encontrado el valor para volver a atacar a la que una vez había sido su amiga Katherine,  por eso simplemente envió la orden a Nohr de cambiar el objetivo. Quizás ya no era ella, quizás ninguno de los transformados nunca volvería a serlo, pero eso no cambiaba nada. Una vez... Una vez habían sido amigos, habían compartido momentos y risas. Dentro de Onírica se resolvían decenas de sentimientos encontrados que no entendía ni comprendía. Ella tenía claro que debía acabar con el enemigo, fuesen o no aliados... Pero una vez frente a aquello, la situación era distinta, más compleja y difícil.

- Nohr, vuelve a mí... - Con aquella orden el guardián se aproximó a la invocadora. Onírica tomó la cabeza de la criatura a la par que acercaba su frente.- Gracias por protegerme... - Su momento se había terminado por ahora, por eso Onírica dejó que regresase al mundo espiritual  a descansar. Tras eso la joven se mantuvo quieta en el lugar, obsevando como Anyx o más bien Animae tenía unos instantes de lucidez. Quiso correr y ayudarla... Pero estaba marcada, por eso sólo la observó con lágrimas en los ojos y susurró un "Lo siento ". No había podido ayudarla, la manipulación de Heleth.. Se escapaban de las habilidades de Onírica.  En silencio se despidió de ella.

El tiempo pasaba y según este desaparecia la cosa se ponía aún más oscura. La vuelta de Scarlet... Y la muerte de Heleth no la pillaron por sorpresa. Ella había tenido sueños con ese instante, por eso volvió la mirada hacia Heleth segundos antes de ver desplomarse su cuerpo.- Patético... ¿Tanto esfuerzo para terminar así? Acabas de recoger lo que sembraste.-Sabía que no la oiría, pero necesitaba expresarlo. Onírica finalmente se encaminó rapida hacia donde estaba Heracles y Mariko, la guardiana se veía débil.- ¿Todo bien, grandullón?...- Le preguntó a su amigo mientras colocaba las manos sobre el pecho de su amiga.- Voy a intentar curarla...

Podías sentirlo en tus entrañas y notaste que tanto Mirari como Heracles lo veían también. Umhti lloró la muerte de Heleth y Kyloh y le temía a Scarlet Bat. ¿Por qué le temía si tenía mucho más poder que ella? ¿Era Umhti capaz de sentir miedo en verdad? Sea lo que fuera, estabas segura de lo que percibías del milenario árbol.

Mirari observó con lágrimas en sus ojos la caída de su amiga y las hirientes palabras de Dusk solo llevaron a que la Einar apretara la mandíbula para luego mirar a quien otrora era su amigo – Si he de sufrir el castigo eterno por esto, lo haré por salvarlos de la oscuridad – dijo con la misma determinación. Ella estaba dispuesta a darlo todo por lo que creía.

El cuerpo de Anyx que Ilify intentaba alcanzar se escurrió entre sus brazos mientras las raíces lo cubrían por completo, al igual que el cuerpo de Hécate. El suelo se estremeció y como si de arena movediza se tratara, los dos cuerpos de las exandelivianas fueron empujados por las mismas raíces que los envolvían. Un suceso que tal vez ya habían visto suceder poco antes. Mientras tanto, los dos espacios vacíos en el árbol donde antes parecían haber dos capullos rotos y vacíos reaccionaban y un nuevo capullo empezaba a hilarse con rayos de color dorado. Uno a uno, se unían para formar una nueva estructura y segundos más tarde, dos nuevos capullos se formaban y sus moradoras flotaban en estos como los demás: Hécate y Anyx. Ahora eran parte de Umhti.

El árbol parecía recuperar parte de su poder, por lo cual el lugar se empezó a ver más verde otra vez y la barrera se sentía más fuerte. Los círculos mágicos aún no parecían manifestar nada, pero algo les decía que aquello no tardaría demasiado. Estaban por ver lo que fuera que Scarlet estaba preparando.

Scarlet miraba a Dusk con una sonrisa tan oscura como ella mientras la sangre restante del corazón de Heleth adornaba sus labios. Recibió el beso y le respondió con la misma entrega que este tuvo para con ella, acariciando su cuello y su cabello en el proceso – Y no sabes cuánto me complace verte de nuevo – para luego acariciar la línea de su quijada con sus dedos suavemente.

Allan vio la reacción de su amada y se acercó a ella. Con un último esfuerzo, logró por fin liberarse de la red que lo aprisionaba para abrazar a Lightning con dulzura – Estamos juntos. Podemos con esto – y acarició su cabello. Eran los últimos andelivianos en pie, pero no podían perder la esperanza por eso. Nunca más. Al momento en que esta se acercó a Walker para que le diera energía. Walker acercó su rostro con suavidad al suyo y con dulzura y cariño besó sus labios. Allan se alarmó, aunque solo apretó sus puños. Comprendía por qué lo hacía su compañera, así que no le quedaba opción más que aceptar. Se centró en lo importante y empuñó su lanza con fuerza mientras se disponía a luchar en condiciones dignas finalmente.

- No es la primera vez que la llevo en brazos - Heracles miró a Onírica cuando esta se acercó para curar a Mariko, quien apenas parecía reaccionar y asintió. Sin embargo, la canción de Onírica no surtió efecto en la guardiana suprema. ¿Pasaba algo extraño con Mariko? ¿Tal vez algo que le impedía curarse? ¿O tal vez el poder de Heleth había tomado posesión de esta? Recordando la petición de Walker, intentó romper los grilletes, pero no lo logró. En ese momento, la guardiana parecía reaccionar.

Mariko, con rostro débil y gestos lentos, alzó su mano y miró a los zorros que le habían obligado a invocar. Poco después estos desaparecieron esfumándose en el aire. Eran tres enemigos menos que tener en cuenta, pero algo empezó a pasar con la guardiana, quien se retorcía de dolor y gritó de agonía. Scarlet se separó de Dusk, cuyos labios seguían teñidos de sangre para luego mirarlos – Habría sido mejor que no la despertaran. Después de todo, el poder del árbol llegó hasta su esencia y ahora… – un rugido bestial junto con un estallido, Heracles y Onírica fueron disparados en el aire, mas el hercúleo Einar cubrió con su cuerpo a su amiga, previniendo que sufriera daño y sirviéndole de escudo. Chocaron con una raíz y aunque algo maltratado, el hermoso Einar parecía estar bien – Creo que ella no nos necesitaba – quería sonar jocoso, pero parecía preocupado. Los ojos de la kitsune se tornaron de un profundo azul oscuro, su cabello flotaba en armonía con su poder y unos enormes grilletes de color negro aparecían en sus muñecas y cuello. Eran aún más grandes que antes. Sus cadenas de color negro se materializaban y el enorme poder de la guardiana suprema sacudió sus corazones, claro que la marca de obediencia brillaba en su mano derecha.

- Se necesita un enorme poder para domar a un yuudai. Al mismo Umhti le dio problemas, pero ahora con esa marca en su brazo, está a mi disposición – sonreía Scarlet con autosuficiencia, pero… no esperaba. De hecho, Mariko no atacó a nadie aún. La antes titánide, generala suprema del planeta oscuro y mano derecha de la Reina oscura posó su mirada en Walker -. Niñito dragón, puedes unirte a nosotros si quieres. Aunque no me agrades, sé que te alegrará saber que planeo usar este poder para revivir a Kal’Ahd y a nuestra querida Reina oscura. Junto con el poder de Kal’Ahd, la Tierra y el de este árbol, nuestra reina será imparable – y con esas últimas palabras, sus ojos brillaban con demencia y su sonrisa se afilaba cada vez más -. ¿Qué dices? – mientras tanto, de los círculos aparecían varias figuras: eran el doble que ustedes, así que eran dos contrincantes para cada uno. Lo curioso es que todas se veían similares a quien las había invocado, además de tener una apariencia muy similar a la de la misma Scarlet Bat.

- Tic toc. Tic toc. ¡Únete y traigamos juntos a nuestra reina! – mientras la barrera era disuelta. Scarlet iría por todo y por sus vidas para alimentar al árbol que ahora parecía haber recuperado su poder inicial gracias a absorber a sus excompañeras.

La devoción de su beso, el amor que te profería... Era justo como Mamoru se pudo sentir con Ruka en algún momento, y ahora estaban ambos danzando un vals con toques más oscuros.

Cada segundo que pasaba, sentías cómo tu energía y vitalidad se recuperaran y como si se tratara de un pacto eterno, provenía desde ella, desde Scarlet.

Destruyamos a nuestros enemigos. Construyamos un nuevo mundo y vivamos siempre juntos, Dusk. Junto con la Reina oscura, nunca más tendremos que separarnos.

Observaba el espectáculo con cierta fascinación mientras mi mente pensaba en cómo hacer frente a todos los desafíos que el mundo nos estaba plantando. Mariko era mi culpa. También Cursed. Tenía una tarea sencilla y había sido incapaz de cumplirla, como siempre, carente de poder.

Y entonces Scarlet me habló, directamente. Alcé mis ojos hacia ella, como tratando de adivinar qué intenciones habían detrás de todo aquello.

Scary -comencé a decir-, sigues sin ser la más hermosa. Y pese a todo ambos deseamos lo mismo: deshacernos de esta maldita luz.

Mis alas se agitaron veloces para ir a su lado, pero mis hombros y todo mi cuerpo dejaban claro que no estaba atacando, sólo acercándome.

Y el regreso de nuestra Reina.

Lucharé a tu lado, pero no me impondrás la marca -dejó claro los términos de la alianza-. Conseguiremos extinguir sus esperanzas. Les mostraremos la belleza del amor.

Sabía que Riko seguía a mi lado, cubriéndome. Al llegar con Dusk y con la nueva y mejorada Scarlet, sonreí con la tristeza que me caracterizaba en mi anterior vida y con un ademán del sombrero hice un pequeño saludo.

Dusk. Scary. Vamos a cumplir nuestros sueños.

Hablaba desde el corazón, girándome hacia mis otrora compañeros, espada en mano, listo para la batalla final. Luchar por amor era lo que me impulsaba a seguir adelante. Sólo que esta vez tenía las de ganar.

Si necesitas ayuda para controlar a alguien, cuenta conmigo. Por ejemplo, esa -señalé a Onírica- todo lo que desea es a su Rey.

En esos momentos Dusk no tenía ojos para nadie más. Lo invadía una emoción que alguna vez Mamoru podría haber sentido. Por lo mismo, no le importó mancharse con la sangre de Heleth. De hecho, lo disfrutó. Disfrutó la caricia de Scarlet; sus ojos se llenaron de aquella embriaguez que sentía. ¡Oh, era amado de nuevo! ¡Qué feliz se sentía el desgraciado dragón! Podría haber disfrutado de estar así por siempre. Estaría bien con morir si era el designio de Scarlet; estaría bien incluso si ella misma se quedaba con su vida. Era perfecto. Aunque no lo sería por siempre. La ira en el corazón de Dusk creció ante la distracción de los que alguna vez habían sido sus verdaderos compañeros.

Mientras se lamía los labios saboreando un poco de la sangre de Heleth, Dusk hacía de sus puños garras. Sentía que aquella ira incontrolable crecía en su interior. Solo podía quedarse por siempre con ella si los eliminaba, si traía de nuevo a la Reina Oscura. Era su misión. Su única misión. Debía mantenerse a su lado. Debía protegerla; no podía perderla de nuevo.

No reaccionó de ninguna forma al ver lo que Scarlet se proponía a hacer a sus excompañeros. Sin embargo, sí que lo hizo ante su propuesta a Walker. Los ojos de Dusk se abrieron por un momento, y con recelo miró al dragón. Sus manos se tensaron aún más. Mucho más al verlo volar hacia ellos. No quería que se acercase. Lo quería lejos de Scarlet. Estaba indefenso. Era el momento perfecto para matarlo... pero no pudo siquiera dar un paso. Su amada, su señora, su dueña era quien había propuesto al dragón ver la verdad. 

Miró a Scarlet en silencio al ver que Walker no se quería someter a la marca. Si ella se lo pedía, lo asesinaría en ese instante. Solo debía pedirlo. Una sola orden. Una palabra. ¿Aliado? ¿Enemigo? 

—Si te atreves a intentar algo extraño, te mataré —dijo con frialdad Dusk, sin dejarse empalagar por las palabras de Walker. ¿Quizá por celos? Tal vez por ello resguardó a Scarlet con recelo. ¿Aliado? ¿Enemigo? Pronto lo descubrirían.

Sin dejar de mirar a Walker con un profundo recelo, escuchó lo que decía sobre Onírica. Chasqueó la lengua al mirarla por un momento, volteando una de sus palmas para verla.

—¿Qué deseas que hagamos? —sin vacilar, miró a Scarlet, hablándole con un tono suave y profundo cariño. Y mientras tanto, siguió mirando a Walker de reojo. No dejaría que nadie tocase a Scarlet.

Aún inmerso en no querer ver desaparecer a Katherine tuvo que resignarse al verla tragada por aquellas raices. El dragón ya había sido derrotado moralmente solo con aquel hecho, pero no podía permitir que todo fuera en vano...

Todos los presentes parecían hacer lo que querían, y al final se iba quedando cada vez más solo, soledad que no le importaría de no ser por la perdida actual.

- supongo que toca morir, pero ¿Me ayudarás a que no les sea tan sencillo pequeña? - concentrado en su hada blanca se preparaba para la que sería su última batalla, no temía a la muerte, y su resolución estaba enfocada en unirse a quien amaba pronto, no se creía muerto por los innumerables enemigos que se alzaban ante él, si no porque el lugar de un corazón, es el lugar del otro que lo mantenía vivo.

Vi con profundo disgusto como el maldito árbol se tragaba los cuerpos de Animae y Caliope. Puede que se hubieran dejado seducir por la oscuridad, pero seguían siendo mis compañeras. ¿Acaso pretendía volver a usarlas? Mientras contemplaba los nuevos capullos me juré una vez más que fuera como fuera las recuperaría. Fue entonces cuando Allan me abrazó por detrás y me dijo aquellas palabras que rompieron el débil escudo que había formado para una vez más terminar derramando nuevas lágrimas de dolor. 

Recibí el beso de Walker casi sin reaccionar, sintiéndome algo extraña pero recuperando parte de mi energía. Era embarazoso, especialmente en brazos de mi novio, mas le dediqué una leve sonrisa de agradecimiento. Esto me permitiría luchar con más fuerza. Allan tenía razón, aún estábamos juntos, podríamos con todo lo que se nos pusiera por delante. 

Sin embargo, las cosas no parecía fueran a ir muy bien. Ante mi sorpresa, Mariko terminó cediendo ante Umhti y uniéndose a sus filas.

- Nooo... - susurré con los ojos como platos. Apreté fuerte la hoz entre mis manos. Y no sólo Mariko... - ¿Walker?

Al parecer pretendían cazarnos uno a uno y unirnos a sus filas. No obstante, tenía una gran duda. ¿Todos se estaban uniendo por voluntad propia o había algo más oculto? Mi intento de exorcizar a Caliope no había funcionado porque había sido voluntario. ¿Era igual con todos ellos? No, puede que alguna de mis compañeras hubiera caído, pero era imposible que Mariko lo hubiera hecho por voluntad propia. La Guardiana Suprema nunca traicionaría a nuestra Reina.

Observé que Walker y Dusk fijaban su mirada en Onirica. Fruncí el ceño y me coloqué ante ella con gesto protector. En el mismo movimiento convoqué varios escudos antes de fijar mi mirada en Mariko. Tal vez si pudiera averiguar algo...

No quería pensar que aquello le pasaría a Mariko, pero aún desalentada por lo ocurrido, observó a Walker con tristeza. ¿Así de fácil había sido? Sin trucos mentales ni nada... ¿Solo por voluntad propia?

- ¿Así te rindes? ¿Y todo lo que sucedió antes? ¿Y la Sacerdotisa? - sonaba indignada con su amigo, pero no había tiempo que perder, así que comenzó a cantar mientras el enorme círculo mágico aparecía de nuevo y Nohr se materializaba frente a todos.

Te traeré de vuelta así no quieras...

Scarlet observó con atención cómo Walker se acercaba y mientras proponía que instaran a la Einar a unirse, sonrió – Sería tentador tener a alguien con su poder, pero mientras el rey siga firme, ella también. Su voluntad es asquerosamente férrea, niñato dragón. Y no necesito la marca para controlarte. Después de todo, aún cargas el collar que la Reina oscura te dio – le dijo con sarna a Walker para acariciar el mentón de Dusk -. Si intenta algo, créeme que lo lamentará – rió Scarlet confiada de su decisión mientras se giraba hacia Walker una vez más -. Incluso la Reina oscura sabrá que la ha traicionado mientras tenga ese collar – rió por última vez.

Todos aquellos sirvientes, copias de la Scarlet original, estaban listos para comenzar la lucha, pero ¿acaso tendrían oportunidad alguna? Dusk permaneció como un guardián para su amada mientras todo comenzaba. El caos se desató y con él, la batalla.

Heracles sabe que debe abrirse paso, así que ataca al sirviente que le obstaculiza el camino, pero no resulta del todo bien, ya que su poderoso puñetazo es detenido por aquella chica con una risita tan molesta como la de su misma ama. Sonríe de manera sádica mientras se van las dos encima del hercúleo Einar, quien se las quita de encima con un rugido y una pose espectacular. Mirari, por su parte, concentra todo su poder en el filo de su espada, la cual empieza a teñirse de un intenso negro, pero su poder no basta, ya que justo en ese momento, las cadenas de Mariko aparecen de debajo de la tierra golpeando a la Einar. Mirari se gira hacia la kitsune, quien gruñe y la mira con una expresión de ira y dolor. Mirari la mira con una sonrisa – Somos de nuevo tú y yo entonces – pero justo cuando se disponía a ir a por la peliazul, los dos sirvientes se atraviesan en su camino y mostrando unos filosos colmillos, saltan sobre ella para morderla como si de vampiros se trataran. Mirari suelta un chillido dolorido mientras toma su espada con firmeza y corta la mano de una de ellas para luego quitárselas de encima a ambas y atravesar a la misma con su espada. La sirviente cae al suelo mientras se desintegra en cenizas. Y aunque esa era una pequeña victora, otras dos estalagmitas de cadena aparecen, cortando la piel de Mirari. Esta se queja del dolor y mira a Mariko con enojo para luego observar a la sirviente faltante – Como si ya no fuera molesto tener que enfrentarme a Mariko… -.

Scarlet, por su parte, ve al abatido dragón, a ese que restaba y que parecía tendría que luchar solo por defender el honor de su planeta. Se saboreó los labios y extendió su mano derecha mientras una enorme lanza de luz violeta se formaba. Con una sonrisa enorme y los ojos bien abiertos, la lanzó contra el dragón - ¡¿Dónde está tu mente, Ilimbécil?! – pero el dragón no parecía siquiera interesado en ver lo que sucedía, ya que concentrado invocó un hada blanca que lo protegió de los ataques de los sirvientes de la titánide. Esta los recibió por él.

Se quejó para luego mirar a su amo – Está bien que llore a Animae-sama, pero no puede rendirse tan fácilmente – decía con voz temblorosa el hada. Sin embargo, no pudo moverse lo suficientemente rápido como para evitar la lanza que se clavó directamente en el hombro del dragón. Scarlet rió complacida mientras veía cómo la sangre del dragón era absorbida por la lanza.

Allan, por fin libre, empuñó su lanza con fuerza y se lanzó con gran destreza hacia una de las sirvientes que tenía en frente, mas esta logró evitar el ataque. Las dos sirvientes atacaron a la vez, pero el rubio hizo un movimiento ágil con su lanza y pudo evitar el ser golpeado por estas, para luego repetir su hazaña y volver a atacar a la misma, perforando esta vez la parte baja de su viente. Esta se encorvó dolorida y sangrante mientras el rubio sonreía satisfecho. Lightning, por su parte, se concentró de nuevo en crear esa barrera que repelió el ataque de las dos sirvientes, quienes chocaron con una barrera invisible que destellaba en ocasiones. Onírica, quien trataba de conjurar a Nohr una vez más, notó que las dos sirvientes se dirigían hacia ella. Trató de levantar una barrera de agua mientras danzaba, pero no lo consiguió. Esta cayó y las dos sirvientes se pegaron de su cuello mordiéndola. Onírica pudo concentrarse a pesar de todo, por lo cual un coletazo de Nohr le quitó de encima a las dos sirvientes. Scarlet, molesta, creó otra lanza que arrojó hacia Nohr, pero el guardián aleteó con toda su fuerza y frenó su velocidad. No por ello logró detenerla, ya que se clavó en su torso de todos modos. El guardián rugió, mas cuando su tormenta de arena se disipó, vieron una segunda lanza volando en su dirección. Esta se clavó de lleno en una de sus alas, absorbiendo la sangre que podría salir de la herida. Nohr tembló ligeramente, pero pudo mantenerse mientras la danza de su invocadora y su canción no se detenían. Scarlet vio esto y molesta, dibujó un extraño patrón en el aire, el cual a su vez se recreó alrededor de Onírica. Fuertes ondas de sonido chocaron una con otra alrededor de la Einar, quien estaba teniendo dificultades para mantener su conjuro, pero una barrera invisible cubierta de suaves rayos apareció alrededor de la Einar protegiéndola. Onírica miró a Lightning agradecida mientras recuperaba el control de su hechizo. Nohr notó que las dos sirvientes que seguramente le correspondían a Walker se dirigieron hacia él, pero las hizo regresar de un coletazo. El guardián ya sabía que debía permanecer alerta.

Walker parecía listo para atacar, pero en un momento una enorme luz de color blanco se arremolinó alrededor de su cuerpo. Tan fuerte era que el mismo Dusk echó a Scarlet hacia atrás y esta miraba con enojo al otrora traidor. Mientras tanto, la marca de dragón que antaño había perdido y que ahora volvía a adornar su piel, brillaba con intensidad mientras parecía entrar en armonía con este. La energía era gigante y un fuerte rugido se escuchó. La misma Mariko contempló la escena y la estancia temblaba. Sus alas se ampliaron, su figura creció y una sensación abrumadora inundó la instancia. ¿Cómo podía Walker poseer semejante poder?

Una figura de luz se dibuja poco a poco entorno al dragón que poco a poco se delimita y aquel enorme poder se torna gentil para algunos y hostil para otros. No era otro que el Gran Dragón. Este se giró hacia Scarlet y Dusk y negó con la cabeza al ver al segundo. Una lágrima cayó al suelo desde sus ojos mientras extendía sus alas. La gota eliminó a las dos con gran rapidez sirvientes que habían atacado a Nohr y de un potente rugido que iba dirigido hacia el techo del lugar, se escuchó el sonido de un vidrio rompiéndose. La ilusión que este lugar mantenía se quebró y lo que vieron era cómo flotaban en lo que parecía ser el espacio exterior. La barrera que aislaba ese lugar se había roto. Scarlet gritó con enojo y cuando se disponía a atacar al Gran Dragón, este se disolvió en pequeños orbes de luz. Al centro quedaba Walker, cuyo cuerpo exhausto cayó al suelo mientras lo que le quedaba de vida se escapaba frente a los ojos de todos. El que había sido traidor parecía haber hecho el sacrificio máximo.

Riko se acercó a su amo para darle la poción, pero no hubo caso. No surtió efecto y parecía el adiós. El ver cómo la figura de Riko se tambaleaba, era un claro indicio de cómo el poder de su amo se extinguía. Con lágrimas en los ojos, le dijo en tono de protesta - ¡Walker-sama es un idiota! - y se acostó en su pecho para acompañarlo.

Aferré la espada, listo para luchar por el amor que sentía. Incluso pese a las palabras de Scary, sabía que tenía un objetivo que cumplir. Mi parte dragón estaba bastante convencida.

La humana, sin embargo, discrepaba en ello.

Mientras observaba cómo avanzaba la batalla en mi interior la guerra era diferente. Y al final se alzó un ganador.

Fue breve, muy breve, pero la intensidad de aquel poder abrumador era como si mis entrañas ardieran. Sentía cómo estaba, literalmente, muriendo por Shiro. Al contrario de lo que hubiese esperado normalmente no había odio ni rabia, más bien una paz dolorosa que precedía lo inevitable. La sacerdotisa había hecho lo que había que hacer, proteger el equilibrio. Sólo afligí no haber sido más fuerte y poder comprar más tiempo. Como de costumbre lo único que podía notarse incluso en los últimos instantes era mi debilidad.

Cuando al fin el cuerpo volvió a ser mío los segundos que restaban ya estaban contados, y no eran demasiados. Había matado por las dos mujeres más importantes de mis vidas, y había muerto a mano de ambas. Probablemente ya no les debía nada. Arrancaba el colgante otrora preciado de mi cuello.

Mi próxima vida será para mí.

Me juré, y sin embargo una parte de mi dudaba que realmente fuese a ser así. Hice fuerza por invocar unas mariposas para destruir aquel vínculo con mi pasado oscuro, pero ni eso tenía, así que percatándome de la presencia de Riko extendí mi mano para acariciar su cabeza con ternura.

Lo siento, pequeña. Sé que soy un egoísta que ha decidido que un mundo con tanta capacidad de amar no podía morir sin importar las consecuencias. Pero tengo que pedirte un último... favor -¿En serio estaba hasta perdiendo la capacidad de hablar?-. Dale el colgante a Onírica. Quiero que... destruya... el collar... de este... perro.

Le sonreí. Le pedía mucho, pero era una de las cosas que quería dejar atrás. La otra fue mirando hacia el espacio ahora abierto por el poder de Hardak. Extendí mis alas oscuras. Quería volar y sentir toda aquella inmensidad.

Si renazco... no odies a Shiro... por... mi... d...

No terminé la frase, aquel infinito fue lo último que vi antes de ser engullido por las tinieblas. Pese a todo, mi rostro era el rostro de alguien que había partido en paz. Lo único que lamentaba era dejarla sola. Otra vez, eternamente sola.

La pequeña tomó el colgante entre sus manos aún con lágrimas en los ojos y voló hacia Onírica para entregárselo. Su vuelo era irregular debido a las pocas energías que le quedaban tras el deceso de su amo. Justo en el momento en que llegó con la einar para poner el colgante en sus manos, se desintegró.

Te concentraste un momento para averiguar más sobre lo que le estaba sucediendo a Mariko y la respuesta fue clara como el agua: al momento de hacer que sus sirvientes desaparecieran, esa energía que nacía desde la imposición por Umhti se manifestó. En otras palabras, su esencia había sido reemplazada por la energía del árbol, tal cual le pasó a Allan durante el concierto, y era muy probable que la única forma de salvarla era acabando con su vida.

El ahora dragón oscuro se mantenía plenamente atento a los movimientos de quienes ahora eran sus enemigos, así como de Walker. Este último en especial era el que menos buena espina le daba. Sin embargo, las palabras de su señora era lo que más importaba para él. Lucía desconfiado en Walker, pero Scarlet no. Ella lo sabía todo; era infinitamente mejor que él. Solo restaba respetar su decisión suprema.

—Entendido, Scarlet.

Él no compartía la seguridad de su "amada". No podía estar tan relajado como ella. Por lo mismo, mantuvo sus alas extendidas manteniéndose muy cerca de ella, aunque procurando no obstaculizar su visión para que pudiese castigar a los ignorantes sin problemas. Aunque de quien más se mantuvo receloso, quizá, fue de Walker. Por supuesto, se mantuvo atento a cualquier cosa que necesitase Scarlet en que él lo apoyase... pero eso estaba bastante lejos de ser necesario, al menos hasta el momento en el que Walker desplegaba ese extraño poder.

—¡Lo sabía! ¡Atrás, Scarlet! —sin pensarlo dos veces, echó para atrás a Scarlet de un solo salto, extendiendo su brazo. Su expresión era de odio puro, e iba plenamente dirigida a quien había osado con jugar con Scarlet. Estuvo a punto de lanzarse al ataque, pero sus propios instintos le dijeron que no lo hiciera. Fue más evidente el porqué cuando aquella intensa luz apareció. Tuvo que entrecerrar los ojos para poder mirarla directamente, sintiendo la hostilidad de un ser que ya conocía— No te atrevas a mirarme así. No tienes el derecho después de tus promesas vacías —esas palabras también dejaban ver el profundo dolor de Dusk.

No pudo atacar, pero tampoco se movió de su lugar con Scarlet. ¿Tenía miedo? No. Simplemente sabía que debía protegerla con su vida... ¿verdad?

Apenas el gran dragón desapareció, la gran presión abandonó a Dusk. Apenas volvió a ver el cuerpo de Walker, y lo que su tontería había causado, sus dedos se tensaron.

—Maldito traidor. Un maldito y sucio traidor —ver que este moría no era suficiente. Quería despedazarlo por sí mismo... pero tampoco pudo. Quien estaba detrás de él era sumamente importante. Mil veces más. Debía defenderla. Mientras ella viviese, todo estaría bien.