Partida Rol por web

Hola. Probando. ¿Todo bien?

—Por los momentos, sí. ¿Ya estás en posición?

En efecto. Todo tranquilo por ahora. Supongo que la acción comenzará cuando empiece el concierto.

Todo parece tranquilo también en los camerinos. No queda mucho para que empiece el concierto.

Atentos. Empieza.

La chica de pelo rosa es Crythra, es una Guerrera Mágica, pero es un poco torpe. No obstante que no os engañe su aspecto dulce y la amabilidad: es poderosa y una guerrera feroz.

Por otro lado, Shiro, si te consigo un poco de tiempo ¿puedes evaluar al chico rubio que está al lado de Kath? Es el que te dije que creía que tenía algo especial. Y míralo, sigue en pie. Tenemos que encontrarlos antes que ellos.

La voz de la sacerdotisa resonó esta vez - Si te refieres a Koichi, puedo hacerlo. No necesitaré tanto tiempo -.

Perfecto y exacto a la vez. Gracias, Shiro.

En cuanto lo sepas, concentremos los ataques contra el Zorro Blanco. Tenemos que salvar a Mariko.

- Koichi no es el campeón de la Tierra, pero hay algo extraño en él, algo que parece diferente a un humano común -.

—Scarlet está muerta. Lo siento, Sacerdotisa, creo que una vez más la dejaré sola en una batalla. Cuídenla bien, por favor.

¿En serio? Está bien. Me encargaré.

Una gota de agua que cae en un lago...

Dos gotas...

Tres gotas...

Tas esta extraña sensación, el sonido de una flauta tocó tus oídos con delicadeza, justo como el roce de las manos delicadas de una amorosa madre a sus hijos. El sonido envolvió tu cuerpo guiándote hacia un lugar más allá del tiempo y el espacio. Un lugar que hace muchos años se había detenido en el tiempo, pero que ahora su tiempo volvía a correr. Después de todo, su corazón había regresado. Un lugar bajo tierra, destruido durante la guerra, pero que siempre podrías llamar hogar. O al menos una parte de ti podía hacerlo.

El aroma era familiar y nostálgico a la vez. Sin saber muy bien dónde estabas, abriste los ojos perezoso, tal vez dudoso, y fue entonces que notaste que tu cuerpo levitaba por el espacio hasta llegar al lugar que la melodía evocaba. Ese lugar no era otro que Hardak, el planeta de los dragones hacia donde Shiro había partido una semana antes y de donde aún no había regresado. Al intentar erguirte, viste que tus pies aún flotaban, pero ahora estabas de pie, mientras una figura de un blanco inmaculado se formaba frente a ti. Su cabellera larga, sus ojos marrones, su presencia imponente pero a la vez gentil... No era difícil saber de quién se trataba, al menos no para ti.

Su larga cabellera se mecía acariciada por el viento mientras caminaba hacia ti, aunque sus pasos parecían ser dados en un agua invisible, ya que cada uno dejaba una redonda onda de luz que se expandía. Se acercó a ti y puso sus cálidas manos en tu rostro para luego besar tu frente con suavidad. Se alejó uno, dos pasos y con una sonrisa amable, movió sus labios pero no escuchaste nada al principio. De repente, los lugares que había pisado que aún tenían esas circunferencias de luz empezaron a expandirse y todo se tornó en una luz brillante. Fue entonces que su voz llegó a tus oídos.

Ha comenzado. Ten cuidado...

No esperaba "despertarse" esa mañana, de todos los lugares, en Hardak. Todo en aquel lugar era tan nostálgico... que se sentía bien estar allí. Ojalá pudiese estar allí para siempre... A pesar del letargo, no tardó en reconocer dónde estaba, mucho menos quién era la figura que se acercaba hacia él. Con expectación y una pequeña ansiedad vio cómo Shiro caminaba hacia él. Cerró los ojos cuando sintió el cálido beso de su Sacerdotisa en la frente, abriéndolos para verla alejarse un poco. No estaba consciente de eso en ese instante, pero un par de lágrimas ahora corrían por sus mejillas. Vio sus labios moverse, pero no escuchó lo que dijo hasta un momento después. Aquellas circunferencias amenazaban con hacer algo que él ya sabía que pasaría. No quería. Aún quería hablar con ella. Extendió una mano, pero no sirvió de nada. La voz llegó hasta a él y todo se volvió blanco.

—Espera... —... Estaba claro que no habría respuesta.

Tal cual esperaba, al esforzarme un poco pude notar que el vínculo que la diosa estableció seguía activo.

¡Cursed! -imperé, más de lo esperado- Tenemos una tarea que cumplir, juntos. Para dominarte tienes que querer, tiene que llenarte de energía. Si no puedes, apóyate en mi. Pero no te arrodilles ante la desesperación.

Hagas lo que hagas ¿Qué es lo que ella querría? ¿Estás seguro -usé el masculino, a propósito- de que querría verte traicionando tus principios y a ti mismo? ¿Eso le haría feliz?

Álzate en nombre del amor.

Dije, tomándola por los hombros.

Respóndeme.

No la soltaría. Si querían dominarle, tendrían que pasar por no-tan-fuerte resistencia mental.

Por mucho que Walker intentase que Dawn no cayese, su destino estuvo marcado una vez "vio" a Ruka frente a ella. Con los ojos vacío, vio la imagen de su compañero dragón. Sin embargo, sus palabras no produjeron efecto alguno en Mamoru. Estaba perdido en su propio mundo mental, en la ilusión creada por Heleth. 

—¿Lo que ella querría...? —prácticamente dejó caer su cabeza hacia un lado, volviendo a mirar la figura de Ruka que solo él podía ver— Esto es lo que quiere, que vaya con ella. Ella hará que deje de sentirme así. Me sanará. No tendré que sufrir más.

En su mente llegaban ecos de lo que discutían por aquella unión que aún se mantenía - ¿Me estáis diciendo que este lugar sigue existiendo? ... Si es así Shiro aún existe de algún modo. He errado tantas veces buscando ser justo con todos que me he perdido yo mismo... Cursed, un escudo no puede defender un planeta sin armas que mantengan a los atacantes a raya... ¿Dejarás que este lugar te pierda?

- crees que Shiro estaría contenta viéndote partir?

Shiro... Ese nombre hizo que la dragona tensionase sus dedos. Y esa voz... Ilify 

Una vez más, casi de forma mecánica, la cabeza de Dawn se dirigía a la figura de un Ilify que también había estado luchando. Ella no lo pensó en ese momento, pero las dos personas que había guardado recelo por considerarles traidores en algún punto, eran los que se mantenían en pie en esos momentos... mientras ella caía. Sin poder evitarlo, inconscientemente sonrió de lado, con ironía. Eso solo hacía más desoladora su expresión que era vacía de por sí. Más aun por una lágrima que recorría su mejilla.

—Perdón, Ilify. Hablé demasiado, y no soy tan fuerte —por un momento también "miró" a Walker—. Ruka me necesita... Simplemente no puedo ignorarla. Aunque la sacerdotisa estará triste, me entenderá. Ahora puedo salvar a Ruka —y sonrió.

Sí sí -repliqué, más molesto de lo que me gustaría-, ella siempre entiende, pero al final siempre es igual, la dejamos sola.

¿Sabes que nos vamos a enfrentar? ¿Qué el alma de Ruka está sometida por la mujer a la que vas a servir? Es mejor vivir un instante en libertad que una eternidad esclavizado.

Miré alrededor, mi mente pensaba demasiadas cosas. Pero al parecer nos iba a abandonar, y de nuevo me faltaba poder, como siempre, para evitarlo. Cada vez me quedaban menos opciones para salvar a los que me importaban. Con resignación miré a Ili.

Claro que existe. ¿No viste el orbe? Ella es una diosa y bla bla bla. Y nosotros no.

En realidad me culpaba a mí mismo por mi impotencia.

Mierda.

Mascullé. Miré a Illy.

Vamos a buscar a la sacerdotisa. Cuando me dio los poderes estaba aquí, y si seguimos nosotros... ella debe estar en algún lado. ¡Vamos!

Y me puse a recorrer el templo, buscándola primero en el primer lugar donde la encontré. Volaba a mi máxima velocidad y no me detendría hasta encontrarla. Tenía la vana esperanza de conseguirlo.