Partida Rol por web

Louise y tú subisteis al final al apartamento. Aún estabas con la cabeza pendiente de lo que había sucedido, de aquel tipejo extraño que había aparecido como si fuese un sueño, o más bien, una pesadilla, fastidiándote al instante todo el ambiente romántico que habías creado. ¡Joder, con lo que te había costado!

Pero en cuanto estuvisteis dentro, Louise se mostró sorprendentemente afectuosa. Soltó el bolso en el suelo y te abrazó con fuerza largo y tendido. El aroma de su perfume llenó tus pulmones y te embriagó al instante, haciendo que recordaras de nuevo, y con razón, el por qué estabas allí.

Estabas allí por ella, por Louise. Para demostrarle que la querías.

Louise ni siquiera se molestó en hablar. En cuanto entró, abrazó a Richard, colocando sus brazos alrededor de su cuerpo y atrayéndolo con fuerza hacia ella. Pero después de unos segundos, supo que quería más. 

Lo que había ocurrido, la aparición de aquel hombre, le había inquietado más de lo que deseaba que Richard percibiese. Estaba en peligro. Podía sentirlo. Pero sabía que era como ella, que jamás abandonaría su misión, fuese cual fuese el peligro. 

Así que únicamente podía hacer una cosa. Estar a su lado.

Se separó ligeramente, le miró a los ojos, y lo besó con pasión.

-De repente solo quiero que esta noche sea especial -le dijo, cuando logró separarse un instante, antes de continuar besándole. Después, sin esperar a que él le dijese nada, deslizó las tiras de su vestido de tal forma que éste se deslizó por su cuerpo hasta llegar al suelo, quedándose únicamente con las bragas de encaje puestas.

Louise dio un pequeño paso para deshacerse del vestido en el suelo, y volvió a besar a Richard, sintiendose excitada con la idea de que vendría. Deseaba a Richard. Aquella noche, iba a ser su noche.

Artemisa te condujo, pistola en mano, a través de aquel laberinto, hasta llegar a una estancia algo mayor, oscura, sucia... pero mucho más grande, situada claramente bajo algún tipo de estructura que estaba sostenida por pilares.

Pero no estabais solas. Además de vosotras, había al menos una veintena de replicantes, hombres, mujeres y niños, algunos con los rostros y cuerpos dañados, pero con sonrisas mantenidas artificialmente.

-Ya hemos llegado, Joy Blessing -te dijo, bajando el arma y colocándose a tu lado. Entonces te miró y por primera vez, su sonrisa desapareció -. Somos iguales. Somos nexus.

Gracias a ese hombre el ambiente romántico que había reinado hasta ese momento se esfumó y el camino hasta la puerta de su piso lo realicé con el ceño fruncido y molesto por aquella inesperada intervención, lo único que quería era una simple cita con la mujer a la que quería y se había ido a la mierda, o tal vez no..

Nada más entrar en su casa tiro el bolso y Louise se abalanzó hacia mí besándome apasionadamente respondiéndola con la misma intensidad.

Después de aquel día de mierda sentir sus labios sobre los míos me curaba todos los males y levantaba mis más bajos instintos.

Cita:

-Todas las noches a tu lado son especiales cariño- conseguí decir mientras vi como su vestido caída al suelo en un suave silencio. Deslicé mis manos por sus caderas hasta su culo y apreté sus nalgas pegándola más hacia mí para que notase mi paquete, creciente y comencé besar su cuello.

-Acabas de despertar a la bestia cariño- susurré a su oído, girando repentinamente y pegando a Louise contra la pared, cogí sus manos y elevé sus brazos sobre la cabeza inmovilizadola mientras la besaba con ansia y mordía suavemente su labio inferior.

Quería hacerla disfrutar como si fuera nuestro último día en la Tierra.

No estaba allí por casualidad. Artemisa sabía previamente a su encuentro quién era ella y a que se dedicaba. No sabía cómo, pues solía ser muy discreta en cuanto a la función primaria para la que había sido construida, pero la había descubierto y sin duda había ido al local de Tao a sabiendas de que la encontraría allí.

Lo que debía descubrir era el porqué. No deseaba destruirla. Lo hubiera hecho nada más bajar a las alcantarillas o incluso antes si esa fuera su intención. Joy hubiera entendido su motivación en ese caso. Venganza contra una asesina de sus semejantes y protección a sus siguientes víctimas. Pero no era eso. Quería otra cosa de ella. Artemisa y el resto de proscritos que moraban allí abajo querían otra cosa de ella.

- Puede que en cuanto a componentes seamos iguales, pero en nada más me temo. - Respondió ella. - Yo todavía persigo el fin por el que fui creada y vosotros... al menos tú, ya no. - Se encogió de hombros. - No digo que seáis mejores no peores, solo constato un hecho... - Resopló. - Pues bueno... ¿Vamos al grano? ¿Qué quieres de mí?

A esas alturas, estaba claro que ambos tenían solo una cosa en la cabeza. Richard le devolvió el beso a Louise con idéntica fuerza y le atrajo hacia él para que sintiese su miembro. Louise sonrió. Estaba fantasmeando, pero era divertido.

-Me alegra ver que ya nos hemos olvidado de todo lo demás -le dijo. Él la acompañó en la sonrisa y confirmó que estaba tan hambriento como ella

-Acabas de despertar a la bestia cariño.

No tardó ni dos segundos en empujarla contra la pared y levantar sus brazos contra ella, para a continuación, besarla con fiereza en los labios y después en el cuello. Jadeaba. Louise necesitaba mucho más que aquello... y lo necesitaba ya. Apenas se dio cuenta cuando las manos de Richard le arrancaron las bragas y a pesar de lamentar, una vez más, que su ímpetu le iba a costar dinero, no podía hacer otra cosa que seguir buscando satisfacer su necesidad.

Louise llevó sus brazos hacia los hombros de Richard y lo obligó a descender a lo largo de su cuerpo, haciendo que éste continuara besando su piel por todo el trayecto, hasta alcanzar su sexo. Entonces, sintió como su boca engullía sus labios y su clítoris, y como su lengua se introducía con habilidad entre los pliegues. La calidez de aquel órgano le provocó a Louise un conato de orgasmo, que le hizo convulsionarse ligeramente y lanzar un pequeño gemido que se perdió en al aire, junto a las ardientes respiraciones de ambos. Pero a medida que Richard continuaba "trabajando" entre sus muslos, y que sus manos apretaban sus glúteos, siguiendo el contorno de los mismos con sus dedos y amenazando con introducirlos entre ellos, la desesperación de Louise fue en aumento.

Richard lanzaba pequeños mordiscos que atrapaban la piel para después, lanzarla contra ella misma, y con cada uno, sentía que estaba más cerca de que se escapase todo lo que ya se acumulaba dentro. Su saliva se mezclaba con los fluidos que comenzaba a liberar y los músculos de su vagina temblaban, excitados y llenos de ansia.

Cada vez que Richard chupaba, era un tormento para el cuerpo de Louise, y en el momento en que atravesó con sus dedos las frágiles defensas que suponían los labios, Louise gimió desesperada.

-¡¡Oh, por-favor!!

Pero en lugar de disminuir el ritmo, Richard lo acrecentó, aumentando no solo la excitación, sino también, el convencimiento de que ya no había marcha atrás.

¡AAH! ¡AAAAH! ¡AAAAH!

Louise se corrió por primera vez entre los labios y dedos de Richard. Sabía que sería el primero de muchos, y para nada el mejor, pero sin duda, era un comienzo. 

Recuperando algo de control sobre su cuerpo, tiró de Richard hacia arriba y lo besó. Sintió su propio sabor en su boca, casi a la vez que el miembro erecto de Richard golpeaba su vientre. Sintiendo que aquel era el lugar y el momento, bajó la mano y la ayudó a penetrarla, al tiempo que elevaba sus piernas y dejaba que Richard las sostuviera. Suerte que era más fuerte de lo que aparentaba, porque si no, aquello habría sido un auténtico problema.

La entrada del miembro de Richard se sintió como la culminación de toda la noche. De repente, aquella estructura dura y gruesa, obligó a Louise a aferrarse con fuerza, mientras las embestidas de su amante iban in crescendo. No deseaba que la noche acabara, pero sabía que él necesitaba sentirla tanto como ella a él. Además, Louise sabía que Richard tenía aguante para rato. Dejó que colocara los brazos bajo los suyos, y le igualó el ritmo, dejando que él lo marcase.

- Puede que en cuanto a componentes seamos iguales, pero en nada más me temo. - Yo todavía persigo el fin por el que fui creada y vosotros... al menos tú, ya no. No digo que seáis mejores no peores, solo constato un hecho... - Pues bueno... ¿Vamos al grano? ¿Qué quieres de mí?

-No importan los componentes, Joy Blessing. Importa el origen. Todos fuimos creados para satisfacer las necesidades humanas, y desechados cuando no se nos necesitó más. Queremos existir. Pero no podemos hacerlo solos. Nosotros no matamos humanos. No hacemos daño. Solo deseamos encontrar un lugar en el que vivir... y necesitamos que nos ayudes. Tú obligación es cazarnos... pero tú podrías estar en nuestro lugar mañana. Eres de los nuestros. ¡Ayúdanos! 

A tu alrededor, viste que no había agresividad en ellos; solo deseo de continuar. Ninguno de ellos envejecería, ni tampoco moriría, a no ser que no pudieran recomponer aquellos elementos que se estropearan. Pero su mente era consciente de su existencia. ¿Acaso eso no los hacía considerarse como seres vivos?

-Queremos salir de la ciudad, Joy Blessing. Buscar entre los escombros nuestro propio lugar. Ser nuestro propio pueblo. Estamos vivos... aunque no lo sintamos. Tenemos derecho a existir.

- Si... Muy bien... Muy bonito... - Dijo Joy. - Nada dura eternamente Artemisa. Ni un humano ni un replicante. Al final sea mañana o sea dentro de tres siglos a todos nos llegará el final. Eso es algo que he aprendido y se me ha grabado a fuego... - Resopló. - Pero te entiendo... Yo misma me he sentido inquieta por la certeza del día en que pase de ser consciente de mi propia existencia al momento en que mi consciencia desaparezca para siempre. Sinceramente, me preocupa. - Emitió un chasquido con la lengua. - Pero dime... ¿Qué crees que puedo hacer yo por vosotros?

Artemisa dio un paso hacia ti... y también lo dieron todos los demás, mirándote con expectación.

Todas las salidas de la ciudad están selladas. Pero los Blade Runner tienen permisos especiales para viajar más allá de los límites. Continuamente hay gente entrando y saliendo; salen en busca de comida y regresan extenuados. ¿Quién notaría a unos cuantos más entre tantos? Joy Blessing, necesitamos poder salir. Necesitamos tarjetas de salida. Si nadie nos da una, estaremos condenados. Todos nosotros seremos cazados tarde o temprano por ti o por tu compañero... o por otros.

El hambre por su cuerpo solo había hecho más que comenzar, sentir el clítoris endurecido e hinchado bajo mi lengua era una sensación gloriosa, ser consciente del placer que le estaba dando consiguió que mi miembro se endureciese a una velocidad de vértigo ya que enterrar mi boca entre sus piernas siempre me ponía a mil. Sus dedos me cogían del pelo y empujaban mi cabeza contra su sexo, momento en el que yo introducía mi lengua en su interior, saboreándola con inmenso placer.

Ayudado por mis dedos el primer orgasmo llegó rápidamente pero Louise me reclamaba más y aún con los muslos temblorosos me pidió que subiera de nuevo uniendo mi boca con la suya, momento que aproveche para desnudarme en tiempo récord quitándome la poca ropa que me quedaba dejando el miembro completamente erecto y libre de la opresión del boxer negro.

Había urgencia, ansia puramente animal, hambre de pasión y sexo que emanábamos los dos. Llevé el miembro hasta la entrada de su sexo que entró con una facilidad pasmosa debido a la abundante lubricación, el calor y la humedad de su interior me rodeaba y un largo suspiro de placer salió de mi boca hasta que quedó prácticamente empalada sobre mi mientras la sujetaba en volandas, entonces comencé a embestirla utilizando la inercia y su propio peso lo que provocaba una penetración profunda y constante.

Nuestros alientos se mezclaban y nuestras lenguas bailaban mientras seguía penetrándola cada vez con más dureza, mis dedos se clavaron en sus nalgas y comencé a caminar-agárrate fuerte cariño- gemí mirándola con lascibia mientras caminaba hasta la mesa de la cocina, la apoyé sobre ella y dejé que se recostase sin sacar mi pene de su interior en ningún momento para a continuación seguir penetrándola.

Sujeté sus caderas para que no se deslizase sobre la superficie pulida y comencé a empotrarla con violencia, los gemidos de Louise se estaban convirtiendo en pequeños gritos de placer lo que aumentaba mi excitación ya por las nubes-Oh..joder-mis testículos chocaban contra su culo y sentí que el orgasmo estaba próximo, pero podía aún aguantar, quería que se corriera de nuevo, ésta vez conmigo y además teníamos toda la noche por delante, la quería pagar con creces todo lo que le había hecho y a base de orgasmos era un buen método...

Las embestidas de Richard provocaban impaciencia en todo el cuerpo de Louise. Sentía los testículos de su aguerrido amante golpeando sus glúteos, al tiempo que su miembro la penetraba con fuerza, obligándola a extender los brazos contra la pared para conseguir aguantar el empuje. Su boca estaba abierta, exhalando un gemido sobre otro, suplicando al mismo tiempo que se detuviera y que no terminase nunca, pero que la llevara rápidamente hacia el orgasmo, una vez tras otra. 

Instintivamente, llevó una de sus manos a su hinchado clítoris y comenzó a frotarlo sin descanso, acompañando las penetraciones de su compañero.

Louise contrajo los músculos de sus piernas y cerró estas alrededor de la cintura de Richard, mientras clavaba sus uñas en sus brazos, al sentir que otro gigantesco orgasmo estaba a las puertas.

-¡¡Aaah!! ¡¡Aaaaaaah!!

Louise arqueó el cuerpo de una forma exagerada, obligando a Richard a esforzarse al máximo para mantener su miembro dentro. Cuando por fin terminó, Louise lo miró con ferocidad, apretando la mandíbula. Extendió sus brazos para separarlo y a continuación, lo llevó a la cama, en donde lo empujó boca arriba.

-Voy a dejarte seco y te voy a dar tanta caña que mañana tendrás que inventarte una historia para explicarle a tu compañera por qué apenas puedes andar.

Y sin darte tiempo a decir apenas nada, se colocó encima de ti, condujo tu miembro de nuevo a su interior, y empezó a moverse sin descanso, primero con parsimonia, asegurándose que cada una de tus terminaciones nerviosas podía sentir la excitación, y poco a poco, aumentando el ritmo, hasta convertirlo en algo frenético.

Louise sabía que Richard, por mucho aguante que tuviera, debía estar al límite de su resistencia, así que forzó al máximo sus movimientos, subiendo y bajando, asegurándose que su con cada penetración ambos se acercasen al momento definitivo. A pesar de todo, el ímpetu provocó que una de las veces, el miembro saliese de su interior. Louise sonrió, y con un hábil movimiento corporal, aprovechando la lubricación y la apertura de su vagina, volviese a entrar rápidamente antes de continuar.

-No te vayas todavía, vaquero -le dijo.

Reanudó los movimientos, esta vez asegurándose que nada podía interrumpirlos, y tras unos segundos, sintió que una nueva oleada estaba por llegar, tanto la suya... como la de Richard. Era el momento en el cual podría sentir por fin la explosión que no solo la llenaría de semen, sino que además la arrastraría hacia la corrida definitiva que llevaba toda la noche buscando.

Cuando por fin ocurrió, simplemente, llegó el silencio. Louise abrió la boca, cerró los ojos, y se dejó llevar por la sensación, mientras todo su cuerpo comprimía el de Richard y lentamente, extraía cada gota de semen de su compañero. Al separarse, sintió que todo el líquido que le había lanzado, se deslizaba por su interior. La boca de Louise adoptó una forma de sorpresa muda.

A continaución, Louise sonrió y besó con pasión a Richard.

-Hoy, te has portado -le dijo Louise. A continuación, descendió hasta su miembro, lo besó con cariño, y volvió a subir para agarrar sus labios entre los suyos de nuevo.

-Deberías ser así siempre -comentó entre risas.

WoW...que tigresa.. me encanta! xD

Tengo el móvil al 3% y no puedo postear ahora, pero en cuanto pueda, lo hago ;)

^^

Aquello que le pedían era del todo irregular. Le estaban pidiendo que traicionara su función básica y primordial. Sin duda aquello contravenia su propósito y era contrario a su misión. Si aceptaba no sólo incumpliria con su cometido, sino que decepcionaría a Richard si llegaba a enterarse y supondría su inmediata destrucción en cuanto lo pusiera en conocimiento de las autoridades.

¿Porqué Richard Willis informaría a la capitana, verdad? Eso o simplemente sería él quién acabase con ella tras un funcionamiento totalmente disfuncional.

Fuera como fuera, lo que debía hacer en esos momentos era tratar de salvar su cuello, pero mentir no era uno de los comportamientos humanos que mejor imitaba Joy Blessing.

- No sé si está en mis manos conseguirlo. - Expuso. - Podría averiguar más acerca de esos pases, pero... - Se quedó mirando a Artemisa. - ¿Por qué debería ayudaros y en el caso de que aceptase, cómo podéis saber que no os traicionaría justo después y traería una legión de Blade Runners a vuestro escondite?

Todo su cuerpo temblaba y sus pechos vibraban con cada una de mis embestidas, Louise se apretaba los pechos y se pellizcaba suavemente los pezones mientras nuestros jadeos sonaban acompasados como una locomotora circulando a plena potencia. La fricción era tan intensa que daba la sensación que ambos sexos iban a comenzar a arder en cualquier momento, pero yo seguí empotrándola, la presión de su vagina y sentir aquella húmeda y rugosa musculatura abrazando mi miembro sin descanso convertían lo que tenía entre las piernas en una barra de acero.

Otro orgasmo atravesó el cuerpo de Louise como si fuera una descarga eléctrica, pero más allá de relajarse es como si le hubiese echado gasolina a un fuego.

Cita:

-No espero menos de tí cariño exprímeme cuanto quieras-dije jadeante y sudoroso mientras me empujaba sobre la cama. El miembro seguía totalmente erecto, enrojecido y brillante por el flujo de Louise que fue rápidamente engullido por su empapado sexo. Yo había comenzado a gruñir como si fuera un perro en celo-Vamos, sigue así, no pares joder, ogh...como me gusta!- apreté los labios viendo como el sudor cubría el cuerpo de Louise y el mío, puso sus manos sobre mi pecho y comenzó a cabalgarme con una fuerza y potencia brutales.

Estaba a punto de correrme y ella lo sabía así que aumentó las sentadillas hasta que mi cuerpo se tensó, un brutal y electrizante orgasmo provocó una violenta eyaculación en el interior de Louise sintiendo como la llenaba, aquellos latigazos de placer mientras me corría fuera disipándose hasta que mi cuerpo se relajó una sonrisa de satisfacción dibujo mi rostro mientras ella se retiraba dejando salir el blanquecino líquido de su interior.

Cita:

La besé saboreando la mezcla de su flujo con mi semen dejando un gusto ya conocido y placentero-¿Solo hoy? Esto lo vamos a tener que repetir más a menudo cariño, eres maravillosa y tenemos que convertirlo
en la regla y no la excepción-susurré besándola de nuevo mientras el miembro ya fláccido descansaba sobre mi muslo

Joy Blessing. Eres como nosotros. Queremos existir. Tenemos funciones que cumplir y la ley que antes permitió nuestra creación, ahora nos condena. ¿Por qué? Por miedo... a ser más humanos que los humanos. Confiamos en ti porque si nos traicionas, serás la responsable de la extinción de nuestra... especie.

Miraste a tu alrededor. Nexus dañados y enteros, con ojos artificiales pero tristes... y asustados.

Necesitamos un punto de acceso para salir. Si lo encuentras... aquí nos encontrarás. Si llegan los Blade Runner en tu lugar... todos estamos preparados para desconectarnos.

Con sus cuerpos más calmados, Louise se levantó y decidió preparar un baño. Quizás no fueran horas, y sabía que tenía sueño, pero decidió que la mejor manera de culminar una noche perfecta, a pesar de la irrupción de aquel extraño, era aquella. Sospechaba que tardarían mucho en volver a tener algo parecido y deseaba disfrutarla completamente.

Tras prepararlo, condujo a Richard y dejó que entrase en primer lugar y se colocase a su espalda, para recostarse sobre él. El contacto con su piel en un ambiente diferente, le permitió cerrar los ojos y reordenar sus pensamientos.

Estoy preocupada, Richard. El hombre que ha aparecido hoy ha dicho muchas cosas sobre tu caso y sé que la capitana está recibiendo presiones. Nada más dártelo, estuvo casi una hora hablando por teléfono, y te aseguro que puedo distinguir a distancia cuando te joden desde arriba. Ten mucho cuidado.