Partida Rol por web

El enjambre de quimeras huyendo hizo que Kyran alzase los brazos y los agitase, tratando de espantarlas. Eso era mala señal. Muy mala, si le preguntaban a él. Y esa sensación funesta se confirmó cuando empezó a intuir lo que había más allá. El siseo se deslizó por la espina dorsal del sátiro dejando un escalofrío a su paso. El pelo de sus patas se erizó y sus alarmas se dispararon. 

—T-tal vez e-era mejor el o-otro camino —murmuró con voz titubeante desde la cola de la comitiva.

Echó la mirada por encima de su hombro. Su instinto le decía que no quería ver mejor al ser que los amenazaba con usarlos de aperitivo. ¿Estarían a tiempo de seguir la estela de las quimeras que huían?

Niego con la cabeza cuando Kyran me pregunta sobre esa historia de una tal Woopie. La única Woopie que conocía era americana y salía en la tele. No creo que se refiera a esa, o quizás sí. Me dejo despeinar con media sonrisa y sigo caminando por el túnel mirando todo.

Las quimeras que cruzamos captan toda mi atención y casi estoy deseando tocarlas todas. Sobre todo las que tienen formas de insectos. Me sentía bien en aquel túnel, casi se podía decir que era divertido caminar por él.

Me protejo con ambas manos al venir volando las quimeras contra nosotros, aunque la verdad lo que quiero es tocarlas a todas. Me causan curiosidad. Escucho la voz que sigue a su huida y miro al resto.

_{^{-Quizás quien habla haya visto mi fuego fatuo, o a Alice. Lo segundo sería mejor quizás, deberíamos ir a preguntarle}}- me acerco hacia donde está Neakail. Sin duda debíamos avanzar, si había alguien ahí abajo podría darnos indicaciones.

Le sorprende el tumulto de quimeras retrocediendo en estampida, obligándole a cubrirse la cara, al pesar por momentos que tratan de tacarles. Cuando se da cuenta de que no es así, consciente, un escalofrío recorre su espalda y está tentado a seguir su estela y abandonar el lugar.  

Sin embargo, razones físicas y no tan físicas le impiden dar media vuelta y pasar por encima de sus compañeros. Aprieta los dientes y desenfunda la espada que Lady Ban le había dado. Valiente, pero a punto de cagarse en los malditos pantalones. Curioso binomio. 

- Algo me dice sabe dónde coño está Alice...-masculla para sí, quedamente, furibundo. - Necesitamos luz... 

¿Aquí acababa para él esta vida? Puede ser. ¿Era recular una opción? No, ahora desde luego que no.  

Y con eso, da unos pasos adelante

Deanna palideció por completo, notando cómo sus orejas se ponían tiesas automáticamente, y todo el pelaje se le erizaba- Eso... Eso ha sonado muy bien...-dijo, retrocediendo un paso, hasta donde se encontraba Kyran, desenvainando también su estilete, aunque notase cómo de pronto le temblaban las manos al imaginar la forma que podía acompañar a aquella voz siseante que se deslizaba como alquitrán por sus oídos gatunos y perceptivos. 

Seguí andando por el túnel, sintiendo cada vez más mal rollo. Y más cuantas más quimeras veía. La parte buena de ir segundo era que viniese lo que viniese, no sería el primero en ser devorado. No estaba seguro de ser más rápido que la pooka o el sátiro... Pero que los otros dos sí, y justo estaba entre ellos. En otras palabras: había triunfado.

Me sentí tentado de continuar cuando Neakail nos hizo detenernos. Pero mi instinto de supervivencia pudo más que el de rebeldía. Menos mal. Me agaché un poco con toldas las quimeras volando contra nosotros, tapándome la cara. Y cuando acto seguido oí esa voz busque a Mest con los ojos. Si era su primo segundo, quizá lo mejor era que tratase él con lo que fuera. O Neakail. ¿No era el líder? Pues ale, a liderar. Di un paso atrás en silencio, alucinando al ver cómo la peña se liaba a desenfundar armas. Lo entendía, pero yo era más de otra escuela. La de que no me matasen por parecer una amenaza, por ejemplo.

A pesar de haber oído cómo pedía luz la verdad es que me dio un poco de cosa apuntar con la linterna hacia el lugar del que había venido el sonido. Tenía muy claro cómo funcionaba la cosa: el bicho asqueroso vería la linterna... Vamos, a mí. Y toda idea que me expusiese a mí el primero no parecía la mejor. Pero bueno, tampoco es que quisiese darle la linterna a Neakail. Por un lado porque la necesitaba para salir de allí, y por otro seguro que le molestaba si se ponía en plan espadachín. Bueno, en eso último no pensé en ese momento, porque parecía más ridículo que otra cosa: sólo pensé en lo de irme por patas.

—Deberías ir y preguntarle —le dije a Neakail—. No te preocupes, nosotros te cubrimos.

El plan, puesto así, parecía no tener fisuras. Si se comía a alguien sería al más borde del grupo, y podríamos ver contra qué estábamos yendo. Seguro que después de ver cuánto tardaba en digerir un nocker podíamos tomar una mejor decisión. Aún así con esas palabras busqué con la mano libre mi arma en el bolsillo. Eché de menos el destornillador que el nocker me había obligado a devolver, pero al menos tenía mi navaja.

Neakail se acerca temerario, y sus orbes le iluminan hasta encontrarse con una criatura que bloquea prácticamente todo el túnel. Su piel es escamosa, y su cuerpo alargado, como una mezcla entre una serpiente y un cocodrilo de gran tamaño. Su cabeza larga y plana termina en divisiones que se asemejan a plumas frías de cuero, mientras su cabeza os recuerda más a alguna blasfema mezcla entre un ofidio y un gallo de gran tamaño. Varios colmillos aparecen en lo que se asemeja a un pico y sus ojos tienen pupilas rasgadas que disminuyen de tamaño ante la luz.

Dos grandes alas membranosas están a lado y lado, y se sostiene sobre sus dos piernas, que parecen ser poco útiles ante lo desmesurado de su cuerpo largo y viscoso, mientras aquello se mueve como imagináis que lo haría una serpiente que acabase de ganar extremidades.

La criatura, que abre los ojos al ver acercarse al Nocker, recula un momento y luego se yergue amenazante, demostrando que os lleva al menos dos metros de altura, y que sus dimensiones bloquean el túnel por completo.

-¿Kithain?- dice mientas se mueve cautelosamente. -¿Essstais lejossss de vuestrosssss territoriossss. Daossss la vuelta, no tenéisss asssuntos aquí- dice mientras comienza a mover la cabeza, y sus ojos miran al Nocker con malicia. -¿Cuántosss soissss... ?- pero se detiene en seco. Su lengua bífida aparece una o dos veces y sus ojos intentan otear hacia atrás de Neakail.

-Uno de vosssssotroooossss... uno de vossssotroossss... ha ofendido a madre. Lo puedo oleeeer...- dice mientras inclina la cabeza levemente. -¿Qué queréissss? Dadme al que ha ofendido a maaaaadre... maaaadre le bussssca- dice dando dos pequeños pasos, arrastrando su enorme cuerpo y cerrando distancia con el grupo.

Mientras buscas a Mest, sientes un movimiento rápido en tu bolsillo. Más has tardado en ver si estaba bien, que él en replegarse y volver a cubierto. Te lanza una mirada con sus ojos azules y brillantes, que ahora parecen preocupados.

-Lo has oído tío. Quiere comerse quimeras... ¿mejor nos vamos no? Te pago la apuesta si quieres.- dice en voz muy pero muy bajo mientras escucha la conversación. -¿Te has metido con la madre de... eso? Dime que no, leñe...- continúa murmurando.

Miro como Neakail se acerca y la verdad que no puedo evitar asomarme un poco detrás de él. No iba todo el mundo a saber cómo era la quimera o lo que fuera y yo no. Al ver tamaña criatura abro levemente los ojos y casi no puedo contener la emoción.

¡Es un dragón! ¡Como en los cuentos!

^{_{-Hola, señor dragón-}} hago una pequeña reverencia. -^{_{Me llamo Leonore Walsh. ¿Ha visto a Alice? ¿Y un fuego fatuo? Ambos deberían hacer pasado por aquí…}}- comento y me quedo pensativa, porque no todos los días una se encontraba con un dragón y era más que emocionante. Por dentro me siento pletórica, como las chicas que van a un concierto de su grupo favorito. -^{_{¿Y cómo se llama usted? ¿Vive aquí solo?}}

Los orbes dan luz a una criatura grotesca que su ojos contemplan por vez primera. Experimenta sentimientos encontrados, cuando la curiosidad revolotea en sus entrañas, mientras el miedo hace que sus músculos se engarroten como la piedra. Por un momento no sabe que hacer, casi sin poder moverme, petrificado, observando lo que tenía frente a si. 

Piensa por momentos que abrirá sus fauces y le arrancará la cabeza de una, cuando se yergue de forma amenazante. Sin embargo, no es eso lo que pasa a priori. Al menos hasta que Leonore habla y el nocker podría asegurar que los huevos se le meten para adentro.

 - Cállate, maldita sea... - dice es un murmullo titilante, con la mandíbula apretada. 

Abrí mucho los ojos cuando por fin se vio esa cosa, y más aún al ver cómo se alzaba y hablaba. Sus palabras eran... Bueno, daban miedo. Aunque creo que lo que daba miedo era la criatura en sí, y que sería lo mismo dijera lo que dijera. Me quedé quieto y callado unos segundos, suponiendo que si preguntaba cuántos somos era porque probablemente no nos hubiera visto a todos. Quizá a mí no, a pesar de llevar la linterna, cosa que ya no parecía tan buena idea. Sería raro que no estuviera viendo, pero esperanzas más raras se habían cumplido otras veces. En cuanto el bicho terminó de hablar y vi cómo Leonore se dirigía a él yo hablé en dirección a mi bolsillo.

—No que yo sepa, no... —murmuré un poco inseguro.

La verdad es que ofender a madres era una de mi especialidades. O, bueno, señoras en general. No muchas se tomaban a bien que se les diera esperanza de folleteo y uno se marchase con sus cosas de su casa. Con sus espejos, sobre todo. Pero no creía que eso se aplicase en ese caso: no recordaba haberle hecho eso a ningún dragón.

Al ver cómo Leonore se acercaba a él fue inevitable pensar en Shrek. La tía era tan rara que seguro que era capaz de tirarle los trastos a un dragón. Sin embargo, no tenía la sensación de que las cosas fueran a acabar tan bien como en la peli.

—Eh... ¿Alguno sabe de qué mierdas está hablando? —susurré a los demás.

Un escalofrío recorrió la espalda de Kyran cuando la criatura se dejó ver, sinuoso, frío, pegajoso, como una serpiente. Sus ojos se clavaron en las escamas de su piel y su respiración se volvió más pesada. Tardó un par de segundos en reaccionar mientras el ser hablaba y cuando lo hizo fue para coger su arco y una flecha, aunque no la disparó. En lugar de eso retrocedió un paso hacia el lugar por el que habían venido, sin que sus ojos ambarinos se apartasen del bicho. 

—La última vez que vi algo así —empezó a decir en voz baja, masticando cada palabra—, acabé muerto. Literalmente. Durante quince años. Así que vamos a dejar de hacernos los valientes y nos vamos a largar de aquí. —Aunque para esas alturas Leonore ya estaba intentando socializar con la criatura como si fuese un dulce gatito callejero—. Joder. Leonore. Vámonos. Ya.

Dio otro paso hacia atrás, apuntando con su flecha hacia el bicho, pero sin intención de disparar... de momento.

Deanna retrocedió, sin saber si sentía más miedo por escuchar aquel reclamo por parte de la criatura que se alzaba ante ellos, o al ver cómo Kyran también palidecía y temía. Cómo confesaba haber muerto durante quince años, por culpa de algo semejante. Quiso preguntar. Quiso saber cuál era la historia de la que hablaba su canción y cómo es que había estado muerto. Quiso saber si le había dolido, si había estado atrapado en ese cuerpo suyo tan vistoso, de alguna manera, como lo estuvo Bella antes de.... Marcharse, pero no era el momento. 

No podía preguntar todas esas cosas mientras temía por su propia vida- Debemos ser como...No sé, ¿veinte?-dijo, titubeante- Y uff... Venimos de muy lejos.-añadió, respondiendo, sin poder contenerse, aquellas dos preguntas, aferrando el pomo de su espada- El que... El que ofendió a tu madre debe haberse ido... Por el otro túnel.-añadió, sin saber quién era madre, y sin estar segura de querer saberlo. 

Aquella criatura era pariente de las serpientes, eso te quedaba claro. No era una serpiente en toda regla, sino algo más terrible y quizás monstruoso, pero a juzgar por sus palabras, era hija de la misma criatura que te había asesinado una vez ya. Grande, astuta y peligrosa, estas quimeras podían ser muy agresivas si se les provocaba de mala manera...

Aquella criatura era pariente de las serpientes, eso te quedaba claro. No era una serpiente en toda regla, sino algo más terrible y quizás monstruoso, una quimera que parecía sentiente y bastante inteligente y que seguramente no queríais provocar de mala manera. No sólo se veía fuerte, sino que seguro sus sentidos tenían ventaja sobre los vuestros y sus motivaciones iban más allá de la simpleza de insectos quiméricos o alucinaciones atrapadas en ciclos sin fin.

Aquella criatura era un Basilisco. Uno grande y terrible que tenía la forma de los basiliscos clásicos antes de que Harry Potter popularizara otro tipo de imagen. Pero era inconfundible que ese cruce entre un gallo gigante y una serpiente sólo podía pertenecer a una quimera con el mítico aspecto de un terrible Basilisco. Y si podías dar crédito a las leyendas, su mirada era mortal y su veneno capaz de dejar agonizante durante días al más valiente de los héroes... e incluso creías que observar sus ojos a través de una superficie iba tan sólo a dejarte petrificado.

Y sin embargo... sabes que lo habéis visto a los ojos. ¿Era muy tarde? ¿O faltaba algo? De cualquier manera, sabes que no se trata de cualquier criatura común.

Aquella criatura era un Basilisco. Uno grande y terrible que tenía la forma de los basiliscos clásicos antes de que Harry Potter popularizara otro tipo de imagen. Pero era inconfundible que ese cruce entre un gallo gigante y una serpiente sólo podía pertenecer a una quimera con el mítico aspecto de un terrible Basilisco. Y si recordabas bien, sabías que era capaz de envenenar a través de la mirada. Si aquel monstruo lo quería y lo mirabas de regreso, era capaz de envenenarte sin tocarte ni siquiera.

Además de ser agresivos y codiciosos, son criaturas peligrosas cuya sed de glamour (como cualquier quimera inteligente) las hacía más que imprevisibles. Y estando tan cerca del mundo otoñal, seguro necesitaba más Glamour para poder permanecer allí.

La aparición de Leonore hizo que la criatura tuviese durante un instante una expresión de sorpresa. Movió lateralmente su cabeza para que su ojo observara a la Sluagh. Su cabeza bajó un poco mientras parecía estar concentrada en Leonore. -No hassss respondido a MISSS preguntas- dijo, con saña mientras su lengua bífida aparecía unos momentos. -Ssssi ayudáisss a losss enemigosss de madre, ssseréissss enemigossss de madre. ¿Essss esssso lo que queréisssss?- pregunta con cierta malicia mientras a cada intervención erguía la cabeza en dirección de dónde venía. Se movió lentamente, mientras su cuerpo empezó a empujar lentamente a Neakail y a Leonore hacia los extremos del túnel.

Las palabras de Deanna arrancaron una reacción. -¡Mienteeeeeeessss!- dice mientras en un movimiento rápido, la criatura mueve sus alas y su cuerpo bruscamente, serpenteando rápidamente y cambiando su peso de lado al otro, mientras sus patas, que terminan en afiladas uñas, se mueven ágilmente. El nocker, la sluagh y el clurichaun sienten como la extensa y escamosa figura los empuja y golpea con poca consideración, acorralándoos contra los extremos del túnel, mientras las alas membranosas hacen que los orbes de luz reflejen venosidades en las alas de aquella aberración y arroje una luz rojiza y nauseabunda sobre el pasadizo.

-Tú, kithaiiin... huelesss como a él, pero no eressss él. ¿Eressss enemigo de Madre?- y entonces alza la cabeza, en la dirección que está Kyran. -Puedo oleeeerte allí atráaaasss. Qué valiente eeeeraaasss con madre. ¡Ladrón! ¡Pillo! Madre te bussssca para darte tu meresssssido- dice mientras eleva la cabeza nuevamente, quedándose muy quieto, como un depredador a punto de saltar sobre su presa. -Quizáasss necessssitasss una rasssón para volveeer...- sigue diciendo, pero ahora en voz muy baja, mientras su pata pisa fuertemente junto a Deanna y su cuerpo comienza a recogerse muy cerca de la Pooka.