Partida Rol por web

Me quedo unos segundos parada, demasiado estupefacta por la cantidad de información recibida y, sobre todo, por el tipo de información. Cuando me quiero dar cuenta Adele se ha lanzado a por el traje y nos augura una muerte horrible.

El pánico, la adrenalina, los nervios, la confusión, todos esos sentimientos se arremolinan en mi cabeza, colapsando mi cerebro que ya empieza a entumecerse por el humo. Cuando me quiero dar cuenta me he lanzado a por Adele, golpeándola contra la pared para evitar que siga colocándose el traje -Sharia, ayúdame, nos repartiremos el traje entre nosotras dos, espero que así tengamos alguna oportunidad.

| CONFESIONARIO |

De repente esa pija insoportable se lanzó a por mí, golpeándome para quitarme el traje.
- ¿Eres idiota? No vamos a poder repartir el traje- dije, volviendo a toser de nuevo, mientras forcejeaba con ella para que me dejase en paz-. ¿Cómo váis a repartir el traje? ¿Una los brazos y la otra las piernas? ¡Menuda gilipollez!- bramé, tosiendo una vez más, sujetando con fuerza el traje-. Moriremos todos-.

Confesionario

Morirás tu zorra, yo no debería estar aquí, me queda mucha vida por delante. Sharia, ayúdame -suplico a la mujer mientras trato de arrebatarle el traje a Adele -en cuanto me ponga el traje trataré de tirar la puerta abajo. Si lo logro podré salir y te pasaré el traje para que me sigas, Sharia.

Todo estaba llendo demasiado rápido, demasiado humo y esas dos peleandose por un puto traje... Si tansolo tuviese una botella de agua, podria respirar perfectamente con un maldito trozo de tela. Tenía que haber alguna manera de extinguir el fuego, un solo traje no podía salvar a dos personas, y si tenia que elegir entre una o la otra, prefería salvar a Laura. De manera que confusa, solo me queda esoerar que alguna de las dos salga ilesa, y decido ayudar a Laura agarrando a Adele de los brazos, con los ojos cerrados. No me gustaba nada esto, pero no veía otra forma. Y si ella conseguía salir, había un mínimo de posibilodades. Que importaba ya. Lo siento Adele...

| CONFESIONARIO |

No tuve más remedio que aceptarlo. Se habían hecho amiguitas desde que habían entrado en la casa y obviamente no iban a dar ni un céntimo por mí, así que no me quedaba otra alternativa que activar el plan B. Se iban a arrepentir, yo haría que se arrepintieran el resto de sus vidas... O lo poco que quedaba de ellas.
- Lo váis a lamentar- fue lo único que dije antes de desaparecer por completo del lugar.
Mi carcajada siniestra resonó en la estancia como lo había hecho anteriormente la del súper. Ya era hora de que conocieran mi verdadero papel.
- Voy a acabar con vosotras, zorras- hice sonar de nuevo mi voz, pero ellas ya no podían verme. Había dejado el traje pero de nada iba a servirles.
El fuego se avivó repentinamente y conseguí que fueran rodeadas por él. No tenían alternativa, iban a morir.

Ezequiel había conseguido salir del confesionario y apagar las llamas rodando por el suelo, aunque había sufrido importantes quemaduras en la mayor parte de su cuerpo. Su resistencia a partir de ese momento se vería gravemente afectada y corría un grave riesgo para futuros percances. Puede que la muerte le esperara agazapada entre las plantas carnívoras... O puede que no.
Rusty no corrió tanta suerte como Ezequiel pero consiguió salir. Su cuerpo aún estaba envuelto en llamas, sufriendo quemaduras mucho más graves que las de su compañero, pero Antxon tenía el traje...

Antxon vio que Rusty era quien salía primero, así que fue inmediatamente a socorrerle. Se tiró encima intentando apagar las llamas que le cubrían la mayor parte del cuerpo y ayudándole a rodar, sin pensar que quizá le estaba causando más daño yo que las llamas, aunque tenía que intentar salvarle de cualquier manera.

-¡Rusty ahivalahostia! ¿Estás bien? ¡¡¡¡RUSTY!!!!

 Zeke está tendido en el suelo, boca arriba. Su postura recuerda al típico alemán de vacaciones en Chipiona que, en su primer día de estancia, se pega desde las cuatro de la tarde hasta las siete tomando el sol sin crema protectora. A plomo.    

 Ese alemán llega al hotel y se tumba en la cama, en pelota picada y rojo como un camarón, con los brazos extendidos aireando axilas. Separa hasta los dedos para que no se fundan unos con otros, y adopta la expresión de una calavera.

 Así, justo de esa forma, queda Ezequiel tendido una vez consigue librarse de las llamas. Sin embargo, lo suyo es más grave: en buena parte de su cuerpo, el color de lo que le queda de piel es negro y rojo como el magma; y sólo un profesional de la medicina forense podría definir en qué punto termina la ropa y dónde empieza la carne. Pero está vivo. Aún.

- Antxóonnn...onnn...oongrsh- dice con un hilo de voz gorgogeante. Mira al joven leñador vasco con los ojos casi expuestos por completo y las pupilas dilatadas al extremo. El fuego se llevó cabello, cejas y la barba de chivo, dejando en su lugar una máscara grotesca de sangre quemada y sal de lágrimas.- Sá...came...de...aquí...

El peso de Antxon me aplastaba demasiado, sentía como no podía coger aire cuando una sensación de alivio se apoderó de mi cuerpo, el ardor de las llamas había desaparecido, pero ahora en cambio,  un escozor indescriptible se apoderaba de todo mi cuerpo. Me vi reflejado en la careta de mi salvador y fui incapaz de reconocerme, un mueca afloró en mi boca reseca, una burla, una sonrisa a la muerte, un ironía del destino... solté una carcajada que me abrasó por dentro y me obligó a soltar un esputo de una masa pastosa y negruzca. "En un par de días había dormido con tres chicas, había salido de una habitación en llamas, y un amigo me había salvado la vida. ¿Que más le podía pedir a la vida?"

Pero lo cierto es que me sentía demasiado magullado, no había logrado desquitarme del fuego y éste había echo estragos conmigo. Allí, tumbado bocarriba, tendí la mano intentando alcanzar el hombro de Antxon:

- Gracias amigo, ahora te toca cuidar de Ezequiel.

No recuerdo si era mas o menos que. (fail de tirada, perdon) creo que la correcta es la segunda.

Las llamas consumieron con tanta rapidez a Laura que no le dio tiempo de reaccionar. Lo único que pudo hacer fue sentir el dolor de su carne siendo destruida por el fuego. El calor era abrasador y era eso precisamente lo que le sucedía. Su cuerpo fue consumiéndose poco a poco, bajo la atenta mirada de Sharia que había conseguido esquivar las llamas y llegar hasta el traje. Para entonces ya era demasiado tarde y Laura había perdido el conocimiento, para perder después la vida. Sus últimos minutos fueron agonizantes y se reflejó en su expresión de horror, que poco a poco fue consumida por las llamas.
Sharia se había quedado sola y las llamas comenzaban a acorralarle. Era duro ver cómo una persona se quemaba viva, pero a ella podía sucederle lo mismo si no reaccionaba.

Entre gritos lloros y toses me meto en el traje, con un sentimiento de culpabilidad demasiado para mi.