Partida Rol por web

3 de Marzo.

Es difícil dilucidar lo que unos están haciendo en sus respectivas casas, refugios o lo que sea a lo que cada uno denomine como su hogar. Fácilmente podrías estar pasando frente a una ventana de algún vecino y este podría estar mirando la tele, bebiendo algún café o dejando que su perro le lama las partes íntimas mientras este vestido de payaso…quien sabe.

Lo certero o incluso curioso de las cosas es que recibes esta invitación, pintoresca, llamativa, de alguien cuyo nombre se había hecho eco en varias partes de un sub mundo conocido como el mundo vampírico.

La invitación te pudo haber llegado en un sobre o en un e-mail, pero lo concreto es que ahí estaba, invadiendo tu privacidad, esperando a que respondas a la invitación con tu presencia y como miembro destacado de una sociedad que movía los hilos invisibles desde las sombras, sabias que debías ir y mostrar el más afable de los rostros posibles.

La coronación de un nuevo príncipe no era algo que se debía tomar a la ligera, menos aún para alguien conocido como Reina Anne Boweley, cuyos antecedentes de ser no muerto cuya lisa y pálida piel iba recubierta con ropajes caros y excesivas ganas de llamar la atención, eran otro incentivo más para no faltar a esa fiesta.

6:30 PM

A pesar de ser tempranas horas de la noche, Londres iba cubierta con una neblina demasiado típica de la zona, ciertamente ya no al nivel de la lejana época victoriana cuando Jack vivía armando zozobra, pero igual esta neblina invitaba a no perder la atención en aquellas frías calles que pocas veces han sentido el abrazo del sol, quizá, solo quizá, los vástagos londinenses sienten una perfecta conexión entre una ciudad sin Helios y una maldición que han sabido abrazar con el paso de los años e incluso siglos.

Las calles alrededor del Shakespeare Globe se encuentran desiertas, los pubs más cercanos están a varios cientos de metros del lugar y el frio era algo que podía hacerse sentir con cierta cordialidad.

El mundo giraba ignorante, mientras que los invitados iban llegando poco a poco al teatro que permanecía vacío.

Los guardias que no eran otra cosa que ghouls o criados de toda la primogenitura que solo hacían vista gorda al ver a los que formaban al grupo de un matiz pintorescamente tétrico de invitados de Anne.

Los palcos estaban vacíos y en el escenario había un telón escarlata que quizá escondía lo que se avecinaba.

Se escuchan tacos golpeando las tablas claveteadas en el suelo,

- Y dijo Dios…que se haga la luz - al rato la delgada figura de una mujer con una sonrisa tenue se hace visible gracias a un par de proyectores que apuntaban a su ser –

- Bienvenidos y buenas noches damas y caballeros – contaba con un acento altamente londinense, ropajes oscuros de la época victoriana, ojos verdes pero azulados a su vez, nariz fina y recta, labios carnosos y dientes tan blancos como perlas - cuenta la sexta tradición que tienes prohibido destruir a otro de tu especie, sin embargo, aquí estamos, todos frente a mí y yo frente a ustedes… – levanta los brazos en señal de ademan cordial para señalar a todos los presentes quienes podían escoger entre estar sentados en los cientos de palcos disponibles o estar parados en los pasillos para poder vislumbrar lo que parecía ser el acto de asunción al poder mas poco ortodoxo de todos – …esta es la ciudad de la niebla y el sol tímido, la ciudad de una Camarilla fuerte, de política estable y de mayores virtudes que defectos y es así como quiero que continúe –

Camina hacia un costado, aplaude un par de veces y el telón se levanta.

Un hombre arrodillado, con las manos en la espalda y con una estaca en el pecho, además de una mujer de aspecto terriblemente bizarro en el sentido anglosajón de la palabra lo miraba con desdén y con una sádica risa mientras clavaba una espada de gran porte en el suelo del escenario.

- He aquí la última mancha de un tapiz perfecto…el último miembro del Sabbat aquí en Londres, el ultimo heredero de una poluta descendencia a una locura sin límites, quien representa la mano justa con la que esta ciudad será gobernada – una mirada hacia la mujer con la espada, un leve ladeo de cabeza en forma de afirmación, un circular movimiento que destroza el cuello del arrodillado, una chispa se esparce por todo su cuerpo, el polvo se hace ceniza, la ceniza se hace montón, las risas se hacen presentes, los cuchicheos se hacen audibles – que los traidores, los espías y todo aquel que se atreva a quebrantar la paz de esta ciudad sepan que este será su destino…yo soy…Queen Anne -

Esa noche me encontraba "patrullando", la ciudad de Londres se encontraba calmada y para el ojo poco entrenado de un espectador cualquiera parecía que nada podía amenazar a sus habitantes, pero yo no era un espectador cualquiera. 

Aunque no había informes de actividad extraña, como invitados no deseados o algún sangredebil buscando convertirse en cenizas, mis instintos me decían que algo no se encontraba del todo bien. Ya se había vuelto una costumbre, el patruyar todas las noches antes de cazar ya sea en mi dominio o en mi club nocturno.

De repente lo huelo, uno de mis Azotes se acerca a mi posición en lo alto de un edificio.

-Señor, me han entregado esto para usted. Dijo alcanzándome un sobre sellado que tomo con una mano sin dejar de contemplar la ciudad.

Señor, así es como les exijo que me llamen por lo menos a ellos. Desde que me pusieron al mando de los Azotes de Londres por primera vez, decidí que nos comportaríamos como una unidad militarizada. Muchos creen que somos un incordio, perros de la Camarilla que solo saben cazar escoria demasiado débil para defenderse y molestar a aquellos que aún no se han presentado ante el Príncipe más por falta de oportunidad que por falta de educación. Yo en cambio nos veo como la primera linea de defensa de la ciudad, y mientas esté al mando actuaremos como tal.

- Puedes retirarte. Y mientras el se retira comienzo a abrir el sobre.

Por primera vez en esa noche mi cara pasa de una expresión de seriedad a una leve sonrisa, mis instintos no estaban errados, en una semana la ciudad de Londres iba a ponerse muy interesante.

Ni bien entro a el teatro me dirijo hacia los palcos superiores lo cual me da una vista completa y estratégica del lugar, y la verdad es que casi por no decir toda la flor y nata de la sociedad vampírica de Londres se encontraba en el lugar. No era para menos, con semejante invitación estaba claro que una inasistencia suponía casi una declaración de guerra contra Lady Anne. Busco con la mirada entre los presentes a los pocos que me interesarían esta noche, sería curioso ver si este acontecimiento logra sacar a Solomon de su escondite en los puertos. Por otra parte los que seguramente estarían entre las primeras filas serían Katherine, una de los únicos Toreador que no provocan en mi ganas de desatar una sangría, y su compañero Samuel, un Brujah bastante afable lo cual es decir mucho. Arthur seguramente estaría dando vueltas por ahí, es al que conozco hace más tiempo pero no por eso con el que mejor me llevo. Por último es más que seguro que Finn se encuentra en el lugar, esa peste podría reconocerla en cualquier parte.

De repente sucede, se abre el telón y el espectáculo comienza. Desde que la conocí allá por el siglo XVII mi Lady había crecido mucho pero ni en mis más fantásticos pensamientos me habría imaginado esto en ese entonces. El espectáculo termina.

-Y dios salve a la reina. Pienso para mis adentros, Anne finalmente había ascendido al poder de forma oficial. Y de que manera, matando basura religiosa como su primer acto.

Mis ropajes victorianos habrían quedado más a tono con semejante evento pero estos se habían perdido mientas "dormía" y tengo que conformarme con esto. No es que me moleste o queje de las ropas modernas, en ellas prima la comodidad y eso es bueno para mi, pero con mis antiguos ropajes habría evitado que ese Toreador de la derecha me mirara con aires de superioridad lo que a su vez habría evitado que quisiera arrancarle parte de la garganta. Por suerte hace mucho tiempo había aprendido a controlarme en ciertas situaciones, incluso mi rostro de mirada seria apenas se inmuta ante estos cambios de humor.

Solomon contemplaba el río con el sobrio sobre negro entre los dedos. No necesitaba abrirlo. La noticia y el lugar de la coronación habían corrido como la pólvora.  Incluso hasta su pequeño pedazo privado de los muelles había llegado con todo lujo de detalles el llamamiento, como una corriente de aguas fecales bajando por el canal. Era el evento del momento,  y no había tenido la jodida suerte de que no contasen con él. Había tenido, en un primer momento, la esperanza de que se olvidaran de él. Al fin y al cabo ya había pasado por la preceptiva lamida de culo necesaria para que Anne respetase su viejo acuerdo con Mithras. Pero claro, el objetivo de todo aquel circo era ese, otra lamida de culo colectiva, algo muy al gusto del estilo de la Camarilla.

Reina Anne… estaba claro que la pupila ya no esperaba que su amo pudiese reaparecer. El sobre se transformó en una bola de papel negro dentro de su puño cerrado. La luna se reflejaba una y otra vez en las brumas bañando el agua del río con una luz fantasmagórica. Solomon estaba en la penumbra , oscuro, bajo uno de los viejos puentes de los canales. Prácticamente invisible, vestido de negro con la chaqueta de motorista cerrada hasta el cuello. Había gente paseando más arriba, podía oler sus cuerpos calientes. Podía escuchar el rumor de sus conversaciones de mortales.

Consultó su viejo reloj de pulsera. Era de gastado oro, mecanismo suizo de principios del siglo veinte. Aquél cacharro se resistía a detenerse como él mismo hacía, por eso le gustaba. Le daban por el culo todos esos cachivaches con gargador que todo el mundo llevaba. Era viejo, tenía manías de viejo… El reloj marcaba el filo de la media noche, una hora perfecta para cenar algo rápido.

Llegó pronto al lugar de la ceremonia. Había dejado la motocicleta en un callejón en los alrededores. Era una buena moto, pero poco ostentosa. Le permitía desplazarse rápido por la  ciudad con discreción, eso le gustaba a Solomon. Su vestuario eran una chaqueta de motorista oscura, unos tejanos negros y unas altas botas también de motorista.

–      En la invitación, que no he leído, no creo que hubiese indicaciones de etiqueta o vestuario- pensó con ironía mientras dejaba el casco en la moto.

La larga caña de esas pesadas botas le permitía ocultar fácilmente un afilado cuchillo de caza en ellas. Como casi todo lo que Salomon apreciaba, ese viejo cuchillo era de hace mucho tiempo. Era una hoja ligeramente curvada pensada para degollar y despellejar que había adquirido en Nassau hace más de cuatrocientos años. Esa era la única arma que solía llevar cuando se aventuraba fuera de su dominio. En los alrededores ya había algunos vástagos, pero la mayoría eran miserables ghouls con labores de seguridad o de organización de las que encargarse. Como había planeado, cuando ocupó su lugar en un sombrío palco, desde el que observar sin llamar la atención, apenas había un puñado de invitados más.

Allí esperó, sumergido en su propia oscuridad, mientras la sala se iba llenanado. Apenas sabía quienes eran la mayoría. Seguramente conocía los nombres de muchos, pero sencillamente no les ponía rostro. Algunos, unos pocos, le eran familiares, pero no se acercó a saludar a nadie. Sabía que era tolerado allí, pero también sabía que no pertenecía realmente a aquello. Todo esto era un mal menor, y así había que tomárselo. En unas horas estaría de vuelta en los muelles y volvería a sus asuntos, tal como había hecho en las últimas décadas.

El espectáculo, la puesta en escena y el vestuario le parecieron muy acordes a los esperado.  La ejecución cumplía el papel de efectismo grandilocuente que gustaba entre muchos de los allí presentes. El Sabbat… era una espina muy honda clavada dentro de él. Pero ahora  estaba allí, con la Camarilla. Y así debía ser. Se adelantó un paso para salir a la luz con la finalidad exclusiva de que Anne reparase en su presencia y se diera por saisfecha de tenerlo allí como otro perrito faldero más.

- Bueno Anne, ya has tenido tu pequeño momento de protagonismo. Ahora que ya te has dado tu baño de masas termina este numerito. Sólo haz el gesto que indique que tenemos que aplauidir y déjanos ir a casa. Ya sabíamos que eras tú la que mandabas el cotarro…

Estaba en mi casa de las afueras de Londres, una pequeña Mansión en la que vivía Gerald Smith (El criado). 

Me encontraba como era habitual en el sótano, entre las manos sujetaba la invitación. Así que por fin va a hacerlo oficial... mis pensamientos vagaban por múltiples situaciones. Con un movimiento de la mano, alejé muchos pensamientos de mi cabeza. 

- No vale de nada preguntarse ¿Por qué ahora? - Demasiadas incógnitas en el aire. Lo mejor que podía hacer, era ir y comprobarlo por mi mismo. 

Lo mejor sería llevar mis mejores galas, eso le mostrará a Anne el respeto que tanto ansía y que debo mostrar. 

Me preparo con calma, llevaría un traje algo anticuado, pero más que correcto para la ocasión. 

Antes de salir le aviso a Gerald, que estaré ocupado toda la noche, si ocurre algo que me avise con un mensaje, nada de llamadas hasta pasadas las 3 de la madrugada. 

Entré 5 minutos antes de la hora convenida, lo mejor era mostrarse puntual ante tal evento. 

Como muestra de respeto llevaba uno de mis mejores trajes, con un estilo un poco anticuado pero perfecto para la ocasión. 

Los ghouls de la entrada lo reconocieron enseguida, era habitual, ver a Samuel en las reuniones vampíricas. No podía faltar a un evento de tal magnitud. 

Saludé a Maximillian con un gesto de la mano, que estaba en las alturas vigilante. Prefería la platea, me senté en la sexta fila. Era un sitio perfecto, suficientemente cerca como para no perder detalle y mostrar apoyo, pero no tanto como para que alguien pueda sentir interés en vigilarme especialmente. 

Asistí al espectáculo que ofrecía la nueva príncipe de Londres con interés y mostrando gestos aprobatorios. 

Katherine se encontraba en su lujosa mansión de Kensington, divisando la tranquilidad de Hyde Park desde su ventana mientras meditaba y recordaba tiempos pasados en dicha zona. Alex, uno de sus empleados, interrumpió la soledad y el silencio del dormitorio para entregar una notificación a la Toreador. Katherine comprobó que aquella notificación se trataba de un vulgar folleto anunciando la coronación de Anne durante la próxima semana.

-¿Va todo bien?- Preguntó el hombre intrigado por la seriedad de Katherine.

-Sí, todo va estupendamente, has sido muy amable, ahora puedes retirarte.- Respondió la vampiresa en un tono amable, pero seguía ensimismada y pensativa, tratando de adivinar que depararía la coronación de la Ventrue.

Alex se retiró inmediatamente, mientras que Katherine acudió a su vestidor con intención de encontrar un buen conjunto a la altura del controvertido evento que estaba por venir.

La Toreador acudió puntual a la cita, el teatro The Globe era uno de sus lugares favoritos en Londres desde su construcción en 1599 a orillas del río Támensis. The Globe era una construcción sin techo para la parte del proscenio, lo cual impedía las presentaciones los días lluviosos, por esta razón, y a causa del frío del invierno, el teatro solo funcionaba durante el verano, y por tanto, era un lugar de reunión imprescindible para la Camarilla durante los meses de invierno. Ella misma contribuyó económicamente para la reconstrucción de teatro después de que un incendio devorase las instalaciones en 1613, y también para que en 1997 volviera abrir sus puertas bajo el nombre de Shakespeare's Globe Theatre.

Katherine se sentó en la tercera fila, junto a otras personalidades relevantes de la ciudad, incluso reservó el asiento de su izquierda para su querido Samuel, ya que para ella cualquier ocasión especial, como por ejemplo la de aquella misma noche, era una oportunidad perfecta para pasar un tiempo con el Brujah. Sin embargo, aquella ilusión se desquebrajó hasta romperse en pedazos cuando comprobó antentamente y desde la distancia que Samuel ni siquiera le había dedicado una mirada cómplice, era casi como si se hubiera olvidado completamente de ella.

Cabizbaja atendió al escenario, en el mismo encontró una muestra desagradable y siniestra del poderío de Anne. Aquello había sido del todo innecesario, con lo que le había hecho a aquel pobre desgraciado podría impresionar a los más jóvenes, pero para Katherine esa crueldad no era otra cosa que una muestra de inseguridad. Sea como fuera, incluso con un pobre discurso, la recién proclamada Anne había hecho una clara declaración de intenciones.

Un gran coche blindado llega al lugar, una mujer sale de este por la parte del piloto abriendo la puerta de atrás de la que surge un hombre con un traje de corte militar formal de color blanco.

Poco a poco comienzo a andar hacia el edificio atravesando el umbral al parecer Anne había llamado a los vástagos de la ciudad. Cuando por fin llegue salude a Maximilian tras lo que me coloque atrás erguido y en postura recta , casi militar y comencé a ver la escena.

Una ejecución como en siglos pasados la mejor forma de hacer un escarnio publico para los posibles disidentes. Y un movimiento para los posibles enemigos políticos en la ciudad.

Ignoro las palabras del interlocutor que empezó a hablar y desde atrás comento.

-Y este es el castigo para cualquier siervo del sabbat recordemos cuales son nuestros enemigos y que ellos no serian tan benévolos con nosotros de estar nuestras no-vidas en sus manos.

Me alegro de ver que la justicia de la camarilla se lleva a cabo de forma efectiva.

Buenas noches Lady Anne.-termino

El silencio se apodero de todo el teatro por pocos segundos, Anne hace resonar sus tacones en la madera, se acerca a la estaca que no hace mucho estaba atravesada en el cuerpo del Sabbat que ahora no era más que polvo.

Pasa al frente y comienza a hablar con la pieza de madera en mano.

- Me gustaría que todos los presentes tengan en cuenta el juramento invisible que han firmado con su sola presencia en este lugar, dicho juramento dicta que nadie ha de poner en tela de juicio a mi mandato, que han de hacer caso omiso a las falsas acusaciones hacia mi persona o hacia cualquier miembro de esta respetable sociedad que tanto nos ha costado cimentar, no pido que repitan conmigo nada ni que se lleven la mano en el corazón… – suelta una leve y fina risa de aristócrata, mientras golpea la estaca con la mano izquierda, la acaricia hasta la punta y sigue su dedo con la mirada hasta volver a mirar a los presentes - …así que, cualquiera que no desee realizar ese juramento, es libre de abandonar la sala, entenderé su postura y se respetara su forma de pensar, no recibirá represalias por ello y se le dará su lugar como persona y vástago de la Camarilla –

Varias cabezas ladeadas, miradas que se cruzaban, gente nerviosa que ni siquiera pensaban en levantarse, sin embargo, como era de esperarse, un hombre joven del estilo más puro y desfasado del rebelde sin causa se levanta y sale del lugar, algunos podrían conocerlo como un miembro de la Primogenitura Brujah, otros por su apellido: Morris, algunos más cercanos por su nombre: Tony.

Anne lo mira, sonríe y lanza una mirada furtiva a los demás

- ¿Alguien más? -

Posé mis ojos grises de mirada seria sobre los que se encontraban en la platea, no para intimidarlos sino para ver tanto su reacción como sus intenciones. No es nada personal pero el que crea que no habrá represalias es un estúpido o no conoce a Anne. Y el que aún a sabiendas de esto se marche es un valiente, estúpido pero valiente.

Esto huele a guerra y, lamentablemente para algunos, mi nariz no suele equivocarse. Las siguientes noches serán cruciales lo cual para mi solo significa una cosa, trabajo extra. Sigo pensando que no es personal, cada uno elige lados y no significa que no respete a los que están enfrente, pero eso no cambia el hecho de que su futuro es negro. Entonces sucede, el primero en lavantarse es un Brujah como cabía de esperar.

Con un poco audible gruñido digo -Este será difícil de roer.

Salomon, que ha vuelto a las sombras, observa desde la penumbra del palco cómo se aleja el Brujah. En principio no le caen bien los Brujah. Pero ocurre que a él en principio no le cae bien ningún Vástago. Desde luego no le sorprende que sea un idota Brujah el que desafíe públicamente a Anne, eso era predecible. Cualquira menos simple, aún con esas mismas intenciones, lo hubiese hecho de manera menos efectista y más eficaz.

Ahí va uno pidiendo  a gritos que lo dejen hecho un montón de cenizas... Veamos ¿hay más suicidas presentes en la sala?

Si aquello no era una pataleta de chiquillo malcriado, que todo era posible, se acercaban noches tormentosas. Y no se refería a la lluvia. Salomon se cruzó de brazos a la espera de una respuesta de Anne a la altura del desplante.

Como era de esperarse, nadie más se levantó, Anne se sentía orgullosa y lo explayaba mediante una extensa sonrisa.

- Muy bien, muchas gracias por su participación en esta gloriosa noche… - hace un ademan de agradecimiento como si de una actriz que acababa de terminar una obra se tratara - …por cierto, Besyrwan, te necesito querido…todos los demás, pueden continuar con sus quehaceres –

Besyrwan O'Donnell, el miembro Tremere de la Primogenitura fue llamado y este algo confuso accedió a seguir a Anne quien desapareció tras los telones recogidos del escenario.

Ursula, la sheriff a su vez hizo lo mismo y tras todo esto se pudieron observar a varios miembros de la cremé de la cremé de la Camarilla, Seamus, Garrick, Micky Finn, Falon, Besyrwan O'Donnell, David Hart, 'Monty' Dunsirn, Marshall Cartwright Milliner III, Harold Jones, Tom Kane, Sin, Silax, Darius, Isabellla Mayfair, Ursula, Las Hermanas, Google y Mr Sweet.

Básicamente todos los miembros de la secta habían ido para presenciar aquel acto y uno a uno se habían levantado de sus asientos para alejarse de aquel incomodo lugar.

Afuera, Isabella y Ursula, ambas miembros notables del clan Brujah, se toparon con un Tony Morris despreocupado, con una pierna en un muro y un cigarro en la mano, ambas mujeres comenzaron a hablarle y aparentemente regañarle, a lo que este solo respondía con risas molestas.

Cada vástago prefirió elegir su respectivo camino, algunos acompañados, otros guiados por la eterna sombra de una soledad que paradójicamente acompañaba en una ciudad bañada en humedad y decisiones.

Me quedo mirando mientras el primogénito Brujah abandona la sala... 

Esto no puede acabar bien, esto no va bien... Se notaba mi preocupación por la reacción del primogénito Brujah. 

Observé con cuidado la reacción del resto de vastagos... 

Esperé a que Anne se fuera y me quedé por la zona dispuesto a hablar con algún que otro vastago de la ciudad... 

Cualquiera era bienvenido para comentar lo ocurrido... 

Samuel prefiere quedarse en las afueras del Teatro, mientras que Salomon se acerca al trio de Brujahs que estaban hablando ahí fuera.

- …en serio, dime que quieres morir y yo mismo me encargo de eso… - alcanzo a escuchar el Lasombra al acercarse –

Tony, levanta la mirada hacia aquel individuo y con un cigarrillo en la mano izquierda le habla:

- ¿Te puedo ayudar en algo? – Ursula e Isabela se voltean y miran de pies a cabeza al vástago vestido como un clásico motero -

Hay algo en la actitud de Morris que irremediablemente le resulta simpático a Salomon. Esa insolencia suya tiene la facultad de arrancar media sonrisa de los labios de Solomon. Es raro que Salomon sonría, sacarle media sonrisa tiene mucho mérito. 

No parece que el brujah esté en un aprieto, cosa que Salomon había temido en primer momento. Se estaba tomando la reprimenda como un juego, así que no había señales de que temiese lo más mínimo por su seguridad. Esto le pareció al viejo Salomon, como poco sumamente curioso.

Con un gesto de otra época, Salomon se tocó el hombro al realizar una rápida reverencia a las damas presentes- mis respetos, señoras- Realizado el formalismo se dirigió al objeto de su interés, el encarado Brujah. Que realmente parecía sacado de la película de James Dean- me preguntaba si me darías uno de esos que estás fumando. Hace casi cincuenta años que no me fumo un cigarro. Al verte fumando tan relajadamente me han dado unas ganas de hacerlo que casi había olvidado ser capaz de sentir por algo que no circule por las venas de un mortal. Quizá quieras acompañarme mientras fumamos, como si fuese... ¿una pipa de la paz? Si las damas han terminado contigo, por supuesto.

Con un gesto extiende su mano con la intención simultánea de aceptar un cigarrillo, si se lo tiende, e invitarlo a caminar a su lado para alejarse de las dos otras Brujah.

Solomon habla, Tony sonríe como era casi ya su costumbre, se rasca el labio inferior con el pulgar y busca el cigarrillo solicitado.

Se lo pasa al miembro Lasombra y las chicas lo miran bastante extrañadas.

- Mira, si lo que buscas es un amigo, créeme…has venido al sitio menos indicado señor ehhh… - como no sabía tu nombre, espera a que completes su frase - …pero…si lo que buscas es compañía en una ciudad de por sí bastante nublada y sumida en aislamiento sociales, acompáñanos al Wallace's Wumptar –

Un trueno lejano, unas gotas de lluvia, humedad incesante.

- Especialmente ahora eres más que bienvenido – se lleva otro cigarrillo más a la boca y comienza a caminar hacia el norte –

Había observado todo discretamente, tratando de no llamar demasiado la atención tras el desplante de Samuel, aunque bien pensado... quizás porque tenían que centrar su atención hacía la Reina, había sido una sabia elección que ambos estuvieran separados.

Por lo menos Katherine, así lo pensó tras reflexionar sobre ello.

Y luego estaba el asunto de la política local. Era evidente para Katherine que un nuevo ciclo quería empezar en Londres, pero bajo su cansada mirada, al final no dejaba de ser eso: un ciclo. Y como todo los ciclos, tenían un grandioso nacimiento y un abrupto final.

Lo mejor era dedicarse a su no-vida, con sus proyectos y sus anhelos y dejar que otros se mordieran por una guerra en la que no pintaban nada.

Aunque, y eso debía admitirlo para si misma, la Reina no tan solo había destacado por su belleza, sino por su arrojo. Un desafío abierto, no era algo a lo que Katherine estuviera acostumbrada, y aunque no le daba ni tres siglos adicionales antes de que alguien tratara de beberse su cerebro con una pajita, por lo menos dejaría huella en la historia. Y eso no era algo banal.

Finalmente se levantó del sitio con total delicadeza, como una flor de tal fragilidad que un golpe de aire pudiera derrumbarla, y se encaminó hacia el exterior del teatro, en busca del aire libre. Pasó a escasos metros de Samuel, pero fingió no darse cuenta de su presencia.

Una vez salió, buscó con la mirada un sitio tranquilo, y esperó tranquilamente mientras contemplaba la belleza que le inspiraba la luz de la Luna.

Salomon no se lo piensa demasiado. Mira el cigarrillo que sostiene en sus dedos y se sonríe mientras el Brujah se aleja dándole la espalda. Mi nombre es Salomon, ya he enterrado a todos mis amigos, no necesito más. Tampoco necesito compañía, pero puede ser que busque aliados para la tormenta que se avecina. Así que vamos a ese antro vuestro, al menos no nos mojaremos con esta lluvia. - Salomon sigue al vampiro con aspecto de muchacho, pero no se engaña con su apariencia de jovencito. Sabe que si Morris está en la primogenitura debe ser más viejo de lo que parece, o al menos de sangre poderosa- Os seguiré con mi moto, pero si no te importa antes de irnos, dame fuego para que encienda este maldito cigarrillo mojado...

Segundos despuès camina en pos de Morris hacia donde quiera que se dirijan.