Partida Rol por web

Dentro, por supuesto digo casi de inmediato sin ni siquiera darme cuenta de la urgencia con lo que lo he dicho.

Camino hacia allí todavía agarrada al brazo de August mientras la tranquilidad del jardín me invade por completo. Al llegar me doy cuenta de que el interior del kiosco, debido a las plantas que crecen en las paredes, está incluso más oscuro que el resto del jardín.

No puedo evitar mirar a August sin saber si querrá entrar ahí, es posible que dentro ni siquiera podamos mirarnos, pero si no parece reaccionar en contra entraré y me sentaré en uno de los bancos esperando que se siente a mi lado para al menos saber que el otro está ahí. Gracias por sacarme de ese funeral que llaman fiesta.

-Vamos dentro entonces jejejeje.- responde alegre, apenas percatándose de manera inconsciente esa prisa de Giselle en su respuesta. Juntos caminan, suben las gradas para entrar en el kiosco y ver las cosas con una capa adicional de penumbra que deja que el resto del jardín se percibiera aún más apacible y se pudiera admirar mejor como iluminación hacía lucir las plantas.

August no tuvo problema con entrar junto con ella, quizá salvo por que tuvo que ladearse para entrar cómodamente con Giselle pues su espalda era realmente ancha. Ya sentados responde. -Jajajaja. ¿Dejar de servir a gente realmente vieja y aburrida para pasear con la zorra ártica más bella del mundo? ...- recién entonces se daba cuenta de que quizá estaba siendo demasiado lanzado, entonces se gira a verla con cierta vergüenza atento a como ella reacciona, quizá y si tenía suerte podría acercar su rostro al de ella -... me sacrifico por ti.-

Me río sonrojándome un poco (y agradeciendo la penumbra del quiosco qué impide que August lo vea) cuando me dice que soy la más bella del mundo, al menos entre las zorras árticas. Permanezco atenta a sus movimientos y, cuando se gira hacia mí, trago saliva nerviosa.

Sin embargo desde antes, en la cafetería, ya deseaba hacer lo que hago en ese momento. Me inclino hacia delante hasta estar a escasos centímetros de sus labios mientras rodeo su cuello con mis brazos.

Gracias por ese sacrificio digo evitando cualquier posible respuesta cortando finalmente la distancia que nos separa hasta fundir mis labios con los suyos en un beso. Un beso que empieza tranquilo, tentativo, pero que si no muestra reacción en contra se irá volviendo cada vez más apasionado hasta convertirse en un beso de tornillo en toda regla.

Al girarse no se esperó que Giselle hiciera lo mismo, ver su rostro frente a frente ya era bastante pero con sorpresa se percataba de que ella se iba acercando y fue mucho más inesperado que alzara sus brazos estirando esa esbelta y dulce figura para pasar sus manos por detrás de su fornido cuello. August paralizado unos instantes escuchó el susurro de Giselle antes de que ella terminara de avanzar su rostro para que sus labios se toquen por fin.

De inmediato August cierra los ojos, siente claramente los tiernos labios de la zorrita ártica y es incapaz de resistirse por lo que abre su boca levemente para beber más de estos. Por instinto sus manos fueron a tomarle de la cintura con sumo cuidado, casi como si estuvieran bailando y nerviosamente necesitara aferrarse a ella para seguirle el ritmo. Sin embargo las cosas que se daban de manera natural iban escalando la intensidad también y sobre este ritmo August ya sentía más confianza de que no había ningún malentendido: la atracción siempre fue innegable pero la intensión ya está confirmada. El equino se estira un poco y reacomoda sobre su asiento para estar más cómodo y besa a Giselle con más intensidad en los movimientos de su boca para que se froten aún más contra los labios de Giselle y si esta se atreve a usar la lengua no se cortaría para responderle de la misma manera.

Por otra parte sus dedos apretarían levemente la estrecha cintura de Giselle amoldándose a ella y sintiendo su figura bajo el vestido, tirando levemente de ella para que estuvieran más pegados.

No pasa mucho hasta que nuestras lenguas están jugando entre nuestras bocas, persiguiéndose y danzando como en un baile. Al mismo tiempo siento como me acerca a su cuerpo, haciendo que su aroma me envuelva por completo.

Finalmente tenemos que separarnos por la falta de aire pero me quedo mirándole, todavía sin soltarle, esperando a ver qué reacción tiene. Por una parte sus manos en mi cintura me resultan sumamente agradables, por otra parte no puedo negar que estoy un poco nerviosa sobre cómo reaccionará ahora.

En mi mente voy pasando entre imágenes de mí siendo rechazada o imágenes de nosotros yendo más allá, y las dos me ponen casi igual de nerviosa. Aunque admito que la segunda me resulta más atrayente, claro.

La suave y carnosa textura de su lengua fue deliciosa de tocar con la suya propia, notaba como se exaltaba y sus ganas de mantenerse cerca y pegarse aún más se incrementaban. Solo la falta de aire les llevó a separar las bocas, sus miradas se cruzan entonces ella parece quedarse a la expectativa. August la mira respirando por la boca pues le beso realmente solo paró cuando no tuvieron más aliento, el equino sonríe levemente -Je... no me esperaba esto...- su sonrisa se acentúa  -Pero estoy realmente feliz de que pasara...- se muerde el labio solo un poco, no le molestaba para nada que Giselle diera el primer paso de hecho de alguna manera era "natural" ella siendo la carnívora y él el herbívoro, pero ahora quien va a por una segunda ronda de morreo es él, volviéndose más audaz pega más su cuerpo al de ella y la aprieta con más ganas amoldando sus manos a si cintura y espalda.

Sonrío a August y afirmo. Llevaba deseándolo desde el parque, o incluso desde antes le digo antes de que sus labios silencien los míos en un nuevo beso apasionado que desde un principio mezcla nuestras lenguas.

Siento como vuelve a atraerme contra su cuerpo de tal forma que me tiene completamente pegada a él hasta el punto de que puedo sentir la calidez de su cuerpo en todo mi cuerpo, incluso a través de la ropa.

Desciendo una de las manos acariciando su poderosa espalda mientras la otra se mantiene en su cuello. Me sorprende la dureza de los músculos de su cuerpo y bien pronto mi otra mano se une a su hermana recorriendo y acariciando el cuerpo de mi compañero.

Otra vez el beso se prolongará hasta que nos quedemos sin aliento, mientras mi corazón late desbocado hasta el extremo de que pienso que August lo podrá escuchar.

Escucharla confesarlo le hizo sentir increíblemente bien, solo mejorando ese momento al juntar sus labios a los de la hermosa Giselle.

Mientras el morreo sigue, August siente las manos de Giselle acariciando su espalda y cuelo, denotando más aún como disfruta tanto como él de estas caricias. No es hasta que vuelven a quedarse sin aliento, entonces se separa para volver a verle a los ojos -Ah... yo lo quería desde que te vi...- sonríe, claro que desde que le vio su naturaleza y cuerpo quiso pegarse a ella, tanto como para sentir su latido agitado como estaba el suyo propio.

-Te ves tan bella y elegante... no sabía si te gustaba...- vuelve a dar otro morreo, pero esta vez sin dejar que su aliento se termine en sus labios, comenzando a bajar sus besos hacia el largo y fino cuello de la hermosa zorrita ártica, quizá comenzando a bajar sus manos hasta las caderas de ella, denotando su deseo en rodearlas para tomarle de las nalgas pero solo por la parte superior con sus dedos y solo bajando a tomarla con fuerza y deseo cuando sintiera que ella no estaba en contra.

Cómo podrías no gustarme le respondo con un estremecimiento tras abandonar mis labios para bajar por mi cuello, eres un hombre muy guapo. Pero además he descubierto en ti una persona maravillosa.

Una de mis manos viaja hasta su cuello acariciando su nuca mientras siento como sus labios siguen recorriendo mi cuello. Entonces siento como sus manos en mis caderas parecen querer ir más allá, aunque se nota el cuidado por no asustarme o provocar mi rechazo.

Así pues lo que hago es girar un poco mi cuerpo de forma que mis nalgas dejan de estar apoyadas en el asiento, algo que entiendo será una perfecta invitación para que las sujete y acaricie como quiera.

Fue sublime para sus labios rosar el suave y fino pelaje de su delicado cuello femenino, y fue un deleite para su oídos y espíritu escucharle hablar mientras sus manos le acarician. Pero las cosas no dejarían de ponerse cada vez mejores, puesto que al mover su estrecha cintura de lado sus caderas se ladearon también y esas perfectas posaderas se levantaron de la silla y se expusieron para que la las fornidas manos de August tomaran su suave redondez y al hacerlo, el equino no pudo contenerse de apretar sus dedos por sobre la falda de su vestido para sentir esa suculenta carne joven y sensual, sin poderse contener de emitir un leve -Hmmm...-

Por fin cuando ya la tiene bien tomada vuelve a alzar su rostro para ver el de ella con una sonrisa agitada -Y tu eres la chica más preciosa que he visto...- la miraba intensamente mientras se lo decía y la alzaba para ver si ella estaba dispuesta a sentarse sobre su regazo, ya que se habían comido las bocas tan apasionadamente no sería descabellado pensar que sí. La ve con ojos profundos a los de ella, con deseo y algo más... esperando el momento indicado para volver a perderse en más deliciosos besos.

Sus grandes manos se apoderan de mis nalgas, casi cubriendo cada una con una de sus manos, provocando un estremecimiento que me recorre entera. Abro los ojos y me encuentro con los suyos, hipnotizándome con un mirar tan profundo que parece estar mirando mi alma.

Me doy cuenta del gesto que hace para ponerme sobre su regazo y dudo un poco sobre si seguir adelante o no. Es decir, acabo de conocer a August esta mañana, pero si me pone sobre su regazo no sé dónde terminaremos.

Sin embargo esos ojos son lo que necesito para decidirme, así que dejo que me levante y me ponga sobre su regazo con cada una de mis piernas apoyadas en sus costados, mirándonos y con sus manos sujetando mis nalgas. Estoy algo sonrojada fruto de la excitación y un poco de la vergüenza, pero estoy decidida a ver hasta dónde llegamos. Y si solo es por esta vez, al menos lo disfrutaré.

No digo nada más, no sabría qué más decir que no haya dicho ya o que no sea una exageración. Simplemente me acerco y vuelvo a buscar sus labios mientras ahora una de mis manos empieza a recorrer su pecho palpando cada uno de sus músculos.

No se podría decir que pensara claramente, estaba cegado por la pasión y el deseo que la hermosa Giselle despertó en él, avivando esa misma con cada beso y caricia, pero efectivamente el cruzar sus vistas fue definitivo en sus actuares siguientes. 

Giselle pasa su larga y estilizada pierna por encima de él posicionando cada una a un lado de su regazo y si bajaba las caderas apoyándose en él sentiría claramente el enorme paquete que August se gasta, era algo duro y palpitante incluso por encima de las ropas se sentía; pero aunque esa fuera una sensación intensa y tentadora los besos de los tiernos labios de Giselle captarían su atención entregándose así a ellos mientras sentía las suaves manos de la zorrita ártica acariando su esculpido torso, recorriendo los surcos que sus poderosos músculos formaban incluso por encima de la ropa. Ese gesto le dejaba cada vez más claro, además de los besos, de como ella le deseaba tanto como él a ella; por lo que no contuvo demasiado sus manos y voraces se abrieron para extenderse más y lograr cubrir un poco más de los sensuales y firmes glúteos de Giselle para aunque fuera sentirla por encima de la ropa con un agarre firme y algo vicioso.

Para ese momento ya usaba su lengua para que se frotara con la de ella, sus manos acariciaron sus nalgas un poco más y finalmente si ella no hubiera bajado aún sus caderas, las guían a bajarse y que las entrepiernas de ambos se frotasen por encima de la ropa.

Un nuevo beso me provoca bajar las caderas, sintiendo la dureza del su gran erección contra la parte baja de mi abdomen. Puedo sentir como palpita entre los dos cuerpos pidiendo ser liberada, diciendo que desea mi cuerpo. Y por lo que puedo sentir es tan grande como la de cualquier caballo, lo cual me pone nerviosa y me excita a partes iguales.

Me pego un poco más a él empezando a mover mis caderas de forma instintiva, frotando mi entrepierna con la suya mientras nuestros besos prosiguen.

Con un suspiro, una de las veces que nos separamos, busco el final de su camisa para irla sacando de su pantalón y luego ir desabrochándola lentamente. Ni siquiera sé lo que estoy haciendo, pero sé que quiero seguir adelante hasta donde lleguemos, ya sea hasta el final o no.

Desde la estrecha cintura de la esbelta ella mueve sus caderas para frotarse contra el sexo del equino lo que no hacía más que acrecentar el deseo y la urgencia por el cuerpo de la zorrita ártica; ella puede notar y sentirse empoderada por la manera en que podía agitar tanto al equino camarero.

La sensual Giselle baja sus manos y tira de la camisa de August para irla sacando, comenzando a desabotonar apresuradamente para ir revelando los abdominales tan bien formados esculpidos por los dioses de August, si bajaba la vista seguro le tentaría acariciarle sin siquiera terminar de quitarle la corbata y dejándose aunque solo la parte inferior de su camisa estuviera abierta. Por su parte August besaba el cuello de ella con deseo y sus manos recién fueron hacia la espalda de ella buscando de manera algo torpe la bragueta que mantiene firme el vestido (si es que ese modelo lo tiene).

Aflojo la corbata y se la saco para luego quitar la camisa y poder acariciar tanto su pecho como su abdomen. Esos músculos marcados me indican que hace bastante ejercicio y me excitan considerablemente. Mis manos recorren lentamente cada uno de los músculos, bajando cada vez más hasta que una de ellas acaricia con suavidad el bulto de su entrepierna.

Mientras tanto la otra mano toma la cremallera que nace en la parte del sobaco del vestido, muy bien ocultada por una costura. Es una cremallera pequeña, poco apropiada para unos dedos tan gordos como los de un caballo. Pero tras bajar unos centímetros es el propio August quién puede cogerla para quitarla totalmente o solo una parte.

En cualquier caso no me voy a resistir. Lo que sí descubrirá en cuanto abra un poco el vestido es algo que suelo hacer habitualmente ahora que todavía soy joven: no llevo sujetador. Mis pechos todavía son lo suficientemente firmes como para que no me moleste siquiera en llevar, salvo en alguna ocasión especial.

Giselle desata la corbata y luego tira de esta para que se corra por debajo del cuello de la camisa de August, por alguna razón ese tipo de gestos le gustaban mucho a August y se sintió complacido de ello como que de que le desnudara, sensación algo distinta y estimulante fue cuando pasó esas suaves manos sobre su torso y bajó, bajó tanto que llegó a esa enorme entrepierna palpitante y caliente. De inmediato el cuerpo del equino se estremece y jadea -Ah...- suspira también, claramente excitado y ansioso ante ese toque.

Abriendo la bragueta de su vestido, siente de inmediato como este se suelta un poco pero se dio cuenta de otra cosa que al rosar la suave espalda de Giselle que no tenía sostén, su mano entonces se abre y acaricia su espalda por debajo del vestido ahora abierto -Hmm...- sentir el suave pelaje de su espalda causa excitación pero con sus manos no se limita a dibujar la forma de la sensual espalda de Giselle, sino que busca colarse cada vez más bajo su vestido para seguir sintiendo su piel y con esto el vestido de la hermosa zorrita ártica se iría separando y bajando poco a poco, si ella no le detenía entonces terminaría por bajar el vestido de su torso y descubrir esos perfectos senos turgentes y firmes, entonces no se podría contener de comenzar a comérselos.

Un estremecimiento me recorre ante la primera caricia de August en mi espalda, pero luego por un momento me siento avergonzada por unos pechos que siempre he considerado pequeños, y más para lo que puede haber visto un caballo. Sin embargo no me encuentro en situación capaz de detenerle, y no lo hago, así que el vestido va cayendo lentamente hasta descubrir mis pechos lo que me hace sonrojar notablemente.

Sin embargo parece que a August le gustan ya que se lanza de inmediato a por ellos, provocandome varios suspiros de placer. Mmm... August... le digo cuando acaricia con la punta de su lengua mis pezones. Entonces decido no seguir quieta y empezar a abrir el botón y bajar la bragueta del pantalón para tocar el bulto de su entrepierna directamente. Se me hace muy interesante, intimidante incluso. Pero sobre todo me parece excitante.

Escuchar la voz de Giselle susurrando su nombre tras un leve suspiro cargado de deseo volvía loco en voracidad y deseo al equino. Pronto no estaba solo usando la punta de la lengua sino que con voracidad abría toda la boca para cubrir todo lo que pudiera del seno derecho de Giselle y pasar su gorda lengua carnosa por encima del pezón y seno arrastrándolo consigo una y otra vez.

Mientras August le come las tetas con gusto, ahora ambas manos bajan a acariciarle el culo. A la par Giselle va desabrochando el cinturón, abriendo el botón y bajando su bragueta entonces casi de inmediato la ropa interior de August brinca palpitante y bajo esta, casi a punto de sobresalir y hacer estallar la tela pues era una enorme verga de tallo casi liso pero siendo muy gorda.

Tengo que usar las dos manos para poder abarcar la verga de August, algo que nuevamente me hace sentir intimidada y a la vez deseosa. A ver, no soy ninguna mojigata y he estado con algunos que tenían buenas pollas, pero creo que esta sería mi primera tan grande.

Aún así siento deseos de seguir adelante, así que ya me lanzo a masturbar despacio a August mientras sus acciones en mis pechos me provocan estremecimientos de placer. Puedo sentir como mi entrepierna está cada vez más mojada mientras siento las manos del caballo en mis nalgas apretando y empujándome contra su cuerpo. Algo que me encanta hacer pues así consigo tener de mis pechos al alcance de la boca hambrienta del caballo.

Por un momento a mi mente acude que estamos en un jardín que, aunque está en penumbra, puede ser visitado por alguien que pueda escucharnos. Pero el momento simplemente se me hace tan mágico que me olvido del sitio donde estamos y de mis preocupaciones.

Los menudos pechos de Giselle le tenían encantado, pero ella ya estaba masturbándole la enorme verga entonces las cosas seguían escalando. El subconsciente de August entendía cuanto disfrutaba ella de esto y que podrían seguir adelante. -Hmmm.. Giselle...- musita su nombre en la penumbra y seguridad frágil del kiosco donde se encuentran. Pero no le llevaría demasiado tiempo decir su nombre para luego volver a comerle las tetas; mientras sus manos iban recogiendo su falda ahora, para alzarla y dejar a la vista su firme culo, ahora lo agarra con fiereza pero su mano derecha, la hábil, no se queda quieta y comienza a colarse entre sus nalgas para buscar acariciar su femineidad así sea por encima de sus bragas. 

August comprobaría la humedad consecuencia de su excitación y se pondría algo bruto. Con sus dedos aparta las bragas de Giselle y comienza a colar uno de sus duros dedos trabajadores en su femineidad, comprobando no solo su humedad sino también su calor de mujer. Su dedo comienza a entrar y salir de ella y como seguramente no le detendría, entonces movería su muñeca más para darle más movimiento a su dedo masturbándola.