Partida Rol por web

Jared reside en un pequeño apartamento, en la cuarta planta de un edificio antiguo, en el número 10 de la calle Tremont. Un Dunkin’ Donuts y una sucursal del Banco de América ocupan la planta baja del edificio.

Entre las posesiones de Jared estaban las llaves de su apartamento, así que las utilizáis para ganaros el acceso hasta el mismo, y al abrir la puerta os encontráis con un apartamento pequeño.

La puerta del pasillo da a un salón, que es la estancia más grande del apartamento, y cuya ventana es la única de toda la vivienda que da a la calle, concretamente a la entrada del edificio. Al fondo, hay un pasillo con cuatro puertas que se corresponden con la cocina, el baño y dos habitaciones, una principal y otra más pequeña que utilizaba como cuarto de herramientas.

El salón presenta un aspecto desordenado. Un sofá de dos plazas contra una pared, y enfrente una televisión con un viejo reproductor de DVD, y muchos discos amontonados junto al mismo.

Junto a la puerta, una pequeña cómoda con dos cajones, sobre la cual hay papeles, periódicos, llaves, y un par de vasos que aun conservan su contenido. Sobre la cómoda hay un par de estanterías con muchos libros viejos y doblados por el uso.

El suelo de todo el apartamento es de moqueta, y presenta un aspecto sucio y descuidado.

Al entrar y observar el escaso orden que guardaba el bueno de Jared en su apartamento, lanzo un resoplido de disgusto. No porque sea un maniático del orden, sino porque entre tanto desorden es más complicado desentrañar las últimas acciones de Jared en su casa.

Saco unos guantes de látex y me los pongo. Nunca se sabe dónde va a saltar la liebre.

De cualquier forma, lo primero que hago es centrarme en el salón, donde parece que hacía más vida el chaval. Observo con detenimiento los DVDs desperdigados y me fijo en todo aquello que pueda indicarme cuales fueron los últimos que vió (orden en la pila, marcas de polvo, etc.), así como si hay alguno aun dentro del reproductor.

Después hago lo mismo con la estantería de libros, para saber cuales eran los más consultados y, sobretodo, los que más recientemente leía.

Finalmente, investigo en la cómoda. Parece el típico mueble cerca de la entrada donde el inquilino deja aquello que trae en als manos cuando llega a casa: periódicos, cartas, llaves, monedas, etc. Rebusco en los cajones, a ver qué encuentro, y miro los dos vasos.

- Dos vasos - Pienso extrañado. Compruebo el contenido y me fijo en las marcas que pueda haber en los mismos vasos (huellas dactilares y labiales) para saber si los utilizó la misma persona o si estuvo acompañado poco antes de salir a cometer el secuestro del autobús.

Andrew torció el gesto al entrar en el apartamento de Jared. Si no fuera porque el detective gozaba de la hermosa casa en Cambridge en la que vivían sus padres y en la que él mismo había sido criado, aquel lugar le recordaría terriblemente a su propia morada. El desorden... el caos. Apenas hacia dos días que había metido mano al tema de la limpieza y reordenación y, aunque aún quedaba mucho por hacer (quizá comprar muebles nuevos o incluso darle una mano de pintura) ya presentaba un aspecto más de vivienda que de cuadra. Cada vez que se acercaba a la vida de Jared se sentía más y más cómplice con aquel muchacho... más identificado. Los poderes, los problemas emocionales, la medicación... - Ummm, la medicación... 

Tal cual hizo su compañero, Andrew se enfundó los guantes de latex y se dirigió al cuarto de baño. Probablemente allí o en algún cajón de la cómoda tendría un buen arsenal de botes con diferentes tipos de ansiolíticos, analgésicos y antidepresivos. Seguro que Douglas podría incluso establecer algún tipo de correlación entre la química que se "metía en el cuerpo" el chaval y su comportamiento errático. Sopena del tema del EMAT, por supuesto.

De hecho, si de hacer paralelismos entre la vida de Jared y la propia experiencia de Andrew, el muchacho probablemente no tendría demasiadas relaciones sociales por lo que encontrar algún directorio telefónico o incluso comprobar sus últimas llamadas sería un punto importante.

Como esperabas el baño es una orgía de medicamentos. Ansiolíticos, analgésicos, antidepresivos, y muchos productos de los que se anuncian en la televisión para “Reforzar la memoria”

Por lo demás el baño presenta un estado bastante descuidado.

El telefono se encuentra en la comoda, asi que si hay un listado telefonico seguro que esta alli.

Los DVD apilados junto al reproductor tienen algo de polvo, gracias a tu capacidad tienes claro que hace mas de una semana que no los toca. Sin embargo el reproductor si ha sido utilizado recientemente, aunque dentro no hay ningún DVD.

Cuando te vuelves hacia la estantería, la cosa cambia. En cuanto miras los libros percibes que hay algo entre las paginas de muchos de ellos, y por la imperceptible deformación que causan seguramente son DVDs, o similar, cosa que confirmas cuando examinas el primer libro y encuentras dos DVDs marcados solo con fechas de hace un par de meses.

Casi todos sus libros son manuales que explican como reparar desde cañerías a tejados, unos más básicos y otros enfocados a profesionales, nada que destace.

Comprobando el resto de libros descubres una buena cantidad de DVDs cada uno marcado con una fecha distinta, el primero hace diez meses y el último la semana pasada.

En el segundo cajón de la cómoda hay una buena cantidad de revistas deportivas y correo sin leer de varios meses. En el de arriba, que es el mas pequeño hay un montón de tarjetas de todo tipo, desparramadas por el cajón, y mezcladas con cheques regalo y vales descuento de tiendas variadas.

Los vasos ambos pertenecen a la misma persona, posiblemente Jared. Uno de ellos tiene formada una pequeña película sólida sobre el líquido, por lo que lleva un par de días ahí, el otro quizá sea de la noche pasada. Hay huellas, idénticas en ambos, pero nada más que llame tu atencion.

Un ruido de pasos en la puerta, y de pronto aparece por ella Darrell.

George esta en el salon de la vivienda, junto a la entrada, mientras que Andrew esta en el baño.

- Hola Darrell. - Le saludo mientras manipulo los libros de la estantería.

- Por aquí, de momento, sólo he encontrado estos DVDs que tenía ocultos entre las páginas de los libros. Llama bastante la atención, así que habrá que investigarlos. - Le señalo a la disposición de los libros y le enseño uno abierto, donde dentro hay un disco óptico. - Son DVDs, cada uno marcado con una fecha distinta, el primero hace diez meses y el último la semana pasada.

Señalo al reproductor de DVD - Aquellos DVDs apilados hace meses que no los toca, pero el reproductor ha sido usado recientemente. Por lo demás, nada que destacar, en principio.

Doy por informado a Darrell de mis actividades en el salón y, mientras Andrew hace lo propio (o no), me dirijo al reproductor de DVD con el DVD marcado con la fecha más reciente en la mano. Enciendo el televisor y pongo el DVD en el reproductor. Le doy al PLAY.

Darrell se queda en la puerta para tener una visión amplia y a la vez dejar trabajar a sus compañeros: Vale ¿y tú Andrew?

El reproductor se pone en marcha y de pronto aparece el rostro de Jared en la pantalla de televisión. Dice la fecha, y luego la hora de forma atolondrada, y comienza a desvariar hablando de una conspiración para robarle sus recuerdos, una trama creada por el hombre del canal nueve para envenenar los refrescos.

Durante veinte minutos Jared le cuenta a la cámara todo lo que se le cruza por la cabeza, y casi nada de todo ello tiene sentido alguno.

- De alguna manera el chico se daba cuenta de que perdía la memoria, ¿quizá lo de los refrescos nos sirva de pista para ver como le reducían la voluntad a resistirse a ser controlado?, dice Darrell poco convencido

El detective extrajo de su mochila unas cuantas de esas bolsitas para la recogida de pruebas y hace acopio de los fármacos más significativos; ansiolíticos, antidepresivos y los destinados a recuperar la memoria. Evidentemente las aspirinas, ibuprofenos y demás analgésicos no parecían relevantes para la investigación.

En el trayecto al salón Andrew escuchó la voz de Darrell.

- Hola Darrell... ¿Ya estás aquí? Bueno, el baño es una estupenda ensalada de pirulas. Me choca bastante ciertos fármacos "de esos que te ayudan a recuperar la memoria". Generalmente no son más que placebos ya que los anuncian en la teletienda... ningún médico medianamente serio creería en la eficacia de este tipo de medicamentos. He tomado muestras para analizar... por si alguno lleva "algo más".

Andrew se puso entonces a observar el teléfono que había en el salón... sobre la mesilla. Probablemente en algún cajoncito habría una libreta o algún directorio de números. Seguro que ofrecía una pista más o menos certera sobre el tipo de amistades que frecuentaba Jared. Por lo pronto Andrew descolgó el auricular con cuidado de no borrar ninguna huella por el roce del látex y pulsó la tecla de rellamada.

- Veremos...

Una señorita te atiende. Has llamado a recepcion del hospital mental de boston, consulta de la Dr. Wortman.

Mientras llamas compruebas los dos cajones de la comoda. En el segundo cajón hay una buena cantidad de revistas deportivas y correo sin leer de varios meses. En el de arriba, que es el mas pequeño, hay un montón de tarjetas de todo tipo, desparramadas por el cajón, y mezcladas con cheques regalo y vales descuento de tiendas variadas.

- De acuerdo, voy a ver si los vecinos nos pueden decir algo. Darrell sale al pasillo y llama a la puerta más cercana.

- Er... disculpe señorita. Me he debido de confundir. - contestó el detective al teléfono. Tras colgar se dirigió de nuevo a George. - Vale, la última llamada que Jared realizó fue a la doctora Wortman...

Las palabras murieron en la boca del detective cuando comenzó a reproducirse el vídeo en el que el muchacho desvariaba sobre una conspiración que tenía como objetivo robarle los recuerdos.

Por lo menos había algo que no se parecía en absoluto al caso que Hicks había vivido en sus propias carnes... él no estaba completamente desquiciado.

- Pobrecillo... toma esos vídeos y ya los veremos con calma en la comisaría. Me da que los primeros pueden ser también muy interesantes.

Te abre un hombre mayor, con una bata desilachada.

- ¿Si?

- Buenos días, señor. Soy el Sargento Darrell Cox de la UIMDB, dice enseñando su placa. Estamos investigando al propietario de ese inmueble, un tal Jared Whitten ¿le conoce? ¿puede contarme algo de él?

El hombre escuadriña la placa con rostro critico, hasta que se asegura de leer hasta el ultimo numero y la ultima letra de la misma. Hecho esto su rostro se relaja y te responde.

- ¿Que pasa con ese chico? Es un poco rarito, pero no parece del tipo que se mete en lios.

Me cuelgo la placa al cuello con la cadena que parece que le da seguridad: Pues no sé si vio las noticias ayer pero está implicado en el secuestro del autobús. ¿A qué se refería con rarito? ¿Le visitaba gente rara? ¿Armaba ruido?

El hombre se muestra totalmente colaborador en cuanto mencionas lo del autobus.

- Rarito, bueno no lo se, es decir, si. Vera hablaba solo, en su casa. Le escuchaba a veces hablando solo. No salia demasiado, ni recibia visitas, al menos yo nunca vi a nadie. Sobretodo es que se pasaba horas y horas hablando solo, a veces en voz alta. Decia cosas muy raras sobre conspiraciones. Creo que veia demasiadas peliculas. El hombre menea la cabeza Asi que fue Jared el que casi vuela ese autobus. No sabia que fuese un mutante, pero nunca se sabe. Antes no era asi ¿sabe? incluso me arreglo una vez la nevera, y me hizo algun trabajillo de mantenimiento. Que pena de chico.

Darrell saca su libreta para que el hombre vea que pone interés: ¿Cuando hablaba solo ¿mencionaba algún nombre?¿Una empresa? ¿Una persona? ¿Cuando diría usted que empezó a cambiar?