Partida Rol por web

- Claro, ¿quieres probar?

Dije ofreciendole la consola.

Diane se sorprendió, pero asintió.

- ¿Cuales son los botones? Que hace mucho que no juego en una de estas...

Deje la consola en sus manos y poniendome enfrente le explique.

Mira, este acelera, este frena. Con este disparas las metralletas, y con este otro sueltas minas, aunque ya no me quedan. Tienes que llegar la primera a la meta, pero cuando vas primera todos van a por ti.

Segui explicandole y mirando como jugaba.

Diane asintió. Había jugado a juegos de carreras similares, a menudo cuando se sentia frustrada por algo. Y aunque hiciese tiempo que no jugaba con una consola portatil, el pasarse tantas horas deltante de ordenadores, tanto para ocio como para trabajar, hacía que no le resultase muy complicado hacerse con los controles. Eso y las horas que llevaba echando a este tipo de juegos... si hubiese sido algo que requiriese más coordinacion, no se le hubiera dado tan bien.

Cuando acabó la carrera, mordiéndose el labio de vez en cuando para no soltar algún que otro taco, le devolvió la consola a Nathan.

- Ha estado cerca, ¿eh? Pero has conseguido llegar a un nivel muy alto ya por lo que veo...

Cogi la consola de nuevo y sonrei a la mujer.

Bueno, llevo un tiempo jugando online, pero aun me falta para poder apuntarme ha algun campeonato.

Le doy un hueso a Nikola que se tumba a la sombra de un arbol del jardin mirando interesado a todos y a su posible compañero de juegos. 

La hija de Lloyd es joven, pero no una niña pequeña. Encantada yo soy Helen, .  La sonrio y me apoyo en alguna pared baja cercana. La verdad es que ayer llegue bien a casa, ni me acuerdo de mucho, salvo de los gritos de mis vecinos como muchas noches. Me quedo pensativa mientras veo como los dos perros estan jugando, la verdad es que si, le hace falta tener compañia animal y no creo que un gato como era mi idea sea la adecuada.

Diane asintió a Nathan.

- Si quieres, te doy mi gamer tag y algún día jugamos juntos. Hace mucho que no le doy, pero oye, en mis tiempos dicen que era buena.

Después, miró a su alrededor, a ver si la comida estaba ya haciéndose.

Darrell se acerca a Nathan y Diane mientras se calientan las brasas. Pero que sea después de los deberes ¿vale? Le guiña a Nathan

Douglas sonríe contento viendo cómo sus compañeros se interrelacionan incluso con mayor facilidad que la noche anterior, recordando lo que hablaron él y Helen en su última reunión

Al ver a Diane mirando en dirección a la barbacoa, le hace gesto de que se acerque, mientras las primeras chuletas van a la parrilla

¿Cómo va el hambre? Las costillas adobadas ya están en marcha hace rato, y ahora nos estamos poniendo con las chuletas en el espacio libre. Luego vendrá el pollo, los filetes* y las hamburguesas... Ah, y si alguien quiere hot-dogs, solamente ha de decirlo!

Como ves, tendremos comida para un regimiento! ríe divertido Y habrá que guardar un rinconcito -o rinconazo- para esos postres deliciosos que habéis traído!

Diane asintió las palabras de Darrell.

- Por supuesto... ¿sabes cual es el truco para ganar en estos juegos?

Esperó que Nathan preguntase antes de seguir.

- Conocer como funcionan. Y para eso hace falta estudiar. Es decir, si entiendes como reacciona el coche al girar, sabes como usarlo para ganar.

Entre tanta cerveza Andrew tuvo que rebuscar un poco en el fondo de una de las neveras para encontrar una coca cola light. El bueno de Douglas estaba en todo. Ese tío podía parecer un poco repelente en un primer momento pero tenía "buen fondo". La lata chisporroteó al ser abierta derramando un poco de su contenido por el efecto del gas.

- Vaya... 

El detective callaba y miraba el movimiento de la gente en el jardín de los Pell. Unos charlaban, otros cocinaban... incluso había quien le daba a una pequeña consola portátil. La hija de Lloyd parecía un poco desubicada pero el resto estaban disfrutando de lo lindo. 

Fue entonces cuando el móvil de Andrew comenzó a sonar estridentemente. Miró la pantalla y... demonios, demasiadas veces había rechazado esa llamada. Se alejó unos metros y pulsó el botón de contestar.

Era Brenda…

- ¿Sí…?

- ¿Andrew…?

- Ah, hola Bren. – respondió el detective con cordialidad.

- Joder, Andrew… llevo tres días llamándote y no sé nada de ti. Estaba preocupada, ¿sabes? - La voz de la mujer sonaba efectivamente apurada. Muchas veces había sonado el teléfono sin haber obtenido respuesta y ya empezaba a sentirse verdaderamente inquieta.

- Er… bueno y, ¿qué querías?

- ¿Qué qué quería? Pues saber cómo estabas… saber qué tal te había ido en la entrevista. Verte…

- Ya…

- ¿Dónde estás? ¿Estás en casa? Si quieres voy y te preparo algo para comer.

- Er… mejor no. No estoy en casa.

- Si prefieres vente a mi casa y pedimos algo de comida. Han abierto un nuevo restaurante tai…

- Bren… Bren…! – el detective tuvo que alzar la voz para hacerse entender en la incesante verborrea de la mujer. – Escúchame… No quiero quedar para comer. De hecho ya he quedado para comer. Estoy con… unos… er… con más gente. Estoy con más gente en una barbacoa.

Un ligero silencio se hizo al otro lado de la línea.

- ¿Una barbacoa…? ¿Cómo que estás en una barbacoa?

- Pues eso… que estoy en una barbacoa. El jueves tuve la entrevista para la nueva UIMDB y… bueno… estoy dentro. Y he quedado con el resto de compañeros de la unidad para hacer una barbacoa.

De nuevo se hizo un silencio en la línea. Un silencio que significaba muchas cosas. Un silencio que hablaba de entendimiento pero también de tristeza, de decepción y, al mismo tiempo de orgullo.

- Vaya, Andy… pues, me alegro. En serio…

- Er… gracias.

- ¿Y ahora?

- ¿Y ahora… qué?

- Y ahora ¿qué piensas hacer?

- Pues me voy a beber mi coca cola  y quizá me coma medio kilo de carne a la brasa. Charlaré un rato con los compañeros y trataré de pasármelo bien.

- Me refiero a qué piensas hacer ahora… conmigo.

- Er… Brenda. Verás… me gustaría hablar contigo de esto con tranquilidad. El martes por la tarde puedo pasarme por tu casa si te parece bien y… bueno, no tengo intención de dejar la terapia. No… no me siento seguro del todo. De hecho el mismo jueves cuando me dijeron que estaba admitido me sentí tan eufórico que tiré el bote de tryptizol al río y… bueno… lo cierto es que al día siguiente corrí a la Farmacia como un jodido adicto a por otro bote. Necesitaré más recetas, Bren.

- No te preocupes… te las conseguiré.

- Gracias, Bren.

La mujer tomó aire pesadamente para decir lo que tenía que decir.

- Bueno Andy… no quiero quitarte más tiempo. Ya sé que no tengo derecho a reprocharte nada y que… bueno… que no hay nada serio entre nosotros pero me habría gustado que… no sé… que me hubieses mandado un mensaje o algo para… bueno… para contarme la noticia o… da igual.

- Er.. bueno, tienes razón Bren. Lo siento pero es que…

- No, no… no te disculpes. Esto resulta absurdo. Andy ya hemos hablado infinidad de veces sobre esto y yo sé… los dos sabemos que no hay nada serio y que… bueno, que es mejor así pero sí me gustaría considerarme tu amiga. Al menos eso… no… no debería haberte dicho nada. Lo siento… supongo que estas cosas no pueden forzarse y… bueno. Parezco boba.

- No, bren… escucha…

- No, no… Andy. Disculpame tú, por favor.

- Escucha…

- Nos vemos el martes, Andy. Pásalo bien y mucha suerte para tu nuevo trabajo.

Bueno, a ver, los más hambrientos, que vayan acercando sus platos, que esto ya está a punto! dice alegre Douglas, señalando con el tenedor a la carne que ya está lista

Y en voz baja le sugiere a Lloyd Oye ¿qué tal si le dices a tu hija si quiere echar un cable con la ensalada que ha traído Sheldon, por ejemplo? Lo digo para que no se sienta algo aparte de todo el jolgorio que estamos montando...

Costillas adobadas, chuletas, filetes, hamburguesas... tenemos de todo y bueno, chicos y chicas termina diciendo en tono bromista el CSI para animar a sus compañeros a que se decidan y empiecen a sentarse a la mesa

Diane se levantó a por la comida.

- ¿Quieres que te traiga algo, Nathan?

- No, estoy bien, gracias

Dicho lo cual me sente de nuevo con la consola.

- ¡Esto huele de lujo! - Digo mientras me acerco a la barbacoa con dos platos en las manos. - A mí dame las que estén poco hechas. No me había dado cuenta hasta ahora que tengo un hambre voraz. - Me giro hacia Sarah - ¿Tú también las quieres poco hechas, verdad?

Andrew colgó el teléfono con aire abatido. La conversación con Brenda le había dejado con mal sabor de boca y la verdad es que la había postergado demasiado pero... bah, no tenía ganas de pensar en todo eso. ¿Debía escribirle un mensaje? ¿Volver a llamarla...? Mierda Andy... apágate de una puta vez. Bébete una cocacola y zámpate un buen filete.

A sus espaldas la fiesta continuaba. Todos compartían charla, cervezas, carne y diversión. Sin embargo a él se le acababa de aguar la fiesta. Regresó con los demás, se sentó en la mesa y se quedó allí con una medio sonrisa estúpida con la cual pretendía no amargar a nadie con su mierda.