Partida Rol por web

Boston Nocturno

Escena privada de Elijah Page

Cargando editor
07/12/2014, 14:52
Elijah Page

El día amaneció tímidamente soleado, aunque Elijah no se levanto de buen humor. Había pasado media noche en vela por la tos, por la tos y por una idea terrible que le acechaba en sus momentos de soledad: acabar con su propia vida. Una idea que había logrado mantener a ralla hasta ayer.

A sus dolores de cabeza y pecho, su incapacidad para subir las escaleras sin perder la respiración, sus repentinos momentos de ponerse a sudar como una fuente y su tos se había unido un nuevo invitado: la hepatitis. Ahora el tronco le dolía entero: además del pecho, el abdomen. Y según su médico pronto llegarían otros síntomas como vómitos, y más perdida del hambre, más fiebre y ponerse de color amarillo.  Básicamente su neumonía llevaba meses trabajando para matarle poco a poco y ahora venia la otra enfermedad para intentar ser ella la que acabara con él, en un sprint para intentar recuperar la ventaja que se le llevaba. Y todo eso mientras el sarcoma seguía su marcha triunfal por la pierna, Elijah intentaba no mirarse la pierna ni para ducharse.

Cuando sonó el despertador y volvió a la vigila en un charco de sudor, con la puta alarma taladrándole los oídos, la idea paso de ser terrible a dulce, tomó la determinación. Hoy era su último día. Con toda la energía que tenía salió de la cama y desenchufo el despertador, enrollando el cable en torno al aparato. No le molesto abrir la ventana estando solo en ropa interior. Apenas había dos personas en la Wareham St y ningún coche la cruzaba. Su Radio-despertador modelo 7-4624B era cesado con deshonor tras tres años de fiel servicio mediante lanzamiento a la vía publica. La vida es cruel, amigo.

Evidentemente no iba a acudir a su cita con el médico, tenía que replantearse el día. Podría tirarse a sí mismo por la ventana y acabar ahora, pero prefería retrasarlo un poco. Hasta la noche, hasta después de cenar. –Negocia consigo mismo. Esto le da el plan al completo: No iba a morirse con unos dólares en la lata y carretes sin gastar. Tenía que darse una cena homenaje, tomar unas últimas fotos.

Primera parada: el bar de un amigo. No iba a desayunar un café en casa teniendo carta blanca. Hoy toca cerveza y bocata, aunque se deja la mitad de este. Charlan animadamente en el rincón al final de la barra, junto con varios habituales más que van apareciendo. El tema serio del día: la carrera política de Deborah Glick1 en la asamblea de Nueva York. El tema triste: su propia enfermedad. Aunque el esquiva las preguntas sobre su salud diciendo que está un poco mejor y que siempre ha sido un fiel seguidor e imitador de Robert Mapplethorpe2. El tema jocoso: un rumor que afecta a un parroquiano habitual no presente y una infidelidad con su pareja. Pronto hacen consenso sobre lo obvio, que es un tipo promiscuo, hecho que refrenda el que de los 5 reunidos en la barra, cuatro (Elijah incluido) se han acostado con él.

1-(Primera candidata abiertamente lesbiana)

2-(Fotografo gay de Nueva york, muy transgresor con los desnudos y la temática SM, en el 89 le retiraron una exposición por escándalo. Ese año murió de sida en Boston, de ahí la broma de humor negro de que imita sus pasos)

Cuando se despide, antes de salir del bar, se está despidiendo para siempre, aunque espera que nadie lo note. De camino a casa hace las compras: un bien filete, algunas verduras, un buen vino e incluso algo de hierba.

Comparte un porro con su camello, otra víctima de la moda de los 80: afroamericano con el pelo corto y teñido de rosa. Durante un tiempo fueron compañeros en el oficio más antiguo del mundo, incluso en alguna ocasión tuvieron que luchar juntos (o salir corriendo) en alguna bronca. Jack, que así se hace llamar, es muy empático y nota su estado de humor trascendental. Encamina el rememorar del pasado hacia las anécdotas divertidas, finge sorpresa cuando Elijah le pone al día del rumor sobre infidelidades y hace unos comentarios al respecto que dejan a los del bar a la altura de mojigatos, totalmente crueles y extremadamente divertidos. En general trata de animarle, con mucho éxito. Cuando se despiden se echan a llorar, es evidente que Jack se huele algo y él no lo niega.

La última parada es una tienda donde compra cajas vacías y bolsas.

 

Boston - To be a man

 

Así pasa el mediodía y el principio de la tarde: ordenando sus cosas al ritmo del grupo Bostón y su albun “Third Stage”, repite la canción “To be a man” (su favorita) hasta casi rallarlo. Todo lo que es valioso, o emocionalmente relevante, es dividido entre cajas con el nombre de sus amigos. Lo más deprimente es que no es el primero ni el ultimo, era una víctima más de un tsunami que seguía creciendo.

La tarde se esfuma en un paseo fotografico por el barrio, del cual sale por Massachussetts ave para atravesar Southampton St, hasta terminar en Joe Moakley Park, donde se alegra la vista con alguno de los adolescentes que juegan a Baseball en las pistas del parque. Por el camino va entrando en todas las farmacias comprando lo que le den en cada una para el insomnio.

Por última vez en su existencia de ponerse el sol en la ciudad mientras camina descalzo por la playa paralela al William J Day Blvd.

Regresa a casa en taxi y comienza a prepararse su última cena. Apenas se ha sentado en la mesa a la luz de las velas, cuando suena el timbre.

Cargando editor
10/12/2014, 19:00
Frank Carnation (p)

Elijah se dirigió a la puerta. Interrumpir la última cena de un hombre… ¿Se podía ser más inoportuno? Cuando abrió, al otro lado esperaba un hombre maduro, tal vez de cuarenta, o quizás algunos menos pero mal llevados; sin embargo tenía un cierto atractivo, más carisma que belleza, se le veía centrado, seguro... resultaba reconfortante. Tenía el pelo rubio y muy corto, de estilo militar basto, pero era elegante, digno y con apostura en lugar lo que su peinado sugería. Vestía un traje, con chaqueta, corbata y gabardina de gran calidad, muy clásico y de un discreto, a la par que elegante, gris marengo. Llevaba en la mano, recién retirado un sombrero fedora de excelente calidad.

Algo en el hombre le era familiar, pero no sabía decir qué. El desconocido dijo con voz amable y ligeramente más suave de lo que podía esperarse:

-“¿Le importaría invitarme a pasar”

-“Claro que no, adelante” – Elijah se descubrió diciendo aquellas palabras, a pesar de que el tipo estaba interrumpiendo su ritual de suicidio. Pero lo más sorprendente no era haberlas dicho, sino que lo hacía porque realmente deseaba que aquel hombre entrase, había algo en él que le transmitía calma, confianza y bienestar; resultaba increíblemente atractivo, aunque si se paraba a pensar por qué no sabía concretar demasiado, era cómo vestía, era su porte, era cómo andaba, era… no se… era todo eso y nada a la vez. Pero a él no se le ocurría nadie con quien más le apeteciera pasar sus últimos momentos.

El extraño pasó, recorriendo toda la casa, aquí y allá se paraba, cambiando de sitio un jarrón o girando un poco un cuadro, moviendo una silla o reordenando unos libros. Nuevamente Elijah se sorprendió al darse cuenta que no sentía agravio u ofensa por ello, sino comprensión y simpatía por su peculiaridad, por algún motivo no deseaba contrariarle ni hacerle sentir mal. Los cambios que hacía dejaban el lugar mejor decorado, desde un punto de vista objetivo, todo quedaba puesto con mejor gusto; pero no podía dejar de pensar que, a la vez, mataban el lugar, le despojaban de vida y personalidad. Ahora era una habitación más elegante y bonita, pero muerta, impersonal… como una habitación de catálogo de muebles.

El tipo ignoraba las preguntas de Elijah, bueno más bien las contestaba con una sonrisa amable y entrañable que evitaba que el joven se sulfurase por aquella irrupción falta de tacto y de sentido o su inexistente locuacidad. Mientras hacia aquello se dedicó a admirar la colección de fotografías de Elijah, le veía asentir a menudo, como si las reconociera, sobre todo con las más recientes y comentaba sobre ellas, aparentemente sabiendo más de lo que debería sobre las mismas. Ni siquiera eso logró romper el hechizo que parecía hacer que Elijah confiase en el desconocido fuera de toda lógica. Ni aún cuando se dio cuenta de porqué le resultaba familiar y sabía de sus fotos: se había cruzado con ese hombre varias veces en los últimos meses, en la acera de enfrente, en un banco al otro lado de la calle, en la mesa de al lado en el café, muchas noches le había visto aquí o allá, aunque nunca habían hablado. En lugar de inquietud y desconfianza, por algún motivo que no lograba precisar, eso le generaba un sentido de orgullo y gusto, la idea de que el hombre pudiera estar interesado en él y le hubiera estado observando resultaba, en lugar de perturbadora, atractiva. Elijah estaba alucinando con su propia actitud, algo en su cabeza le decía que aquello no era natural, pero no le importaba y mandaba callar enfadado a esa voz.

Pero, a pesar de la conversación, las preguntas como ¿quién eres? O ¿qué quieres? sólo recibían por respuesta sonrisas enigmáticas pero tranquilizadoras. Además el tipo seguía teniendo algo que no encajaba, el subconsciente de Elijah, que le decía que lo conocía de algo, no se había callado al descubrir que el desconocido le había estado siguiendo, seguía insistiendo que no era aquello.

Cuando llegaba a las mejores fotos, sin embargo, el hombre misterioso se quedaba callado. Minutos enteros en los que ni siquiera los carraspeos o toquecitos para llamar su atención de Elijah parecían tener efecto. Tras un rato algo llamó la atención del traje: el forro: éste era de un rojo escarlata intenso y llamativo, además no era raso o tul u otra típica tela de forros, no. Era tela, tan buena como la exterior. ¡El traje era reversible! Pero por el otro lado era un traje hortera, llamativo, claramente distinguible. Aquella ropa por el otro lado era un Frank Carnation.

Frank era uno de los principales diseñadores especialistas del país. Había explotado en los 70s, con diseños transgresores que habían tenido aceptación entre los shows de cabaret y burlesque, sobre todo en Europa pero sobre todo fue uno de los pilares del glam, uno de los modistos de cabecera de David Bowie y otras estrellas del glam rock. Su ropa se convirtió en la referencia para todas las divas del transformismo, en buena parte por su abierta homosexualidad, casi agresiva e histriónica, una auténtica “loca” que tan mala fama traía a muchos otros homosexuales que no deseaban esa fama ni ser vinculados con una imagen tan esteriotipada y negativa. 

Sus diseños se caracterizaban por ser revisiones de épocas anteriores adaptadas a las nuevas tendencias. Cogía las nuevas modas y les daba un aire neo victoriano añadiéndoles los últimos tejidos, como la lycra, el vinilo, el cuero artificial o el látex. Elijah pensaba que, en realidad estaba sobrevalorado, porque nunca había hecho nada que no fuera un refrito de cosas ya vistas. Eso sí había que reconocer que nadie mezclaba cosas del pasado como él, ni tenía su astucia para fundirlas con los nuevos materiales y tendencias. Aunque sólo los mejores profesionales podían trabajar para él, él mismo había conseguido colaborar en trabajos secundarios de sus álbumes un par de veces, un negocio muy lucrativo y que, probablemente, había conseguido más por sus contactos del colectivo gay, que parecía ser un plus con aquel diseñador, que por su renombre.

Y, entonces, se dio cuenta. Aquel era el propio Frank Carnation, era casi imposible reconocerle sin sus ropas estridentes y llamativas, sus lentillas de colores imposibles que ocultaban aquellos ojos intensos y de un discreto gris pero sobre todo resultaba una sorpresa que llevase peluca, nadie lo sabía, que él supiera. No era como si lo necesitase, porque llevaba un peinado casi igual que el de ahora, aunque menos recortado por arriba y siempre en colores estridentes: azul eléctrico, rosa chicle, amarillo chillón, rojo fuego… Pero sobre todo era irreconocible aquel individuo amable, tranquilo, tal vez con un ligero deje de amaneramiento en su educado comportamiento; no tenía nada que ver con aquella locaza punk deslenguada, sin modales, sin control ni medida y sin vergüenza.

Elijah no pudo contener del todo la emoción, preguntando con cierta efusividad y mucha sorpresa si realmente era el famoso diseñador. Pero el otro hombre estaba absorto en una de sus fotografías, una de la que estaba particularmente orgulloso. La había tomado desde lo alto de la Prudential Tower el día que le habían dicho que tenía SIDA, la primera vez que había pensado en el suicidio, con el sol poniéndose tras el estadio de Fenway en una alegoría bastante visual. Ni siquiera se movía, salvo por un ligero balanceo arriba y abajo. No tardó en entender que estaba llorando de emoción, cuando se acercó a consolarle el corazón le dio un vuelco: no estaba llorando, estaba sangrando por los ojos. Por un segundo su cerebro pensó aterrado: ¡ébola! o algo peor, antes de recordar que estaba decidido a no pasar de aquella noche y que, comparado con lo suyo, aquello casi era preferible.

Pero Frank no parecía preocupado. Se giró hacia Elijah con una sonrisa, limpiándose con un pañuelo tan escarlata que ni siquiera se notaba que lo secaba era sangre y no lágrimas. Parecía que había dejado de sangrar y no parecía especialmente afectado por la terrible situación.

-"¿Nos sentamos?" - dijo como si aquello fuera lo más natural del mundo, señalando hacia la mesa dónde el filete se había quedado frío. Seguía sin contestar a las preguntas aún más apremiantes que se le habían agolpado, aquello estuvo a punto de desquiciar a Elijah y hacerle recuperar la cordura que parecía haberle abandonado. Pero una nueva sonrisa, una mirada cándida y sólo pudo sonreír y disculpar, deseando sentarse a conversar, el resto de la noche si podía ser. La muerte podía esperar.

Frank volvió a hablar y, por primera vez, de algo más cercano a lo que el fotógrafo estaba deseando saber.

-"Te preguntarás por qué estoy aquí. Por qué hoy... Bueno por qué hoy no te lo preguntarás, ¿verdad?" - y Elijah supo que, de alguna manera, él lo sabía. Sabía que se iba a matar. Sin saber por qué sintió vergüenza, no quería que aquel hombre pensara mal de él. Esa idea le disgustaba mucho. Pero Frank sonreía con aquella curva enigmática, tan difícil de descifrar.

-"Estoy aquí porque tu quieres morir, y no porque no quieras vivir. Pero quieres morir y quieres hacerlo pronto, antes de que no seas nada. Y yo tengo que matar a alguien antes de que acabe el año, y no porque quiera asesinar. Pero quien yo mate, tal vez viva para siempre. Así que te pregunto, Elijah, ya que, de un modo u otro, vas a morir hoy, ¿quieres intentar que, después de que mueras, puedas vivir para siempre? ¿O prefieres irte sin hacer ruido, apagarte como una polilla que cruza la noche camino del invierno porque nunca se atrevió a acercarse a la luz?"

Notas de juego

No se si quieres jugar el abrazo despacio, sea con turno largos y descriptivos-narrativos o una conversación más fluida y rápida, o prefieres pasarlo más rápido. 

Haz tu siguiente post en consecuencia y dime lo que prefieres. Si decides narrar tú el abrazo o quieres hacer el turno un poco más largo y añadir interacciones que te interesen, puedes tomar el control de Frank (como es tu mentor puedes incluso definirle entero con ficha, o parte de ella, si lo prefieres) y darle los ajustes de personalidad que te gusten (en principio será tu mentor) Si encuentras fotos más de tu gusto, dime dónde encontrarlas, aunque procura ajustarte a la descripción para mantener la coherencia con ciertos aspectos de su trasfondo. En ésto como en todo, el que vaya diciendo algo sobre cualquier cosa, lo deja fijo para el futuro, por mantener la coherencia narrativa.

Por otro lado aunque la pregunta puede parecernos muy directa y apresurada a nosotros, piensa que para Elijah los vampiros son un mito en el que probablemente ni piensa si no está viendo una película de ellos, así esa pregunta no es particularmente directa, sino más bien desconcertante, como una invitación a abrir la mente.

Cargando editor
12/12/2014, 02:02
Elijah Page

Elijah no esta de humor para detener a nadie, si quiere reordenar los libros, adelante. Aunque parece que, al ponerse todo en orden, él desaparece un poco, como si el salón perdiese la personalidad de su inquilino. Era como si le estuviese ayudando a desaparecer, eliminando todo recuerdo o residuo de su existencia. Aunque era agradable. Adiós salón.

Aquel hombre tenia un cierto encanto, una extraña sensación de dulzura. Le gustaba la mezcla de cuerpo de marine con su sensibilidad artística. Aunque le suena del barrio, como si fuese un vecino. Hasta le pasa por la cabeza la idea de que fuera un admirador chiflado. En este momento no le preocupa su seguridad así que, mientras el rubio mira sus cuadros, él fantasea con la idea de que pese a su tos, su cara pálida y su estado famélico aún levante pasiones. 

Aunque parece que su admirador secreto no esa enamorado de su cuerpo, sino de su arte. Elijah intenta fallidamente llamar su atención con algún carraspeo, en plan "venga no hace falta que lo mires tanto rato, es bueno, pero no para tanto. Me voy a sonrojar con tanta admiración."

De repente comprende quien es. Su admirador secreto, quien le espía por el barrio, es un referente cultural de esta época: Frank Carnation. Todo era demasiado surrealista, demasiado loco. ¿Se había quedado dormido y estaba contemplando las imágenes locas que la diosa Nix daba a luz para atormentar la cordura de los soñadores?  

La foto que más llama la atención de su invitado es la que inmortaliza el principio de su tormento, se encontraba en el montón de cosas para Jack. Parece afectarle mucho, así que Elijah se acerca para consolarlo... ¡Lagrimas de sangre! ¿que extraña enfermedad era aquella? Da un paso hacia atrás, asustado, mientras él se limpia con su pañuelo. Entonces recuerda su propio cuadro médico y se tranquiliza, no tenia nada que temer por contagiarse de nada nuevo. 

Bajo los efectos del hechizo que le hacen admirarlo por encima de cualquier cosa, se acerca a él. Con la timidez y la delicadeza de un restaurador ante un cuadro con siglos de historia, se lame el pulgar para pasarlo después por el rostro de aquel hombre, apartando un pequeño coagulo que había escapado al pañuelo. Es un gesto cargado, se había acostado con gente sin entegarse ni una décima parte de lo que está haciéndolo ahora. No temo tu enfermedad

-Sí, sentémonos.- le dice mientras se frota los dedos para deshacer la pequeña  piedra de sangre y que los fragmentos caigan al suelo.

Escucha las palabras del diseñador sobre que una vez muerto podrá vivir para siempre. ¿A que se refería? ¿iba a hacer un traje con su nombre? ¿O, inspirado en la ultima novela de Thomas Harris, iba a hacer un traje con su cadáver para que semejante acto pasara a la posteridad en cuanto se descubriera?

Abre la botella de vino y sirve dos copas.

También podría ser de una secta y le estaba ofreciendo la vida eterna si su cuerpo era sometido a los rituales adecuados...

-¿A que se refiere con vivir para siempre? ¿va a emular al doctor Frankenstein y crear un "moderno Prometeo" con mi cadáver o se refiere a hacer que mi nombre quede escrito en la historia para siempre?

Notas de juego

 (como es tu mentor puedes incluso definirle entero con ficha, o parte de ella, si lo prefieres) y darle los ajustes de personalidad que te gusten (en principio será tu mentor) Si encuentras fotos más de tu gusto, dime dónde encontrarlas

Al igual que uno no elige a sus padres, un vampiro no elige a su sire. De momento me gusta así. Si que te tomo la palabra de poder manejarlo en algún post un poco si eso me facilita la narración.

 

No se si quieres jugar el abrazo despacio, sea con turno largos y descriptivos-narrativos o una conversación más fluida y rápida, o prefieres pasarlo más rápido. 

La longitud de los posts como vayamos viendo. En principio si tú disfrutas roleandolo no le veo sentido a pasarlo en un solo post. He de reconocer que he disfrutado leyendo tu post anterior, el detalle de la foto y su significado me ha parecido muy narrativo. Así mola jugar a vampiro y no en el cutreplan de "entra, te come, te da la vida eterna porque te ama y se va para siempre. Cuando sale de tu casa entran los geos a matarte, tira iniciativa." 

Cargando editor
16/12/2014, 22:17
Frank Carnation (p)

Una mirada de preocupación cruzó el rostro de Frank cuando, al sentarse, limpió su sangre; pero su sonrisa, triste, lejana, no tardó en volver, tal vez cuando dejó caer el coágulo, que parecía mantener una consistencia inusual.

El diseñador rió con más ganas cuando bromeó con Frankenstein. Le invitó a que tomara la copa de vino que había preparado y que, a diferencia del filete, seguía estando en perfecta condición. Pero él no compartió el placer, ni siquiera se sirvió una copa.

-“Frankenstein… No. No exactamente, pero el género no va mal. No va mal. Pero no, no eso. Y tu nombre no crecerá en la historia más por lo que yo pueda ofrecerte. No. Tu nombre, para bien o para mal muere hoy. Incluso si tu no lo haces.” – hizo una pausa, demasiado larga, manteniendo una mirada demasiado intensa en sus ojos grises que acabó por hacerle estremecerse. Decía palabras sin sentido, pero era capaz de transmitirles una importancia que le dejaba claro que allí, en aquel galimatías sin sentido, se estaba jugando mucho. Más de lo que creía que le quedaba; si alguien le hubiera dicho que, en realidad, sí existían las almas y él estaba negociando con la suya, le habría creído.

-“No hablo de metáforas, ni de sobrevivir en el arte. Lo que te ofrezco es una posibilidad de… curación… en la muerte. Juventud y salud eternas, pero sin vida. Una dulce maldición que empiece con tu muerte y vuelta a una parodia de vida, parasitaria. A cambio, no tendrás que preocuparte por lo que hay al otro lado, ni por el olvido, todo el tiempo del mundo para lamentar la pérdida de la chispa, pero también para recuperarla y recibir alabanzas por un arte sin alma pero con una estética más allá de la capacidad humana. Los eones a tus pies para ver la historia en butaca de primera fila, con los muertos cargados a la espalda. Las voces de tus mayores limitando tu camino, pero éste será eterno.” – su rostro alternaba sonrisas de mirada ensoñadora y brillante, con rictus tensos de mirada perdida y triste – “Has leído a Mary, una mente brillante que era un gozo contemplar y compartir.” – cerró el círculo volviendo a la referencia inicial del monstruo de Frankenstein en un sin sentido, puesto que Mary Shelley debía llevar cien años muerta cuando naciera Frank – “¿Y a Bran? ¿Conoces su obra?” – si había alguna duda de qué hablaba, la disiparon los colmillos, como los de un lobo, que adornaban su sonrisa. Aunque ésta ahora tenía un aspecto ciertamente temible, sus ojos no habían cambiado, seguía mirándole con aquella candidez y cierta pena que portaba desde que entró.

Notas de juego

De acuerdo entonces, al ritmo que vayamos viendo y con calma.

La verdad es que nunca he entendido bien a los directores que insisten en empezar con el abrazo para despacharlo en un párrafo/descripción de dos minutos. Supongo que, en realidad, no tienen interés en explorarlo pero quieren aparentar, por las palabras del manual sobre su importancia y tal.

Cargando editor
17/12/2014, 16:21
Elijah Page

Elijah le escucha con toda la atención que puede prestarle, que es más bien poca. La charla ha alcanzado un tono trascendental, como cuando alguien invita a dos licenciados en humanidades o filosofía a la cena. No es que no le preste atención, entiende todo lo que le dice. Es solo que su mente se pierde en otros asuntos como estudiar los gestos y la expresión de aquel hombre. Se le ocurren varias ideas para fotografiarle, aunque el resultado sería tan inquietante como está conversación. Frente a sí tiene un alma compleja, con miles de matices y pesadas cargas.

Cuando da a entender que conoció a aquella escritora, simplemente sonríe un poco. Está acostumbrado a desvaríos donde alguno de los participantes aventura la opinión de algún pensador del pasado o incluso suplanta su personalidad. Filosofos, actores, chaperos, divas de escenario,… su mundo había sido breve pero jodidamente brillante y colorido.

-Si claro que he leído Drac…- No termina su frase. Como un gato, Elijah ha saltado hacia atrás, tirando la silla. El vino se derrama sobre la mesa, una balsa roja que se extiende fuera de control, como una hemorragia. No puede mirar a otro lugar que no sea la mesa, pero tras unos segundos reúne valor y mira a su acompañante, a sus dientes. ¿Qué clase de truco era aquel? ¿Cómo había podido ponérselos, si estaba mirándole a la cara? ¿Acaso, además de diva de la costura, era un experto en efectos especiales?... ¿Y si era verdad? ¿Y si estaba ante un vampiro genuino? Quizá ya se había tomado las pastillas y estaba delirando…

Todo se vuelve más onírico, más surrealista, de repente la idea de gastar las velas para la cena le parece un gran error. Iba a encender la lámpara, bajo la luz del siglo XX todo se vería más claro: Los colmillos se revelarían de plástico; Franck pasaría de ser un personaje carismático a una reinona entrada en años enferma de ebola y tan desesperada como él mismo; su sepulcro demostraría no ser más que un apartamento diminuto y barato. Esa era la verdadera muerte: la pérdida de la ilusión.

Pero no lo hace, una parte de él toma el control. Una parte que quiere que esos colmillos sean de marfil, que el rubio con el que comparte habitación conociera a la señora Shelley en persona, pudiendo llamarla hasta por el nombre de pila.

 

Lo terrible de esta broma macabra no es que le asusten con vampiros o beberle la sangre. Lo terrible es que la broma terminara y la vida eterna será imposible. Así era su mundo, a dos horas del final, las novelas de terror eran una alternativa muy dulce. Por eso no enciende la luz. Aunque sabe que todo esto es mentira, es una mentira bonita, como una pompa de jabón.

-¿Por qué me haces esto? ¿Por qué me haces creer en la vida eterna? ¿Cuándo te quites los colmillos de plástico y me digas que todo era una broma, te reirás a mi costa? ¿No podías dejarme morirme feliz, no? ¿Tenias que ofrecerme una alternativa y luego quitármela? ¿Quieres que llore mientras me tomo las pastillas, jodido y con cara de imbécil por haberme creído que podría seguir caminando por esta ciudad durante siglos?

Elija apoya la espalda contra una pared y se deja escurrir al suelo, se abraza las rodillas y empieza a llorar. –No quiero dejar de experimentar, de reír, ni de caminar. Quiero conocer más gente a cientos, a miles. Quiero ver las nuevas tiendas que abran, quiero seguir girando la cabeza para contemplar cuerpos hermosos a traición, quiero ver más películas, quiero hacer más fotos,… Así que salvo que de verdad seas un vampiro, sal de mi casa y vete a tomarle el pelo a otros moribundos.

Se abraza las rodillas, con los ojos cerrados, esperando oír la puerta. Un portazo que le diga que los vampiros no existen y que es la hora de morir para siempre.

Cargando editor
21/12/2014, 20:32
Frank Carnation (p)

Frank no se rió. Bueno, sí sonrió, pero era la misma sonrisa triste y cándida que llevaba desde que entró en el apartamento. Se quedó sentado, recatado, mientras atravesaba su crisis de fe. Probablemente no entendía bien todo lo que estaba pasando Elijah, sus preguntas y sus sentimientos, aunque lo intentaba. Sus respuestas no siempre eran coherentes a los pensamientos del joven, si no a sus palabras, pero su tono cambiaba conforme a sus emociones, tal vez no fuera tan bueno calando a los demás, pero era sensible a sus sentimientos.

-“Te hago esto a ti porque vas a morir hoy. De una forma u otra lo harás. Yo tengo que hacerlo, si no es contigo será con otro. Y puede salir mal, puede que mueras… O algo peor. Pero tú no tienes nada que perder, ¿verdad? Los míos sólo repartimos la inmortalidad entre artistas, y tu obra conmueve. Será triste verte perder el duende. Y no quiero nada… Querría no tener que matar para vivir, querría tener el ingenio inventivo que me llevó a diseñar el traje de boda de la princesa Bharani de la India, querría… Querría muchas cosas, pero son imposibles y no quiero nada. Hago lo que debo, para conservar ésta no vida… y debo matar a alguien para que se una a los condenados.”

No parecía dispuesto a dejar decaer la broma macabra, Elijah se había alejado por el cuarto, hasta el extremo contrario, derrumbándose contra la pared, con la desesperación que provoca la esperanza inalcanzable en el rostro; pero Frank ni se había levantado seguía hablando, con su sonrisa triste congelada en una mueca lúgubre.

Elijah había llegado al suelo, pidiendo que acabara aquella tortura por el camino. Su alegato acabó cuando quedó sentado, agarradas las rodillas, tras ello agacha la cabeza, Frank sigue sin moverse cuando deja de verle, eso está bien pues cuando se levanté sonará el temido portazo.

En el mismo momento que terminó de hundir la mirada sintió una corriente zumbante y Frank estaba ante él, no estaba mirando y no pudo ver cómo lo hizo, pero no le hacía falta para saber que era imposible. Aunque fuera un atleta no le habría dado tiempo ni de levantarse, mucho menos recorrer el apartamento que, aún siendo pequeño, tenía siete u ocho metros de lado.

Sus brazos, fibrosos y nervudos, pero delgados como correspondía a un hombre de menos de 70 kilos, sujetaron sus hombros con firmeza pero suavidad. Aunque la enfermedad se había cebado con él, Elijah era alto, no sería más ligero que Frank, aún así, con una fuerza imposible, le levantó como si fuera un niño hasta ponerle de pie con firmeza pero sin rudeza, siempre con su sonrisa deprimida.

-“Podrás experimentar, pero perderás la pasión por hacerlo. Tal vez podrás reír, de vez en cuando, a veces pasarán años entre una risa y la siguiente, andarás todo lo que quieras, siempre en las sombras de la luz de las farolas y las bombillas. Verás abrir tiendas nuevas, y las verás cerrar, y sus edificios caerse de puro viejos. Podrás ver todo lo que quieras, aunque pronto dejarás de disfrutarlo. Y acabarás loco cuando después de un millón de fotografías, ninguna supere a ésta.” – como una mancha borrosa Frank desapareció y, en un parpadeo, volvió llevando con él la imagen de la puesta de sol, antes de que Elijah tuviera tiempo de tambalearse al ser soltado – “Desde aquí sólo hay tres caminos: me voy, sin risas ni burlas y tu tomas tus pastillas y te difuminas para explorar el otro lado, si es que lo hay; te doy la muerte y, si todo va bien, la resurrección en nuestra parodia de vida… O te arrepientes, y tratas de seguir con tu vida enferma y agonizar con dolor, en cuyo caso yo mismo te libraré de ello, porque ahora que me conoces de verdad no puedes seguir vivo. O muerto o no muerto.” - era la primera vez que decía algo mínimamente amenazante, lo había hecho como de pasada, sin variar ni un ápice su tono amable y educado, pero acababa de decir que si no aceptaba ni se suicidaba, lo mataría de todas maneras.

Frank le volvió a soltar, dejando la fotografía cuidadosamente sobre el aparador de la entrada, colocó las solapas del traje de Elijah con primor, secó las lágrimas de sus ojos con un pañuelo de seda blanca que llevaba sobresaliendo del bolsillo de su pechera y concluyó:

-“Así que te pregunto, ¿quieres que intente curar tu enfermedad y no-vivir para siempre dejando atrás parte de tu alma y dejando de ser un ser humano? ¿Aceptas ese destino?”

Notas de juego

Con eso enlazamos con tu presentación del personaje, cerrando el círculo de lo que llevamos fijado con el personaje. Toma la narración todo lo que gustes, hasta el punto en que prefieras que narre yo.
 

Cargando editor
21/12/2014, 20:44
Elijah Page

Elijah vive la situación como un delirio, como un momento de locura, el mundo real se derrumba a su alrededor, la lógica ya no vale. No puede procesar lo que está ocurriendo.

Pero en este torbellino de noche algunas ideas sí que ha pillado, y si esto es de verdad, él lo quiere.

-Una sonrisa cada año es mejor a que todo acabe y la carne se pudra. No me dejes morir. Si es verdad lo que dices dame esa bendición. Acepto ese destino.

Le agarra las manos con las que le seca con un pañuelo y le mira a los ojos.

-Deseo ese destino. Y si sale mal y no vuelvo de la muerte, te perdono.

Le besa la mano y cierra los ojos…

-Hazlo

¿Iba a estrangularle? ¿A cortarle el cuello con un cuchillo? ¿A clavarle los colmillos? A Elijah le da igual, quiere que le mate y termine con esto. Si es todo mentira le habrá ahorrado el, literalmente, mal trago de envenenarse con pastillas. Si es verdad y vive para siempre… bueno, es la opción que preferiría. Aunque ahora mismo solo quiere que termine este mareo mental y todo se aclare.

Notas de juego

Es un poco corto, pero el ritual del abrazo no sé como querrás que sea en tu ambientación.

Cargando editor
24/12/2014, 00:55
Frank Carnation (p)

Frank asintió, con su sonrisa triste, de la que sólo lo último alcanzaba a sus ojos. Ahora parecían tener una sombra roja, tal vez siempre estuvo ahí y ahora se fijado por primera vez. Elijah había notado el helor de la muerte cuando tocó y besó las manos del vampiro, era una sensación que causaba intranquilidad y que daba un nuevo significado a su palidez casi extrema. Las palabras del vampiro le hicieron estremecer, a pesar de su tono amable y deprimido.

-“Creo que deberías calentar el filete y tomarlo, será la última vez que puedas disfrutar del sabor de la comida normal, así que atesóralo, con suerte te consolará unas décadas el día de mañana; mientras te explicaré cómo irá todo, es mejor que estés al tanto. Toda ayuda es poca para que salga lo mejor posible y tu colaboración ayudará mucho. Es muy difícil y menos de perfecto nos saldrá caro.” – a pesar del tono ominoso de la última frase, Frank volvió a pasear aparentemente tranquilo por el apartamento mientras el horno trataba de recuperar el filete al olimpo de los manjares, con éxito relativo, dado que Elijah tampoco era un cocinero excepcional. Pero la calidad de la carne hizo el resto.

Cuando se sentó a disfrutar de su filete, el modisto hizo lo propio, frente a él, mirándole atento. Su voz rompió el silencio, suave y educada, lo que remarcaba lo grotesco del contenido de las palabras.

-“Cuando acabes nos iremos al sillón, conviene que te relajes, allí te morderé el cuello. Dolerá, bastante, pero será sólo un segundo. Luego será agradable, muy agradable de hecho. Pero beberé toda tu sangre, te irás quedando dormido, sabrás que mueres, te entrarán dudas, es inevitable. Pero debes confiar y no resistirte, sobre todo no te pongas violento.” – hizo una pausa mirándole atentamente, aunque hasta que no hizo un gesto con los ojos, Elijah no se dio cuenta de que quería que le confirmase que había entendido. Apenas asintió, consciente de que acababa de comprometerse a dejarse matar por desangramiento, Frank siguió.

-“Morirás. Esperemos que durante poco tiempo, pero lo harás. Lo siguiente que sabrás es que estás tragando, te sentirás desorientado y confuso. Es importante que vuelvas a tus cabales rápido, al menos lo suficiente para no dejar de tragar, aunque tu instinto sea el contrario. Si lo consigues vendrá la parte más dura y, si va mal, la más complicada.” – hizo otra pausa, un ligero temor había asomado a su mirada, incluso su sonrisa triste había desaparecido y su rostro sólo transmitía tensión.

-“Cuando recuperes el juicio estarás tragando el manjar más delicioso que hayas probado nunca, un sabor que ni siquiera puedes imaginar ahora. Y estarás hambriento, famélico. Llegará un punto donde te retiraré mi sangre, que es lo que estarás comiendo, será el momento más duro de tu vida, peor que ayer, peor que el día que te dijeron que tenías SIDA. Yo debería tener la fuerza suficiente para obligarte, porque estarás muy débil; pero si no es así, debes tener la voluntad suficiente para detenerte. Si no lo haces, yo moriré y tu te convertirás en un monstruo sin voluntad sediento de sangre… Y te matarán antes de que cruces la calle.” – la emoción de la descripción le había despertado el apetito, comiendo compulsivamente hasta haber finalizado el filete. La sonrisa triste volvió al rostro de Frank, le tendió la mano para llevarle al sofá.

 

Cargando editor
24/12/2014, 00:58
Director

Elijah vio sus propios nervios reflejados en los ojos del otro. Aquello hizo que su corazón se acelerase, empezaba a pensar que Frank no había hecho aquello nunca y se daba cuenta que ya no había marcha atrás. Había pasado el punto de no retorno. Sintió la presión de su acompañante, firme aunque gentil tratando de tenderle, a la vez que se acercaba a él como haría un amante, sus rostros se acercaron, como si fuera a besarle, su mirada era ahora hambrienta, excitada y mucho más roja que antes. Elijah se preparó para recibir su beso, pero éste apenas fue un pico, un breve contacto superficial, más destinado a evitar que quedase tonto que a compartir un vínculo. Donde se entretuvieron aquellos labios fríos, blanquecinos y muertos fue en su cuello. Despacio, con suaves besos y un ligero chupetón, el frío había desaparecido de la piel de Frank, como por arte de magia y pronto su pericia con lo que casi parecían preliminares amorosos hicieron que Elijah se relajase.

Fue ese momento el que aprovechó su compañero para hundir sus colmillos en su carótida. Así que, efectivamente, como había pensado sería clavándole los colmillos. El dolor agudo le recorrió todo el cuerpo, aunque la fibrosamente fuerte figura de Frank sobre él evitó que sus convulsiones fueran demasiado movidas. Fue tan doloroso como sonaba, pudo sentir cada centímetro – pues los dientes habían crecido hasta tener varios de longitud – entrar dentro de su carne, su corazón se aceleró apenas brotó el primer surtidor de su propia sangre, notaba pulsar su cuello como si fuera una segunda bomba de fluido vital.

Sólo habían pasado dos segundos y los nervios y la tensión amenazaban con provocarle un ataque de pánico, el recuerdo de las palabras de Frank señalándole la importancia de que mantuviera la calma y se dejase hacer se unió a la ecuación ¿para tranquilizarle? ¿para agobiarle aún más? No le dio tiempo a saberlo, porque el dolor fue reemplazado por placer, trató de jadear o de gemir, pero no le fue posible, su aliento robado por el éxtasis, perdió la vista, los ojos vueltos en blanco presa de un placer como no había experimentado nunca, ni siquiera pudo pensar en alternativas pues su cerebro saturado dejó de funcionar unos minutos de jubilo y gozo sin precedentes.

Su mente volvió a moverse, lenta como en un sueño o en un viaje alucinógeno, estaba en un Nirvana total, era consciente de que seguía gozando como nunca, pero era algo tan lejano que apenas lo podía sentir, su vista estaba borrosa y no podía moverse. Fue consciente por un segundo que lo que ocurría es que se moría. Que su cerebro ya no podía procesar el placer, ni el olor, ni hacer nada que no fuera forzar al corazón a latir más y más fuerte, lo notaba golpear contra las costillas, luchando por llevar una de las pocas gotas de sangre que le quedaban hasta su cabeza. A lo lejos, en un duermevela, en mitad de un parpadeo que era cada vez más lento, vio la foto de la puesta de sol desde la Prudencial Tower, su vida se apagaba, como aquel sol que se hundía en el Estadio Fenway. Ojalá, como ese mismo sol, también volviera a surgir al otro lado.

 

Notas de juego

Creo que el Abrazo es lo bastante importante para detenernos un poco en él, nos puede ayudar mucho a conocer el personaje. Así que, si te parece bien, lo haremos en dos o tres partes. Si quieres narra tu ahora desde la perspectiva de Elijah la muerte. En mi post está todo lo que puede considerarse genérico de ambientación para ésta parte, de modo que puedas dar tu visión personal de lo que ha pasado. Si no te apetece o no tienes nada que añadir, me lo dices y sigo yo con la resurrección desde un punto de vista general.

Cargando editor
25/12/2014, 13:47
Elijah Page

Aquel filete fue su primer contacto con la esquizofrenica sociedad vampírica, donde situaciones normales acontecían con un trasfondo absurdo. Ante la gravedad de los hechos por venir no tenia especial hambre, pero se lo trago como un niño se come las verduras ante la atenta mirada de una madre. Se suponía que tenia que disfrutarlo, así que hizo todo lo posible por, al menos, gravar el sabor en su memoria.

Los detalles que iba conociendo distaban mucho de tranquilizarle. Todo parecía sacado de una novela de terror victoriana. En más de una ocasión se le paso por la cabeza dar marcha atrás, pero creía en las palabras de rubio. Había dado muestras de que había verdad en toda historia. Además quería creer, esta oportunidad era su ultimo clavo ardiendo. Era esto o el fin.
   
Aquel vampiro parecía tan novato como él en este asunto de crear un nuevo vampiro, así que trato de no ponerlo más nervioso con dudas o inquietud, de fingir calma. Posiblemente Frank solo había vivido este proceso una vez, y desde la otra perspectiva. Eso hacia a Elijah especial, su primer... lo que sea que se llame a un convertido por ti. Es maravilloso ser el primero, el primero siempre se queda gravado en tu mente: la primera vez que se hace una receta, la primera vez que haces el amor, la primera vez que escuchas tu canción favorita. La parte racional de su mente piensa que esto se parece más a ser el primer paciente de un cirujano nervioso. Pero esa mitad de su cerebro se ha rendido, como si ya se hubiera tomado las pastillas. 

Se deja tumbar en el sofá. El leve beso de Frank le hace sentirse más tranquilo, como si jugara en terreno conocido. Evidentemente no es la primera vez que le besan en el cuello. Pero hay un detalle que le aterra y le escalofría, incluso cuando su piel está intacta aún: La frialdad de Frank, tanto literal como metafórica, a la hora de guiarle, moverse e incluso tumbarse sobre él y besarle y su repentino estallido de energía al llegar al cuello. Solo parece vivo e interesado por la realidad cuando esta en su cuello, cuando Elijah no es una persona en un sofá, sino un filete en el plato. Por primera vez intuye lo que significa ser un depredador. 

Pero no puede moverse ni apartarse de la salvaje bestia que ha descubierto que tiene encima. Los colmillos perforan su piel, provocandole un gemido ahogado. Pero no puede escapar ni empujar a Frank. Una vez más es victima del dolor, una vez más tiene que resignarse a él. Su ultima lagrima de agua escapa de su ojo. La impotencia frente al dolor había sido su tortura en esta vida y parece que va a marcar su final. Esa lagrima es un ultimo momento de autocompasión por la paliza de sus familiares, las vejaciones humillaciones y otros golpes que ha recibido desde entonces. Por todas las veces que ha fingido estar disfrutando pese a solo pensar en irse a casa a ducharse y olvidar lo ocurrido. Nunca en toda su vida ha estado más inquieto, con los músculos agarrotados de tanta tensión, rígido cono una estatua 

Pero entonces llego el placer. El placer había sido el verdadero motor de su existencia, la fuente de su impulso vital. Ese era el verdadero sentido de su vida y ese iba a ser el sentimiento con el que la abandona. Se relaja, deja que el peso de frank caiga sobre él. Sus ultimas fuerzas de persona viva son empleadas para abrazarle. Una mano en la espalda otra en su cabeza empujándole más contra su cuello. No puede hablar, ni siquiera jadear. Pero quiere entregarse a el, dejarse beber entero, abandonarse. 

Las llamas de las velas se vuelven borrones amarillentos y naranjas sobre un fondo negro, como si estuviera en un espacio infinito de oscuridad, hace frío pero no le desagrada. Las luces borrosas se alejan mientras él se hunde en la oscuridad, solo siente sus propios latidos pero cada vez tienen menos ritmo. Con el ultimo, encuentra la ansiada paz.

Notas de juego

Feliz Navidad!!

 

de modo que puedas dar tu visión personal de lo que ha pasado. Si no te apetece o no tienes nada que añadir, me lo dices

 Si alguna vez ves que me niego a narrar las emociones , los sentimientos, o la forma de ser de un personaje, da la alarma de invasión de ladrones de cuerpos

Cargando editor
29/12/2014, 03:00
Director

Estaba oscuro. Tan oscuro como uno imaginaría que estaría la nada. Sólo había sabor, un mejunje espeso, con sabor dulce y ferroso. Lo más delicioso que hubiese probado nunca, jamás había experimentado una sensación como la de aquel sabor. Con aquella idea volvieron todos los recuerdos de lo que eran experiencias sensoriales y, un segundo después, la idea, terrible, aterradora, fría.

-"Estoy muerto. Me desangraron abriéndome la garganta de un mordisco." - y las palabras de Frank. Tenía que tragar, no podía deleitarse para siempre en aquel sabor en la boca o todo saldría mal. Tragó, tragó sangre, sangre maldita que prometía curar su enfermedad y darle eterna juventud.

El mundo volvió a estallar en un orgasmo sensorial, su boca le daba más placer del que nunca hubiera recibido con ninguna otra parte de su cuerpo, entendió, por primera vez, las leyendas sobre la ambrosía. Sí existía tal elixir, le estaba tomando en ese momento. Y con esa sensación abrió los ojos, era consciente de que su pecho no latía, a pesar de estar más excitado que nunca, que no había respirado en los minutos que llevaba con consciencia. 

Sus ojos le mostraban el techo, que no era blanco, porque tenía cien tonos distintos de blanco, tantos que no podía nombrar, el rostro de Frank, del que podía ver cada vello, a través de la mano y la muñeca del hombre, que estaba en su boca y a la que se aferraba como un bebé famélico a la teta de su madre. 

Sus oídos le llevaban, atronadores como un martillo neumático, sus propios jadeos extasiados y los gemidos no menos orgiásticos de Frank. Y el sonido del grifo del baño goteando, como si fuera lluvia en la ventana. Y la irritante sinfonía de la bombilla zumbando como un tábano junto a su oído. Y los gritos de la pareja de arriba, la chica pelirroja y el muchacho mulato, follando en su cama. Y el desagradable ruido de los ancianos de abajo sorbiendo su sopa de la cena. Y el concierto del tráfico de la calle, más allá de la ventana, con los coches, los cláxones tocados a una manzana de distancia y el clac del semáforo de la puerta de su casa al cambiar de color.

Su olfato estaba lleno de un aroma tan delicioso que notaba su paladar deshacerse, tan intenso, tan sensual, tan delicioso, que no podía prestar atención a ninguno otro, aunque era semi consciente de que había al menos medio centenar de olores. Pero sólo podía prestar atención a la sangre. La sangre que brotaba de la muñeca de Frank y le daba la vida.

Y entonces todo aquello se acabó. La muñeca se retiró con un jadeo y un quejido, violenta, repentina y brutalmente. Dejándole famélico, muerto de hambre, agonizando, falto de la vida y llevándose con ella todas aquellas sensaciones, su comunión con el mundo y sus sentidos aguzados. Gimió implorando un poco más, tratando de levantarse para agarrar la muñeca esquiva y devolverla a su boca. Una mano de un millón de toneladas le hundió en el sofá. 

Imploró, sólo un segundo más de sangre y a cambio daría esa eternidad que le prometieron. Ya no quería vivir para siempre, ni curarse, sólo quería otro sorbo. Pero le fue negado. Frank no le daría más, trató de odiarle por ello, pero descubrió que no era así. De hecho le amaba, le amaba más que a nadie en mucho tiempo. Pero estaba demasiado débil, sus pensamientos le agotaron. Entonces se sintió morir de verdad, el estómago se le puso del revés y trató de salírsele por la boca. 

Se oyó gritar como si estuviera en llamas un segundo antes de vomitar tan violentamente, tan salvajemente que estaba seguro de estar arrojando las entrañas por la boca. Todo se puso rojo y negro y, por segunda vez aquella noche, se sintió morir, pero esta vez no fue agradable ni indoloro. Cuando terminó de vomitar aquella masa repugnante y pudo recuperar el aliento sintió un hambre como no había sentido nunca, todo lo que podía pensar era en sangre, en beber la sangre más cercana que hubiera. Supo que si hubiera estado allí delante incluso Richard, o el mismo Dios, lo habría devorado. Pero estaba Frank, sólo Frank, con una bolsa de sangre como la de los hospitales en la mano. Dentro de la gabardina podía oler más, aunque no las viera en ese momento.

Notas de juego

Creo que te apetecerá narrar también tu perspectiva de la resurrección, la conversión y el Primer Hambre. Adelante, que es uno de los momentos de más carga dramática del juego.

A ver ahora cómo hacemos para superar la intensidad de la primera escena XD.

Cargando editor
30/12/2014, 10:08
Elijah Page

La paz es desbordada por el precioso liquido, la dulce promesa de la vida eterna. Es el mejor de los caldos, una cosecha más que excelente. Aunque no es vino, es sangre. Como todo el mundo, había probado la sangre en algún derrame nasal o al lamerse una herida. Pero el que antaño fuera un sabor repugnante, ahora es delicioso. El regusto metálico de hierro ahora es un abanico de sabores intensos, como antes lo habían sido los diferentes tipos de chocolate. 

Se sumerge en ese sabor como si se tirara a una piscina y eso le hace pisar los baldosines del fondo y salir propulsado hacia la superficie, hacia la ¿vida?

Puede ver al "vampiro marine", de cuya muñeca mana el manjar y que parece disfrutar tanto donando como él lo está haciendo al beber. Aunque le gustaría succionarlo entero, incluso estrujarlo para sacar la ultima gota,varia la velocidad de succión. Ralentizandola para alargar un placer suave, y de repente succionando con todas sus fuerzas, el equivalente a un golpe de cadera. 

Y es que realmente está excitado. Trata de enredar sus piernas con las de su creador, de acariciarle el brazo cuya muñeca le alimenta. Aunque ahora percibe toda las gamas de blanco y "vainilla nicotina" del techo, solo mira sus ojos. Ya no son de un discreto gris, sino de una escala cromática que cubre cientos de grises.

Y de repente, sin aviso, el río de leche y miel se seca. La muñeca se aleja. 

Elijah gime suplicante, con la mirada le promete cualquier cosa que pida, incluso trata de agarrarle la mano. Pero Frank no va a ceder. No necesita más que una mano para retenerle en el sofá. No le guarda rencor, hasta disfruta con su fuerza. Aunque se muere por tomar aunque solo sea una gota más, disfruta del momento, mirándole a los ojos. No le importaría mucho pasar horas así, tumbados juntos.

Pero un nuevo imperativo biológico se impone. La mano le libera cuando comienzan las arcadas. Y no llega al baño, ni siquiera se aleja más de dos pasos del sofá antes de soltarlo todo. No es solo el puto filete de los cojones, siente como todo su tuvo digestivo quiere liberarse. Siente como muchos de estos órganos empiezan a liberar su contenido. Su hígado ya no producirá bilis nunca más, y no necesita la almacenada en la vesícula, igual de inútiles le resultan las enzimas digestivas de los azucares, a la porra con la lactasa, sacarasa y todas las demás. Todo fuera.

Por supuesto Elijah no tiene ni idea de este proceso, simplemente se siente reconfigurar y secar por dentro. Se siente como si fuera un desierto andante. tiene sed, mucha sed. 

Frank tiene unas bolsas con sangre, el olor le resulta delicioso, aunque la presentación en bolsas de plástico no le dice mucho.

Notas de juego

A ver ahora cómo hacemos para superar la intensidad de la primera escena XD.

muy sencillo! Con alcohol!

Cargando editor
05/01/2015, 02:48
Director

Cuando Elijah se lanzó sobre la bolsa de grande, reventándola en su boca como fuera un globo, supo que no podría controlarse más. La sangre saltó en todas direcciones y él se apresuró a lamer cada gota que tenía a su alcance. Frank sacó otra bolsa más, con mirada preocupada.

Esta vez Elijah la mordió con pasión, ansia viva, deseo irrefrenable, pero más contención para evitar que se derramara. La sed se redujo apenas un ápice, lo justo para sentirse defraudado. Después de beber pura ambrosía unos segundos antes, la bolsa de sangre le calmaba la sed, le alimentaba. Pero era como beber de un charco enlodado después de un sorbo del mejor Dom Perignon. 

Aún así cuando Frank sacó una tercera bolsa, se lanzó sobre ella con apenas un poco menos de ansia. Más calmado, por primera vez en los últimos... ¿cuanto tiempo había pasado? No lo sabía... Pero, por primera vez en los últimos lo que fuera, podía razonar, aunque su mente estaba ocupada aún por un machacón deseo de seguir bebiendo sangre, por un hambre infinita que, no lo dudaba, le costaría controlar si se veía en la necesidad de hacerlo. Podía oler la sangre de Frank, así como una cuarta bolsa que tenía guardada, creía oír la sangre de sus vecinos bombeando en sus venas, aunque sabía que no era verdad, porque... no lo era ¿verdad?.

Frank le miraba con cierta preocupación, tratando de ver algo en sus ojos, o en su comportamiento, o... Elijah no lo sabía. Sí que sabía que estaba cansado y que tenía mucho sueño, aunque no tanto como hambre.

Cargando editor
05/01/2015, 02:57
Frank Carnation (p)

Frank, aún con su mirada preocupada, levantó una mano hacia él, en un gesto tranquilizador, casi protector.

-"Sé que tienes hambre. Ahora nunca desaparecerá del todo, aunque se puede hacer más liviana. Tendrás que aprender a vivir con ella... Y con el tiempo con los pecados a los que te arrastrará. A todos nos ha tocado." - hizo una pausa - "Es importante que aprendas a controlarla. Si no la controlas puede que el proceso haya fallado y ella te matará antes de que abandones el edificio. Si todo va bien, deberías notar mucho cansancio. No te preocupes, es natural. Dormirás un día entero. O más bien morirás un día entero, pues en el sueño volvemos a nuestro estado real: muertos." - Frank seguía teniendo el brillo de preocupación en su rostro y supo que aquello era una prueba, estaba comprobando si era capaz de resistirse o era un monstruo permanentemente sediento de sangre. Se jugaba en esos minutos su recién adquirida inmortalidad.

Las palabras de su asesino iluminaban algunos puntos oscuros de su nueva realidad, pero mostraban con ello nuevas sombras de desconocimiento.

Notas de juego

Ahora tienes 3 puntos de sangre, estás al borde de tu primer letargo, porque en ésta ambientación los vampiros pasan su primer día en letargo. Aún así puedes actuar como quieras, al menos de momento. Cualquier cosa que implique disciplinas: presencia no la puedes usar aún. Auspex está presente pero completamente sin control.

Cargando editor
05/01/2015, 09:45
Elijah Page

 La bolsa de sangre le calmaba la sed, le alimentaba.

Me cogí el defecto gordo.

 

Elijah saborea la sangre, pero no hay vida en su interior. Bebe, casi se baña en ella, pero no le encuentra la alegría a hacerlo. Toda su mente es sed, una sed que hace temblar su interior. Los corazones palpitando a su alrededor son una promesa de alegría, son como frutas maduras esperando a ser recolectadas. El mulato del piso de arriba es, sin duda, el más apetecible. Solo de imaginar su cuerpo aún sudado y caliente por el sexo, con la sangre a flor de piel, los colmillos le provocan dolor en las encías, como si quisieran crecer un poco más. Quería clavarlos en su cuello, en su carótida… o, mejor aún, en su femoral.

-Por favor, Frank, aun queda noche. Enséñame a conseguir sangre de verdad, sangre que palpite. Sangre viva. Solo una persona, solo unos sorbos. Seguro que cuando convirtieron a Drácula no le calmaron la sed con bolsas de hospital, es enfermizo… No es que no sea un detalle por tu parte. -Añade deseando no haberle ofendido con sus impulsivas, aunque sinceras, palabras.

Cargando editor
09/01/2015, 11:02
Director

Frank miró a Elijah con ojos aún más tristes, su cara mostró un cierto horror, preocupación y su lenguaje corporal empezó a mostrar síntomas de nerviosismo.

-“No. No. No puede ser. No debería pasar esto. No somos Ventrue. No lo somos. Algo ha salido mal, no ha ido bien. Algo ha fallado.” –caminaba por el cuarto, retorciéndose las manos, distraído, abstraído en sus pensamientos, sin preocuparse del recién muerto. Pero tras unos momentos pareció tranquilizarse, le agarró de un hombro mirándole atento a los ojos, más calmado, pensativo y con mirada aguzada – “Pero no es grave. No estás en frenesí, de momento controlas. No es tan grave, podemos vivir con ello. Ella deberá entender, aún tenemos posibilidades. Tenemos tiempo, aunque tendrás que tener mucha disciplina, es importante que demuestres que puedes controlarlo. Sí es importante.”

Lo cierto es que eso último sonaba más fácil de decir que de hacer. Incluso en ese momento, por repugnante y horrible que sonara, algo alojado en el sitio donde estaba el latido de su corazón, algo frío y oscuro, hambriento y feral, exigía y anhelaba que degollase a Frank y se saciara con su sangre, y si no era Frank, cualquiera, el primero que encontrase al salir. Sólo su propia lógica que le decía que aquello era aberrante, le impedía hacerlo.

Frank le preguntó cómo quería hacerlo, luego se dio cuenta de que el pobre recién renacido se sentiría perdido, se puso nervioso y se llevó la mano a la cabeza, pensando y murmurando una retahíla de ideas, muchas delirantes; hasta que escuchó a Elijah, cuya voz le sonó cavernosa y hambrienta, como la de un monstruo de película de serie B, sugerir a su vecino de arriba.

La expresión de Frank atravesó, en unos segundos, primero alegría, luego duda, miedo y resignación.

-“Si, tendrá que servir. Cercano, para no hacerte pasar más tiempo del necesario cerca de la gente estando al borde del frenesí. Cerrado, para que nadie pueda verte por casualidad. Pero tan arriesgado… Si sale mal será una montaña de mierda. No se cómo reaccionará ella, si eso pasa.” – sin pensárselo mucho más, decidió que era lo mejor, tras ordenar a Elijah que se vistiera y se preparase, él mismo se quitó la chaqueta y el pantalón para darles la vuelta y volver a ponérselos, ahora convertidos en ropas de raso de rojo chillón con detalles rosa chicle, aunque el corte del traje era aún más clásico que antes. También sacó de la gabardina una peluca rosa que no tardó en cardar en una cresta punk muy setentera. Aunque Elijah tenía que reponerse de una muerte horrible y una bacanal de sangre, el modisto tardó más que él en arreglarse y preguntárle si estaba listo para salir.

Notas de juego

Es cierto, lo olvidé. Eso lo complica mucho, pero queda muy bien, es el tipo de defecto que ocurre cuando una conversión no tiene un éxito suficiente (esto puede pasar con 2 o 3 éxitos). Lo jugaremos así, aunque esto complica lo que debería haber sido algo puramente narrado.

En cualquier caso, pensaba alargarlo un poco más hasta el siguiente encuentro. Pero he pensado que puede ser interesante parar aquí, tanto para darte opciones de jugar como prefieras como para definir más la dinámica entre Frank y Elijah; puede ser interesante de ver y te puede dar información que te ayude en lo que se ha convertido en un paso crucial que puede variar mucho tu historia. Total tampoco hay prisa y es mejor jugar y explorar las consecuencias del diseño de personaje :)

Cargando editor
20/01/2015, 23:39
Elijah Page

-“No. No. No puede ser. No debería pasar esto. No somos Ventrue. No lo somos. Algo ha salido mal, no ha ido bien. Algo ha fallado.” –

Elijah se acerca a él, interponiéndose en el camino de su recorrido circular, extendiendo la mano hasta su pecho para “detenerle” (si se deja, claro). -No sé que es un ventrue, pero todo está bien, me muevo, siento, escucho, puedo hablar. Por favor -se acerca a él- no me digas que soy un mal hijo y que me repudias. Tú no, tú me entiendes, tú sabías quien soy. ¿Qué hay de malo en que tenga más sed? ¿Tan terrible es? ¿No hay vampiros tragones?

-Vampiros…- se echaría a reír, era todo tan absurdo. Aunque por algún motivo no se ríe, solo sonríe. Su sentido del humor estaba algo atrofiado, quizá por el hambre.

-Antes dijiste que te habían obligado a crear un vampiro… Supongo que soy algo así como un hijo no deseado. Cuando me enseñes lo más básico intentare apañármelas solo, te lo prometo.

 

Elijah simplemente se lavó la cara en el mismo fregadero de la cocina, ya tenía una ropa adecuada. Se tumbo en el sofá, contemplando como su histérico ¿padre? ¿Creador? se transforma en un divo de ropa y pelucón estridentes.

Notas de juego

Perdon por el retraso, entre unas cosas y otras se me ha escapado lo que llevamos de Enero sin darme cuenta

Cargando editor
26/01/2015, 23:17
Frank Carnation (p)

El vampiro más anciano le tomó la cara con las manos, la suya mostrando preocupación.

-“No es que seas tragón o no. Si sientes ese ansia por sangre viva es que la sangre embolsada no te alimenta. No, eso no es normal y tampoco bueno. He hecho algo mal.” – hizo una pausa, nervioso – “ahora no tenemos tiempo de explicarte la complejidad de nuestra sociedad. Si entras en frenesí, será el fin” – Elijah sabía de forma innata de qué hablaba. Algo en su interior clamaba por sangre, y clamaba ya. Tenía que usar toda su voluntad – y un poco del miedo irracional que le daba – para no saltar al cuello de Frank o salir corriendo a buscar una garganta que rasgar. El modisto había seguido hablando mientras él cabilaba:

-“Hay una vampiresa muy fuerte encargada de matarte si algo no va bien y pareces una amenaza para el secreto de nuestra existencia. Entrar en frenesí nada más crearte…" - sacudió la cabeza - "Y no es muy amiga mía.”

 

Cargando editor
26/01/2015, 23:19
Frank Carnation

Las últimas palabras de Elijah hicieron brotar otra vez sangre de los ojos de Frank, para ese momento habían terminado de cambiarse. Empezaba a entender que aquello no era Ebola, ni ninguna enfermedad, o su creador (¿o era asesino?) o todos los vampiros lloraban sangre. Agarrando su cara otra vez con suavidad negó con la cabeza.

-“No deseado no. Lo que no quería era condenar a alguien a ésta existencia, pero egoístamente estoy encantado y te he elegido a ti. Tardarás tiempo, quizas años, décadas, tal vez un siglo o dos, pero me odiarás por esto y entenderás lo que siento. No voy a dejarte, ahora eres lo más valioso que tengo, además tu educación durará años. Pero no puede empezar ahora, lo urgente es que te alimentes para poder entrar en letargo.” – hizo una pausa y suspiró – “Y que no te maten.”

 

Cargando editor
26/01/2015, 23:21
Amûnet Sun-Nuk

Salían juntos por la puerta, dispuestos a subir al piso de arriba cuando, de las escaleras del piso de abajo, como si hubiera estado sentada a medio bajar, surgió una figura de ojos rojos brillantes. Elijah se apresuró a dar la luz, lo que provocó que la mujer – por la voz – siseara con fuerza y se tapase la cara con las manos durante unos segundos.

Era una chica escultural de una forma atlética más que voluptuosa, de poco más de veinte años, con piel bastante morena aunque deslucida lo que le daba un tono un tanto gris, ojos grandes y negros, pelo muy largo y lacio, tenía un rostro agradable aunque un poco duro, sobre todo la expresión: de los que podían decirse cincelados. Vestía un top de piel, simulando ser de serpiente – o eso pensaba él – y una falda con flecos a juego; llevaba adornos de oro (o al menos dorados) en el pelo, los brazos y el cuello.

Frank se había quedado más blanco de lo habitual, ella sonreía suavemente, sin humor, no resultaba amistosa en absoluto, a pesar de su sonrisa.

 -“¿Todo bien?”- preguntó mirando a Elijah de arriba abajo y fijamente. Debió ver algo en su mirada, porque su sonrisa desapareció y sus ojos se curvaron al entrecerrarlos, su gesto se hizo más hostil. Algo dentro de Elijah le chillaba que echara a correr y no parara hasta que la mujer estuviera lejos. Sentía, de forma irracional, que era un depredador para el que él sólo era una pequeña e indefensa presa.

 

Notas de juego

A efectos de lo último, es una prueba con éxito mínimo en un chequeo contra rotscherck al ver un gesto de amenaza de un vampiro mucho más poderoso