Partida Rol por web

Banda sonora

- ¡Maldición! - mascullando entre dientes, el hobbit observó con pavor como la ganzúa se le escurría de las sudorosas manos justo cuando había creído hallar la vía correcta a abrir el mecanismo de la cerradura. Un tintineo metálico sonó atronador en aquella atmósfera donde el bosque entero parecía contener el aliento con expectación. Mithgannel, a su lado, tragó saliva y fue ese el único movimiento que pudo turbar su pétrea inmovilidad, no así el hombre del este, que como un resorte se puso en guardia y escudriñó en la penumbra creciente dando un paso vacilante hacia la posición del hobbit y la elfa.

Con un feroz rictus en el rostro, pero sin emitir más que una breve y monosilábica advertencia a su compañero junto la puerta de la cara sur de la casa, blandió su lanza esterlinga y se dispuso a lanzarla contra los bultos que veía junto al portón. 

Link al Tablero de la Escena.

La noche comenzaba a caer y los últimos rayos de sol se perdían en el horizonte, lo que podrían usar a su favor para realizar una emboscada a los esterlingas en el caso de que fuera necesario. Tras la aparición de aquella criatura voladora, el grupo se quedó un poco paralizado y eso había hecho mella en el grupo. Al señor Ruby se le estaba atragantando la cerradura, quizás por lo sucedido o porque tuviera dificultad. El caso es que poco a poco se estaba quedando sin luz y Öter... Sin paciencia.

- Hmm... - refunfuño de nuevo el enano mientras sopesaba su martillo - al menos la noche nos servirá de ventaja en el caso de que tengamos que tender una emboscada a aquellos dos guardias - y se sorbió los mocos para después pasarse el puño por la nariz. - La verdad es que ya me estoy hartando de estar aquí parado...

Dicho y hecho. De repente, el esterlinga se dio cuenta de la presencia del mediano y la elfa y rápidamente se lanzó hacia ellos, lanza en mano. Sin dudarlo, Bradoc tensó su arco y antes de que disparara, el enano se movió usando el muro derruido que tenía a unos nueve metros como cobertura para sorprender al esterlinga por detrás. Una vez cerca suya y con una buena posición, atacaría: no podía permitir que dañaran a sus compañeros.

Un apenas reconocible tintineo y su plan de mantenerse ocultos comenzaba a desmoronarse. Uno de los guardias del exterior de la casa parecía haber detectado a Mith y Ruby, aunque por fortuna de momento no había dado la voz de alarma a los del interior sí había avisado a su otro compañero.

— ¡Por todos los dioses! — maldijo Bradoc entre dientes mientras apuntaba al esterlinga — con lo bien que estaríamos en la taberna... — añadió con cierta resignación antes de soltar la cuerda y permitir que su flecha saliese volando a toda velocidad.

Cuando parecía que iban a pasar totalmente desapercibidos, el obstinado guardia se volvió hacia el sutil rozar de la ganzúa del hobbit con la herrumbrosa cerradura y los vio de frente. En un instante todo se precipitó. La joven elfa soltó la flecha, pero al intentar evitar la lanza del esterlinga el disparo no fue certero, llegando solo a rozar el hombro derecho del guardia. Apretando los dientes ante la llegada del enemigo esperó a que los demás reaccionaran.

La sangre en ebullición, los músculos tensos, la adrenalina recorriendo cada uno de sus nervios, martilleando sus sienes como un tambor de guerra. Aquello estaba sucediendo. "Nos están atacando", pensó, sin gran alarma a pesar de que el corazón corría en su pecho igual que un caballo enloquecido. "Ruby, Mith...", su preocupación creció. Sus compañeros se habíana arriesgado y habían fallado. Serían ellos quienes sufrirían las consecuencias. "Yo...debería de hacer algo". Se mantuvo impasible esperando que sus compañeros no notasen su indecisión, sus dudas. No tenía que temer, Bradoc y maese Öter tenían sus ojos puestos en la contienda.
El enano, el más versado creía en esas lideas, se desplazó aprovechando la cobertura del muro ruinoso. No llegaría a tiempo aunque alcanzaría una buena posición. Bradoc tensó su arco, pero la tensión del mundo jugó una mala pasada a su firme destreza, provocando un error en el disparo. Por curioso que pareciera, aquello le dio el coraje suficiente como para mover ficha. "Ahora todo depende de mí..."
Sintió el peso de la responsabilidad hundiendo sus hombros. Deslizó su inmaculada daga de su funda. La hoja cimbreó como un relámpago en la oscuridad. Había hecho aquello muchas veces, en el bosque, cuando, agotada de estudiar, buscaba una diversión y como tal solo encontraba un viejo tocón que utilizar como diana. "Pero ese blanco no es un árbol muerto hace años. Se mueve, respira. Y es una amenaza."
Contuvo el aliento, su mirada se centró. Obvió el follaje, calculó la trayectoría y dejó que todo fluyera, en silencio, sin emitir grito alguno ni ofrecer un movimiento más allá de lo necesario. Su movimiento fue tan preciso, y elegante, como requería a una dama de su condición. Y mientras el arma salía despedida de sus finas manos no pudo que menos que repetir el mismo mantra que repetía siempre que lanzaba el arma "Vuela, vuela, mariposa."

Cuando se me resbala la gazua noto como Mithgannel se tensa. En ese momento levanto la cabeza y me doy cuenta que el guardia nos ha detectado. En ese momento dejo la cerradura a un lado y le lanzó mi daga. Será mejor mantener a raya a los guardias y dar tiempo a que nuestros compañeros vengan en nuestra ayuda.

Habrá que ser discretos no queremos por el momento que salga nadie desde el interior de la cabaña ya habrá tiempo luego de ver a quién es el traidor y a quien nos enfrentamos. Sospecha que esa lucha sería desigual y no precisamente a nuestro favor.

Vale, yo es que leí la página 49 del manual que tiene un apartado de "Moverse para atacar" y por eso lo interpreté así. De todas maneras, prefiero solo moverme y no tener ninguna penalización para atacar mientras aprovecho todas las bonificaciones que me dan atacar por sorpresa en el siguiente asalto. Si quieres resuelve el asalto y según se quede la cosa ataco al esterlinga 1 o 2: el caso es atacar con todo para quitarnos a alguno del medio rápido.

En resumen, ¿me espero a que postees tú y ya según quede la cosa hago las tiradas, verdad?

Ostras Oter! que me dices!, pues en mi manual (1era edición) y en las tablas que he colgado no sale nada de eso...la única referencia que veo a mover+atacar es lo del -10 a la BO cada 3m que se haya movido...

Si te parece, y dado que aplicará también a los PNJs, mantenemos la regla de la primera edición.

Efectivamente, si en este asalto sólo te acercas, muevo tu PJ hasta donde me has dicho, posteo, y ya podrás declarar combate en el segundo asalto.

Gracias!

¡Sí! Es que yo tenía ese y por eso miré ese. Nada, nada, sin problema, nos basamos en la primera edición. Te dejé anoche un privado con un enlace a todos los pdfs del señor de los anillos por si no los tenías. Yo nunca jugué ninguno, así puedes sacar alguna idea o algo.

En el manual de la segunda edición (tapa negra) en la página 49 viene lo de moverse para atacar, ya por si quieres mirarlo por curiosidad.

Edito: de toda formas las tablas que has subido creo que es del mismo libro. ¿Tu manual que tiene en la portada la Comunidad el Anillo o los jinetes oscuros con Aragorn y los hobbits? Es que creo que las tablas que has subido no son de la 1ª edición (la que sale la comunidad del anillo)

Como si de una silenciosa danza se tratara, los héroes pusieron en marcha su refinado mecanismo de defensa. Dos flechas, lanzadas desde puntos diversos, silbaron en el aire junto a los oídos del esterlinga. Una de ellas venía incomprensiblemente desde un flanco, pero no le alcanzó. La otra venía de uno de aquellos bultos, uno de cabello rubio platino que era de lo poco que se alcanzaba a vislumbrar en las sombras. La flecha rozó su hombro justo cuando él mismo arrojaba la lanza hacia el otro bulto, más pequeño, pero el proyectil se perdió entre las sombras.

De pronto otra cuchilla relampagueó en la noche y esta vez el esterlinga sintió un punzante dolor en el costado, la sangre empezaba a brotar y a teñir de rojo la empuñadura de la espada que con rápido gesto de avance en pos de aquellos intrusos había intentado desenvainar. Pero todavía había más para él: de nuevo otro proyectil, otra daga lanzada por el bulto pequeño cortó el aire para hundirse en los tendones de su antebrazo. La vista se le nubló y se detuvo, tambaleándose.

Desde su escondite, Rowen sonreía con un principio de regocijo - y también se sentía algo culpable por ello - comprobando cómo regresaba a su mano, veloz y dócil, la daga manchada de sangre enemiga. O tal vez lo que le hacía sonreír era la cara de fastidio de Bradoc, quien seguramente había esperado impresionarla con un disparo ejemplar...

Junto al portón, Mithgannel aguantaba su posición con otra flecha sobre su cuerda tensa, y Ruby Moss sonreía con asombro viendo cómo su daga se ensartaba en el antebrazo del tambaleante esterlinga...ahora el problema sería recuperarla, ¿o no?

Pues la victoria no estaba todavía asegurada: el otro esterlinga, el de la puerta, había alcanzado ya la posición anterior de su compañero, pero durante su carrera sólo había escuchado el zumbido en el aire de toda suerte proyectiles lanzados desde varios puntos. Su estado de confusión era enorme. Tanto, que no pudo siquiera ver a un acorazado enano que se le acercaba por detrás... 

LINK AL PLANO: FINAL DE ASALTO 1

Öther - Asalto 2

El tintineo de la cota de malla en el silencio del atardecer le recordó a sus pequeñas aventuras en su juventud cuando participaba en las expediciones rutinarias para acabar con los orcos. Aún inexperto y estúpido, el enano se abalanzaba a los combates sin dudar, y aunque ahora tampoco lo hacía, elegía mejor sus acciones.

De camino a al muro destruido escuchó como varias flechas silbaban en al aire, algunas con un impacto y un quejido agudo. "¡El señor Ruby! - pensó, Öther - no puede ser, su procedencia es más cercana" - y asomó con cuidado la cabeza tras el muro. Allí uno de los esterlingas se tambaleaba con varios virotes clavados por el cuerpo, casi desangrándose: por suerte sus compañeros habían tenido éxito en sus ataques. El otro esterlinga, que acababa de llegar al lado de su par había visto también a Ruby y a Mith, que se volvían a preparar para combatir. Todo había sucedido de camino al muro, en cuestión de segundos.

De repente, una daga se arrancó sola del cuerpo del esterlinga y salió volando, como por arte de magia. "Qué demonios es eso" - pensó el enano, mientras seguía con la vista el arma, yendo a parar a las manos de la señorita Rowen. El enano le dedicó una sonrisa de aprobación. Junto a ella Bradoc tenía un gesto serio.

Aprovechando la situación, el enano levantó su martillo y atacó con toda su fuerza al esterlinga que acaba de incorporarse: todavía no sabía como su compañero había sido herido de esa manera.

Ni su flecha ni la del dunlendino habían sido acertadas, pero las dagas del hobbit y la dunadan sí habían herido al primer guardia, el cual había quedado estupefacto por momentos debido a la cantidad de ataques y su procedencia, sangrando por el costado y el antebrazo. Mientras Mith agarraba otra flecha sutilmente del carcaj el otro guardia apareció, y por ahora parecía que nadie mas en el interior se había percatado de la tensa situación en el exterior. El enano entró en escena rápidamente, cogiendo a éste último guardia por sorpresa con un fuerte mazazo. La sinda aprovechó ese momento, tomó aire, apuntó y sintió como ésta vez si una certera flecha se deslizada a través del aire y penetraba el torso del primer esterlinga. -Vamos- dijo de forma escueta a su compañero sin quitar ojo de los enemigos, alentándolo a seguir adelante y terminar de silenciar a los guardianes de la puerta principal.

Veo sonriendo como impacta la daga en el guardia y se queda parado, sorprendido por los ataques que vienen de varias direcciones. Aprovecho su desconcierto para sacar mi honda y disparar. En las largas jornadas de caza ha repetido en numerosas ocasiones aquellas maniobras y las tiene muy automatizadas. Ve como vuela inmediatamente la piedra en dirección a su objetivo.

Mientras vuela la piedra por el aire, piensa que tiene que recuperar su daga cuando esté follón acabé. Ha visto como la daga de Rowen a vuelto volando a su dueña. Ese truco le vendría muy bien en alguna ocasión ha perdido alguna daga por el bosque. Además la daga que ha lanzado le ha acompañado en varias cacerías y le tiene cierto cariño.

Asalto 2 Esterlingas

El esterlinga recién llegado a la escena de batalla seguía viendo cómo su compañero a unos pocos metros era destrozado por aquellos proyectiles surgidos de la oscuridad. Tenía dos opciones: refugiarse de aquella lluvia de muerte detrás de su recio escudo forrado de pieles o realizar un lanzamiento desesperado hacia aquellas formas que les estaban dispensando muerte. Lo tenía claro: su señor nunca le perdonaría que se pusiera a cubierto, nunca. Si es que llegaba a vivir para ello, cosa que empezaba a dudar. Envió su lanza con furia por encima de su anulado compañero, con el presentimiento de que era lo último que hacía sobre este mundo.