Partida Rol por web

Mientras vendaba la herida del pecho como podía, los brillantes ojos de la sinda se abrieron como luceros, alertados por el tremendo gemido de un cánido. Instantes después, éstos se cerraron y la cabeza de Mith cayó con un gesto de negación, resignada al saber que la otra criatura había sido despertada.

–¡Rayos! –gritó con rabia –. Leah, no les dará tiempo a salir con los cautivos. Y desde allá arriba ese techo no parecía muy seguro. Si quedan aislados dentro de las ruinas, cualquier vil mazazo del troll podrá tirarlo y sepultar a nuestros compañeros. Debemos tratar de hacernos con la atención de la criatura una vez mas. Vamos, querida, démonos prisa.

Öter caminó lentamente dentro de la torre, junto al mediano. Cerró los ojos justamente antes de dejarse envolver por la oscuridad para adaptar la vista. Su infancia y su raza, hizo lo demás. Aquella torre era una guarida bien organizada, no era nada improvisado. Por eso mismo, tendrían que ir con cuidado porque no conocían cada uno de los rincones que ahí se presentaban.

De repente, la dama Asianne se acercó a aquella bella criatura, herida, pero bella. El enano tenía predilección por aquellos animales... solitarios, fuertes, independientes; pero a la vez, nobles y fieles. La dama que rodeó con sus bellos brazos al animal, fue el último segundo bello que vivió el enano en aquella torre, pues al otro lado, dos hombres amarrados y el sonido de grandes pisadas... cambiarían el tinte de la historia.

- Será mejor que se esconda, señor Ruby... yo me enfrentaré con la criatura en primer lugar y usted podrá ir atacándolo por la espalda hasta que la elfa y la humana bajen una vez se haya recuperado... no te preocupes por mí, pequeño amigo, sé como gastármelas con aquella criatura, si aguanto su primer ataque tendremos mucha ventaja. Alternaremos los ataques a la espaldas entre todos - le susurró el enano al mediano.

Leah se dejaba tocar por Mithgannel, protestando, eso sí, llevaba poco tiempo al lado del enano, pero las ganas de rezongar eran puramente contagiosas.

- ¿Qué no es grave?... ¿Viste sus garras?...Si no muero por el desgarro lo haré por la roña que tenía debajo de cada uña.... ¡Qué asco!... - dijo la mujer elevando los brazos para dar facilidad a la elfa, la cual tenía unas manos muy delicadas y la atendía con sumo cuidado -... Oye se te da bien... Curar digo... Y bueno, disparar con el arco también... No sé si siempre serás igual de certera, mientras lo sigas siendo cuando me ataquen trolls, me veré más que complacida con tu habilidad... - determinó la humana -...No sé quiénes son los Valar, pero mejor que sigan estando con nosotros...

A Leah parecía no incomodarle que la elfa sinda tocase tanto su piel, ¿no era así como se curaba?... Las abuelas solían decir "sana, sana, culito de rana, si no sana hoy, sanará mañana".... Quizás Mithgannel dijera interiormente lo mismo pero en élfico, no era una idea descabellada.

- ¿Estás bien Mith?... Tienes las mejillas encendidas... - la asesina siempre tan observadora, detalle bueno para unas cosas y horrendo para otras

Fue casi casualidad que se aproximara Asianne y se rompiera la magia entre las féminas, una a pecho descubierto y la otra con las manos en la masa, cuando se escuchó un aullido de dolor que provenía de la fortaleza, haciendo que la haradrim se desviase de rumbo, seguida de cerca por Öter y Ruby.

- Debemos ir con ellos... - dijo Leah, caminando tras sus compañeros, aunque quedándose corta en el movimiento, no deseaba abrir las heridas más de la cuenta y los movimientos forzados podían colaborar en ello. Se movió despacio hasta que paró sus pasos al escuchar unos ruidos guturales que sonaban de fondo.

- Dime que es tu estómago Mith.... - comentó la asesina sacando la ballesta y el primer virote que usaría contra la bestia inmunda que daba los buenos días.

La asesina y la elfa se miraron por unos instantes, asintiendo la primera ante el comentario de volver a llamar la atención de la criatura asquerosa -... Vale, me parece bien, pero esta vez no voy a enseñarle los pechos, se vuelven muy ansiosas.... - bromeó, aún en los peores momentos había que tener una sonrisa -...Podemos dispararle, tú con tus flechas y yo con la ballesta, si nos posicionamos a cierta distancia entre nosotras podremos confundir al troll... y tardar tiempo en decidir a quién atacar... Déjame llamar al bicho, se me da bien, visto lo visto... Y tú usa esas flechas, confío en ti....

Leah salió de entre los árboles cantando, era jodido hacerlo, dolía el pecho por el esfuerzo, pero estaba decidida a que los otros compañeros no quedaran sepultados bajo la torre.

- ¡¡¡¡¡Unnnnn trollll se balanceaba soooobre el tronco de un árrrrbollllll... y como veiiiiiiiíaaaaaa que las ramas no cedíaaaaaaan fue a llamaaaaarrrr a otrooo trollllllll....!!!!!! - vociferó siguiendo un ritmillo que en otras regiones tenía un un deje igual de pegadizo, aunque con la letra de otras criaturas menos fantásticas.

Por lo general, cuando narramos las historias gloriosas de nuestros héroes, pecamos por el hecho de no ponernos nunca en las botas de los antagonistas: los villanos también tienen una forma interesante de pensar y de vivir sus propias tribulaciones.

Vamos a intentar hacerlo, por una vez, metiéndonos en la dura piel y dura mollera de un trol:

Ruido..¡ruido! Algo me ha despertado. ¿Era un lobo? ¿o lo estuve soñando? 

¡Grunt! ¡Grunt!

Grunt no contesta... 

Snif- snif - huele a humano apestoso, sí! humanos apestosos. ¿Cuántos? Eran dos los que cogimos, pero ahora son más. Se han metido en la trampa ellos solos. Tengo hambre. 

En la torre. En la torre, humanos apestosos...y otras cosas...será cena variada. ¿Grunt? Vamos, hoy no quiero comer cabra. 

Grunt no contesta, ¿es que no lo huele? Mejor, me los como yo solo. No estoy como para compartir.

Están en la torre, allá voy. ¡Ah! un enano de esos. Lleva mucho caparazón, pero luego lo de dentro está rico. Ven, enano, ven. Bueno, ¿que te quedas parado? Pues ya voy yo. Mi garrote es más grande que el tuyo. 

Ah, Grunt, ahi estás, durmiendo. ¿No quedamos en que haríamos turnos de guardia? Eres un puto holgazán.

¿Y eso que es? ¡Otra humana apestosa!. ¿Hace gorgoritos? Puaj, este ruido me va hacer estallar la cabeza. Me apuntas con un trasto, pero mi piel es dura. A ti te dejaré para el final, tal vez haga algo más contigo antes de comerte....  

¡Cómo! ¡mi dia de suerte! una orejas-puntiagudas de esas. Ésas si que saben bien, y no apestan como los malditos humanos. Creo que me comeré primero a los apestosos y me llevaré a estas dos para que me entretengan unos días. 

Mira enano, voy a aplastarte ahora. Me molestas. Te comeré a ti primero para olvidar rápido todo lo que me has molestado. Ahí va mi garrote.

La sinda había escuchado parte de la retahíla de la asesina, pero luego prefirió abstraerse y concentrarse durante los segundos que tardó en vendar a la humana.

—A-ah... ¿eh? —balbuceó al escuchar a Leah hablando de sus mejillas, las cuales se doraron un puntito más —. N-no, no es nada. Vigila mientras termino con esto. ¿Los Valar? Ya te lo explicaré en otro momento.

—¿Desde cuándo habla tanto ésta chica? —se preguntó mientras terminaba de remendarla.

La elfa asintió al manoseado plan de Leah, y volvió a ser sorprendida, esta vez por sus innovadores gritos que se dirigían a atraer la atención de la criatura.

—¿Cómo es que llegó desde el sur sin mas incidente que el del encierro por los esterlingas?—se cuestionó para sus adentros una vez mas, atendiendo a lo ruidosa que parecía su nueva compañera.

Mithgannel corrió colina arriba, separándose de Leah según el plan, buscando con la mirada al furioso troll.

La elfa se paró de sopetón al ver como aparecía el troll muy cerca suya. Viendo que el choque con el enano era inminente, Mith cerró los ojos y se llevó la mano al pecho, quedando la otra aguantando el arco y su flecha. Concentrada, pareció quedar musitando en silencio unas palabras, como si estuviera rezando a los cielos por no tener mas bajas.

- ¡Ha,ha! - rio fuerte y ronco el enano - ¡Tú, cerebro de gusano! Hagamos un pacto: dejamos ir a esta gente que es tu cena y te das un festín conmigo, ¿eh? Sí, bueno ya sé que puedo tener más pelo que alguno de ellos... vale...

Öter estaba dando tiempo al señor Moss a colocarse en la posición más certera. Si su ataque tenía éxito, tendrían medio combate ganado.

- ¿Dónde están las otras dos...? - dijo bajito sin perder la dirección del trol pero moviendo los ojos a los lados - ¿Van a estar dándose mimitos mucho rato más?

El enano levantó su martillo y lo balanceo de izquierda a derecha llamando la atención de la criatura.

- También tengo esto, ¿sabes lo que es? Si lo estrello en tu cabeza hace un sonido muy divertido... ¡quizás sea hueco! Pero bueno... tampoco es culpa tuya. ¡VAMOS, MALDITA BESTIA APESTOSA!

El enano hizo tensión en las piernas para agarrarse todo lo posible al suelo y no salir despedido. Embrazó el escudo con fuerza y se escondió tras de él, asomando solo los ojos y esperando el golpe del trol: resistir el primer ataque era vital que los demás pudieran atacarlos desde los flancos y la espalda.

Leah tras haber sido curada y reclamado la atención del troll con una interesante canción, se adelantó para ponerlo a tiro de su ballesta. La elfa se había movido hacia otra posición donde ganaba visibilidad, posicionando su arma en el ángulo de tiro adecuado. El enano en ese instante le sorprendió pues se ponía como cebo.

No creo que quiera comerte Öter tienes pinta de ser muy duro... No te la juegues....

La asesina tenía claro que debía disparar su ballesta cuanto antes, si todos atacaban a la par la posibilidad de distracción del bicho sería mayor, y partiendo desde la base que no eran criaturas muy inteligentes, quizás hasta perdiera el tiempo en reaccionar antes de que de un mal golpe pudiera dañar a los compañeros que más cerca de él se encontraban.

Leah apuntó y disparó, concentrándose en su objetivo, era un momento adecuado para callar y guardar calma, de esta manera mejor controlaría su pulso. Una vez el virote fuera lanzado, impactara o no, recargaría de nuevo y se posicionaría mejor para volver a actuar.

Un virote salió de la maleza impactando en la dura piel del troll, haciendo brotar unas gotas de sangre espesa y negra. Lèah torció el gesto: no era de sus mejores tiros con ballesta, aunque con las circunstancias recientes tal vez no se podía pedir más. La elfa observaba atenta la escena con su mano agarrando el collar de su hermana tratando de elegir el momento adecuado en el que su hechizo protector iba a ser requerido para salvar a alguien del grupo de un golpe fatal.

Pero éste pareció no llegar: el hobbit Ruby intentó sin éxito trepar la espalda del enorme bicho para rebanarle el cuello con su daga, pero resbaló y volvió al suelo, así que tuvo que conformarse con rajarle los tendones de la pierna izquierda. El trol aulló de dolor y se quedó desorientado por el ataque coordinado que estaba sufriendo. Para colmo de males, su garrotazo dirigido al enano no hizo sino peinar sus barbas y por poco se le salió de la mano. 

Así como se estaban poniendo las cosas para el trol, tal vez cenar cabra como casi cada noche sería algo hasta deseable...

La primera oleada de ataques había conseguido su cometido: debilitar a aquella criatura apestosa. Y aunque los trol, conocidos por su dureza, aguantaban bien el dolor y las afiladas hojas de las armas, apenas pudo resistirse con cuatro enemigos descargando ataques en ambos flancos.

- ¿Eso es todo lo que sabes hacer, baboso? - el enano reía sonoramente mientras dibujaba círculos en el aire antes de golpearle - ¡No tenías que haberte metido con nosotros, bestia!

Leah no estaba demasiado contenta, el tiro no había sido tan bueno como los que solía ejecutar en otras situaciones, quizás se debiera al hecho de haber estado herida, mermando sus facultades físicas.

La mujer se movió de entre la espesura lo justo y necesario para no retardar en su segundo tiro, mientras sus compañeros seguían haciendo lo propio, el hobbit intentaba trepar por la espalda de la asquerosa criatura, rajándole la pierna en el proceso, mientras que Öter atacaba y se metía con aquel bicho para despistarle.

Lo que no tenía claro era qué hacía Mith contra el ser, tampoco podía juzgarlo, seguramente estuviera posicionándose con el arco para hacer otro de sus impresionantes tiros, aunque claro, no era momento para seguir visualmente a la elfa, aunque en el fondo le apeteciera hacerlo.

- ¡¡¡¡ Espeto de troll!!!!!... - chilló la asesina para despistar a la criatura, quizás así no se fijara tanto en el enano que tan cerca le tenía.