Partida Rol por web

Almacén, afueras de Lake Atwood

14 de Septiembre, 2001 - 00:30 pm

El fuego desprendía un calor insoportable y sofocante que apenas dejaba acercarse al lugar. Todavía quedaban algunos focos ardiendo, pero casi nada reconocible del almacén en sí. Todos estaba lleno de cascotes, piezas, y trozos de lo que antes había sido su arsenal y sin el que probablemente no podrían continuar adelante. Christopher y Walter se habían quedado en el Club, cada cual incapacitado a su manera. El resto, a pesar de el alcohol, habían cogido una furgoneta y habían conducido hasta allí mientras Oscar y los Prospects desalojaban la fiesta. Nadie había abierto la boca con conjeturas, quizá todavía rezando para que, de alguna manera, aquella explosión no hubiese ocurrido donde creían que había ocurrido. Pero al llegar allí la realidad les había mostrado una dura verdad.

Mark se había enzarzado en una pelea inútil contra una de las paredes que todavía quedaban en pie hasta derribarla. Maxwell ni se había bajado de la furgoneta, y Dimitri y Eliot recorrían en lugar como almas en pena. No había nada que se pudiese salvar. Quien fuese, lo había hecho bien. Muy, muy bien.

¿Y ahora qué?

Aquello fue como un jarro de agua fría para el ghoul, que bajó de la furgoneta como si hubiera recibido el golpe de un bate de béisbol en la sien, casi tambaleándose por la confusión. ¿Cómo había ocurrido aquello? Sus pensamientos fueron automáticamente hacia los garou, pero... pero no era posible, ¿verdad? ¿Habían actuado tan rápido? No... no tenía sentido.

Perdido, se acercó un poco al destrozo poniéndose el brazo frente a la cara para contrarrestar de algún modo el calor, sin mucho éxito. O los garou habían hecho eso... o se trataba de una jugarreta de aquella persona que estaba tras aquello. Y cualquiera de las dos cosas era terrible. Intentaba mientras mirar bien el lugar, descubrir si había algo que le pudiese indicar qué había tras aquella explosión.

En medio de la oscuridad y sin apenas luz, Darryl caminó entre las ascuas con el resto evitando los lugares todavía incandescentes en busca de alguna pista que les indicase qué o quién había hecho aquello. Era complicado sin saber exactamente qué estaban buscando. Eso era trabajo de la policía, que seguramente llegaría allí en no mucho tiempo. Y entonces se dio cuenta de algo 'evidente' pero que la oscuridad y el revuelo había ocultado: una furgoneta.

Estaba más allá, en decente estado aunque volcada. Dimitri también se había percatado de ella y ambos se acercaron a examinarla. Tenía numerosos bollos, pero lo curioso es que algunos incluso estaban hacia afuera en vez de hacia adentro. Al inspeccionar la cabina, Darryl encontró las llaves puestas.

Ver la furgoneta le ilusionó en un principio, creyendo que habría alguna pista de oro en ella, pero solo se encontró con más preguntas. Se habían dejado las llaves puestas, cosa que tampoco era muy rara teniendo en cuenta que había volcado.

- Dimitri, ¿ves algo raro? Aparte de los abollones... - aquello le hizo formularse alguna teoría pero que tampoco tenía mucho sentido unido a la explosión - La furgo no es nuestra, ¿verdad? -

-No. No es nuestra -aseguró tras comprobar la matrícula-. Lo único que hay dentro son cajas vacías... y esto.

Sacó un manojo de cadenas bastante pesado. Tenían un candado roto en un extremo, casi como arrancado, algo que sólo habría podido hacer alguien sobrenatural.

-¡Eh! Venid aquí.

Eliot se encontraba en el centro del almacén, agachado. Se incorporó haciendo muecas esperando a que se acercasen y señaló un pequeño sótano con una puerta de metal corrediza que había quedado semioculto bajo los escombros. Ahora estaba abierta, y en el interior quedaban los restos de un cadáver muy maltrecho. Uno no lo suficientemente grande como para pertenecer a un adulto.

-Tenemos que mover esto de aquí antes de que llegue la policía.

- Joder. - fue todo lo que le nació de dentro cuando vió la cadena. Parecía que se confirmaba su teoría, aunque seguía sin entender qué podía haber tenido que ver aquello con la explosión. ¿Quizás un garou descontrolado, como el que casi acaba con su vida en aquella licorería? ¿Quién lo había llevado hasta ahí?

Se apuntó mentalmente la matrícula y el modelo de la furgo cuando Eliot les llamó. Se acercó presto a ver de qué se trataba: un cadáver hecho polvo...

- Mierda. Sí, yo cogeré por aquí... - murmuró

El motero saltó dentro, donde el olor a carne chamuscada le revolvió el estómago de tal manera que casi le hizo vomitar. Eliot había sido más previsor y se había atado la bandana en torno a la boca. Entre ambos y con un par de manos extras por parte de Dimitri, movieron el cadáver fuera.

-¿Qué mierda es esto? ¡¿Qué?! -vociferó Mark cuando se acercó y vio el percal-. Joder... ¿Qué hace un cadáver ahí? ¿De quién es?

-Ni lo sé ni me importa. Hay que sacarlo de aquí echando ostias -apremió Dimitri-. Trae la furgo ya. 

-Esto no nos lo cubre Whetler, y traerá a los Federales.

-Puta mierda. Joder.

- ¡¡DOGGY!! - se giró Darryl para hacerle señas al Treasurer, haciendo gestos para que arrancara la furgo y se acercara a donde estaban ellos - Sea quien sea tiene que ver con lo que ha pasado... así que tenemos que sacarlo de aquí. Si podemos pirarnos antes de que sepan que hemos estado... -

Aquello era un marrón. Un marrón bien gordo... y parecía que lo poco que se habían arreglado las cosas no servía de nada. - Venga, a mover el culo. -

-No, no, no. Tenemos como cien testigos que nos han visto venir hasta aquí echando leches. Tenemos que quedarnos hasta que venga la policía pero que nadie abra la puta boca.

-Claro, Eliot. "Ey, acabamos de encontrar un cadáver. Cosas que pasan" -bufó Dimitri.

Mark y Doggy trajeron la furgoneta hasta la linde del edificio derruido, y justo tras cerrar las puertas de atrás empezaron a escuchar las sirenas de policía acercándose.

-Dispersaos. Yo hablo con  la pasma -comandó Mark, acercándose hacia el camino que conectaba con la carretera.

- Entendido, Mark. - respondió sin rechistar, asintiendo al President - Me subiré detrás a ver veo algo en el fiambre que nos indique algo. ¡Marchando! -

Se dispuso entonces a abrir de nuevo las puertas de atrás para ir junto al cadáver, asegurándose de subirse la camiseta hasta la nariz para contener un poco el olor. Podía aprovechar el viaje para irse de allí buscando algún indicio en el cuerpo, algo significativo que le de una pista de quién podía ser...

Mientras fuera el resto hacían teatro (pronto se les unieron voces desconocidas, demasiado lejanas como para comprender qué decían), Darryl intentó examinar lo que pudo del cadáver. No era de gran tamaño, menor que un adulto seguro, pero estaba demasiado calcinado y la furgoneta oscura como para encontrar algo que le revelase la identidad del fallecido.  Sin embargo, sí pudo distinguir a duras penas profundos cortes aquí y allá que desde luego no habían sido producidos por el fuego. Además, le faltaban varios dedos de las manos. Tras varios minutos procurando hacer el menos ruido posible y evitando tocarlo demasiado, desistió.

En el exterior todavía se escuchaban voces y pisadas, y aún tardaron un rato en acercarse de nuevo a la furgoneta.

-Infórmanos con lo que sea.

-Por supuesto.

Se abrieron las puertas delanteras y Doggy se puso al volante.

-Lamento que se os haya aguado la fiesta.

-Ya. Más lo sentimos nosotros...

-Buenas noches.

Algunos respondieron mientras se subían: Eliot y Dimitri en la parte trasera, y Mark de copiloto. Cerraron y salieron de allí en silencio hasta asegurarse de que estaban lejos de peligro.

-¿Sabes quién es? -preguntó Dimitri, que se mantenía a una distancia prudencial.

Joder. Aquel pobre diablo había sido torturado... y el tamaño y sencillamente su instinto le dijeron que podría ser alguien... y la idea casi le hacía sentir más náuseas que las que le provocaba el cadáver.

Escuchó atentamente las voces en silencio sepulcral hasta que todo se calmó y Eliot y Dim subieron con él. Cuando el Sgt. at arms le preguntó por la identidad del fiambre Darryl le devolvió una mirada a caballo entre la seriedad y el miedo.

- No lo sé... pero me temo quién puede ser. Este no es el cuerpo de un adulto... quizás de trate... - tragó saliva, sin saber cómo decir aquello - ¿Tú puedes llamar a la manada? Tenemos que saber... tenemos que saber si están todos bien. -

Hubo un breve e incómodo silencio.

-Eh... Sí, claro -dijo Dimitri dubitativo.

-No. Espera, ya lo hago yo -intervino Mark, cogiendo el teléfono que Eliot le estaba pasando y que ya daba señal. Se quedó medio vuelto, a caballo entre el asiento de copiloto y la parte trasera. Tardaron en contestar-. Nada que ver contigo. ¿Estás en con la manada?... No. Pásame con Paul... -Mark puso los ojos en blanco tensando la mandíbula-. Cierra la puta boca y pásame con Paul, que no... Pues vale. Tengo aquí un puto cadáver calcinado y creo que es el de vuestro crío, Jim. ¿Puedes hacerme ahora el inmenso favor de cotejar esa información o lo tiramos a un barranco?... Vale.

Colgó el teléfono y resopló.

No es el crío. Está con ellos. ¿Alguna otra idea?

Cerró los ojos e inspiró profundamente de alivio al enterarse que no se trataba de Jim. Con lo complicadas que estaban las cosas con la manada aunque ellos tuvieran una coartada más que fuerte en todo aquello no quería ni imaginarse las posibles reacciones que los chuchos podrían haber tenido si su crío hubiese sido asesinado de aquella manera.

Entonces se quedó pensativo unos segundos, intentando descifrar quién podía ser. El crío de Janet era demasiado mayor, y... ¿qué más niños había...? Y pam.

- Oh, joder. - ¿podía ser ella? buscó su propio teléfono rápidamente, marcando el número de Drew para ponerse en contacto con Raven - Creo que hay otra posibilidad. Y tampoco es nada buena... pero puede ser una pista. -

Tardó un poco en responder, pero finalmente reconoció su voz al otro lado del aparato.

-Drew Harmon, secretario de la familia Ogden. ¿En qué puedo ayudarle?

Tuvo que respirar hondo mientras el teléfono sonaba para calmar su tono de voz lo más posible, aunque todavía se le podía notar ligeramente nervioso al otro lado de la línea. - ¿Drew? Soy Darryl Emerson, espero que me recuerdes. ¿Está la señorita Ogden disponible? Me temo que es urgente... -

-Hola Darryl -saludó de mejor gana-. Me temo que todavía no ha vuelto. ¿No estaba contigo?

Su corazón casi se saltó un latido al escuchar eso, no porque Raven no hubiese vuelto todavía (cosa que tampoco se le antojaba muy extraña teniendo en cuenta que debía haber salido dolida de la reunión)... si no por lo que eso podría significar junto al cadáver que tenía ahora mismo al lado. La opción de que fuese Maeves y que Raven no hubiese vuelto abría la posibilidad de que alguien estuviese haciendo algún tipo de ajuste de cuentas y encargándose de ellos... y eso la incluía a ella.

- ...sí, pero hace ya más de dos horas y pensé que habría vuelto. Gra-gracias, Drew, si vuelve que me llame, por favor. Un saludo, tengo que dejarte. - dijo antes de colgar, pasándose la mano por la frente hacia el pelo para apartarlo a un lado y resoplar por la nariz - Me cago en la puta. Creo que puede ser uno de los chupasangres de Roxane, una cría llamada Maeves... y Roxane no ha vuelto todavía. Sé que esto va a parecer lo que no es... pero tenéis que dejarme en la moto para ir a buscarla. -

Su última frase la dijo mirando directamente a Eliot, pero entonces giró la cabeza a Mark. - Si el fiambre es la vampiro puede ser que alguien le esté dando caza a ella y a los suyos... y le pese a quien le pese ahora mismo Roxane Ogden es nuestra única garantía de que el trato siga en pie. No os pido que os metáis en ésto... pero tengo que saber de qué mierda va todo ésto. -

-Joder. ¿En serio? -bufó Mark, pasándose la mano por el pelo.

-Vale, sí. Te dejamos en el Club y si quieres voy contigo -añadió Doggy desde el frente-. ¿Alguna idea de dónde podría estar?

-Yo voy también, hermano -dijo Dimitri palmeándole el hombro.

-Sí -intervino Eliot-, si están dando caza o lo que sea no merece la pena que te arriesgues a...

Y entonces hubo un sonido extraño, una mezcla entre un crujido y un quejido agudo. El cadáver que estaba en el centro de la furgoneta tuvo una especie de espasmo y después se deshizo en pedacitos y volutas de ceniza conservando la silueta de lo que había sido antes y los restos de ropa chamuscada. Darryl jamás había visto nada igual, y ninguno de los presentes.

-¿Qué cojones...? -masculló Dimitri, ojiplático.