Partida Rol por web

Había algo sofocante en el ambiente, algo intenso y punzante que le asfixiaba. Los rostros de su alrededor no eran indistinguibles, pero Darryl sabía quienes eran. Los conocía; eran sus hermanos, sus amigos, su sangre, e intensos sentimientos le unían a ellos. Sentimientos que formaban hilos inquebrantables. Los quería a todos; los quería salvar a todos, pero aquella sensación se le agarraba al estómago como garras de alambre. Parecía ahogarse con aquel aire ardiente, así que decidió zambullirse en el agua. Splash. Todo tenía el sabor de un sueño, o quizá una pesadilla, pero era real. El agua era real y refrescante. Igual que aquella sensación de paz.

-Darryl... -susurró una voz dulce y casi melódica que le resultaba tan familiar...-. Lo siento, Darryl...

Distinguía una figura entre las olas. Y era ella, envuelta en la oscuridad del océano. Darryl intentó nadar y dar brazas hacia ella, pero por más que nadaba no podía llegar y los alambres en su estómago empezaban a tirar de él. Sobresalían de su estómago y la sangre se esparcía por el agua salada. Pronto vendrían los tiburones, pero sabía que no eran tiburones sino lobos en su forma más deforme, riéndose como hienas.

-Vete... Se hace tarde...

Se hacía tarde. Podía escuchar el reloj en la sala contigua del bar. Estaba ahí, pero él seguía ahogándose. De repente ya no podía respirar en aquel agua densa que se colaba en sus pulmones haciéndole toser. Los rallos de una luz brillante empezaron a colarse entre las mareas como lenguas de fuego disolviendo todo aquello que tocaban, y por más que Darryl nadaba no llegaba. No llegaba. No llegaba. Y los lobos reían con colmillos en la boca. Y de repente hubo una luz cegadora y el tick tack se hico más fuerte.

-¡Darryl!

Y nada estaba allí.

Club house, Lake Atwood

14 de Septiembre, 2001 - 07:26 am

Despertó empapado y ahogado por el calor del saco de dormir. Sólo quería deshacerse de esa sensación y de todas las demás. Y aquel tick tack no se iba.

-Darryl. Te están llamando.

La pantalla del móvil brillaba cerca de sus ojos con el nombre de Raven en él. Estaba en el comedor del Club, durmiendo. Y Laura sujetaba el teléfono que no se callaba ni a tiros.

Las pesadillas habían vuelto. Había tenido una noche de paz, solo una noche tranquila en la que los demonios no venían a llevarse su alma pero con la explosión del almacén todo había vuelto a aquel círculo vicioso, aquella serpiente de Uróboros que se mordía la cola en un ciclo sin fin de problemas, tragedias y muerte.

Cuando abrió los ojos, respiró ansiosamente como si se hubiera estado ahogando de verdad bajo el agua y miró a Laura con miedo hasta que se dió cuenta de donde estaba: el móvil sonaba, y el desazón que sentía muy dentro debido a la pesadilla se esfumó en cuanto advirtió el nombre de Raven en la pantalla del teléfono. Lo cogió rápidamente movido por los nervios y descolgó para responder.

- ¿Estás bien? - preguntó con apuro, como si aquello significase que algo iba mal

-Sí, sí. Siento despertarte, pero tenemos información.

A su lado, Laura se levantó y se alejó para darle algo de privacidad, aunque aquella sala se había quedado pequeña con tanta gente conglomerada (y olía a pies bastante).

-Al ha conseguido que Cordelia cante por fin. Hemos estado haciendo las preguntas erróneas todo el tiempo. Ya sabemos quién es Brian.

Asintió a Laura en agradecimiento cuando se fue y se mantuvo al teléfono intentando que no se le cerraran los ojos y caerse rendido de nuevo contra el saco. La información de Raven parecía ser importante, así que tenía que mantenerse despierto.

- ¿Qué? - Cordelia era la vampiro que había vendido la ubicación del refugio de Anthony y... y sabía quién era Brian. Pero Raven no sonaba muy enfadada, ni afectada. - ¿Quién es el desgraciado? -

-Estuvo aquí, en Tucson, hace décadas. Antes de que yo o Al llegáramos. No sabe muy bien qué pasó, pero hubo disputas entre ellos y Brian terminó por abandonar el estado. Pero no es solo eso, Darryl. ¿Sabes por qué no hemos podido sacárselo antes? Porque la tenía... hechizada, o algo. Y el efecto no se ha empezado a disipar hasta ahora. Dice que no recuerda cosas, que está todo borroso en su mente. Que hay algo más detrás de todo esto. -Se cayó durante unos segundos-. ¿Y si alguien más está bajo ese efecto?

- Umh. - fue lo primero que dijo, algo aliviado por saber que Brian no era alguien cercano a ellos -  La única persona que se me ocurre que podría hacer algo así es Sahavala, pero aunque dudo que tenga algo que ver quizás pueda saber algo al respecto. Si es cierto que quien hablamos está también metido en el ajo quizás sea por esa 'capacidad'. -

No quería decir mucho allí, por si las moscas. - ¿Tienes... tienes algún plan? - murmuró, adormilado

-Dormir... ¿Quién es esa... Saha... La que has mencionado?

- Es la que trabaja en el Black Velvet, el hada que me dió la ubicación del Iridium por primera vez. - bajó ligeramente la voz para que no le escucharan - Es una changeling que conocí el año pasado, por lo visto Cassidy la visita habitualmente. -

Raven resopló con angustia.

-Cassidy... ¿Y si es ella? Se supone que Cassidy estaba en el Black Velvet ayer cuando... Maeves murió. Pero no hagas nada estúpido, Darryl. Si ella está colaborando con Brian y vas durante el día no hay nada que yo pueda hacer. No vayas, ¿me oyes?

Apretó el teléfono ante la advertencia de Raven, pero tenía que reconocer que era cierto. Conocía muy por encima las capacidades de la gente como Sahavala y se temía que pudiese hacerle alguna cosa que le pusiera de su lado. - Ella se largó de su anterior lugar de residencia porque unos vampiros habían llenado su local. No sé si es lógico que se haya juntado con otros... aunque también pudo haberlo hecho para tener a uno de su lado y que no le pasara lo mismo. Tendré cuidado y no iré al Black Velvet, no te preocupes. - suspiró un poco, relajando el tono - Ve a dormir, Raven. Yo también lo necesito... si ocurre algo te enviaré un mensaje. -

-Si ocurre algo, llama. -Y casi pareció una orden-. Buenas... Buenos días. Que descanses.

Darryl intentó capturar unas pocas horas más de sueño, pero la gente empezó a levantarse y a hablar interrumpiéndole un sueño bastante superficial. Oscar le despertó en torno a las nueve diciendo que podía irse a una de las habitaciones que había quedado vacía, y así lo hizo. Eso le reportó algo de tranquilidad hasta casi las doce del mediodía.

-Ey. Sarah ha dicho que vale. -El motero despegó los ojos. Mark estaba en la silla al lado de la cama sosteniendo una taza humeante en su dirección.- Puedes usar el baño de mi habitación para ducharte y eso. Te esperará a la una y media en mi chalet. Chris está despierto, por si quieres que te acompañe. Deja aviso de cuando te vayas: voy a echarme un rato.

El rato de sueño del que había disfrutado por la mañana fue bastante reparador, pero se quedó algo confundido cuando vió a Mark sentado tomando café a su lado. Necesitó unos segundos para darse cuenta de a qué se refería.

- Ungh... vale... - asintió como pudo, incorporándose en la cama - ¿Cómo es... -

Un sonoro bostezo le interrumpió y se tapó la boca. - ...tás? Si, me ducharé y le diré a Chris que me acompañe... -

El President se encogió de hombros y bufó.

-Vivo y entero. Y cansado. Por cierto, ¿tú llamaste a la hija de Walter? -dejó caer con su despliegue de sutileza, dándole después un trago al café.

- Ahá. La he llamado por lo ocurrido con la cría del almacén. Si le hicieron eso el siguiente podría ser alguien de los nuestros y Laura está sola. Ya sé que no la quieres aquí, pero ya hemos jodido a Walter una vez con eso de que casi se va al otro barrio y creo que no es plan de joderle una segunda con alguien de su familia. - dijo él, firme - Espero que no te lo tomes a mal, pero creo que era mejor ser precavidos. -
 

Mark frunció el ceño, hosco.

-Yo no he dicho que no la quiera aquí. Se me olvidó avisarla, así que te iba a dar las gracias. Deja de ser tan quejica y mueve el culo -dijo, levantándose. Echó un vistazo por la ventana, negando con la cabeza-. Lo que me faltaba, que palmase la hija del viejo.

Se le escapó una risa entre dientes con la reacción de Mark: ¿cómo no quería que reaccionara así si era lo normal? - Vale, vale. Me alegro de haber acertado. - se levantó para ponerse la ropa del día anterior y coger una muda limpia de sus cosas para ponérsela tras ducharse - Si, no podemos poner en riesgo a nadie más. Con Raven... Roxane, ayudándonos no debería volver a pasar algo así. De verdad que está intentando que nos salpique lo menos posible... -

Caminó hasta la puerta, abriéndola y mirando a Mark de reojo. - Gracias por dejarme la ducha, por cierto. -

Darryl saltó a la ducha y tras esta se sintió algo mejor, pero sobre todo más despejado. Tanta tensión y dormir a deshoras estaban empezando a pasarle factura, y no resultaba agradable para nadie. Abajo, en el salón y el bar, había tanta gente nueva que le costaba encontrar caras conocidas. Por más que todo estaba abierto seguía oliendo a pies, y el bullicio se escuchaba desde las escaleras de la planta superior. Todavía quedaba algo de desayuno que Darryl decidió aceptar porque no podía permitirse empezar a perder funciones básicas a aquellas alturas. Después intentó dar con Chris, pero no estaba en la allí. Ni tampoco Lena. Por suerte, alguien le dijo que estaba fuera con otros members.

Al salir, Darryl se fijó en un enorme camión cisterna que había en el patio y que no había estado allí la noche anterior. Oscar estaba con unos operarios, mirando algo del alcantarillado dedujo. Chris estaba con Eliot y Walter en la mesa bajo el porche, charlando.

Enarcando una ceja al ver aquel camión cisterna haciendo vete tú a saber qué en el alcantarillado se acercó algo suspicaz al porche donde Chris hablaba con Eliot y Walter. Tomó asiento si lo había con un suspiro y miró alternativamente a cada uno, escuchando un poco lo que hablaban antes de intervenir.

- Buenos días. ¿Qué cojones pasa? - preguntó haciendo un gesto de cabeza hacia el arcón: ¿tendría algo que ver con el desagradable olor?