Partida Rol por web

Justo al sentir el puño de Skirren sonrío para mis adentros, disfrutando del golpe como si lo hubiera proporcionado yo misma, casi creía haber olvidado esa sensación de bienestar de una buena pelea, en la que los insultos inundan mi rostro y mis ansias por la lucha me dice que da igual que no haya un mañana,.... total, en esta vida no tengo nada, si algo me pasara nadie se molestaría ni siquiera en pensarlo... sería sustituida y yo sólo sería un despojo más que ha estado de paso.

Con avidez le lanzo un beso a Skirren.-Mmmm sí, mis cualidades van subiendo, además de traidora soy una perrita muuuuuuuy mala, jajajaja no sé cómo fuiste tan idiota de fiarte de mí.-Con furia levanto de nuevo mis brazos asestándole otro hachazo.

Skirren está demasiado débil para intentar esquivar tu siguiente golpe. Aún así lo intenta, pero trazas un agresivo hachazo que le separa la cabeza del cuerpo. El cadáver del demonio se desploma en el suelo de su despacho mientras escuchas de fondo los sonidos de la batalla y los gritos de Trevor.

Con el hacha aún en la mano te acercas a la puerta. El salón de baile se ha convertido en un campo de batalla con los guardias de Skirren intentando, sin mucho éxito, contener a los demonios vociferantes. Trevor está en un rincón intentando hacer algo cuando de pronto se detiene y levanta la vista hacia ti. Te ve allí, con el arma manchada de sangre y expresión de triunfo y enseguida comprende lo que ha ocurrido.

Chester mira con avidez el dinero y asiente con rapidez.

-De acuerdo, un demonio de parte del maestro, cazadora cobarde, que puede encontrarle en este mismo lugar. Lo he entendido todo -no se atreve a extender la mano para coger los billetes-. Aún no sé quién eres.

Le sonrío de forma cruel y con los ojos brillando de pura diversión, dejo los billetes en la mesa mientras retrocedo.

Soy un diablo...un demonio si lo prefieres. Si te contase mas, tendría que matarte, ya sabes, para mantener la reputación de que nadie me conoce. Como podría dedicarme a matar cazadoras si ellas saben que las sigo.

Luego señalo a los dos tipos que esperan su turno. Esos dos...son algún tipo de problema que te impida hacer lo que te he pedido?.

-Les debo dinero -te confiesa Chester con un suspiro-. Quizá con el par de cientos que me has dado pueda intentar convencerles de que puedo conseguir el resto sin que me den una paliza. Pero sí... son un problema.

Miro a los dos tipos una vez mas y luego a Chester. Algo que yo deba saber de ellos?. Son humanos?.

-Uno sí, ese de ahí -dice señalándote a uno de los hombres-. El otro es un demonio, pero puede ocultar su forma haciéndose pasar por humano ¿Por qué lo preguntas? ¿Qué vas a hacer?

Le sonrío a Chester antes de levantarme y acercarme a los dos individuos.

Que tal pareja. Comentaros que Chester tiene algo que hacer para mi, así que si no os importa dejadle en paz una semana antes de acercaros a distraerlo de nuevo. Le necesito alerta y trabajador, y no podrá hacerlo si ha de preocuparse de tipos como vosotros. De acuerdo?.

Les hablo en tono relajado y razonable, que no se diga que no soy un ente dialogante y dispuesto a llegar a soluciones pacificas.

Con aire triunfante observo el cuerpo inerte de Skirren y me dispongo a salir del local, sé perfectamente que los demonios se las arreglarán para salir del tugurio sin problemas y librarse de una vez por todas de este infierno dónde Skirren les ha tenido dominados.

Sin más dilaciones me dispongo a salir del local, sin embargo, justo antes de salir veo una mirada de odio posada en mis ojos, es Trevor, por fin se ha dado cuenta de qué he hecho, pero no parece moverse para atacarme. Sin ningún tipo de temor dirijo mis pasos hacia la salida, tal y como prometí a su padre... intentaré no matarle, pero al fin y al cabo soy inmune al primer hechizo y si se dispone a lanzarme otro... que se atente a las consecuencias.

-¿De dónde has salido tú, payaso? -te espeta el demonio envalentonado-. Este tipo nos debe una buena cantidad y no me voy a ir de aquí sin conseguirla ¿Crees que voy a ir hasta mi jefe y decirle que tenemos que dejarle tranquilo porque un guaperas engominado nos lo diga?

Trevor no intenta atacarte y nadie impide que te alejes tranquilamente del local. Así que regresas a tu habitación del motel y durante unas cuantas noches la paranoia te invade pensando en que el mago está buscando un buen momento para vengarse. Piensas incluso en cambiar de lugar de residencia pero lo deshechas cuando piensas que Trevor podría encontrarte en cualquier parte de la ciudad si se lo propusiera. Quizás ahora ha tomado las riendas de Skirren en el negocio o que prefiere seguir sus propios intereses.

A finales de octubre, casi un mes después de los incidentes con Skirren, toda la comunidad demoníaca sabe que una cazadora está en San Francisco. Por las noches te has dedicado a la diversión y también a la caza. La población vampírica se ha visto afectada por tu presencia y has hecho las calles de la ciudad un poco más seguras. No es tu intención, por supuesto. Pero cuando tienes ganas de una buena pelea, siempre es mejor contra demonios y vampiros. Al menos aguantan más de un golpe.

Una noche tocan a tu puerta. Intrigada acudes para ver quién es y te sorprende encontrarte con tu vecino. No habías sabido nada más de él desde que ayudaste a su hermana a huir del local de Skirren. Le invitas a pasar con un gesto interrogante.

-Hola, siento molestarte -te dice con timidez-. No te había dado las gracias por ayudarnos a mi hermana y a mi. Ella está bien, ahora está en Chicago en buenas manos. Regresé aquí la semana pasada para ultimar unos asuntos y escuché algo que quizás deberías saber. Alguien nuevo ha llegado a la ciudad. Un demonio. Dice que va en tu busca. Que quiere cazarte por encargo de un tal "Maestro". El rumor ha corrido por la ciudad como la pólvora. Dicen que eres una cobarde que huyó de Sunnydale para no tener enfrentarte a él -esto último lo añade a regañadientes pensando quizás que te puedas enfadar demasiado-. Ese demonio incluso cuenta que puedes encontrarle en un bar llamado Thee Parkside, junto al parque Jackson.

Miro sonriente al demonio antes de darle una amistosa palmadita en la espalda y dejarla ahí como gesto de confianza.

Hoy tengo una buena noche, así que no le matare. ME conformare con decirle que si lo que tengo entre manos para Chester sale bien, es muy posible que al final de la semana les pague su deuda junto con un par de cientos como intereses. En cuanto a su jefe...seguro que comparado con el mio es una bellisima persona, pero estando entre adultos, seguro que no hace falta acudir a los mayores...verdad?.

Pese al tono y a la alegría de mi voz, estoy preparado para impulsar la cabeza del hombre contra la barra si se pone tonto, o darle con la jarra de cerveza en la cara.

Enarco una ceja cuando veo a mi vecino cruzar el umbral de mi puerta, no esperaba para nada su visita, y sonrío por picardía al verle. Una vez le dejo entrar a mi casa sonrío perversamente intentando averiguar que se trae por aquí, pero su relato me despeja todas mis dudas en un solo segundo.

¿Un maestro? ¿Un demonio del que he huído de Sunnydale? Jodidos bichos, ya no saben ni que inventar. Meneo mi cabeza levemente... ya no sé ni que esperar, y no sé por qué acuden a mí, si se supone que es B quién debería estar haciéndose cargo de todo esto.-¿El Maestro? ¿Qué vaya a por él? ¿Pero quiénes se han creído los subproductos estos venidos a menos? ¿Qué será lo próximo repartidora de pizzas a domicilio? Cómo si no tuviera nada mejor que hacer... Si alguien quiere verme, que venga a buscarme, a ver quién es cobarde y quién no.

Por un rato permanezco hablando sola, bastante indignada por las palabras de mi vecino, hasta que caigo en la cuenta de que sigue ahí y que estoy empezando a parecer una jodida loca. Me ruborizo levemente y le sonrío como si no hubiera ocurrido nada.- Je je... en fin, pues nada, me alegro de que estés bien. Y ya sabes qué hacer la próxima vez que te veas en líos, que yo no tengo complejo de campanilla, y no te voy a estar salvando el culo cada vez que lo necesites.... Aunque siendo tú, y estando como estás... tampoco diría que no, ya sabes no? jajajja Pues lo dicho, ehm... ¿quieres tomar algo?

Tu vecino se encoge sobre si mismo cuando te oye despotricar contra todo y todos. Cuando te vas calmando se anima a decir.

-No, gracias. No quiero nada. Sólo pasé para avisarte, nada más. Ten cuidado, ¿vale? Supongo que ya nos veremos algún día.

Y se dirige a la puerta para después marcharse.

-Mira, no sé que tendrás entre manos tu novio y tú. Pero yo necesito el dinero ahora, ¿comprendes, alelado? Me da igual quién seas tú y quién sea el mierda de tu jefe. Así que ¿por qué no te vas a dar un paseo y me dejas a mi con nuestro amigo, eh?

Soy una persona civilizada...y dicho esto, con la mano en su espalda empujo hacia delante, mientras la otra mano lleva la jarra con toda mi fuerza al encuentro de su cara. Calculo que el golpe sera de espanto.

Suspiro levemente mientras observo a mi vecino salir de mi casa.-Bueno, cuídate tu también... te aseguro que me las arreglo muy bien sola, no vemos...-Le digo mientras le despido con una mano.

Una vez se ha ido comienzo a dar vueltas en mi piso, sin saber muy bien cómo actuar, no sé quién puede ser ese tal "Maestro", ¿Y si es algún enviado de Trevor? Aún no sé muy bien en qué me he metido al ganarme el "cariño" del Trevor Potter. Sacudo mi cabeza, indecisa aún por las circunstancias... pero... total, si no voy yo por él, vendrá a por mí... y me cogerá por sorpresa, así al menos espero a qué atenerme, ¿y si salgo mal parada?... Eso definitivamente no importa, tal y como he pensado en multitud de ocasiones..., simplemente seré sustituida... y la vida continuará sin mí sin más dilaciones.

Sin pensarlo más busco en mi armario la ropa más provocativo que encuentro, ajustándome un corset negro que realza la parte alta de mi pecho y lo suficientemente alto como para poder mostrar mi ombligo, lo acompaño con unos vaqueros y unas botas de caña alta, y con mayor decisión de la que hubiera imaginado me adentro en las calles de San Francisco para reunirme con el tal Maestro en Thee Parkside

La jarra se hace trizas en la cara del demonio con un sonido a cristales rotos. Su compañero reacciona con rapidez y te lanza un puñetazo que te alcanza la mandíbula. Afortunadamente no es más que un humano y el golpe no te hace más que cosquillas. El camarero al ver que comienza un jaleo empieza a gritar:

-¡Llamaré a la policía!

Si llamas a la policía estarás aquí dentro con las piernas rotas cuando el incendio lo consuma todo. No seas estúpido...que luego pagaremos los daños.

Con el demonio cogido por la nuca, le golpeo la cara una y otra vez contra la barra del bar, mientras miro sonriente a su amigo humano.