Partida Rol por web

Burgi Ambulandi

♦ CAPÍTULO QUINTO ♦

♦ PAGARÁN JUSTOS POR PECADORES ♦

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06/07/2014, 13:41
El Maligno

 

No fue hasta el quinto día, uno que amaneció más blanco y a la par más oscuro que el anterior, que comenzaron a esclarecerse los hechos que en el Valle de Mena se acontecían...

...Y es que durante la tarde-noche del cuarto día, el Enmascarado y Tancredo consiguieron poner al fin rostro al infame Josu. Fue en el exterior del monasterio benedictino de Valpuesta donde dieron con él. Huía aqueste, mal herido, de un grupo de monjes que pretendían acabar con su vida. Josu había asaltado el monasterio con el fin de robar un pesado y extraño libro, pero lo que el bandido no esperaba es que los monjes parecieran ser más guerreros que religiosos, y así fue como acabó mal herido y con el resto de sus acompañantes muertos.

Tancredo y el Enmascarado llegaron en el momento justo y consiguieron sacar al Josu de allí a duras penas, aunque sus heridas acabaron poniendo fin a su vida al amparo de la sombra de un viejo roble en mitad del camino hacia Valpuesta. Su última frase fue cuanto menos inquietante, pues aseguró que las atrocidades que asolaban el Valle de Mena eran cosas del mismísimo demonio.

Entretanto la Belarda y el Urraca intentaban hallar pista alguna sobre los extraños sucesos. El mendigo visitó a Albert el curandero intentando averiguar si aqueste, en sus conocimientos alquímicos, estaba implicado en el extraño "bebedizo de sueño" encontrado en la casa de Mauricio el herrero. Al parecer el prometedor Albert no tuvo nada que ver.

La Belarda, mientras, no perdía el tiempo, y sacando partido a sus "dones" naturales engatusó al guardia Lope, quien entre caricias y jarras de vino, se confesó como autor del robo de ciertas espadas (cinco para ser exactos, y además increiblemente antiguas) de la torre de los Ortiz. Temiendo que la furia de don Nuño cayera sobre él, se citó con el Josu en el monasterio de San Emeterio y San Celedonio donde le cedió las armas para que se deshiciera de ellas.

Y la casualidad (o no) quizo que Tancredo y el Cortalenguas cabalgaran aquella misma noche al mentado monasterio, aunque no sin antes, y por caprichos del maldito destino, hacer parada en la taberna de Marisa, en Vallejo. Y digo maldito destino porque poco falto para que el Enmascarado reuniérase allí mismo con la propia muerte, y no iba aquesta vestida de molesta y mortal enfermedad, sino de viejo Pardo sediento de venganza por la muerte de su hijo... pero eso es otra historia, que por ahora, más nos vale olvidar...

 


 

Pero, ¿por dónde ibamos? Si, Monasterio de San Emeterio y San Celedonio, en Valpuesta...
Y allí acabaron aquella madrugada ambos bandidos después del desaguisado ocurrido en Vallejo. Tancredo contaba con un viejo amigo en el monasterio; se trataba de Bernardo, el monje bibliotecario. Mientras éste ponía en práctica con el enmascarado su enorme habilidad en lo que a sanación se refería, confesó a ambos bandidos su preocupación sobre los hechos que últimamente azotaban el valle. Les contó también como el Josu regularmente se refugiaba en el monasterio, pues sabía que allí andaba seguro, además de recibir confesión a sus pecados por parte del Abad Ervigio, quien a cambio, le hacía ciertos encargos especiales...

El bibliotecario confesó además, algo que le turbaba en exceso, y es que hacía unos días escuchó a Severo el escriba hablar con una mujer en la biblioteca del monasterio y que él intentó entrar, pero no pudo pues algo parecía bloquear la puerta. Escuchó que la mujer le ordenaba escribir dos cartas, una para don Alvar y otra para doña Ortiz, y lo poco que escuchó rezumaba palabras de odio y venganza, todo esto mientras empujaba la puerta con toda su alma. Cuando esta se abrió sin más, el bibliotecario calló de bruces al suelo y la mirada del escriba era de terror... Aclara que el escriba contaba con el permiso del Abad Ervigio para encerrarse solo en la biblioteca y consultar todo lo que precisase para realizar su trabajo como administrador de la zona. Y pese a que él se lo recriminó diversas veces al Abad, este jamás le dio la razón y le prohibía molestar al escriba aun siendo el bibliotecario.

Poco tardaron los bandidos-alguaciles en entablar conversación con el Abad, y por unos medios u otros, consiguieron información de un valor incalculable:

Al parecer el libro del que se había apropiado el Josu (y es que los ojos del Abad casi se salen de sus cuencas cuando vió que el Enmascarado lo portaba) era un antiquísimo tomo llamado el "Libro de las Postrimerías"... Pero vayamos al principio, que nos perdemos... Y el principio de la historia que contó el Abad Ervigio comienza con las espadas robadas por Lope, y que actualmente, se hallan ocultas en el monasterio.

¿Y como llegaron tales espadas hasta el Valle de Mena? Pues hace un tiempo, cinco hermanos del Priorato de Sión entraron en el valle con la orden de encontrar la Sangre Real (o sea, la descendencia del propio Jesús de Nazaret) y confiando en diferentes señales como el famoso Mont Salvat de las leyendas, que veían en la Sierra Salvada, en su puerto de la Magdalena en clara referencia a la madre del legado de Nuestro Señor, a la Iglesia de Santa María de Siones, el pueblo de Criales... Acudieron al monasterio de Taranco para buscar refugio mientras hacían sus indagaciones por la zona. Visitaron la Iglesia de San Lorenzo en Vallejo de Mena, y allí descubrieron su origen templario como casa madre de la Orden y no tardaron en saber de la Ermita de Santa María de Siones como lugar de iniciación y retiro de la Orden. Mucho esfuerzo y oro supuso para la Orden esconder el Legado de Jesús y María Magdalena, incluso de ellos mismos, pero dejaron suficientes señales para que quien supiese observar encontrara lo que buscaba.

Con el paso del tiempo, si aún perduraba algún descendiente de tan Sagrado Legado debiera encontrarse en el valle... Encontraron lo que buscaban, pero decidieron esperar al superior que llegaba desde Roma, pues uno de los hermanos tenía una enorme sensación de desasosiego y eso hizo que fueran cautos. Si la Sangre de Dios había estado perdida tanto tiempo, ¿que iban a importar unas semanas más?.

Los Templarios solicitaron refugio en el Monasterio y fueron bien recibidos por el Abad Ervigio, quien pronto descubrió algunos de los “secretos” de los cinco hombres de armas. Las extrañas cruces que ornaban algunos de sus objetos, las espadas de formas poco comunes y los símbolos que las ornaban llamaron poderosamente su curiosidad y así se lo hizo saber a ellos, que se vieron sorprendidos ante la sabiduría de un “pobre” Abad de un aislado monasterio. Se reunieron y decidieron no darle respuesta alguna, pues no se vive entre “secretos” durante tantos años para desvelarlos al primero que lo pregunta y decidieron dejar el monasterio para preservarlo como futuro refugio de los suyos, en el caso de que sus superiores lo consideraran oportuno. Bien es cierto, que el Abad se sintió contrariado con la marcha de los hermanos y se creía culpable por las constantes preguntas que les hizo durante su estancia y porque cierto día, antes de ser descubierto por ellos, les escuchó una conversación privada entre uno de los más jóvenes y otro de apariencia más bragada. El mayor le aleccionaba sobre el gran valor de las armas que portaban, de cómo las encontraron hermanos suyos hace mucho tiempo y como en Valpuesta descubrieron su potencial en un pergamino que estaba dentro de un viejo tomo llamado “Libro de las Postrimerías”. Cuando el guerrero de más edad le descubrió escuchando, el monje solo pudo balbucear y disculparse con palabras que no decían nada, se ruborizó y escapó entre pobres disculpas.

¿Y que les sucedió a estos hombres? Eso Ervigio nunca lo supo, aunque escuchó como hablaban de reunirse con un tal Nuño...

 


 

Pero vamos al día que nos ocupa; el quinto. Que como dijimos amanece más blanco y a la par más oscuro que el anterior, pues la niebla es más densa y sin una anotrcha o candil, apenas se ve a una vara de distancia. Siluetas oscuras parecen amenazar desde cada rincón pero no son más que otros lugareños tan asustados como los demás que caminan con tiento y cautela, haciendo parecer que acechan arropados por la niebla...

...esta mañana, también, amanece Pelayo muerto en el camastro a causa de las heridas...

Y esa no es la única mala nueva, pues funestas noticias llegan desde Trambasaguas, donde una mujer de nombre Dorotea, acusa a un vecino llamado Juan de haberla robado a su hijo. Lo grita una y otra vez, hasta que llega el Regidor Don Gonzalo e instantes después el Inquisidor Angulo, quienes escuchan la historia de la mujer. Ella es viuda y tiene un negocio de alfarería en el que la ayudan sus dos hijos, Jon y Gorka, aunque este último aun es joven y estaba muy distraído visitando todos los días a Juan el curtidor, que es soltero y bastante “rarito”. El Inquisidor ordenará a dos de sus hombres que traigan al susodicho Juan.

El problema es que esa no es la única noticia que se escucha de niños desaparecidos. Al parecer casi una decena se han "perdido" durante los últimos días.

Y quiere la cosa no terminar así, que de la propia torre de los Ortiz llegan rumores durante el transcurso del día sobre la muerte de una mujer de manera trágica y de la cual no se ha dicho nada. El Inquisidor propone al Concejo y al Barón de Ortiz proteger el pueblo y los caminos del valle durante el día, y que por la noche cada vecino se encierre a cal y canto en sus casas, procurando tener medios adecuados para alertar al resto en caso de peligro. Todos acceden a cumplir lo dicho.

Tras un rato meditando, el Inquisidor Angulo “recibe” en privado a Juan el curtidor. Su historia es la siguiente:

"pretendí a Dorotea poco después de nacer Jon y Ainara, pero ella siempre tuvo demasiados “pájaros” en la cabeza, y contaba que pronto su “príncipe” la sacaría de allí... Al tiempo, ella se casó con el viejo alfarero por tener más posibles que yo y pensando que enviudaría antes, pues ya entonces se traía en líos con Imanol el posadero de Villasana de Mena. Y la vida es caprichosa, que cuando desapareció su hija y nació Gorka casi a la par, y tal vez por todo lo ocurrido, Dorotea se convirtió en un ser desconfiado, hasta malo, que pagaba sus frustraciones con Gorka y eso no me gustó, por lo que le ofrecí ser mi aprendiz y dejarle el negocio a condición de que me cuidase en mi vejez".

Pero el Inquisidor es hombre que no entiende de caridad, que no cree en la buena voluntad de la gente y decide “interrogarlo” adecuadamente. Tras varias horas de tortura por parte de los soldados de la Inquisición y de los frailes, el curtidor confiesa que ha matado al crío por orden del “maligno” y no sabe el motivo, solo que se lo ordenó hace unas noches. La confesión es clara y nada se puede hacer. Al principio de la noche, Juan será quemado en una hoguera creada frente a la parroquia de Villasana de Mena.

El Inquisidor tras castigar al curtidor, os envía a buscar a Don Severo al Concejo, y traerle a la parroquia, donde debéis encerrarlo en una de las criptas de la misma, hasta el momento en el que pueda ser “atendido” por el Inquisidor Angulo, bastante atareado este día. Al parecer algo ha escuchado el Inquisidor sobre Severo que no le ha gustado...

 


 

Y así comienza el día, o más bien la pesadilla en la que estáis metidos: rumores de caballeros templarios buscando al mismísimo descendiente de Jesus de Nazaret, una bestia que aterroriza y mata a los parroquianos del valle, el Josu muerto, un Inquisidor fanático carente de toda caridad, y un concejo que, a todas luces, parece corrupto por un mal dificil de desenmascarar...

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06/07/2014, 15:40
El Maligno

Notas de juego

Gracias a los cuidados de Bernardo (y a tu determinación) tu estado pasa de Malherido a Herido.
 

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06/07/2014, 18:00
El Cortalenguas

Abrí los ojos, y lo primero que contemplé fue aque bibliotecario y a Tancredo. Notaba el pesar de mis heridas (no exactamente donde, pues aún no me las había mirado) pero sentía el dolor de los cortes y las magulladuras. Aún no comprendía cómo la muerte habíame visitado y se había marchado de repente, sin llevarme tal y como lo hizo Mateo de Vallejo al sacarme de mi celda.

OoOoOoOo ¿Lo matásteis? -dije a Tancredo con la voz aún temblorosa y recién despierto- oOoOoOoO

Miré a mi compañero, sin comprender muy bien del todo qué diantres había vuelto a soñar tan claramente. Luego busqué con la mirada a Becerrillo, pues sabía que me había sido fiel y había estado a mi lado todo el tiempo.
 

Notas de juego

Pregunta: de todo este resumen... ¿Qué sabemos? oO'

Es mucha información, pero no debemos saberlo todo, ¿o sí?

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08/07/2014, 12:54
El Maligno

Notas de juego

Estáis todos reunidos en Villasana. Las campanas tocan a Tertia del Quinto día.

El Inquisidor os acaba de encomendar la tarea de buscar a Severo el escriba, que se halla en el concejo, y traerle a la parroquia donde le encerraréis en una celda hasta que el Inquisidor pueda "ocuparse" de él.

Continuad a partir de aquí.

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09/07/2014, 17:02
Belarda Olayes

Avíaus estábamos, con la Inquisición rondandu por los alrededores y quemandu gente como bien gustaban de hacer. Como si no hubiere bastante con la matanza que había montau la bestia, y todas las vueltas de los bandidos, y todo lo demás. Con todo lo que habíamos averiguau en los días anteriores no había quien se aclarase, más tonto había que ser pa' creerse que todo este asunto lo solucionaren los inquisidores a base de meter gentes en la pira. ¡Fiu!

- Algo ha de saber este Severo para que lo llame el inquisidor, y viendo la que hay liá mejor será sacárselo antes de que lo aten a un palu y lo asen como a un terneru. Que como no averigüemus to' lo que se pueda, vamos a dar más palos que un ciegu.

Díxeles aquesto a mis compañeros de faena en lo que íbamos para la casa del Severo. ¡Mi Mari, pobrecillo! Que una cosa era andar de alguacil por la villa, y otra muy distinta ser el perro de la Inquisición... puta que la parió.

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09/07/2014, 17:33
El Cortalenguas

Severo. Aquel tipo miembro del concejo sería escriba, pero bien que tomaría parte en el conjunto decisorio del Mena. Sin duda que yo iría antes a por algún otro que contra aqueste.

OoOoOoOo Vayamos a por él, mas, antes de traelle con el inquisidor... -propuse-, interroguémosle nosotros. Algo no va bien, nada me fio -decir aquello era baladí, pero ahora todo tomaba un caliz más negro, más oscuro: demasiadas tramas sobre el mapa, todas negras y los aparentes responsables yacientes. Eso si que daba miedo-. Aprovechando que el de Angulo le llama, podemos decirle que nos cuente lo que sepa del asunto de las muertes o del Josu a nosotros, por si pudiéramos ayudarle, ¿os parece bien? -dije con voz temblorosa, pidiendo consenso por primera vez en mi vida-. Quizá si habla uno sólo, será más convincente -et que miraba a Tancredo, al Urraca y luego a la Belarda; y ésta parecía tener dotes de convencimiento, quizá porque fuera mujer, no lo sé-. oOoOoOoO

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09/07/2014, 20:23
Tancredo

Tancredo notaba un cierto dolor en su cabezota dura y poco dada a juicios, conspiraciones y enredos. ël andaba lejos de entender todo aquel lio de nombres y sitios, solo queria aumentar su bolsa de dineros.

 

Optó por parecer entendido, asentir con la cabeza a los pensamientos de los otros, et no moverse solo a ninguna misión, de facerlo, seria con otros más versados et con má saberes en la moyera que el bruto del Tancredo.

Notas de juego

¿Osea que se nos ha muerto Pelayo?

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10/07/2014, 11:32
Severo

Apartóse de un salto a vuestra llegada el guardia apostado en la puerta de la Casa del Concejo de Mena. De tontos hubiera sido rechistar al veros llegar con paso firme y decidido, sin miramiento alguno y con el poder del Santo Oficio en mano. Subisteis las escaleras con premura haciendo que la majera se quejara en un rítmico concierto de crujidos que anunciaban, para quien anduviera en el piso superior, que se avecinaban problemas.

Allí estaba; Severo el escriba. Se le veía atareado, agitado. Intentaba meter un amasijo de papeles revueltos y otra suerte de útiles en un morral. Parecía estar recogiendo sus pertenencias antes de una precipitada huida. Cuando os vió, se quedó de piedra.

─¿Qué sucede? ─se sabía metido en un buen apuro...

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10/07/2014, 16:14
Diego "el Urraca"

Acercóse el Urraca sonriente a don Severo, viéndole tan nervioso. Intentaba el mendigo fingir normalidad antes de decirle al desgraciado que debía acompañarles junto al Inquisidor.

-¡Buenas nuevas, don Severo! -detúvose, como faciéndose el mendigo el extrañado, el ingenuo- ¿Adónde vais con tanta bulla, don Severo? ¿Acaso vos marcháis del pueblo? ¡Non digáisme que non dejaréis justo agora! -la cara de Severo, et su seco "qué sucede" habían sido más que clarificadores, pero quizá meresciera la pena intentar tirarle un poco más de la lengua.

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11/07/2014, 16:57
El Cortalenguas

Iba con mi ahora querido Becerrillo por las calles de la Villasana. Al menos no tenía que decirle al chucho que su amo había muerto, aunque seguro que él lo notaba: el olfato de un rastreador pocas veces le falla, pero su instinto nunca le miente. Justo antes de entrar en la casa del Concejo, hícele un gesto con la mano, tocándole el lomo y presiónandole un poquitión hacia abajo: "Becerrín" se sentó al instante. No sabía si era fortuna, docilidad o temor (que me tenía), pero en poco tiempo, las pocas lecciones de adiestramiento que intenté darle causaron cierto efecto.

Una vez entré con el resto de mis compañeros alguaciles a la casa, observamos la acalorada escena. Demasiada prisa de por medio. Noté el sarcasmo de Diego, suave y aterrador, y me aposté en la puerta, descolgándome el hacha y apoyándome en su mano a modo de bastón, como si el Cortalenguas fuera un viejo decrépito lleno de pústulas que no durara más de dos minutos en pie, cual anciano. Y aquello no parecía sino (lo de quitarme el peso del hacha) una pequeña indirecta.

Dejé que Urraca llevara el peso de la conversación.

Notas de juego

Lo dicho, el Cortalenguas se desembaraza del hacha y lo pone a modo de bastón. Quién sabe si los guardias de la entrada no necesitarán probar su sabor.

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11/07/2014, 17:22
Belarda Olayes

Dábase allí donde el Severo todo lo que fiziera falta para queste hablare sin mayores rodeos y nos dijere cuanto queríamos saber. No era aqueste momento para andar desplegando encantos, ni tampoco valerme de otras herramientas aún menos ortodoxas. Y como ya teníamus quienes amenazaren, opté yo por dar la cara del burro donde otros habían la coz, y mostrarme amable con el hombre, para que viere por dónde salir de aquella.

- Sed razonable, buen hombre, decidnos lo que sepáis, que no ha menester que esto se vaya de madre.

Sonreile al escriba esperando que viere en mi un refugio.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Pues eso, hago un poco de "poli bueno", dejando al urraca el otro papel ;).

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12/07/2014, 20:30
Tancredo

Acercose Tancredo a donde severo cerrando el grupo y cerrando la boca, pues no era ese tipo al que decirle palabras vanas.

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13/07/2014, 16:22
Severo

Y es que don Severo no había llegado a ser el escriba del Concejo de Mena por haberse "caído de un guindo" precisamente. Que ya sabía aqueste lo que se le avecinaba y para que estaban los alguaciles allí presentes.

Guardó su rostro de sorpresa y finjido tartamudeo para adoptar una postura más acorde con su aventajada sesera.

─Non creeréisme aquesto que voy a contarvos, empero esperanza de que al menos vos lo planteéis albergo. Sodes homnes... et muxejeres, que habedes visto en aqueste valle ...cosas... que no pueden explicarse de manera racional.

El escriba, nervioso, caminaba en circulos mientras relataba algo a todas luces imposible:

─Hace unos días, en el monasterio de San Emeterio et San Celedonio, aparescióseme el alma de Magdalena*, joven et bella, et aquesta encomendóme escribir dos cartas**. Una dirigida a don Alvar de Ortiz et otra a doña Blanca de Ortiz ─el escriba no paraba de frotase las manos impulsivamente mientras relataba─tras concluirlas, ambas cartas lleváronselas dos enormes cuervos negros, et para cuando húbeme dado cuenta, Magdalena ya había desaparecido.

─Rezaban aquestas cartas odios, rencores, et sed de venganza. Algo siniestro, oscuro, algo que el tiempo ha enterrado hubo acontecido en aqueste maldito Valle de Mena.

Mi tiempo se acaba, y si non marcho de aquí témome que arderé en una de esas hogueras de las que tanto gusta el de Angulo. ─agarró entonces un viejo archivo polvoriento ─he intentado, desde que Magdalena visitóme, averiguar que fue aquello tan oscuro que ocurrió hace años et que non he podído sacar de mi sesera ─su pulso temblaba ─tras revisar los extensos archivos ─y extensos eran, pues no menos de una docena de tomos eran los que contenían todo lo ocurrido en el valle durante años, hasta los comerciantes que habían pasado por la zona aunque fueran pocos días fueron anotados en aquellos documentos ─aquesto es lo único que he podido sacar en claro. ***

─En poco más puedo ayudarvos, empero vosotros podéis ayudarme a mi.

─Dejadme marchar, vos lo ruego buenas gentes. ─imploró.

 

Notas de juego

*Bernardo el bibliotecario os contó como escuchó a Severo hablar con una mujer (primer post de esta escena).

**Una de ellas fue recuperada por el Cortalenguas (escena de ambientación).

***Os entrega sus anotaciones (escena de ambientación).

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14/07/2014, 00:48
Diego "el Urraca"

Quedóse el Urraca sorprendido, et pronto cortó aquel juego que traíase faciéndose el ingenuo cuando acercóse a don Severo. Non sabía leer, et esperó que alguno de los suyos compañeros leyérale en voz alta aquel papelajo a ver qué decía. Mientras tanto, escudriñaba al del Concejo buscando algún gesto o palabra que pudiere traicionarle et adverir si mentía en las suyas palabras.

- Tiradas (1)
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14/07/2014, 11:55
Belarda Olayes

Agarré las notas y con esfuerzo fui leyendo una por una*, como si fuere la primera vez que fazíalo (que no lo era, pues alguna otra había habido, pero no andaba yo para letras en Burgos, quentre contar monedas y mantener las manos de los bribones mal pagadores lejos de mis muchachas bastante faena había ya). Mas aquí en medio de la perdida parescíame que todo el mundo andaba en dárselas de culto, aunque he de suponer que siendo escriba aqueste, escribar era lo suyo...

- ... y parésceme a mi que, en viendu todo aquesto, alguien ha estau metiendo el pecau en todas las tentaciones del valle, y que este que lo ha hechu no es homne de poco importar, sino todo lo contrario. - díjeles a mis compañeros, un poco aparte del Severu, al que aún no sabía yo si entregar o perdonar - Y agora me paresce que van a quemar a alguno más pa' tapar esta historia, pero credo yo que no va a bastar, y que alguna otra va a morir en el valle. - bajé la voz - Ya sabemus que los inquisidores todo lo arreglan quemandu a ciegas, hasta que por fuerza de tentar a la suerte acaban quemandu al que han de quemar, y lo mismo esta vez ni por esas, pues me da a mi que, con cuanto hemos averiguau, a quién habrían de poner en la pira está más que fuera de su alcance.

Notas de juego

* Asumo que no hace falta tirada dada la importancia del asunto. Si no, pues que nos las lea Severo.

 

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14/07/2014, 12:02
Belarda Olayes
Sólo para el director

En pensando en todo aquestu, olíame a maleficio que tiraba pa'atrás, y que en dándole a la sesera intentara yo recordar algún modo en que pudiere haberle caído la maldición a Doña Blanca de Ortiz, y estuviera aquesta tomando venganza contra todas las preñás por su marido en sus numerosos paseos por el Valle, y deste modo pudiéremos saber quién andaba tras todas las muertes y acabar con el asunto, aunque si fuere, como yo me temía, la mujer del Barón, aquello iba a ser como para andar con tiento.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Mi hipótesis:

- Don Álvar de Ortiz ha ido metiendo la tranca en todos los agujeros del valle y sembrando bastarzuelos a diestro y siniestro.

- Doña Blanca, maldita por un terrible pecado, se convierte en lobo y ataca a todas las fulanas que han yacido con su marido (ya se sabe como son las mujeres), o en su defecto tiene algún tipo de control sobre el engendro (tal vez lo parió tras yacer con el demonio).

Querría hacer una tirada de Conocimiento Mágico para saber si existe algún tipo de maldición o similar que yo pueda conocer que se ajuste a esas características.

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14/07/2014, 16:43
El Maligno

Notas de juego

* Asumo que no hace falta tirada dada la importancia del asunto. Si no, pues que nos las lea Severo.

Eso por un lado, y por otro, es evidente que no dejaréis que Severo se marche sin leeros el documento.

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14/07/2014, 17:10
Diego "el Urraca"

-¿Crees lo que aqueste omne dice, Belarda? -el Urraca, aún meditando sobre el contenido de la carta, sorprendióse. Desde luego él non tenía claro quién era culpable et quién no en aquel pueblo donde todos parescian guardar bien los suyos secretos...

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14/07/2014, 17:20
Belarda Olayes

- Todo cuanto reza en sus escritos ha acontecido, y nada concluye él, tan sólo recopila. - díjele al Urraca - Y que siendo así, he venido yo a suponer que lo ha pasau es que nuestro buen Barón anda retozandu con cuanta moza ha en el valle que no haya nacido retorcida como el demonio. E que siendo asín, a buen seguro que andan pagando quienes no ha menester que paguen, como el desgraciau aqueste al que van a quemar, el curtidor, y agora a aqueste.

Señalé con el dedo a Severo.

- Mas quede claro que si dejámoslo escapar, Angulo va a requerir que otro sea quemau en su puesto, y que vamos a ser nosotros los afortunaus.

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14/07/2014, 22:44
El Cortalenguas

En habiendo escuchado las sabias palabras de la Belarda, asentí tras escuchar las notas que pacientemente nos había leído. Luego hablé a Severo.

OoOoOoOo Está claro que no te dejaremos escapar -le dije al escriba y ya haciéndoselo ver a mis compañeros-, al menos yo; pero eso no quita que no nos hayas podido golpear y escapar en un último aliento -recreaba ficticiamente la versión que bien pudiéramos contarle al Santo Oficio-. Muchas cosas se retuercen en este Valle: el Josu murió en mis brazos, mas quién sabe si era más peligroso que vos, que ese comerciante Anzo o que la misma bestia que asola este pueblo... ¿Et qué decir de aquestas notas? Muchas preguntas tengo, y mis compañeros seguro que también. ¿Quién me asegura que no fuiste vos quien me asaeteó hace días en el bosque, durante plena reunión secreta con los bandidos? O algo más simple: ¿qué diantres hacía "su merced" en San Emeterio y Celedonio? Hubimos -miré a Tancredo- de escapar de una horda de clérigos más maliciosos que el diablo...

Señores -díjele a mis compañeros-. Nos llevaremos a este hombre. Nos esconderemos unos días, y... le exprimiremos lo que sepa. Luego podremos entregarle al Oficio, o en caso de no tener nada que ver, no... oOoOoOoO

Realmente no era una propuesta, pues esa era mi intención. Sin embargo, quería escuchar a mis compañeros. Estaba claro que por muy solitario que siempre hubiera sido, ahora necesitaba del consenso de todos ellos.

Notas de juego

Qué mal!! se me fue el pedazo de post!!!! :( GRRRR