Partida Rol por web

"La carne y la sangre" es lo primero que piensa III. O piensa que piensa, porque no lo hace con palabras. Pero es a eso a lo que se refiere. A la carne y la sangre.

Su mano resbala por el suelo viscoso. Hay voces, pero III tiene ahora otros intereses: las nauseas, la conciencia de los órganos, el dolor del movimiento, el sonido de su corazón en sus tímpanos. Intereses en la carne y la sangre, para entendernos. Por lo demás, todo es extrañamente satisfactorio. Tiene una sensación de alivio, como si algún tipo de amenaza le hubiese sido levantada.

El cuerpo se mueve sobre el suelo como cubierto de aceite. Líquido amniótico. La mejilla rueda, tentativa, y se araña con algún objeto. ¿Son esos gemidos suyos? Intenta forzar uno para comprobarlo: lo consigue, pero aún así no puede responder a su pregunta.

La sensación de placidez no se pierde ni siquiera debido a las voces, las preguntas. III las escucha, abriendo los ojos, pero todo parece carecer de significado. El latir de su corazón en sus sienes es más real. Una mano llega hasta la cara, la palpa, retira parte de las mucosidades que la cubren. Hay dolor y mareo, y desconcierto, pero no hay sufrimiento. Son sentimientos ajenos, como de otro.

III, se incorpora hasta sentarse. Mira hacia los demás con cierto interés, hacia el lugar, hacia los cadáveres, pero su atención está en sus procesos corporales. Sus compañeros de situación se mueven por el escenario. ¿Qué relación tiene con ellos?

"¿Quiénes sois?", pregunta uno. Escucha con atención. Porque esa es la pregunta. ¿Quiénes son los que le rodean? ¿Qué relación le une con ellos? ¿Podrían ser peligrosos?

Porque III sabe, con la seguridad con la que lo sabe un recién nacido, que él es. No hay más que una alegría tranquila, un centro que encuentra un lugar en la realidad, una pena de prisión que le ha sido perdonada. Y que no se refiere a los tanques que, rotos, observan desde el silencio.

III siente ganas de llorar. Pero como lo haría un recién nacido. Llorar de alegría, porque puede, porque ha sido arrancado a las tinieblas y arrastrado hacia la luz. Vuelve a gemir, con la cara contorsionada como una máscara, y, como en un largo mugido, llora. El latido de su corazón le acompaña. Sentado, en el interior del quirófano en el que ha vuelto a la vida. Mira a los demás. No hay ningún reconocimiento a los que le devuelven la mirada.

Llora y observa.

V escribió:

Veis moverse a vuestro compañero con agitación y gesticulando vehementemente...

- Mirad a este tipo- dice V señalando al cadaver desnudo cuya bata lleva ahora IV- un tipo común: Varón blanco, caucásico, de avanzada edad. ¿Véis el agujero en su sien izquierda?, ¿Y el gesto agarrotado de la mano? Sujetaba el arma él mismo cuando se disparó. No hay orificio de salida, eso es típico de las heridas producidas a quemarropa en un suicidio con armas de fuego de pequeño calibre; la bala seguirá dentro. El cerebro es un órgano denso. Fue un suicidio...- comenta para acto seguido volver sobre sus pasos hacia el lugar donde se encontraba originalmente el cuerpo.

- Pero mirad esto también- dice señalando un charco pegajoso en el suelo- son los restos típicos de licuefacción de los órganos que se producen de manera natural tras la muerte. Pero para que esto se de, hace falta tiempo. Mucho tiempo. ¿Véis la piel de color ceniza y la rugosidad parecida al cartón que adopta? Signos de momificación leve. Y no hay rastro de insectos o cualquier otro tipo de carroñeros. La carne no se ha descompuesto aunque los órganos sí, a muy baja velocidad. Eso sólo puede significar que este tipo ha permanecido muerto e inmóvil en un ambiente estanco, y para que eso ocurra esta sala debe de haber sido sellada antes o después de su muerte. No hay otra explicación... Y a juzgar por el grado de momificación del tejido... Yo diría que lleva muerto por lo menos... ¡Tres décadas!-

Ante vuestra estupefacción y vuestras miradas de escepticismo, no se amilana y aún más nervioso recorre la estancia hasta la pila de cuerpos amontonados...

-¿Raro? ¿Os parece raro?- pregunta casi histérico y su discurso se acelera, os cuesta seguirle- Pues no es nada, acabo de empezar. Mirad a estos otros tipos: La antítesis del suicida. Todos varones blancos, pero ninguno debía de pasar de los 30 años. Estupenda forma física típica de alguien que está acostumbrado a realizar un entrenamiento físico intensivo... Muertos por traumatismos graves inciso contusos... Estos dos- os señala a los demás- sufrieron una violenta rotación de 180 grados del cuello y eso les rompió la espina dorsal. Muerte instantánea. Y fueron los que tuvieron suerte... ¿Veis lo que queda de estos otros? Despedazados. Si miras sin prestar atención pensarás "Oh sí, esto es producto del ataque de un animal salvaje"-afirma vuestro compañero con ironía, para después guardar silencio durante unos segundos mientras le observáis fijamente.

Se arrodilla y empieza a señalar diversas heridas... Sus palabras acompañan a cada una de ellas dando una explicación a su posible origen

- Mordedura típica de la mandíbula de un depredador. Desgarramiento causado por al menos tres uñade unos veinte centímetros de largo. ¿Y estas tumefacciones?... Hematomas que sólo se observan en contadísimos ataques de cefalópodos. Son el resultado de cilios que utilizan para cazar y defenderse de sus depredadores. No puede haber sido una quimera, pero es cómo si estos tipos hubieran venido a morir a un zoo que acogiera bestias que no se ven en ningún tipo de reserva animal. No tiene sentido biológico...- sentencia.

Su rostro queda ensombrecido por el pelo que le cubre la cara mientras su brazo señala el muro y el cuerpo suspendido en él.

- Y eso tampoco tiene sentido. ¿Sabéis que fuerza se necesita para hacer que un cuerpo humano reviente contra una superficie como si fuera un globo de agua? Una aceleración de más de 55 metros por segundo. Ni siquiera se observan ese tipo de lesiones en accidentes de tráfico... Sólo a veces en lo que queda de la gente que salta de edificios muy altos. ¿Vosotros veis algún rascacielos por aquí? Porque yo no... Así que si sabéis algo que yo no sepa decidme que no tengo nada por lo que preocuparme, porque el suicida puede que lleve aquí treinta años pero estos otros todavía están tibios. Creo que llevan muertos menos de una hora-

V se aparta el pelo con las manos y os mira fijamente a todos vosotros uno a uno.

- ¿Qué coño está ocurriendo aquí?...

V escribió:

VIII mira alternativamente al hueco en la pared y a la pila de cuerpos. Después con pausada tranquilidad se dirige a ellos y comienza a desnudar a uno de ellos y a tomar sus ropas, mientras se dirige a todos los demás con voz fría, casi gélida...

- No lo sé. No sé que ocurre, pero sí se otras cosas que no estoy segura de si debería saber. ¿El hueco en la pared? Casi se nota todavía en el aire. Ese olor a almendra quemada ya sé que significa: Explosivo plástico. Semtex para ser exactos. Es un tipo de explosivo muy característico de operaciones terroristas de alto nivel, no produce olor hasta que se detona pero una vez que ha explotado este aroma es inconfundible; pero si la carga la detonaron estos tipos- continua mientras sigue vistiéndose- una cosa está clara: No eran militares. Si lo fueran hubieran recurrido al C-4. Es mucho más tradicional entre el ejército-

Guarda silencio un segundo mientras se queda mirando fijamente la nuca de V que se encuentra arrodillado alrededor de los cuerpos. Y después continua...

- De lo que sí estoy segura es que vinieran a lo que vinieran esperaban una buena fiesta- dice recogiendo una de las armas de los muertos- Subfusiles de asalto S-P90. Fabricación belga, alta capacidad de penetración antiblindaje en distancias cortas y apenas producen retroceso. Fueron diseñados para operaciones de asalto en lugares pequeños para las fuerzas de la OTAN. También el Servicio Secreto americano utiliza una versión, pero no esta en concreto- mientras habla enrosca y desenrosca una larga protuberancia que sobresale del cañón del arma con sofisticado diseño- ¿Véis? Supresor de sonido Gemtech. No querían hacer demasiado ruido, y además se trajeron regalos de comunión: Munición especial, diseñada para rotar sobre si misma una vez impacta, se utiliza para producir un daño masivo al penetrar en el cuerpo humano- dice utilizando uno de los casquillos en el suelo para recoger algo del viscoso líquido amarillento.

Esto servirá para asegurar la muestra, espero... piensa para si misma.

VIII asegura el cargador del subfusil y desliza la corredera con dos sonidos metálicos que a los demás os resultan muy familiares.

- Yo diría que al menos tres de estos tipos llegaron a disparar por la cantidad de casquillos que hay desperdigados, pero si es así: ¿Dónde coño están las balas?-

Vuelve a guardar silencio durante unos segundos...

-Mirémoslo por el lado bueno, por lo menos tenemos armas y munición, pero ¿Porqué en el nombre de Dios ninguno de estos cabrones llevaba tabaco consigo?-suspira.

La mujer, ya vestida y armada, sacude la cabeza. Hubiera dado lo que fuera por ese cigarrillo que no estaba.

-Venga. Vestíos, y tomad los chalecos, nosotros tenemos armas, pero vamos a una fiesta donde no seremos los únicos. Si no es que nos encontramos algo peor que balas, joder. Esos especiales deben haber entrado haciendo ese boquete, supongo, pero lo que sea que los ha matado, habrá salido también por ahí.

Sigue buscando entre los cuerpos muertos, pensando. Murmurando al hacerlo, en voz alta. Está ya mucho más centrada, y su mirada es fría.

-Esto es un laboratorio. Estanco, sin ventilación durante años. Por eso ese tipo no se ha llenado de gusanos... y quizá por eso mismo, porque sabía lo que le esperaba al quedarse aquí encerrado, se pegó un tiro. A saber. Esos tanques... podrían habernos albergado a nosotros, pero también podrían haber supuesto la incubadora de lo que fuera que ha matado a este equipo de especiales. Los... bichos. O, si éramos nosotros los de los tanques de jarabe de la tos, puede que sólo haya UN bicho. Menudo ejemplar...

De pronto mira a V otra vez, y luego a los demás. Sin discreción, les mira la nuca. Y luego se acerca a él, y le da la espalda, en un súbito impulso.

-Tú, mírame la nuca. Dime si llevo un VIII en ella, tatuado.

Pongo mi mano sobre una de las paredes. El tacto frío y baboso hace que se resbale un poco, dejando una huella amarillenta y viscosa. Tras algo de esfuerzo me levanto apoyado en la pared. Los otros sobrevivientes empezaban a hablar, empezaban a soltar información, empezaban a decir cosas que... entiendo.

Su cabeza palpita con fuerza, regurgitando información y digiriendo los datos, como si los pudiese procesar en una dimensión diferente a mi consciencia. Estoy comprendiendo toda esa basura que sueltan, la estoy asimilando, y al mismo tiempo me siento como un cachorro herido y solitario, con frío.

Doy un par de pasos antes de sentir la seguridad de moverme. Camino hacia los cuerpos, mientras los observo y me inclino ante la vista de los otros. Volteo al desgraciado y le quito la máscara para ver la expresión de horror que se ha quedado congelada en su rostro, como un recordatorio siniestro de lo sucedido allí. Ver aquel horror esculpido en él me causa un placer difícil de describir, una satisfacción que no logro comprender del todo.

Dejo de lado todo pudor y le saco los pantalones sin culpa, a ojo podía ver que eran casi de mi talla. El equilibrio ya no me fallan. Mis sentidos ya no titilan a diferentes frecuencias. Me yergo imponente, mientras uso la máscara para limpiarme la baba del rostro. Observo primero al de lentes y luego a la mujer. Mi expresión debe ser de completo desdén.

-Eh, genios- es lo primero que digo. Mi voz se me antoja extraña, distante. Las palabras se me antojan naturales. -Si lo quele hizo esto a estos desgraciados ha salido por el agujero, no somos nosotros los que tendríamos que estar acojonados- gruño sin ningún respeto.

Mientras miro la pistola y busco algo con que limpiar mi ropa otro de los presentes que yacían desnudos se levanta y tras dirigirse a uno de los hombres de negro se viste con sus ropas acto seguido me mira a los ojos y luego la pistola que empuño en mi mano.

-Tranquilos no creo que yo pueda ser lo mas peligroso del lugar. Murmuro con una voz tan tranquila que yo mismo me sorprendo de mi calma en una situación así.

La mujer que se levanto justo después de mi, comenta algo de un entrenamiento o de que ha estado entrenando.

Parece que todo el mundo se ha levantado del extraño letargo en el que nos encontrábamos. Pienso, mientras me doy cuenta de que no sirve de nada seguir buscando algo con lo que limpiar mi ropa.

Entonces veo como la mujer que dice haber sido entrenada  se  presentada como VIII comenta algo a sobre un agujero miro el lugar, y un escalofrió recorre mi cuerpo, tan negro y oscuro. Después de levantarme en aquel lugar no es que ese boquete me produzca mucha confianza.

VIII se acerca al hueco de la pared y tras oler el aire y observa detenidamente confirma que el agujero esta echo por algún profesional.

Esta historia cada vez me da más mal rollo, bombas, muertos, y todos esos tubos y cacharros…

De nuevo miro la pistola que tenia el hombre de la bata y con un movimiento sencillo abro su cargador y me fijo en cuantas balas tiene acto seguido cierro el cargador justo cuando alguien intenta gritar.

¿Que cojones ha pasado aquí? El hombre sin apenas fuerzas como todos se tambalea y termina por apoyarse en una pared.

Estaba seguro de que no seria la última vez que esa pregunta se formase en nuestras mentes.
De repente uno de los hombres y  VIII empiezan a dar datos como si de investigadores criminalistas se tratasen.

Suicidio, animales de proporciones y características antinaturales que bien podrían pasar por mutaciones, bombas y explosivos usados por terroristas belgas, armamento militar de la OTAN…

De repente puedo oír perfectamente a alguien que en tono rudo me llama Genio.

Aquello podía conmigo era demasiada información que no terminaba de saber encajar o que tal vez ya habia encajado sin apenas darme cuenta.

-Muchachos creo que estamos en un laboratorio o tal vez un hospital, el hombre de blanco al que le robado la ropa  bien podría ser de la limpieza, de no ser, por el detalle de que no llevaba placa distintiva. Deduzco por ello que este hombre podía estar aquí de incógnito o que los dueños de este lugar  no querían que fuese identificado por otros trabajadores del lugar pero lo que tengo claro es que nosotros ocho éramos parte de sus experimentos médicos, genéticos o vete a saber de que tipo en definitiva conejillos de indias.

Termine de hablar sin llegar a entender de donde habían salido todas esas palabras y como las había unido de esa forma, ni siquiera sabia con seguridad que fuesen ciertas.

Mi mente me había hablado y me había recalcado los detalles que recién había compartido con los demás  pero esa actitud es típica de locos y después de despertar en semejante estado, no estaba muy seguro de que mi raciocinio fuese de lo mas normal.

Muestra de que mi pensamiento no estaba dentro de sus cabales era el mero echo de plantearme entrar en aquel agujero oscuro y sin ningún tipo de luz que parecía ser la única salida de la macabra estancia.

-Si tenemos que entrar en ese hueco tal vez nos venga bien tener algo de luz. Alguien ha encontrado una linterna en los cuerpos. Comento señalando los cuerpos que yacían masacrados por el suelo a la vez que me fijo en los fluorescentes de luz violeta que colgaban del techo.

-Señores, somos parte de algo. Cada uno de nosotros. Miraros, tenemos todos un número tatuado, del uno al ocho. Somos... o bien un equipo... o bien un experimento, como dices, eh.... IV.

Ahora queda por ver qué clase de experimento. Joder, el entrenamiento, el número...

No me gusta ser un pelele, un muñeco al que tiran de los hilos. Sobre todo si para ello me han arrancado la cabeza, además de la identidad, y ya no tengo conciencia de quién era.

Al ver acercarse a VIII y darme la espalda señalando su nuca, con mucho cuidado levanto su cabello negro con una mano mientras que con la otra le bajo ligeramente la solapa de su vestimenta. Al ver un VIII grabado en su nuca, sentencio:

-Efectivamente, somos parte de un experimento.

Mierda, ¿qué habrán hecho con nosotros? ¿Seremos nosotros mismos esos monstruos que atacaron a los cuerpos hallados sin vida en esta habitación?

Miro mis propias manos mientras me quedo inmerso en mis pensamientos, con montones de dudas y preguntas.

Tras un instante, le doy la espalda a VIII y me aseguro de armarme bien con un subfusil y municiones, además de vestirme completamente como todos los componentes de uno de los cuerpos, ropas, botas, chaleco Kevlar, etc... 

Esto ya es otra cosa, de alguna forma me siento seguro portando este arma en la mano, como si la hubiera llevado conmigo toda mi vida, je... Me gusta esta sensación. 

Y cargando el arma con mirada fija y seria al agujero que nos diría la verdad, digo en voz alta:

-Voy hacia el agujero, ¿quién viene conmigo?

Y sin esperar respuesta comienzo a caminar directo hacia el agujero.

Me levanto en silencio mientras escucho con atención las divagaciones de mis compañeros de incubadora. Me acerco a uno de los cuerpos aún sin saquear y me visto y me armo con tranquilidad.

Pero cuando veo que V se acerca decidido al agujero, me coloco tras él y le pongo la mano en el hombro para detenerlo y llamar su atención.

Le sugiero: Si quieres ir a alguna parte, soy tu hombre. Yo iré primero. Y antes de que responda me adelanto e inspecciono con cuidado el agujero comprobando sus dimensiones, si tiene iluminación o si hay algún tipo de desnivel.

III, después de un sollozo particularmente sonoro, parece considerar que es suficiente y deja de llorar. Su cara vuelve a parecer tranquila al instante, como si se hubiese pulsado un conmutador. Con una palma sucia se limpia las lágrimas y el limo del rostro lo suficiente como para que no le empañen la visión. Y lo mira todo con cierta expresión de asombro y maravilla.

Con esfuerzo se levanta al fin, procurando no resbalar. Es un tipo grande. Toda la actividad y las palabras a su alrededor parecen desconcertarle en cierta medida. Durante un momento, toca el lugar en su nuca donde VIII dice que debería estar su número, pero pronto pierde interés. Mira el cuerpo tumbado de II y, tras dudar un instante, se dirige hacia él. Pero su paciente se levanta con agilidad -lo que le sorprende ligeramente- y se vuelve a detener, observando unos instantes cómo elige su ropa y sus armas.

Todo el mundo parece saber qué hacer, pero III parece perdido.

Da la impresión de decidir algo por fin, y, con lentitud, se estira. Luego avanza torpemente observando el lugar, los cuerpos muertos y desvestidos, los casquillos de las balas. El agujero en la pared.

Llega de los últimos al saqueo de los cadáveres. Como a través de un velo, entornando los ojos, busca algún arma. Quizá alguno de los chalecos de kevlar, no sin olerlo antes, pueda valerle. ¿Y unas botas? ¿Habrá unas botas?

Si consigue esas tres cosas, III será un tipo más feliz, aunque no sabrá muy bien decir por qué. Y también tendrá un aspecto más pintoresco.

Y entonces ya podrá dedicarse a lo que quiera que pase cerca del agujero de salida.

Somos números... Me subí el pelo y dejé al descubierto mi nuca. Pregunté al tipo que tenía mas cerca mío, que tenía el número III grabado en la suya, cuál eraa mi número, o mi nombre en este caso. VI.

Me puse en pie con lentitud. Me acerqué hacia uno de los soldados caidos y decidí vestirme con sus ropas. Me quedaban grandes, yo no soy demasiado alta,pero menos es nada. Ajusté el cinturón hasta el último agujero y busqué algo donde guardar también una muestra del líquido amarillento. Uno de los compañeros había encontrado casquillos. Era una excelente idea usarlos como contenedores.

Seguidamente inspeccioné un poco del viscoso líquido amarillento: textura, olor... sentía que sabría analizarlo y extraer alguna conclusión útil si tuviera un buen laboratorio. Tras guardar un poco en el casquillo y sellarlo con un trozo de tela que arranqué de la chaqueta del guardia que me prestó su ropa me acerqué a las máquinas.

Fabricado por Saedder Krupp GmbH. Con un sistema de soporte vital, muy avanzado para su época, poque parece de mediados del siglo XX. Implosionó. ¿que guardaban aquí? ¿a nosotros? ¿a aquello que mató a esos soldados? ¿el doctor liberó algo que no debería ser liberado y se pegó un tiro en la cabeza para evitarse una muerte mas horrenda?

Inspecciono mas de cerca las máquinas. Tenía una curiosidad brutal. Paso el dedo por el interior y encuentro mas muestras de esa sustancia amarillenta, la misma que cubría nuesto cuerpo. Parece tener sentido. Se la muestro a VIII, que había pensado la hipótesis de que esos contenedores albergaran nuestros cuerpos.

Y nos liberó y nos despertó. Quizás podría pensarse que fuimos encerrados aquí hace varias décadas para despertar hoy. ¿qué nos hizo despertar precisamente hoy? ¿una bala perdida que rompió nuestras máquinas? ¿Una caida del sistema eléctrico? Los guardias de seguridad tienen aún los cuerpos tibios, la pelea tuvo lugar hace poco y quizás esa pelea o aquello que mató a esos pobres diablos fue lo que nos hizo despertar.

¿en qué año estamos? ¿Por qué no recuerdo ni siquiera eso? ¿Ni siquiera mi nombre? maldición...

Puede que no seamos un experimento sino, en efecto, un equipo. Puede que sea normal que tras décadas de actividad cerebral reducida casi al mínimo tardemos en recuperar la memoria. Pero algo no me cuadra. ¿son modernas esas armas? las S-P90 las habéis reconocido como armas de nuestra época, ¿verdad? ¿Nos encerraron hace décadas y las armas no han tenido evolución alguna desde entonces? ¿o nos encerraron hace poco en material que en el siglo pasado era alta tecnología?

No os vayáis todavía, dejadme echar un vistazo un poco mas en profundidad a ésto. Dije agachándome al lado de las cápsulas que en su momento pudieron albergarnos (?) e inspeccionando la disposición del amasijo de cables. Estaba tan confusa pero también sentía tanta curiosidad...

- Este equipo está dividido en tres secciones... Mirad, las cápsulas eran contenedores sellados, creo... y esta máquina de aquí parece algún sistema de soporte vital. No conozco nada parecido, pero estas torres circulares... ¿Emisores de ondas de baja frecuencia? No tiene sentido, esto no tiene ningún sentido: En medicina las emisiones de ondas se usan en muchos tipos de máquinas, pero: ¿Qué uso tiene un emisor de ondas dentro del esquema de un sistema de soporte vital? ¿Alguno de vosotros ha oido hablar de una empresa llamada Saedder Krupp?...-

Sea como sea, aquí no parece haber mucho más para mi ni para nadie. Esta maquinaria ha sido dañada y no creo que nadie que no fuera quién la diseñó pudiese repararla