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14/10/2021, 18:05
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Año 2030

Hace 10 años el mundo cambió. O más bien cambió el uno por ciento de las personas, y el mundo se vio obligado a adaptarse a ellos.

Los primeros síntomas aparecieron el 12 de enero de 2020. Por todo el mundo, personas de todos los ámbitos de la vida experimentaron síntomas similares a la gripe: náuseas, fiebre, dolores de cabeza y musculares. Muchas personas todavía recuerdan aquellos primeros días de lo que luego se dio en llamar el Evento de Mutación Repentina (EMR) con ansiedad y temor.

Los servicios de urgencias de hospitales y clínicas se inundaron. Los corresponsales de noticias, presas del pánico, se lanzaron a suponer que había comenzado una pandemia mundial de gripe resistente a los medicamentos, a pesar de que la enfermedad no resultó mortal para nadie. Golpeó por igual a todas las edades y grupos demográficos. Los científicos encontraron material genético desconocido hasta la fecha en la sangre de los pacientes afectados.

En el punto álgido de la histeria previa al EMR, aproximadamente una de cada doscientas personas en el mundo industrializado mostraron los síntomas. En los países en vías de desarrollo, las tasas de infección eran entre el treinta y el cuarenta y cinco por ciento menores, dándose las zonas más bajas en zonas rurals poco pobladas.

Once días después de su aparición, el 23 de enero, todos los síntomas desaparecieron casi a la vez, lo que únicamente alimentó las especulaciones de una población mundial sumida en el miedo. ¿Fue un ataque biológico de algún tipo? ¿El resultado de algún accidente industrial mantenido en secreto? ¿Anunciaron los ángeles de la muerte la llegada del final de los tiempos?

La misteriosa enfermedad empezó a conocerse como la gripe fantasmal, llamada así por su repentina desaparición y la ausencia de efectos duraderos.

No fue hasta meses después que se manifestaron los primeros poderes mutantes. Tammy Graves, una niña de trece años residente en la pequeña comunidad de Slocum, Texas, salió literalmente volando detrás de una bola alta para atraparla durante un partido de softball. En el curso de las siguientes semanas, primero cientos y luego miles de personas en todo el mundo evidenciaron un uso repentino de poderes sobrehumanos, desde extrañas adaptaciones de la vista a la capacidad de entrar en los sueños de los demás. En este grupo de personas se incluían desde individuos adolescentes hasta nonagenarios. Sólo los preadolescentes no se vieron afectados. El más anciadno de los primeros mutantes fue Eula Skinner con ciento tres años de edad, residente en Griderville, Kentucky, que obtuvo la capacidad de mover objetos con su mente.

Todos los manifestantes, como se les llamó en un principio, tenían algo en común: habían estado enfermos de gripe fantasmal.

Con los canales exclusivos de noticias siguiendo ávidamente cada descubrimiento de un pensionista que podía atravesar las paredes o de un bombero que resultaba ser inmune a las llamas, los expertos predijeron una ola de histeria política incluso antes de que la auténtica dimensión del evento se hiciera patente. Progresistas temerosos evocaban imágenes de fuerzas policiales de emergencia acorralando a enfermos de gripe fantasmal y encarcelándolos en crueles campos de concentración. Los conservadores avivaron el miedo a que terroristas con superpoderes lanzasen devastadores ataques contra los centros de gobierno y los monumentos nacionales.

Ambos desastres inminentes se quedaron en nada.

Las muestras iniciales de histeria resultaron sorprendentemente discretas, limitadas a algunos incidentes aislados de vandalismo y acoso dirigido contra conocidos pacientes de gripe fantasmal. Con sólo una de cada doscientas personas expuestas al virus —o lo que fuese—, todo el mundo podía señalar a múltiples amigos y conocidos, por no hablar de seres queridos, que estarían sujetos a los designios del estado en caso de que se instruyera cualquier tipo de programa de cuarentena. Un cierto número de famosos, deportistas y políticos estaban entre los afectados. Incluso los políticos más reaccionarios descubrieron que sus propios hijos, hijas, madres y hermanos estaban entre los mutantes —o mejorados, como enseguida se les empezó a conocer—. El acoso a una minoría se hace difícil cuando uno se identifica con ella...

Otras predicciones iniciales también han sido desmentidas. Para empezar, menos de la mitad de los enfermos de gripe fantasmal manifestaron poderes extraordinarios durante el primer año del EMR. En los nueve años transcurridos desde entonces, algunos afectados los presentaron con posterioridad. Otras personas que no habían enfermado de gripe fantasmal han mostrado desde entonces poderes mutantes. Hoy en día, aproximadamente una de cada cien personas en el mundo industrializado posee una o más habilidades mejoradas, siendo en los Estados Unidos y Bélgica donde se dan las tasas más altas con una de cada noventa y siete personas afectadas, y las más bajas en Holanda y Alemania, con una de cada ciento tres.

También resultó incorrecta la idea extendida de que la gente con poderes increíbles se sentiría impulsada a emular a los héroes del cómic. Un reducido grupo de personas crearon sus propios trajes de colores, identidades secretas y apodos temáticamente apropiados, declarándose luchadores contra el crimen. Un número aún más pequeño les correspondió usando sus poderes para cometer delitos mayores, de forma que tuviera alguien contra quien pelear. Sin embargo, en su mayoría continuaron con sus vidas normales, tratando de olvidar que podían lanzar rayos eléctricos o congelar un vaso de agua con sólo mirarlo. Muchos mutantes, especialmente los que viven fuera de las principales ciudades, minimizan el uso de sus poderes o pretenden carecer de ellos.

Después de diez años, la existencia de poderes mutantes ha sido completamente asimilada por la conciencia colectiva. No sólo aparecen personajes mutantes en películas de acción y series televisivas de aventuras, sino también como representación del colectivo en comedias y dramas. Las estrellas de cine, cantantes pop, y ricas herederas mejoradas comparten titulares en las revistas del corazón. Las ligas de deporte profesional permiten en la actualidad la presencia de atletas mejorados en sus equipos, utilizando complicados sistemas de puntos para decidir que número de mutantes y con qué poderes particulares pueden formar parte de cualquier equipo. Cuando se ve pasar una persona mejorada volando por encima de los rascacielos de la ciudad, puede que los transeúntes se paren a señalar, pero no se quedan con la boca abierta preguntándose si están viendo un pájaro, un avión, o un übermensch. En cambio piensan "Ah, mira, ese tío tiene poderes de vuelo. Me pregunto si también tendrá descarga de calor o fuerza, o a lo mejor las dos cosas..."

Los innegables beneficios económicos y sociales proporcionados por muchos de los nuevos y extraños poderes jugaron a favor de que se aceptaran los derechos de los mutantes. Las personas capaces de curar el cáncer inoperable con sólo poner las manos en el enfermo se convirtieron en recursos muy codiciados por los departamentos de oncología de los hospitales. Las filas de la profesión de psiquiatría se nutrieron de nuevos adeptos capaces de ver los sueños de sus pacientes, o compartir sus sentimientos de forma literal. Personas que podían convertir el plomo en oro de calidad industrial encontraron lucrativos trabajos en el sector manufacturero. Los mutantes que resistían el fuego o los gases tóxicos y la inhalación de humo recibían ofertas de trabajo como bomberos.

El trabajo de la policía sufrió también una transformación por las posibilidades del mundo posmutante. Los detectives con sentidos mejorados son capaces de actuar como laboratorios forenses con piernas, analizando pruebas sobre el terreno con visión microscópica o un sentido sobrenatural del tacto. Los escuadrones antidisturbios empezaron a valorar la presencia de agentes que podían calmar muchedumbres enfurecidas. Las unidades de desactivación de explosivos derivaban con entusiasmo los trabajos de eliminación más peligrosos a gentes que podían inutilizar los artefactos mediante la sencilla proyección de un campo de energía.

Cuando los departamentos de policía comenzaron a enfrentarse con criminales superpoderosos se encontraron con la necesidad de usar el fuego contra el fuego, reclutando agentes tácticos que poseyeran las estrafalarias habilidades necesarias para detenerlos.

El derecho penal ha sufrido sus propios cambios debido al EMR. La existencia verificable de poderes que alteran la mente ha introducido la nueva excepción legal de actuar bajo influjo mental. Las leyes de privacidad revisadas tipifican como crimen leer la mente de una persona sin su consentimiento, aunque también otorgan a los policías psíquicos el derecho de espiar en secreto los pensamientos, siempre que obtengan una orden estableciendo una causa probable. Un pequeño número de poderes, en particular proyectar radiación, se consideran de naturaleza tan peligrosa que sus propietarios están obligados a estar registrados por el Gobierno. A pesar de que el temor del público hacia los mejorados ha impulsado el aumento de las penas para delitos cometidos con el uso de poderes mutantes, siguen siendo controvertidas y aún deben ser aprobadas en la mayoría de las jurisdicciones.

Incluso cuando ya hace mucho tiempo que se ha exorcizado el espectro de los campos de concentración, los mutantes siguen sufriendo prejuicios sutiles. Este fenómeno se perpetúa especialmente en instituciones conservadoras o autoritarias, entre ellas la policía. Durante años, un techo de cristal separó a los mejorados de rango más bajo, que soportaban la mayor carga de trabajo, de las capas más altas de desarrollo profesional. En cada departamento del país sucedía que las maniobras burocráticas imposibilitaban a los mutantes alcanzar el rango de detective hasta hace cinco años cuando, en respuesta a la presión judicial y legislativa, se estableció una nueva brigada.

La Unidad contra Delitos de Individuos Mejorados simboliza la integración de los agentes de policía mutantes. Atendiendo a la necesidad de investigar todos los delitos que tengan que ver con mutantes, ya sea como sospechosos o víctimas, se compone de unas pocas docenas de detectives mutantes. La UDIM se ha convertido en una suerte de espectáculo mediático. La ciudadanía exige su intervención cada vez que tiene la sensación de que su seguridad está amenazada por algún crimen terrible con apariencia de haber sido cometido por mutantes. Los periodistas la someten a un exhaustivo escrutinio a sabiendas de que las historias sobre los policías mutantes de la ciudad siempre tienen más audiencia. Elogian sus éxitos tan sólo un poco menos el fervor que dedican a la difusión de sus fracasos. La línea que delimita la relación entre el hombre y el superhombre se refleja a menudo en los casos asignados a la UDIM para su investigación. Aunque se encuentran con frecuencia en medio del torbellino social y político, actúan como los buenos policías: agachan la cabeza, siguen las pistas, esposan a los malos y después se quejan del papeleo.

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La situación en el mundo

A lo largo y ancho del mundo, las naciones resistieron las convulsiones sociales que siguieron al EMR de acuerdo a su estabilidad política previa. Las naciones democráticas y altamente industrializada absorbieron la nueva realidad con una resistencia sorprendente.

Los regímenes de facto autoritarios experimentaron breves convulsiones de duda y desorden, reafirmando posteriormente los niveles previos de control social. Sus gobiernos reclutaron mutantes para el aparato del Estado, en especial como miembros de sus fuerzas de seguridad. Los que se negaban o eran incapaces, fueron o bien recluidos en instituciones, o bien celosamente vigilados. El hecho de no declarar la posesión de poderes mutantes ha sido y es tenido como un acto de traición.

Por ejemplo en China, durante el primer año de la EMR, mutantes relacionados tanto con el movimiento de la protesta espiritual Falun Gong como con diversas organizaciones regionales independentistas lanzaron un número de acciones descoordinadas en desafío a la autoridad del Partido Comunista. Aunque en principio se trataba de manifestaciones pacíficas, el Politburó utilizó su control de los medios de comunicación para etiquetarlas de actividades terroristas. Enviando a su nuevo escuadrón del Ejército Popular de soldados antiterroristas mejorados, acabaron no sólo con los manifestantes mutantes, sino también con los movimientos más amplios por los que luchaban. Se utilizaorn los miedos contra los mutantes como pretexto para una represión mayor. Esto provocó una crisis diplomática y un enfriamiento temporal de las relaciones con Occidente, que sólo revertió en el marco de una pequeña recesión.

En la actualidad el gobierno chino ha vuelto a su anterior status quo, en el que un régimen arbitrariamente autoritario coexiste de forma paradójica con el capitalismo sin restricciones. Los alzamientos mutantes han quedado en la memoria, al igual que antes lo hizo la masacre de la plaza Tiananmen. Los mutantes que sirven al aparato estatal o disfrutan de conexiones con los ricos y poderosos prosperan. Los que no, se esconden en las sombras o yacen en camas de los hospitales estatales, inducidos a un coma perpetuo.

A los Estados inestables o malogrados les fue peor que a nadie. En toda África Central, los mutantes formaron o tomaron el control de movimientos rebeldes, derribando gobiernos inestables para después fragmentarse en bandas más pequeñas que se pelearon entre sí por el botín. El centro del continente es ahora un páramo infernal dirigido por señores de la guerra mutantes. El conflicto interno enquistado asegura que muy pocos de ellos lleguen a su veintiocho cumpleaños. Esta región completamente fuera de la ley se ha convertido en un paraíso de violencia extrema para terroristas, mercenarios y fugitivos de todo el mundo.

El caos alimentado por los mutantes también reina, aunque en menor medida, en los territorios escindidos o ingobernables de Chechenia, Palestina, el Líbano meridional y Peshawar.

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14/10/2021, 18:06
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Nuevos genes, nueva ciencia

EL autentico origen del EMR sigue siendo un tema muy debatido. Las teorías científicas abundan, y grandes cantidades de dinero en subvenciones esperan a quien pueda proponer un plan sólido de investigación para probar cualquiera de ellas.

Aparte del misterio principal, la comprensión de los poderes mutantes ha avanzado rápidamente en la década transcurrida desde su aparición. A la cabeza de la acometida científica se encuentra el infatigable genio de la comunicación Dr. Lucius Quade. Él acuñó el término para el estudio científico de los genes y habilidades mutantes, la anamorfología, y se le busca habitualmente para dar su opinión sobre cualquier controversia social o política que tenga que ver con los derechos mutantes.

Aunque en un principio pertenecía a una de las universidades técnicas más importante del país, el MIT, Quade la abandonó para fundar el Instituto Quade de Nueva York, un centro de investigación de vanguardia. El IQ, como se le conoce por sus siglas, atrae a los mejores expertos en ciencias biológicas del mundo, y es blanco ocasional de los activistas antimutantes. Se financia a través de una constelación de instituciones públicas y privadas, en particular la fundación investigadora del conocido emprendedor privado y mutante Galen Birch.

Aunque Quade mantiene que el IQ está constantemente volcado en la investigación pura, persisten los rumores del inminente anuncio de diversas aplicaciones prácticas de su trabajo. Algunas fuentes sostienen que está trabajando en una vacuna para prevenir el desarrollo de poderes mutantes, o de terapias para contrarrestar los efectos de los defectos asociados a ellos. Otros acusan al IQ de trabajar en formas de inducir poderes mutantes latentes en aquellos que no los han manifestado.

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14/10/2021, 18:06
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El Síndrome de Muerte Súbita del Mejorado

La enfermedad contagiosa conocida como SMSM, el acrónimo de Síndrome de Muerte Súbita del Mejorado, es el azote de la comunidad mutante. El virus aparece espontáneamente en la sangre y la médula ósea de los mutantes que son portadores, quienes paradójicamente son inmunes a las consecuencias de la enfermedad pero que pueden trasmitirla a otros que sí que la desarrollarían. El virus permanece latente en el sistema de la victima, a veces durante años, hasta que es activado por un trauma físico o psíquico. Cuando esto ocurre, la sangre de la víctima hierve, y su cuerpo es sacudido por violentos temblores cuando el virus se convierte a sí mismo en una enzima muy potente que descompone rápidamente la grasa y el músculo, actuando como catalizador en una reacción química que convierte el cuerpo del infectado en una bomba biológica hasta que finalmente explota.

El tejido contaminado de una explosión de este tipo es altamente contaminante, y aquellos que están cercas de una víctima del SMSM en el momento de su muerte pueden ser contagiados.

Lo que se sabe actualmente del virus no es mucho, pero sí que se puede transmitir a través de la exposición a sangre o semen. También se sabe que algunos portadores de SMSM pueden llegar a transmitirlo también a través de la saliva.

No hay cura conocida para el SMSM. Tampoco existe un tratamiento de emergencia que contenga la mortal reacción una vez que comienza. Ni el patógeno ni la reacción de catalización de la enzima responden tampoco a aquellos que tienen poderes para curar enfermedades.

El SMSM no puede sobrevivir o propagarse en los cuerpos de los no mutantes, que por tanto no pueden ser portadores.