Partida Rol por web

-Ey, Vinnie, tío. ¿Q-qué tal? Gracias por venir y eso... Ya... ya ves la situación en la que me encuentro, je. - Vinnie pudo notar que Whitten estaba nervioso, pero no a nivel voy-a-hacer-explotar-la-puta-bomba, por lo que intuyó que no le costaría mucho controlar la situación. Al menos por ahora.

-Mira Vinnie, n-n-n-no quiero hacer daño a nadie, ¿vale, tío? M-me gustaría que esto se solucionara de la mejor manera po-posible, pe-pe-pero ahí fuera hay muchos agentes, tío. Y... y me están apuntando, ¿vale?

-Sí, tío, Vinnie, eso... eso es lo que yo decía, tío. Nosotros nos entendemos. Por eso quería que vinierais vosotros, tío. Porque ellos... ellos no lo entienden, joder. Tú... tú lo sabes, ¿verdad tío? Sabes lo que pasa, joder, y seguro que me puedes ayudar a quitármelo de la cabeza. ¿Verdad, Vinnie? ¿Verdad que puedes? Tú eres de los míos, sí, joder, de los míos.

La negociación empezaba bien para Vincent, había logrado que se calmara e incluso mostraba menos tics en la voz y no tartamudeaba tanto. La teniente Pritchard parecía sorprendida, como si Whitten hubiera cambiado su actitud radicalmente gracias a Vincent. Pritchard asintió con la cabeza cuando Vincent le mostró la nota, aunque el teniente Swailes puso cara antipática ante aquella idea y refunfuñó. Pritchard salió fuera para hablar con un sargento de azul. Entre tanto, Jared afirmaba con interés cuando Vincent sacó a colación el tema de la persona diabética.

-Sí, joder, Vinnie, lo sé, lo sé, lo siento, oye. Pero... es, es Mike. Es el dueño del teléfono con el que te estoy hablando, tío. Le iba a dejar salir antes, pero no quería que se fuera sin su teléfono. Pero tienes razón, tío. La diabetes es una cosa chunga, mi abuela tuvo diabetes. Oye, mira, le voy a dejar irse, vale tío. Pero... Pero me quedo su teléfono. ¿Oyes eso, Mike? M-me quedo tu teléfono y luego Vinnie te lo devuelve. ¿Verdad, Vinnie? ¿Se lo devolverás a Mike, verdad?

-Claro Vinnie tío, estaría bien unas pizzas. P-pero que no tengan anchoas, vale. Odio las putas anchoas. - Echó a reír de golpe como si hubiera dicho algo gracioso que únicamente él entendía. -Creo que hay cincuenta o sesenta personas, Vinnie, tío. No estoy seguro. Son mucha gente.

El sargento con el que había hablado antes Lauryn entró quejándose de que no podía retirar a sus hombres porque la muchedumbre les impedía hacer el perímetro más grande, y la prensa estaba ojo avizor, por lo que no podían hacer uso de la fuerza. El sargento fue completamente inoportuno, pues intervino justo cuando Whitten iba a contestar sobre la última pregunta de Vinnie. Jared lo escuchó, y acto seguido dejó de mostrarse amable y semicoherente y paso a convertirse en todo un manojo de nervios.

-¿Q-quién? ¿Quién es ese? ¿V-Vinnie? ¿Q-quién es ese? Creía que estábamos tú y yo, tío. Tú y yo. ¿Quién...? ¿Quién...? ¿Es-Está Pritchard? Joder tío, eso no es en lo que quedamos, ¡coño! Siempre me hacéis lo mismo joder, siempre me mentís. Estoy harto de que me mientan tío, joder. Tú me mientes, Vinnie. ¿También? Joder, mi madre me mentía, el Gobierno me miente. Todos mienten. Esto es... esto es... ¿Sabes lo qué es? Es un... un... una... una conspiración, tío. J-joder.

Por lo general, soy un tipo con bastante buen humor. Sólo que a veces alguien me toca los cojones y es entonces cuando agradezco a lo que sea que haya allí arriba -¿Morgan Freeman?- que no me haya dado el poder de carbonizar a la peña que le tocó en la lotería mutante del 2020 a mi compañera Umbridge.

En aquella ocasión, ese alguien fue el sargento Carson. O Coulson. Como coño se llamase. No veía bien su placa.

Me cabreó de verdad que se cargase el mood arduamente trabajado de mi charla con Jared. 

Y sí. Me cabreé.

Pulsé el botón Mute del dispositivo de llamada antes de desatar el infierno.

-¡Me cago en tu puta madre! ¡JO-DEEEEER! ¿¡Y tú te haces llamar policía!? ¡Menuda mierda de profesional! ¡HAZ TU PUTO TRABAJO, COÑO!-. Recuerdo que mi zapatilla voló hacia su cabeza. Mi amada Converse All Star. Volando sin motor hacia la mandíbula de aquel imbécil. No recuerdo cómo, pero me la desabroché mientras muteaba la llamada un instante. Quizás estaba desarrollando supervelocidad. -¡Tenemos una puta bomba nuclear justo delante de las narices y vienes tú a joderme! ¿Es eso lo que quieres, Carson? ¿¿Coulson?? ¿¡Cómo coño te llamas!? ¿Quieres que tus hijos vivan un holocausto nuclear al mediodía? ¿Eh? ¿Te va bien esa hora para que todos reventemos por los aires? No te molestes en contestar, coño. ¡Sal ahí afuera! ¡Sal y saca a esa gente de ahí! ¡Sin excusas! ¡Sácalos porque les va la vida en ello! ¡Ah! ¡Y LLAMA A LA PUTA PUERTA ANTES DE ENTRAR! ¡AQUÍ ESTAMOS INTENTANDO EVITAR UN DESASTRE!

Me recosté en el asiento y me di cuenta de que además de la zapatilla, había arrojado la mitad de mi cigarrillo de la reflexión al suelo. Por suerte o por desgracia, ya no me quedaba más bilis que soltar. ¿He dicho que llevaba unos cuantos días algo tenso por sueños eróticos que implicaban a mi hermana? Pues aquella descarga me sentó de puta madre.

Fulminé con la mirada a Lauryn. Esas jodiendas podían costar carísimo en aquel escenario.

-Sácalo de aquí o te juro que le meto una descarga psiónica por el culo. Nunca lo he probado y te voy a ser sincero: me mata la curiosidad-. Alcé la palma de la mano como una forma de indicar que se tomase por lo personal sólo un 15% de lo que había dicho. Estaba muy cabreado, pero me forcé a recordar que algunos en aquel furgón eran humanos. Jodidamente humanos.

Cerré los ojos. Respiré profundamente y volví a entablar contacto. Hora de arrastrarse como una puta serpiente.

-Jared. Jared, tío, relájate. Te pido perdón si te ha asustado... Sigo aquí, contigo. En ningún momento te he mentido. El que habla contigo soy yo. Nadie más. Pritchard ya no está-. Arqueé una ceja mientras la miraba. -Pero como puedes observar, mi gente está teniendo problemas para alejar a la prensa...-. De perdidos al río. Valía la pena probar. -Qué hijos de puta. Carroñeros de mierda... Les chifla llenar las portadas con desgracias sin importar ni el cuándo ni el quién. Los odio, tío. Son como jodidos parásitos lucrándose del sufrimiento ajeno...

Solté un suspiro mientras me pasaba la mano por la melena. Estaba siendo completamente sincero. Traté de recuperar el hilo para relajar la situación.

-Pizzas sin anchoas. Te copio, tío. Tendrás unas pizzas familiares que te vas a caer de espaldas. Tienes mi palabra-. Escribí en el bloc de notas una rápida para Kenzie.

Llama a Alessandro.

Que se ponga guapo, que va a salir en la TV.

Pizzas para 50-60 personas.

Sin anchoas.

Pensé en darle algo de coba.

-¿Una conspiración? ¿A qué te refieres exactamente, Jared?

El sargento Coulson se fue abochornado tras la bronca que le cayó por parte de Vincent, aunque lo cierto es que no hubo allí nadie que no se quedara pasmado con la explosión de ira que siguió a la cagada por parte del sargento. Lauryn Pritchard miró con una sincera disculpa en los ojos a su homólogo negociador, pero el teniente Swailes salió en defensa del sargento.

-Él ya hace su puto trabajo, inspector Valenti. Si siguieran mis recomendaciones este tema se podría haber zanjado hace cinco minutos. Utilicen sus poderes para cargárselo o distraigan al sujeto lo suficiente para que pueda meterle un tiro en la cabeza, joder. - Expresó con voz grave y autoritaria al estilo militar antes de que Vincent volviera a conectar el micrófono del teléfono.

Mackenzie había observado impertérrita la explosión de ira de su hermano ante la torpe intervención del sargento Coulson. Vincent había sido duro, pero en la situación en la que se encontraban no podían permitirse cometer errores. Había demasiado en juego... Leyó la nota de su hermano y le guiñó el ojo como señal afirmativa. 

Mientras la joven contenía la respiración a la espera de la respuesta de Jared Whitten al motivador discurso de su hermano no dejaba de darle vueltas a la conspiración que había llevado a aquel hombre a secuestrar un autobús lleno de personas. Las peticiones que había formulado a Pritchard eran tan disparatadas como inconexas. Aquel tipo parecía un loco, pero había algo que mosqueaba a la joven. No sabría decir el qué... ¿Por qué quería involucrar a la UDIM? Algo en el discurso de aquel aparente pirado la tenía mosqueada...

Mackenzie escribió una nota apresurada a su hermano y su vena desconfiada salió a la luz de nuevo. Era imposible que nadie, absolutamente nadie de los que habían examinado a aquel tipo de forma exhaustiva al descubrirse sus poderes se hubiera dado cuenta de su trastorno. Este tipo de conductas no surgían de la noche a la mañana y eran bastante difíciles de disimular. ¿Podría estar fingiendo? ¿Intentando ganar tiempo haciendo peticiones imposibles? Y si era así ¿para qué? 

Exigencias concretas. ¿Conspiración? 

¿Podría estar intentando ganar tiempo con sus peticiones disparatadas?

¿Por qué?

Tras pasar la nota a su hermano, le hizo gestos exagerados para que comprendiera y salió de la furgoneta para pedir esas pizzas. - Alessandro, soy Valenti. ¿Quieres ser famoso? Pues arréglate el bigote y prepara pizzas para unas 60 personas a todo trapo. Muy importante: NADA DE ANCHOAS.- 

A Alessando le debió saltar el peluquín cuando Kenzie le comunicó el pedido que tenían para él. Kenzie creyó escuchar un ¡Mamma mía! cuando el recepcionista le comunicó el pedido a su jefe, y Alessandro mismo se puso al auricular para asegurarse de que no era una broma de algún listillo. La cantidad de pizzas solicitadas era enorme y salía de lo habitual. Hacerlas llevaría un largo rato, pues el local de aquel hombre no tenía más que un horno donde podía hacer tres o cuatro pizzas de vez, que era la cantidad a la que estaba acostumbrado para abastecer a su pequeña clientela. El transporte también suponía un problema, pues aunque el local estaba cerca, Alessandro no podría cargar a su motero con tanta cantidad de pizzas. La solución que propuso el propio Alessandro fue cargar la furgoneta en la que iba a comprar los ingredientes de su restaurante al mercado. Una vez zanjado el tema se despidió y se puso manos a la masa, sin poder garantizar en cuanto tiempo tendría todo disponible.

Entre tanto, la conversación entre Vincent y Jared tornó hacía la conspiración que tanto preocupaba a Jared. Vincent lanzó un par de preguntas y eso le dio a Jared cuerda para rato.

-¿No has oído lo del glutamato? ¡El glutamato, tío! Se lo echan a la comida. A toda la p-puta comida, tío. ¿Q-qué has desayunado hoy? ¿Un café y unos bollos? Pues te has metido ese veneno tío. ¿Y... y... y a que has tenido ganas de seguir comiendo? Esa mierda es adictiva, Vinnie. Es como la nicotina del tabaco. Nos quieren hacer adictos a la comida para que sigamos comiendo y seamos gordos y estemos jodidos. HackFree23 dice que el glutamato también hace que la gente con poderes termine perdiéndolos. - Jared dijo el nombre con total naturalidad, pero Vincent tuvo que pararse a pensar un segundo antes de darse cuenta que era el nick de alguien de algún foro conspiranoico de Internet. -Y eso no es todo, tío. Los putos transgénicos están hasta en la sopa. ¿S-sabes lo que lleva esa mierda? Aditivos, químicos, E-912, pisco-anfetamina, orín de perro... ¡Es una puta bomba, Vinnie! ¡Y todo eso nos los comemos! ¿Sabes que la Coca-Cola lleva fluor? Están fluorizando las bebidas carbonatadas para que se nos blanqueen los dientes y pensemos que están bien mientras el azúcar y el glutamato pudren nuestra boca. ¿P-por qué te crees que en los anuncios de pepsi siempre sonríen? La ONU, joder, la puta ONU. ¿T-te crees que esos cabrones están haciendo algo para solucionarlo? Las empresas de alimentación los tienen comprados, tío. Las leyes están a su favor. Y no me hagas hablar de los experimentos que hacen con nosotros. C-cada vez que quieren sacar un puto sabor nuevo. J-joder, Vinnie, yo no quiero comer yogur de papaya. P-pero los directivos de la ONU están comprados, y claro, ellos pueden comprar productos ecológicos que les traen de Finlandia en avión. ¿Y sabes qué somos nosotros? Somos el puto eslabón débil de la cadena alimentaria.

Jared apenas descansó un segundo para tomar aire. Aquel tema le hacía hablar hasta por los codos, a veces parecía intentar expresar dos ideas diferentes al mismo tiempo y terminaba hablando a toda velocidad de una y acabar con otra. Además, parecía que aquella conversación le iba alterando cada vez más.

-De hecho, tío. Desde que le mandé aquella carta a la ONU han estado persiguiéndome. Sí, Vinnie, estoy seguro de que quieren matarme. Tengo pruebas, tío. Hay un coche negro que siempre está aparcado en mi calle. Y... y... y los tíos de traje. Sí, Vinnie, esos tíos. M-me persiguen por la calle, vienen detrás de mi y quieren matarme. ¿Sabías que el edificio de las Naciones Unidas en Ginebra era un antiguo campo de concentración? ¿P-por qué te crees que lo quieren esconder? ¡Eh! ¿Por qué crees? ¡Y... y los tíos que viven bajo las tablas del suelo de mi casa tratando de llenar mi cabeza de malos pensamientos mientras duermo! ¿Qué me dices de eso, Vinnie? ¡J-joder, es que es demasiado evidente! Y luego pones la tele y ¿qué mierda echan, tío? Programas comprados para vender los productos y mantener la conspiración. ¿Por qué si no está Justin Bieber en el remake de Friends? Todo el mundo sabe que él está a favor de la dominación mental de los mejorados como nosotros. Por eso sólo puedo confiar en la UDIM, porque sois como yo. ¡A vosotros también os están matando! ¿P-por qué la policía no hace nada? ¡T-todas las p-pruebas están ahí! El otro día vi una película, Vinnie, tío. Salía Brad Pitt con sus poderes mentales investigando un caso de un asesino en serie, y el puto Nicolas Cage, que no vale ni para tener poderes, se lo cargaba! ¡Y sigue suelto! Y no es el único, joder.

Jared se había venido arriba.

¿Arriba? No, no. Arribísima.

Lo sospeché cuando empezó a hablar de glutamato.

Lo confirmé cuando metió a Brad Pitt, a Nicholas Cage y a Justin Bieber en una misma parrafada en la que mencionaba el flúor de la Coca Cola sin apenas respirar.

Joder, casi me hace sentir mal por fumar. Este tío era el puto jefe de los putos locos. Hacía años que no me topaba con un tipo así. Era fascinante. Vale, también inquietante por su rollo radioactivo-nuclear, no me entendáis mal. Pero era jodidamente fascinante.

-Woah, Jared. Estoy impresionado. En serio. Has hecho un resumen de todo lo que va jodidamente mal en este mundo en menos de dos minutos y creo que sólo te has dejado un pequeño detalli... Uhm, espera, no. Has citado a Nicholas Cage y su abominable azotea. Todo está en orden-, comenté, siguiéndole el rollo. -Pero colega, creo que secuestrar un autobús no es la mejor manera de hacerte publicidad. ¿Has escuchado eso de que a veces no basta con tener razón? ¿Que hay que parecerlo? Pues esto funciona igual, tío. Amenazar a la peña con dejar de comer bollería industrial o reventar la Gran Manzana no va a dar el resultado que esperas. Y eh, ambos sabemos que nadie quiere que esto acabe con un gran ¡BOOM! Así que dime, tío... ¿Qué quieres a cambio de dejar salir a esa gente que tienes contigo?

Nota rápida a Lauryn.

Está muy disperso.

Ganemos tiempo para intentar establecer contacto directo cuando lleguen las pizzas.

-Y-ya, tío, pero si no hago esto no me van a tomar en serio. N-no me han tomado en serio hasta ahora. M-mira ahí fuera, tío. M-mira cuanta gente y... y... y la tele, coño. S-salgo en la tele. Ahora me van a escuchar.

Jared respiró. Se le notaba bastante angustiado. Vincent podía imaginárselo andando por el pasillo del autobús de un lado a otro mientras sudaba y se golpeaba la frente nervioso. La típica imagen de un desquiciado, vaya. Pero con el pequeño detalle de que en los asientos de aquel autobús había vidas inocentes que estaban en peligro.

-¿Q-qué quiero? Te diré lo que quiero, Vinnie, colega. ¿T-tienes para apuntar? P-pues apunta. Q-quiero que el Gobierno deje de fluorizar las bebidas carbonatadas. Eso lo primero. Quiero que se detenga a Nicolas Cage, Sylvester Stallone, Kristen Stewart y todos esos actores que han cometido asesinatos impunemente y que están registrados en las cámaras. J-joder, V-Vinnie. Eso ya lo deberíais haber hecho. Es asesinato. Los directores de esas películas deben ser condenados por crímenes de lesa humanidad. Q-quiero que se prohíba el glutamato monosódico. Q-quiero un helicóptero para ir hasta la sede de la ONU para asegurarme de que esto se debate en el orden del día, y q-que hagan la ley. No me fio de ellos, q-quiero verlo yo mismo. También... también quiero que... que... q-quiero que Justin Bieber deje de salir en Friends. ¿Por qué siempre tienen que joder una serie que era perfecta?

Hubo un pequeño silencio. Parecía que Jared iba a añadir alguna otra exigencia más, pero no fue así.

-Esto va en serio, Vinnie. -Dijo en tono grave. -Tenéis un plazo de treinta minutos o volaré el autobús.

Y a continuación, colgó.

—Déjate de bromas, Valenti —le espeta a Vincent—. Stallone lleva años conectado a un respirador.

Lo último que recordaba del actor era lo poco que había podido ver en el televisor de una cafetería mientras esperaba a que le pusiesen el vaso. Uno de esos programas baratos del corazón. Decían que el pobre llevaba tiempo encamado, y que se limitaba a quejarse y a revisar una y otra vez la saga de Rocky. Lo último probablemente había sido una broma cruel, pero Umbridge no se quedó a averiguarlo.

—Has estado ahí un buen rato, espero que hayas sacado algo en limpio o que puedas manipularle para hacerle creer que cumplimos con sus condiciones —se giró a Mackenzie. La había visto bastante pensativa durante la negociación y quería saber si tenía alguna idea— ¿Tú que opinas, esto… Mackenzie?