Partida Rol por web

Cadenas y grilletes (+18)

Capítulo Dos: Las tres voces del silencio

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12/11/2021, 23:49
Narrador

Tras varios días de viaje en camello a través del Desierto Azul de Ansar, las áridas dunas fueron sustituidas por una desolada y pobre tundra. Por fortuna los preparativos de Acmed y las ingentes provisiones permitieron al grupo sortear aquel bioma hasta llegar tiempo después a las faldas de las Montañas del Sosiego.

Con el corazón agitado y los nervios a flor de piel, los héroes comenzaron el ascenso antes de que el cielo fuera manchado por los primeros tintes del astral solar. Horas después, cuando llegaron, se detuvieron unos instantes maravillados por las hermosas vistas. Unas densas nubes de nieblas abrazaban las montañas, el templo y sus escaleras, dándoles la impresión que habían llegado a los planos inferiores de la cúpula celestial.

Mil dos cientos treinta y siete escalones fueron necesarios ascender hasta llegar a las puertas del templo Irori. Cuando lo hicieron su frente estaba perlada en sudor y su alma presentaba una extraña paz en aquel lugar. Frente a las grandes puertas un monje vestido con túnicas sencillas y sonrisa afable les recibió con una ligera inclinación. A pesar de que estaba había sido realizada con respeto y solemnidad, no parecía albergar ningún tipo de invitación para el variopinto grupo.

Notas de juego

Paso turno el 17 de Noviembre (Miércoles) a partir de las 12:00

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16/11/2021, 16:16
Shaktar

Él solo, seguramente no habría tenido la resistencia necesaria para llegar hasta allí. No habría podido alcanzar la cima de aquél majestuoso lugar, desde cuya altura se veían aún más impresionantes las montañas que rodeaban el templo. Pero no lo estaba, siempre le acompañaba aquél espíritu divino, prueba de su fe, de su compromiso con Ragathiel, y regalo de éste; haciendo uso de su fuerza alcanzó el último de los mil doscientos treinta y siete escalones, y al encontrarse allí, cansado pero exultante, como si hubiera alcanzado el primero de los reinos celestiales, allí dónde moraba su Señor, sonrió pletórico.

En paz consigo mismo, atrás habían quedado los malos augurios, los pensamientos negativos acerca de los silenciosos monjes de Irori —uno de los cuales ya les esperaba allí— y las numerosas conversaciones acerca de como podrían conseguir el ansiado artefacto, en las que no habían llegado a nada que convenciera por completo. Él mismo había pensado en cosas con las que no se sentía del todo cómodo y de las que no se sentía orgulloso, cosas que, incluso de ser necesario, no tenía muy claro que fuera capaz de hacer sin traicionar sus principios. Es verdad que no iba a ser sencillo, y puede que de allí saliera teniendo que cerrar los ojos ante algún acto innoble, pero de momento la calma embargaba su ser y sentía su alma sosegada.

Tranquilo, se acercó al eremita que había salido a saludarles, a darles la bienvenida educado pero distante, y respondió al cabeceo y la sonrisa con lo mismo.

Mi nombre es Shaktar —se presentó tras la inclinación—. Soy una voz de Ragathiel en la tierra, adalid de su justicia. Y estos que me acompañan son Mischa, un erudito y explorador, Rosario, una poderosa seguidora de Irori en busca del perfeccionamiento físico y mental que la sirvan para trascender, y al hombre que ya debéis de conocer, el sabio Acmed. Querríamos, si no es molestia, pasar y descansar del duro camino.

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16/11/2021, 23:32
Mischa Lutrova

Mischa estaba recuperando su aliento tras el ascenso. Había contado hasta el último de los escalones por si en algún momento de la vuelta sentía la necesidad de quejarse al respecto, para poder hacerlo con exactitud. Por supuesto, para respetar el voto de silencio de los locales intentó mantener el ruido de su respiración forzada bajo mínimos. Es por eso que cuando Shaktar se puso a hablar el único motivo por el que no le puso la mano en la boca para que se callara es porque estaba demasiado lejos como para llegar a tiempo. Cuando por fin llegó, lo único que pudo hacer es poner su índice frente a sus labios para indicarle que no volviera a hablar.

Frotandose las sienes ante lo que aquello había supuesto, el alquimista sentía ganas de tomarse uno de sus extractos alucionógenos para olvidar el momento. Sin embargo, tras unos segundos paró y se llevó la mano al interior de la chaqueta, sacando de ahí un papel doblado que entregó al monje.

Somos Mischa (quien le hace entrega de la carta, varon humano, rubio), investigador privado y antiguo arqueólogo; Shaktar (varon humano, moreno), paladín devoto de Ragathiel; Rosario (mujer semiorca), monje seguidora de los principios de perfeccionamiento propio de Irori; y Acmed Afarad (varon humano, edad avanzada) asiduo visitante del templo en el pasado. Tenemos asuntos importantes a tratar con el templo, pero por ahora estaremos agradecidos si nos pueden permitir descansar en el interior.

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21/11/2021, 20:01
Rosario

Después de revisar los documentes, Rosario se dio cuenta que ese tipo de enseñanzas habían sido algo diferentes a las que ella estuvo haciendo con su maestro en las ciénagas. Si bien su maestro le ayudo a controlar el ímpetu de su sangre orca y de dragón, todavía le faltaba mucho para llegar al entrenamiento que en aquel templo se realizaba.

Durante todo el viaje hacia el templo, Rosario estuvo pensando en si su maestro realmente conocía el camino hacia la autopercepción que ella tanto ansiaba conseguir y por el que tanto había entrenado. Por otro lado, estaba algo contraído, El voto de silencio, la meditación y el estar pasivamente durante años encerrados en un templo sin ayudar o interactuar con la vida fuera de él, ¿realmente era algo que ella quería hacer? Quizás no fuera su maestro, si no ella la que se había equivocado al intentar algo que realmente no era para ella.

El ascenso por las escaleras, el paisaje y la paz interior al llegar a la cima, hizo que todo pensamiento a lo largo del camino se desvaneciera, dejando las dudas en un segundo plano. El grupo había llegado y Rosario respondió al monje de la entrada de la misma manera, con una reverencia de respeto y solemnidad, dejando como de costumbre a sus compañeros para la presentación.

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22/11/2021, 15:45
Narrador

Lejos de molestarse por las palabras de Shaktar, el monje sonrió y asintió de manera repetida ante las presentaciones. También leyó con atención la nota escrita por Mischa a pesar de que el contenido era el mismo. Tras esto, escrutinio al grupo, deteniéndose especialmente en la semiorca. Su mirada danzo por su cuerpo, desde la punta de sus pies hasta el ultimo pelo de su cabeza. En ella no existía lujuria alguna, tan solo reflexión.

Después de unos instantes de atenta observación, el monje asintió una vez mas con la cabeza y comenzó andar, invitando al grupo de héroes a seguirle a través de las instalaciones. Atravesaron el patio de entrenamiento, donde decenas de artistas marciales perfeccionaban el arte de la lucha, hasta adentrarse de lleno en el templo. Un olor a incienso saturo sus fosas nasales cuando caminaron por los pasillos de este, sorteando las distintas habitaciones destinadas a la meditación.

Poco después tomaron una puerta para salir del templo y ser recibidos de nuevo por el aire puro. Descendieron por unas escaleras de piedra que serpenteaban a través de una floreciente naturaleza hasta llegar a una explanada. En ella pudieron distinguir a un hombre meditando bajo la corriente de agua, el cual, al sentir la presencia del grupo, abandono la meditación y fue a su encuentro.  

Es una sorpresa veros tan pronto por aquí— pronuncio a modo de saludo—. Las voces de Irori en ocasiones son confusas de interpretar. Venís por el Cuerno de la Tormenta, ¿verdad?

» La llegada de Lilith es algo que no podemos tolerar. Es por ello que podréis llevaros el cuerno, siempre y cuando seáis dignos de portarlo— añadió poco después con serenidad.

Los pasos y los movimientos de aquel hombre eran pausados y precisos. Cada gesto era realizado en perfecta armonía con el resto de su cuerpo y con los ligeros golpes de voz de su discurso. Gracias a ello aquel monje ofrecía un porte seguro y fuerte, pero humilde y compasivo.  Una mezcla pocas veces vista en el mundo.

Notas de juego

Paso turno el 24 de Noviembre (Miércoles) a partir de las 18:00

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23/11/2021, 15:59
Shaktar

Miró de reojo a Mischa, pero no dijo nada al respecto; el silencio era el arma de los monjes contra la tormenta, además de, imaginaba, una forma de autoperfeccionamiento, pero no creía que requirieran eso del resto del mundo, ni que lo esperaran o le vieran sentido. De hecho, de ser él, habría tenido dudas si un viajero extranjero llegaba sin hablar; la línea entre el respeto y la burla era a veces muy fina. Una vez dentro del Templo, sin embargo, si se mantuvo callado, en esta ocasión para no molestar a aquellos que entrenaban allí.

Durante el recorrido, observó con interés a los hombres y mujeres que practicaban en perfecta armonía, con una sincronización casi perfecta. Había escuchado historias sobre lugares como ese, aunque era la primera vez que veía uno, y se preguntó si aquello que allí se enseñaba mejoraría sus propias habilidades, más cercanas a esos estilos de lucha que a los que se llevaban a cabo con armas fabricadas. Empero, no tuvo tiempo de hacerse una idea precisa —de haberlo hecho, seguramente habría descubierto que había grandes diferencias entre ellos y él—, el paseo no duró demasiado, y en seguida volvieron a salir al aire libre, dónde el viento se llevó las notas de incienso que habían saturado sus fosas nasales y el frescor de la montaña les recordó donde estaban. Descendieron por una escalinata en perfecta consonancia con el entorno, y se internaron en un pequeño vergel, donde encontraron a un hombre de porte imponente que emanaba paz y calma. Para su sorpresa, habló sin tapujos, y escuchar a alguien allí aparte de ellos mismos casi le desconcertó más que lo que tenía que decir. Tardó un instante en asimilar que acababa de ofrecerles el Cuerno sin siquiera pedirlo; eso, junto a la mención a Irori —lo que suponía que los dioses estaban más metidos en aquella empresa de lo que había imaginado—, solo podía significar que el enemigo al que se enfrentaban era mucho más peligroso de lo que creía. Se alegraba de no tener que hacer frente también a los miedos y supersticiones de los mortales en la empresa que habían emprendido.

Agradecemos el gesto —respondió solemne, inclinando la cabeza a modo de ligera reverencia—. Esperamos ser dignos, pues de ello dependen muchas cosas. Díganos, ¿qué debemos hacer para demostrarlo?

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25/11/2021, 20:46
Rosario

Una vez terminadas las presentaciones silenciosas, acompañaron al monje. La sala de entrenamiento que les siguió, hizo que Rosario se detuviera un instante para observarlos y en un instante sin querer, comenzó a imitar tímidamente los movimientos, pero la comitiva continuaba y tuvo que dejarlo para seguir.

Otra vez en el exterior, la Rosario se sorprendió al ver aquel fornido hombre en una posición de concentración y paz  que nunca se imaginó, más teniendo en cuenta la cantidad de agua que le caía encima. Estaba claro que tenía mucho que aprender, si quería acercarse a la perfección….

- Hola soy Rosario, fiel seguidora de Irori y ¡Sí!! estamos buscando cuerno de las tormentas, debemos derrotar desgraciada de Lilith antes de que su poder aumente.

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26/11/2021, 00:35
Narrador

El monje escuchó con atención cada una de las palabras, tras lo cual asintió de manera ligera y extendió su mano hacia la cascada. Instantes después el chorro del agua se partió en dos y movió su caída hacia los lados, mostrando entonces la entrada de una cueva.

Debéis pasar las tres pruebas de Irori— dijo invitándoles a entrar—. Dentro se os juzgara de maneras muy diversas. Si lográis superarlas, os prestaremos el Cuerno de la Tormenta para vuestro propósito.  

» Suerte— añadió poco después mientras se hacia a un lado—. Que la templanza de Irori os guie.

El grupo caminó por las piedras cubiertas de musgo desde las cuales saltaron hacia la abertura. Una vez allí, caminaron con cautela, adentrándose poco a poco en una profunda oscuridad. Para algunos del grupo, la oscuridad no suponía un motivo por el que inquietarse, pues veían a través de las sombras como si del día se tratase; sin embargo, en aquel lugar no era así. Unas tinieblas de carácter sobrenatural gobernaron el lugar, provocando que sus pasos se volvieran inseguros y lentos.

Cuando el manto de sombras se dispersó, los aventureros se encontraban en una sala repleta de multitud de objetos depositados de manera ordenadas sobre diferentes estanterías. Al final de esta sala se encontraba una representación de Irori en piedra, la cual tenía sus manos extendidas hacia adelante con las palamas de las manos hacia arriba. La prueba parecía sencilla. Tomar uno de los objetos de la sala y entregárselo a la estatua, la pregunta era, ¿qué objeto?

Jamás había leído nada de esto en mi vida— susurró el anciano con cierta molestia—. ¿Qué se supone debemos entregar?

En silencio los cuatro integrantes del grupo se dividieron y comenzaron a buscar en la sala. No importaba lo que imaginasen que podría ser una buena ofrenda que poco después aparecía ante sus ojos. Instrumentos musicales, libros, armas, extraños y únicos componentes de alquimia, monedas de diferentes materiales, así como hermosas esculturas esculpidas en delicadas gemas y piedras preciosas. Tantas eras las posibilidades y tantos eran los significados que podían tener.

Notas de juego

Paso turno el 1 de Diciembre (Miércoles) a partir de las 18:00

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26/11/2021, 07:43
Shaktar

Shaktar caminó tembloroso, pues el sacrificio de otro sentido, la vista, le dejaba completamente aislado del mundo. Sin ver ni escuchar, estaba solo por completo en medio de una oscuridad infinita. En un sitio así, solo la casi desapercibida compañía de su espíritu guardián evitaba que enloqueciera o saliera corriendo.

Agradeció que las sombras se despejaran y ver, junto a él, a sus compañeros. Solo había sido una pequeña prueba, imaginaba, el preludio de las que irían después, de la que tenían ahora frente a sus ojos. Su mirada recorrió la sala rápidamente, analizando todo, haciéndose una idea de dónde estaban y que se requería de ellos, y luego se separó para observar un poco más de cerca y con más calma cada una de las posibles ofrendas, así como la estatua.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Dejo una tirada rápida de Percepción, por si hay algo que llama la atención, y luego me dedico mi tiempo (tomo 10 o 20 si se puede) en estudiar todo aquello. Como digo en el off, habría que detallar más todo lo que hay, así como cualquier cosa que parezca fuera de lugar o demasiado simple, incluso cosas que no haya en las estanterías pero pudieran entregarse a la estatua; también examinaría la estatua, por si tiene alguna marca o algo.

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27/11/2021, 21:34
Shaktar

Nada había en aquella estatua que llamara especialmente la atención, y las decenas, cientos, miles de tesoros allí acumulados... Habría sido imposible estudiarlos todos con el fin de encontrar el más adecuado. Tanto que, o bien aquella prueba tenía truco —puede que las enseñanzas de Irori dieran alguna pista—, o bien simplemente debían entregar lo que creían más adecuado. Puede que, en realidad, no fuera tanto una prueba como una demostración; lo que dieran daría pistas sobre quienes eran, sobre sus deseos y aquello que les movía, sobre si eran dignos o no.

Bien, piensa. Rechazó en seguida todo aquello que parecía caro, lujoso y mostraba orgullo, vanidad o autocomplacencia, pues todas aquellas cosas eran contrarias a la fe del Maestro de Maestros, cuyos principios eran la humildad, el autoperfeccionamiento físico y mental y el conocimiento, nada de ello sujeto a las cosas materiales, sin las mundanas ataduras que limitaban a los mortales. Al pensar aquello, torció el gesto; eso descartaba... Todo. Para Irori el camino a la iluminación debía ser algo personal, independiente, y no debía requerir de nada en absoluto más que uno mismo.

En su etapa como seguidor de Iomedae había coincidido con eruditos de Irori, Archivadores, y aunque ansiaban el conocimiento, habían pasado más tiempo en los jardines observando el cielo mientras se trenzaban sus largas coletas, que en las bibliotecas de La Torre. Una vez le había preguntado a uno que llevaba más tiempo que los demás por qué no estaba leyendo los cientos de tomos que tenía a su disposición —en realidad no le había visto jamás coger más que un único libro—, y había respondido que de nada le habría servido leer tantos, cuando no era capaz de entender el primero a la perfección, de librarse de sus prejuicios y ver con todos los ojos. A su entender aquello había sido una estupidez, lo importante era aprender lo fundamental, no ser capaz de recitar nada ni mucho menos darle la vuelta para ver ocho perspectivas diferentes lo mismo, pero para aquél monje era tan importante que, cada día que no lograba su objetivo, se arrancaba un pelo y lo dejaba volar en el aire, como castigo; decía que, si algún día se quedaba calvo, dejaría los hábitos, pues habría fracasado. El día que Shaktar se fue, aún seguía allí.

Aquella historia, aunque ridícula aún en su memoria, la había recordado por algo. Y no es que pensara en arrancarse el pelo para ofrecerlo, pero si le había dado que pensar; para ser digno de Irori, tenía que depender de si mismo, su poder no debía provenir de nada más que su cuerpo, su mente y su espíritu. Consideró, entonces, que lo que debía no era hacer un regalo, sino entregar algo, desprenderse de algo. De lo único que llevaba.

Tras meditarlo, asintió y se acercó a la estatua, se desabrochó la espada del cinturón y, con solemnidad, se deshizo de ella en manos de Irori. El primer paso hacia su iluminación personal.

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27/11/2021, 22:03
Mischa Lutrova

Mischa arqueó una ceja ante el recibimiento tan repentino que habían recibido. Esperaba un trato similar al que habían ofrecido a Acmed las veces anteriores. Sin embargo, aquello le hizo palpable que sí que estaban en una misión otorgada por una divinidad en lugar de una manipulación por parte de Lilith. Sin embargo, optó por permanecer en silencio en el interior del templo por respeto, en especial teniendo en cuenta que Shaktar ya hablaba por todos.

Fue en el camino por la oscuridad, donde supuso que la falta de su oído le hacía el viaje más complicado a su compañero, que el espadachín decidió cogérle de la mano para darle seguridad en el camino y algo a lo que aferrarse. Si bien él mismo tampoco sabía hacia dónde iba, fingir seguridad para estos casos era algo que había aprendido a perfeccionar durante los pocos años que había podido actuar como padre.

Una vez en la sala de la primera prueba, Mischa trató de meditar cual era la ofrenda que debían hacerle a Irori, y llegó a una conclusión muy similar a la del paladín. Se acercó entonces a la estatua, entregando su espada ropera junto a una declaración.

- Ningún objeto de esta sala es mío para entregar. Mi libro de fórmulas es conocimiento, entregarlo sería renegar de él, así como si entregara las herramientas que me permiten manifestarlo. Es pues el arma a la que he dedicado mi vida, mi máxima atadura en el camino de la mejora personal, de la que hago entrega.

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29/11/2021, 10:11
Rosario

Rosario se quedó pensativa contemplando la gran sala y la majestuosa estatua. Tantos objetos, tantas riquezas, eran incomprensibles en un templo de Irori. Para que fueran a necesitar tales objetos, el camino de la autoperfección no requería de tanto, de hecho por el recorrido que hicieron antes de encontrarse el enigmático monje de la cascada, no había lujos ni opulencia, porque ese tipo de cosa hacia que eflorecieran sentimientos como la envidia, la avaricia…

Ella misma, había vivido y viajado solo con lo necesario. No necesitaba ni armas, ni armaduras  para defenderse, se bastaba con sus puños, enfrentándose a sus enemigos.

Rosario se quedó mirando a sus compañeros, como comprendían que de aquel lugar, no necesitaban nada para ofrecer a la estatua. Sorprendiéndose cuando ofrecieron sus armas. No sabía si era lo correcto, pero denotaba que al menos estaban dispuesto a sacrificar sus propios vienes antes que coger cosas que no eran suyas.

Por su parte la Media Orca se miró y no poseía nada que ofrecer, más que su conocimiento, por lo que se sentó con las piernas cruzadas de la estatua y comenzó a narrar la historia de ella y su grupo desde el terremoto en la mina donde estaban encerrados, pasando por la cárcel de la Lilith, etc… hasta llegar al templo de Irori.

Lo único que podía ofrecer Rosario era su conocimiento.

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01/12/2021, 20:51
Narrador

Acmed Arafat buscó por la sala con lentitud y exhaustividad. Fue el que más tarde, llegando a duplicar el tiempo del más lento de los tres héroes. Finalmente, al igual que el resto de la coterie, no tomó nada del lugar para entregarlo como ofrenda. En su lugar, se acercó a la representación de Irori y cerró los ojos. Segundos más tardes, se arrodilló con cierta dificultad y realizó una reverencia, apoyando las manos en el suelo y colocando su cabeza entre estas.

Instantes después de que el grupo entregara sus ofrendas, la luz de la sala comenzó a parpadear teatralmente, mientras la figura comenzaba a adquirir un brillo hipnótico y mágico. De imprevista todo se apagado y la oscuridad sobrenatural gobernó el lugar una vez más.

Cuando las tinieblas se replegaron, la sala en la que se encontraban, había sido sustituida por un lugar aire libres. A unos metros de distancia se encontraba un hombre de avanzada edad, calentando su cuerpo frente a una fogata. Sin saber muy bien que hacer, los aventureros se acercaron, reconociendo entonces al anciano que se había presentado en sueños ante ellos, el Sabio de las Tres Voces. Antes de que ninguno de los presentes pudiera decir nada, la deidad comenzó su relato.   

Había una vez dos monjes que paseaban por el jardín de un monasterio taoísta. De pronto uno de los dos vio en el suelo un caracol que se cruzaba en su camino. Su compañero estaba a punto de aplastarlo sin darse cuenta cuando le contuvo a tiempo. Agachándose, recogió al animal. "Mira, hemos estado a punto de matar este caracol, y este animal representa una vida y, a través de ella, un destino que debe proseguir. Este caracol debe sobrevivir y continuar sus ciclos de reencarnación." Y delicadamente volvió a dejar el caracol entre la hierba.

"¡Inconsciente!", exclamó furioso el otro monje. "Salvando a este estúpido caracol pones en peligro todas las lechugas que nuestro jardinero cultiva con tanto cuidado. Por salvar no sé qué vida destruyes el trabajo de uno de nuestros hermanos".

Los dos discutieron entonces bajo la mirada curiosa de otro monje que por allí pasaba. Como no llegaban a ponerse de acuerdo, el primer monje propuso: "Vamos a contarle este caso al gran sacerdote, él será lo bastante sabio para decidir quién de nosotros dos tiene la razón."

Se dirigieron entonces al gran sacerdote, seguidos siempre por el tercer monje, a quien había intrigado el caso. El primer monje contó que había salvado un caracol y por tanto había preservado una vida sagrada, que contenía miles de otras existencias futuras o pasadas. El gran sacerdote lo escuchó, movió la cabeza, y luego dijo: "Has hecho lo que convenía hacer. Has hecho bien". El segundo monje dio un brinco. "¿Cómo? ¿Salvar a un caracol devorador de ensaladas y devastador de verduras es bueno? Al contrario, había que aplastar al caracol y proteger así ese huerto gracias al cual tenemos todos los días buenas cosas para comer." El gran sacerdote escuchó, movió la cabeza y dijo "Es verdad. Es lo que convendría haber hecho. Tienes razón."

El tercer monje, que había permanecido en silencio hasta entonces, se adelantó. "¡Pero si sus puntos de vista son diametralmente opuestos! ¿Cómo pueden tener razón los dos?" El gran sacerdote miró largamente al tercer interlocutor. Reflexionó, movió la cabeza y dijo: "Es verdad. También tú tienes razón."

¿Qué sacáis en claro del relato? — preguntó el anciano sin apartar la mirada de las llamas cuando este terminó la historia—. ¿Cuál es la lección que trata de enseñarnos esta fábula?

Lo cierto es que responder aquella pregunta era algo difícil, pues la historia podía presentar multitud de interpretaciones, las cuales podían tener parte de verdad, pero también parte de espejismo o error.

Notas de juego

Paso turno el 8 de Diciembre (Miércoles) a partir de las 18:00

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02/12/2021, 18:21
Shaktar

El primer impulso de Shaktar, como la otra vez, fue arrodillarse en presencia de la deidad; el Sabio de las Tres Voces, sin embargo, volvió a pedirle, como la vez anterior, que no lo hiciera y escuchara. Eso hizo el paladín, con profundo respeto y sin perder detalle a nada. Cuando este acabó, se quedó un momento pensativo y, tras ese instante, asintió.

En esta ocasión, no tuvo que pensar demasiado, pues la historia que había recordado justo unos minutos antes, aquél extraño encuentro en la Torre del Filo de Luz con el seguidor de Irori, venía muy a cuento de lo que el dios acababa de preguntar; parecía que aquél erudito al que había conocido no era extraño, solamente un devoto seguidor del Maestro de Maestros.

La lección es que no existe verdad absoluta, y que mucho menos está en posesión de una persona. Cada cual tiene su punto de vista y es tan válido como el de cualquier otro; incluso si en apariencia varias perspectivas chocan hasta el punto de resultar incompatibles, todas son reales, todas son ciertas y solo juntas dan formas al verdadero conocimiento del mundo —dijo con seguridad. Entonces sonrió—. Incluso ahora, lo que yo digo es solo mi opinión, y si otro dijera todo lo contrario, que ese gran sacerdote estaba loco y senil, y no hay lección en esa historia, también sería así.

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03/12/2021, 19:36
Mischa Lutrova

Cuando por fin llegamos a la siguiente prueba, Mischa se sintió confundidoa ante el hecho de que la deidad se volviera a presentar ante nosotros. La intervención divina era rara, y si bien había sido capaz de aceptarla porque los monjes estaban bajo aviso, dos intervenciones seguidas, especialmente ante aquellos que ni siquiera son sus seguidores, le empezaba a resultar más sospechosa.

Por otro lado, la conclusión de Shaktar le sentó como una puñalada trapera como alguien cuyo trabajo ha sido siempre buscar la verdad, pero sabía que en el fondo el problema fundamental era que estaba usando la palabra "verdad" de forma incorrecta.

Discrepo, la verdad no es relativa. A una atmósfera de presión el agua hierve a 100 grados celsius y no porque alguien esté convencido de lo contrario va a tener razón y ser verdad lo que piensa. Del mismo modo, en ese relato, es un hecho que un monje detuvo al otro antes de que pisara el caracol. Eso no es relativo, es un hecho objetivo, y es la verdad. La historia no habla sobre qué es verdad y qué no. La fábula habla sobre juicios de valor, sobre qué es lo correcto, y la conclusión es que "lo correcto" depende de qué estás valorando para determinarlo. El monje que salvó el caracol tenía razón porque valoraba la filosofía de que toda vida es sagrada a la hora de decidir que era lo correcto; el monje que insistió en que el caracol debería haber muerto tenía razón porque valoraba el hecho que los caracoles son una plaga que dañan los campos de cultivo; el tercer monje que les acompañó tenía razón porque valoraba la necesidad de llegar a una conclusión coherente y definitiva.

" Sin embargo, hay algo más que se puede sacar de ella, la resolución civilizada de conflictos, especialmente en el caso en el que depende la vida de una persona, y como en caso de duda la muerte de dicha persona debe ser prevenida. El monje que salvó al caracol era un abogado defensor tratando de salvar a su defensor de la pena de muerte; el otro monje era el fiscal, tratando de conseguir la condena de muerte. El tercer monje que les siguió sin intervenir era el jurado, tratando de determinar a cual de los dos tener en cuenta para dictar sentencia, y el gran sacerdote era el juez, el experto que se asegura de un uso correcto de la ley. Cuando el juez le da la razón al jurado al decir este que no pueden tener razón ambos, es porque compete al jurado decidir quien tiene razón y quién no. No sabemos que pasó después porque al fin y al cabo es una fábula y ahí termina de contar, pero el caracol no perdió la vida, pues el jurado fue incapaz de llegar a un consenso.

Tras tomar aire después de presentar sus conclusiones, el espadachín miró directamente a la deidad, sin un ápice de miedo ni veneración, como si simplemente estuviera mirando a otro humanoide normal y corriente.

Esta ya es la segunda vez que nos vemos, lo cual no es muy habitual que digamos cuando se trata de deidades, menos aún si no somos tus seguidores. ¿Acaso nos hemos convertido quizás en tus campeones? No le diría que no a las capacidades de un clérigo o un paladín, pero prefiero saber porque nosotros en particular te despertamos tal interés.

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05/12/2021, 11:25
Shaktar

Shaktar escuchó a Mischa y, cuando este acabó su argumentación, asintió.

Es cierto, tienes razón —dijo, y no pudo evitar sonreír—. Igual que yo, pues si te hubieras pasado a pensar un momento y ver mi punto de vista, habrías deducido que no hablo de la realidad del mundo y sus leyes, sino de otro cosa, de esto. —Se señaló la cabeza, apuntando a su sien—. Mi verdad no se refiere a la tuya, sino a una más metafísica. Solo debes analizar desde otra perspectiva antes de juzgar a la ligera —concluyó.

Entonces se puso más serio y se borró todo rastro de afabilidad en su mirada. Ahora estaban ante el paladín que era.

También te recomiendo un poco más de deferencia. Estás ante un dios, amigo mío, no un hombre cualquiera al que interrogar. No te digo que obedezcas ciegamente, pero no exijas respuestas antes de tiempo ni explicaciones, especialmente cuando solo nos está ayudando. Nadie nos ha obligado a nada ni nos está pidiendo más que lo que nosotros hemos decidido libremente, cada uno por sus motivos. —Miró al Sabio de las Tres Voces—. Disculpa nuestro atrevimiento —pidió.

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09/12/2021, 15:47
Narrador

La anciana divinidad escuchó con calma las palabras del grupo. En su rostro podía percibirse una paciencia eterna, equiparable a las tranquilas agudas del Estanque de los Cielos. Prueba de ello fue la sonrisa que esbozo ante las duras palabras.

Es normal que tengas dudas sobre mis motivaciones para interferir de manera indirecta en vuestro mundo, así que os preguntéis porque os elegí a vosotros— dijo finalmente la deidad—. El tiempo y la trascendencia de mi ser no ha dejado atrás mi preocupación por el mundo humano. Además, hace mucho tiempo un familiar mío murió al derrotar a los Señores del Terror. Ayudar en esto, es honrar su memoria y hacer que su sacrificio valga para algo.

» Os elegí a vosotros porque os visteis implicados de manera directa en todo esto— declaró poco después con voz queda—. Tenéis motivación que pocas personas tienen. No solo porque habéis visto la punta del inceberg, viendo el horror que puede desencadenar Lilith, sino porque ella prometió matar a vuestros seres queridos.

Tras pronunciar aquellas palabras observó a Shaktar, realizando entonces un ligero asentimiento. Un gesto que dejo claro que no había que aceptar disculpa alguna, pues solo puede herir a quien acepta el veneno de las palabras o tiene un orgullo que herir.

Aunque existen las verdades absolutas, su interpretación puede variar de un individuo a otro— explicó el dios con voz calmada—. Un artífice encontraría que el agua hierve a 86 grados en lo alto de una montaña, mientras que otro alquimista, en un lugar mas bajo vera que dicha temperatura de ebullición aumenta.

» Esta historia presenta múltiples interpretaciones, las cuales esconden un fragmento de verdad, sin importar que enseñanza se obtenga—añadió poco después mientras miraba a los presentes de manera directa—. Esa es la enseñanza real. Todos los pensamientos guardan un fragmento de verdad y otro de incongruencia.

Una vez finalizado su discurso, el anciano realizo un ademan, invitando al grupo a sentarse junto al fuego. Fue entonces cuando se percataron de que Acmed no estaba con ellos. Justo entonces, en el preciso instante que barajaban la posibilidad de preguntar sobre ello, el Sabio de las Tres Voces volvió a contar otra historia.


Un importante erudito se encontraba últimamente en extraños estados de ánimo. Sentía demasiada ansiedad, tristeza e irritabilidad. Si bien creía ciegamente en la superioridad que su saber le proporcionaba, no estaba en paz consigo mismo, ni con los demás. Su infelicidad era tan profunda como su vanidad. No obstante, en un momento de humildad había sido capaz de escuchar a alguien que le sugería aprender a meditar como un remedio ante su angustia. Fue entonces cuando se entero de que un excelente maestro Zen vivía en su región y sin pensarlo dos veces, decidió visitarle, para pedirle que le aceptara como estudiante.

Recién llegado a la morada del maestro, el erudito solo observó la sala de espera con gran condescendencia. Pensó en sus adentros, “pero ¿dónde me he metido? La habitación esta casi vacía”. En efecto, los pocos ornamentos tenia por objeto transmitir armonía y calma, por ello todo lujo o ostentación estaban manifiestamente ausente.

El maestro le recibió con los brazos abiertos y tras las debidas presentaciones le comento. “Permítame invitarle a una taza de té ante de empezar a conversar”. Aunque el erudito se mostró plenamente disconforme, aceptó su propuesta. Sosegadamente el maestro saco las razas, las colocó en la mesa y cuando el té estaba listo, comenzó a verter la bebida. Aunque la taza se llenó rápidamente el maestro siguió echando té sin perder su amable y cortes actitud. Hasta el punto en el que el líquido ya comenzaba a rebosar el recipiente y a derramarse por la mea.

Por aquel entonces el profesor había sobrepasado el limite de su paciencia y estallo airadamente con las siguientes palabras. “Serás necio. ¿Acaso no ves la taza esta llena y no cabe nada más en ella?” Sin perder su ademan, el sabio maestro contesto. “Por supuesto que lo veo. De la misma manera que veo que no puedo enseñarte el camino. Tu mente también esta llena”.

Notas de juego

Paso turno el 12 de Diciembre (Domingo) a partir de las 11:00

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10/12/2021, 15:43
Shaktar

Shaktar no pudo menos que asentir, primero deferente ante el gesto de buena voluntad de la deidad, después satisfecho al escuchar cual era la apreciación que se sacaba de aquella historia, pues no difería de su propia deducción, ni tampoco, viéndolo bien, de la de su compañero Mischa.

Cuando el Sabio les ofreció asiento en torno a la hoguera, aceptó y se colocó junto al fuego, con las piernas cruzadas y las manos apoyadas sobre las rodillas. Aguardó en silencio mientras todos se sentaban, simplemente observando —así se dio cuenta de que Arafat, el mecenas de aquél viaje, no estaba, aunque no dijo nada—, hasta que su anfitrión comenzó de nuevo a hablar. Escuchó con atención y respeto, como se esperaba que hiciera, pero en esta ocasión la historia no acabó con una pregunta. De hecho, el final de la fábula era tan claro que, en verdad, no creía que fueran a pedirles sacar ninguna enseñanza oculta. ¿Entonces...? Sin saber muy bien que decir, se quedó callado y con el ceño ligeramente fruncido, esperando... Algo. El problema es que no sabía qué.

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12/12/2021, 17:47
Rosario

Aquella situación estaba poniendo la  paciencia de la Rosario al limité, si bien entendía que el camino de Irori necesitaba serenidad, concentración y sobretodo tiempo, todas aquellas pruebas solo hacían que su enemigo se extendiera y la gente sufriera. Su sangre dracónica hervía dentro de su ser y prefirió guardarse lo que pensaba por respeto a la deidad. Aunque era evidente por que no podía evitar un pequeño vaivén a forma de tic.

 

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12/12/2021, 18:47
Mischa Lutrova

"La altura es irrelevante si se consigue mantener la presión. Podrías haberme refutado simplemente hablando de la evaporación, que sucede incluso en bajas temperaturas. O hacer gala de tus conocimientos y explicar como en otros planos distinto al material no funciona necesariamente así."

Mischa prefirió no manifestar sus pensamientos en voz alta. Shaktar ya había demostrado tener la piel fina a la hora de cuestionar a los dioses pese a ser una actitud perfectamente legítima. Prefería mantener la unidad del grupo por el bien de la misión, pero se le empezaba a acumular el resentimiento.

El alquimista se sentó al fuego y esperó a que el "sabio" terminara de interrumpir su pregunta conforme a la ausencia de Acmed. No estaba nervioso por el tiempo que estuvieran perdiendo en aquellos momentos. Si estaban en el dominio de un dios, en el mundo real aquello podría haber sido solo un segundo.

- Preciosa historia sobre un hombre consumido por su ego y sus prejuicios. ¿Entiendo que Acmed no se encuentra con nosotros debido a que su rol en nuestra misión es solo pasajero? ¿Esto forma parte de las pruebas de Irori o lo estás haciendo por tu cuenta?