Partida Rol por web

Ewan se golpeaba la frente impotente, no sabia que hacer o como reaccionar

Sonrio de extrema felicidad al ver sangrar miserablemente al cyclo. Llevándome la victoria del combate corro alejándome de esa mole que hace sombra al sol.

Mis pies se esfuerzan en avanzar por la entrañable pradera, alejándome lo que puedo por la maleza, pido a mis piernas un poco más de velocidad.

Corre, Alexander. Corre. No pares de correr.

El calvo ruso parte de la escena de la pelea a toda velocidad, tratando de perder al monstruo a su espalda. Corriendo como un poseso hacia la protección de las rocas de la montaña.

Con un gruñido, miro cómo el mono intenta escapar, así que, recogiendo el rifle del suelo, apunto y disparo de nuevo

Ewan miraba aquella escena sin llegar a comprender nada, los acontecimientos estaban pasando demasiado de prisa y no se sentia comodo, tanto por la postura como por el simple hecho de no hacer otra cosa que ser un mero espectador.

Mientras los gritos de la batalla tintaban el aire de aquel lugar, Ewan decidio al fin a mover ficha pero pensaba que necesitaria a alguien mas para ello, asi pues ni corto ni perezoso busco con la mirada a la unica que sabia con certeza que estaba alli, Linda, tal vez ella podria ayudarle.

Alzo la cabeza y procuro que nadie le viera correr hasta donde estaba ella.
Corrio agazapado hasta el lugar donde ella estaba, al parecer la campesina estaba tan nerviosa como el. No supo la razon, pero eso le tranquilizo en parte.
-¿Linda estas bien? Que pregunta.-Se reprendio el mismo sin esperar a la respuesta de ella.-Es evidente que nadie puede estar bien, escucha necesito que me hagas un favor. Tenemos que rescatar a los demas.-Apollo su mano con suavidad en sus labios para que no hablara y le dejara continuar.-Si, se que es una locura pero no creo que haya mas gente adentro que el otro demonio que atrapo a McDoll. Podriamos hacerlo salir. Lose, lose.-Volvio a interrumpirla pese a que ella no dijo nada, o no le dio tiempo ha hacerlo.-Pero solo tengo que captar su atencion y hacerlo salir y que me persiga, como hizo con Sara. Tramquila.-Menciono como si le leyera la mente.-No me dispararan con su palo, no lo han echo con ellos tres, nos quieren con vida, no se si para comer, reproducirse o yo que se... BEJ!! como seran sus hembras...-La oscura vision de una forma en femenino de aquellas criaturas tambien le hizo pensar si realmente ellos eran hombres o si tuvieran incluso un sexo definido.

Nego con la cabeza para volver a la realidad.-Bien fuera distracciones, sabes que soy de los mas rapidos de la aldea les e visto correr, son rapidos y no se cansan, pero yo soy mas rapido y me conozco multitud de escondites, no me pasara nada.
Cuando empiece la persecucilon, tu tendras que actuar y sacar a nuestros compañeros de alli, dentro creo que solo estaran ellos y no sera dificil sacarlo una vez no esten mirando, con rodear el pajaro de hierro supongo que sera suficiente para que no puedan verlos.-No paro en ningun momento para coger aire, de echo, aun seguia hablando sin dar opcion a replica.-Ahora es nuestro momento Linda, no podemos volver a la aldea con el mejor guerrero perdido en una expedicion.-Refiriendose a Archiwall McDoll.-Yo te dare el tiempo necesario que precises, pero si te vez en peligro huye dejando a quien sea, perder a alguien mas no es una opcion. ¿Bien estas preparada?.-Parecio concluir al fin cogiendo una larga bocanada de aire fresco y mirando a sus espaldas observando de nuevo el combate entre el loco barbaro y la bestia deforme, no se percato de quitar la mano de la boca de Linda, en parte sentir sus labios sobre su palma lo tranquilizaba y no se percato que no le dejaba hablar todavia, a pesar de que esperaba con ansias una respuesta, y sobretodo una positiva.

-Pero...- la protesta muere en mis labios, al darme cuenta de que sólo tendremos una oportunidad y no debemos perder tiempo en discusiones -Bien. Entraré y trataré de sacarlos lo más rápido que pueda- una extraña resolución ilumina mis ojos mietras me preparo para correr hacia el pajaro de metal

Omigo sigue corriendo lo más rápido posible, para huír de la bestia que hirió.

Rápidamente, me pongo el arma y apunto. La rata se mueve rápido pero parece que le tengo a tiro. Lentamente, aprito el gatillo, pero en el último momento se mueve y pasa rozándole la cabeza.
Con un gruñido, miro a ver dónde huye, evaluando la posibilidad de cogerle o dejarle que se esconda.

Alexander trata de irse a toda velocidad, viendo como el destello de luz levanta una polvorera a su alrededor, golpeando la tierra justo tras él.

Su carrera ahora se hace más rápida y frenética, las rocas están cercanas, su cara es una poema de pavor.