Partida Rol por web

Miriam echaba miraditas de mala pecora a casi todo el mundo, sus dulces ojos denotaban poco mas que rollitos de primavera mal hechos, cuando de pronto y sin mas, salia expulsado el gilip...Shakiro…! por homosexual! Dafuq?! señalado como posible infiltrado y sin música triste!! ¿pero que coño era esto? agita sus manitas la china, que se queda tonta perdía durante unos instantes…

Yo pensaba que iba a salil ooooootlo– diciendo ooooootlo muy lentamenta. Sonríe.

Las palabras de la pokemon habían descolocado totalmente a Vladimir y resopló para luego mirar a la periodista.

Aquí haber mucha gente - dijo Vladimir tras ver que la periodista rubia hacía preguntas. Se acercó a ella. Hablaba de un secuestro.. ¿secuestro? 

Vladimir comenzó a mirar hacia todos los lados. Los secuestros le recordaban a otra época. Le traían muy malos recuerdos de cosas que tuvo que hacer y que padecer y no podía con ello. Comenzó a tirarse del pelo mientras daba vueltas sobre si mismo. 

Tras unos segundos en ese estado parece que el ruso se calma y respira con profundidad. 

- No saberrr que pasa alli dentrrro - dice finalmente y se encoge de hombros.- Perro viejo vlady querrer entrarr y volverr... allí... había comida - dice conjugando el verbo perfectamente - Y .. hacía calor. Ademas viejo Vlady saberrr trrucos de espías y saberr cuando miente alguien.. viejo Vlady trabajarrr en cosas malas hace muchos añños... ya no... yo poderrr ayudarr.. perro ellos no crreer  - dice y resopla de nuevo

Despiertas en la calle, con la espalda apoyada en la pared del supermercado y una carta de despido entre las manos. No notaste nada en la noche, pero parece que alguien ha decidido que tu trabajo en Mercadona ha llegado a su fin. 

Das la vuelta al papel y descubres que por la parte de atrás alguien parece haber escrito algo:

Puerta por fuera

tú cierra cuando salgas

entra fresquito

Sin embargo, entre la aglomeración de gente ves algunas caras conocidas. Paquito, Asunción, Justina y el Lejía están sentados a tu lado, con un papel en la mano al igual que tú. 

Y por ahí cerca puedes ver a también a todos los que han sido expulsados del Mercadona.

Despiertas en la calle, con la espalda apoyada en la pared del supermercado y una carta de despido entre las manos. No notaste nada en la noche, pero parece que alguien ha decidido que tu trabajo en Mercadona ha llegado a su fin. 

Sin embargo, entre la aglomeración de gente ves algunas caras conocidas. Paquito, Damián, Justina y el Lejía están sentados a tu lado, con un papel en la mano al igual que tú. 

Y por ahí cerca puedes ver a también a todos los que han sido expulsados del Mercadona.

Despiertas en la calle, con la espalda apoyada en la pared del supermercado y una orden de alejamiento entre las manos. No notaste nada en la noche, pero parece que alguien ha decidido que tu permanencia en Mercadona ha llegado a su fin. 

Sin embargo, entre la aglomeración de gente ves algunas caras conocidas. Paquito, Asunción, Damián y el Lejía están sentados a tu lado, con un papel en la mano al igual que tú. 

Y por ahí cerca puedes ver a también a todos los que han sido expulsados del Mercadona.

Despiertas en la calle, con la espalda apoyada en la pared del supermercado y una carta de despido entre las manos. No notaste nada en la noche, pero parece que alguien ha decidido que tu trabajo en Mercadona ha llegado a su fin. 

Das la vuelta al papel y descubres que por la parte de atrás alguien parece haber escrito algo:

Despedido tú

fuera de aquí cabrón

a tomar viento.

Sin embargo, entre la aglomeración de gente ves algunas caras conocidas. Paquito, Asunción, Justina y Damián están sentados a tu lado, con un papel en la mano al igual que tú. 

Y por ahí cerca puedes ver a también a todos los que han sido expulsados del Mercadona.

Despiertas en la calle, con la espalda apoyada en la pared del supermercado y una orden de alejamiento entre las manos. No sabes todavía quién la metió en tu bolsillo, pero parece que alguien ha decidido que tu permanencia en Mercadona ha llegado a su fin. 

Sin embargo, entre la aglomeración de gente ves algunas caras conocidas. Damián, Asunción, Justina y el Lejía están sentados a tu lado, con un papel en la mano al igual que tú. 

Y por ahí cerca puedes ver a también a todos los que han sido expulsados del Mercadona.

Una noche más llega el momento en el que los acampados van dejando de pasarse las botellas de kalimotxo y se van quedando dormidos. La periodista y el cámara recogen sus cosas y con la promesa de volver a la mañana siguiente, se montan en la furgoneta y desaparecen. Las destetadas se ponen las camisetas y las señoras que esperan a que el supermercado abra para poder aprovechar las ofertas, se van a sus casas a coger fuerzas para madrugar al día siguiente y seguir protestando al pie del cañón. 

Finalmente, todos los expulsados del Mercadona se van quedando dormidos y la estampa que los recibe cuando vuelven a abrir los ojos por la mañana es sin duda impresionante.

Junto a la puerta lateral hay cinco personas, todas ellas sentadas con la espalda apoyada en la pared y un papel en la mano. Paquito, Damián, Justina, Asunción y el Lejía, todos ellos parecen haber sido expulsados y miran a su alrededor, somnolientos y confusos.

Shakiro mira fijamente al Lejía. En su mente, el mundo se ralentiza hasta ponerse a cámara lenta. La pantalla se convierte en un formato panorámico, como los viejos westerns. La Sholi le rompió el corazón, el Lejía ha puesto freno a su deseo.

- Volvemos a encontrarnos, Legionario - dice en una voz inesperadamente viril y sin deje alguno.

El hecho de que haya de pronto cinco personas fuera parece resultarle secundario.

Medio dormido se levanto y miró a su alrededor buscando las barritas a medio comer del día anterior pero lo único que encontró fue la penosa escena del cuarteto al que habían echado a la calle junto a el

-Ala,otra vez en la calle y encima con el pescadero.Tiene cojones la cosa-

¡Invasión soviética! ¡Llegan de todos lados! ¡JUMANJIIII!

- Vaya, que mala suerte. Ahora que descubro a alguien. Bueno, he perdido mi empleo - mira a Damián y le dice - Fuiste tú, ¿Verdad? -.

Luego observa la extraña mirada del Shakiro y se ríe. Una parte de él parecía querer conquistar al legionario legendario. Se rió y continuó mirándolos a todos.

- ¡Que masacre! - exclamó Joel llevándose las manos a la cabeza. Hizo un recuento de los presentes y una chispa brilló en sus ojos. Ahora ya solo quedaban cuatro, y eran todos personas en las que confiaba... ¿Acaso el bulldog esperaba que echasen a uno más? ¿Mauricio tal vez?

- ¿Qué ha pasado ahí dentro chicos? La pregunta no iba a nadie en concreto, solo esperaba saber cómo era posible eso de conseguir cinco expulsiones de golpe. - Y lo siento, claro. Esto de perder el curro es una putada.

Malditas ratas traidoras despreciables.... Dijo Justina, que se intentó levantar torpemente del suelo. Mira que hacer dormir a una vieja como yo en la calle contra una pared. ¡No hay derecho!

Se acercó a sus amigos de la tercera edad. Te lo puedes creer? Le dijo a Maricarmen. Me han sacado a traición, ni siquiera he podido sacar la compra. Como nos despidan recurriremos al tribunal constitucional si hace falta! Será Posible! No hay derecho!

Miré a Joel. Pues no se sabe, pero creo que alguno de los que creíamos buenos no lo era tanto.

Cuando despierto, me doy cuenta que me han echado. Me levanto de golpe.

— No.... no, no, no, ¡NO! ¡No, joder, no! —empiezo a golpear la puerta— ¡Cabrones! ¡Dejadme entrar!

Tras varios golpes,  lo dejo estar. No solucionaba nada así.

— Cagontó... Ahora que casi les teníamos...

Sin previo aviso, Asun vuelve a dirigirse a mi para acusarme de nuevo.

— ¿Yo? ¿Cuántas veces he de decir que no soy un cabrón de esos? Joder, ¡que soy compañero! —doy otro golpe a la puerta, furioso. Me froto la mano con la otra. Dolor.

— Si al final era Pascual el infiltrado, espero que ajusten cuentas con él ahí dentro...

Y de repente, caigo en la cuenta y busco con la mirada a alguien en concreto.

— ¡TÚ! ¡Miserable hijo de puta mentiroso! ¡Ven aquí, cabrón!

Voy corriendo hacia donde está el Seta, con el puño en alto y listo para arrearle un derechazo en toda la cara*

Madrrrrre - dice Vladimir al ver la de gente que se había aglomerado. - ¿Pero qué ha passado? - preguntó mirando a la vieja a la que había intentado robar anteriormente. - Está clarrro que vostrros cometerrr errorres... pobre Vlady.... Pobre Vlady

El Seta no solo no caía bien, si no que le querían pegar más de una vez. Como hizo con el niño, esquivó el golpe.

-¿Y yo qué he hecho ahora? Si hace días que no me paso dentro del Mercadona- porque no le dejaban, claro- Además, dices que el Pascual es infiltrado y ya dije yo que no me fiaba demasiado. Claro que creo que me confundí un poco, porque la persona a la que quise acusar ayer dirigiéndome a Mauricio era al Legía.

Casualmente, también había caído el pescatero. Porque esa noche habían caído muchos.

-Y qué más pruebas queréis de mi inocencia, el día que estaba yo solo cayeron dos personas y una de ellas puede que no cayera por un infiltrado si no por alguien que sospechara de mí o de Manuel, y esta vez que el niño y algún otro ha vuelto han caído, ¿cuantos?- el Seta fue contando cada uno mientras los señalaba- cinco.

No salía Maricarmen de su asombro:

-¿¿Peeeee... peeeero esto qué es lo que eeeeeeess?? ¿¿Os han echado a todos?? Esos se quieren adueñar de nuestro súper, esto sí que ya es la guerra. ¡Justina, vengaremos tus cervicales! -rebusca en su bolso, y saca el paraguas. 

-Como entre ya me lío yo a bastonazos en cabezas. ¡Habráse visto! Y encima mi compra sigue dentro. Hay que tomar el Mercadona por la fuerza, no hay otra forma. ¿Quién quedaba dentro? -la memoria de Maricarmen estaba seriamente dañada por el exceso de bífidus yogurteril -¿¿A que va a ser el sindicalista??

Fue salir a la calle y el Lejía ya estaba en el bar de la esquina echándose un carajillo como Dios manda con croasán y torreznos para empujar:

-... como en el bar en ningún sitio, Pericles-le decía al barman-Allí dentro era un horror: ni ventilaban, no paraban de discutir a gritos, comían patatas fritas... y mira, eso está bien para los raperos, los jipis, los maricas, los policías autonómicos, los inmigrantes, las cucarachas y su puta madre pero yo, las personas, joder, si no me clavo mi carajillo mañanero es que no aduvo, Pericles, ¡no aduvo! Anda, arrima esa botella de anís para aquí que este café todavía está muy oscuro...

Al cabo de un rato volvió a la puerta limpiándose las manos en la bata (total, a estas alturas...). Se quitó de encima a Shakiro con un gesto desdeñoso ("¡Ni me toques!"), dedicó una mirada confusa a Paquito (juraría que le había defendido ahí dentro) y se plantó en medio de los demás:

-Menuda cagada, ¿eh?-dijo en su mejor tono de "si es que ya lo sabía yo"-Pues no es por nada pero a mí me parece que el del Sindicato es un pringao como nosotros. A mí la que me escama pero bien es la del pelo rosa, que es de las pocas que ha aguantado ahí dentro a viento y marea. Y por mucha gaita que dé con que es inocente, yo no me creo nada: esa tía defendió al etarra a piñón y de repente ahí no había pasado nada. Y a estas alturas cualquiera escalda a la chinche esa, que ha ido lamiéndole el culo a la Eva todo el puto rato, otra por la que no pondría la mano en el fuego pero veo que aquí todo Dios tiene las uñas quemadas... 

Ui ui ui ui, cuanta violencia, y menuda masacre laboral. Miriam corretea hasta el señor Kanaka y se esconde tras el.

-还有不要着急，当太阳出来的时候

La pelo chicle era la mala restante? Del LidL?… a manos de Pollo con almendras tal vez? no tenia ni idea, pero si podría ser la próxima en salir.