Partida Rol por web

La periodista mira confundida a Manuel mientras él suelta su discurso. La pobre muchacha, tan mona como alelada, no parece comprender de qué habla el hombre. Y finalmente termina más concentrada en intentar evitar que le quiten el micro una vez más. 

Cuando Manuel se acerca a Pascual, ella va detrás, con el cámara siguiéndola a trompicones, pues todavía sigue con los ojos puestos en las pro-abortistas. Y al ver que alguien más sale del supermercado parece animarse. - Manolo, grábame. ¡Manolo! - El cámara reacciona y la encuadra mientras se acerca a Vladimir.

- ¡Hola! ¡Estamos en directo para España Directo! ¿Podría explicarnos qué está pasando dentro de este supermercado? Tooooda España está pendiente de sus palabras, señor... - Deja la frase en el aire y mira a Vladimir parpadeando rápidamente, esperando que se presente para la cámara.

Las Pro-Abortistas se sumaron a la lucha, añadiendo transversalización feminista a la lucha obrera, lo cual siempre estaba bien. Pascual no compartía sus métodos Femen, al considerarlos de poca utilidad política y subordinados a montar escándalo en la prensa burguesa más que reivindicar verdadera lucha. Pero no era él quien iba a decírselo a la cara sin un respaldo detrás.

Se sorprendió gratamente al ver que el discurso de clase había incidido también en Manuel. A pesar de sus claras carencias ideológicas, se sentía integrado, y eso era más de lo que se podía decir del resto de mirones.

- ¡Mu bien dicho, Manue', azí ze habla ante la cámara'! ¿Ha penzao en zindicarte?- La afiliación del personal laboral era importante, pero no prioritaria ante la siguiente información que recibió.- Vaya, vaya, azí que ezo' do'... Yo má' bien penzaba en el Mauricio, que eztá rezentio por el dezpio, o la hija del encargao, que no ze juega na, a eza no la dezpiden... Todo ze verá. ¡Pero mira, zale el ruzo!

Abriéndose paso entre manifestantes espontáneos y apartando las cámaras de televisión, Pascual se coloca junto Vladimir, recién despedido.

- ¡Vladimiro! ¡Tovarich! ¡¿Te han dezpedió a ti también? ¿Quien ha zio? ¡Necezitamo' dato' zi queremo' zaber que paza ahí dentro!

Pasa un rato hasta que la puerta lateral se vuelve a abrir y por ella aparece Alberto, más conocido como el "Seta", que es expulsado del supermercado a empujones por uno de los armarios que parece haber alquilado el Bulldog. 

Al salir se encuentra con Pascual, Vladimir y Manuel, al que acaba de ver dentro hacía apenas unos minutos y del que no tiene ni idea de cómo o cuándo ha salido para llegar fuera antes que él. Una periodista con un micrófono, mona pero con cara de tolai se encuentra junto a ellos.

La periodista, viendo que Vladimir no parece tener intención de decir nada para la cámara empieza a inquietarse. Su eterna sonrisa se tambalea y parpadea con expresión de no saber muy bien qué hacer. Pero por suerte para ella se abre la puerta y aparece el "Seta". 

La muchacha se dirige a toda velocidad hacia su nueva víctima fuente de información, tirando de la manga del cámara, que parece estar bastante empanao. - Vamos, Manolo, vamos. Ese seguro que nos da una exclusiva.

En cuanto está delante del "Seta" le pone el micro bajo la boca, pero manteniendo las distancias, no sea que se lo intenten quitar otra vez. - ¡Buenas noches! ¡Estamos en directo para España Directo! ¿Podría decirnos qué está pasando ahí dentro? ¿Por qué la puerta está cerrada? ¿Es un secuestro? ¿Una huelga? ¡Cuéntele a tooooda España lo que sucede, por favor!

Basta para que a Vladimir le dejen de prestar atención para que se active y persiga al cámara mirandolo con cierta maldad. No suelta la botella de Vodka y bebe. 

- Seta - dice mirando al que acaba de salir - ¿Que pasarrr dentrrrro? Viejo amerricano hacerrr el mal??? - pregunta mirando a la periodista y luego mira de nuevo a Seta - Eso serrr conspirración para acabar con algunos comunistas... maldito amerricano - dice alzando el puño y comienza a cantar el himno de rusia a pulmón abierto. 

Le susurra a la periodista al oido  si vamos detras y nos damos un meneo te doy todas las exclusivas que quieras de lo que ocurre dentro.

Se aparta y le dedica la mejor de sus sonrisas mientras intenta no atragantarse con un brownie.

Tengamos la fiesta en paz Tobarich que mi difunto padre era marine americano. Dice mientras le lanza un cigarro y le guiña un ojo.

La periodista se acercó al Seta. Decía que era de España directo, y le hacía preguntas por el interés de toda España. ¿Toda España? Pero si aquel programa ya no lo veía nadie.

-Pues sí, señorita- dijo pegando la cara al micrófono, pareciendo que estaba a punto de comérselo- eso de ahí adentro es una locura. El encargao ha encerrado a todo el mundo, y dice que hay infiltraos del Día y no sé qué payasada. Que vale, que pasan cosas raras y puede que haya gente mala haciendo de las suyas, pero el Seta no se vende como decían por ahí.

Aprovechando que tenía un micrófono, siguió hablando.

-Dejen que les cuente una historia. la historia de un jovencico que nunca ha hecho na de malo. Si hasta le llamaban Seta porque se quedaba plantao mirando como los demás niños jugaban al fútbol porque a él no le invitaban. ¿Y crees que ese niño se quejaba? No, no hacía nada, no se enfadaba ni na de na. Ese niño se izo mayor y era un buenazo, estudió dos carreras y todo. En realidad algunos dicen que era un poco raro y que estaba loco porque solo hablaba de setas. Normal o no, terminó sus carreras tranquilamente. Pues, ¿te puedes creer que no encontró trabajo relacionado con lo suyo? Así va el país- lo último lo dijo balbucenado para sus adentros- No, tuvo que trabajar en un Mercadona. No es que se quejara ahí tampoco, tenía un puesto reponiendo setas, no se aburría, porque si se aburría el encargado- al nombrarlo se pudo ver un atisbo de desagrado en su cara. Aunque dada la falta de expresividad del Seta se necesitaba una vista y lupa para poder apreciarla- le daba más tareas. Pues todo iba bien, hasta tenía una frase y todo, pero vamos eso ahora no viene al caso. Lo que sí importa es que ayer al encargao se le ha ido la pinza, nos ha encerrao a todos y dice que hasta que no se vayan los que según él trabajan para el Dia no sale nadie. A no ser que lo echen, como a mí, claro. 

El Seta, que había hablado más que casi nunca en su vida, siguió hablando ahora que había cogido carrerilla.

-Y nada, me quedo aquí porque algunos de los que trabajan en el Mercadona, o sus clientes, son unos desgraciaos. Sobre todo el niño, que por su culpa me han dado la patada. Además, me tengo que quedar en la manifa porque si mis padres se enteran de que me han despedido me cae la del pulpo- al hablar de sus padres se acordó de algo- Hola, papa, mama, que vuestro hijo sale por la tele.

Pascual asintió ante las declaraciones del Seta, y continuó chupando cámara, pues no iba a permitir que una opinión sesgada cortara su momento de gloria sindicalista. Rodeó con un brazo al recién despedido y habló a la periodista más que al recién despedido.

- Zeta, compañero... ¡Camarada! No podemo' olvidar quien tiene la culpa de e'ta zituación. ¡El encargao no ez zino la mano ejecutora, el puño en guante de zeda, que noz demueztra loz malvado' planez de lo directivo del zupermecao pa confrontá a lo trabajadoré! ¡La accione' de eze niño del que habla', y de to lo' dema' vendío' al Día, zon una mueztra máz del conflicto de claze, que ze aprovecha de la necezidade' del proletariado para alimenta' la máquina del capitali'mo! ¡Ahora, en ezta' puerta, hay que manifeztarze, y moztrar que eztamoz uníoz! ¡Llamo a un boicó al Mercadona por zu mala práctica emprezariale! ¡Y al Día por hacerlé el juego! ¡A la lucha, compañero!

Su discurso acabó con un alzamiento de puño revolucionario, definitiva expresión de sus ansias de fama y gloria. Al fin y al cabo, quizá esta fuera la oportunidad de su vida.

La periodista parece encantada con la atención que ha conseguido de todos los despedidos y acompañada de su micro y su sonrisa panoli intenta no perderse ni una palabra. 

Sin embargo, cuando la noche cae y la gente de la manifa empieza a acampar allí mismo, en medio de la calle Prosperidad, la moza se despide. - Buenooo... ¡Vámonos a casa, Manolo! - Os saluda con la mano, ya con confianza. - Pero mañana volvemos, eh. Estamos superimplicados con vuestro problema y con toda esta protesta. 

Y sin más, periodista y cámara se meten en una furgoneta y se marchan.

Chicos Asun va a buscar entre las pertenencias de vosotros, no se de cual de los tres,si quereis puedo intentar hablar a vuestro favor pero tengo que saber que sois.

Despiertas en la calle, con la espalda apoyada en la pared del supermercado y una carta de despido entre las manos. No notaste nada en la noche, pero parece que alguien ha decidido que tu trabajo en Mercadona ha llegado a su fin. 

Sin embargo, entre la aglomeración de gente ves algunas caras conocidas. Asunción está sentada a tu lado, con un papel en la mano al igual que tú. Manuel, el tipo de mantenimiento, parece estar dispuesto a dialogar con la gente que se empieza a acumular alrededor de la puerta.

Y por ahí cerca puedes ver a Pascual, Vladimir y Alberto también.

Despiertas en la calle, con la espalda apoyada en la pared del supermercado y una carta de despido entre las manos. No notaste nada en la noche, pero parece que alguien ha decidido que tu trabajo en Mercadona ha llegado a su fin. 

Sin embargo, entre la aglomeración de gente ves algunas caras conocidas. Joel está sentado a tu lado, con un papel en la mano al igual que tú. Manuel, el tipo de mantenimiento, parece estar dispuesto a dialogar con la gente que se empieza a acumular alrededor de la puerta.

Y por ahí cerca puedes ver a Pascual, Vladimir y Alberto también.

La manifa cada vez está más llena de gente y algunas botellas de kalimotxo empiezan a rular. Y en algún momento de la noche os quedáis dormidos junto a los indignados que han acampado en la puerta del Mercadona, formando parte vosotros también del cúmulo de personas que protestan por la situación.

Son los ruidos de la gente lo que os despierta. La manifa se despereza lentamente. Las pancartas se levantan y las pro-abortistas se quitan las camisetas. No tarda mucho en aparecer la furgoneta de los periodistas y parar cerca de allí.

Y dos personas más han aparecido en el exterior del supermercado. Dormidos uno junto al otro, al lado de la puerta lateral y los dos con un papel en la mano, podéis ver a Joel y a Asunción, que poco a poco despiertan con expresión confusa.

Joel despertó y abrió los ojos lentamente, todavía sin percatarse de que algo no iba bien. Hace frío... -Pensó distraído- Y eso no era todo, no olía a heces humanas ni ha pescado podrido por todas partes, ni siquiera escuchaba a los de siempre dar voces como locos. Se puso en pie de un bote con el corazón a tope. -¡NO! Nonononononononononono, no, no, no, no por favor no. 

Fue corriendo hasta el tumulto de gente y se dirigió a Manuel. -Manuel tio, no me pueden hacer esto tio, tengo que dar la entrada de mi Subaru y todavía tengo que pagar el curso de manipulación de alimentos tio.

-Pero si yo he ayudado a encontrar a varios infiltrados, no entiendo porque me hacen esto...
 

Asunción sintió un fuerte golpe en la cabeza y eso la asustó bastante. Miró a su alrededor y vio a aquellos que ya habían sido despedidos con sorpresa. Luego, mira a Joel y a Manuel, los cuales le causaban curiosidad por un motivo diferente pero igual de importante.

- ¡Joel! ¡Joel! ¡Joel! - lo sacude de los brazos y trata de que le preste la mayor atención. - Sé que eres un chico pero debes escucharme y tú Manuel. No sé qué haces aquí pero los vi, los vi cuando te hicieron esto y por eso me sacaron a mí - entre lágrimas, Asunción trata de seguir. Se da unas cuantas palmadas en sus mejillas y tras calmarse un poco y practicar su respiración de yoga, dice - Vi a Miriam poner la carta de despido entre tus manos. ¡La vi! ¡Debes creerme! Pero cuando iba a despertar a todos para que la aprehendieran, ¡Bam! - da una fuerte palmada que retumba por el lugar - Un golpe en la cabeza me dejó inconsciente y aquí estamos. Debo regresar, debo hacerlo. De estar adentro podría decir el número exacto de infiltrados que quedan, pero debe caer Miriam, su extraña obsesión por llevar a pasear ese carro de papas me parece de lo más sospechosa. Es como si creyera que fueran a crecer más rápido - mueve sus ojos a los lados con velocidad.

Luego, se dirige al guapo Manuel y le dice - Es bueno verte en tus cinco sentidos. Debes creerme, si vuelvo puedo identificar su número y he visto a Miriam. ¡Miriam es una infiltrada! - casi gritaba como una demente, pero el hecho de perder su trabajo le estresaba en sobremanera. Sentía que recuperaría su asma si no encontraba la forma de regresar pronto.

La manifa en la puerta perdió fuelle en cuanto empezó a hacer frío y se hizo de noche, y los periodistas recogieron los bártulos y salieron por patas. Pero Pascual tenía experiencia en los conflictos laborales, y no había nada que diera mayor visibilización que una acampada nocturna, con sus sufridores huelguistas a merced del frío y el hambre. No le costó mucho hacerse con una tienda de campaña y unos cuantos cartones en blanco, en los que escribió sus reclamos.

ACAMPADA MERCADONA:

¡POR LA RE-ADMISIÓN DE LOS TRABAJADORES!

1 DÍAS ACAMPAOS CONTRA LOS DESPIDOS ILEGALES

¡LIVERACIÓN DE LOS SECUESTRADOS POR EL CAPITAL!

Asintiendo ante lo escrito, Pascual se fue finalmente a dormir con la conciencia de clase tranquila. 

El amanecer trajo de nuevo a feministas y periodistas, unas sin camiseta y otras sin conciencia. Y también trajo a dos nuevos despedidos, en este caso la Asunción y el Joel. Pascual, nuevo mesías auto-electo del movimiento Mercadona, les dió la bienvenida.

- ¡Bienvenio' a la lucha, compañero'! No o' preocupeí por lo dezpio, que ezto lo vamo' a recurrí. Ahora decirme, ¿que decí que zabeí de lo infiltrao? Azun, que decía el Manue' que ibaz a inveztigar a alguien, ¿ha zio a Miriam? ¿Azí e' como haz zacao que e' una infiltrá?

Yaaa clarro - dijo Vladimir una vez procesó todas las palabras que había escuchado por parte de la nueva. Su acusadora. La mujer que había hecho que lo echaran del supermercado donde podía robar tranquilamente, comer sin límites y dormir bajo un techo. Aquella mujer había condenado a Vladimir de nuevo a la intemperie y Vladimir no era un hombre que olvidara las cosas importantes. - Tu prrimerro acusarr a mi, yo rrobarr perro tu acusarr de que yo despedirr. Ahorra tu decirr que saberr todo. - ríe con sonoridad - Viejo trruco del lobo capturrado. Tu querrer entrrar de nuevo parra terrminar con tu trrabajo, parra despedirr a todos. Porr eso estarr tan nerrviosa. - dijo Vladimir suspicaz mientras agarraba su botella de vodka. - Yo solo querrer comerr y dorrmir y tu engañarr a todos para echarr a viejo Vlady.

-Si Asun muy observadora, soy un chico. -Se soltó el brazo de la mujer y volvió a dirigirse a Manuel. -Illo no me ignores por favor, que tengo que regresar ahí dentro tio. Te lo suplico macho, te daré lo que te quieras. Joel se puso de rodillas haciendo pucheros. -Va tio por favor, todavía tengo la oportunidad de daros ayudaros a atrapar a otro de los infiltrados.

Cuando escuchó a Asun decir que Miriam era una de ellos, Joel se extrañó y dejó de lloriquearle al de mantenimiento. -¿Miriam? Pero eso... eso... no tiene sentido. -Murmuró extrañado.