Partida Rol por web

- Nos estás llamando locas porque somos tias, ¿verdad? ¡Estás insinuando que somos unas histéricas! ¡Y no estamos dispuestas a soportar ninguna subyugación freudiana! ¡Ningún falo se impondrá entre nosotras y nuestro derecho a decidir sobre nuestro cuerpo! ¡Gritad más alto, tias!- dijo la que parecía ser la cabecilla del grupo, avivando los coros de sus compañeras.

- Esta juventud ya no es lo que era...- dice un señor mayor, con augusto bigote, negando con la cabeza desde su posición privilegiada de espectador de primera línea- Si Paquito levantase la cabeza... Aquellos sí que eran buenos tiempos. Y si los jóvenes venían a ponerse con tonterías en la puerta del trabajo, se les mandaba leña. ¡Leña! Eso es lo que hace falta hoy en día. Y las mujeres bien que estaban en sus casas, no como ahora, que van de modernas por ahí, enseñándolo todo. 

Miro a los chicos con impotencia

Tios dentro hay un lio de narices,el chino esta con trabalenguas,el Lejia insoportable y el crio mas de lo mismo,ahora se han centrado en la Miriam.

Tomo de las manos a ambos

DEcidme que sepais,ellos no noveran un dedo si no tienen algo

Pasa un rato hasta que la puerta lateral se vuelve a abrir y por ella aparecen Miriam y Kanaka, los dos expulsados del supermercado a empujones por uno de los armarios que parece haber alquilado el Bulldog. 

Al salir se encuentran allí con Pascual, Vladimir, el Seta, Joel y Manuel, al que acaban de ver dentro hacía apenas unos minutos y del que no tienen ni idea de cómo o cuándo ha salido para llegar fuera antes que ellos. Una periodista con un micrófono, mona pero con cara de tolai se encuentra junto a ellos. Y por allí cerca un hombre con bigote parece mirar molesto a un grupo de muchachas descamisadas y con pintadas y pancartas pro-abortistas.

-¿Pero que leches hablas de falos freudianos, marimacho? -dijo a la portavoz de la plataforma pro-abortista con cara de malos humos. -Si seguro que te mueres por tocar uno, ¡Locaza!

-¿Illo pero qué te voy a decir si no puedo entrar para averiguarlo? Tendré que estar dentro para saber las cosas jope tio. Continuó hablando con Manuel hasta que llegaron los chinos. Recibió con brazos abiertos al chino mendigo, pero a Miriam... ¡A Miriam ni agua! Si lo que había dicho Asun era cierto, la muy cabrona le había puesto una carta de despido encima mientras dormía.

-¿Qué Miriam? ¿Tenías miedo de que te quitase a Iker o qué? Que sepas que después de esto te va a odiar, traidora.

Miró a Manuel, que quería colaboración por su parte, como si no hubiera colaborado ya.

-Oyes, que yo te dije lo que te tenía que decir. Que es Paquito- miró al hombre de bigote- pero no el que usted dice, otro- volvió a dirigirse a Manuel- el infiltrao. Si me delató es porque le gusta más jugar solo mientras acusa a otros.

El Seta había contado todo mientras agachaba los ojos y hacía aspavientos con las manos. Cuando terminó, miró hacia arriba, disimuladamente, como diciendo... ¿cuela?

A Kanaka el sabor de la libertad no le gustaba tanto como había esperado. Viendo a Miriam taciturna por no poder cobrar su finiquito. Ya la había intentado animar diciéndole que pensara en su hijo, pero no terminaba de animarla. De hecho cada vez que le hablaba de eso le miraba con condescendencia, pero no podía haber malentendidos, porque hablaban el mismo idioma, así que se encogió de hombros.

Vio fuera a mulatito y se llevó una mano a la boca en expresión de sorpresa.

:O

¡Pincho, ¡Pincho!

Luego se giró a Miriam para hablar con ella antes de coger fuerzas para dirigirse a los extrabajadores/clientes y a la muchedumbre.

En realidad, creo que todo esto es un montón de engañifas. Ya te decía yo que los españoles eran unos tramposos

Levanto los dedos y comienzo a enumerar:

El Trek-congadas que confiesa y todo el mundo pasa. La peluca rosa fumadora cuya voz puede más que un jefe cabreado y protege a un piojo confeso. La chungui que de repente entiende perfectamente chino para reproducir perfectamente nuestras conversaciones, pero no entiende "gora eroski" y "gora dia" (amén de tener la desfachatez de decir que no entiende idiomas). El mulatito que cuando crees que le ves junto a la pared hace chas y aparece a tu lado... y encima alguien hace trampas con la urna, ¡que yo me voté a mi mismo y no a barrilete gran reserva!... sinceramente, así no se puede, ¡estamos mejor fuera que dentro!

Se gira a Manuel y le dice en chino.

Tú, mulatito, toma nota de todo esto para cuando vuelvas al interior. Sois todos unos pinchos

Después se gira a los expulsados y les ofrece perritos calientes que saca del bolsillo mientras dice

¿Jodós?

Joel suspiró y se obligó a forzar una sonrisa cuando vió que Kanaka le ofrecíó uno de sus jodós. Se encogió de hombros y aceptó por cortesía. No se lo iba a comer, pero no descartaba la idea de tirarle la salchichilla a las manifestantes. Solo falta que venga la policía por culpa de esas alborotadoras y cierren el supermercado...

Afrontar la verdad le sentó como un cubo de agua fría, le habían despedido y ahora no tenía lugar al que ir. Pudo haber llorado y suplicado que le readmitieran, pero no parecía demasiado prometedor. Seguro que uno de esos armarios lo atraparía si trataba de colarse.

Suspiró otra vez y apoyó la mano sobre el hombro de Kanaka. -¿Qué ha pasado ahí dentro desde que me echaron tio? Manuel nos va informando pero no sabemos mucho. 

Ala ala, que mala leche tenían los armarios. Miriam pues… estaba fuera, respira hondo y alza la vista, a ver quien estaba por allí... mucha gente sin nada que hacer (muy español) unas tías gritando y mas gente sin nada que hacer.... agitaría las manos Miriam, pero sus muñecas ya estaban suplicando clemencia, así que se rasca la frente para cruzarse de brazos y dar unos pasitos ¿y ahora que? ¿Estaba la Tv también? ¿Y su familia? ¿no había un final feliz con abrazos como en los Goonis? La leche en polvo!!

Primero recibe el saludo de Joel… muy amable el, para después recibir el consuelo del señor Kanaka, menuda locura se había montado en las ultimas horas! Miriam asiente con la cabeza a cada palabra y le responde muy chinamente – Yo también estoy indignada!! Pero que hacemos? No se… ¿plantamos fuego desde fuera? Tienes un mechero o algo? - Empieza a palparse los bolsillos.

Pero entonces Joel se acerca, mas – Joel!! No es lo que palece! – le dice ella - …dicen pol ahi, que Ikel es un telolista y que plantó bombas pol todo el supel – señala hacia la entrada – Ahí dentlo hay mínimo 2 glupos mentilosos, olgias, ataques combinados, tlampas y redadas de aguiluchos fachas... un manicomio, vamos. Y si no pleguntale a Manuel. - que parecía ocupado con el Seta.

Eres un  mierdas Seta,calaña y maligno,no te voy a ayudar,con sinceridad te dire que me has defraudado.

Joel se cruzó de brazos y puso cara de enfado cuando habló con Miriam. -¿Que no es lo que palece? ¡Clalo que es lo que palece! - Dijo totalmente ofendido por su mentira.

- Asun te vio ponerme una hoja de despido mientras dormía. ¿Cómo explicas eso? Y todos sabemos que Asun está loca ¿Pero mentirosa? No sé no sé.

El conflicto laboral estaba tomando un cariz espinoso. Los dos últimos despedidos eran de minorías étnicas, lo cual solo se podía explicar con que los "infiltrados", aparte de traidores de clase a manos de la burguesía, eran unos racistas fachas y españolistas. Estaba todo claro como el agua.

- ¡Ozú! ¡¿Zu habéi' fijao? ¡Han echao a lo' e'tranjero'! ¡Ezo e' ilegal! ¡Ez pa llevarlo al conztitucional! ¡Dicriminación!

Es una pena que kanaka no hable español, sino les contaría el bombardeo en la pescadería

Alberto miró a Manuel con lástima. Pero si él era un buenazo.

-Jo, no vale, yo sigo molando- dijo a modo de réplica- si no me crees en lo de Paquito es cosa tuya.

Despiertas en la calle, con la espalda apoyada en la pared del supermercado y una carta de despido entre las manos. No notaste nada en la noche, pero parece que alguien ha decidido que tu trabajo en Mercadona ha llegado a su fin. Cuando intentas usar la puerta por la que entrabas y salías, te das cuenta de que te no tienes la llave en el bolsillo.

Entre la aglomeración de gente ves las mismas caras que estaban cuando te metiste dentro para pasar la noche. Por ahí cerca puedes ver a Pascual, Vladimir, Joel, Miriam, Kanaka y Alberto también.

Los periodistas que circulan entre la gente terminan marchándose en su furgoneta. La manifa cada vez está más llena de gente y de nuevo en cuanto anochece las botellas de kalimotxo empiezan a rular entre los indignados que han acampado en la puerta del Mercadona, formando parte vosotros también del cúmulo de personas que protestan por la situación. En algún momento os quedáis dormidos, como unos más entre ellos.

Y una mañana más son los ruidos de la gente lo que os despierta. La manifa se despereza lentamente y las botellas de kalimotxo se sustituyen por termos de café. Los indignados os consideran parte del grupo y comparten su desayuno con vosotros. Las pancartas se levantan y las pro-abortistas se quitan las camisetas. No tarda mucho en aparecer la furgoneta de los periodistas y parar cerca de allí.

Y una persona más ha aparecido en el exterior del supermercado. Dormido contra la pared con un papel en la mano, amanece Manuel Sanders, el que hasta ahora os traía información del interior. Su expresión se vuelve confusa cuando despierta y ve dónde se encuentra.

 Sales al exterior por primera vez desde que la locura pareció tomar el control en el Mercadona de la calle Prosperidad. 

Una pequeña aglomeración de gente se va reuniendo en la puerta del supermercado. Algunos gritan, otros llevan pancartas, pero todos están indignados por lo sucedido. La gente quiere entrar a comprar y las puertas permanecen cerradas. Los despidos improcedentes se suceden sin parar y los curiosos van formando un corrillo, intentando averiguar qué es lo que está sucediendo en el barrio. 

Las marujas se reúnen en un extremo, encantadas con la novedad que ha traído la mañana, algún hombre mayor con bigote anuncia que "Esto con el Caudillo no pasaba", incluso se oye algún grito despistado de "¡Rajoy, dimisión!" y por ahí alguien comenta que la prensa está a punto de llegar para informar a la población de lo que está pasando en el Mercadona de la calle Prosperidad. Por suerte, aún no han llegado los antidisturbios. Lo que sí hay es un par de guardias de seguridad de una empresa privada, con el tamaño de dos armarios roperos y paseando de un lado a otro del edificio, controlando que nadie se cuele allí sin permiso.

Y entre toda la gente que va aglomerándose en la acampada improvisada puedes ver a todos los que han sido despedidos, formando parte de la manifa. Allí están Alberto, Miriam, Kanaka, Joel, Pascual, Vladimir y Manuel.

De repente y sin que nadie llegue a darse cuenta de en qué momento ha salido, aparece Eva por allí, mirando hacia la manifa con curiosidad. No parece haber sido despedida, ya que no tiene ningún papel en la mano y tiene toda la pinta de haber salido por su propio pie. Aunque ni idea de cómo o por dónde.

Me sorprendió salir y ver la que se había montado. Por un lado era normal: llevábamos aquí encerrados tres días.

- Chicos. - Dije mientras pestañeaba rápidamente, con mis ojos acostumbrándose a la luz del sol. - ¿Por qué estáis todavía aquí? ¿No os vais a casa? - Pregunté mientras me acercaba a Joel. - ¿Cómo estás, tío? He intentado hacer una cosa para que te dejaran volver a entrar, pero me ha salido mal: por eso estoy aquí ahora.

Un nuevo día amanece en Mercadona. Joel se tapó los ojos con los primeros rayos de luz y se quejó molesto y perezoso. Pese a que la noche anterior había sido un fracaso y no consiguió que le readmitieran, el descanso le había permitido ver las cosas de otra manera y ya no había enfado o rabia. Entendió que de poco o nada le iba a servir continuar llorando.

Se puso en pie y al llegar junto a Manuel le preguntó por el papel que tenía en la mano. -Eh, eh tio. ¿Es eso una carta de despido? - Suspiró - Lo siento tio, es una putada... Conseguiremos que nos readmitan, ya lo verás.

Dio media vuelta para alejarse de él y darle algo de tiempo para aceptar su expulsión, no convenía agobiarle.

-¿¡Eva!? Abrió los ojos como platos y se le acercó. -¿Cómo? -Dijo mientras buscaba con la mirada en sus manos una hoja similar a la de Manuel. -Gracias tia, yo habría hecho lo mismo por ti... Lo siento ¿Te han echado por mi culpa?

Y ahora se sentía culpable. Perfecto.