Partida Rol por web

La mañana comienza despejada. Las nubes que prometían lluvia primaveral se han alejado seducidas por los vientos del oeste. Hace un día espléndido.
Han pasado tres semanas desde que llegasteis a la fortaleza con la gente del pueblo. Muchos de ellos han decidido quedarse. Allí se necesita gento con oficios y todo trabajador de cualquier profesión es bienvenido. Tharas, el regente del castillo les ofreció alojamiento gratis hasta que cada uno se hiciera su casa. A cambio, llevaría sus mercancías mensualmente al mercado de Bree para que pudieran venderlas y traería las cosas que necesitaran. Ellos, en agradecimiento, construirían la muralla exterior.
Pero no todos han decidido quedarse. Una docena de hombres y mujeres quieren volver a sus hogares, con su familia en Bree y Archet. Tras una ventana observáis como unos a otros se ayudan a cargar las tres carretas con los enseres de las familias, mientras se despiden entre lágrimas.

Después de desayunar copiosamente, os reunís en la sala de reuniones de la tercera planta como habíais quedado con Tharas. Cuando llegáis él ya está allí, mirando hacia el norte, viendo como la gente sigue despidiéndose. No se gira, parece concentrado en la gente que va a partir…. En ella o quizás más al norte.
Al momento se da la vuelta. Veis en su rostro un semblante serio que se apacigua al momento de veros. Sonriendo os pide que os sentéis.
- Buenos días. Espero que hayáis descansado esta noche- dice cordialmente-. He visto que las carretas ya están cargadas y nuestros amigos están dispuestos para marchar. No es fácil las despedidas, pero es lo que han elegido.
Una leve sonrisa, algo forzada aparece en la cara del elfo, pero al memento desaparece. Luego continúa.
- No quiero poneros en un aprieto pues confío plenamente en vosotros, pero os pido que cuidéis de esa pobre gente. Ya lo han pasado mal todos estos años engañados en aquel pueblo hechizado- recuerda Tharas brevemente-. Solo espero que puedan volver a su vida normal.
- En cuanto a vosotros- comenta cambiado de tema-. Tenéis otra misión que cumplir. Como ya os dije, Rivendel quiere que esta sea una fortaleza segura para la gente de bien, un alto seguro en el camino haica el norte. Pero necesitamos a gente que la defienda, gente de armas, o gente dispuesta a tomarlas- Tharas os mira a cada uno de vosotros y luego continua-. A todo aquel que quiera venir, se le pagará un sueldo y se le entregará un trozo de tierra para que se haga una casa.
Tharas os mira y os pregunta.- ¿Tenéis alguna duda o pregunta que me queráis hacer?.

La mañana comienza despejada. Las nubes que prometían lluvia primaveral se han alejado seducidas por los vientos del oeste. Hace un día espléndido.
Habéis llegado a Bree procedentes de Rivendel en el oeste, buscando aventuras y tesoros… uno aventuras y otro tesoros. El camino no ha sido fácil y menos con las copiosas lluvias de estas tres últimas semanas. Vuestros huesos piden descanso a gritos, una cama bien caliente, al igual que una comida recién hecha y un trago de cerveza.
Depués de cruzar la puerta en la que muchos ojos se han fijado en la extraña pareja que formáis, os dirigís a la calle principal del pueblo, lugar donde se encuentran todas las tabernas. En Rivendel os recomendaron la taberna del Poney Pisador, de Cebadilla Mantecona, que cuenta con buena comida y cerveza y lo mejor, habitaciones confortables e individuales, algo que no es habitual.
Dejáis la mula y el caballo en el establo de la parte de atrás de la posada y tras darle una moneda de cobre al chiquillo que la cuida, entráis en la taberna. Nuevamente muchos ojos ponen sobre vosotros su atención. La totalidad de la gente que allí se encuentra, una docena de rudos hombres, son humanos. Y por sus caras la mayoría solo ha oído hablar de los elfos y los enanos, pero nunca los han visto.
Cuando os acercáis a la barra un hombre de unos cuarenta años, regordete, medio calvo, con bigote y mandil a la cintura se os acerca y os pregunta desde detrás de la barra.- Soy Cebadilla Mantecona, el dueño de este lugar. Sed bienvenidos. ¿Se os puede ofrecer algo?

Las mañanas soleadas con el ambiente fresco de la primavera antes del calor del verano sin duda me ponen de buen humor.
Me parece una gran idea, quizá podríamos acompañarlos hasta Bree, y una vez alli buscar gente que quiera venir aqui en la propia Bree, o en Entibo o Chet. Además despues de los ataques que sufrieron hace no mucho seguro que a alguno le ha salido el espíritu guerrero, y si tienen la promesa de un dinero y una casa, no veo porqué no iban a querer venir.

-Como no van a querer venir jo der con sueldo tierras y un elfo mamón mas rico que un rey- digo mientras le guiño el ojo a tharas XD

-Pongámonos en marcha entonces

Tharas mira a Troty de forma seria. Había pasado tiempo con ese montaraz, pero aun no se acostumbraba al "exquisito" vocabulario que gastaba.

- Te pediría que moderases tu discurso- comentó el elfo mirando a su amigo a los ojos-. Incluso a mí me parece... inapropiado para la posición que tenéis.

Al decir estas palabras miró a los tres allí reunidos y se explicó mejor-. Rivendel confía en nosotros. Somos sus adalides en la lucha contra el mal. Sobre todo vosotros que sois los que vais a tenes que viajar de un pueblo a otro, de ciudad en ciudad y hablar en cada sitio con los dirigentes de cada localidad.

Tharas miró a troty seriamente. Luego escrutó a Arthanatan en quien confiaba más para llevar la voz cantante. Y después de éste miró a Laya. La elfa era un seguro de entrada en las ciudades por su belleza y presencia; pero sería, por lo mismo y por ser elfa un motivo de distanciamiento y exclusión en los pueblos. Él bien lo sabía, pues lo había vivido en sus propias carnes.

- Por favor sed consecuentes de lo que nos jugamos, de las vidas que están en nuestras manos, del destino que podemos jugar en este tablero de ajedrez... a pesar de ser unos simples peones- Al decir esto miró a los tres y les sonrió. Si bien podían ser rudos sabía que no podía confiar en otras personas tanto como en ellos.

Luego hizo una breve pausa para que asimilaran lo que les había dicho y la importancia y trascendencia que tenía. Tras esta continuó hablando.

- Tomad- dijo entregandoles una bolsa con monedas-. Tenemos suerte de que es época de mercado en Bree. A nuestros nuevos vecinos les hace falta bastantes cosas. Comprad lo que necesiten. De echo, creo que están preparando una lista con todo lo que tenéis que comprar- dijo Tharas-. Por supuesto he puesto unas monedas más para costearos vuestra estancia en Bree... - Tharas miró a los dos montaraces y continuó-, estancia, no juergas- dicho esto rió abiertamente.

Al momento sonó unos golpes en la puerta y tras esta apareció Gimlar, el Comandante de la guarnición y tras golpear a la puerta.- Si me perdonáis- dijo disculpándose- Las carretas están listas para partir- Dicho esto volvió a cerrar la puerta y se marchó.

Tharas os miró y os dijo.- Bueno, confío en vosotros. Espero que en unos días volváis con un todo un pelotón siguiendo vuestros pasos-. dijo sonriente.

Por fin un sitio calido y con cerveza, penso el enano.

Una buenta pinta de cerveza, señor Mantecona.

A que esperamos pues?, partamos ya mismo

Si todo está listo nos vamos entonces, a menos que alguno de mis compañeros tenga algo más que añadir...Sobre todo miro a troty ya que para algo es el mas bocazas.

El posadero asiente ante la petición del enano y se queda mirando al elfo para ver lo que pide.

Mientras sucede esto escucháis murmullos de la gente hablando en corrillos y observáis como empieza a entrar más gente en la taberna. No os impresiona pues habéis llegado justo para cena, o las cervezas de después de la misma.

Al final de la barra un grupo de bardos comienza a sacar sus instrumentos. Uno lleva un laud, otro una flauta y una bella mujer una pandereta, que mantiene quieta mientras afina su voz para el canto.

parece que esta noche va a haber juerga en el Poney Pisador. Muchos de los allí reunidos han dejado de miraros y sonríen ya abiertamente ante la perspectiva de una juerga.

- ¿y bien?-. pregunta el posadero a Eäril mientras se acerca al barril de cerveza que tiene a su espalda y comienza a tirar la jarra de cerveza del enano.

El enano sonrio socarrón.

- Ponle un poco de agua del arroyo que pasa por el bosque donde los árboles acarician el rocío con sus hojas ... a los elfos les gustan esas cosas, Maese Cebadilla. A mi con una buena pinta, me resulta suficiente.

Laya había estado escuchando sin decir nada, un tanto ensimismada. Sentía el peso de su colgante, cálido, bajo la piel. No estaba muy segura de por qué estaba allí, por qué seguir con aquellos que tan poco tenían en común con ella. Pero el tener un objetivo, al menos a corto plazo, le daba cierta seguridad, se sentía más serena sabiendo que había algo que ella pudiera hacer. Aceptando su misión, fijó una mirada inquisidora en Tharas, preguntándose en qué pensaría el elfo al mirarla así.

No perdemos nada con este viaje. Puede que incluso sea beneficioso para todos, aunque no sé que tratos tendrá Tharas exactamente con Rivendel.

-Vayamos, entonces. Esa gente deseará llegar cuanto antes.-dijo Laya, con resolución

De acuerdo, vayámonos pues. Adios Tharas, volveremos con gente jeje.

Tharas se levanta con vosotros y os dice.- Partid entonces. Yo bajaré a despedir a la comitiva y a decirles que estáis preparando vuestros enseres de viaje.

Después se acerca a la puerta y sale con vosotros, pero se adentra en sus aposentos privados. Al acercarse a las puertas, los dos tremendos golems de acero con forma de guerrero enano pero de 3 metros de altura (como todos los demás que guardan tanto la segunda como la tercera planta) le abren paso y luego lo cierran cuando traspasa el umbral de la puerta.

Al momento sale con una hoja de papel y baja las escaleras.

El posadero mira al enano y gruñe un poco . No le hacía mucha gracia que le pidieran agua y menos desconocidos, aunque fuese de broma.

Al momento trae una jarra de cerveza y se la pone delante del enano. Mirando a la gente que en pocos minutos había doblado en número, preguntó.- Qué, venís a la feria ¿a comprar o a vender?- supuso Cebadilla volviendo la vista nuevamente al enano.

Voy a preparar todas mis cosas, nos vemos en la entrada Con el anillo llave puesto voy hacia mi habitación y recojo todo, mi baul, armas, la cota, la verdad que todo este equipo ha viajado mucho conmigo. Una vez lo tengo todo preparado voy a los establos a preparar a Azathoth para el viaje.

Venga pues, a darse prisa que no tenemos ni un segundo que perder- Tras empaquetar todo mi equipaje cepillo a Llamatormentas y a Sangre de Tilera y ensillo al primero para dejarle carga a la segunda 

Recogéis vuestras pertenecias y al llegar a los establos (ya construidos del todo), veis con asombro que vuestros caballos están lustrosos e inmaculados. Grider, un pequeño chaval y su padre Farel se hacen cargo de las caballerizas, que por el momento al estar tan vacías, cuidan a los caballos residentes como si fueran de su familia.

Montáis todas las pertenencias que tenéis en vuestras monturas y salís a la plaza, donde observáis que hay varias carretas hasta arriba de enseres y una multitud rodeando a las mismas.

Allí también distinguís a Tharas, Gimlar y a la mayoria de las personas que de momento pertenecen a la guarnición, hablando con las familias que van a partir.

Laya dio las gracias a Grider y Farel antes de salir del establo. Una vez en la plaza, observó con atención a los que se iban y a los que se quedaban.

Sólo tres... para proteger a una multitud. Espero que no nos encontremos con ningún dragón pensaba Laya, con un tono irónico.

-Bueno, parece que ya está todo listo. Cuanto antes salgamos antes llegaremos, no?

Yo por mi parte me quedo con el caballo en la plaza esperando a que la comitiva salga.