Partida Rol por web

Aquel hombre trato de defenderse de eso, trato con fuera de concentrarse pero al ver como chupabas la pistola… quedo encantado.
Le puso seguro a su arma y se la cargo, se quito el saco toco tu trasero, bien bombon, me haras tocar el cielo?

Sonreí para mis adentros. El hecho de tenerlo de mi mano, de haberle provocado tal sensación a aquel tipo, hizo que mi orgullo por mis habilidades aumentara y también, sin saber muy bien por qué, sentí un ligero cosquilleo en mi entrepierna, como si ésta ya estuviera preparándose para lo que podía estar por venir.

-¿El cielo?- repetí, sonriendo-. No lo dudes.

Me acerqué aún más a él, lenta, como si no tuviera prisa o simplemente quisiera que terminara deseándome. Me relamí los labios, humedeciéndolos, y lo besé larga y apasionadamente. Llevé sus dos manos hasta mis nalgas, haciendo que las presionara, mientras el beso subía de intensidad, llegando a darlo con fuerza y pasión.

Mis manos volvieron a su entrepierna, masajeándola a través de la ropa, mientras pasaba a su cuello y lo besé suavemente, sin, en ningún momento, hincar los dientes o morderlo. No aún. Quería que tantease primero el terreno, que no supiera desde el primer momento qué estaba dispuesta hacer o hasta dónde pretendía llegar.

Me dirigí de nuevo a su boca y posé en sus labios un lánguido beso, húmedo, jugando con su lengua en un baile frenético.

Empecé a sentir un calor repentino, con lo que me dieron ganas de comenzar a desnudarme. Pero, consideré que aún era pronto, por lo que decidí esperar un poco más. Tomé al hombre por la cintura y lo atraje hacia mí, caminando, al tiempo que nuestras bocas se volvían a encontrar, sin saber muy bien hacia dónde, pero que sabía perfectamente que, aun sabiendo todo lo que me arriesgaba, iba a disfrutar, disfrutar de verdad.

El hombre obeso simplemente se dejo llevar, era responsable para con sus deberes pero por dios ¡¡¿Qué hombre que se preste de llamarse así desaprovecharía esta oportunidad?!!
El hombre se quiso poner hábil contra ti pero, cuando llegaron al cuarto se quedo boqui abierto con todas ellas, una de tus chicas se encargo de complacerlo.
Pero chica dime tú: estando en ese cuarto ¿qué es lo que ves?, al poco rato de eso entra otro tipo con pinta de más malo, este llega pistola en mano silencioso escurriéndose por los pasillos tu sexto sentido te dice que debes ir a su encuentro y tratar de calmarlo como al otro

Sonreí al ver que se quedaba sin habla en cuanto vio a las otras chicas. Sentía que aquello marchaba, que todo iba según lo previsto. El plan, de momento, seguía su curso y no parecía haber problemas. Eso hizo que me tranquilizara un poco, que no me costase tanto desenvolverme como solía hacerlo en estas situaciones. 

Hice una inclinación de cabeza, mostrando mi consentimiento, en cuanto la chica tomó al hombre y se lo llevó con ella. Si bien es cierto que hubiera preferido estar un poco más con él, haberme divertido un rato más, era mejor que me encargara de otros asuntos. 

Fue en ese momento cuando vi al otro hombre, escurridizo, como si intentara evitarnos.

Sonreí para mis adentros y lo seguí con la mirada, pensando que éste era para mí. Me encaminé lenta, de forma sensual, moviendo mis caderas hacia él y lo sonreí.

-Dime, cielo, ¿a qué tanta prisa?- pregunté, jugando con su corbata entre mis dedos, y acercando mis labios a los suyos-. ¿Te apetece divertirte un rato conmigo?

El hombre hizo acopio de todas sus fuerzas para no caer, te encañono directo por encima de tu cabeza “hay dios, me siento como un perro encadenado…” –no digas tonterías eh venido a terminar con un trabajo, mueve a un lado!! Con un poco de brusquedad paso aún lado tuyo empujándote muy leve, se metió al cuarto con la chicas y al entrar el tipo gordo le lanzo una mirada y le hizo un gesto –está bien el jefe tardara en llegar!!! Oye mujer (te decía el tipo gordo) no tienes algo para calmar la sed? Ahora el hombre frente a ti se miraba sumiso.

Sonreí de nuevo al ser otra vez encañonada por un arma. Estaba claro que debía tomármelo ya como costumbre pues iban dos veces desde que toda aquella farsa comenzó. 

Sin embargo, antes de que pudiera hacer acopio de mis encantos y dirigirle una sonrisa lasciva, me apartó con suavidad y me quedé mirándolo con el entrecejo fruncido, preguntándome qué diablos hacer.

Escuché las palabras del tipo gordo y recuperé mi sonrisa de siempre, deslumbrante. Asentí con la cabeza delicadamente, y miré a una de las chicas.

-Por favor, pregúntale qué quiere de tomar y tráeselo de inmediato- ordené, con una voz dulce, aunque la eché una mirada llena de furia al ver que no estaban puestas las bebidas.

Otro fallo como ese, y todo se iba a la mierda.

De nuevo, dirigí mi vista al hombre que tenía frente a mí y me acerqué a él.

-¿Desea algo especial el caballero?- pregunté, pasándome la lengua por los labios-. El caballero puede pedir lo que quiera, estamos a su disposición.

El tipo te mira con un poco e extrañeza “nos habían dicho que este lugar era…” trago saliva, se rasco la cabeza con la pistola realmente se veía extrañado, acto seguido guardo su arma –si me gustaría un cognac con coca-cola, ahora te miraba con morbo bella, sexy, sensual, sexualmente atractiva, tus actos y tu pequeño lenguaje corporal era muy claro y este hombre no sería una excepción en tu regla, sin embargo algo hizo que centrara su visión: el primer mafioso estaba embistiendo eufóricamente a una de las chicas, otra miraba y se masturbaba frente a él esto le provoco una erección instantánea al mafioso 2, tus insinuaciones eran muy provocativas pero terminaste descubriendo que este sujeto prefiere mirar, le satisface más… al menos hasta que esté lo suficientemente caliente. Por tu parte tu excitación aumenta junto con tu nivel de adrenalina, que estos hombres no te prefieran te esta exasperando un poco, sientes que te mojas y que nadie te atienda causa un poco de dolor en ese cuerpo tuyo… piensas “quiero algo dentro y lo quiero pronto… pero debo ser prudente que si no los recibo yo ¿Quién podrá salvarnos?”

Incliné la cabeza ante su petición y chasqué los dedos para que una muchacha se lo trajera. Pude sentir cómo me miraba, cómo me recorría con los ojos y me enorgullecí por ello ya que ello denotaba que el plan estaba saliendo a la perfección.

Sonreí al ver la forma que tenía de divertirse aquel hombre. Me giré y miré a la chica que estaba bien servida, así como a la otra. Me mordí los labios, y volví a mirar a aquel tipo. Se me ocurrían un par de cosas que hacer con él para que se divirtiera también.

Lo tomé de las manos y lo sonreí, sensual, lo atraje hacia mí y susurré en su oído:

-¿Qué tal si vamos nosotros a un lugar un poco más íntimo y te enseño un par de cosas?- pregunté, pasando de forma discreta mi mano por su entrepierna.

Me separé suavemente de él y lo conduje hasta un lugar más apartado para que pudiera disfrutar de unas "buenas vistas" de mí.

Aquel hombre hace un mueca un poco extraña, como que no le gusto mucho la invitación “espero que me lleve a ver algo mejor”, reviso que la pistola estuviese en su lugar, se rasco los testículos y pudiste notar que tenía una erección, te siguió al lugar que tenías en mente ¿qué pasa?

Que disfrutara de mí, pero también de mis queridas amigas. Clavé mi mirada en una de las chicas con las que antes habíamos, digamos, practicado y me indiqué con un gesto de la cabeza que me siguiera.

Si aquel tipo era de los que disfrutan mirando, se iba a hartar. Lo conduje hasta una habitación y lo senté en una silla con suavidad, plantando un apasionado beso en su boca. Le guiñé un ojo y tomé la mano de la otra chica.

Con una mirada le indiqué que diera todo lo posible para que aquel hombre saliera de allí con una sonrisa en los labios y, después, comencé a besarla suavemente, dejando pequeños y delicados besos en su rostro, mientras le instaba a que recorriera mi cuerpo con sus manos.

-Esmérate, porque con este tío vamos a tener que trabajar para que se ponga a cien- susurré a su oído mientras le lamía el envés de la oreja.

ok, aquel sujeto Se sienta pero se ve incómodo, como si no quisiese estar ahí, llega la chica con su bebida él le da un sorbo y parece disfrutar de su sabor, la chica hace amago de que sale pero se queda hipnotizada viendo lo que hacen , hasta el momento tú no te percatas de ella, él las mira y se ve un poco más animado. ¿Qué vemos?

Sentí las caricias de la chica recorrerme el cuerpo y cerré los ojos, recreándome en ellas, dejándome llevar hasta que comenzara a sentirme realmente pletórica.

Tomé el pelo de la chica y se lo eché para atrás, dejando entrever su delicada y suave cara para gran deleite de aquel tipo. Planté un nuevo beso en sus labios y bajé por la mandíbula hasta llegar a su cuello, mientras mis manos comenzaban a desnudarla y clavé mis uñas en su tierna piel, sintiendo cómo mi deseo aumentaba.

Me retiré durante un segundo de aquella chica y eché un vistazo a la que acababa de servir la bebida al hombre. Con la mirada le indiqué que se quedara ahí, que no se fuera por si terminábamos necesitándola. 

Después, me centré en lo que tenía delante y se me ensanchó la sonrisa. Desabroché el sujetador de la chica y amasé sus pechos con pasión y fuerza, como si los reclamase para mí. Le pellizqué los pezones, hasta terminar poniéndoselos duros, y me los llevé a la boca, primero uno y después otro. Los mordisqueé y los lamí, los succioné y los colmé de húmedos cuidados. 

Empecé a notar cómo mi entrepierna comenzaba a ponerse húmeda y mi deseo comenzó a subir. 

Me fui inclinando hasta ponerme de rodillas, besando su vientre y su abdomen durante el recorrido. Me quedé con su entrepierna frente a mi rostro y me lamí los labios, como si estuviera a punto de tomar un sabroso manjar. 

Por encima de su ropa interior, comencé a lamer su sexo y a hacer movimientos circulares con mi dedo en su entrepierna para estimularla aun más, mientras que, con mi otra mano, me subí el vestido hasta las rodillas y me empecé a darme a mí también placer.

De vez en cuando, miraba al hombre, rezando por que se lo estuviera pasando bien. 

Teniendo en cuenta todo eso aquel hombre vocifera como si estuviese disgustado, hace muecas de malestar, arroja el vaso al otro lado de la habitación hizo como que saco la pistola pero al girar la cabeza se percata de la tercera chica la que los estaba espiando, puedes ver que se está viniendo, saca su pene y se masturba antes sus ojos expectantes, te surgen ideas macabras interesantes y divertidas pero escuchas ruidos de nuevo en la entrada… conoces tus obligaciones!!!

Es lo que vislumbras al salir semidesnuda de la habitación esa… estos 5 pistola en mano no te apuntan saber de ti solo te miran con mucha desconfianza el más viejo de entre ellos -¿dónde están ellos? Te lo dice olfateando una rosa en su solapa.

Me aparté de la chica en cuanto escuché el estrépito del vaso estrellarse contra la pared. Pegué un grito y me incorporé, totalmente asombrada.

Creía que estaba saliendo todo bien, que no había ningún problema, entonces, al escuchar sus gritos e intuir su malestar al arrojar el vaso, me vi pensando en mil ideas para hacer que se divirtiera un poco más. 

Sin embargo, sonreí en cuanto lo vi. El muy truhán empezó a masturbarse y a darse placer como si le fuera la vida en ello. Sonreí y me sentí más relajada, teniendo de nuevo la situación controlada. Pensé en ir y ayudarle en su tarea con mi habilidosa lengua, pero fue en ese momento cuando escuché las voces y los ruidos.

Fruncí el entrecejo temiendo qué es lo que venía a continuación y salí para buscar el origen de aquellos gritos. Me quedé con la boca abierta al ver a aquellos tipos y no supe en un primer momento qué contestar. 

Tras carraspear y aclararme la garganta, dije:

-¿Ellos?- pregunté, sin saber a qué se refería-. Caballero- dije, educadamente-, esto es un templo del placer, un lugar donde nuestros sueños más secretos se hacen realidad durante unas horas, por lo que, si no viene a contratar el servicio de alguno de mis pequeños, le ruego que se marche. Y lo mismo digo a los demás- añadí, señalando al resto de hombres que acompañaban al de la rosa-. Estorban. 

El mismo que pregunto se pudo frente a ti y te da una bofetada exasperado grita- eso no fue lo que te pregunte, una vez más ¿Dónde están ellos? Ahora el resto de los hombres desenfundan sus armas el más viejo da unos pasos atrás y sin advertencia alguna dispara hacia tus pies sin acertar ninguno de los tres tiros que da, por tu parte solo “bailas” (brincas) con la esperanza de no ser perforada, el mismo viejo de nuevo –a pero miren que atrevimiento, en vez de respondernos la muy perra baila!!! Ahora todas las armas te apuntan

No me la esperaba, saltó hacia mi mejilla como un rayo y dolía como una quemadura. Me llevé la mano a la mejilla y miré al hombre, desconcertada y herida en mi orgullo.

Me temblaba la mano y quise responder de la misma manera, pero no era conveniente, ni lo más sensato, por lo que permanecí callada, con la vista fija en él, desafiante. 

Miré las armas, apuntando hacia mí y tragué saliva con dificultad, la cosa se complicaba y mi situación no iba a mejor. Aquello caía como un castillo de naipes... Pero, no, no debía permitirlo.

Grité en cuanto sentí los disparos en mis pies y salté, tratando de esquivarlos, sintiendo cada vez más ira y mi orgullo cada vez más roto.

-¡Basta! ¡Basta!- grité-. No sé qué han venido a buscar, pero les ruego que se marchen. ¡Desaparezcan! 

Se escuchan unos pasos y unos besos atronadores, -basta –Jimmy tomemos un descanso, mira que buena mierda hay en este lugar, vamos bajen sus armas yo les invito esta ronda. Es Tony el primero de ellos desnudo y manoseando a sus dos chicas

Resoplé de alivio en cuanto se dijeron aquellas palabras. Creía que el plan iba a fallar, que todo iba a ser un desastre, pero, no, todo seguía su curso.

No pude evitar sentirme orgullosa por ello. Mi pequeño plan aún seguía con vida y aquello me entusiasmaba. 

Sonreí, satisfecha, cuando vi al hombre desnudo y con las dos chicas y asentí varias veces con la cabeza, como animándole a que siguiera con la fiesta, con la diversión, que no se preocupara por nada.

-Estupendo- dije, con una sonrisa en los labios-. Si necesitan algo, no duden en decírmelo.