Partida Rol por web

Seguiis avanzando por los pasillos y tu mirada se pierde en una se las salas que esta acondicionada como una especie de sauna y duchas de hidromasaje, dentro puedes ver a dos chicas desnudas que comienzan acariciarse y lamerse el cuerpo, es algo inevitable el echo de que tu mirada se pose en ellas.

Beso su cuello de forma dulce y avanzo dejando pasar varias salas mas hasta que encuentro una tradiciona, una suite casi, bañera, juguetes en su mesita, una gran cama, espejos... La hago entrar y la siento en la cama vendandole los ojos con una suave cinta d ela mesita. - Espera un minuto, volvere enseguida... - Le susurro saliendo de la sala y corriendo las cortinas.

No tardo mucho, lo justo, pues tampoco me ha pedido algo imposible o complicado, el sonido de las cortinas abriendose y cerrandose de nuevo dejan clara mi presencia.

Me pongo a su lado y dejo caer la cinta al suelo, tras ello me quito la chaqueta del traje quedandome con la camisa - Escoge lo que mas te guste Margarett... - Le susurro al oido agachandome un poco, dejando que contemple lo que tiene delante.

Retiro mi mascara al ver que la mujer se apresta a saludarme. - E-Encantado - Susurro con el contacto, tierno, de la mujer -

Por Dios... - dejo escapar un susurro. Ante nosotros, un escenario insufrible, bello y perverso. Mis ojos no son capaces de escapar a la gravedad de las dos mujeres en su juego. Una excitación pesada llena mi cuerpo y temo que empiece a delatarme ante la dama que me acompaña. Me va buena parte de mi fuerza de voluntan en apartar la vista de tan exquisita función, y ahora, sin la protección de la mascara, la miro de soslayo, para vislumbrar su reacción.

Miro a Jean

- Es la primera vez que veo esto. Pero no me desagrada. ¿Que cosas están dentro de tus... obligaciones? - pregunta quizas con un toque de intencion

Me dejo guiar por Armand, mirando todo a mi alrededor extasiada, sintiéndome totalmente bajo su control... Conoce el sitio, los secretos....

Llegamos a una especie de suite, y cuando descorre la cortina cuatro impresionantes hombres aparecen tras ella. Armand se pone cómodo mientras me pide que elija.... Es surrealista... y me encanta.

- El segundo por la izquierda. No sé de dónde ha salido mi voz, pero una parte de mi ya está participando en el juego, mientras la otra sigue mirando extasiada la situación. Su voz en mi oido es como seda recorriéndome. Me apoyo ligeramente en él, para sentir el calor de su cuerpo.

Noto como se apoya en mi y me susurra algo avergonzada a la par que excitada el primer hombre... Una sonrisa se dibuja en mi rostro y tras apartar su pelo de su cuello la beso de forma suabe en el mientras le pregunto... - ¿Y el segundo? - Queria que tuviera todo lo que deseara, que estas fueran las mejores vacaciones del mundo...

Me pongo a su espalda susurrandole a su oido - Las mismas que las de mi hermano... - Era una mujer preciosa, me costaba muchisimo contenerme viendo sus curvas, sus formas voluptuosas... nunca me habia gustado las mujeres sin formas... Una de mis manos se poso en su vientre mientras la otra apartaba su cabello de sus hombros, rozando muy levemente la curvatura de sus pechos...

Veo su reaccion y sonrio divertidisima, pego mas mi cuerpo al suyo y poniendome de puntillas me acerco a su oido para susurrarle... - Eres el primer chico que se sorprende escandalizado por ver a dos mujeres juntas... No me digas que eres gay... o echaras todas mis fantasias a la basura... - Deje salir mi aliento antes de apartarme un poco de nuevo.

Anaïs te sonrie y te dice antes de entrar en una sala cerrada que cuando la partida comience te hara llamar.

Sigues el el cmaino del largo pasillo, ante ti hay corinas abiertas y otras cerradas, de algunas salen gemidos, de otras pequeños gritos de dolor, de otras simple musica...

Las imagenes que se suceden por tu mente son abrumadoras, bellas mujeres, hombres con escasa ropa, bondaje, trios, orgias, reproduciones de escenas cotidianas, de peliculas... Es imposible no sentirse excitado ante eso, pero otra parte de ti desearia poder fotografiar todo aquello...

Me giro hacia él, con los ojos brillantes, sintiéndome cada vez más firme en este juego.

- Tú. Quiero que el segundo hombre seas tú.

El perfume de su aliento recorrió mi ser como un veneno, matándome lentamente. - No, cla-claro que no. - El abismo, insondable, pero dolorosamente tentador, yace debajo de la endeble cornisa en la que estoy parado en este momento. Y allí, una frase que forma la brisa que me hará caer - ¿Fantasías? - Orientándome hacia ella.

Sonrio besando de nuevo su cuello, podria elegir a cualquier hombre y me ha elegido a mi... Me incorporo acercandome a los chicos - Marcel tu quedate, el resto podeis iros - Con esas palabras contemplo a los chicos marcharse y me giro hacia la mujer que nos espera sentada en la cama, es bella, me atrae de sobremanera y mi cuerpo poco a poco se iba calentando con solo contemplarla.

Hice una señal a Marcel para que cerrara las cortinas mientras me acercaba a Margarett - ¿Deseas a dos hombres entregados a ti, o tambien deseas verlos para ti...? - Le pregunto mientras voy desabrochando poco a poco mi camisa, dejando mi torso esculpido a la vista.

Sin duda ver a aquellas dos chicas le encendió, La lengua de una de ellas le hipnotizaba mientras recorría la piel mojada de la otra. Parecía que quería ver un poco más, hasta el final. Quizás, tomar parte en ello...

Cuando se giró otra vez para responder a Sylvie, estaba caliente, algo que se podía palpar en el centelleo de su mirada que se clavo en los ojos de ella escondidos detrás de aquella máscara.

- De todo, excepto recato e inocencia.

Dada la situación podía permitirse aquel grado de descaro. Su copa también reposo en alguno de los muebles cercanos aprovechando el movimiento para acercarse mejor a la chica. Lo más probable es que ella estubiera esperando una pregunta del mismo estilo "¿y tu?" sin embargo él dejó que se hiciera un incomodo silencio entre ambos, escuchando solo el jadeo de las chicas de la sala contigua y el agua salpicar mientras dejaba correr su imaginación sin apartar la mirada.

De forma sensual, me vuelvo un poco casi dejando mi rostro a la altura del de Jean. Hay que decir que la sensación de estar con Tyler es excesivamente idéntica. Su rostro anguloso y masculino, su aliento, sus maneras, ese toque de sus manos. ¿Estaban ambos entrenados para lo mismo?

Me sentia peligrosamente audaz y seductora a su lado. Jamás me había pasado tal cosa... y menos con dos hombres que si los dejaba, acabarían haciendo de mí una chica perdida.

- Es bueno saberlo. ¿Eres tan...eficiente como él? - "¡Dios mio Andrea! ¿Que estas haciendo?" pienso para mi - Tayler ha sido muy buen anfitrion - muestro mi vestido - Me ha llevado por los caminos del.... - "placer" - ...canal de venecia.

Sus manos en mis hombros desnudos son provocadoras.

 Me cierra aun más, los roces incrementan, el placer aumenta de forma insospechada. Más dilatada, el dolor ya es solo un recuerdo de hace minutos, y solo quedan los gemidos de alguien que está disfrutando como una cría en un columpio.

Seguimos el ritmo, seguimos entrando y saliendo, seguimos dándonos placer mutuo, pero para él nada es suficiente, así que comienza a masturbarme de nuevo. Me contoneo y abro más mis piernas, dejando que me penetre más profundamente, y aun así, más ajustado. Las oleadas de placer me recorren y me hacen estremecerme. La piel se eriza, más aun cuando noto su lengua recorrerme la espalda

- Joseeeph... Me arqueo hacia él, echando mi mano hacia atrás para acariciarle el pelo. Me muerde, succiona y nos terminamos besando, tórridamente, como caliente es el momento. Dios, Joseph... Mis uñas se clavan en su nuca ¡Joseeph...! ¡¡AAhh!! La mano que acaricia mi pecho nota como este se pone aun más duro. Su pene siente como lo aprieto cada vez más fuerte ¡¡Ahh!! ¡AAAHH! Pu piel nota la tensión de mi cuerpo...

Hasta que  vuelvo a estallar de placer, gimiendo, apretando enormemente se sexo dentro de mi, en pulsos rítmicos, acordes a mis gemidos. Separo mi espalda de su cuello, pero rozo con mi cabeza su hombro, completamente arqueada, sudando, temblando de puro gusto mientras sus dedos rozan mi clítoris y su pene me recorre...

- ¡¡¡JOSEEPPHHH!!! ¡¡JODEER!! ¡¡AAAHHH!!

Me excita su manera de proponerme las cosas... como una carta de restaurante mientras se abre la camisa... Yo decido, Armand lo deja muy claro.

- No, os quiero entregados a mi. Sentiros entregados a conseguir mi placer. Me voy sintiendo más fuerte, más capaz con la situación, aunque la excitación de ver realizada esta posibilidad, y de una forma tan complaciente es enorme.

- Pruebame....- le dije sin mas - Dejame ver si soy capas de satisfacer tus deseos y fantasias... Pideme lo que mas desees - Mi tono de voz, mi forma de mirarte, las curvas de mi cuerpo, todo ello mezclado con el aroma a depravacion y los jadeos y gemidos de las chicas que teniamos tras nosotros daban el mas perfecto toque picante a la conversacion, hacienola abrumadoramente excitante incluso para mi...

Me agacho para susurrar a su oido, pues sus palabras habia despertado todos mis instintos de golpe - Dime que deseas, que pasa por tu mente, que fantasias ocurren en ella mientras los gemidos de otras salas llegan a tus preciosos oidos... Pideme lo que quieras y lo hare tuyo... - Mis palabras dejaban claro que pidiera loq eu pidiera lo pondria a su disposicion, intentaba disimular la excitacion de mi cuepro pero era algo practicamente imposible... Es demasiado atractiva...

Miro a Jean. Es tan condenadamente guapo como su hermano... y su perfume a hombre se mete por todos mis poros

Todos.

Y me enloquece. ¡Vaya si lo hace! La cordura en estos días no está siendo mi fuerte. ¿Y si le propongo lo que está pasando realmente por mi cabeza?

- Si te soy sincera, Jean, tu hermano se ha portado conmigo como un auténtico príncipe. Y,,, - titubeo - me parecería feo pedirte a tí, las cosas que debería pedirle a él. Ya se que sois.... dos - dejo caer con un deje bastante erótico