Partida Rol por web

- Por allí? - Facu miró la senda, luego a la ambulancia y finalmente a Ernesto - No se si pasará, pero siempre podemos intentarlo - Quizás yendo despacio podría conseguirlo sin romperla toda -

Mirando a Ernesto nuevamente le pregunto - Tu decides, si vamos caminando será, creo, aún más dificil. No digo que no puedas, pero no será sencillo. Claro que si lo intentamos y no lo conseguimos nos quedamos sin medio de transporte - encogiéndose de hombros espero la decisión del jefe del equipo mientras agregaba - Yo lo intentaría, no es solo movilidad... también es luz -

Ernesto mira a Henar, luego al camino, de nuevo a Henar, a los demás, y al final a Facundo. Niega.

- Sí, pero si pasa algo con la ambulancia, no nos queda nada más. No, la ambulancia se queda acá. Y yo me quedo con ella.

Mira a sus subalternos, como si estuviera sopesando algo.

- Si van a hacer la gran guapeada, Frantisek tiene que ir seguro, y Diego también. Raúl se puede quedar conmigo. Vamos a dejar la ambulancia en marcha y con las puertas traseras abiertas, en esta posición, por si pasa algo y tienen que salir corriendo. De última, puede intentar traer al pibe con ustedes. ¿No, Henar? - mira a la mujer, serio y pálido como la Luna que no está ahí. Serio, y con una repentina sonrisa seca - Al fin de cuentas, si nosotros lo vamos a encontrar, lo puede encontrar cualquier peludo, el psicópata del cuchillo o incluso le puede disparar la policía.

-Facundo viene con nosotros, así hay mas probabilidades de que por favor se lo coma algo...

Dice mientras se vuelve a llevar la cámara al hombro, y verificar por décima quinta ves que todo este en orden con ella, con un ojo cerrado y el otro en el visor, mientras apunta a Ernesto

-A vos te parece asustar así a Henar? una pobre mujer que a pasado por mucho? resultastes ser bastannnnte hijo de puta la verdad

Hace una pausa y rápido se apura a decir

-Por cierto, todo lo que digan y hagan ahora va a quedar grabado

Ernesto mira a Diego, impávido. Su media sonrisa se extiende, sardónica.

- Injurias graves y bien grabadas. Cuando volvamos a Buenos Aires, Diego, acordate que el video va al despacho de gerente general.

- Ja! Ja! - la morisqueta de Facundo no parecía ser, precisamente de alegría pero no por ello resultaba menos tétrica - Si, yo voy, alguien responsable debe hacerlo - agrego antes de escuchar las amenazas y contra-amenazas veladas entre el cámara y Ernesto

- Y si me pasa algo ya sabremos quien es el culpable - comentó como al pasar, al saber que lo estaban filmando - Después de todo, hasta ahora hubo solo una persona que amenazó a sus compañeros... Y eso es bueno que, también, quede grabado - Encogiéndose de hombros continuó - Pero yo si tengo claro que lo importante es encontrar al pibe. Ernesto, haremos... bueno, algunos haremos todo lo posible -

Camestres permanecía callado, indagando con su afilada mirada entre la oscuridad que los rodeaba. Oía al resto hablar despreocupadamente, como si hubieran perdido la noción del peligro que se cernía sobre ellos. Pobres chiquillos… que sería de ellos sin la vigilante observancia de su protector.

En cierto momento, cuando se dividieron las tareas, Camestres decidió intervenir. Era extraño, ahora que estaba rodeado de gente volvía su vena combativa y su coraje. Al parecer el truco era no quedarse solo y a oscuras en medio de un campo.

- Yo me quedo, Ernesto. Alguien más se tiene que quedar con vos por si aparece otro de esos monstruos. Pero si tienen problemas solo avisen. Yo se como hablar con Luis. – sentenció en un tono misterioso y, ciertamente, bastante afectado, propio de película italiana de vampiros de los ´60.

- Luis? Y quien se supone que es Luis? - Facu gira la cabeza extrañado ante la seguridad de su compañero - Que fue lo que tomaste esta vez? - finaliza reacio a creer que el ayudante sea capaz de tener un dato "real" que sus compañeros no conozcan.

-Luis es mi hijo. Y yo he de ir con ustedes, no creo que acceda a venir si no le convenzo yo. Soy su madre.- decidida, Henar se dispone a abrir la marcha si es necesario por el camino lleno de los espinos de los que saca el nombre este pueblo. Mira a Ernesto con la misma dureza, con ese aire de "madre coraje" que destilan quienes han pasado a través de todo y de todos por su prole.

La dureza en los ojos de Ernesto se disuelve, ligeramente, mirando a Henar. Algo, sea lo que sea, le ha hecho ceder.

- Buena suerte - le dice a la mujer, y después mira a Facundo y a Diego - Tienen jandis: ténganlos abiertos y úsenlos. Los vamos a estar esperando, acá. Si tienen algo para defenderse, más que del pibe, de lo que pueda aparecer mientras están allá, llévenselo - mira a Frantisek - Lo mismo para vos, Frantisek.

Facu asiente con la cabeza mientras toma con fuerza el machete que ha mantenido a su lado mientras manejaba - Supongo que esto servirá para defenderme... solo espero que no haga falta - agrega sabiendo que, llegado el caso, su primera opción será huir

Tras verificar que Ernesto le ha devuelto su celular y con el machete en una mano, se coloca al lado de Henar mientras comienza a caminar por el sendero - Pues espero que le podais convencer. Prefiero que hablemos y haga sus... eh... "magias" cerca de la ambulancia. Por lo menos con ella podremos movernos si esos lobizones se nos acercan -

Guiados por Henar, el grupo os deja allí y se interna en el camino. Los veis avanzar poco a poco evitando zarzas hasta que desaparecen del todo y ya sólo veis el ocasional destello de la linterna de Diego sobre la cámara.

Henar os guía a través de lo que debió ser un ccamino de losetas naranjas, ahora partidas y tragadas parcialmente todas por raices y tierra. Tenéis que apartar ramas y arbustos antes de ver cómo el terreno se abre. Un muro de dos pies de alto rodea la piscina. En realidad dos, contiguas, construidas en piedra hace, calculáis.. más de veinte años a juzgar por la altura de los árboles que le crecen dentro y las enredaderas que crecen en las escaleras. POr supuesto, está seca y el trampolín de madera hace tiempo que se pudrió y cayó, dejando sólo un muñón picado de insectos.

Todo está muy oscuro y el interior de las piletas está tan lleno de vegetación que es imposible saber de dónde sale exactramente esa voz que escucháis ahora, murmurando para sí mismo, allí abajo.

Luego de mirar cuanta batería tiene en su celular, Facu lo enciende y tras llamar a Ernesto comenta - Soy Facu. Parece que lo encontramos. Lo dejo prendido para que estés al tanto - antes de colgarlo de su cinturón, sin apagarlo.

Luego mira a Henar - Espero que sea tu hijo. Y que no se quiera escapar. Mejor lo rodeamos. Yo voy por aquí -señala a la derecha - y Diego puede ir por allí - señala hacia el otro lado - Si quiere - agrega sin ganas de discutir con el cámara y sin siquiera pedirle que le haga caso - Tu y el profesor vayan directo hacia el - completa dispuesto a cumplir su parte... rodear la piscina en la dirección que indicó y evitar que "Luis" se escape

Aferrando con fuerza su machete espera que el resto se de por enterado de su plan y lo apruebe o, más probablemente, lo discuta... sabiendo que Ernesto está escuchando por el celular.

Ernesto los sigue con la mirada, sin perderles ninguna pisada, hasta que salen por completo de su posibilidad de visión. Entonces vuelve a su lugar, acomodándose pesadamente en él, y deja ir algo parecido a un gruñido, suspiro, rugido, algo. Bajo, grave y contenido, como el lamento de un león moribundo que se guarda la muerte y el dolor para sí.

Gira para mirar a Raúl.

- ¿Cómo van esas heridas? - le pregunta, y tras unos segundos, suficientes para que Raúl conteste lo que quiera, sonríe de costado - Decime algo. ¿Se enteraron de mucho más en esta caminata, o cuando estaban en la casa con Henar?

El motor permanece en marcha y ronronea muy suavemente bajo sus cuerpos. Mientras habla, Ernesto comienza a hacer una serie de movimientos que a Camestres primero se le antojan caóticos, y finalmente, inentendibles. No entiende por qué Ernesto con la mano derecha primero agarra el volante de abajo, después desde arriba, y al final cruzando el brazo lo agarra de la izquierda. Tampoco por qué zapatea innecesariamente en la zona de abajo del tablero, por qué adelanta y atrasa los pies sin tocar los pedales. Claro, Camestres podría entender si supiera...