Partida Rol por web

Lo siento Leonard. Seguire a Susan. Esta desarmada y temo por su seguridad... Tendras que hallar la manera.. No voy a dejarla morir asi.

Al ver que Susan se iba para otro lado. Decidi que lo mejor era no dejarla sola. Era mujer y estaba desarmada como ya habia dicho ella antes. Me acerque a ella y a si mismo a las puertas del circo...

Te acompaño..

Le dije tomando la iniciativa.

-Cobarde- susurró Leonard

Scarlett no pudo evitar sonreír ante la escena que presenciaba entre Ian y Leonard; pero cuando éste último pidió ayuda para abrir las puertas del Teatro de Marionetas, se acercó sin dudarlo, dispuesta a ayudar.

- Déjame ayudarte. Después nos iremos a ustedes - y esto iba a Susan e Ian.

Mientras que Leonard y Scarlett se quedan en el teatro intentando abrir la puerta del Teatro de Marionetas, Ian, Susan y Nicole - que por no quedarse sola acompañó a la pareja - se dirigieron al circo.

Pasaron las puertas dobles después de sortear el cúmulo de escombros dejandos con Juliette y Cécile tras su desaparición y se movieron a través de un patio, una especie de jardín gigante, mal cuidado, donde la vegetación estaba muerta y todo lucía abadonado y solitario.

Con un nudo en la garganta, el grupo avanzó con pasos lentos por allí, tomando un sendero de asfalto que, construido sobre el césped, conducía directamente al Circo. Por aquí y por allá se veían carteles carnivalescos, anunciando a artistas que nunca tendrían la oportunidad de volver a presentarse. Unos de ellos eran escalofriantes, pero el que más pavor incitó en Ian, Nicole y Susan fue el siguiente:

¿Qué mente retorcida ponía aquellos carteles? ¿Qué les esperaba más allá de ellos?

Mientras más se iban acercando al Circo, a sus izquierdas se empezaron a vislumbrar las jaulas donde antaño animales aguardaban para entretener al público que venía expresamente a verlos, pero que ahora sólo contenían algunos huesos, la mayoría polvo: en fin, incluso allí la muerte había arrasado con su mortífero abrazo.

Y entonces, tras unos cuantos pasos más, el Circo se presentó ante ellos, vacilante, juguete del viento, pero aún alto y onmipotente como lo había estado en sus mejores tiempos.

La capa abierta les esperaba. ¿Quién sabe lo que encontrarían allí? ¿Estaría Peter escondiéndose tras las gradas, temoroso de la mano maléfica del dueño de aquel infierno?

Me precipite a inspeccionar un poco el lugar..

Puse una bala en la recamara. Desenfunde mi cuchillo en mi mano mala y mi pistola en la otra. Si queria pelear contra algo iba a tener que estar armado y listo. Iba a disparar varias veces antes de caer. Y no iba a dejarme asi tan facil.

La entrada al jardin me parecio como una entrada digna de una casa de los sustos. Parecia que alguien trataba de intimidarnos.. Demonios o no. Las balas les hacian daño. Y eso queria decir que eran mortales. Podian matarse y corria sangre por sus venas. Vaya uno a saber.. tal vez solo eran poseidos por el huesped pero cuando la cascara estaba abatida. El huesped se iria.. Mis conjeturas fueron llenando mi mente. Me detuve un poco y busque covertura. En uno de los jardines. Observando con mirada atenta y perspicas. Se notaba que habia estado en algun grupo de elite o algun tipo de mision comando.

Al observar que no habia enemigos. Me dispuse a intentar ver mas alla.

Intente observar por la entrada del circo. Aver que habia en su interior.

Entonces se me ocurrio una idea.

Tambien al saber que era ina carpa observe con que estaba agarrada. Y viendo mu cuchillo empece a pensar donde podria cortar para hacerla caer.

-Cuidado, la puerta esta bastante caliente- dijo Leonard advirtiendo a la mujer en un susurro

Susan estaba callada, era la curiosidad la que la movía y en ese momento nada más le importaba. Avanzaba por el lugar y recordaba al mismo tiempo su sueño.

Cerca se veía la carpa del circo, que ondeaba por el viento. Le pareció sospechoso eso a Susan. Una carpa así no podría haber sobrevivido a tamaño incendio, solo unas chispas la habrían hecho encender. Incluso la misma carpa era obra de quien hubiera planeado todo eso así que había que tener cuidado con ella.

_Alúmbrenme -dijo Susan-.

Estaba en el umbral ya dispuesta a entrar al circo, pero no quería llevarse ninguna sorpresa, lamentablemente no tenía una linterna para ella.

Alumbre a la mujer un poco temerosa por lo que acababa de pasar y preguntándome sí el policía que había ido solo estaría bien, en realidad, esta situación estaba en sí muy rara. Sí... tengan cuidado. Digo de manera temblorosa mientras  camino siguiendo a los demás y con una cara de alerta constante, estoy buscando algo. Estoy segura que el niño debe estar en algún lado, pero dudo que sea muy fácil  hallarlo... lo deben tener bien escondido, pero... ¿donde?

Ian se decidió a cortar los amarres que sostenían la lona del circo, pero mientras más se empeñara en buscar mayor era su sorpresa al observar que las cuerdas que sostenían la carpa parecían estar hundidas bajo tierra, mas no había ningún hueco que mostrara la verdad de aquello.

Mientras tanto Susan y Nicole empezaron sus investigaciones desde la entrada del circo. La señora Johnson sacó su linterna, alumbrando con ésta la zona destinada para entrar en aquel sitio; pero a pesar del faro de luz que recorría el interior del establecimiento no había nada que pudieran ver más allá del suelo y el comienzo de las gradas, que se extendían ante ellas hacia la izquierda y derecha.

Scarlett asintió con la cabeza ante la advertencia de Leonard y se adelantó hacia las puertas dobles sin saber qué esperar. Puso sus manos sobre ellas, imprimiéndole fuerza a sus brazos para empujar una de las hojas; pero de nuevo la puerta permaneció en su lugar como si se riera de aquellos dos desventurados e igualmente la joven retiró sus manos después de un par de segundos, agitándolas en el aire con expresión de dolor.

- Esto esta muy caliente, y además no se abre - dijo.

_Sigue alumbrando todo y entremos. ¡Vamos Ian!

Me estoy comenzando a preguntar el porque nunca aprendi a usar ningún arma. Digo iluminandole el camino a Susan. Yo no veo nada,  en realidad.

Digo tratando de ayudar a la mujer, ¿debajo de las gradas habrá algo?

-Tiene que haber alguna entrada por algún lugar, la buscaré. Además por algo se habrán empeñado en que permanezca cerrada. ¿No te parece?-

Dicho esto se dedicó a buscar una entrada alternativa

Sigo a las chicas con mis armas listo para el combate. Las chicas me habian sorprendido con un deje de valentia y habian arruinado mi plan. Avance con ellas porque ya no me quedaba otra. Ya se habian expuesto a los peligros del interior de la carpa.
Estaba listo y preparado y miraba entre la oscuridad aver si distingia algo..

Observermos debajo de las gradas.

Scarlett miró a Leonard, no muy segura de si apoyarle en su opinión.

- Tal vez estén cerradas... - musitó. - Pero más bien parece pegadas... como si el hierro de ambas puertas se hubiera fundido para dejarlas así, sin posibilidad de abrirlas. Recuerda que aquí se inicio el incendio y... por más extraño que sea el calor que todavía emanan las puertas... no así su actual estado.

Al ver que Archer tomaba un camino diferente para buscar una entrada alternativa al Teatro de Marionetas, la mujer frunció el ceño y dijo:

- Si, como tú dices, estas puertas están cerradas a propósito - y ambos sabemos que estamos pensando en Gouchet al referirnos a esto -, no creo que nuestro amigo el circense nos haya dejado otro medio de entrada. Quizá lo mejor es ir al circo... quizá haya un túnel o algo... algo que nos pueda servir.

El grupo entra ciertamente temoroso al circo, sin saber que encontrar. Ian y Nicole van adelante, uno cargando su arma y la otra la linterna que les permitía ver delante de ellos. 

Adentro, aunque no veían mucho, se sentía un ambiente de desolación y miseria, pero también de peligros ocultos. No se oía ningún objeto o persona moverse, y parecían que tampoco existían tal pues cuando el grupo de común acuerdo reviso las largas gradas del recinto no encontró nada: ni un papel arrugado, ni una colilla de un viejo cigarillo y mucho menos a un niño llamado Peter Von Hausen.

¿Dónde estaba Peter?, se preguntaban. ¿Es que debían buscar en otro lugar?

Y entonces mientras aquellas preguntas circundaban sus mentes, alrededor de los aventureros se levantó un fuerte viento mientras que una a una y con un ruido estridente se iban encendiendo las luces dentro de aquel lugar. Se escuchó un sonido desgarrador, como el de alguien que restriega sus largas uñas sobre un pizarrón.

Los oídos de aquellos desventurados chillaron de dolor mientras duró el estritente sonido, que duró un par de minutos antes de detenerse por completo, así como el fuerte viento y el estruendo producido por el encendido de las luces, haciéndose un silencio sepulcrar.

Unos tragando saliva y otros pensando que hacer a continuación esperaron intranquilamente hasta sentirse seguros para escapar. De repente el silencio fue interrumpido por el devenir de una ráfaga de aire. ¿A dónde o a quién se dirigía? Los segundos se hicieron largos e intensos hasta que Susan se vio obligada a saltar, librandose por poco de un largo y filoso cuchillo clavado a un par de centímetros sobre su cabeza en una de las columnas que sostenían el circo.

La muchacha, nerviosa, se llevó la mano sobre sus hermosos cabellos rubios, pero pronto la retiró, con mirada estupefacta; expresión que sus compañeros también compartían.

Frente a ellos, saliendo, o más bien arrastrándose, cuatro figuras grotescas se acercaban paso a paso. De sus putrefactas pieles salía un pus verde totalmente asqueroso, que no llegaba a taparse por unas coloridas aunque desgastadas ropas de malabaristas, de las que escapaban un par de grotescas manos, en las que descansaban filosos cuchillos, como el que casi rebanaba la cabeza de Susan momentos antes.

-Ok- dijo Leonard resignado y frustrado mientras se encogía de hombros. -Como tu digas. Marca el camino que yo te sigo-