Partida Rol por web

- Estoy bien, estoy bien.. gracias por preocuparos- dijo levantándose del suelo y atusándose la ropa con una mano mietras que la otra la utilizaba para taponar su herida.

- Hombre, señor alcalde- dijo sonriendo a éste-. Qué pena, ha llegado usted un poco tarde. Si llega antes hubiera visto nuestra destreza en el combate contra estas estirges- rió Galen acordándose de como no atinaba a pegar a la estirge y y como Jahansson tampoco atinó en su primer golpe.

- Pense que este era un pueblo tranquilo, concejal. Y hay bestias atacando por las calles. ¿es esto acaso habitual?

Con el dedo en alto, apuntando hacia vosotros, os acusó.

- ¿Qué habeis tenido que ver con todo esto? ¿Por qué siempre que hay problemas, estais vosotros metidos en el ajo? Desde que habeis llegado no dejan de pasar cosas horribles.

Sin embargo, uno de los músicos le interrumpió.

- No han tenido nada que ver - dijo - Ellos llegaron justo en el momento en que esas criaturas nos atacaban. Y nos han salvado a todos. - parecía contento de ver a las estirges muertas. - No se si os habeis dado cuenta - añadió - Pero parecían estar influidas por nuestra música. - miró su instrumento extrañado. - Os juro que nosotros tampoco tenemos nada que ver, señor Hearthmount.

- No digas tonterías, William - añadió el concejal - Ya sé que vosotros no teneis nada que ver - miró a los extranjeros - Ya veo... - pareció dudar, pero al estar rodeado de tanta gente tuvo que añadir - Gracias entonces.

- Ve- dijo el clérigo al alcalde-. La gente sabe lo que ve y agrdece la ayuda que le prestamos... desinteresada, pos supuesto- sonrió Galen.- La obra de nuestra querida Pharasma ha de cumplirse  sin mirar dónde y con quién- concluyó.

Supongo que alguien sabrá qué hacer con estas criaturas. - dijo Johansson, agradeciendo con una sonrisa al músico su intervención y pinchando con su espada el cuerpo muerto de la criatura. - ¿Hay algún tipo de boticario en el pueblo que pudiera hacer uso de ellas?

Si no, compañeros, seguro que alguien sabe donde enterrarlas para abono y nosotros seguir nuestro camino, ¿no? - tras ello, hizo una reverencia a modo de despedida para el Concejal.

Mientras mis compañeros siguen hablando con el alcalde, miro al rededor nuestro buscando alguien con actitud sospechosa (explico; supongo que gran parte de la gente haya venido a ver lo que hemos hecho somos heroicos. quiero saber si aparte del alcalde hay alguien con gesto contrariado). Cuando oigo a los servidores de Pharasma hablar del agradecimiento me acerco hasta el mago y le susurro.

- No si los agradecimientos están bien pero el oro reluce y se gasta en cervezas.

Una vez termino de mirar al rededor, regresa mi atención al alcalde.

- Bueno señor alcalde si ya ha terminado, como dice aquí mi compañero es hora de marcharnos.

- Vayamos a hablar don el sheriff. Tal vez necesite ayuda.

- Si vayamos a ver al shreiff, seguro que nos echaba de menos, pues comparte la simpatía que nos tiene el alcade- comenta sarcásticamente Galen comenzando a andar a la caseta del sheriff.

Tranquilo, hermano. - dijo Johansson poniéndole una mano en el hombro a Galen. - No dejamos de ser extranjeros y en las poblaciones pequeños todo lo que perturba la tranquilidad y monotonía es visto con recelo...

Miremos si el sheriff tiene algo de información y si no dirijamonos a casa de ese maestro para ver si nos permite ver su colección histórica.

Galen asiente y sonríe a Johansson y le contesta.- Vale, Johan. Primero al sheriff y de seguido al templo. Seguro que ya le caemos mejor después de ir todos estos días a rezas a Pharasma en el templo- comentó sonriente-. Y después... podríamos hablar nuevamente con los parroquianos de la taberna a ver si conociéndonos habit... más, se suletan y nos cuentan más cosas- dijo el clérigo animado.

Para desgracia de Gríam, aunque eran unos pocos los que sonreian al grupo, contentos por su hazaña y por haberles salvado, eran muchos más los que les miraban contrariados.

Solo tuvieron que andar unos metros antes de que la gente, que golpeaba con palos a las estirges caidas, se las llevaran, a rastras, para hacerles abono tal y como había dicho el paladín. O quizás no.

El grupo se presentó delante de las celdas de Ravengro, pues seguramente el sheriff se encontrara en su lugar de trabajo y no en su residencia. Y llamaron a la puerta con un par de golpes. El sheriff abrió enseguida.

- Eh... hmmm... buenos... buenos días, extranjeros. - Estaba claro que no era una visita que le resultara demasiado agradable - ¿En qué puedo ayudaros? ¿Venís otra vez por lo de las pintadas?

Buenos días, Sheriff. - saludó con una sonrisa Johansson. - Primeramente querríamos informarle de un hecho que acaba de suceder y es que dos estirges han aparecido junto a la taberna y han empezado a atacar sin ningún motivo.

Tranquilo. - continuó levantando una mano - Quiso la fortuna que estuviéramos en la plaza y, pese a sufrir alguna herida, conseguimos eliminarlas. Supongo que el Councilman no tardará en contarselo...

Pero no veníamos por eso, si no que queríamos preguntarle si dentro de sus instalaciones guarda algún tipo de registro sobre la antigua prisión o si es algo más propio de un historiador.

Arthuel sonríe cuando el sheriff abre la puerta, pero deja que Johansson hable.

Cuando éste le menciona la lucha contra las estirges y los daños sufridos, el clérigo le muestra las manos ensangrentadas que tiene por haberse tapado la herida del cuello, que parecía haberse cerrado por fin.

Sin más, Galen escucha atento la conversación esperando la respuesta del sheriff a la petición del paladín.

El sheriff les miró de abajo arriba.

- ¿Estirges decís? ¿Aquí? Cosas muy raras están pasando desde que llegasteis, extranjeros - dijo el Sheriff con recelo. - Me temo, que lo que me pedís no se guarda aquí, sino en la casa del Consejero Heartmount. Él es quien tiene acceso a esa información. - dijo.

Una vez llegamos a casa del sheriff dejamos que el paladín dirija nuestra conversación es bien sabido que "siempre hay que dejar hablar a un paladín, dar los objetos mágicos a un mago y que te atienda las heridas un clérigo....para todo lo demás incluso para eso en caso de necesidad están los pícaros". La contestación del sheriff de la situación de los papeles cae sobre nosotros como un jarro de agua fría. Mientras espero con el reto de mis compañeros en el exterior de la vivienda no puedo evitar comentar por lo bajo.

- Venga que de la sartén vamos a caer en las brasas. Esto se complica por momentos.
 

- Ciertamente tiene razón ocurren cosas muy extrañas. Y el hecho de que nos ataquen monstruos en la ciudad me llama poderosamente la atención. ¿podría intercer por nosotros ante el concejal? Estoy convencidso de que ocurre algo muy raro aquí.

Sheriff, no quisiera que tuviera una mala impresión cuando cualquiera de los que estaban en la plaza podría decirle que saltamos a la primera de cambio y preferimos sufrir heridas en nuestras carnes para proteger a aquella pobre mujer y su hijo. - explicó el paladín.

De todas formas, no quisiéramos hacerle perder su valioso tiempo. - hizo una pequeña inclinación - Por lo que ya sabe dónde nos alojamos y nos tiene a su disposición para lo que pueda necesitar.