Partida Rol por web

Las ratas eran restos calcinados y ahora la torre se habría ante nosotros para poder entrar por fin en la cárcel.

- Entramos, ¿no?.

Empiezo a buscar trampas en la puerta que tenemos ante nosotros.

- Arañazos y mordiscos. Alguno podría portar algo serio, pero eres lo suficientemente recio para no enfermar. No obstante, la próxima vez que un montón de bichos te adviertan que no te acerques haz caso, o quizás ni la mismísima Dama de las Tumbas pueda ayudarte.

Acabo mi examen con un pescozón a modo de amistosa advertencia.

Johansson sonrió a Silas cuando le riñó como una madre.

Está claro que solo nos queda la puerta principal, sí. - indicó el paladín.

Griam tomó precauciones a la hora de abrir la puerta, pero no había ni trampas ni cerrojo, asi que simplemente la echó a un lado y accedió al interior. Lo que una vez había sido una gran estancia de entrada flanqueada por dos habitaciones de espera, era ahora un vestíbulo en ruinas. Con poco ya que sujetar en el techo sobre sus cabezas, las vigas de madera se combaban de una manera ciertamente dramática. El muro del norte daba acceso a otra sala posterior a través de dos grandes puertas de madera de roble.
 

Jones asintió cuando Gríam abrió las puertas y avanzó a su lado hasta las siguientes puertas.

Bueno, revisemos éstas y entremos en la Prisión de una vez.

Mientras el pícaro y el paladín inspeccionan la zona de la entrada, no puedo evitar estirar el cuello para mirar por encima de ellos y ver, por fin, el interior de la prisión.

- Está claro que ha visto días mejores - digo al ver el interior.

Tras revisar que no hubiera ninguna trampa en la siguiente puerta, Johansson la abrió y accedieron a la siguiente sala. Era una sala muy pequeña, un vestíbulo, cuyas paredes estaban manchadas por lineas de moho que subían hasta el techo. Sobre el suelo había una gruesa capa grisácea de proliferaciones fúngicas. Había una robusta puerta de madera en cada una de las paredes: este, oeste y norte.

Johansson avanzó hasta la puerta de enfrente, de forma que Gríam tuviera libre acceso a la de la izquierda, la cual cubría el paladín a la espera de que el muchacho la revisara y abriera.

Thanos esperaba impaciente cerca de la puerta. Desde luego, después de lo de las ratas no iba a entrar así como así en un lugar lleno de fantasmas. Por lo menos hasta que no aseguraran la entrada y le confirmasen que no había trampas.

¿Cómo lo llevais chicos? ¿Podemos entrar ya o no?

Voy hasta la puerta que me cede el paladín, una u otra es indiferente. 

- Parece que por ahora, quien quiera que haya estado trasteando por estas salas no ha dejado ninguna trampa. Pero nunca se sabe lo retorcidos que pueden llegar a ser.

Empiezo a buscar en la puerta cualquier indicio de que esta pueda albergar alguna sorpresa.

Observo a Griam buscar metódicamente en la puerta en busca de algún peligro.

- Digo yo que lo más seguro es que las trampas estén en la parte de dentro: es una cárcel (o lo fue) así que lo que tiene que hacer es impedir es que lo que está dentro salga, y no al revés, ¿no creéis?

- Por lo que parece, esta puerta esta libre de trampas. Sigo comprobando la puerta antes de intentar abrirla, girando el pomo. - Si estas estancias están otra vez ocupadas, las trampas estarán puestas para no ser molestados.....vamos yo las pondría.

Tras comprobar que no habia trampas, Griam abrió la puerta. A casi todos les dio tiempo a entrar, pero de pronto...

Todo pasó muy rápidamente, un pequeño destello en la puerta, como una calavera ardiente y con la carne medio comida por el fuego y al segundo siguiente ¡PAM! un portazo y la puerta quedó completamente cerrada, dejando a Dathran al otro lado, fuera de la vista. Johansson intentó abrir... inútil, la puerta estaba atrancada completamente.

En la pared norte habia cuatro habitaciones y en la parte oeste dos más se abrian, una superior (más al norte) y una inferior.

Cuando la puerta se cerró detrás suyo, y se fijó en que Dathran no había entrado, el mago empezóa tirar con todas sus fuerzas y a gritar su nombre.

Dathran, Dathran. ¿Estás bien? Maldición.

Pero las exiguas fuerzas del mago no pudieron hacer nada. De hecho nisiquiera el paladín pudo con la puerta.

No sé quién tiene más suerte. Si nosotros cuatro aquí dentro, o ella sola ahí fuera.
¿Creeis que estará bien?

¡Dathran, quedate en la entrada! - gritó el paladína tras descargar su frustración con una patada en la puerta. - ¡Daremos la vuelta por dentro!

Señaló entonces a Gríam la puerta de la izquierda del todo*. Si avanzamos por ahí, tendremos que encontrar una ventana al menos.

Johansson se adelantó para abrir una de las puertas. Era una espaciosa habitación que olía a moho y putrefacción. En el lado suerño había una gran mesa y una silla, mientras que al noroeste una pequeña alcoba contenía lo que parecía una caja fuerte perfectamente cerrada. Una leve capa de polvo cubría absolutamente todo lo que había a la vista.