Partida Rol por web

El grito de Kendra apartó todas las cuestiones que le rondaban por la cabeza, no tenían tiempo para congratularse de haber acabado con aquellas criaturas contra natura, no tenía tiempo de preguntarle a Desther el porqué de aquella mueca de horror que le asomó al rostro mientras combatía... Una tenaza le aprisionó el corazón, la dulce Kendra corría peligro... Pero por qué habría salido de casa?

Vamos Desther, no hay tiempo que perder....

Intentó guiarse en aquella niebla y comenzó a caminar hacia donde creía que podría estar su hermana, la hija natural de Petros Lorrimor, su mentor y padre adoptivo.... Si algo le pasaba a Kendra el clérigo de Pharasma se volvería loco....

Después de abatir al último de los no-muertos el inquisidor clavó la alabarda en el suelo y se giró al clérigo enano para comprobar si este se encontraba bien. El inquisidor respolaba después del esfuerzo realizado y aquella furia desatada contra los corruptos cadáveres se había extinguido con el último golpe como una llama sobre la que se ha echado una ráfaga de agua.

Justo cuando Desther abría la boca para decir algo se oyó el grito desgarrador de la mujer. Cuando Ishaya apresuró a Desther este le señaló a una dirección:

- ¡Creo que ha venido de por allí! Te sigo.- dijo mientras con la mano derecha recogía su aún ensangrentada alabarda y se la echaba al hombro.

La pareja inició una carrera desaforada en pos de llegar lo antes posible a la Mansión Lorrimor. Aquel grito, aterrador en su mismísima esencia, parecía indicar de forma irrefutable, que la hija del profesor finado se hallaba en una situación vulnerable. Por la cabeza de Ishaya, pasaban imágenes truculentas en las cuales, la muchacha era bestialmente asesinada a manos de engendros no-muertos, mientras Erzsen, aún enfermo era devorado vivo por aquellas criaturas de vorágine sin parangón.

Desther, guiaba al sacerdote lo más rápidamente que sabía. Entre la neblina, pudo distinguir otro grupo reducido de esas criaturas de tórpido y tambaleante caminar... Se dirigían al pueblo... Al centro del pueblo...

¿Cuántas de esas aberraciones habría campando? ¿Cuántos muertos habrían vuelto a la vida en busca de saciar su ultraterreno apetito?

Acaso Pharasma se había olvidado de Ravengro? Era la maldad tan fuerte por aquellos lares que el poder de la Dama de las Tumbas no podía impedir que los cuerpos de los yacientes se levantaran de sus tumbas? Ishaya y sus hermanos, junto a la inestimable ayuda del joven Desther, serían capaces de sobrevivir a aquel horror?
A,pesar de que sabía que tarde o temprano acabarían yendo al meollo del asunto, su mente estaba en la mansión Lorrimor y lo que allí sucediera... Continuó su camino apresurado hacia el hogar de Kendra, un hogar que de haber seguido sus consejos ahora estaría vacío y ellos camino de Ardis...
Entonces un pensamiento sombrío le acudió a la mente...si los engendros que se estaban alzando de sus tumbas eran de las Restlands...

NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

y el grito le aceleró el pulso, empezó a respirar pesadamente... Se intentó agarrar a su fe, enfocar la vista en un punto fijo y recuperar el control...

No prestes atención al rostro que muestre la no-muerte, ya no son ellos, sólo una burla de lo que fueron.... No te tiemble el pulso, Desther

Sin más dilación, empuñando la skane y arropado por su fe se dirigió a la mansión Lorrimor...

Mientras avanzaban por la neblina de regreso a la Mansión Lorrimor Desther vislumbró a otro grupo de lo que parecían no-muertos. Sólo percibirlos ya puso en tensión los músculos del inquisidor, quien frunció el ceño y se aferró de nuevo a su alabarda. Casi sin pensarlo se preparó para saltar encima del grupo y darles el mismo final que le había dado a aquellos cuerpos corruptos de antes. Lo único que frenó que este iniciara un nuevo frenesí combativo como antes fue el grito de Ishaya, que le devolvió a la realidad de la situación.

Lorrimor, los vengadores, la inscripción, Bereth... demasiadas preguntas que no tenían respuesta y que se habían sucedido en los últimos días con rápidez. Su único deseo ahora era purgar aquella maldad que parecía estar apoderándose de Ravengro.

Ante el comentario de Ishaya, el inquisidor depusó de su actitud de lanzarse sobre los no-muertos y se dirigió a él

- No es el pulso lo que me tiembla, Ishaya, sinó que es mi espiritu lo alterado ante este sacrilegío y esta corrupción del juicio de la dama de las tumbas.

Después de dicho comentario se dispuso a seguir adelante hacía su destino,sin poder evitar ser asediado por una nueva inquietud.

¡Padre! ¿Estará bien?

El trío inició la marcha hacia el templo con la mayor velocidad de la que fue capaz, pues el peso muerto de Bereth, excedía retrasaba el ritmo de Jarik de forma importante. Además, la bruma parecía espesar de forma malévola a cada paso que los tres integrantes de los Vengadores daban por el camino anteriormente transitado.

De repente, la espesura que los rodeaba sonó como si alguien la agitase. En cualquier otro momento, el grupo habría pensado sin la menor duda de que se trataba de algún animal nocturno, pero hoy era diferente... demasiadas cosas sin explicación...

Unos gemidos hicieron aflorar los nervios del grupo. Eran demasiados gemidos, como si una legión se les viniera encima. La mente de Sicarius pareció quebrarse. Sus más terribles sospechas se hacían realidad. Un trozo de su pasado volvía a buscarlo unos cuantos años después...

Un manto de niebla se dispersó lo suficiente como para dejar a la vista el terrible espectáculo... Los muertos andaban sobre sus pies, con la carne tumefacta y podrida, con la mirada perdida y sin vida, pero con un apetito fuera de toda duda. Alzaron sus brazos hacia el trío. Estaban hambrientos. Comenzaron a moverse más rápido con un único propósito...

Todo parecía acabado para el joven conde de Anactoria, pero un celemín de esperanza brilló en aquel lugar maldito que escupía a sus muertos de las tumbas, cuando entre las brumas pudo distinguir la silueta recortada de Ishaya, el fiel servidor de la Dama de las Tumbas, y la poderosa alabarda del hijo del herrero... Tal vez todo no estuviera perdido.

Abajo, el lugar se había infestado de esas maldiciones ambulantes, las cuales caminaban inexorablemente hacia la mansión, en busca de saciar su voracidad superlativa con la carne de los vivos...

El dúo se aferró a la voluntad de la Dama de las Tumbas, e irrumpió en la hacienda Lorrimor siendo sabedores de que las cosas no iban bien. Y no tardaron en darse cuenta de que sus terrores no eran infundados. Un par de esas criaturas, deambulaban entre gemidos dirección a la casa.

Resultaba difícil distinguir lo que estaba sucediendo en el porche de la mansión, pues la niebla se hacía mucho más espesa y densa a medida que la pareja se introducía en Ravengro-

No había tiempo que perder. Kendra y Erzsen podían hallarse en una coyuntura de difícil solución...

Sicarius repasó los nombres de su familia uno por uno, después empezó a recitar el de sus antiguos amigos y vecinos, era extraño, los recordaba a todos como si de una maldición se tratase, eran sus ganas de vengarlos o su culpabilidad por no haberles podido salvar.

Mientras rezaba su peculiar credo en forma de censo, el guerrero se lanzó como una centella al combate gritando como un vulgar barbaro berserker.

MORIIIIIIIIIID, AAAAAAARG

El horror también había llegado a la Mansión Lorrimor. La espesa niebla les impedía ver más allá de unos metros, pero fue suficiente para descubrir a un par de engendros dirigiéndose hacia la casa.
No había hecho nada a derechas....dejó ir a sus hermanos a investigar, luego dejó solos a Kendra y al convaleciente Erzsen... Si a alguno de ellos le sucediera algo no se lo podría perdonar....
El presente le trajo de vuelta, en aquel momento no podía dejarse llevar, buscó su fe y se abrazó a ella....

Por fin habían llegado a la Mansión Lorrimor, cuya imagen había sido objeto de especulaciones varias sobre su situación actual por parte del inquisidor y del clérigo enano. Cuando llegaron la niebla persistía en la entrada pero pudieron visualizar a dos de aquellas criaturas deambulando, a lo que instintivamente el inquisidor posó su mano izquierda sobre el hombro del ahora perturbado clérigo.

-Deseo de veras que Pharasma escuche nuestras oraciones... por mi parte prefiero caer antes de abandonar a la corrupción y a la desolación la Mansión Lorrimor, hogar de quien tanto me enseñó... - dijó el inquisidor frunciendo el ceño mientras fijaba la vista en las aberraciones ante las que se encontraban.

Y entre las terribles brumas, un rayo de luz y esperanza brotó, como una pequeña flor que despunta solitaria entre las nieves tardías del final del invierno. Si la situación no fuese tan acuciante, Erzsen hubiera gritado de júbilo. Victoria y trompetas!! Ishaya y Desther!! Ishaya. Lider, guia, amigo... HERMANO. Todos los males y desazones parecían menguar. Casi. Antes, sin embargo, había un muerto andante que debía desaparecer. El putrefacto Lorrimor debía ser vencido, pues el joven conde no quería que Ishaya, y luego los otros, vieran aquella imagen desdichada. Sin más dilación, Erzsen disparó otra daga con toda la furia de su ser, dispuesto a acabar con este mal inmediato y ya presto a reunirse, y si acaso morir, con aquellos que amaba.

Lyria se sumergió en lo más fondo de su ser para encontrar la energía suficiente para convocar los haces de energía qué pretendía dirigir contra el oponente más próximo a su izquierda.

La esperanza de ver llegar a Ishaya, era una bocanada de aire fresco ante aquella truculenta escena. El infierno había dejado escapar a los muertos...

Erzsen volvió a lanzar una daga, pero esta incluso pareció rebotar en la tumefacta carne de aquella macabra caricatura del que fuera el profesor Lorrimor. Estaba claro que la criatura era resistente a las puntas de sus daga...

Con dificultad y con horror en los ojos, Jarik levanta su arma... pero algo le hace quedarse algo más parado de lo normal, y pierde unos segundos preciosos...  Muertos andantes otra vez... Sus hermanos alrededor... Ira, dolor y ...

NO!!!!!

Nada debe impedir que su arte avance....

No dejaré que se desborden.!!-Comenta ya más calmado...

Al parecer los no-muertos no repararon en su presencia, por lo que le dio tiempo a utilizar uno de sus dones divinos para proteger al joven inquisidor... Se acercó a Desther con la skane sobre el pecho y colocándole la mano sobre el antebrazo inició una plegaria....

Que Pharasma proteja el cuerpo de este fiel de las garras de la maldad y de su ponzoña...

Desther asintió agradecido al clérigo por la fuerza que le infundía sus plegarias a Pharasma. Sí, lo tenía claro....

-La dama de las tumbas está con nosotros y velará para que podamos poner fin a estas aberraciones en su nombre.-

Esta vez Desther extrajó un colgante con el amuleto de pharasma junto a otra pieza, una especie de medallón dónde se podía observar un cráneo atravesado por una espada. Tomo el colgante entre sus manos y empuñando la alabarda se avalanzó hacía una de las criaturas para iniciar el combate.