Partida Rol por web

El Cercenador se descubrió como un rival formidable. En apenas unos instantes había herido a Jarik y a Sic....y al parecer tenía cierta habilidad que le permitía curarse las propias heridas. Aquel enemigo los superaba a todos y los Vengadores de Pharasma estaban en un aprieto si no comenzaban a espabilar.

Ishaya intuyó que aquel combate era crítico para el devenir del grupo, por lo que decidió no guardarse nada. Sacó la varita de poderes sanadores y la dirigió hacia Sicarius. Mientras hacía esto pensó que tenía unos frascos en la mochila que no conocían sus propiedades, si el asunto se tornaba grave no dudaría en echar mano de ellos y arriesgarse.

Allí estaba. Al alcance de los dedos. La blancuzca espalda del Cercenador, reluciente como un miasma demoniaco en aquel pasillo tenebroso. Por instinto, o costumbre de sus dias de verdugo de inocentes (...asesinoooo...), sus armas se movieron en un arco de tijera invertida, dispuestas a dejarle los riñones a aquel desgraciado hechos filetes. Pero aquel desgraciado no era un ser normal, de carne y hueso, y ya puestos, igual ni tenía riñones. Así que las dagas cruzaron aquella carne palida y fosforescente como si fuese humo, dejandole un regusto amargo en la boca, preludio del inminente final que se avecinaba.

Lyria observó cómo todos los ataques de sus hermanos se estrellaban contra el muro de pesimismo qué parecía envolver la situación. Pequeños despistes e incertidumbres que estaban dando una ventaja excesiva al contrario.

Rápidamente urgó en las pertenencias de Ishaya para localizar una de las varitas que seguían sin saber que propiedades tenía. La apuntó contra el espíritu, y empiezo a fundirse con las esencias mágicas de esta, ..., la situación requería de medidas desesperadas, y deseaba e imploraba a Pharasma, que la varita tuviese dones curativos, ..., aplicados en un ser no muerto causarían gran daño, ..., si por el contrario eran energías mágicas de ataque, también le afectarían, ..., y si era otra cosa, ..., tampoco empeoraría más la situación de lo que ya estaba ...

Lyria se concentró en la varitas que sostenía en sus manos mientras se abstraía de todo lo que le rodeaba. La mente de la  hechicera se intentaba alojar en el mismo esencia del objeto mágico, mientras discurría por un pasillo tridimensional de runas, luces y palabras en dracónico. Ni tan siquiera sabía que poder albergaba la varita, ni tampoco si sería capaz de dominarlo, pero ya no había posibilidad para retroceder, se sentía como un pequeño ratón suelto en un laberinto que tan sólo superaría dando pasos hacia delante. Sus ojos recorrían marcas que tan sólo ella podía observar, mientras se movían de un lado a otro con nistagmos cortos y repetitivos... Finalmente la vara liberó su poder, al igual que una botella de champán galtés. 

La varita apuntaba al malvado cercenador, pero el espectro no fue el beneficiario de la energía eclosionada, si no Erzsen que se hallaba justo tras él y que hacía unos segundos había fallado su ataque. El cuerpo del pequeño conde quedó envuelto por un manto de energía cálido que le extirpoó el agotamiento acumulado como si hubiera dormido durante una semana...

Pero esta insuficiente victoria no hizo retroceder a Saetressle, que nuevamente descargó su grotesco hacha en esta ocasión sobre Desther, el cual preparaba su alabarda para su siguiente embate. El hijo del herrero seguía combatiendo al maléfico espectro, pero éste fue mucho más rápido, hundiendo su fantasmagórica hoja entre las costillas del inquisidor, que únicamente pudo caer al suelo en pos de la muerte...

Acto seguido, el Cercenador dio un par de volteretas colocándose detrás del pícaro de pelo como el fuego. La cosa tenía mala pinta.

Tras el furioso ataque de El Cercenador sobre Desther el fantasma hizo una de sus cabriolas y huyó del combate no sin que antes Sicarius lanzara un hachazo casi a ciegas pero que debiera alcanzar a un entretenido objetivo. Tras ésto el guerrero no se planteó nada del combate, solo tenía un objetivo y para alcanzarlo debía avanzar. Dio un paso adelante y descargó su arma esta vez con más finura que fuerza y así  consiguió alcanzar al maldito engendro. No tendría piedad, no descansaría hasta que uno de los dos cayese, el hachuela debía de ser suya y solo suya.

El espiritu volvió a demostrar su agilidad inhumana abandonando el nucleo del combate con una serie de cabriolas y saltos dignos del mismo Erzsen. Sin embargo esta vez, Sic y él mismo estaban atentos a sus acrobacias, y ambos descargaron rapidos y furiosos golpes preventivos mientras el ente danzaba por los aires. Al finalizar sus estrafalarias piruetas, el Cercenador se plantó frente a ellos dos. Pese a la delicadisima situacion del combate, Erzsen se alegró de tener a Sic a su lado. Contra todo pronostico desde el dia que se conocieran, ambos se entendían y se complementaban de lujo a la hora de luchar.

Tanto el pícaro como el guerrero respondieron con prestos ataques a las piruetas del Cercenador, y en esta ocasión Sicarius alcanzó con furia inusitada ante el maligno ser, mientras la daga sagrada no alcanzaba a acertar en el etéreo cuerpo del ebdiablado hachero. Saetressle se plantó ante ambos con sus alargados y torcidos dientes expuestos en una sonrisa de mal sin igual...

- ¡¡No podéis hacerme frente!!... ¡¡OS CORTARÉ LA CABEZAAAAAAA!!...

El combate se recrudecía. El Cercenador asestó un un tremendo hachazo que tumbó al inquisidor, para acto seguido realizar una serie de escorzos para colocarse por detrás de Erzsen. Sic y el joven conde descubrieron la maniobra y lo acosaron con sus ataques.... Y al parecer eso enfureció al etéreo enemigo.

Por su parte ya había tomado una decisión. Sus recursos de curación eran casi nulos, un último don menor de Pharasma podía convertirse en una opción, también menor, de curación. Pero había llegado el momento de arriesgar, Desther estaba tendido en el suelo y por la cantidad de sangre que veía estaba cayendo hacia la oscuridad de la muerte....

Aún no! Por Pharasma!!!

Sacó uno de los frascos que encontraron tiempo atrás y que Lyria fue incapaz de desentrañar sus propiedades... Lo miró por un instante, como dudando... Inició una plegaria en murmullos y de un tirón abrió el vial y se lo administró al inquisidor.... Que fuera lo que Pharasma quisiera

El pistolero se adelanta un paso, saltando sobre el pobre Inquisidor mientras su hermano intenta volver a levantarlo... Entre el hueco entre el pequeño conde y el gran guerrero , lanza su tomahawk.  Pero la dama hoy no está a su lado.... Y eso bien puede significar el fin para alguno de sus hermanos.

El combate continuaba siendo agónico. El Salpicador había cumplido con su cometido de casi agotar los recursos de los Vengadores, mientras que ahora el Cercenador, rendiría cuenta de sus vidas a poco que continuara encadenando hachazos demoledores como el que había derribado a Desther. Jarik, gravemente herido fue incapaz de asestar un hachazo al siemrpe móvil espectro. Todo parecía estar destinado a un funesto final... ¡¡Había que apelar a la épica y la suerte!!

Ishaya se aproximó hasta el cuerpo caído de Desther, y le hizo tragar una poción cuyos efectos desconocía... Pharasma decidiría por él...

De repente, las heridas del inquisidor comenzaron a cerrarse. No todas, pero sí una gran parte de ellas...

Pharasma se acordó de ellos al fin. El vial misterioso que Ishaya vertió garganta abajo de Desther resultó ser curativo, devolviendolo a la verticalidad. Instantes antes un rayo procedente de otra varita manipulada al azar por Lyria impactó en él resultando en un aumento del humor sanguineo perdido a causa de la reina estirge. Quizás aquellas señales eran una luz al final del oscuro tunel que era aquel combate maldito? Sin tiempo para alegrarse por aquellas pequeñas victorias, Erzsen se giró como un áspid para encarar al Cercenador de nuevo. El ataque relampago mientras maniobraba entre ellos dejó la daga curva en muy mala posición para el ataque, haciendo que esta hiciera poco más que moverse como un inutil sonajero. La reciente daga de mithral sin embargo zumbó como una avispa y tajó aquella carne traslucida. Sin embargo, carente de la sacra bendición de Ira de Pharasma, poco daño le haría a aquel ser de ultratumba.

Lyria vio con alivio como el destino les parecía sonreír de nuevo. La varita resultó poseer unos beneficios que parecieron mejorar la condición de Erzsen. Las "cabriolas" del espectro no le salieron lo bien que el deleznable ser esperaba, resultando unas oportunidades de lujo para que los componentes de primera línea del grupo hallasen huecos en las defensas de Saetressle. Y la poción que Ishaya suministro al moribundo Desther tuvieron las propiedades curativas tan ansiadas y necesitadas por el grupo.

Lyria no se lo pensó nuevamente, apuntó al cuerpo de Sic. Si con Erzsen había funcionado, con Sic, que aparentemente disimulaba en el exterior, interiormente parecía sufrir, tendría que funcionar. Intentó de nuevo fusionarse con la esencia de la varita, pero algo no funcionó bien. Las letras antes nítidas, aparecieron de nuevo ante ella, pero con un tono borroso. El pasillo con las energías mágicas pareció empequeñecerse hasta no dejar espacio para pasar. Fue expulsada de nuevo a la realidad, perdiendo un tiempo precioso. Qué había pasado? Quizá fue la tensión anterior la que provocó que se centrase más, y ahora se había relajado demasiado impidiendo una buena concentración? ...., sea lo que fuere, se obligó a centrarse y a pensar en las consecuencias de si no conseguían actuar con celeridad ante el peligroso adversario ....

El combate se había convertido para Sicarius y El Cercenador en un intercambio de golpes sin ton ni son, pero a diferencia del guerrero, al que le pesaban las múltiples heridas y el cansancio, al espectro cada golpe que asestaba le fortalecía. La situación comenzaba a desesperar a los Vengadores y el mocetón tras recibir una soberbia tajada quedó suficientemente aturdido y desequilibrado como para que su siguiente envite fracasara cortando el aire en vez de la translucida carne de su oponente.

Tras los embates de los Vengadores, el espectro pudo esquivar nuevamente la daga sagrada de Erzsen, pues sabía que el acero consagrado de Ira de Pharasma portaba era virulento para su estado de no-muerte. Casi como un resorte, una vez sorteada la hoja de la daga, lanzó un hachazo brutal sobre Sicarius.

El recio guerrero soportó estoicamente la acometida fantasmagórica del hacha, pero observó como la sangrante herida volvía a sanar el daño, mediante volutas etéreas que fluían hasta el incorpóreo cuerpo de Saetressle.

Desther volvió a la consciencia y no dudó en alzarse para volver a ala refriega. El inquisidor sabía que la lucha requería de su aportación, pues a pesar de haber detenido el avance fulgurante de la criatura, sus ataques seguían siendo devastadores. Al recuperar la verticalidad, se dio cuenta de que no había sitio por donde pasar, con lo que decidió conjurar uno de sus conjuros, uno especialmente molesto para los no muertos.

Para su desgracia, el espectro estaba amparado por la cobertura que tanto el guerrero como el joven conde ofrecían, con lo que le fue imposible acertar entre la maraña de gente...

La lucha se asemejaba a una danza macabra. El Cercenador parecía llevar la iniciativa y los Vengadores de Pharasma bailaban al son de su batuta. ¿Cuanto tiempo podrían aguantar? Solo Pharasma lo sabía. Lo cierto era que el descubrimiento de las propiedades de aquellos frascos habían hecho aumentar sus nulas posibilidades de vivir... Al menos se irían con la conciencia de haber hecho todo lo posible por limpiar de maldad aquella funesta prisión...

Quizá por esa misma urgencia utilizó el último don de Pharasma que le quedaba para sanar algunas de las heridas que sembraban el cuerpo de Jarik.

Aguantad, hermanos, aguantad!!! Por la gente de Ravengro!!! Aguantad!!!!

La energía curativa de Isahaya inundó el cuerpo de Jarik. Su hermano estaba dándolo todo para restañar sus maltrechos cuerpos. Mientras, el grupo de ataque no acababa de encontrar el ritmo. Aquello que les hacía vibrar como las cuerdas de un laúd para armonizarse en una única tonadilla no estaba allí con ellos.

Blossom regresó a su mano girando y como impelido por la propia arma, el pistolero giró sobre su eje propinando más fuerza al hacha. Ésta salió disparada en una trayectoria recta hacia el Cercenador, que nada pudo hacer para evitar en esta ocasión que la mágica arma probase su inmaterial sustancia.

¡Por Ravengo y sus gentes! ¡Por Parasma y por nosotros!

El grito salió de sus labios secundando al de su hermano... El ánimo  y la voluntad era ya casi lo único que les quedaba...

De nuevo Sic y él avanzaron un leve paso para volver a situarse entre el maldito Cercenador. Este seguía con su tactica de golpear y brincar, y maldita sea si no le estaba funcionando de maravilla. Sic había encontrado algo dentro de si mismo que lo llevaba a seguir castigando al espiritu con su hacha, y Jarik afinaba su puntería con el hachuela magica también. Erzsen se situó a su espalda y volvió a presionar con las dos dagas. Sin embargo el Cercenador parecía saber, o notar, que la daga curva sería mortal para el y su defensa se mostró magnifica una vez más en contra de Ira de Pharasma. A pesar de todo, el conde era rapido tambien, y aprovechó la concentración en su mano derecha para soltar la izquierda fuera de la vista del no-muerto y sesgar su carne fosforescente con un tajo hacia arriba. El brillante mithral mordió la esencia eterea del monstruo, aunque más que dañarlo seriamente, más bien lo molestaba. Era imperativo que consiguiese romper la guardia del ser con la sagrada daga... no podrían aguantar así mucho más tiempo.

Lyria volvió a concentrarse en la energía mágica de la varita, y con la disciplina que le caracterizaba, se forzó a abstraerse del mundo. Volvió a entrar en ese pasillo característico dónde las energías mágicas adquirían forma de caracter, y forzó su comprensión para que fuesen nítidos.

Abrió los ojos de repente, entendiendo al objeto, y lo aprovechó de nuevo para liberar su energía, focalizándolo sobre Sic ....

La taimada y espectral criatura era un hueso demasiado duro de roer. Sin mayor dilación, volvió a propinar un furioso golpe con su hacha, pero en esta ocasión, Sicarius encajó con tragaderas el dolor y el mal que desperdigaba cada tajo del fantasmagórico hacha. Tras realizar el ataque, el Cercenador no volvió a duedar en su estrategia, y una vez más huyó de la posición táctica que le ofrcía menor ventaja...

- ¡¡No podréis conmigo!!...- espetaba mientras su lengua se retorcía en su boca de dientes afilados y retorcidos. - Caeréis bajo mi hachaaaaaaaa... JAJAJAJAJAJAJAJA...- provocó con su estridente y molesta risa...

Poco a poco, el grupo se internaba más adentro en la cámara de Saetressle... ¡¡Ojalá aquello no fuera una terrible celada!!