Partida Rol por web

Castillos de arena

Tinta tus sueños

Cargando editor
22/02/2016, 00:19
Austin Garret-Jolley

Río junto a ella una vez más, y lo hago más todavía al escuchar su primera respuesta. Niego con la cabeza antes de hablar yo, haciendo una especie de contraoferta.

—O podrías secuestrarme y ayudarme con ellas, las dos cosas son compatibles. O encargarte tú de noche la próxima vez antes del secuestro, yo te doy las llaves —ofrezco—. O... También puede tener el primer loft del mundo lleno de paredes —propongo entonces, haciendo un gesto como si aquello fuera la mar de interesante—. No se ven pisos así todos los días.

Sin embargo después me pongo un poco más serio al escuchar su disculpa y hago un gesto rechazándola.

—No tienes que sentir nada, ha molado mucho más así —le digo—. Y lo de las paredes tampoco es como un plan-plan, así que no te preocupes. Escojo la sorpresa —afirmo antes de mirarla por un instante, escrutándola, como valorando hasta qué punto serán ciertas las siguientes palabras—. Y creo que tú también la preferirías.

Dicho eso me hecho también hacia atrás con una sonrisa de medio lado y expresión brillante.

—Míralo por otro lado —enuncio, y se nota que lo que voy a decir me parece totalmente atrayente—. Es como si me hubieras llamado y hubieras dicho... «Cap ou pas Cap?» —cito con un francés penoso.

Cargando editor
22/02/2016, 00:32
Nicole Nazar

Ladeo un poco la cabeza para mirarlo mientras habla y suelto una risita con sus primeras propuestas de opciones. Después contemplo cómo se marchan los últimos que quedaban, los monitores, y les hago un gesto de despedida con la mano. 

—Me gustan las sorpresas... —respondo, pero dejando la frase en el aire para añadir un pequeño matiz, sonriendo de medio lado—. Casi siempre.

Y entonces me quedo pensativa por un momento para terminar buscando su mirada de nuevo, con expresión divertida.

—Pues no tengo ninguna intención de terminar enterrada en cemento. Me parece una forma terrible de morir.

Cargando editor
22/02/2016, 01:25
Austin Garret-Jolley

Al ver el gesto que ella hace a los monitores me giro para mirarlos y les hago yo también uno con la cabeza. Sobre todo a César, que se ha portado. Luego escucho su respuesta, dando por hecho que me está dando la razón, y ante sus últimas palabras sólo puedo encogerme de hombros.

—Bueno, no pienses que ellos murieron en cemento —le digo—. Piensa que vivieron muchos años a un nivel al que muchos sólo pueden soñar —expongo antes de reír y hacer un gesto con la mano, dejando claro que era sólo una broma.

—Nah, eran unos locos, e hicieron daño a gente que no se lo merecía —enuncio—. Pero aún así yo no descartaría probarlo algún día, aunque fuera un rato. Cosas que sólo afecten a los dos, no sé... —digo, encogiéndome de hombros y dejándolo en el aire por un instante—. Supongo que todos hemos fantaseado con ello al ver la peli. Pero para jugar a eso hacen falta dos.

Entonces me tomo otro instante, desviando los ojos hacia el vacío, y en ellos puede verse cómo el poso de emoción e ilusión de los saltos se ve renovado ante esa perspectiva.

—Al final todos sabemos que no está bien, y que no es seguro —digo como si eso fuera un fastidio, arrastrando las palabras mientras una media sonrisa va apareciendo en mi rostro—. Pero aún así yo te digo que si tú ahora me dices con este frío que bajemos y nos tiremos desde aquella roca, «Cap ou pas Cap», —vuelvo a citar señalando con la cabeza una piedra que está un poco por encima del agua antes de volver a mirarla. Emito un suspiro entonces, y mi expresión casi parece retarla a estar de acuerdo conmigo—. Sólo tengo una respuesta —digo haciendo una pausa y mirándola profundamente antes de proseguir—. Y probablemente yo luego te retaría a que lleguemos hasta mi casa en moto en media hora —enuncio antes de negar con la cabeza, manteniendo la sonrisa—. Y sería una puta locura. Pero no sabes lo bien que me lo pasaría.

Cargando editor
22/02/2016, 01:49
Nicole Nazar

Cuando era pequeña mi hermana desarrolló una elaborada técnica para conseguir que yo hiciera cualquier cosa. Ahora sé que usaba psicología inversa, pero en aquel momento sólo sabía que esas palabras eran capaces de cegarme por completo.

«No te atreves».

Tres putas palabras y era capaz de saltar desde un jodido tejado o de tirar del mantel que sostenía una tarta de boda justo antes de que los novios cogieran la espada para cortarla. Y joder si me metí en líos por su culpa. Luego ella siempre parecía un angelito a mi lado, con su pelo rubio, sus ojos azules y su cara de inocencia. La fille parfaite. Mientras que yo era incapaz de mentir y cuando preguntaban quién había sido, tenía que levantar la mano.

Pues ahora me siento igual, me cago en la puta. Cuanto más dice Austin que es una locura, más ganas me dan de entrarle al trapo. Noto cómo la adrenalina que no ha tenido tiempo de abandonar mi organismo empieza a desperezarse, saludándome desde mis propias venas como una vieja amiga y ni siquiera sé en qué momento mi cuerpo ha tomado la decisión de levantarse y colgarse la mochila a la espalda sin pedir permiso a la parte racional de mi cerebro, impulsado tan sólo por mi sangre. 

—Pues no sé a qué estás esperando —espeto, clavando mi mirada desafiante en la suya con una sonrisa afilada. Y mis siguientes palabras suenan casi como una sentencia pronunciada en un francés perfecto—. Cap ou pas cap, Austin?

Y enarcando una ceja, empiezo a caminar hacia la roca con toda la maldita intención de quedarme en ropa interior y saltar al agua.

Cargando editor
22/02/2016, 02:22
Austin Garret-Jolley

Al ver que Nicole empieza a levantarse sin decir nada la miro extrañado, valorando que necesite ir al baño, o cualquier otra cosa. Sin embargo se echa la mochila al hombro y eso hace menos probable que vaya a buscar un arbusto solitario.

Al escuchar sus palabras la miro fijamente. Mi cerebro tarda un instante en asimilarlas, como si aquello fuera totalmente increíble, y en cuanto se pasa al francés ya estoy recogiendo lo poco que queda disperso y echando casi a correr detrás de ella.

Apuro hasta ponerme a su lado tanto física como mentalmente, asumiendo que de verdad vamos a hacerlo. Porque al menos no tiene ninguna pinta de que sea una broma.

Mientras bajamos hacia la roca la miro de soslayo una y otra vez, queriendo asegurarme de que esto va en serio, y conforme el momento se acerca me siento más y más emocionado. Joder, es una maldita locura. Aunque también lo es saltar desde un puente, y hoy lo hemos hecho tres veces.

Al llegar a la roca en cuestión ni siquiera pienso en el bañador que espera en mi mochila. La dejo en un lugar cercano, resguardada, y camino hacia el saliente dejando mi ropa por el camino, y el único motivo por el que me dejo los calzoncillos es porque realmente es más cómodo estar con ellos que sin ellos para nadar.

Es entonces la primera vez que digo nada a Nicole desde que lanzó aquel desafío. La miro largamente, con gravedad, tendiendo una vez más cien hilos plateados entre mis ojos y los suyos, mientras mi mente se vacía y sólo quedan las ganas de volar hasta llegar al agua.

—Cap —enuncio con voz grave. Y acto seguido echo a correr, saltando en el último momento desde la roca.

El salto es más alto de lo que pensaba. Casi cinco metros de caída en los que me da tiempo a hacer un salto de ángel casi perfecto. Y al atravesar la superficie me dejo llevar, abriendo los ojos para ver el fondo y no estazarme. Por suerte, según parece, hay margen para no hacernos daño. Unos segundos más tarde salgo a la superficie, empapado y con la adrenalina por las nubes, buscando a la chalada de Nicole con la mirada.

Cargando editor
22/02/2016, 02:43
Nicole Nazar

Camino en silencio con paso decidido, escuchando tan sólo el palpitar que mueve mis pies hasta llegar a la roca. Sé que Austin va a mi lado, igual que noto sus miradas de reojo y no me cabe duda de que está esperando que me raje, igual que hacía Cécile. Pues lo lleva claro. Si le da miedo ya puede ser él el que se eche atrás.  

Y al llegar, estoy empezando a desnudarme cuando suena su voz y durante uno de esos instantes eternos nuestras miradas se atrapan. Su carrera es la señal para que termine de desvestirme a toda prisa y ni siquiera miro hacia abajo antes de saltar detrás.

Por un momento me siento como en el puente, volando una vez más. Pero como en el puente, se acaba, sólo que esta vez no es un golpe seco el que tensa la cuerda, sino un abrazo frío de agua el que me rodea, despertando de inmediato toda mi piel.

Tardo unos segundos en volver a la superficie y cuando lo hago suelto una aguda carcajada mientras muevo los pies y las manos para no hundirme mientras me río. Joder. Ahora sí que me siento despierta y viva. Busco a Austin, principalmente para asegurarme de que está bien, pero también para ver en su mirada la misma adrenalina que me mueve a mí ahora, y al encontrarlo, nado hacia él. 

Estoy tiritando y me da la risa cada pocos segundos, pero mis ojos brillan con la misma satisfacción con la que miraba a mi hermana después de superar uno de sus retos, sin pensar ni por un instante en el castigo que vendría después.

Cargando editor
22/02/2016, 02:54
Austin Garret-Jolley

Paso de señalarle a Nicole que, estrictamente, ella no tiene que saltar, que es un reto que ella me ha puesto, y punto. Después de todo no me extraña que ella también quiera hacerlo. Después de lo del puenting esto no deja de ser una extensión más de la misma adrenalina.

Cuando tras salir a la superficie no la encuentro arriba sé casi con certeza dónde buscarla: cerca de mí, en el agua. Y al verla salir y reír de aquella forma me uno a ella, moviendo con comodidad brazos y pies para no acabar en el fondo. El frío recorre mi piel, marcándose como pequeños clavos en toda mi epidermis. Y también la eriza, pero me encanta. Puede que sea por la adrenalina, pero ni siquiera me siento helarme por dentro.

En el momento en que nuestras pupilas vuelven a encontrarse y esos hilos se conectan una vez más mi sonrisa es tan grande como la de después de saltar, aunque esta vez el mundo no da vueltas a mi alrededor. Mis pupilas están tan dilatadas que cubren casi todo mi iris, y ni siquiera verla temblar de ese modo hace palidecer el momento.

La veo acercarse a mí y me acerco a ella, nadando con soltura hasta que estamos más cerca. Su risa es contagiosa, y me lleva una y otra vez a estar a punto de tragar agua, pero vale la pena. Una vez más, he volado. Hemos volado.

—¿Sabes que estás como una puta cabra? —pregunto lentamente sin soltarme de sus ojos, aunque en mis palabras se nota de sobra que aquello es un cumplido. Mientras tanto le tiendo una mano, por si agarrarse a mí le viene bien.

Cargando editor
22/02/2016, 03:07
Nicole Nazar

Acepto la mano de Austin y la tomo con la mía, aprovechando el agarre para sostenerme en él y mover las piernas más lentamente. Al escuchar sus palabras una nueva carcajada mueve mi pecho, pero se interrumpe por un estremecimiento. Y es que tengo la piel completamente de gallina y creo que ahora mismo podría cortar cristal con mis pezones.

—Mira quién habla —respondo, todavía con cierto desafío en el fondo de mi voz, pero casi imperceptible entre todas las emociones que la llenan—. Joder. Está helada —añado, con un castañeteo de dientes que se mezcla con una nueva risa.

Cargando editor
22/02/2016, 03:22
Austin Garret-Jolley

Al escuchar cómo me devuelve la pulla —o el cumplido, según se mire— río con suavidad, sosteniendo su mano. Me resulta sencillo mantenerme a flote sólo usando un poco las piernas, y la experiencia me dice que es sólo cuestión de tiempo que entremos en calor, aún estando quietos. ¿Qué pueden ser, uno o dos minutos?

—Anda, ven aquí —la invito, tirando de su mano y disponiéndome a rodear su cintura con la otra para darle algo de calor. En mis labios la sonrisa se ha vuelto indeleble, y con cada respiración me siento más y más vivo. Joder, que hace unas horas estaba en la cama, y ahora estoy aquí, después de pasarme la mañana haciendo puenting y de saltar de una roca a cinco metros al agua helada. Desvío mis ojos hacia la roca un instante, buscando nuestras cosas, y al volver después a encontrar los de Nicole me encojo de hombros.

—Está bien que no me hicieras saltar solo —le digo cómplice. Me sumerjo un poco entonces, sólo un instante, dejando únicamente fuera los ojos y el cabello antes de volver a subir—. Así podemos pedir que nos dejen compartir habitación en el hospital por la pulmonía —añado después, aunque realmente se nota que yo no estoy sufriendo ni tanto como ella, ni prácticamente nada.

Cargando editor
22/02/2016, 03:35
Nicole Nazar

Apoyo el brazo en su hombro, dejando que me abrace y lo miro con cierta incredulidad por lo poco que parece afectarle el frío a él. 

—¿Pero tú de qué estás hecho? ¿Tienes nitrógeno líquido en las venas o qué? —pregunto, enarcando ambas cejas sin aclarar más que eso. Y entonces sigo su mirada hacia la roca y me vuelvo a reír al ver la altura desde la que hemos saltado—. No podía dejar la diversión para ti solo —añado, mirándolo sonriente mientras me vuelvo a estremecer. 

La verdad es que no quiero ni pensar en el momento de salir y en el frío que voy a pasar hasta que el aire me seque y me pueda poner mi ropa. Entonces lo miro y ladeo un poco la cabeza.

—No tendrás un par de toallas en tu mochila de Mary Poppins, ¿verdad? —bromeo, pegándome más a él en busca de su calor

Suspiro y un escalofrío me recorre de nuevo. Miro a nuestro alrededor, comenzando a buscar dos cosas: alguna roca que se pueda usar de punto de referencia y algún camino que al salir nos lleve de vuelta hacia nuestras cosas. 

—Me estoy congelando. ¿Me echas una carrera? ¿Hasta esa roca? —pregunto, apoyándome en él para levantar un brazo y señalar la meta que he localizado.

Cargando editor
22/02/2016, 03:44
Austin Garret-Jolley

Río con su broma, recordando la cantidad de veces que Rachel me ha dicho cosas parecidas. Supongo que he tenido suerte, o que el tipo de dieta o metabolismo me han hecho así, aunque suceda desde pequeño. Quizá es por la cantidad de ejercicio, quién sabe. En cualquier caso esa línea de pensamiento se corta en cuanto ella explica por qué se ha tirado, y por un momento me siento como si una vez más hubiéramos conectado. O, más bien, como si de nuevo se hiciera evidente una conexión que permanece ahí, constante siempre que nos encontramos.

La abrazo más fuerte con su nuevo estremecimiento y froto su espalda, esperando que eso la ayude en algo. Aunque, siendo sincero, poco voy a poder hacer hasta que su cuerpo no se empiece a adaptar.

—Bueno, tengo un abrigo grande, y la parte de dentro es de peluche. Supongo que eso cuenta al menos como una —expongo sin llegar a decir lo que es evidente: que se lo puede quedar para ella, para no morir congelada—. No había contado con preparar mi kit de secuestrado para dos personas, pero lo tendré en cuenta la próxima vez —aseguro sonriendo.

Acto seguido, cuando propone una carrera y se apoya en mí para señalar esa roca, debo mover mis piernas con más fuerza para no hundirme. Sin llegar a calcular distancias realmente no tardo en asentir.

—Venga —le digo—, el que pierda paga la cena —propongo con naturalidad, sin plantearme siquiera las horas que faltan hasta entonces, o que lo más probable es que en ese momento cada uno esté ya en su casa. Y de inmediato me lanzo a nadar. Empiezo a braza, pero lo cierto es que eso siempre me ha sabido a poco. Así que no tardo en pasarme a mariposa, dando grandes brazadas que van metiendo y sacando del agua mi espalda a gran velocidad.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Uala la tirada. O_O

Cargando editor
22/02/2016, 03:57
Nicole Nazar

—Yo no contaba con que nos daríamos un baño sin esperar ni siquiera a hacer la digestión —bromeo, soltando una nueva carcajada. 

Cuando empieza a nadar no tardo en ponerme en marcha yo también. Y no es que nade precisamente mal, pero lo suyo no es normal. Parece un jodido atleta olímpico. Supongo que tener el culo como una piedra debe hacerlo más aerodinámico o algo. 

La parte buena es que entro en calor después de unas cuantas brazadas contracorriente. La parte mala que a Austin lo veo de lejos y sólo me queda seguir su estela porque me ha dado una paliza épica. Así que en el último trozo ya ni me molesto en tratar de ganarle. Total, hace rato que él llegó a la roca. Me dedico a deslizarme por el agua ahora que mi cuerpo parece haberse aclimatado un poco. Tengo la sensación de que mis labios deben estar azulados, pero al menos ya no tirito como una condenada. 

Cuando llego a su altura chasqueo la lengua.

—Pues parece que ya te debo otra cena —comento sin acritud, asumiendo mi fracaso. Sin embargo, añado algo más, mirándolo con cierta admiración—. Oye. ¿Tú hay algo que hagas mal?

- Tiradas (1)
Cargando editor
22/02/2016, 04:08
Austin Garret-Jolley

Yo mismo me quedo alucinado de lo rápido que estoy nadando. Es como si en el camino que he escogido, y sólo en ese, la corriente se apartase para dejarme pasar, o algo. O quizá sea la práctica de haber volado tantas veces en un mismo día, que me permite impulsarme con más fuerza que de costumbre.

Para cuando llego a la roca señalada me aparto unos metros, pretendiendo no hacer pie, y allí espero a Nicole con expresión de triunfo. Mientras llega me dejo hundir un par de veces, sacando la cabeza y agitándola después con fuerza. La miro durante un instante, ladeando la cabeza mientras se me ocurren otros planes mejores.

—Mmmmm... —murmuro—. Creo que lo cambio porque me ayudes a cocinar —señalo—. Eso sí, tendrás que hacer todo lo que te diga —expongo de inmediato, bromeando.

Acto seguido, cuando me hace aquella pregunta tan directa no puedo evitar reír sonoramente. Niego con la cabeza, sacando la mano del agua para hacer un gesto que quite importancia al asunto.

—Muchas cosas, ¿y tú? —pregunto haciendo un gesto con la cabeza antes de continuar la respuesta por un lugar tangencial—. Ha sido suerte —le digo—. Y la ventaja de que tú estabas helada. ¿Cómo lo llevas? ¿Mejor? —digo antes de sacar una vez más mi mano del agua y dirigirla hacia su boca. Esta vez no hay ningún tipo de relevancia en el gesto, como cuando lo hice en su clase, aunque es inevitable recordar ese momento por un instante—. Tienes los labios azules. Cuando quieras salir, avisa.

Cargando editor
22/02/2016, 04:18
Nicole Nazar

El cambio en el premio me intriga y asiento sin pensármelo mucho mientras termino de acercarme. Pero después cuando se ríe, me río yo también y cuando responde, pongo los ojos en blanco. 

—No serán tantas cosas. O las escondes de puta madre —comento, sin darle tampoco más importancia que esa. Luego sonrío—. Mejor, sí. Me ha venido bien nadar, pe...

La frase se queda en el aire cuando me toca la boca y por un instante busco su mirada, recordando todo lo que quedó a medias la última vez que lo hizo. Sin embargo, enseguida continúo con lo que estaba diciendo, hablando directamente debajo de sus dedos.

—... Pero creo que voy a salir ya y así voy buscando un camino para llegar a la roca. Si quieres quédate un poco más, hombre de acero —bromeo, sonriendo ampliamente.

Cargando editor
22/02/2016, 04:25
Austin Garret-Jolley

Me encuentro a punto de responder, ofreciendo una lista de cosas que se me dan al menos cien veces peor que a la mayoría de gente, y la mecánica o calcular el peso de las motos sólo es la primera. Sin embargo cuando sus palabras se detienen de golpe algo en mí se tensa mientras un escalofrío recorre mi espalda. El cómo busca mi mirada sólo completa el cuadro, como si de repente nos hubiéramos transportado de nuevo a su clase, días atrás. O como si siempre hubiéramos estado en el agua. La siento hablar bajo mis dedos, pero lo único que noto es la caricia de sus labios en mi piel. Devuelvo su sonrisa de manera tranquila y no sé si es que me voy acercando mientras habla o si estoy tirando de su barbilla, pero para cuando termina me encuentro casi pegado a ella.

—Mejor salgo yo primero —me ofrezco mientras mi otra mano roza su vientre—. Busco el camino, y te preparo el abrigo. ¿Te hace? —pregunto al final, aunque una vez más mis ojos parecen decir otra cosa.

Cargando editor
22/02/2016, 04:36
Nicole Nazar

Un nuevo escalofrío me recorre cuando siento su mano bajo el agua, pero esta vez no tengo frío. Sus ojos me han atrapado una vez más y me pasa por la cabeza lo diferente que puede hacerlo todo un pequeño gesto como el de tocarme la boca, cuando hace un momento nos hemos abrazado cada uno manteniéndose dentro de su piel, pero de repente ahora ese mínimo roce parece fundirme como arcilla bajo sus dedos. 

Trago saliva despacio y mi mano sigue a esa que me ha rozado, buscando su contacto. Tardo un par de segundos en reaccionar y pestañear antes de responder. 

—Eh... No, no —digo sin mucha fuerza, todavía enganchada de su mirada—. Si sales ya, voy yo también. Pero si estás bien y te quieres quedar, no me importa ir sola... Y eso. 

Cargando editor
22/02/2016, 04:45
Austin Garret-Jolley

Notar que sus ojos siguen detenidos entre los míos, entrelazados dos a dos como pares sin motivo de separación, es lo que me mantiene enganchado a ella. Siento su mano cerca de la mía en un gesto que reconozco como búsqueda y no tardo en entrelazar nuestros dedos. Como hace una semana.

Escucha su propuesta, negándose a mi oferta, y mientras habla acepto con gravedad.

—Y eso —repito sin pensarlo, recurriendo no sólo a sus palabras de ahora, sino a una pregunta pronunciada unos días atrás. Mientras tanto he acabado por volver un poco hacia atrás, hacia la roca, donde puedo mantenerme en pie con sólo la cabeza fuera del agua. Mi mano, esa que se había encontrado por un instante con la suya, la ha arrastrado hacia atrás, posándose con naturalidad sobre su nalga. No es un gesto soez, ni mucho menos, aunque no puedo negar la sexualidad con la que me carga de repente. Mi pulgar sigue en su boca, sintiendo la caricia de sus labios al hablar.

—Ahora voy —prometo sin moverme ni lo más mínimo.

Cargando editor
22/02/2016, 04:54
Nicole Nazar

En algún momento mi brazo se ha extendido hasta que mi mano ha encontrado su hombro. No estoy segura de cómo ha llegado allí, pero cuando su otra mano me busca para arrastrarme con él, mis dedos se marcan en su piel, cerca del cuello. Dejo que me lleve, resulta muy sencillo debajo del agua, y no hago nada por frenarme hasta que nuestros cuerpos se tocan. 

—Vale —musito, sin llegar a moverme yo tampoco y con los ojos cada vez más brillantes.

Una sensación cálida recorre mis venas de nuevo. O tal vez no ha llegado a desaparecer nunca. Como sea, ahí me quedo atrapada una vez más en un instante que de repente se ha vuelto trascendente sin que nada lo anticipase. La expectación cosquillea en mi estómago, preguntándome en el oleaje de cada latido qué sucederá en el instante siguiente. Y la verdad, no tengo ni puta idea, pero espero poder averiguarlo.

Cargando editor
22/02/2016, 05:21
Austin Garret-Jolley

Escucho su escasa respuesta, y ni por un momento me planteo la posibilidad de que se marche, y menos con sus dedos marcándose en mi hombro, Mi piel se eriza, pero no es ni por el agua ni por el frío, sino por esas corrientes eléctricas que empiezan en las yemas de sus dedos.

Y una vez más empiezo a dibujar su boca, retomando un recorrido que lleva días pendiente. La recorro con mi pulgar lentamente, trazando ese camino dorado que permite que su boca exista en un plano donde sólo nuestros labios viven. Mientras tanto la mano que se encuentra con ella, sobre su ropa interior, la aprieta ligeramente, sintiendo su contacto. Que el agua nos mezca de esta manera sirve para hacer el momento aún más cerrado, y no me avergüenzo cuando voy sintiendo crecer mi erección contra ella. A estas alturas sería algo totalmente ridículo.

No termino de dibujar su boca ni aún cuando la he recorrido entera. La repaso otra vez, mientras cuatro de mis dedos se sujetan un poco más a los suyos y el pulgar se engancha en el elástico de su ropa interior. Mientras tanto la inmensidad e intensidad de mi mirada sólo crece y crece, hasta llevar mis pupilas a un tamaño en que los dos así, juntos, abrazados y rodeados por la corriente podríamos refugiarnos dentro.

Cargando editor
22/02/2016, 05:48
Nicole Nazar

Cierro los ojos cuando su dedo termina el recorrido y comienza la segunda vuelta a mis labios. Me siento flotar, como si estuviera en una nube, o suspendida en el aire en una caída eterna. Sé que suspiro y mi aliento choca contra su dedo con calidez, igual que sé que con cada pequeño impulso de la corriente nuestros cuerpos se pegan más hasta que, en algún momento, mi pierna busca la suya por detrás, acariciando su pantorrilla y enlazándose a ella. 

Quedamos, pues, unidos por mano, pierna y labios. Al menos cuando aprovecho el siguiente movimiento del agua para acercar mi rostro al suyo, buscando sus labios con los míos a tientas y llevándome su dedo con ellos. Todavía tengo los ojos cerrados, llenándome de la magnitud de este instante que se alarga con flexibilidad. Y cuando los encuentro no hago nada más que sentirlos cerca, rozándolos de lejos con cada respiración, unidos y separados al mismo tiempo por su pulgar.