Partida Rol por web

Castillos de arena

Tinta tus sueños

Cargando editor
04/02/2016, 21:13
Nicole Nazar

No puedo evitar reírme cuando la imagen del director con un enorme dragón en el brazo invade mi mente.

—Eso sería brutal.

Llevo la mano que tengo libre a mi boca y cuando la carcajada se desvanece me mordisqueo un poco una uña, sin perder ojo de lo que tiene Austin entre manos. Es como mágico ver cómo las líneas empiezan a dibujarse bajo la máquina. El golpeteo es algo molesto pero de alguna forma eso me ayuda a mantenerme centrada y con la atención en mi futuro tatuaje. 

—Bah, es la historia de siempre, sólo que con muchos kilómetros de distancia. Chico viaja a Europa después de la universidad y se enamora de chica. Pasan unos días maravillosos y luego se separan. Años después ella lo deja todo para atravesar medio mundo y reunirse con él. Y ya está. —Me encojo ligeramente de hombros. —Yo nací aquí. Sólo he visto unas seis o siete veces a mis abuelos maternos, pero tienen una cafetería en Nantes. Es un pueblo al norte de Francia bastante mono. Tiene un museo de Julio Verne. Si te pasas diles que vas de mi parte y a lo mejor te invitan.

Entonces me callo y contemplo mi muñeca ladeando la cabeza. Me tiene encandilada ir distinguiendo el dibujo final entre toda la tinta y todo eso. 

—¿Y tú qué? —pregunto con cierta curiosidad, dedicándole un breve vistazo antes de volver a mirar su trabajo. Tampoco me molesto en ampliar más la pregunta, la cosa es no hablar yo sola todo el rato.

Cargando editor
05/02/2016, 00:09
Austin Garret-Jolley

En el momento en que Nicole ríe trato de mantener su muñeca bien quieta. Sin embargo desvío mis ojos hacia los suyos me quedo mirándola durante algunos segundos, tranquilo.

Acto seguido, cuando el momento pasa, continúo con mi labor, pasando a definir las letras que acompañarán al avión. Soy consciente de que hay tatuadores que dan poca importancia a la tipografía, o tatuados que no se la dan a las faltas de ortografía, pero para mí ambas son importantes. Faltaría más.

Voy escuchando sus palabras sin dejar de dibujar, asintiendo de vez en cuando.

—Si me paso se lo diré —respondo como si aquello fuera plausible realmente.

—Lo de mis padres es más común —enuncio entonces sin dejar de trabajar—. Nadie cambia de continente ni nada así. Chica conoce a chico en el metro. Chica le reta a una competición de beber y le da una paliza. — expongo antes de alzar la mirada, buscando sus ojos—. ¿Qué te parece? —pregunto con el trabajo casi terminado—. Dentro de poco dejarás de estar a tiempo de cambiarlo por un pony rosa.

Cargando editor
05/02/2016, 01:17
Nicole Nazar

—Me encanta —respondo, apartando la mirada de la muñeca tan sólo un instante—. Bueno, está todo como un poco rojo y con las manchas de tinta y eso... Pero tiene una pinta cojonuda.

Arrugo levemente la nariz y empiezo a bombardearlo con algunas preguntas que me van surgiendo. 

—¿Luego tengo que ponerle plástico? ¿O eso es un mito? ¿Y es verdad que no le puede dar el sol? Y si luego quiero convertirlo en un pony rosa, ¿no se podría pintar por encima?

Cargando editor
05/02/2016, 01:53
Austin Garret-Jolley

Río con naturalidad al escuchar las correcciones a su propio veredicto. La verdad es que es un momento que cada persona vive a su modo, y a pesar de haberlo visto tantas veces nunca he terminado de cansarme.

—Luego lo vendamos, pero yo me encargo —le digo con seguridad.

Entonces desvío un momento la vista de su muñeca, recibiendo todas sus preguntas, y voy rematando el trabajo mientras empiezo a responder las que recuerdo, y digo también algunas otras que considero relevantes.

—Ahora te pondré algo para protegerte, pero te lo puedes quitar en un rato, unas cuatro horas o así —le digo—. Luego lo más importante es que cuando lo vayas a tocar te laves antes las manos, aunque sea justamente para lavarlo, y que lo hagas todo con cremas y jabones antibacterianos de PH neutro. Lo mejor es agua tibia, además.

En ese momento cambio un poco mi postura, estirando mi espalda y alzando la cabeza hacia el techo. Mantengo un instante los ojos cerrados antes de volver a trabajar, dando los últimos toques.

—La crema antibacteriana póntela durante una semana, y luego ponle también humectante, así no te pelaras —explico—. Lo del sol, bueno... Es importante evitarlo los primeros días, pero tampoco es que no te pueda dar. No hace falta que camines el resto de tu vida por la sombra, ni nada así, y aunque vayas a la playa vale con echarle protector. Además estos días yo de ti evitaría unos días llevar ropa que suelte pelusas tapándolo para que no se le queden pegadas, y no te asustes si supura un poco de tinta.

Después de toda esa lista de recomendaciones la miro un instante por si tuviera alguna duda. Posteriormente echo un vistazo, y decido que con sólo un toque más estará perfecto.

—Y... Listo —aseguro con una enorme sonrisa. La verdad es que aunque puedo imaginarlo tengo ganas de ver cómo le queda en un par de semanitas—. Y lo más importante: por nada del mundo te quites la costras, ni te rasques —digo manteniendo la sonrisa y liberando su mano—. Si te pica te echas crema, o lo que sea, pero incluso aunque te den a elegir entre tu vida o las costras, quitarlas nunca será la respuesta —aseguro.

En ese momento dejo al fin la aguja y suelto el pedal, dejando que el zumbido se apague. Estiro entonces mis brazos, desperezándome y liberando mis hombros y mi espalda de la tensión de la postura anterior.

—Convertirlo en un pony rosa sería viable, pero complicado —expongo después, ladeando la cabeza para observar su muñeca—. Con el color que tiene y eso creo que sería mejor un potrillo venido del infierno oscuro, sediento de sangre y medio punkarra.

Cargando editor
05/02/2016, 03:15
Nicole Nazar

Voy asintiendo con la cabeza, memorizando todas las indicaciones, que joder. Son un montón.

—¿Cada cuánto tengo que lavarlo? —pregunto entonces, aunque no tardo en negar con la cabeza y cambiar mi pregunta por otra—. ¿Tienes un papel y un boli y me lo apunto? No creo que me acuerde de todo eso. 

Cuando termina y empieza a estirarse, recojo el brazo para contemplar el dibujo de cerca y mi sonrisa se va ampliando cada vez más. Está hinchado, rojo y emborronado por el exceso de tinta, pero... Me encanta. Y más por la experiencia que por el dibujo en sí. 

Con sus últimas palabras suelto una risa y aparto los ojos de mi muñeca para mirarlo a él.

—Un potrillo punkarra no suena nada mal. A lo mejor dentro de un tiempo te pido que me lo tunees para conseguirlo. 

Me vuelvo a reír y después hago una pequeña pausa antes de dejar la broma, para hablar más en serio. 

—Joder, Austin. Muchas gracias. Es cojonudo —afirmo, con una sonrisa de oreja a oreja.

Cargando editor
05/02/2016, 03:21
Austin Garret-Jolley

A punto estoy de responder a lo del lavado cuando pide un papel y un boli y me pongo en pie. Sin embargo no he dado ni dos pasos cuando me detengo y me giro hacia ella.

—¿Sabes qué? —le digo—. Creo que tengo por ahí algunos folletos donde lo explican todo, así que no te preocupes, te puedes quedar los que quieras —aseguro. Quién sabe, quizá quiere más de uno.

Luego, cuando habla de lo del potrillo sonrío, llevando una rodilla al suelo para tomar una gasa limpia —pasando de las que había preparado y deben haberse secado— y desinfectante.

—Siempre estamos a tiempo de hacértelo ahora —expongo, sin olvidar la posibilidad de seguir pintando en su piel—. Trae, voy a limpiarte —pido entonces, haciendo un gesto para tomar de nuevo su mano.

Entonces, con cuidado, voy usando las gasas para llevarme la sangre y la tinta sobrante, revelando con más definición el resultado del dibujo. Aún no se ve cómo va a quedar realmente, pero sí puede intuirse de sobra.

—No tienes nada que agradecer —digo entonces—. Es difícil encontrar piel humana para pintar en las tiendas, así que alguien que se ofrezca y se deje hacer siempre viene bien.

Una vez limpio lo miro durante un par de segundos.

—¿Un último vistazo o una foto antes de vendarlo? —pregunto.

Me he acostumbrado a que haya gente a la que le gustan esas cosas. Luego procedo a vendarlo, teniendo cuidado de que no quede muy apretado.

—¿Qué me dices? —pregunto al final con una sonrisa, claramente animado—. ¿Vamos a por otro?

Cargando editor
05/02/2016, 03:34
Nicole Nazar

Asiento a lo del folleto y relajo mi memoria. Ya puedo olvidarme de todo lo que había tratado de retener porque podré consultarlo cuando me haga falta. Sin embargo, cuando descarta que haya algo que agradecer, protesto, apartando la mirada de mi muñeca para mirarlo a él.

Claro que hay que agradecerlo —afirmo con rotundidad—. Joder, ahora soy una puta obra de arte andante. Es como para estar agradecida, ¿no?

Le echo una mirada al dibujo antes de que lo vende y sonrío. Ahora limpio mola todavía mucho más.

—Si quieres hacerle una foto para tu archivo o algo, a mí no me molesta —ofrezco, extendiendo el brazo de nuevo para que lo vende. 

Y empiezo a buscar en mi mente cómo preguntarle si me va a hacer otro cuando es él mismo el que lo ofrece y mis ojos brillan otra vez, ansiosos de ese instante de adrenalina. 

—¡Claro! ¿En la espalda ahora? —pregunto, totalmente entregada a sus decisiones.

Cargando editor
05/02/2016, 05:11
Austin Garret-Jolley

Río de buena gana cuando, por tener unos centímetros de tinta en su piel, ya dice ser una obra de arte andante. Joder, entonces, ¿qué es Areli?

—Que sea agradecimiento mutuo entonces —le digo—. Tú no serías arte sin mí, y yo no lo habría hecho sin ti. Eso es un empate técnico.

Acto seguido me acerco a la mesa y tomo el trozo de bizcocho que había dejado a medias. Con la boca llena niego con la cabeza, haciendo un gesto con la mano para aplazar algo para más adelante.

—Lo hablamos cuando se cure —enuncio, y al escuchar que acepta tan fácilmente proseguir mis ojos brillan con ilusión—. Venga, en la espalda —digo acercándome, y aprovecho para acercar el papel donde estaban los bocetos—. ¿El de la torre, no? ¿En qué parte lo quieres? ¿Y de qué tamaño?

Hechas esas preguntas doy un trago a mi taza, apurándola.

—Te dolerá un poco más que el de antes, eso sí. Pero si aguantaste tan bien eso no creo que tengas problemas con nada.

Cargando editor
05/02/2016, 05:24
Nicole Nazar

Me encojo de hombros en un gesto de aceptación de su propuesta de empate y cuando trae el papel asiento con la cabeza.

—La torre, sí. —Esa es la respuesta fácil. Las otras preguntas hacen que tuerza la nariz, indecisa. —¿En el hombro? —pregunto levantando la mirada para conocer su opinión—. ¿Quedará bien? Y no sé... ¿De unos siete centímetros? —añado, marcando una distancia con los dedos que probablemente de ser medida con una regla sería exactamente de esos siete centímetros. Ventajas de haber estudiado una ingeniería, al final uno termina calculando las medidas a ojo con una precisión que asusta a los de filología. 

Cargando editor
05/02/2016, 13:32
Austin Garret-Jolley

Asiento a sus primeras palabras. Sin embargo, al notar su indecisión más tarde ladeo un poco la cabeza mirando la zona superior de su espalda.

—En el hombro está bien —le digo, extendiendo el brazo para marcar un lugar determinado con el índice y el pulgar, un poco por debajo de la espina—. Aquí, así no cogemos hueso y te dolerá menos —explico.

Dicho eso vuelvo a alzar la mirada y me alejo unos pasos, dejando que mi mente abandone ya el papel y vuele hacia otros lugares.

—Venga, lávate y nos ponemos —le digo. Entonces una chispa nueva se enciende en mis ojos—. Oye, —la llamo, y justo después mi voz adopta sin pensarlo el tono de la película de Aladín— ¿confías mí? —pregunto, acto seguido echo a reír.

Soy consciente de que esa puede ser una pregunta tan trampa como quien la hace antes de tirarte de un edificio, o de subirte a una alfombra voladora, y no puedo evitar que me haga gracia. Aún así no tardo en especificar.

—Estoy pensando en hacerte otra cosa —le digo—. Si luego no te gusta, ya lo cambiaremos, pero... —enuncio antes de formar una sonrisa traviesa— ¿Te atreves a no saber qué es hasta el final?

Dicho eso alzo una mano y, adoptando un tono que ni siquiera intenta ser solemne, sigo hablando.

—Prometo qué no será una patata.

Cargando editor
05/02/2016, 14:03
Nicole Nazar

Me pongo de pie cuando me pide que lave la zona y me acerco a la encimera para quitarme primero el jersey y después una camiseta verde oscuro. Dejo ambas cosas sobre la chupa y lo demás, quedándome sólo con un sujetador de algodón negro y liso, sin ningún tipo de florituras. 

La piel de mis brazos y hombros se eriza con el cambio de temperatura y empiezo a caminar hacia la cocina para lavarme el hombro. Total, no sé dónde está el baño y así podemos seguir hablando. 

Con su pregunta sobre la confianza lo miro con una curiosidad creciente, soltando una carcajada contagiada tras la suya, pero sin llegar a responder todavía. Hombre, está claro que algo debo confiar en él, porque le he dejado que me clave agujas en la muñeca y tal. Por otro lado no se puede decir que lo conozca demasiado. Pero eso tampoco me ha importado nunca mucho.

Sin embargo, su siguiente explicación —o más bien no-explicación— me provoca ese gusanillo de expectación para el que vivo y una sonrisa entre divertida y expectante se va instalando en mis labios para terminar con otra risa cuando acaba con su promesa. 

—Me atrevo —aseguro, sin ningún titubeo al respecto. Si hay algo más emocionante que hacerse un tatuaje, eso debe ser no tener ni idea de lo que te están tatuando—. Pero nada de patatas —añado, ladeando un poco la cabeza y levantando un dedo, bromeando como si fuese una terrible advertencia.

Ya con la zona limpia me acerco y miro a la silla sin estar segura de cómo va ahora el asunto.

—¿Qué hago? ¿Me pongo de espaldas? —pregunto, buscando al final su mirada, esperando que me dé alguna indicación.

Cargando editor
05/02/2016, 15:17
Austin Garret-Jolley

Sonrío ilusionado cuando casi de inmediato responde con esas dos palabras y acto seguido me dirijo al baño, dejando una vez más la puerta abierta. Con el grifo abierto vuelvo a lavarme las manos, y al salir me dirijo directamente hacia donde estábamos sentados.

—Nada de patatas —repito aceptando de buen grado. Luego hago un gesto con la mano—. Siéntate de cara al respaldo —pido colocando las sillas enfrentadas.

Después de eso empiezo a preparar todo de nuevo, preparando varios colores más que está claro que son una escala de grises. Luego, igual que antes, me pongo unos guantes nuevos y desinfecto la zona.

—Vamos allá —anuncio inclinándome hacia un lado para buscar su mirada desde atrás, expectante.

En cuanto comienzo lo hago con el máximo cuidado. En alguna ocasión me pregunto si ella estará intentando adivinar qué hago a través de las sensaciones de la aguja en su piel, pero eso no me distrae en absoluto, más bien me hace sentirme con más ganas.

—¿Tú has estado? —digo, retomando una conversación que para mí ha quedado pendiente, y tardo unos segundos en aclarar a qué me refiero—. En el museo de Verne.

Cargando editor
05/02/2016, 15:46
Nicole Nazar

Cuando me lo indica, me siento a horcajadas en la silla y apoyo los brazos en el respaldo y la mejilla en los brazos. El hecho de no poder ver lo que hace detrás de mí, me mantiene en una crepitante expectación y cuando el aire me acaricia impulsado por sus movimientos la piel de mi espalda se pone de gallina.

Me muerdo el labio deseando que empiece de una vez y saboreando la sensación de estar frente a lo desconocido una vez más. La adrenalina empieza a moverse, primero lenta y espesa, pero después con más vivacidad, ya desde antes de que empiece. Y cuando su voz me avisa de que ya es el momento, el cosquilleo de mi estómago se multiplica y tomo aire profundamente. 

—Venga, dale —animo con voz decidida, completamente expectante. 

Suelto el aire con el primer pinchazo, esforzándome por no moverme lo más mínimo aunque me muero de ganas de girar la cabeza para intentar atisbar por encima del hombro. No tener ni idea de lo que va a dibujar me mantiene en vilo, y es una sensación de lo más agradable pero la curiosidad me aguijonea, aumentando la emoción del momento. 

—Sí, varias veces —respondo sin llegar a mirarlo—. Está bastante bien, la verdad. Es una casita encantadora justo en la orilla del Loire y dentro tienen una colección permanente sobre sus libros y muchas cosas interesantes, como autómatas mecánicos. Así como muy Steampunk todo. 

Cargando editor
05/02/2016, 19:50
Austin Garret-Jolley

Con la vista y las manos sobre la espalda de Nicole escucho sus palabras, y a pesar de que no puede verme asiento en más de una ocasión.

—Steampunk —repito—. Mola —enuncio antes de guardar unos segundos de silencio, los que tarda mi lengua en alcanzar mis pensamientos—. Una vez pinté un coche steampunk.  Si te hubieran conocido seguro que habrían querido ponerle tubos de vapor por fuera y todo —expongo sin abandonar el trabajo.

—¿Sabes que Verne es el segundo autor más traducido del mundo? —pregunto después, hablando según las ideas van viniendo—. Después de Agatha Christie. Y también era poeta, pero nadie le recuerda por eso, y es una pena. No era el mejor, pero hizo cosas interesantes.

Dicho aquello me aparto un poco, observando cómo está quedando el contorno.

—No te muevas —le pido con tono amistoso.

Me agacho entonces un instante para tomar algunas de las gasas. Tras limpiar lo que llevo apoyo una de las limpias en el hombro libre con naturalidad antes de cambiar a un color más claro y continuar con el trabajo.

—¿Qué crees que te estoy dibujando?

Cargando editor
05/02/2016, 20:53
Nicole Nazar

Niego con la cabeza a su pregunta sobre Verne y lo escucho con atención. Yo no sé mucho de esas cosas, pero alguna novela de Agatha Christie sí que leí en algún momento cuando era más joven. La de los ratones y eso. 

Me quedo quieta cuando me lo pide, pero la verdad es que me muero de ganas de echar un vistazo. Y no puedo evitar un pequeño respingo ante el roce inesperado cuando me pone algo en el otro hombro. Un resoplido de risa sale bajo mi nariz, pero me esfuerzo en contenerlo para no moverme. 

—Hmmmm... —Me quedo pensativa un instante, analizando los movimientos que creo haber detectado y finalmente, de tanto pensar en mi espalda me recorre un escalofrío. La verdad es que nunca se me han dado bien ese tipo de juegos, como el de adivinar lo que alguien te escribe. Tengo la espalda demasiado sensible y en cuanto me tocan en un punto toda la zona que lo rodea parece extenderse. Y si encima me concentro en ello es mucho peor. Mis mejillas se sonrojan levemente, así que aparto mi mente de mi espalda para darle algunas vueltas a qué podría ser.

—¿Un globo aerostático? —arriesgo finalmente. Al fin y al cabo estamos hablando de Julio Verne... 

Cargando editor
05/02/2016, 21:43
Austin Garret-Jolley

Continúo concentrado en lo que estoy haciendo, esmerándome cada vez más en los detalles más pequeños. Poco a poco voy llevando la aguja a distintos puntos, dando puntos de gris al dibujo. Nunca he necesitado hacer un boceto previo realmente, pero es algo que a la gente suele preferir. Sin embargo Nicole de verdad parece haber decidido ponerse en mis manos, lo cual es estupendo.

—No, pero no es mala idea —niego—. Ese si quieres para otro día.

Dicho eso continúo durante algunos minutos más, ensimismado, y aún cuando otros dirían que está acabado sigo matizando detalles aquí y allá. Una sonrisa se mantiene en mis labios mientras las cosas van tomando forma bajo la aguja. En el último tramo me ocupo de mantenerlo limpio para verlo bien en todo momento, y una vez considero que he terminado lo evalúo durante algunos segundos.

Satisfecho libero el pedal, dejo la aguja y vuelvo a desperezarme. Durante el proceso ha podido notar cómo me extendía más que los siete centímetros acordados, pero si ella no ha dicho nada yo tampoco.

—Estamos —le digo contento, esperando que le guste—. Como aquí es más difícil vendarlo te pondré un apósito adhesivo.

Dichas esas palabras vuelvo a ponerme en pie, visiblemente satisfecho, y no tardo en hacer un gesto hacia el enorme espejo que está en la pared de la barra de danza. Al menos, hacia la parte que no está pintada por encima.

—Échale un ojo o te lo tapo —amenazo de manera amigable—. Si no te llega con ese espejo podemos coger el del baño.

Dicho eso apoyo ambas manos en la mesa, de cara a Nicole, esperando el momento en que lo mire y vea lo que lleva ahora en la espalda: una torre Eiffel con su parte superior izquierda deshaciéndose en semillas de diente de león. Algunas de estas están dibujadas un poco más arriba y lejos, de ahí el haberme pasado de los límites, como si se las estuviera llevando el viento.

Cargando editor
05/02/2016, 22:07
Nicole Nazar

Voy notando cómo la aguja cada vez está menos tiempo tamborileando sobre mi piel con ese palpitar molesto que en algunos puntos provoca punzadas de dolor y ya me voy imaginando que falta poco. Tengo la espalda hipersensibilizada así con la tontería. Entre la adrenalina, el morbo de no poder ver lo que pasa tras de mí, los pinchazos y los roces inevitables de sus manos aquí y allá, seguro que tengo los ojos demasiado brillantes y las pupilas dilatadas. Esa idea me provoca una pequeña sonrisa privada. Hay que joderse. 

Me humedezco los labios antes de girarme cuando anuncia que ha terminado y enseguida me pongo en pie, mirándolo con los ojos entrecerrados.

—Ni se te ocurra taparlo antes de que lo vea —digo, antes de añadir una amenaza que pierde valor por el tono con el que es pronunciada—. O mueres. 

Al llegar al espejo giro la cabeza para mirarlo, levantando en el movimiento el talón de uno de mis pies. Y cuando por fin consigo ver algo mis ojos se abre como platos, así como mis labios. 

—Joder —digo emocionada—. Es cojonudamente maravilloso. No podría haberlo imaginado mejor. —Le dedico una mirada agradecida antes de volver a mirarlo. —Me encanta, Austin. De verdad.

Hago una pausa y sonrío con cierta picardía.

—Buah, y a Ashton le va a fli-par —añado, dedicándole al profesor de historia el discutible honor de que su recuerdo sea el que envíe a un rincón las sensaciones que todavía me recorren la espalda enviando pequeñas señales eléctricas a otros puntos de mi cuerpo. 

Vuelvo con una amplia sonrisa y me giro, ladeando la cabeza para que el pelo no se interponga entre mi segunda obra de arte y el apósito. 

Cargando editor
06/02/2016, 05:00
Austin Garret-Jolley

Me mantengo pendiente de ella, atento y expectante durante los segundos en que se dirige al espejo y se da la vuelta. Una sonrisa baila en mi rostro, y a punto estoy de apremiarla para que se dé prisa. Sin embargo antes de que llegue a hacerlo veo sus ojos abrirse con sorpresa y emoción, y siento que de alguna forma con esto hemos conectado como no siempre pasa.

Sus palabras me llegan agradables, pero más que como un cumplido me las tomo como un agradecimiento. Que la técnica es buena es una realidad más que asumida, a estas alturas sería como decirle a una calculadora que suma bien.

—Me alegro —le digo sin esconder mi sonrisa—. La verdad es que a mí también me gusta mucho —reconozco empezando a acercarme, y alzo una mano para señalar—. Y mira, esta vez son las dos ideas que traís de casa.

Luego recibo su comentario y termino de acercarme, aprovechando la posición de ella para observar el tatuaje una vez más. Tomo un apósito del botiquín y me dispongo a pasarle una nueva gasa con desinfectante, sólo por si acaso.

—Ashton es el que decías de historia, ¿no? —pregunto mientras cubro el tatuaje—. Qué es, ¿tu novio? —digo ya sacándome los guantes, sin que mi mente abandone del todo el dibujo que acabamos de crear.

Cargando editor
06/02/2016, 05:14
Nicole Nazar

—Sí —asiento con una risita cuando me hace ver que en realidad lo que me ha hecho es un dos por uno. No me aparto todavía del espejo, quiero verlo un poquito más, en movimiento. Así que voy girando un poco hacia cada lado, para ver cómo se estira el dibujo sobre la piel enrojecida. 

Sin embargo, ante su pregunta salto como un resorte.

—No, no. Ni hablar. —Novio. Ug. Me entran picores por los brazos sólo de pensarlo. Lo más parecido a un novio que he tenido ha sido Hugh y malditas las ganas que me quedan de repetir. 

Sólo somos amigos —explico entonces con sencillez, porque en realidad por ahora no es nada más.

Aunque me quedo dándole algunas vueltas. ¿Cuántas veces nos hemos acostado? ¿Seis o siete? Tengo una amiga que dice que a partir de la vez número veinte ya da igual lo que digas y se puede considerar un novio. Desde Hugh no lo he comprobado nunca, aunque tampoco quiero plantearme por el momento qué pasará con Ashton. De momento, amigos. Después, ya se verá. Carpe diem y todo eso. 

Cargando editor
06/02/2016, 12:23
Austin Garret-Jolley

Al ver cómo salta en cuanto escucha la palabra "novio" río con naturalidad. Está claro que es de los míos. Y tampoco es que yo sea malo comprometiéndome, sino que, como dice Rachel, me falta con quien hacerlo.

—Parece que te haya hablado de un Primigenio —comento divertido—. Pero te entiendo. La gente al convertirse en tu pareja se vuelve loca —expongo con una sonrisa. Entonces mis pensamientos me llevan al siguiente tatuaje y ladeo un poco la cabeza, observando a Nicole de arriba a abajo.

—El otro molaría en vertical —le digo imaginándolo—. En las costillas o en la columna. En las dos te dolerá un poco más que ahora, pero en la columna sería súper simbólico —expongo antes de dedicarle una sonrisa antes de que mis pensamientos retomen el otro tema.

—Yo creo que todos somos iguales —digo, aunque parezca no venir a nada—, pero hasta ahora ellos han sido súper controladores —le digo—. Y ellas cuando llevábamos un mes y no había escrito sobre la belleza de sus cuerpos y del amor —digo con un gesto vago, que de ser llevado más allá habría acabado conmigo poniendo los ojos en blanco— se rayaban. Y al final siempre salía el tema de los hijos —expongo antes de negar con la cabeza y encogerme de hombros—. Creo que lo más que he durado con alguien han sido tres meses.

Mientras habla me planteo si extender la camilla plegable o arrastrar el futón hasta cerca de la máquina. Sin embargo y aún no siendo consciente de que quizá no se entienda mi pregunta, la lanzo antes de moverme.

—¿Camilla o futón?