Partida Rol por web

Tras dejar atrás el Hall principal superado el impedimento que supuso hacer frente a todos aquellos esqueletos y sortear los cambios en el terreno, pudiste encontrar una lujosa puerta que por fortuna no tenía cerradura y que se abrió con facilidad.

Entraste en una nueva zona del castillo, esta ni por asomo parecía un lugar lúgubre o sombrío,  se trataba de un exuberante jardín interior repleto de vegetación, de vida, de colores y sensación de bienestar. Parecía un lugar dedicado por completo a desconectar del mundo, hasta parecía que el aire era embriagador. Había un pequeño paseo hecho con piedras elegantemente colocadas, y las zarzas rodeaban cada ápice de pared dotando de un llamativo verde intenso todos los decorados.

No parecía haber enemigos allí, al revés, parecía el lugar perfecto para descansar antes de continuar, ¿no era todo demasiado bueno para estar dentro de los dominios de Drácula?.

Shalazar Belmont contempló ante él una marabunta de vegetación. Quizá un oasis natural en aquel templo de maldad. Pero algo le hacía sentir que aquello no estaba bien allí. Sentía como si con cada paso que diera, las plantas fueran a cobrar vida y fueran a llevárselo a las profundidades oscuras del jardín.

Con mucho cuidado y vigilando bien donde ponía cada pie iba mirando a todas partes al mismo tiempo que vigilaba lo que podía moverse allí. No quería que nada le pillase por sorpresa.

Escuchas claramente los gritos de tu compañera Belnades en el interior del frondoso jardín ¿¿cómo era posible??

Shalazar Belmont sabía cuál era su objetivo en aquella misión. Pero al escuchar a su compañera en peligro no dudó ni un segundo en correr hacia allí. Belnades habría entrado por alguna otra puerta al mismo jardín que ella. Estaba claro que ambos caminos al final conducirían al mismo sitio. Así que salió a toda prisa arrastrando el látigo, al tiempo que lanzaba chasquidos contra el suelo. Quería intimidar al posible enemigo que se estaba enfrentando a la bruja. Si sabían que no estaba sola, quizá la soltasen.

Comenzaste a avanzar a gran velocidad intentando intimidar a quien estuviera allí, pasabas la frondosidad de los exuberantes jardines pero allí no parecía estar la bruja, para colmo sus gritos habían dejado de retumbar por la sala.

Te detuviste en el momento que llegaste a una zona del jardín que no tenía tanta vegetación, incluso pudiste ver que había un banco de piedra elegantemente decorado con joyas ¿sería éste el sitio exacto donde el señor del mal desconectaba de su mundo de tinieblas para contemplar la  naturaleza?¿significaba que tenía gusto por "algo" que no fuese macabro?.

Apenas te dio tiempo a reflexionar sobre ello, puesto que un silbido que se dirigía hacia ti a gran velocidad conmocionó a todo tu cuerpo.

Shalazar Belmont escuchó un silbido en su espalda. Y con un movimiento rápido y conciso agitó el látigo cerca de donde él estaba. El portador logró parar aquel aguijón con un simple gesto de su arma. Lo había bloqueado con una naturalidad casi inhumana.

Después se giró y observó a su alrededor. ¿Quién anda ahí? Gritó. Sabía que tenían a la Belnades consigo, pero lo que tenían claro es que a él no lo cogerían. Al menos no usando trucos tan baratos como aquel.

¡Muestrate y sal! No seas cobarde. Suéltala y enfrentate a mi. Yo soy a quien buscas. Dijo volviendo a chasquear una vez más el látigo contra el suelo.

Se hizo el silencio al instante siguiente de esquivar aquel aguijón, nadie parecía verse atraído por tus provocaciones, desde luego habías demostrado estar a la altura de las circunstancias pero... ¿habría ocurrido lo mismo para el resto de tus compañeros?.

No tardaste en comprobar que a pesar de la tranquilidad que había vuelto a reinar en aquellos jardines, alguien te estaba observando, notabas una mirada concentrada en ti, venía de la vegetación y para colmo te resultaba familiar...

Shalazar Belmont notaba como estaba siendo espiado. Sentía unos ojos clavarse en él como si alguien lo estuvie vigilando, no tenía muy claro si podría ser su enemigo o si podría ser su amiga. Una vez más volvió a otear el jardín en busca de algo o alguien que le estuviese mirando. En vista de que la Belnades ya no gritaba pensó que el castillo le había hecho jugarle una mala pasada.

Pronto averiguaste qué era lo que pasaba, unos pasos lentos comenzaron a acercarse a tu posición desde la exuberancia de la vegetación, pudiste reconocer perfectamente como se trataban de cuatro patas a un ritmo lento pero ágil, ¿había un animal allí acechándote? era posible, puesto que no llegó a pasar más de un minuto antes de que se mostrara ante ti un lobo de mirada pasiva.

El animal no parecía agresivo, o por lo menos no estaba mostrándote sus colmillos o haciendo movimientos bruscos, simplemente se acercó a ti a su ritmo, como si cada paso fuese una danza, hasta que se detuvo a un escaso metro, comenzó a observarte en silencio... ¿con qué intención?

Shalazar se quedó sorprendido ante la presencia de aquel ser. Era de sobra conocido que los hombres lobo y los vampiros eran enemigos mortales. Pero también era bien sabido que un vampiro podría poliformarse en diversos animales. ¿Quizá esa criatura tan encantandora que había a su lado pudiera ser el mísmisimo conde Drácula?

Shalzar Belmont había sido instruido para acabar con el mal de aquel castillo, y si ese lugar se había erigido bajo la supervisión de una fuente de maldad, aquella criatura no sería quien fingía ser. Y chasqueando una vez más su látigo, trató de golpearlo sin miramientos.

En el momento que sacaste el látigo el lobo cambió su tez por una fruncida, se sentía terriblemente amenazado y no dudó, en un rápido movimiento, en desaparecer de tu vista.

¿Qué era lo que había sucedido exactamente?¿te habías librado de un combate innecesario espantando al lobo o habías rechazado la ayuda de un posible aliado? esa incertidumbre quedará para tu conciencia puesto que ahora estabas de nuevo solo, sin rastro de tu compañera y todavía con el jardín por cruzar, el cual parecía era más extenso de lo que pensaste al principio...

Llegados a ese punto lo mejor era continuar avanzando. Fuera donde estuviese la Belnades, parecía que había sido fruto de su imaginación, así que no había nada que hacer. Allí no parecía estar, por lo que no comprendía por dónde había escuchado aquellos gritos.

Con el lobo fuera de su vista, el matavampiros seguió adelante, siempre sin olvidar cuál era su objetivo.

Notaste que según avanzabas por el único lugar que parecía disponible en aquel inmenso espacio la vegetación iba a minorando y el camino de adoquines era cada vez más lujoso. En un abrir y cerrar de ojos te adentraste en una zona del jardín que parecía más un patio, un patio morbosamente decorado por multitud de estatuas de piedra que representaban de todo, hombres fornidos, mujeres semidesnudas, perros, algunos presentaban semblantes de furia mientras que otros eran semblantes de miedo, aquí comenzaste a ver por primera vez en el castillo los indicios de que la maldad del señor de los vampiros no iba a verse camuflada por vegetación exuberante, sus retorcidos gustos acababan de ser revelados.

Shalazar no se detuvo ante nada, continuó avanzando sin preocuparse por lo que iba encontrando. Quería encontrar al vampiro, y lo quería encontrar ya. Cualquier distracción que encontrase por el camino podría ser una trampa tendida por el señor oscuro. A pesar de ello, miró con cierto recelo a las estatuas, y estando tan paranoico como estaba, empuñó fuertemente su látigo, temiendo que alguna de esas estatuas cobrase vida y que cuando les diese la espalda le atacasen.