Partida Rol por web

No me gustaba nada la situación, por un lado, tenía la necesidad de ir en busca de los franceses, en un principio de forma pacífica y hablar con quien estuviera al mando para que nos devolvieran las cosas, por otro lado, pocas personas me infundaban tan poca confianza como los franceses y no quería poner en peligro a los integrantes de la expedición, ya que sabía de la pocas posibilidades de conseguir pacíficamente su retracción.

-Es difícil tomar una decisión en este caso, pero tras meditarlo profundamente, he decido seguir a los franceses y reunirme de forma pacífica con su oficial al mando- …mire a Dorothy sabiendo que no le gustaba la idea, fue una mirada firme y segura.

-El que no quiera ir estará en su derecho, aunque dudo que sean tan cobardes como esos franceses- …dije mirando al grupo y fijando mí vista al final en Fondec.

-Cuando los encontremos, la expedición acampara a una distancia prudencial y yo iré hasta donde estén acampados para hablar con su oficial, si el señor Costigan y algunos de sus soldados me acompañan sería perfecto, pero eso queda a su decisión, de todas formas, debe saber que el primer acercamiento será pacifico- ...mi mente me traicionó al decir “primer acercamiento”, pero ya era tarde para rectificar.

Me acerque a Bill… -Señor Harthower, necesito enviar una carta a Inglaterra como sea, ese será mi salvoconducto si las cosas se tuercen y quizás me sirva para negociar-

- Me parece bien Lord Cottonwell. Alabo su deseo de dar alcance a esos bastardos pero no creo que se pueda dialogar con ellos. - digo conteniendo soltar cierta cantidad de improperios.

- Dejaré a 2 de mis hombres aquí. - digo señalando a 2 de mis hombres para que se queden y haciendole señas a los otros 2 para que se acerquen. Y los otros 2 nos acompañarán.

Me acerco a Lord Cottonwell y sin que me oiga nadie más le digo:

- Por cierto, ¿a que se refiere con lo de Primer Acercamiento? ¿Acaso tiene pensado primero observar los medios del enemigo y luego atacar?

Si esa es su idea parece que la sesera la tiene rellena de algo más que serrín. - pensé mientras esperaba su contestación.

- Oh la la...- dijo William sonriente. Luego al percatarse del mal estado de su amigo su semblante se volvió serio mientras lo ayudaba a sentarse sin dejar de hablar - Puede contar conmigo Lord Cottonwell, tanto si tenemos que hablar pacíficamente como si decide que hay que enseñarle a esos gabachos cual es el Imperio dominante en el mundo.

Bill no iba a escapar de una pelea, claro que no.

- Enseguida estoy con usted señor Costigan.- dijo el guía mientras comprobaba que Jim estuviera bien.

En voz baja, Jim habló con Bill, aunque cualquiera que aguzara el oido probablemente captaría sus palabras.

- Tal vez un mal momento para recordarte que no nos han pagado para darnos tiros con soldados, sino para ser guías de una cacería. Yo mismo me encargaré del franchute luego del trabajo, pero...

Lady Cottonwell en cuanto escuchó las palabras de su esposo, se puso muy nerviosa y se acercó a él: ¡Edmund! ¿Pero qué estás diciendo? ¡Hemos venido de cacería, a ver los animales de la sabana! ¡No a luchar contra nadie! ¡Me da igual si son franceses o indígenas! ¡SON PERSONAS! - terminó gritando nerviosa. Ya a su lado, le tomó del brazo, se notaba ahora su preocupación: No quiero que te expongas a ese peligro, no tenemos suficiente comida ni munición y estamos en medio de un lugar inhóspito y que no conoces. Por favor, no vayas. dijo mirándole a los ojos, encharcados ya en lágrimas.

- Tranquila Lady Cottonwell. No dejaré que nada malo le pasea su esposo. - digo para tranquilizarla. Y Bill tampoco, ¿verdad Bill?

- Tenemos uno de los mejores rastreadores de la Zona y contamos con munición suficiente para hacerles frente en caso de que sea necesario. - digo poniendome el rifle a la espalda mientas pienso. - O por lo menos eso espero.

A pesar de ser un soldado Boring no estaba de acuerdo con iniciar una reyerta con el grupo de franceses. Desde luego debían pagar por sus fechorías pero era cosa del ejército solucionarlas y no de ellos. Por primera vez desde que llegara sintió alivio de tener a Costigan de su lado y no pudo más que agradecer su pundonor. Por otro lado el había sido soldado británico y su labor como tal era apoyar a sus compatriotas contra el enemigo. De hecho era un deber que un militar británico llevaba durante toda la vida y de no cumplirlo podría ser juzgado por deserción. Dudaba mucho que cualquiera de aquellos hombres lo delatara pero en su fuero interno no se podía permitir que su hombría fuera puesta en entredicho. Por lo que decidió hablar: - Lord Cottonwell, si precisan de mi experiencia militar estoy dispuesto a acompañarles.

Miré a Dorothy seriamente… -¡Querida, el honor y la corona inglesa han sido pisoteados sin pudor por un puñado de franceses!- …mi tono era de bastante enfado… -¡no puedo ni debo como soldado de su majestad dejar las cosas tal cual!- …luego me serené un poco y me di cuenta de lo realmente preocupada que estaba Dorothy.

-No debes de temer nada Dorothy- …me dirigí a ella por su nombre, a sabiendas de que la ablandaría… -solo vamos a reunirnos con su superior al mando y a exigir que se nos devuelva lo que nos pertenece en nombre de su majestad la reina de Inglaterra- …rodeé su cuello con mi mano acercándola hacia mí y con la máxima dulzura que un tipo como yo podía, le di un beso protector en la frente… -pase lo que pase, esos franceses deben saber que sus actos tendrán repercusiones- …luego me dirigí hacia Costigan y demás voluntarios.

-Muy bien, por la mañana partiremos temprano en busca de esos gabachos. El señor Costigan y dos de sus hombres nos acompañaran junto al señor Harthower quien será nuestro guía como hasta ahora y aceptaremos el ofrecimiento del señor Boring, el cual vendrá en calidad de soldado y no como fotógrafo- …me acerqué a Maurice y le dije en voz baja… -así que deje sus cámaras en el campamento, no quiero ningún incidente por sacar una foto-

Tras otear los alrededores en busca de Fondec, señalo a este cuando lo encuentro… -y como no, el señor Blusiur nos acompañara para ayudarnos a enfatizar con los franceses, además de que es el único que sabe que medicinas nos han quitado y sabrá diferenciarlas para que no nos engañen- …esto último era más una excusa cualquiera para que nos acompañara, no se iba a librar de venir por ser francés, todo lo contrario.

-Señor Harthower, creo que sería conveniente llevarnos las armas y munición justa, para no dejar el campamento desarmado y por si surgen inconvenientes- …me acerco a él y le susurro… -lleve a los mínimos porteadores necesarios, pero seleccione a los de mayor confianza y destreza, esos gabachos ya se han llevado unos pocos, no quiero que vuelva a pasar-

Luego me dirijo otra vez hacia mi esposa… -muy bien, vayamos a descansar, mañana será un día largo y hoy hemos tenido demasiadas emociones juntas- …dicho esto, levanto ligeramente el brazo para que Dorothy se agarre a él y me dirijo a la tienda.

Ante la fuerza de las palabras de su esposo Lady Cottonwell no pudo sino enmudecer y esperar al momento oportuno para retomar esta conversación. Y sin duda, lo haría.

Escuchó las órdenes que indicó su esposo y cuando se dirigió a su primo, le miró con tristeza, No había sido ninguna buena idea traerle con ella, pero ahora no había nada que pudiera hacer, solo rezar para que no le ocurriera nada malo.

Tomó el brazo de su esposo y de dirigió a la tienda siguiendo sus pasos, sin embargo en cuanto entró no pudo contener sus palabras: Si vas, voy contigo.

Molly se había mantenido callada. En realidad, no sabía qué opinar. Por una parte, deseaba que esos odiosos soldados franceses no se saliesen con la suya. Por otro, le preocupaba que las cosas empeorasen al enfrentarse Lord Cottonwell a ellos. Y, de todas formas, acababa de ver cómo Milady intentaba hacerle cambiar de opinión sin éxito, así que mucho menos caso iban a hacer a una simple doncella. Miró a Jim preocupada por su estado. Al menos habían sido lo suficientemente sensatos como para no incluirlo en el grupo que iría tras los franceses.

Su maletín estaba impune, pero los franceses habían hecho mella en los suministros de medicina para la expedición. Les habían dejado, pero no demasiado. Resignado, escuchó las palabras de los demás hacia los franceses. Él mismo era francés, ¿pensarían lo mismo de él? Ahora mismo no le gustaba estar en su pellejo, pues fuertes eran las palabras contra los de su patria y no sabía si alguien la tomaría con él por eso.

Pero Fondec no es de los que se rinden fácilmente, y haciendo de tripas corazón decidió acompañar a los que iban en busca de los franceses. No quería hacerles daño, al fin y al cabo, es muy posible que el ejército inglés hiciera lo mismo en otros lados del mundo si les hiciera falta suministros. En parte, evitar posibles daños era una de las razones por las que se apuntaba.

-Os acompaño, puedo hablar su idioma si no conocen el inglés. Y quizá que yo sea de su país nos sirva de algo- no sabía si mencionar el hecho de que era del mismo lugar de nacimiento que los agresores era una buena idea. Pero quizá eso les ayudara de alguna forma.

El guía se mantuvo tranquilo, al menos superficialmente. El disgusto en su cara era patente, pero ante la falta de comentario de Bill a su observación no quiso continuar.

Pero no se quedaría de brazos cruzados, eso sí...

-En realidad- dijo el médico que no tenía ganas de enfrentarse a los soldados- yo solo iría si al final decidís ir. Porque no sé cuantas oportunidades tenemos de salirnos con la nuestra. Ellos son más, están mejor armados y no podemos olvidar que podemos agravar el conflicto entre ingleses y franceses si algo sale mal.

Sin duda, él prefería la paz que la guerra, y no le hacía ilusión morir por útiles que les fueran esas medicinas que les fueron robadas.

Lady Cottonwell salió de la tienda de Lord Cottonwell y se marchó hacia una zona alejada del campamento, donde todavía llegaba la luz de la hoguera, pero donde podía llorar sin ser molestada. Desde allí podía ver la sabana y las estrellas.

Finalmente la noche cae, la cena es silenciosa y solemne, cada uno perdido en sus pensamientos. Cuando finalmente se retiran todos a sus respectivas tiendas un silencio extraño parece sumirse sobre el campamento

La noche transcurre y en general dormís bastante mal, cuando finalmente llega la mañana hay un ambiente general de mal humor, que aumenta al ver que no esta hecho el desayuno, no hay ni rastro del cocinero

En su lado del campamento los porteadores están desayunando con total normalidad

Al despertarte has visto que Doyle no esta en su cama, no le has dado importancia, pero al salir fuera ves que no se encuentra tampoco con los demás esperando el desayuno, es extraño

Bastante mala había sido la noche y el día anterior y peor aún el que teníamos por delante, como para encontrarnos sin nada que desayunar… -¡Señor Harthower!, ¿Qué pasa por que no tenemos desayuno?, se que hemos perdido provisiones, pero algo tenemos-

Luego ojeando el campamento me percato de la ausencia del cocinero… -¿Dónde está el cocinero?- …hecho un vistazo mas… -¿y dónde está el señor Doyle?, creí que estaba aquí fuera, ya que no está en su tienda-

Me siento en una silla de la mesa donde debería estar el desayuno… -mal empezamos el día- …seguidamente miro hacia el cielo… -podrías darnos un respiro- …la noche había sido larga y aún estaba cansado, como para tener que bregar con más problemas.