Partida Rol por web

Caballeros ¿Alguno de ustedes tiene experiencia en alpinismo?, me temo que mis conocimientos en ese campo se limitan a las alturas propias de Inglaterra

Ninguna. Aunque supongo que si nos han llamado a nosotros responderá a que no es necesaria.
Además, los tenemos a ellos.

Se acercó y les saludó en inglés. No sabía si entenderían mucho más, por lo que se presentó llevándose la mano al pecho y dando el nombre de su familia.

Wagner. - Esperaba no estar tratándolos como a idiotas.

Asiento ante los comentarios del profesor Donaldson y con mi macuto al hombro me acerco a los sherpas y le tiendo la mano a ambos para presentarme, comenzando por el que parezca mayor.

- Hola, yo soy Rick, pero pueden llamarme "Lobo". -  Digo tratando de no marcar mucho mi acento. Después me giro hacia el profesor antes de preguntar. - ¿Vamos a ir todos en ese trasto? No se si podrá con tanto peso.

Después me dispongo a ayudar a colocar los bultos y maletas de los demás de la mejor forma que pueda en la atestada camioneta procurando que la carga quede lo más equilibrada posible.

Xinng se encogió de hombros.

No sabía muy bien de qué estaban hablando, sin embargo, el oriental iba preparado para todo.

No se podía decir que la cicatriz que le recorría la espalda hacía que tenga buenos sueños con lo que se puede llamar montañas, pero estaba preparado para escalar lo que se le pusiera delante. Si era eso lo que querían, claro.

Mismo le pedían que les haga un masaje o un té.

Y los mataría a todos. Por la noche, silenciosamente.

Gracias a Buda que el muchacho era de los buenos.

El primero de los dos sherpas avanzó para responder al saludo de Hans, mientras que el segundo lo hacía estrechando la mano de Rick al uso occidental. Al parecer aunque ninguno hablaba demasiadas palabras en inglés, sí conocían al menos las costumbres más elementales.

Una vez presentados, como Haroon y Ava, segun lograron hacerse entender, acabaron de estrechar las manos del resto de aventureros, y apremiaron al grupo para que subieran al camión que habría de transportarlos a todos a la montaña que dominaba el lejano horizonte.

Y, curiosamente, ambos subieron en la parte posterior del camión, dejando a quienes quisieran de los recién llegados la divertida posibilidad de conducir aquel trasto...

David se subió en el asiento delantero derecho de camión y...

A) -si el volante está a este lado-

Esta parte del viaje corre de mi cuenta, acomodense.

B) -si el volante esta al lado izquierdo-

Esperemos que al carretera se encuentre en un estado aceptable.

Después de colocar todos los bultos en la parte de atrás del camión, los sherpas se suben encima de los bultos para que los llevemos de paseo, pero lo que realmente me extraña es ver como Wilson-Harris se pone al volante del camión.

Me encojo de hombros y abro la otra puerta para que los demás vayan subiendo. Si no hay sitio para todos, o si vamos a ir muy apretados, me subo a la caja con los sherpas.

Los miembros de la expedición aún no habían terminado de subir al desvencijado medio de transporte que Herbert les había proporcionado, cuando de repente, una voz de mujer llamó al profesor desde la entrada del hotel.

El anciano se giró intrigado. ¿quién podría conocerle en aquel paraje alejado de todo rastro de civilización?

Y allí estaba ella, una bonita joven inglesa que vestía perfectamente abrigada para el clima nepalí, y que saludaba con familiaridad a un Donaldson incrédulo.

¿Erica? ¿Erica Levy? exclamó, acercándose a la mujer, que tendría la misma edad de Maddie, para fundirse en un afectuoso abrazo con ella.  ¿Qué diantres haces aquí, jovencita? ¿Te ha traído tu padre?  ¡Ese viejo tunante me debe una botella de brandy!

Xinng no se lo pensó mucho, y junto con los Sherpas, se subió a la caja del camión. Desde allí tenía una visión mejor sobre el camino y por si surgiera algún peligro, por no hablar que controlaría todo desde la parte superior. Dejó su bolso sobre el equipaje y lo amarró bien, después, se tanteó sus ropas, para ver que todo estaba en su sitio y de un salto con voltereta incluida, se subió a la parte superior del camión sin tener que molestar a nadie.

Se sentó sobre el equipaje y junto a su bolsa y se cruzó de piernas, mientras comenzaba a pasar las cuentas de su collar por entre sus dedos.

No dijo nada.

No miró a nadie.

Simplemente, se sentó con las piernas cruzadas, una sobre otra y miró al horizonte.

Crucé el hall del hotel con una sonrisa en los labios, volviendo a sentirme niña otra vez, para abrazar al viejo profesor.

- ¡Mi querido profesor! Pues ...- la sonrisa disminuye cuando pregunta por mi padre, pero se cómo se tomaban ellos dos estas cosas, así que replico rápido. - Supongo que esa botella se la pagará cuando se vuelvan a ver en el infierno, profesor. Mi pobre padre falleció hace 3 años de un infarto durante una excavación. - Le doy una suave palmada en el brazo, quitando importancia al tema- Y hace ya algún tiempo que soy yo quien se ocupa de esos temas. De hecho, eso es lo que hago aquí. ¿Y usted? ¿Qué se le ha perdido por estas tierras?

Miro intrigada al grupo. ¿Ese no es el prometido de Madelaine Archer? ¡Juraría que si! ¿Qué hace la aristocracia inglesa aquí?

- ¿Una expedición? 

De pronto la sonrisa de Herbert quedó congelada, en medio de un rictus de sopresa y consternación.

¿Qué? ¿Ernest? ¿Muerto? Pero sí... si tan sólo hace unos meses que él y yo...   ¿oh, diantres, tanto tiempo ha pasado?

La emoción por la muerte de un viejo amigo golpeó de pronto al anciano profesor, que comenzó a tornarse pálido, y a aferrarse el pecho. Afortunadamente, fue algo pasajero, muy leve, y el buen anciano sacó con presteza un pequeño pastillero del que sacó una pildorita blanca que engulló con la familiaridad que da el hacerlo a menudo.

Lo lamento, querida niña. se excusó una vez el amago de ataque hubo pasado No tenía ni idea, de veras. Le echaré en falta, demasiados amigos he perdido ya...  se quejó cabizbajo.

Algo más recompuesto, procedió a responder a la joven Levy.

Ciertamente, querida, nos econtramos a punto de acometer una expedición a la montaña, en nombre de su Majestad.

Sujeté al profesor cuando se sintió mal. Lo que menos deseaba era que a él también le diera un infarto. Afortunadamente es un hombre de carácter y se recupera pronto.

Sus palabras sobre en nombre de quién hacen la expedición me ponen alerta. ¿Qué quiere decir? ¿Habla del Gobierno o del MI6? ¿Serían capaces de mandarme aquí y no comunicarme que había otro dispositivo? Bueno.. qué preguntas. Claro que serían capaces. De eso y más.

Miro al curioso grupo antes de seguir hablando.

- Acabo de volver de una expedición que no ha salido demasiado bien. De hecho, mis dos ayudantes perecieron durante una tormenta de nieve. ¿Puedo saber qué están buscando y qué intereses tiene Inglaterra aquí? - aparte del templo Nepalí, claro.

Habría preferido tomarme una copa tranquilamente con él, y explicarle cómo son las cosas ahora, pero... si el MI6 está implicado en esto, yo no me pienso quedar en tierra.

Espero al efusivo saludo del profesor, al ver que nadie mas respondia a la señorita... - Buscamos a un caballero británico llamado Douglas Archer, creo que eso responde a ambas preguntas, Soy... - se puso en pie como pudo desde el asiento y saludo lo cortesmente que permite una situación como esa - David Wilson-Harris - esperó sinceramente que el profesor hiciera unas presentaciones mas formales.

Tendí la mano hacia el hombre, con una media sonrisa de cortesía en los labios.

- Encantada, soy Erica Levy. De todos modos, sé quién es usted. Nos hemos cruzado en alguna ocasión en eventos sociales en Inglaterra. Usted es el prometido de Madeleine Archer, si no me equivoco. - Siento cómo mis pensamientos se aceleran. ¿Douglas Archer? - El hombre que buscan es el padre de Madeleine, ¿verdad? ¿Por qué se le busca y más aún en estas tierras?

Desvío levemente la mirada hacia otro de los hombres del grupo. No podría jurarlo, pero creo que el guardaespaldas del caballero al que buscan está entre el grupo. ¿Por qué? ¿Acaso su sitio no sería al lado del caballero?

Me quedo expectante, en posición relajada, ante la aparición de la señorita Levy. Por lo que deduzco de sus palabras, es una conocida tanto del profesor Donaldson como de Archie y de Maddie.

Mientras continúa la charla me mantengo ojo avizor a lo que ocurre en la calle, sin perder de vista los tejados de las casas cercanas y el movimiento de la gente. Veo como Wilson-Harris se estira todo lo que puede dentro del destartalado camión para saludar a la señorita Levy tal y como rigen las encorsetadas costumbres inglesas.

El verle tan apurado para saludar hace que aparezca una leve sonrisa en mi boca, sonrisa que desaparece cuando me doy cuenta de que la señorita Levy me está mirando con unos ojos de un extraño e intenso color azul. Cambio la postura para variar el peso del cuerpo sobre otro pie y romper el contacto visual, evidentemente incomodo antes su mirada.

- Señorita Levy. - Digo simplemente, a modo de saludo, llevando dos dedos al ala del sombrero en un movimiento que me abre la chaqueta y permite ver las fundas gemelas de mis armas. 

Asiento a modo de saludo aún intrigada con la situación. El hombre parece incómodo ante mi escrutinio. Erica, es de mala educación mirar fijamente a alguien. La voz de mi madre resuena en mi cabeza advirtiéndome de que me estoy saltando la etiqueta de sociedad.

- Disculpe mi comportamiento. ¿No trabaja usted para el caballero al que están buscando? Juraría haberle visto alguna vez a la sombra de ese hombre. 

Oh, no, no  exclamó Herbert al escuchar las palabras de Erica  No es que pensemos que Douglas se encuentre aquí, en estos parajes. Verás, querida, creo que podré tirar de unos cuantos de mis contactos para descubrir el paradero de Archie, y en cuanto Maddie me dijo que había desaparecido, me dispuse a ello. Lamentablemente, esta expedición no podía esperar, hace meses que llevo trabajando en ella, y el buen tiempo durará poco.  comenzó a explicar el anciano, más repuesto a cada minuto que transcurría.

Mientras yo permanezco en el hotel, y me dedico a localizar telefónicamente a los conocidos comunes que tengo con Archer, mi querida niña Maddie se ofreció para realizar la búsqueda de un objeto muy valioso para mí.  aseguró, muy ufano. David y Rick no podían dejar que fuera sóla, gracias a Dios, y los señores Xinng Lau y Wagner están aquí en representación del gobierno, del departamento de Inteligencia. Fue el MI6 quien organizó y patrocinó mi expedición, y por supuesto, mandaron a dos de sus mejores hombres para ello.

La verdad, nos vendría muy bien tu ayuda,  admitió el profesor si crees que puedes permitirte perder el tiempo con un viejo como yo, hehehe. Tu experiencia sin duda será muy útil.

¿El MI6? Me rio alegre cuando el profesor me invita a unirme. No podía sentirme más encantada con la situación.

- Mi muy querido profesor, ¿para quién cree usted que vine yo a hacer mi expedición mas que para nuestro gobierno? Estaré encantada de unirme a ustedes y de ayudar en todo lo que sea posible. ¿Iban a salir ya? - Trato de ubicar sitio en el camión, aparte de revisar a las dos personas de las que me ha hablado el hombre- Si no les incomoda llevarme con ustedes, me uno. No necesito nada, si es el profesor quien ha organizado todo. -Le sonrío con cariño.