Partida Rol por web

CAPITULO I

DESIERTO DE LOS LEONES

Primera Noche

Una espesa bruma se esparce por el rocoso camino de terracería que se desvía de la ciudad hacia uno de los bosques cercanos a CDMX, El Desierto de los Leones. Las sombras alargan sus brazos cubriéndolo todo y la ciudad misma queriendo escapar de sus oscuros misterios enciende sus luces esforzándose por mantener un equilibrio en la superficie.

Antes de salir a despoblado, las calles solitarias parecen aguardar preocupadas a la inminente medianoche soplando un viento frío y silbante.

A lo lejos se divisa la entrada de un viejo retén de vigilancia hacia el bosque, un guardia de seguridad privada activa la barra metálica para dejar pasar dando indicaciones para llegar hacia un segundo filtro de seguridad, una segunda puerta de acceso a aquel lugar.

No tardo mucho en alcanzar la ruta hacia el bosque donde nos citaron, curioso nombre... Desierto de los Leones. Al llegar al punto de reunión una bruma intensa me recibe por lo que activo las luces para niebla del Lambo. Al llegar a la caseta bajo el vidrio eléctrico para que me reconozcan y me den acceso libre, por la hora dudo que haya gente rondando el lugar.

Accedo al camino y no tardo en alcanzar la segunda puerta, al parecer soy el primero pues no veo a nadie conocido o desconocido que me reciba, aparco el coche apagando las luces y luego el motor, observo mi rolex, solo queda esperar y que esta gente sea puntual.

Las potentes luces de una pick up negra último modelo aluzan el camino a la segunda puerta del acceso al bosque colocándose aquel vehículo a un costado del lujoso coche de Dante Cienfuegos.

Se apagan las luces y el motor de aquel vehículo, el primero en descender es el inquietante Heraldo de las Calaveras, Juanito Tlamazqui el cuál se acerca en silencio y sin saludar hasta donde se encuentra Dante esperando. Enseguida desciende el mismo Arcadio Beltrán con su característica aura de negatividad.

Beltrán se acerca hasta el coche de Dante y le pasa un dedo sobre la pulida línea aerodinámica de aquella lujosa máquina.

-Los presumidos y pedantes no duran mucho en este territorio...- Una media sonrisa que no se puede discernir entre sarcasmo o diversión se asoma en el rostro del Lasombra. -¿Donde esta tu gente? no me gustan las informalidades.-

Tras leer el mensaje y esperar a que DirtyD terminara de hacer unas cosas en su refugio, se encaminaron juntos hacia el lugar de encuentro montados en su moto. Entre la niebla y el bosque no se veía un carajo, pero nada más pasar el control pudieron ver claramente dos vehículos y unas figuras junto a estos.

—Mierda, ya están aquí los jefes, pero la menos no somos los últimos—. Dijo a su compañero de viaje mientras se quitaba el casco de Iron Man que le había prestado.

—Hey, buenas noches—. Saludó alzando la mano mientras sonreía, sabía que eran gente con malas pulgas, pero tampoco le iban a matar por llegar un pelín tarde.

La arrogancia de Beltrán y su presencia intimidante no hace más que molestarme al grado de odiar tener que reunirme con el posible y próximo Obispo Sabbat de CDMX.

-Si logra ungirse como Obispo (cosa que es muy probable) este territorio se convertirá en una infernal dictadura, y conociendo a la Espada de Caín, el que no durará mucho en la cúpula será él.-

Ignoro su mal intencionado comentario y también a Juanito levantando el mentón y alzando la vista al firmamento le respondo.

-No deben de tardar, aunque aún no los conozco del todo, pero el Sabbat no se equivoca en la elección de sus soldados.- Respondo tajante y concreto sin perder las formas, aquello era verdad, aún no conocía del todo bien a los que en unos momentos más se convertirían en mis hermanos de manada, sólo esperaba no equivocarme y que por culpa de alguno de los nuevos reclutas yo tuviera que responder ante Beltrán.

El sonido del motor de una moto nos interrumpe para después de unos breves instantes ver aparecer a Mateo saludando son esa infantil vocecilla, me tendré que acostumbrar a tener un soldado infantil entre las filas del Abismo Negro.

DirtyD apareció con una moto de gran cilindrada, negra metalizada y con una chupa de motero y un casco tuneado en forma de predator, junto a mateo. Le gustaba conducir de forma temeraria, y acojonar un poco a conductores y transeúntes. La noche se extendía oscura y silenciosa ante ellos, y aquel sitio parecía salido de una película de terror. Había llegado la hora de ver que espectáculo les ofrecía el sabbat esa vez.

Cuando llegaron los mandamases ya estaba esperando con cara de pocos amigos. Bueno, desmontaron y dejaron los cascos sobre la moto. A ver que les deparaba el resto de la noche.

- Buenas, ya estamos aquí.

Dijo con una media sonrisa, al tiempo que bajaba levemente sus gafas de sol estilizadas para observar a cada uno de los presentes y saludar con una inclinación de cabeza.

Ante el arribo de Dirty D y Mateo y segundos después de su saludo a la comitiva que los espera un desgarrador y potente aullido no muy lejos de donde se encuentran reunidos aquellos cainitas los interrumpe abruptamente haciendo voltear a más de uno en dirección del oscuro y brumoso bosque.

Daniel llega con su moto seguido de Mel. Se detiene y se separa de la moto mientras se coloca bien la chupa de cuero.

-Dante... -hizo un gesto de cabeza en señal de saludo, luego se dirigió a Beltrán y realizó otro saludo más respetuoso-. Disculpad el retraso. El puto Guzmán nos paró en mitad de la carretera, quería alardear, está zanjado.

Miró primero a Mel recalcando que ella también sufrió el retraso por el mismo problema, y luego miró a los críos vástagos saludándoles. Pero aquel desgarrador aullido llamó la atención de Rivera, girando su cabeza hacia el lugar de donde surgió mientras miraba con el ceño fruncido.

Después de que aquel extraño aullido se escuchara a lo lejos el perturbador Heraldo de las Calaveras da un par de pasos al frente y su rostro gira hacia el horizonte como si algo le llamara la atención para después comenzar a caminar internándose en el bosque.

Otra pick up llega con seis hombres armados los cuáles se presentan ante Beltrán y este a su vez les comenta algo en voz baja, los hombres se cuelgan rifles de asalto al hombro y algunas alforjas para luego seguir a Juanito a cierta distancia.

Beltrán regresa con el grupo de cainitas y se dirige a ellos en tono parco señalando con la barbilla a su cadavérico subordinado.

-Sigamos a Juanito...-

Aquella ecléctica comitiva avanza en medio del tétrico bosque, uno de los escoltas mortales enciende una linterna y apunta al suelo para guiar a sus compañeros tratando de seguir el rastro de Juanito quién pareciera haber entrado en una especie de trance siguiendo una ruta que sólo él sabe.

Después de varios minutos de camino Juanito Tlamazqui se detiene en un amplio paraje rodeado de enormes abetos y tapizado con una gruesa capa de hojarasca la cuál hacen crujir a cada paso que dan.

Juanito se coloca frente a una sepultura señalada con una descuidada cruz de piedra.

Beltrán ordena a los hombres que comiencen a cavar.

Mientras que Juanito comienza a recitar algo en lenguaje náhuatl, el extraño ente hace su aparición. Cuando los hombres llegan a cierta profundidad localizan un extraño ataúd de grueso metal el cuál sacan con gran dificultad. Al exponerlo a un costado del agujero donde estaba enterrado se puede observar que tiene bastantes seguros y candados para cerrarlo herméticamente.

Beltrán ordena que lo abran. Al abrir el ataúd se distingue la silueta de una mujer encadenada con los brazos cruzados en el pecho sosteniendo una estaca la cuál atraviesa su corazón. Su piel tersa y blanca no pareciera haber sucumbido a la corrupción que provoca el tiempo, su cabello rojizo y largo pareciera estar encendido como brasas al rojo vivo, sus labios se encuentran clausurados con cinta negra colocada en forma de equis y su ojos abiertos con las pupilas dilatadas parecieran haber quedado atrapadas mirando el infinito.

Juanito pareciera arreciar con sus cánticos y oraciones en un lenguaje de extraña mezcla, mientras que Beltrán les indica a los mortales que liberen a la mujer de las cadenas que la aprisionan.

Juanito pareciera entrar en frenético trance y de pronto se quita el bozal dejando ver una dentadura modificada, como si le hubieran afilado cada diente a propósito y la falta de labios le da un aspecto cadavérico y aún más escalofriante.

Juanito comienza a danzar alrededor del ente que pareciera no inmutarse ante lo que sucede hasta que de pronto el Heraldo detiene sus cánticos y comienza a absorber como puede a través de su boca a aquella cosa la cuál comienza a ser tragada por Tlamazqui sin que esta pueda hacer nada.

Una vez liberada de las cadenas aquella misteriosa mujer permanece inmóvil totalmente paralizada, Beltrán se acerca y le saca la estaca con un rápido movimiento.

-Espero que hayas aprendido la lección, Drusiell Ignis.-

De un jalón me quito la cinta negra que aprisiona mis labios. -¡Eres un reverendo hijo de puta Beltrán!...- ¡Libre! ¡Libre al fin! hubiera preferido mil veces haber sido conducida a lo más profundo del abismo que haber sido castigada de aquella manera, sin embargo eso había quedado atrás y no era el momento justo para agregar algo más, lo que importa ahora es que nuevamente soy dueña de mi misma y soy libre.

Salgo del ataúd  y no puedo hacer otra cosa mas que presentarme ante mi ductus, me paro frente a él levantando el rostro de manera retadora, pero luego recuerdo que recién acabo de ser liberada después de décadas siendo una lastimera sombra, el tiempo es lo que sobra, así que bajo mi rostro lentamente y fijo la mirada en el suelo para luego postrarme en una rodilla ante Beltrán.

-La he aprendido ductus...- Cierro un puño tratando de no morderme el labio inferior ante lo que acabo de decir. El tiempo es nuestro, y para nosotros el olvido no existe.

Cuando llegaron un grito cruzó los cielos de aquel bosque nocturno, la niebla se movía arrastrándose entre los árboles y la humedad podía sentirse acariciando su piel. La hojarasca al crujir bajo sus botas, la escena iluminada por los focos de los vehículos, y la luz de la luna a través de las ramas, agitándose al son del viento.

El futuro obispo y el señor krugher vestido de cuero estaban ahí, junto al resto de la manada que no tardó en llegar ¿Porqué Beltrán siempre elegía los escenarios de películas de terror? Ahora estaban metidos en el proyecto de la bruja de Blaire. Se negaba a hacer un primer plano moqueando, pero vería hacia donde les conducía eso.

Y entonces empezamos a seguir a nuestro monstruo particular hasta llegar a un escenario aún más tétrico. Seguramente se arrepentiría de ello, pero sacó la cámara digital. Podría utilizar el nigthshot, pero le gustaba el ambiente tétrico de la luna y las linternas de mano. Avanzaron hasta descubrir una vieja lápida. Empezaron a cavar con palas oxidadas, hasta desenterrar un ataúd de metal. Cubierto de cadenas y candados, como las películas en que se desenterraba a la bruja para que pudiera desatar su venganza contra el pueblo que la encerró. Estaba adelantando acontecimientos.

Cuando abrieron el ataúd, bueno la bruja estaba. Solo que era un vampiro, al menos era pelirroja como todas las grandes brujas de la literatura y el cine. Y el ritual de Krugher fue genial, aunque no tenía ni remota idea de ocultismo sonaba padrísimo. tras desestacarla y devolverla a la no vida.. Joder era otro de los imaginativos castigos de Beltrán. ese tío era otro genio, décadas enterrada en vida, inmovilizada por la estaca y en absoluta oscuridad. Estos del sabbat sabían lo que era no solo el dolor si no también las delicadas hebras del sufrimiento y la desesperación.

Por el momento mejor estar callado, apartado. Estos eran capaces de mostrar su desagrado de formas brutales y exacerbadas. Mantuvo una mirada de disposición ante su Ductus y siguió con la escena.

Asentí con el mentón al saludo de Daniel Rivera y evité voltear en dirección a donde se escuchó el aullido. -Muy mala idea el elegir territorio lupino para llevar a cabo autorictas ritaes.- Me quedo callado a la espera de nuevas indicaciones, no tardamos en movilizarnos, refuerzos mortales llegan y avanzamos ante la orden de Beltrán de seguir a su Heraldo, -¿Que podrían hacer seis mortales contra un solo lupino?- nuevamente me abstengo de pronunciarme al respecto.

Por fin llegamos hasta un paraje algo despejado y con una tumba en medio, esto sí que no me lo esperaba, ahora entiendo para que los humanos, les ordenan desenterrar a alguien o a algo, sea lo que fuera sigo algo intranquilo y luego comienzan los ritos, oraciones y danzas, sigo a la expectativa.

¿En que clase de Obispo se convetirá Beltrán? si mientras ocupó el puesto de ductus se dedico a minar a su propia manada como si de una especie de titán Cronos hubiera reencarnado en este terrible y despiadado cainita. Al ver surgir de aquel ataúd a la ques erá nuestra nueva sacerdotiza y haber soportado aquel terrible castigo no puedo más que pensar que aquí en CDMX han refinado al Sabbat a un nivel bastante alto, no habrá margen de error y por lo visto cualquier error por mínimo que lo tengas sera castigado severamente.

Al menos la manada del Abismo Negro nuevamente se ha complementado.

Al escuchar aquel aullido me llevé la mano a la espalda y agarré con fuerza el tubo de cartón que colgaba de mi mochila, pero al no escuchar ninguna replica me relajé, con todos los que eran un solo hombre lobo no sería tan peligroso. Entonces aparecieron aquellos tipos armados y me emocione al pensar que íbamos a cazar un lupino o algo así, nunca me había enfrentado a uno, pero decían que eran duros de pelotas.

Pero nada más lejos, nos llevaron hasta una vieja tumba, donde los humanos se pusieron a escavar. No sabía que estaba pasando, pero aquello despertó mi curiosidad y me subí a una rama cercana para poder ver mejor el interior del agujero. Entonces sacaron un ataúd y de el a una tía encadenada con una estaca en el pecho, no sabía quién era, pero sin duda Beltrán nos estaba dando otra muestra de cómo se las gastaba.

Aquel bosque solitario podía estar repleto de hombres lobo, y aquello le hacía estar inquieto. No obstante, lo que vio tras adentrarse en el bosque fue aun más extraño. Aquel extraño baile que hizo el vástago cadavérico se acentuó al quitarse el bozal y descubrir su naturaleza bajo él. Era un jodido monstruo. 

La hermana de sangre que surgió de su castigo tenía la boca bastante suelta, normal después del castigó que Beltrán le obligó a sufrir. Parecía que aquel vástago torturada sería un nuevo miembro del grupo, Rivera no pondría objeciones a eso, siempre viene bien nueva sangre para engrosar el grupo. Siempre y cuando esa nueva sangre fuese leal y capaz de hacer las cosas.

Arcadio Beltrán pareciera disfrutar aquella liberación de la Tremere con una leve sonrisa en su rostro.

-Ya no soy más tu ductus, pasaras a formar parte de la manada del Abismo Negro como la nueva sacerdote como bien lo sugeriste supliendo a Juanito Tlamazqui, por ahora debemos culminar el ritae con la Vaulderie.-

El Lasombra da media vuelta sin mas discusión y se dirige a uno de los mortales para darles algunas indicaciones. Al finalizar se dirige esta vez a Juanito al cual pareciera no necesitar de hablar, el heraldo asiente y se vuelve a colocar el bozal en su rostro para después comenzar a caminar, mientras la escolta mortal vuelve a colocar el ataúd metálico en el agujero de la tumba y lo entierran nuevamente.

Beltrán se dirige al resto de los cainitas allí reunidos.

-Sigan a Juanito.- Ordena con el mentón mientras espera a que los mortales cumplan con las indicaciones que les ha dado hace un momento. 

Después de unos cuantos minutos caminando siguiendo la tenebrosa estela que desprende el heraldo de las calaveras aquel grupo de cainitas llega hasta lo que parece ser un antiguo monasterio abandonado y casi en ruinas.

El viento sopla a través de la hierba alta provocando un tétrico sonido como si la tierra misma aullara tratando de alejar a todo aquel intruso que se atreva a pisar aquel terreno.

Juanito alcanza una área que pareciera ser donde antes y en los mejores tiempos de aquella construcción se encontraba la capilla de oraciones, un bloque de piedra los espera al centro de aquel salón con un brillante cáliz de oro puro colocado al centro de los vestigios de una mesa de piedra, el diseño del cáliz es bastante bien trabajado y con algunas joyas incrustadas definitivamente delata que tiene tal vez siglos de construido y contrasta particularmente con el derruido altar de piedra por estar tan bien conservado.

Juanito Tlamazqui se mueve sigiloso como si siempre hubiera habitado en aquel sitio. Se coloca frente a Drussiel Ignis y le mira fijamente a los osjos.

-"EN ESTE MOMENTO TE CEDO MI LUGAR Y LA TERRIBLE RESPONSABILIDAD DE GUÍAR A LA MANADA HACIA LA GLORIOSA YIHAD QUE PADRE HA SEÑALADO PARA LIBERAR A NUESTRA CAUSA DE LAS CADENAS DE OPRESIÓN Y CORRUPCIÓN QUE LA TORRE DE MARFIL HA LANZADO COMO UN ASQUEROSO MANTO INMUNDO SOBRE NUESTRO LIBRE ALBEDRÍO, SOBRE NUESTRA GLORIOSA CAUSA, CÓNDUCE A TUS HERMANOS HACIA LA VICTORIA, ACONSEJA A TU DUCTUS Y PERMANECE SIEMPRE FIEL A AL PADRE OSCURO."-