Partida Rol por web

No queremos molestarle con menudencias, camarada comisario. Simplemente, el camarada comandante me está transmitiendo sus órdenes para comunicarlas al camarada coronel - respondió el teniente, con un tono formal y casi aburrido.

Jodido zampolit, útil sólo para meter las narices donde no le llaman. - no pudo reprimir el pensamiento, pero si logró controlar sus gesto, fruto de años de práctica.

Le decía que el coronel está indispuesto y que con su venia, iba a comunicarle la llegada y ver si podía recibirlos.

-Ah si, si , claro.- respondió Petr haciendo un gesto condescendiente con la mano mientras mostraba una sonrisa. Pero de todas maneras no se movió del sitio

"Y una mierda, para dar dos órdenes de nada un comandante no se aparta de la tropa"

Observas como el recién llegado Nikolai Dugov intenta escuchar la conversación. Su gesto es poco discreto y debido al ruido que hay en la sala es poco probable que haya escuchado algo más allá de algunas palabras sueltas. 

El teniente Grigor Fyodorov se dirige hacía la puerta pero antes de abandonar la ruidosa sala se cierra bien el abrigo y os saluda, de una forma militar, antes de salir.

Solté un exagerado bostezo de aburrimiento y me recosté hacia atrás, sonriendo contemplando la escena, los gestos decían mucho de cada uno de los presentes.

Por el momento a espera de una respuesta a mi petición no tenía mucho más que hacer, salvo esperar y disfrutar.

El comandante Kopolev volvió al grupo y aceptó de mejor grado la taza metálica de aquello que hacían llamar té. - Tenemos una hora aproximádamente hasta partir, he solicitado que se cargue el equipo necesario, - hizo una pausa y miró a Trepinov - plano incluído, - sonrió - y el equipo que ha sido requerido para nuestro siguiente destino, creo que Krasnya, una vez resolvamos el problema.

Se quitó los anteojos y los introdujo en su funda mientras se recostaba - No podemos partir de manera inmediata camarada Dugov, tenemos orden de transportar a la Central de Maquinaria con el material necesario para partir desde allí a nuesro siguiente destino. - Despiértenme cuando el teniente requiera de nuestra presencia.

El doctor tosió mientras escuchaba los planes de futuro demasiado halagüeños pero se abstuvo de decir nada. De hecho en estos momentos el teniente Fyodorov debería enfrentarse al malestar del coronel Previenshchi, a quien había tratado a primera hora por lo que sabía muy bien como era su carácter en el día de hoy.

Si había una sonrisa en el rostro del doctor o no, es algo que no se sabría pues la taza de te cubrió su rostro y cuando volvió a mostrarse estaba de nuevo inexpresivo.

-Una pena. Tenia ganas de trabajar ya comandante. Dije muy formalmente. Aparte la vista de Kopolev y volví a centrarme en mi bebida.

Solo queda esperar.

-¿Y tienen planeados muchos trabajos "de una hora" para hoy?- preguntó Petr al grupo sin poder reprimir un cierto sarcasmo.

Parecía ser que el comandante se había encargado de la burocracia, era entonces cuando me alegraba de no tener un rango más elevado. Aproveché para tomar algo caliente y recostarme de nuevo.

Me mantuve un poco al margen de comentarios y sarcarmos. Entendí la filosofía de los que aquí se encontraban y entonces me levanté de súbito.

- Voy a echar una meada – Me desperecé y comencé a caminar hacia fuera, no había como hacerlo al aire libre, si ya olía mal aquí no quería pensar de cómo olerían las letrinas.

Varios soldados se presentan en el barracon y os saludan, aunque sin mucho entusiasmo, pero el frío que hace fuera le quita a la gente las ganas de ser diligente cuando lo que deseas es cubrirte con una manta o acercarte a un fuego.

La conversación parece haber enfriado, como vuestro te. Tal vez sea el momento de entrar en calor con algo más que te templado. Los recién llegados se están pasando una botella de vodka casero.

-Déjeme ver eso, Camarada.- dijo Petr con semblante serio mientras estiraba el brazo hacia la botella que había empezado a circular por ahi.

-A mi me apetece un trago. Dije con una estúpida sonrisa en la cara. -Necesito entrar en calor.

Estaba deseando que Triepinov volviese, yo también estaba meandome.

El comandante se levantó súbitamente y tras simular de manera poco convincente que miraba su reloj de pulsera, se dirigió hacia la salida de la sala en busca de algo aire fresco.