Partida Rol por web

Entre tiritando. Dos minutos fuera y ya estaba congelado. Culpa de tanto salir y entrar y tantos cambios de temperatura. Jodido invierno.

Me encamine hacia mis pertenencias, donde antes estaba sentado mientras escuche como hablaban de un viaje y de partir ya.
Parece ser que nos ponemos en camino.
Espere con todas mis cosas cerca de Triepinov, me había perdido el detalle de cuando partiríamos así que le seguiré a él. Si pregunto algo ahora quedare como un estúpido y seguramente el comandante Kopolev se frustre conmigo por no escuchar las ordenes.

El comandante asintió con la cabeza tras la charla con el teniente y el comisario político. Entendía perfectamente su rol en el escenario que se les presentaba, los servicios de su equipo eran necesarios pero no tenía intención de entorpecer la cadena de mando del ejército rojo siempre que les dejaran hacer su trabajo.

- Entendido, haga que sus hombres carguen los dos camiones del material necesario. Desconocemos la gravedad de la avería en la Central de maquinaria así que no podemos evaluar la duración de la reparación. - hizo una pausa - Pero les aseguro que no tenemos ninguna intención de permanecer mucho tiempo en la Central, disponga de raciones para dos semanas y si viéramos que se fuera a retrasar siempre podremos mandar un transporte a por más provisiones. - pareció acabar.

- Pero teniente, - continuó - tengo un despacho privado que me han encomendado darle personalmente al Coronel así que mis ordenes son reunirme con él, personalmente. - quedó a la espera de que el teniente le mostara el camino hasta los aposentos del coronel.

El lado bueno es que no parecía estar muy lejos, aunque como bien dijo el viejo, con este clima a saber. Mis manos rodearon la taza de té buscando su calor.

Me sacaron de un momentáneo trance las palabras de mi superior - ¡Cierto! Gracias – Agarré el papel y lo ojeé escrutando su contenido.

¿Pero que diablos...? Pensé para mis adentros – No dudo de la utilidad de este mapa, pero no era esto lo que solicité – Carraspeé – Solicité un plano de las instalaciones eléctricas de la estación, no un mapa de la zona, pero en fin, si no tienen nada mejor nos apañaremos con lo que haya - Este hecho quizás fuese significativo.

- Lo menos posible - Respondí a aquel tipo, no era adivino y se que hasta el clima puede jugar malas pasadas.

-Mmmm... lo menos posible.... a veces en esta zona es mejor ser previsor que eficiente, camarada Capitán.- responde Petr a Triepinov y agrega, mientras va saliendo en dirección a su cuarto -Iré a preparar mis cosas.-

Por supuesto, camarada, todos tenemos nuestras órdenes. - respondió el teniente - pero me temo que el coronel está muy indispuesto y no sé si podrá recibirle. En todo caso, sus aposentos están por allí -mientras le indicaba el camino a seguir. Sabía que no podía interponerse en la orden de un superior, pero no pensaba acompañarlo y que el coronel le echase un broncazo.

Me voy a dar las órdenes para prepararlo todo, con suministros para un par de semanas como mínimo. -al tiempo que se cuadraba y posteriormente se dirigía hacia la salida, en busca de un sargento al que impartir las órdenes.

Parecía que Triepinov ya se había echo con todo lo necesario para entender el sistema eléctrico y ver lo que fallaría. Agarre mis herramientas y las guarde en una bolsa aparte.

-¿Dónde podemos dejar todas las cosas mientras estamos fuera? Dije, sin dirigirme a nadie en especial mientras rebuscaba entre mis pertenencias para guardar las herramientas. Ya verás como se me olvida algo aquí, seguro… siempre me pasa. Maldita cabeza tienes Dugov.

- Camaradas - dijo mirando a Trepinov y Dugov - llevaremos todo nuestro equipo, no dejen ninguna herramienta aquí. Y si creen que necesitarán algo, estoy seguro que el teniente Grigor se lo proporcionará sin problema, - miró a Grigor - ¿ verdad ?

- Voy a reunirme con el coronel, descansen lo máximo posible pues partiremos tan pronto estén cargados los camiones. - Y se encaminó hacia los aposentos del Coronel tal y como el teniente le había indicado.

Por supuesto, camarada Kopolev, les proporcionaremos toda la asistencia que podamos. - se ve obligado a contestar el teniente, aún sabiendo los pocos recursos que se encuentran a su disposición.

¡SARGENTO! - grita, dirigiéndose a sus subordinados - tome un pelotón y reúna todo este material. Preparen también lo necesario para una salida de 2 semanas. Pueden usar un par de caminoes y el remolque. Después, reuna a los hombres de dos pelotones y dispónganse a salir, a la mayor brevedad posible.

-Si comandante Kopolev.
Dije tajantemente mientras me levantaba rápida y torpemente. Casi me tiro la taza que tenía delante por encima.. Que desastre. Pero no llego a pasar nada.

Levante en peso todas mis pertenencias y espere de pie a que nos avisasen de que hacer ahora.
Casi al minuto ya estaba cansado y me senté de nuevo a esperar.

A ver si llegan ya todos y podemos irnos… me aburre estar aquí mirando a la mesa. Que buen trabajo si… arreglar cables en el culo de la unión soviética. Trabajo de ensueño vamos. Pensé mientras me recostaba sobre la mesa y soltaba un suspiro de impaciencia.

El comandante Yuri abandona la estancia en dirección a los aposentos del Coronel.

Los soldados del ejército rojo se ponen en marcha mientras empiezan a preparar sus cosas. Los que se quedan aquí respiran aliviados mientras que los que van a salir se les ve nerviosos, y no es para menos ya que el invierno aún no ha acabado.
Podéis escuchar conversaciones, alguna queja o lamento aunque nada directo (más que escuchar palabras se oyen suspiros y muchas caras largas) hacía sus superiores. Al fin y al cabo son soldados y este es su trabajo.
Algunos intentan negociar con sus pertenencias para conseguir más ropa de abrigo con los soldados que se quedan.

A los del TASS se les facilita unos colchones en el barracon por si desean dormir hasta que salgan, al igual que acceso a la duchas. Así como acceso al comedor cuando llegué la hora de comer.

Viendo que Kopolev ignora su recomendación y aun así decide ir a ver al coronel, Vissarion apura el final de su bebida, y dejando la taza de metal sobre la mesa se dirige al barracón a recoger sus pertenencias.

¡Dos semanas! ¡Para ir y volver a Jarkov! Esperaba que la cosa no se alargara tanto, no le gustaba el campo.