Partida Rol por web

Cuando terminaron el desayuno, se les reunió a todos para proceder a encargarse de los deberes de ese día y además asignarles la que sería su tarea en The Marchen cuando este volviese a abrir. Fiorella se sentía un poco desubicada porque no entendía que diferencia podrían hacer ellos contra los poderes de las brujas si estaban malditos, pero también quería ayudar a los que estaban en su misma situación. 

Al parecer tendría que partir junto a Alan, con el que apenas había cruzado algunas palabras anoche. Esperaba que pudiesen ponerse de acuerdo pero al menos había alguien en su grupo que conocía las afueras de la ciudad. Alzó una ceja cuando escuchó sobre las provisiones, al menos no irían con las manos vacías, tendrían que administrarlas bien mientras estaban fuera. 

- Creo que se trata de que usemos lo que sabemos para identificar si se trata de obras de brujas y tratar de desentrañar su significado, para así aprender a tratar con nuestros propios problemas. Aunque probablemente me equivoque.

Respondió a su compañero cuando hizo las preguntas sobre por qué debían ir ellos. Tenía un deje de inseguridad en su voz así que en cuanto terminó, no añadió nada más. 

Parfait estuvo al pendiente de poder contestar sus pregunta, escuchando la pregunta de Réamann. Sonrió amablemente - Como dije, Waltz y Karma estarán cerca y podrán ayudarles. También hemos puesto unos silbatos en sus mochilas. Ellos les servirán en caso de emergencia - Delora sonrió, casi como si se burlara y siguió escuchando.

Miró a Stella complacida, y escuchó a Edward. Sonrió algo incómoda y Delora suspiró profundamente - Solo recuerda cuidar de Stella y que ambos puedan regresar a salvo -.

- Al menos está dispuesto a ayudar, sea por la razón que sea. Stella, recuerda que tu maldición no le afectará - Delora sonreía de manera burlona.

Parfait se disponía a responderle a Rin cuando esta habló, pero se detuvo cuando Fiorella habló. Sonrió complacida - Tienes razón, Fiorella. Se trata precisamente de eso. Es posible que estar inmiscuidos en esta situación les ayude a avanzar en romper su maldición. Rin, por favor lleva siempre los guantes y no te los quites a menos que sea una situación de vida o muerte, ¿está bien? Réamann, te encargo que guíes a Rin. Aunque sé que Eses te ayudará - sonrió y siguió escuchando.

Cuando Alain habló, Parfait mostró una cara un tanto conflictuada. Delora afiló su mirada y la posó en el joven para luego sonreír con un gesto autosuficiente. Cruzó los brazos y se dispuso a aclarar sus dudas, pero claro, a su propio estilo.

- Querido Alain, creo que tendré que darte una pequeña clase de historia. Cuando comenzó la caza de brujas, la portadora del cristal sintió las muertes como suyas y perdió el juicio. Mató a un humano rompiendo el juramento de las brujas de jamás dañar humanos y se corrompió a sí misma. La oscuridad del cristal Tenebrarum llevó a muchas otras brujas que habían sufrido pérdidas a caer en la misma oscuridad, creando lo que conocemos como Brujas malvadas. Así que las pocas brujas buenas que quedamos, debemos escondernos la mayor parte del tiempo. Si quieres una reunión para tratar esto, encontrarás a muchas brujas malvadas. Incluso la que te maldijo. Además, haremos por ellos lo mismo que hemos hecho por ti. ¿Por qué arriesgaría Karma todo trayéndote aquí en primer lugar? Se le llama bondad. Y el rey de Angielle claro que tiene gente preparada, pero para cazar más brujas, no para ayudar a quienes hayan sido afectados. Este ataque tiene una peculiaridad, y es que solo las hadas y las brujas lo conocen porque hay una barrera que no deja pasar a los pobladores cercanos. Hemos encontrado puntos ciegos en la barrera, de modo que puedan pasar sin ser detectados. Y qué mejor que personas ya malditas para ir a un lugar donde pueden ser maldecidos... Solo queremos auxiliar a quienes se encuentren encerrados. Si esa no es razón para ti, solo refuerzas el motivo por el cual te han maldecido -.

- ¡Delora! - la reprendió Parfait, pero la bruja no parecía arrepentida de una sola de sus palabras. Seguía mirando con determinación al joven de cabellos negros -. Disculpa, Alain. Delora es... Brusca para hablar. Pero lo que dijo es cierto. Solo queremos ayudar a quienes se hayan visto envueltos en ese problema y que sean solo víctimas. Además, sí creemos que puedan encontrar oportunidades de avanzar en romper su maldición - su tono era suave como siempre, aunque su cara se veía triste.

- Ahora, les deseo suerte. Esperemos que regresen a salvo. Waltz y Karma los guiarán al punto donde se bifurcan sus caminos - y dicho esto, Parfait extendió su mano, donde se manifestó un círculo mágico de color dorado, abriendo un portal luminoso y despidiéndose de todos.

Waltz se puso al frente y les hizo una señal para que los siguieran, no sin antes recordarles que tomaran sus mochilas y se reunieran con las parejas designadas.

Cruzaron el pueblo hasta llegar a la bifurcación, que no era otra sino la salida del pueblo. A partir de aquí, todos debían tomar caminos diferentes. Siguieron su mapa por un camino que para Rin debía ser familiar, ya que lo había transitado llegando a Angielle en busca de ayuda. Era un lugar boscoso, pero el sendero de entrada y salida estaba bien delineado, así que no había mucho riesgo para perderse.

No tardaron mucho en llegar a una taberna que aparecía en sus mapas llamada "El duende azul", además de un tallado de lo que parecía un duende vestido de príncipe. Casi parecía una parodia de lo que eran los cuentos de hadas. Estaba llena de hombres gordos, cazarrecompensas, algunas prostitutas y mercaderes.

Tal vez por fortuna, no tenían sino que rodear la taberna, sin necesidad de entrar. Lo que sí pudieron notar es que en las paredes había algunos afiches con la foto de una niña en un afiche de "Se busca". Para su sorpresa, se trataba nada más y nada menos que de Rin. El dibujo estaba bien hecho y la recompensa por su captura era generosa.

SE BUSCA BRUJA

VIVA $8.000.000

 El punto donde la barrera era débil estaba por detrás de la taberna, así que debían encontrar como llegar allá sin ser detectados. Había algunos herreros afuera de la cabaña, y otros campesinos alrededor. Parecía ser un lugar bastante concurrido.

Cruzaron el pueblo hasta llegar a la bifurcación, que no era otra sino la salida del pueblo. Karma, justo antes de separarse, se acercó a Alain a decirle - Sé que Delora fue fuerte contigo. Recuerda que, aunque no lo parezca, trata de ayudarte. Saca lo mejor de esto, tienes una estupenda compañía - y le guiñó un ojo a Fiorella antes de alejarse.

A partir de aquí, todos debían tomar caminos diferentes. Siguieron su mapa por un camino que para Alain debía ser familiar, ya que lo había transitado llegando a Angielle en busca de ayuda. Era un lugar boscoso, pero con piedras altas y algunos montes a subir. Podía llegar a ser agotador, pero también hermoso. Había un riachuelo que lo atravesaba y que usaron para guiarse en el camino hacia el punto débil de la barrera. 

El riachuelo aumentaba su cauce cada que se acercaban más y más a su destino, hasta que comprendieron la razón. Había una caída de agua que desembocaba en un hermoso y gigantesco lago. Este reflejaba lo claro del cielo y sus cristalinas aguas brillaban con los rayos del sol. Era increíble que un lugar tan tranquilo hubiera sido presa de un ataque como el que describieron.

Al consultar el mapa, notaron que el punto débil de la barrera se hallaba justo al otro lado del lago en todo el centro. Sin embargo, era un lago muy grande para ser rodeado. Podría tomarles mucho tiempo. También era lo suficientemente profundo como para no permitirles cruzarlo caminando. Era el momento de buscar alternativas.

Cruzaron el pueblo hasta llegar a la bifurcación, que no era otra sino la salida del pueblo. A partir de aquí, todos debían tomar caminos diferentes. Siguieron su mapa por un camino que para Stella debía ser familiar, ya que era un lugar oscuro por la cantidad de árboles y maleza que había alrededor, así que los senderos se tornaban oscuros. Era una parte vieja, datando de la fundación del pueblo. Aquel lugar que solo visitaban quienes debían ir porque los demás pobladores trataban de evitarla: era el camino al cementerio.

Su iluminación natural era poca y era difícil llegar allí, pero para quien conoce, no es tan difícil. Gracias a Stella, llegaron con rapidez. Era un cementerio bastante desolado, sin flores para recordar a sus difuntos, lápidas desgastadas de nombres que el tiempo había borrado, y llenas de moho por estar a la intemperie. Se sabía que había dos cementerios en Angielle, solo que el otro se cree desaparecido. Al ser el más antiguo, la vegetación es abundante allí. Solo una parte en el mapa parece estar despejada, y es a la parte a la cual deben llegar, pero está al otro lado del cementerio. Si quieren llegar, deberán cruzarlo.

- vaya... Me dan ganas de entregarme... - pese a saber del cartel, nunca había tenido demasiado tiempo para mirarlo, no recordaba con muy buena gana aquel camino. En parte para su alivio le reclamaban viva, aunque le hacía pensar también en los insensatos que intentaron cogerle por la fuerza... No lo volverían a intentar sin duda, pero arrancar su propio brazo de una mano casi cerrada le ponía los pelos de punta, pues se hizo muchísimo daño y tuvo que untar varios potingues resbaladizos que Eses tardó siglos en conseguir. Qué bronca se llevó de su hermano cuando le dijo que sería más fácil romper la mano que le sujetaba...

Miró a su compañero y se encogió de hombros - según me dijo Parfait no deberían reconocerme, tranquilo - levantó la mano ajustándose el guante y se cruzó de brazos para que las manos quedarán bien cubiertas por sus codos - ¿Crees que podremos pasar sin más? Caminar por donde queramos no debería ser un problema, si crees que será difícil... Podemos entrar y ver los trabajos disponibles, y usar el que contamos de excusa... Podemos dar el nombre de mi hermano "desaparecido" para tener acceso a recompensas... Si no te importa actuar un poco como perezoso...

Era el único de la familia "desaparecido", y aunque solo cazaran en principio para sus padres, se suponía que estaban en los registros de cazarecompensas.

A Rin no le importaría mucho el método, como si prefería entrar corriendo a lo descarado, mientras su compañero decidía, ella revisaba su bolso para ver qué material para trampas le quedaba.

Alain aguantó la clase de historia, a todas luces innecesaria, con expresión neutra. ¿Tan mal se tomaban las preguntas en aquel lugar? ¿O tal vez era porque sacaban a relucir la incompetencia de algunos? Inconscientemente, chasqueó la lengua, incapaz de contenerse ante el concepto de que las portaestandartes de su esperanza pudieran ser unas ineptas. Y es que seguía sin comprender porque ellos, sin poderes, debían arreglar el desaguisado causado por otros que hacían un uso indebido de la magia.

- Tu argumento me confunde, Delora - repuso con una frialdad que podía ser puesta en entredicho por el brillo peligroso en sus ojos-. Dices que la bruja que me maldijo era malvada pero terminas por darle la razón por hacerlo. ¿Debo entender que me merezco su maldad?

Sólo las palabras de Parfait le ayudaron sino a disminuir, sí por lo menos a contener su enfado. El escarnio público, aunque altamente placentero, había terminado demasiado mal la última vez como para animarse a repetir. Aunque no dijo nada más mientras se dirigía hacia el portal, sí le dirigió una última mirada a Delora.

Una vez allí, había seguido caminando en silencio, con el mal trago de engullir su ira sin dirigirla a nadie. Pero es que, ¿cómo podía ser aquello siquiera justo? Él había preguntado. Incluso lo había hecho con respeto. Y ella había aprovechado la ocasión para despreciarlo. El cuento de que las brujas podían ser buenas cada vez parecía más improbable.

Volvió abruptamente de sus pensamientos cuando Karma le dirigió la palabra aunque optó por no responder antes de despedirse con un gesto de cabeza, haciéndole parecer un adolescente enfurruñado en lugar del joven bien educado y de modales exquisitos que podía llegar a ser.

Lo peor era que conforme más andaban por aquel hermoso paraje, su humor pasaba de iracundo a sombrío y es que recordaba demasiado bien aquel escenario como aquel que le había contemplado desfallecer por momentos con toda la indiferencia de la naturaleza. No le gustaba. Esa perfección hacía aún más acuciante la sensación de fracaso.

Debió ser una pésima compañía pues siguió andando, mirando el mapa y el terreno sin dirigirle la palabra a Fiorella, ofrecerle ayuda o preguntarle cómo iba. De hecho, cualquiera hubiera dicho que no recordaba la presencia de la chica si no fuera porque al llegar al lago se detuvo de repente y se giró a mirarla, eso sí, con unos ojos más cordiales.

- Me temo que cruzarlo a nado no parece una opción. ¿Podrías abrir la mochila, a ver si hay algo útil... para nosotros?

Réamann había caminado en completo silencio hasta llegar a la taberna y observar todo alrededor para poder llegar al punto designado que estaba detrás de la taberna. Sin embargo, cuando sus ojos se posaron en el afiche se quedó observándolo mientras Rin le hablaba.

-Lo se, ambos tenemos glamour-puntualizó con una voz neutral aún con su atención en el dibujo de su compañera. Tenía una mano en un bolsillo de su pantalón y con la otra sujetaba la mochila con todo lo necesario. Continuó escuchando hasta que negó una sola vez ante la sugerencia de la pequeña-. No te reconocerán, pero sigues siendo una niña.

Al decir eso, miró la fachada de "El Duende Azul" junto a todo el ruido que generaban los clientes del establecimiento. El chico continuaba observando alrededor y parpadeó un par de veces antes de hablar.

-Rodeemos. Si alguien pregunta es porque decidimos acortar camino-y esperó a que la niña dijese algo antes de caminar. Había estado observando cuál podría ser el camino más viable, pero no expresaba algo sino su atención en el ambiente con su rostro impasible. 

Acortando camino a; Rin no tenía tanta memoria como para recordar el mapa al dedillo, así que cogió su bolso y susurró algo (si pasaban por ahí a donde debían decir que se dirigían*) un murmullo después la niña asintió.

- está bien, me parece buen plan... Y no te preocupes mucho, he entrado bastantes veces en tuburbios como ese, puede que no lo parezca, pero mi hermano y yo cazabamos brujas, duendes, hadas, o cualquier personaje por el que quisieran pagar a mis padres, y acudir a antros como este, hacía la búsqueda a menudo más rápida.

Poniendo sus manos tras la cabeza comenzó a caminar con disimulo, no debería haber problema, los atajos son de todos.

No haber tenido que ir a buscar a Hogward alivió un poco Stella. Después de quitarse el delantal se preparó y se puso junto a su compañero para partir. Ese día se notaba a Stella seria, pero en ese momento se veía más preocupada que otra cosa.

Después de ser guiados por Waltz y Karma, Stella y Hogward tuvieron que separarse de los demás. 

—¿El cementerio? Es un poco irónico —dijo Stella, dejando de ver el mapa por un momento para mirar a Hogward. Le estaba hablando con total normalidad, aunque seguía un poco seria—. Ayer no tuvimos la oportunidad de presentarnos bien, ¿no es así? Puede parecer que esté de más, pero no es así. Soy Stella, un placer conocerte, Hogward —y le tendió una mano, no estaba siendo amistosa del todo, pero la clave de todo era ser educada. 

Apenas mirando el mapa de tanto en tanto, Stella guió rápidamente a Hogward hacia el lugar que les habían encargado. Stella se movía con una soltura increíble por el lugar, como si lo hubiese recorrido cientos y cientos de veces; se sabía los caminos de memoria. Además, lo que más llamaba la atención es que la chica no parecía sentir ningún miedo por el ambiente o por lo que tenían alrededor. Tampoco se mostraba recelosa a Hogward, lo estaba tratando con normalidad.

—Bueno, por allí debería ser —a Stella le preocupaba un poco que todavía hubiesen brujas por el área aunque, como ya les habían dicho, ellos ya estaban malditos y no les podían hacer nada. A pesar de eso, no se sentía del todo segura. 

Señalando hacia el otro lado del cementerio miró a Hogward.

—¿Cruzamos?

Finalmente habían partido, trasladándose desde un portal mágico extraño del cual Hogward no estaba acostumbrado. Le costaba adaptarse a la magia excéntrica, a pesar de que él mismo apestara a ella; cosa que intentaba justificar con que era un "hombre de ciencia". Antes de partir, se había robado discretamente un trapo de tela roja que envolvió alrededor de su brazo, como un enorme guante de cirujano, que acabó por esconder desde la punta de sus dedos hasta el antebrazo, feliz de no tener que ver el relicario de su brazo otra vez. Fuera de ello, y de la mochila que había sido puesta ahí por Parfait, iba igual de desechable que cuando llegó, sólo que más higiénico, liberando cierta peste a jabón. Al arribar, su reacción ante el camino lúgubre brilló por su ausencia. Hogward estaba acostumbrado a la peste de los muertos, hasta cierto punto, y no había sido la primera vez que pasara por uno de ellos...en circunstancias completamente diferentes. 

—Creo recordar que de camino al pueblo, dormí al lado de una lápida para pasar la noche. No me arrepiento, la Muerte no me reconoce como un ofensor—habló aún soso, con aires de superioridad, más centrado en su voz que la del propio llanto de los fallecidos—. ¿Huh? Pues ayer me presenté en general, eso cuenta como una presentación legítima—respondió a Stella estirando su mano igual, luciendo el gesto como una respuesta mecánica a una conducta aristocrática, como si tuviera en la memoria el tener que responder cortés ante cualquier petición—. Y como dije ayer, dudo mucho que vaya a ser placentera mi presencia. 

Calló en gélida presencia durante el resto del camino, al punto que el cuero de sus labios comenzaba a pegarse por la saliva. Caminaba apartado, a una distancia prudente de Stella como para no ser descortés, pero tampoco amigable. En el exterior, Hogward no parecía dispuesto a entablar conversación alguna con su acompañante, a menos que fuera completamente necesario. Llegando a la primera parada preocupante, Hogward se mantuvo con funesta tranquilidad, observándolo todo con ojo despectivo. No le asombraba, había probado de primera mano la maldad de ambos estratos de la sociedad, un cementerio en ruinas era poco más que un páramo abandonado por su patrona. 

—No habiendo más opciones, ¿qué carajo podría salir mal, después de todo lo que ya salió mal para mí?—respondió aun con su acento despreciable, empezando a caminar derecho sin mirar atrás. 

Fiorella se despidió de Karma con una sonrisa antes de empezar a avanzar junto a Alain disfrutando del paisaje. Hacía tiempo que no se tomaba un día para poder pasear por un lugar tan hermoso y agradecía la oportunidad de estar allí mientras cruzaban a través de los bosques y las colinas, dado que su compañero no hablaba, ella tampoco comentó mucho pero se mantuvo con energía y buena disposición durante todo el trayecto, parándose a observar de vez en cuando los pequeños peces que circulaban por el arroyo. 

Cuando llegaron al que parecía su destino observó el lago y la cascada, primero se quedó unos segundos en silencio ensimismada, sin saber muy bien que decir ante ese paisaje pero pronto se concentró en su deber, y al parecer el punto al que debían llegar estaba en mitad del lago. Asintió a su compañero antes de abrir la mochila, revisando que les habían dejado Delora y Parfait. 

- Tienes razón, ellas sabían a donde veníamos. 

-No lo decía por ti.

Fue el comentario de Réamann ante el comentario de Rin acerca de que ella estaba involucrada en ese tipo de lugares mientras veía a esos sujetos en la taberna. El peliblanco suspiró, cerrando los ojos un momento antes de continuar con la búsqueda de saber cómo y por dónde caminar hacia atrás. 

-Si debemos entrar entonces seguiremos tu idea-no podían descartar las opciones que tenían, pues era una misión en la que podría salir mal si no eran precavidos. El joven continuaba con un porte recto y un tanto militarizado, pero se notaba que se interponía en la línea de visión de los clientes hacia la castaña con un poco de disimulo, moviéndose de tanto en tanto como si estirase un poco sus piernas.

Stella no había entendido muy bien lo de que "la muerte no me reconoce como ofensor". Aunque no preguntó nada al respecto. Había conseguido que Hogward le estrechase la mano y, aunque no lo había hecho con la mejor disposición, Stella había valorado el gesto. Ella no era tonta y notaba que el chico ocultaba algo detrás del trapo. El día anterior había creído haber visto qué, pero no lo recordaba muy bien. ¿Quizá lo que le hacía actuar de esa manera era su maldición?

Ella tampoco habló con el chico a lo largo del camino. No quería incomodarle más de lo necesario, reconociendo la distancia que había tomado de ella. Eso no le molestaba, realmente. De cierta forma, después de lo sucedido el día anterior, tampoco tenía muchas ganas de conversar mucho o ser demasiado amable; aún tenía algo de miedo.

Miró como Hogward se alejaba después de esa grosera respuesta. Aunque creía entender por qué podía actuar así, eso le pareció muy grosero. Aunque se calmó, pensando en que Parfait no rescataría a alguien malo. Por eso mismo se contuvo de replicar algo y exhaló un suspiro, caminando por detrás de él.

—¿Todos los peliblancos son tan groseros? —masculló para ella misma.

Una voz de un joven contemporáneo a Rin sonó cercana - El poblado se llamada Caelfall. Si preguntan por mí, sería sencillo. Después de todo, dudo que puedan encontrarme - y luego desapareció.

La música vivaz del lugar se hacía entrever mientras daban un vistazo a quienes adentro se encontraban. 

Algunas mujeres coqueteaban mientras permanecían sentadas en las piernas de algunos otros hombres y otras paseaban por las mesas recibiendo dinero. Algunas meseras danzaban con sus bandejas mientras entregaban lo que los demás pedían y el chocar de vasos llenos inundaba la estancia.

Algunos hombres de parche y bastante sucios les miraban entrar, pero además de la desconfianza normal, no había nada más en sus miradas que pudiera alertarlos de alguna próxima hostilidad. No parecían reconocer a Rin, así que todo parecía salir bien.

Siguieron rodeando la taberna hasta llegar a donde se encontraba el establo. Varios caballos estaban allí tomando agua y comiendo avena, aunque se veían desgastados. Tal vez por las largas jornadas que sus dueños habían utilizado su trote para desplazarse.

Por poco terminaban de dar la vuelta cuando un hombre se les acercó con una espada al hombro y una pinta de pocos amigos.

- Vaya, vaya. ¿Qué hace un padre dando un paseo con su hija en un lugar como este? -.

Empezaron a buscar detenidamente en la mochila y además de las raciones y algunos viales con líquidos de colores marcados con sus propósitos, no pudieron encontrar nada que fuera de mucha ayuda. Lo único aparte de todo esto que encontraron fue una pequeña bolsa de tela atada con una cinta de color azul que, por la forma en que sonaba cuando la cargaban, parecían ser monedas. Al parecer, les habían dejado algo de dinero para el viaje.

No muy lejos de allí, escucharon el sonido de pasos hacia la izquierda de donde se encontraban. Al fijarse, vieron una figura de un hombre acercarse con lentitud hacia ustedes. El hombre parecía silbar una canción, pero tal vez la intensidad del sol de la mañana no dejaba que pudieran verle muy bien.

No era fácil ver con la intensidad de la luz del sol reflejada en el lago, pero pudiste notar que el hombre llevaba lo que parecía un saco a la espalda, aunque ese saco parecía ser más una red que otra cosa.

Siguieron adelante, cruzando las partes más llenas del cementerio hasta ese lugar despejado. Justo cuando salían de la inmensa grama, las piernas de Stella comenzaban a doler a la altura de sus tobillos. El dolor era más fuerte sobre la piernas izquierda que derecha, pero ambas dolían.

El lugar donde habían llegado parecía ser la parte del cementerio reservada para la aristocracia, ya que las tumbas estaban más elaboradas y algunos mausoleos había resistido el paso del tiempo. Desgraciadamente, esta parte no era la que Stella solía visitar, aunque el mapa indicaba que debían buscar el mausoleo de la familia "Britton", el cual era el apellido de la familia real. Tal vez era de los miembros más antiguos de la realeza. Después de encontrarlo, había un pasaje de piedra que los guiaría a la salida y al punto que necesitaban encontrar.

Una extraña voz resonaba en el cementerio, algo así como un canto lastimero de un hombre. No era lejano, pero era en dirección contraria a donde se dirigían.

- ¡¿Padre?! - se apresuró a exclamar, iniciaba el teatro de Rin - ¡Un respeto hacia mi señor! Soy su fiel escudera, Nanae Image, acompaño a mi señor en la búsqueda y captura de la bruja que se hizo pasar por su hermana, está usted ante Eses Lotong, y pasábamos por aquí esperando hayar alguna pista de esa farsante. Pero no hemos tenido suerte, esa canalla cubre bien sus huellas... Por ello intentando adelantarnos a sus maquinaciones, nos dirigíamos a Caelfall, tarde o temprano encontraremos su paradero y devolveremos a los Lotong su grandeza como cazadores de brujas.

Tomó un cable casi traslúcido de su bolso y lo estiró ligeramente con rostro molesto, era dexbuen ayudante ser impulsivo, y deber de su superior ser la mente centrada que contuviera la imperiosa velocidad de su ayudante... Aquel tipo era muy serio, posiblemente ni siquiera necesitara actuar...