Partida Rol por web

Cuando Réamann intervino, le sonrió más tranquila. La verdad era que lucía aliviada y feliz mientras lo escuchaba y añadió a su pensamiento.

- Réamann, tú mejor que nadie conoces el porqué Jurien y Garlan fueron expulsados de la orden. No es extraño pensar que haya infiltrados, espías o simplemente cómplices. Incluso puedes considerar la opción de Viscount colaborando con ella. No necesitaría mucho para controlarlo y borrar su memoria - mencionó algo pesumbrosa.

Al escuchar a Stella intervenir, le sonrió y se acercó a acariciar su cabeza con delicadeza un momento - Sé que fue difícil. Gracias - y sonrió -. Si Stella la reconoció es porque vio a través de so glamour. Es buena señal eso - y miró a la pelinegra a los ojos un momento. Se giró entonces hacia los demás.

- La princesa abandonó el lugar a salvo. La familia real fue la primera en irse, pero hay algo que me inquieta de lo que dices, Hogward. Tú estuviste desde el inicio en la fiesta y hablas como si no hubieras estado. Pero aún más extraño es no comprendo por qué estás tan molesto cuando avanzaste en romper tu maldición. ¿Recuerdas lo que hiciste para avanzar? Tal vez eso te ayude a descubrir cómo lograrlo - sonrió, aunque el tono ácido de Delora apareció de la nada mientras entraba por la puerta de la estancia.

- Déjalo, Parfait. Hay quienes no saben agradecer nada en sus vidas. De seguro cree que ese cambio es malo y por eso está así - y aunque aparecía con su risa burlona habitual, se veía agotada y algo despeinada. Parecía haber estado trabajando duro -. Aunque saber que alguien ha tocado el corazón de piedra del señor Malthael pueden ser buenas noticias. Tal vez así aprenda a dejar de ser un patán presumido y egoísta - y aunque las palabras de Delora no eran sorpresa, Parfait la miraba pidiéndole que se detuviera. Suspiró con resignación.

- Por ahora, creo que todos nos merecemos un descanso. Réamann tiene razón en cuanto a que Stella tampoco debería salir sola. Phoisa pudo ver a través de sus glamours, los cuales tendré que cambiar, pero no será hoy. Por ahora, concentrémonos en pasar desapercibidos. Annice, lleva por favor a Elliot a una de las habitaciones para que pueda partir mañana con su padre.

- Gracias, Lady Parfait. Solo una cosa más. Mi padre envió un barril de hidromiel para Serr Lockheart. Dijo que era como gesto de agradecimiento por cuidarme. Y también envió chocolate y algo de comida. Llegará mañana - y después de esto, se puso de pie con despacio para dirigirse a su habitación. No mucho después, Delora y Parfait subieron juntas. Al parecer, tenían cosas de las que hablar.

Aquello era mucho que asimilar en un día tan largo como aquel. Se pasó una mano por el rostro, agotado, mientras trataba de recordar los nombres de Aed, Phoisa mientras encajaba los conceptos de recompensa e hija de una traidora en el puzzle en que se había convertido su mente. De todos modos, en un vistazo alrededor no le costó ver que casi todos sus compañeros parecían igual de abrumados que él.

Por un momento, tuvo que luchar contra el instinto de levantarse e ir a recoger sus escasas pertenencias. Tuvo que convencerse activamente de que, de hecho, no estaría mejor solo. De que aquel era, sin duda, el mejor modo de romper su maldición. Problemas constantes que le harían afrontar lo que se podía resumir como estrechez de miras. Sin embargo, no era una decisión fácil que tomar cuando parecía que su vida peligraba.

La conversación llegó a su fin con la aparición de Delora, a pesar de que en su cabeza aún había dudas. ¿Qué tenía que ver en todo aquello la princesa? ¿Y qué sucedía con la inconexa historia de Hogward? Con gesto cansado, se puso en pie, dispuesto a volverse a sumir en el sueño profundo y sin pensar del que le había arrancado el trasiego de antes pero algo le detuvo. Arrugó la nariz, tratando de discernir lo que era pero al final simplemente se encontró hablando sin demasiada premeditación.

- Como veo que nuestra maldición puede ser usada no sólo en nuestra contra sino en contra de quienes están con nosotros... - tensó la mandíbula un momento antes de añadir -. Mi maldición es que debo obedecer cualquier orden que me den. Entiendo que de alguien que no esté maldito ni que sea un ser mágico. Me parecía que era necesario compartirlo...por si acaso - concluyó, aunque en realidad estaba poco convencido. ¿Y si había dado munición a alguien para usarla en su contra? Aquello podía haber sido demasiado estúpido por su parte. ¿Confiaba en sus compañeros? ¿Confiaban ellos en él? Suspiró para sus adentros. De todos modos, si quería seguir por aquella senda, estaba claro que no le esperaba un camino de rosas -. Contad conmigo para lo que sea necesario.

Sentir su mano en la mejilla de Réamann le hizo mirarla y sonreír un poco, le alegraba haberlo podido ayudar a tranquilizarse. También le sonrió cuando sintió su apretón cuando desveló lo de que podría ser la "hija de la traidora". Rebelar eso no había sido sencillo, pero sentía que era necesario. Habiendo intervenido, decidió quedarse donde Réamann estaba, colocándose detrás de él y dejando descansar sus manos en los hombros del chico. Sonrió de lado al escuchar que proponía que ella no saliese más sola... Bueno, no es que lo hiciese mucho, en primer lugar. Cuando se encontró con la mirada de Fiorella, simplemente le sonrió un poco para mostrarle que estaba bien, aunque no lo estaba, no del todo. Recibió la caricia de Parfait algo avergonzada, pero no pudo evitar sonreírle un poco en respuesta... esa noche estaba regalando muchas sonrisas. Asintió y le agradeció a ella en voz baja.

Ya en silencio, sin mucho más que aportar, se dedicó a escuchar aquella extraña conversación que apenas y lograba entender a medias. Cómo reaccionó Hogward a la pregunta de Parfait le dolió un poco, aunque más que nada por el hada. Ver esa forma de actuar no hizo más que confirmar una idea preconcebida que ella tenía de él: no le agradaban mucho. Ella había intentado a acercarse a él antes, pero no había tenido mucho éxito. Al mismo tiempo, él no parecía querer relacionarse con ellos. Conocía un poco más a Réamann, le dio un leve apretón en los hombros para que no se sobresaltase si pensaba hacerlo.

Que la pequeña Rin no reaccionase a lo que Réamann le dijo la preocupó un poco. Se notaba retraída. ¿Quizá todo lo que había pasado sí la había afectado? Tener que pasar por cosas así siendo un niño debía ser demasiado estresante. Pensó en que después le prepararía un postre delicioso para compensarle cómo había actuado esa noche. Después de todo, se lo merecía. Quizá podría pedirle ayuda a Fiorella y a Annicia... Aunque bueno, quizá esta última sobraría.

Por fin el hada respondía a Hogward. ¡Era demasiado amable! Eso le dio un pequeño piquete con Hogward. ¿Cómo se podía ser grosero con un hada tan bonita? La intervención de Delora al respecto fue algo más acertado a como Parfait debía haber reaccionado, o a como ella misma lo haría. No pudo evitar que sus ojos brillasen un poco al ver a la bruja, para nadie era un secreto que la admiraba. Asintió un par de veces a lo que ella dijo, aunque de forma recatada. Hogward debía intentar ser un poco más amable. Con eso parecía acabar pequeña reunión. A Stella le sorprendió saber lo que le enviaban a Réamann. La idea le hizo un poco de gracia, pero decidió decir nada... aunque no lo dejaría beber hasta que estuviera bien.

Se preparaba por fin para ayudar a recoger los platos y las tazas cuando Alain habló. No conocía su maldición, y le pareció curioso saber cuál era. Por un momento ella también pensó en desvelarles cuál era la suya, pero no sabía si era buena idea. Miró por un momento a Annice y recordó lo que había pasado la última vez. Si les decía cuál era su maldición, no sabía si eso podía afectar al niño o a Annice. Por eso decidió guardar silencio.

—Lo mismo te digo —fue la respuesta de Stella a Alain. El chico estaba siendo amable y lo conveniente era corresponderle de igual forma—. Gracias por ayudarnos esta noche, fue muy valiente de tu parte. También a ti, Hogward —volteó levemente a verlo, antes de mirar a Fiorella y sonreírle—, y a ti también —había visto cosas increíbles que había hecho la chica esa noche y aunque tenía curiosidad, sabía que no era el momento de preguntar. Sin más, se dispuso a recoger la mesa.

Al parecer las explicaciones habían acabado, y todos fueron estirándose. Cuando se retiraba Parfait, Rin se acercó y le enseñó el codo preguntándole si era posible que le hubieran puesto una segunda maldición entre el ajetreo. Si bien tenía entendido que no podían maldecirle dos veces, la realidad era que estaba descubriendo muchas cosas que creía saber de otro modo al que veía.

Estaba bastante cansada, el esfuerzo realizado ese día había sido excesivo. Y tenía claro, que después de hablar con Parfait, se iba a hundir en la bañera durante un largo rato... Quería pensar y razonar, demasiadas cosas habían pasado y necesitaba un merecidísimo descanso.

Réamann quedó en silencio terminando de escuchar a los demás para ver si se podía terminar de aclarar lo que estaba sucediendo, pero cuando Hogward comentó lo suyo provocó que el porte cansado del peliblanco se tornase tensa e incluso la posición de sus pies indicaban que se levantaría en cualquier momento; sin embargo, cuando Stella apretó levemente su hombro solo soltó un suspiro y se mantuvo en su asiento descansando, relajándose sin intenciones de moverse en esos momentos.

Escuchó a Parfait cuando aclaró lo de la orden, asintiéndole y suspirando mientras se llevaba la mano que le cubría el rostro a su nuca para estirarse.  Ahí ya era notorio que el joven mesero había llorado un poco, pero no parecía mortificado por esa idea o mostrar ese lado suyo a los demás tomando en cuenta que no se había relacionado con ellos. Además, reforzaba la imagen de su cansancio y muy seguramente ya estaría dormido de no ser por la naturaleza de la conversación. Cuando la hada mencionó el nombre de Viscuont, su cara se contrajo levemente y soltó otro suspiro. 

Continuó escuchando la intervención hasta la llegada de Delora, volteando a verla sonriendo de manera fantasmal con algo que ella había dicho. Se levantó con cuidado para que sus piernas no flaqueasen y cuando ya estuvo incorporado, miró a Alain con un leve asentimiento por la confesión de lo que era su maldición.

-Entiendo lo difícil que es revelarlo, créeme-miró de reojo a Stella, Parfait y Delora, pero luego retomó la atención de sus ojos vacuos al castaño-. Sin embargo, lo único que puedo decirte es que no importa lo que hiciste esta noche, no dejarás de ser tu mismo-miró sus manos con rapidez para de nuevo centrarse en su rostro-. Hice lo mismo en el pasado creyendo en el bien mayor y aún lo mantengo como ex-caballero de la Orden, pero las circunstancias de mis decisiones a la tuya no son las mismas. Solo te aconsejo que no permitas que eso te domine y si necesitas hablarlo con alguien que también lleva ese peso en sus manos, puedo escucharte.

Réamann parpadeó con fuerza varias veces debido al cansancio que lo dominaba, aunque su cabeza se levantó con interés cuando Elliot, ya sabiendo su nombre, había llevado hidromiel para él y su sonrisa fantasmal previa regresó para transformarse a una de lado. 

-Gracias, Elliot-le comentó antes de que se fuera y después él mismo giró en dirección a su cuarto imaginándose su cama y así descansar. Dio un paso para caminar, pero se percató de lo débil que se encontraba y soltó otro suspiro profundo, buscando apoyo en los muebles para ir por su cuenta sin pedirle ayuda a los demás-. Descansemos, todos lo necesitamos-volteó a ver a todos, y cuando posó sus ojos en Stella, su rostro se suavizó para después continuar con su osadía de ir a dormir.

El peliblanco arqueo una ceja extrañado al ver la reacción de Reamman -Cuidado que te vuelvas a quedar sin combustible, pesas demasiado como para andar cargandote de aquí para allá- 

Aunque saber que alguien ha tocado el corazón de piedra del señor Malthael pueden ser buenas noticias. Tal vez así aprenda a dejar de ser un patán presumido y egoísta

-Tss- Hogward resopló ante las palabras de Delora mientras apartaba la mirada -Lo que me molesta es lo que tuve que hacer para hacer que esta cosa cambie- si lo entendía bien, no iba a poder hacerlo otra vez -Esa bruja...- maldijo para sus adentros. No solo lo había maldecido, si no que lo había de tal manera de que fuera casi imposible resolverla una vez sabido el método -Siento que no me gusten las circunstancias de mi maldición, no todos podemos maldecir a alguien solo por que nos lleve la contraria y arruinarle la vida- dijo con sarcasmo mientras se levantaba. Parecía que al fin habían terminado de habla y Hogward ya estaba demasiado impaciente como seguir sentado ahí.

El chico se quito abrigo manchado de sangre y lo tiro sobre una silla. No quería llamar la atención después del numerito en la fiesta -No hice nada, no hay de que agradecer- respondió a las gracias de Stella con una sonrisa autodespectiva. Dicho esto se dirigió a la puerta y salió del The Marchen.
 

La situación iba cerrándose y pronto todos se retirarían a dormir descansando de ese día que había puesto a la luz demasiadas cosas. Todos habían confesado y ella seguía en silencio y se sentía una cobarde.

- Me robaron mi identidad. - Comento con tristeza. - Nadie sabe quién fui, o quién soy. He perdido mi lugar en el mundo y que me haya conocido podría estar frente a mí y recordarme. - 

Se sintió muy cansada de repente así que tras ayudar a Annice simplemente avanzó hacia las escaleras para retirarse. - Buenas noches a todos. - 

Los demás no querían interrumpir lo que estaba sucediendo, ni cortar la intimidad del momento, por lo tanto, nadie intervino, ni siquiera detuvieron a Hogward cuando parecía irse. Delora solo se burlaba de él mientras Parfait le decía que no lo hiciera. Por otra parte, Jurien y Garlan llegaron poco después junto con Karma y Waltz, quienes parecían tener las ropas algo sucias y un rostro cansado. Al parecer, la situación no había sido fácil para ellos tampoco, ya que se dedicaron a rastrear a los pocos que pudieron alcanzar, pero los habían perdido al final. Al parece, habían sido transportados con magia.

Annice se acercó a Fiorella antes de que la joven subiera para ponerle la mano en el hombro con suavidad y abrazarla. No debía ser fácil perder su identidad, así que solo hizo aquel sencillo gesto. Tras esto, volvió con Elliot para ayudarlo a subir.

Tal y como lo dijo el chico, a la mañana siguiente llegaron los víveres de los cuales habló junto con el barril de hidromiel para Réamann. Era una edición especial y extra añeja, además de venir acompañada de una nota donde le decía:

Espero la disfrute, Sir Lockheart.

Un hombre de pocas palabras. Parfait cumplió su promesa y alteró los glamours que caían sobre todos para que pudieran salir. Eso hizo que se retornara cierta calma, aunque la ciudad seguía inquieta por el incidente. A pesar de lo comprensible de esto, había algo que podía llamar su atención: una familia de nobles parecía estar buscando a alguien y su único indicio era un brazalete que solo llevaban los herederos de su familia. El rumor se extendía con la esperanza de que llegara a la persona correcta, aunque también se hablaba de investigaciones privadas.

Claire empezó a recuperarse y ya pasaba más tiempo despierta. A pesar de eso, no hablaba mucho y se le veía cabizbaja. Algo parecía estar afectando a la chica, por lo cual Delora prohibió las visitas. Hogward parecía salir con cierta frecuencia de la taberna y ya tenía permiso de Parfait, siempre y cuando cumpliera con las responsabilidades que le eran asignadas. Aunque el chico seguía bastante arisco, al menos Parfait no lucía enojada con él. Todo lo contrario, parecía bastante satisfecha. Delora la criticaba por eso, pero entonces llegó el momento de Delora para volver al castillo.

La pequeña e inquieta Rin fue obligada a salir sin su hermano por Parfait y Delora. No fue fácil, pero no es como si hubiera tenido opción al final. Eso no hacía que se sintiera cómoda, pero al menos estaba segura. Lo que le preguntó la pequeña a Parfait no llevó más que al hada a mostrarse feliz, ya que le indicó que había cumplido con la primera parte de su maldición. Solo debía repetir lo que hizo cuatro veces más. Era muy posible que fuera por lo que esta hizo por Elliot. Si ella quería hablar de los pormenores, sería su decisión, pero esas eran las buenas noticias del hada para la pequeña cazadora.

Y así, pasaría una semana entre atender la taberna y aprovisionarse.