Partida Rol por web

Un suspiro de alivio salió de sus labios al ver que era Alain quién asomaba de debajo de esa capucha. Se preguntaba donde habría estado pero ahora era lo de menos porque tenían mas importantes, como poner al grupo a salvo. Escuchó las preguntas de sus compañeros Sin apartarse demasiado de Ezio frunció el ceño preocupada.

- No sabemos donde están, pero no podemos irnos sin ellos. Habría que sacar de aquí a Rin y al joven herido y que otro grupo vaya a buscarles. -  Comentó con determinación, estaba asustada pero no iba a dejar a sus compañeros atrás, como había hecho en la anterior misión.

- Stella, vete con Parfait, Rin y el muchacho herido a la taberna, Alain puede escoltaros. Yo iré con Ezio a buscar Hogward y Réamann. Nos veremos todos en The Marchen. - 

Salir de allí era la prioridad al parecer - Hogward le vi en el lado opuesto de la mesa a la que me subí, con una chica rubia, pero le perdí de vista un momento y desapareció - tal vez mencionar su última ubicación les sirviera de algo.

No entendía bien como o porque había empezado todo, pero tal vez había sido su culpa - sabían quien soy, pese a no poder identificarme, lo han hecho a través de mi hermano - señaló su bolso - espero que todo esto no sea por mi culpa...

Si todos aquello se debía solo a la recompensa que había sobre su cabeza, no sabría como volver a mirar al príncipe a la cara o como pedir perdón.

Hogward miró en la dirección hacia donde había visto a Rin y no pudo localizarla al ponerse de pie. Tal vez, con la conmoción del impacto y el tiempo transcurrido, era más que natural que se hubieran movido y más cuando era ella la perseguida. Poco a poco, la barrera invisible que parecía crear distancia entre ambos y la multitud se cerraba, dejándoles nuevamente en el tumulto de a poco. No sería tarea fácil cruzar, pero ¿qué de todo aquello había sido fácil? Si incluso la misma fiesta había resultado bastante intensa para el grupo.

Al mirar alrededor de donde se había originado la explosión, notaron que se desplegaban lo que parecían fuegos artificiales, lo cual no era muy común, pero parecía calmar los ánimos de los nobles buscando escapar. Al menos por el momento. Entonces, con una fuente de luz más numerosa, pudieron ver que un joven de cabellos violetas llevaba en su espalda a un chico que parecía malherido y que rondeaba la edad de Rin. Fiorella y Stella estaban junto a este y, aunque cubierta por el tumulto, Rin estaba con ellos. Parecían estar hablando con un misterioso encapuchado. No podían ver su rostro, por lo que mucho menos determinar su identidad. 

Réamann sudaba frío y sus manos empezaban a temblar. ¿Estaría en condiciones de correr? Parecía bastante cansado.

El joven permanecía alerta ante el encapuchado misterioso, pero cuando vio que las chicas parecían relajarse en su principio, destensó su postura ligeramente. Como vio que todos parecían charlar con naturalidad, terminó por relajarse, aunque no tanto como para perder de vista los alrededores. Si bien era un lugar peligroso, estaban cercanos a salir de allí. Eso facilitaba la situación, sin duda.

Instintivamente, miró alrededor cuando hablaban de Réamann y Hogward, aunque no tendría por qué saber de quién hablaban, pero sí reaccionó al escuchar el nombre de... - ¿Parfait? ¿Lady Parfait? Ella ha hecho negocios con mi familia en el pasado - dijo un tanto ausente hasta que escuchó a Fiorella hablar. Sonrió amablemente y asintió. Se giró hacia Stella para entregarle al chico y la miró - ¿Está segura, Milady? - no estaba segura de entregarle al chico. Miró al encapuchado para ver si sería él quien lo cargaría, aunque no parecía. Sin embargo, se sentía solo como un observador y esperó el veredicto al cual llegaran.

Se vio nuevamente confundido mientras Fiorella hablaba, aunque complacido porque eligiera su compañía - Espero serle de utilidad, pero tendrá que guiarme en el camino. Desconozco el lugar del que habla - y es que no tendría por qué conocerla. Se supone que solo personas malditas y algunos no malditos iban allí, así que no debía ser un lugar de conocimiento general.

La pregunta de Stella quedó sin acabar, haciendo que le dirigiera una mirada interrogante que pasó al olvido en cuanto la gran incógnita de dónde estarían sus compañeros salió a colación.

- Parfait estaba preocupada por todos vosotros, no sabía nada de Réamann - negó con la cabeza, un tanto preocupado por la evidente falta de información acerca del paradero de sus compañeros.

Sin embargo, Fiorella en un alarde de dotes de liderazgo que no sabía que poseía, pronto organizó al grupo disponiendo así que ella y el desconocido buscarían a los dos restantes mientras que los demás se dirigirían a The Marchen para poner al joven herido a salvo. Abrió la boca, dispuesto a protestar, sin querer dejar a Fiorella prácticamente sola en medio de aquel lío, pero se lo pensó mejor cuando la palabra confianza hizo eco en su memoria.

- Bien. Pero si no habéis vuelto en veinte minutos, volveré a por vosotros - les aseguró a ambos. Se quedó mirando al desconocido tender con indecisión al joven herido hacia Stella pero negó con la cabeza -. Ya lo llevo yo - al fin y al cabo, si tenían que correr, a él no le costaría tanto cargando un peso mientras que quizás Stella tendría más problemas -. Toma - por contra, le tendió la daga a su compañera y dirigió la mirada hacia Rin. No tenía mucho información de lo que había pasado pero no podía evitar empatizar con el sentimiento de culpa de la niña -. No tengo ni idea de lo que está pasando pero la culpa sólo la tienen los que han perpetrado esto. Además, Parfait me ha dicho que sospechaba que detrás de esto estaban los mismos que detrás de lo de Caelfall. Hay brujas en la multitud - había dado por supuesto que ya lo sabían pero, por si acaso, decidió dar la información, dirigiendo una última mirada a Fiorella y el espadachín -. Id con mucho cuidado. 

Stella no tuvo mucho tiempo para decidir algo por ella misma. Antes de darse cuenta, Fiorella ya les había dado instrucciones a todos. No es como si ella misma fuese capaz de rebatir a la peliplateada o dar instrucciones mejores; ni siquiera contaba con tales dotes de liderazgo. Sin embargo, simplemente no quería irse sin sus demás compañeros... sobre todo sin Réamann. A pesar de eso, entendía que no estaba haciendo más que estorbar en esas circunstancias. Era mejor dejar en manos hábiles una tarea tan peligrosa. Además... Si Alain decía que no estaba con Parfait... No, no había nada que Stella pudiese hacer.

—No creo que sea por tu culpa, Rin —le dijo Stella, tratando de sonreírle un poco—. A mí también intentaron secuestrarme, y creo que lo mismo ha sucedido con todos. Puede que se trate de algo más... —alguna idea le llegaba a la cabeza, pero no conseguía armarla del todo. En cualquier caso, no era el momento para pensar sobre eso.

Estaba preparada para cargar al pequeño, tal y como estaba previsto. De hecho, extendió sus brazos hacia Ezio cuando le preguntó si estaba segura, asintiendo. Sin embargo, Alain quiso llevarlo. Stella no protestó y tomó la daga que le tendía su compañero con algo de impresión. Apenas hacía un momento había apuñalado a alguien con eso; tenía los rastros de aquello. ¿Esperaba que ella luchara con la daga o algo así? Si en algún momento debían defenderse, definitivamente ella no era la indicada para hacerlo. Sin embargo, tal vez solo se la daba para que la sostuviese. Fuera como fuese, la sostuvo con cuidado con una mano, tendiendo la otra a Rin por si quería tomarla. Después de lo dicho por Alain, a Stella no le quedaron dudas de que lo que había visto había sido real. Mucho más preocupada, una vez el pelicastaño terminó de hablar, miró a Fiorella y a su conocido.

—Es probable que Réamann haya sido raptado. Creí que me había imaginado verlo con una bruja... Pero no fue así, ella lo debe tener cautivo. Tengan cuidado, por favor.

Saber que no solo habían intentado secuestrarle a ella, llevó cierto alivio a Rin, si; sabía que habían magos implicados, pero si todo aquello hubiera iniciado por la recompensa que había sobre su cabeza, se habría sentido bastante culpable.

El plan estaba establecido, y cuando Stella le ofreció la mano, la pequeña sonrió sosteniéndola a modo de saludo - gracias, pero puedo ser más peligrosa con ambas manos libres - mientras lo decía sacaba un cable de alambre de su bolso y cortaba un trozo, tras realizarlo alrededor de ambas manos, si intentaban atacarles no dudaría en saltarles al cuello.

Intentaría ser la primera línea de defensa, de camino de regreso - ¿Es seguro llevar a alguien ajeno sin previo permiso de Parfait? - preguntaba refiriéndose al chico. Que le hubiera caído bien no justificaba llevarle de forma descuidada. Aunque obviamente tampoco quisiera dejarle en un rincón esperando que estuviera bien.

La cara de Réamann reflejaba sin ninguna mediación o máscara que se encontraba completamente cansado, su respiración dificultosa aumentaba a gran velocidad a comparación de las ocasiones anteriores. Sus manos temblorosas tiritaban sin piedad y con brusquedad, haciendo evidente el estado agravante al que estaba cayendo. El peliblanco tuvo que detener su andar y apoyarse en una mesa con ambos brazos, usando su boca para recibir oxígeno y tirando al sueño la espada que había agarrado. 

Al darse cuenta que las chicas estaban por ahí, miró a Hogward apenas sosteniendo su mirada debido al esfuerzo que estaba haciendo y aún ejerciendo presión en su pecho por el dolor que hormigueaba con furia. A pesar de ello, hizo señas con su cabeza en dirección a sus compañeras y espetó.

-Ve... Ve... Si me esperas .... o intentas ayudarme... te vas a retrasar. Ve y asegúrate que están bien, por... por favor-tuvo que cerrar los ojos por el esfuerzo que le tomó expresar esa idea. Parecía que pronto podría sentarse o caerse, pero no se estaba dando por vencido. Además, la vez pasada que Hogward le había ayudado se habían retrasado debido a su peso y altura, por lo que no quería que aquello se repitiese. 

Cuando Hogward pudo localizar a los demás se calmo un poco, si ya tenían gente a su alrededor, ya podía dejar de sentirse responsable. Ahora solo le quedaba salir del lugar, lo mas rápido posible para evitar problemas. Sin embargo, el peliblanco ya tenía un problema. El rostro de de Hogward se contrajo con frustración al ver el estado de Reamenn, el tipo apenas parecía poder caminar por si mismo ahora y ¿encima decía que lo dejara ahi?

-Ajaa, ¿para que luego me digan por que te deje atrás? Ni creas cara de cerámica te vienes conmigo- dijo con molestia mientras se pasaba el brazo del chico por detrás de la cabeza y empezaba a arrastrar a Reamann hacia los demas del The Marchen. Hogward tuvo que hacer un gran esfuerzo, pues la fuerza no era algo que fuera lo suyo. -¿Nunca has pensado en hacer dieta o algo? Estas pesado- dijo para distraerse de las quejas que le daba su cuerpo.

Al parecer todos habían aceptado su plan y la preocupación de Lain hizo que le devolviese una sonrisa. - Tengo un buen espadachín de mi lado. Todo irá bien. No haremos nada estúpido. - Respondió tratando de calmarle antes de que el comentario de Stella le hiciese levantar una ceja.

- Así que una bruja... Supongo que no podíamos esperar otra cosa tal y como están las cosas. Esta bien, iremos doblemente precavidos. Además el sabe defenderse. Por si acaso, mantened The Marchen bien protegida por si las cosas se ponen feas. -

Asintió a sus compañeros y se giró hacia Ezio - Bien, tenemos mucho que hacer. Vamos. Y... Gracias por implicarte en esto aunque no tenga que ver contigo -

Réamann podía caminar aún, lo cual era una fortuna, pero eso no hacía la hazaña más sencilla. A pesar de eso, los peliblancos parecían dispuestos a llegar con sus demás compañeras. De repente, Fiorella parecía partir junto al misterioso joven de cabello largo. ¿A dónde iría? Tal vez tendrían que esperar a llegar para poder preguntárselos. Lo que era claro era que la mayor parte de la gente se había dispersado y solo quedaban aquellos que habían visto pasar una y otra vez. ¿Sería eso una especie de hechizo?

Avanzando a paso lento y con algo de dificultad, se acercaban hacia el grupo, el cual parecía a punto de salir de allí.

Las mejillas del joven de cabello largo se tiñeron de un leve rubor ante el comentario de Fiorella, pero no sería algo que permitiría se viera por doquier. Justo cuando iba a entregarle al chico a Stella, el encapuchado se interpuso y lo recibió. Aún receloso, se lo entregó al pelinegro sin decir comentario alguno, mas con una leve tensión en sus brazos. La daga que ahora llevaba Stella en sus manos le había sido entregada por aquel encapuchado igualmente. ¿Por qué lo hacía? Stella no era una luchadora.

Sabía que la pequeña Rin hablaba de él cuando se refería a extraños, pero ¿acaso también hablaban del chico herido? Quién sabe. Si tenía algún comentario por hacer, lo reservó para sí y solo tomó impulso, mas algo llamó su atención justo antes de partir. ¿Una nueva amenaza acaso? Apuntó su espada hacia las dos figuras que se acercaban hacia ustedes, pero al ver el estado de uno de los sujetos, se detuvo y miró a Fiorella - ¿Son ellos a quienes buscan? - y aunque no atacó, tampoco bajó su arma. Había visto de qué era capaz el encapuchado, pero no por ello se quedaría solo mirando lo que sucedía. Estaba dispuesto a hacer lo necesario.

Al mirar a quienes Ezio había sido el primero en detectar, notaron que se trataba de Hogward y Réamann, el primero llevando al segundo y este notándose bastante afectado. Tenía la mano en su pecho como solía vérsele las últimas semanas. Sus manos temblaban ligeramente y unas cuantas gotas de sudor caían por su frente. Ambos vestidos con elegantes e inmaculados trajes, aunque un poco sucios, tal vez por todo el alboroto que había ocurrido en la fiesta o tal vez solo algo más. Los guantes de Hogward se habían ido mientras Réamann seguía sosteniendo su pecho con ahínco y respirando con dificultad. No tenía heridas físicas, eso era cierto, pero se veía mal. ¿Cómo era que no los habían visto antes?

Justo de donde venían los fuegos artificiales, notaron unos cabellos lila que resultaban familiares y parecía estarles haciendo una señal con su mano para que fueran con ella. Era Parfait sin duda, quien aprovechaba la distracción que aquel espectáculo causaba para atraer su atención.

El rostro de Hogward se contrajo por el esfuerzo de estar arrastrando a Reamann. -En...serio...debes..ponerte...a dieta- decía el peliblanco con cada paso que daba. Al menos podía caminar y no tenía que cargarlo del todo. De haber sido así, Hogward creía que hubiera sido mejor hacerlo rodar por el suelo que cargarlo.

Ya estando cerca del grupo, Hogward levantó la vista para ver que el desconocido encapuchado los apuntaba con una espada. Hogward soltó un suspiro con frustración, con lo que le había costado llegar y ¿ahora quería que se detuviera? y un cuerno -Oye tipo listo, ¿te importaría bajar eso? Por mucho que me gustaría atacarte, llevo algo de peso extra por aquí que necesito poner a salvo- dijo Hogward sin dejar de avanzar hacia el grupo, bajase el arma o no -¿Que hay chicos?-  saludo a los demas, ignorando al tipo de cabello largo -¿Un poco de ayuda por aquí? O este tipo se esta pasando con las comidas o mis ejercicios matutinos ya no son suficientes para este tipo de trabajos-

Sin embargo, mientras daba pasos tambaleantes, la mirada de Hogward no pudo evitar detectar por el rabillo de ojo a Parfait. -Genial, mas caminata- pensó el chico cambiando de dirección hacia ella -Hey resiste un poco- le dijo Hogward a Reamann, ya que no sabia cuanto tiempo más podría seguir con el chico agonizante a cuestas -No te me vayas a caer que nos caemos los dos. Espera a que lleguemos con Parfait, ya alli desmáyate si quieres pero hasta entonces pon algo de fuerza en esas piernas ¿vale?- teniendo mucho cuidado de no tocar la piel de Reamann con la mano izquierda, Hogward se acomodo el brazo del peliblanco y camino hacia Parfait

-Hola, chico de cera por aquí volvió a quedarse quedarse sin combustible. ¿Hay algo que puedas hacer?- pregunto directamente Hogward, evidentemente sin aliento, al llegar a donde estaba Parfait

No lo tenía en cuenta por cómo parecía Rin, pero mirándolo en retrospectiva... Sí, la niña se veía tierna, pero era muy capaz para defenderse por sí sola, incluso mucho más que la misma Stella. Sí, al ver ese alambre que sacaba... La pelinegra no pudo más que suspirar.

Mirando con algo de preocupación a Fiorella y a su conocido, Stella sostuvo con más fuerza el mango de la daga que Alain le había dado. Se preguntaba si tendría que usarla y, en el peor de los casos, siquiera si podría. Cerró sus ojos por un momentito y tomó una bocanada de aire. Fiorella y Ezio se irían, así que ellos también Se estaba mentalizando, pero al final no fue necesario. Gracias a Ezio, ver a Réamann y a Hogward a la lejanía le produjo alivio y sorpresa por partes iguales. Sin embargo, ver a Réamann en ese estado... Solo pudo aferrarse con más fuerza a la daga.

No lo pensó demasiado, más que nada porque su cuerpo en ese momento respondió. Se apresuró a ayudar a Hogward, rodeando la espalda de Réamann con un brazo, mientras en su otra mano sostenía la daga. Ya había cargado con Réamann sola una vez, y aún cuando Hogward estaba tomando la mayor parte del peso esta vez, Stella debía darle la razón a Hogward: ¡Réamann pesaba demasiado! No era el momento de hacer preguntas tontas, por lo que en ese momento solo se conformó con verlo vivo. De esa forma, ayudó a Hogward a cargarlo hasta Parfait.

Aún cuando llegaron adonde Parfait estaba, Stella se mantuvo en silencio, observando con preocupación a Réamann. Aunque no se lo iba a preguntar en ese momento, ¿lo que había visto había sido real?

Al final aparecían Reamann y Hogward, y con ello cambiaban los planes, cosa que Rin agradecía, ir con Parfait le parecía mejor, podía decidir y decir quién era bienvenido y quien no al café en el que vivía en esos momentos.

Alambre en mano, se posicionó para abrir camino si alguien se entrometía, No era que otros pudieran defenderse en las circunstancias actuales. Aunque en realidad a Rin le parecía que aquellos "atentados" en contra de todos eran bastante excesivos.

Cuando el desconocido le dio al chico, lo cargó lo mejor que pudo, preparado para volverse a la carrera cuando las chicas estuvieran preparadas. Su intención no era, ni mucho menos, entrar en combate, a pesar de que Rin no parecía compartir su idea. Tampoco lo había sido al llegar pero la situación se le había escapado de las manos al ver cómo las atacaban. Miró la sangre que todavía enrojecía el filo de su daga, ahora en las manos de Stella, sin decir nada.

Cuando por fin se disponían a marcharse, el joven acompañante de Fiorella señaló a Hogward y Réamann, este último herido, aunque no fuera capaz de discernir las heridas que aquejaban al chico.

- ¿Qué...? - empezó a preguntar, desde debajo de la capucha que ocultaba su rostro. Pero se calló. No era el momento ni el lugar de las preguntas.

Al final, se limitó a sacudir la cabeza antes de posicionarse tras Rin, que parecía saber lo que hacía, y echar a correr en dirección a Parfait.

Réamann tenía que esforzarse demasiado para no ser tanto una carga para Hogward como el hecho de mantenerse lo más consciente posible. Con lo débil que estaba sintiéndose, estaba casi seguro que su situación se había invertido y él en vez de entretener a esa... mujer, había sido al revés. ¿Por qué lo había hecho? Lo primero y lo más obvio era que había jugado con su persona, pero su raciocinio le decía que las intenciones reales  de peso continuaban ocultas. Al menos, trabajar con la cabeza de esa manera ayudaba a no sucumbir, pues el cuerpo demandaba descanso que no podía permitirse de momento.

-Si pudiese hacer ejercicio... lo haría-respondió algo tosco al peliblanco, pues lo vio más como desahogo porque no es que debía ponerse a objetar por su peso; se encontraba más preocupado por otra cosa, lo cual se reforzó cuando Stella se acercó a ayudar-. Tranquilo... he estado en peores situaciones-le contestó a Hogward, pues quisiera o no, ha estado a punto de bailar con la muerte en el pasado y por hoy dicho danzón aún se mantendría al pendiente.

Cuando llegaron con los demás, el joven mesero quería pedir una silla y quedarse, la tentación de descansar era bastante fuerte; pero con Parfait ahí sabía que ahora debían escapar. Era consciente que atrasaría al grupo, mas tampoco podía permitirse el pedir que lo dejaran ahí para ser un blanco fácil para...

-Parfait... sí era ella-balbuceó con esfuerzo y tragó saliva para que, cuando la hada se acercara, decirle algo más-... ella, ella quería a ... la hija de...

¿Podría decirlo? No lo sabía, y menos con los presentes ahí. ¿Algún oído curioso? Sinceramente... no le importaba, quería avisar lo más pronto posible.

-A la hija de la "traidora". Parfait... si ella sabía que estaríamos aquí... entonces... -tomó aire, se fatigaba rápidamente. Dedicó una mirada rápida a Stella pidiendo disculpas para después cerrar los ojos y concentrarse en mantenerse erguido.

El pelilargo miró al peliblanco con el ceño fruncido y severidad, pero al ver que parecía resultar familiar para los presentes, cesó su hostilidad y chasqueó la lengua con algo de desagrado. Parecía que su prevención no era necesaria, así que retiró su espada y la envainó nuevamente, aunque no soltó el mango. Apenas Hogard parecía dirigirse hacia donde Parfait se encontraba, este hizo lo mismo, siguiendo de cerca a Fiorella por algún motivo.

No se habían percatado de ello, pero la cantidad de personas en la reunión se había reducido notablemente y ya solo estaba un grupo de nobles que eran escoltados a la salida por la guardia. La peor parte parecía haber pasado y llegar donde Parfait fue un poco más sencillo gracias a eso, aunque igual debían atravesar al grupo de gente que parecía en dirección opuesta.

Parfait se acercó a ustedes cuando los vio salir del tumulto y miró a Réamann preocupada para escuchar a Hogward. Su mirada volvió a Réamann y luego a Hogward otra vez. Parecía haberle hecho gracia la broma, aunque negó con la cabeza - Lo mejor es que repose. Nada más - y aunque por un momento parecía que había ignorado las palabras de Réamann, segundos después puso el dedo índice sobre los labios del hombre - No hables. Debes descansar y se dispuso a ponerse en marcha cuando Ezio se adelantó a saludarle.

- Lady Parfait - y le hizo una reverencia.

- Lord Van Hauber... - se veía sorprendida mientras se giraba hacia Fiorella solo un momento para luego corresponderle el formal gesto al chico -. Agradezco su ayuda - y luego hizo señal para que siguieran hacia la taberna. El pelilargo, por su parte, tomó la mano de Fiorella con la elegancia de un príncipe y besó el dorso de su mano.

- Hasta que nuestros caminos vuelvan a cruzarse, Milady - y dicho esto, se fue sin decir mucho más. Parecía una de esas conversaciones de miradas lo que habían tenido ellos dos.

Volvieron a la taberna y se ubicaron en la sala de estar donde había estado Alain durante la mañana y con un gesto rápido, Parfait encendió la chimenea. Annice se acercó, esperando a que Réamann se acomodara y les tendió té a todos. Parfait se sentó también y minutos después, y fue entonces que Annice empezó a atender el joven herido. Sus heridas no eran más que superficiales, según la chica, así que bastaría con hielo y algo de descanso. Le aplicó un ungüento de color verdoso y los moretones parecían bajar con rapidez mientras sus heridas sanaban. El chico reaccionó y, recostado en el sofá, miró a Parfait.

- Lady Par... - aunque sus palabras se vieron cortadas cuando intentó levantarse e hizo una mueca de dolor. Annice le instó para que permaneciera en el sofá.

- Descansa por ahora. Luego hablaremos - sonrió el hada para luego mirarlos a todos -. Ahora puedes hablar, Réamann. Y por favor, cuéntenme lo que hayan visto. Tal vez logremos discernir quién hizo esto - y se giró hacia Alain un momento -. Muchas gracias, Alain. Sin tu ayuda, tal vez les habría sido más difícil salir. Tu idea funcionó de maravilla - y sonreía complacida.

Todo había salido bien, o eso quería pensar Fiorella mientras estaba ocupada dentro de la taberna ayudando en lo que podía a Annice. Era incapaz de sentarse en aquella situación donde acababan de salir con un compañero herido y por los pelos. Y había aún muchas preguntas que se habían quedado sin responder, ¿Quién era esa gente? ¿Por qué habían intentado capturar a Rin? Y peor aún, ¿que pasaría cuando le preguntasen por que sabía utilizar una espada? 

Estaba inquieta y descargó esa inquietud en moverse de aquí para allá por el salón mientras llevaba y traía cosas o servía algunos dulces con el té mientras aún sentía un cosquilleo por todo el cuerpo. Sólo quería quitarse aquella ropa, borrarlo todo. ¿O no? No lo sabía, estaba demasiado nerviosa para poder decidir, pero eso no se mostró en su actitud diligente. Esbozó una sonrisa al ver como el muchacho al que habían rescatado se despertaba y tras eso llegó el turno de que Réammann hablase. Su compañero parecía que era quién mas éxito había tenido en las averiguaciones sobre lo que había pasado así que diría nada hasta que el se pronunciase. 

Todo el salón parecía haberse quedado en pausa a la espera de aquel relato mientras únicamente interrumpía la sensación de calma el crepitar del fuego y el sonido del agua hirviendo y el repiquetear de los zapatos contra la mirada mientras la estancia se llenaba de un delicioso olor a té. 

Cuando Fiorella se alejó de Ezio para avanzar con el resto del grupo, un brazalete de su muñeca se desprendió en el suelo, refulgiendo entre aquella oscuridad. Quizá el heredero fuese capaz de dar con aquel recuerdo.