Partida Rol por web

Parfait asintió de manera traviesa cuando hiciste eco a sus palabras de salir con Stella - Ella ha estado cuidándote por días y procurando preparar tu comida favorita. De seguro le alegrará poder salir un rato - al instante en que tomaste la poción, no solo sentiste tus energías renovarse, sino que todo tu cuerpo se puso en estado óptimo. Esas eran claramente más potentes que las anteriores, dándote un empujón extra. El cambio en tu postura fue tan notorio, que Parfait sonrió.

- Sabía que te servirían. Pero una advertencia, Réamann. Estas pociones sí son más potentes y si llega a pasar algo como lo de Caelfall podrás actuar. Sus efectos durarán más tiempo, pero no puedes ingerir ninguna otra poción. Si lo haces, el efecto será el contrario y tu maldición se acelerará - sonaba seria, su rostro era severo, aunque su tono de voz seguía siendo como el abrazo de la brisa matutina -. Por favor no lo olvides. Sé que ingeriste una poción de curación la última vez y eso llevó a que las pociones anteriores perdieran potencia - te señaló con el índice a modo de regaño, pero luego bajó su mano con una sonrisa y te siguió escuchando.

Su rostro se tornó por uno de preocupación cuando hablaste de Magnus y Rowan. Bajó la mirada un momento y apretó el puño contra su pecho - Fue Hyldir... - lo dijo con cierto dolor en su voz -. Magnus era un brujo de los más talentosos. Pocos son los brujos que alcanzan tal maestría, pero él ayudaba a los humanos y se resistió todo lo que pudo a cazar humanos. Incluso ayudó a muchos a escapar de sus prosecutores, ganándose enemigos brujos. Todo lo hacía por su esposa embarazada, quien tenía una visión diferente. Al nacer la niña, Phoisa desapareció, dejando a Magnus a cargo. Luego Phoisa reapareció, pero Magnus se esfumó, y se rumoraba que tanto él como la niña habían muerto. Phoisa pasó a ser una seguidora fiel de Hyldir y al cambiar de apariencia seguido gracias a su glamour, nadie la reconocía. Es una bruja escurridiza - y apretó aún más fuerte sus manos cuando preguntaste por su debilidad.

- Fue en la guerra anterior. Tuve que enfrentarme a la portadora del cristal Tenebrarum y esa batalla casi me mata. Mi cuerpo es frágil desde entonces - sonrió y te miró -, pero no es algo de lo que debas preocuparte. Mi misión es reparar los daños que esa batalla causó ayudando a personas como tú. Y siempre eres útil, Réamann - miró hacia la puerta y se acercó para decirte algo en voz baja.

- No le digas a Delora que te dije, pero ella me habló mucho de ti cuando estabas en el castillo. De hecho, llevaba siguiéndote la pista por meses. Creía que eras un brujo, hasta que notó que estabas junto a una bruja. Pero cuando Phoisa te hizo aquello, se encontraba muy preocupada - guiñó el ojo y se alejó -. Aunque ella nunca lo admitirá en voz alta - rió.

- Verás, las hadas y las brujas no envejecen como los humanos. Llega un momento en que nuestros cuerpos no resisten más y se esfuman en el aire. Eso nos permite lucir jóvenes, pero no somos inmunes a la muerte - sonrió algo tranquila -. Todos tenemos nuestro propio peso a cargar, pero este yo lo he buscado. El tuyo fue impuesto por deseos egoístas, impidiéndote vivir la vida que fue escrita para ti. Mi misión es que la recuperes - y esta vez puso su mano derecha sobre otra de tus manos -. The Marchen es tu hogar siempre que lo quieras -.

Delora se veía en alerta, a cada momento que pasaba parecía un poco más preocupada. Cambiaba su mirada de un lado a otro y aunque por un momento pensó en apoyar su mano sobre tu hombro, se contuvo. Comprendió que aquel momento era entre ambos y no debía intervenir, aunque se le veía preocupada.

La mujer se aseguró de seguir con la mirada tus reacciones, una por una. En serio parecía estar divirtiéndose bastante con toda la situación. Alzó la ceja ante tu pregunta y sonrió - Vaya, esperaba un poco más que eso, pero claro, hablamos del gran Alain Blue. ¿O de quien era el gran Alain Blue? La verdad lo he olvidado - se burlaba. Su tono era burlón, en definitiva, pero una mirada rápida a Delora hizo que la mujer tensionara un poco su rostro. ¿Tal vez algo molesta?

- No debes recordarme mi parte del acuerdo. Es una respuesta bastante familiar para ti. Negocios - volvió a su simple sonrisa -. Claire quería una manera de salvar la empresa de su padre y estaba dispuesta a lo que fuera, aunque lastimosamente no tenía con qué pagarme. Recurrió a todos quienes pudo, pero creo que ya sabes qué pasó - bufó -. A pesar de todo, le dije que había otra manera. Su padre me había ayudado en el pasado, así que estaba dispuesta a ofrecerle una alternativa. Para salvarlo, debía pagar con algo del mismo valor. Algo que valiera lo mismo que lo que pedía. Después de todo, era una quiebra inminente, y no solo con consecuencias económicas. Su padre estaba en riesgo de perder su vida - ¿era tan malo?

- Sus recuerdos fueron el pago, pero digamos que no era suficiente. Así que lo otro único que le quedaba era su relación y ¿qué mejor manera de terminar una relación que por la culpa, verdad? Ella tenía un corazón de oro y, a pesar de eso, eligió tu destino. Pero ¿quién podría culparla? Es su padre. Tuvo que elegir entre ambos. Apenas logres romper tu maldición, ella recuperará sus recuerdos, así que no te preocupes por ella. Aunque la condición es que no podrá volver a ver a su padre. Si lo vuelve a ver, perderá todo aquello que ganó - sonrió. Lo decía todo con mucha tranquilidad. ¿Acaso hablaba de cosas como jugar con las vidas de la gente como si no fuera nada? Monedas de cambio, eso era. Aunque ¿veía eso Claire en Alain?

- Así que sí, también fui yo - y miró el anillo por un momento -, aunque veo que no lo has hecho nada mal -.

Estaba claro que la mujer esperaba sacarlo de sus casillas y aunque internamente lo estaba consiguiendo, lo único que mostró cuando hizo referencia a su caída en desgracia fue una leve crispación en su ceja derecha. Aquella bruja no estaba ahí con afán de ayudar. No sabía cuál era su relación con Delora o Parfait pero si algo tenía claro era que aunque había sido convocada para ayudarle a entender la situación de Claire, no lo iba a hacer sin llevarse algo por delante, aun si eso era su entereza.

Tratando de no caer en la burda provocación, siguió escuchando sus palabras en silencio, obviando la creciente tensión en la expresión de Delora. En su lugar, cruzó una pierna sobre la otra y le hizo un ademán para que continuara, momento en que la mujer empezó a desgranar para él la historia de Claire. O al menos, una parte de ella. La maldita.

Acusó cada palabra en silencio, tal vez un poco más pálido de lo normal, pero sin inmutar el gesto mientras sentía que su corazón, en lugar de seguir su proceso de aceleración, disminuía el ritmo hasta llegar a uno errático. ¿Había estado su futuro suegro en una situación tan comprometida que casi le había costado la vida? ¿Tan mala había sido su situación? ¿Por qué Claire no lo había compartido con él?

La respuesta era evidente. Porque no la habría ayudado. Quizás no habría sido tan duro con ella como lo fue. Pero habría seguido tildando a su padre de incompetente, aunque quizás no a ella de interesada. ¿Habría comprendido su pena, su dolor, su desesperación?

¿La comprendía ahora?

- Entiendo - concluyó al cabo de un rato que había pasado sin mover un músculo -. Así que Claire decidió sacrificarlo todo en pos de un objetivo. Eso es algo que puedo entender. Yo también lo habría hecho - era cierto. Lo habría hecho. Y aún así, a pesar de su tono de voz displicente y frío, se sentía dolido y atormentado. Había sido un peón en aquel juego. No el culpable. Él no era el rey. No era la causa. Era una víctima colateral en un juego...uno que habría podido evitar -. Aunque no entiendo por qué yo debía estar maldito. Si nuestra relación terminó... no comprendo la lógica tras esa acción. Si es que tiene alguna - acabó por decir, dejando que un tenue desprecio tiñera su voz -. De todos modos, tengo una pregunta. Entonces, ¿nuestra relación terminó como consecuencia de la maldición? Pensaba que mis actos eran los que la habían conducido hacia el final pero de ser así, ¿no habría terminado sólo por mi culpa? ¿O es que lo que hice aquella noche se debía al efecto de la misma?

Era como la conversación con Fiorella. Cuando la había besado, ¿había sido movido por aquella música enloquecedora o sólo había puesto en evidencia una verdad interior? La respuesta era importante. La ruptura con Claire, ¿había sido consecuencia de la maldición o esta sólo había actuado como catalizador? ¿O habían roto independientemente de la maldición?

Y Claire... si alguna vez había confiado en ella, sentía que esta misma confianza se había roto en pedazos de forma dolorosa ante aquella revelación. Le había vendido sin siquiera hablarlo con él. Él habría entendido aquel sacrificio, de verdad lo hubiera hecho. Pero, ¿podía sorprenderse? ¿No había pasado todo aquel año de relación tratando de convertirla en alguien más implacable, más capaz de valorar las situaciones en términos de pérdidas y beneficios?

Independientemente de la respuesta de aquella mujer, no estaba exento de culpa en aquel desenlace. Por más que buscara desesperadamente la forma de zafarse de aquella carga, esta pesaba sobre sus hombros como una losa que debía acarrear.

Ver a la pequeña Rin divirtió a Stella, quien dejó de comer para observar la escena. No obstante, por un momento enarcó una ceja al ver que parecía a hablar con algo... ¿que había en su bolso? De cualquier forma, la respuesta de Fiorella le hizo no pensar en eso. Le sonrió a la chica, estaba feliz de haber podido hacer una amiga y de, ahora, poder salir con ella de compras.

No había atendido a Waltz cuando les dio los buenos días, por lo que, cuando el chico volvió a hablar, Stella se volvió hacia él sorprendida. En verdad le alegraba verlo bien; le sonrió ampliamente.

—Claro que sí, Waltz. Muchas gracias.

Lo siguiente que sucedió, con el conejo hablando por sí mismo y su explicación por lo que hacía con el príncipe, dejó genuinamente sorprendida a Stella. Ahora miraba con mucho más encanto a Sebastian. ¡Era en verdad muy mono!

—Es... es lindo... —dijo Stella, con timidez. Siguió comiendo, sin dejar de mirar al conejo.

Réamann pudo imaginarse poder pasear sin cansarse y ser más útil ahora con esas nuevas pociones. No iba a reclamar de por qué no se los habían dado antes, pues obviamente una dosis así de fuerte podría haber causado adicción como con el alcohol. Alguien que quiere iniciar a beber eso no le puedes dar algo tan potente por la descompensación del cuerpo y lo adictivo que podría ser. Y no solo cambió su postura, incluso se podría decir que su rostro se veía un poco más vivo.

-Sí lo tendré en cuenta. No estaría de más advertirles a los demás; si me llego a herir y desmayar no quisiera que me diesen una poción para sanar heridas-eso era una posibilidad y no querría que Stella se enterara que por beber algo que ella le dio, el brebaje anterior ya no podría funcionar. Conociéndola, era probable que se culpara aunque no fuese así-. Magnus protege mucho a su hija, me gustaría poder ayudarles de alguna manera.

No se podría saber si era porque solo estaba con Parfait, pero incluso el tono de voz del peliblanco sonó levemente... menos él, menos apático y menos indiferente. Era un cambio sutil, muy seguramente Alain, Fiorella, Hogward, Rin o Annice no se habrían dado cuenta, pero en los demás veteranos sí sería más obvio. Por lo mismo, cuando Parfait le contó el por qué de su debilitamiento y la historia de Delora, sus ojos se abrieron un poco y cayó en cuenta que lo que estaba sintiendo era la vieja confianza que había perdido. No solo a sí mismo, sino en los demás y que éstos a su vez lo hiciesen con él. Percibió calidez en su cuerpo. ¿Era también gracias a la pócima? Era listo y sabía que no era así, simplemente que la otra vez al confiar que irían por él a pesar de que parecía que todos se iban y ver llegar a Stella con Fiorella y Hogward le provocó cierta felicidad que había olvidado.

Por ello, cuando Parfait puso su mano sobre las de él, correspondió colocando una mano encima de ella con cuidado. Así, la hada podía sentir la rigidez de su piel debido a sus años de entrenamiento como soldado.

-Tú y Delora han hecho mucho por nosotros. Gracias-y, como todo protocolo que había realizado antes, se agachó para dar un beso a la palma de Parfait-. Puede que estemos malditos, pero debemos ver que tenemos la fortuna de estar aquí en The Marchen. Al menos por mi parte sé que si no me hubiesen encontrado, ya no estaría aquí.

Y le regaló una pequeña sonrisa. Era leve, pero sincera.

Le devolvió una sonrisa a Waltz contenta de que estuviese mejor, había estado preocupada por él después de lo sucedido pero se había recuperado bastante rápido para alivio de todos. No hubo mucho tiempo de pensar en ello porque pronto el príncipe reclamó su atención. Bueno, primero él y después el conejo que ahora hace de voz del príncipe. ¿Estará maldito como ellos? No lo sabía, y le parecía de mala educación preguntar.

Alzó una ceja al escuchar como decía que no podría hacer su show. Sorprendida por aquellas declaraciones. ¿Que estaría sucediendo? Estaba claro que había ido a buscar a Delora y a Parfait porque sucedía algo. - Bueno, estoy segura de que llegarán pronto. Dudo que Delora no se haya percatado ya de que estás aquí. - 

Hogward sentía que las orejas le ardían, aunque agradeció las palabras de Fiorella, su bochorno no hizo mas que aumentar al ver que mas personas le prestaban atención a su error . Queriendo hundirse en la tierra, termino de limpiar la habitación lo mas rápido que pudo y se fue a sentar a un esquina a comer algo para desayunar. No intervino en la conversación del príncipe, no queriendo atraer mas la atención, ademas de que no tenia nada que ver con lo que hablaban los demás. 

Comiendo un panecillo, le daba algunos vistazos al conejo parlante, intrigado por el peluche. Sin embargo, no dijo un palabra mientras comía y esquivaba las miradas de todos.

La mujer casi parecía deleitarse con todo lo que veía, con todas esas reacciones silenciosas. Sin duda, se estaba divirtiendo. Delora te miraba preocupada, pero estaba dispuesta a esperar, a creer que podías manejar la situación. Dicho esto, se puso de pie. Parecía pensar que era difícil hablar de eso con ella allí, así que se puso de pie y te miró con semblante inquieto - Yo debo atender algunas cosas en The Marchen. Tenemos vista y debo recibirla, así que confío en que estarás bien - se puso de pie con elegancia y mientras se desplazaba a la puerta, se detuvo un momento para agregar - Ella se irá apenas obtengas toda la información necesaria. Tanto Claire como tú están a salvo -.

Delora en verdad lucía preocupada y esas palabras solo lo confirmaron, pero entonces ¿por qué se marchaba?

Volviendo a la conversación, aquella mujer te sonreía cínica mientras alzaba uno de sus índices y lo agitaba para indicar que estabas cometiendo un error en tus afirmaciones - Verás, tu actuar sí desencadenó su ruptura, pero esa chica era demasiado buena. De seguro te habría perdonado por eso. La maldición no tiene nada que ver con la ruptura, pero para algo tan enorme, algo igual de importante debía ser entregado - se inclinó hacia ti mirándote directamente a los ojos.

- ¿Crees que una joven tan noble como ella soportaría la culpa de saber que te ha hecho miserable por motivos egoístas? Tal vez tú harías algo así, pero creo que ambos sabemos que ella no - rió -. Entonces la culpa de hacerte daño fue el precio que ella pagó. Con sus memorias pagó la solución, pero con el remordimiento pagó lo demás. Su padre es el pescador, pero tú eres la esposa - volvió a acomodar su espalda sobre la silla y miró tu anillo un momento.

- Creo que ahora lo comprendes, ¿verdad, Alain Blue? Lo que hiciste esa noche fuiste tú y solo tú, pero eso también fue el impulso que Claire necesitaba para decidir lo que decidió. Y aunque recupere sus recuerdos, no te querrá cerca, ya que la culpa de lo que te hizo la perseguirá siempre. Al hombre que ama... Tú podrás recuperarlo todo una vez rompas tu maldición, pero ella... - no tenía que completar la oración. Era cierto, Claire lo había sacrificado todo para salvar a su padre.

Asintió - De hecho, es buena idea. Lo mejor es que expliques tú esas situaciones si debemos volver a salir, ¿está bien? - sonreía tranquialmente.

La historia de Magnus y Rowan continuaba y Parfait te miraba con semblante triste - Sé que debió ser difícil encontrarte con eso sobre ella. Perdona que no te lo hayamos dicho, pero no sabíamos que vivían y tampoco queremos poner más peso en tu corazón. Solo esperamos que Phoisa permanezca tan lejos de ti como sea posible y... De corazón espero que puedas comenzar de nuevo -.

En el momento en que tomaste su mano para besar su dorso como todo un caballero, Parfait te vio sorprendida, más aún cuando notó que sonreías. Una enorme alegría podías leer en su mirada, casi como la mirada de una madre orgullosa hacia su hijo. Los ojos del hada eran siempre gentiles, pero había algo más en ellos esa vez. ¿Tal vez conocimiento?

- Gracias por tus palabras y me alegra que pienses eso - sonrió para luego agregar -. Hoy tenemos visita y nos espera en la taberna. Además, Stella y Annice prepararon un delicioso desayuno hoy. ¿Qué opinas si bajamos a desayunar con los demás? Aprovechemos la energía de la poción... Pero no abuses - dijo en un tono más enérgico esta última oración para reír y luego levantarse, esperando que hicieras lo mismo para bajar junto a ella a la taberna.

Rod no pudo evitar sonreír al ver el interés con el cual Stella miraba a Sebby. Era un conejo bien mono, claro. Además de que hablaba, pero el conejo parecía algo incómodo con tanta atención. Tal vez por eso había manifestado aquello.

El príncipe asintió a las palabras de Fiorella y dijo  - Es cierto, ella sabe que estoy aquí, pero... - se llevó una mano al mentón meditabundo. Tal vez tratando de recordar información específica - me dijo que debía atender un asunto primero con alguien de nombre Alain - y los miró. ¿Sería el mismo Alain que conocían?

- Es posible que tarde un poco - dijo Waltz con un semblante serio -, pero no demasiado - sonrió el chico amablemente.

Casi como si de una profecía se tratara, un par de minutos después, Delora se asomó en la taberna, pero no desde las habitaciones sino desde la sala de estar justo donde se encontraba la chimenea. Los miró sorprendida - Buenos días a todos. Buenos días, alteza - e hizo una reverencia educada.

- Delora, no puedo quedarme por mucho tiempo. ¿Podremos comenzar? - la voz del príncipe sonaba un poco apremiante, a lo cual la bruja asintió. Miró en dirección a Hogward, quien parecía estar limpiando. ¿Limpiando?

- Hogward, por más que admire tu dedicación con la taberna, creo que un día libre se trata de descansar. Ya podrás hacer eso mañana cuando abramos nuevamente - cruzó los brazos mientras le hablaba con el mismo tono sarcástico que siempre utilizaba -. Ahora bien, hay algo importante que discutir. Habrá un evento importante en el pueblo, y es posible que, sea lo que sea que está tratando de atacarnos, los busque o busque aprovecharse de las multitudes. Habrá un baile para que las princesas conozcan a los solteros de varias familias de nobles, pero la princesa Emelaigne insistió que se hiciera en la plaza - y miró al príncipe, esperando que este confirmara sus palabras.

- No solo es eso, Emelaigne es una chica que se siente más cómoda con el pueblo, así que de seguro buscará que estos socialicen - y por un momento, se detuvo en Fiorella, mirándola con cierta intensidad, como la de alguien que quiere recordar algo que ha olvidado -. Perdona la impertinencia, ¿cuál es tu nombre? -.

Siguió a Delora con una mirada indescifrable. No quería que se marchara. De algún modo, su figura vigilante hacía que recordara el motivo por el cuál no debía perder la compostura. Pero se marchó y él no hizo nada para retenerla. Se quedó ahí, quieto, con la misma mirada puesto de nuevo sobre aquella mujer que se dedicaba a exponer sus vilezas con crudo orgullo mientras trataba de aderezar esa conversación con acusaciones que lo sumían en un profundo sentimiento de culpa.

Por primera vez en su vida, sintió una amarga desesperación. No quería sentirse así. Odiaba sentirse responsable de aquello. Sólo quería que su cabeza dejara de manifestarse en forma de dedos acusadores que insistían en hacerlo culpable. ¡Claire había tomado su decisión! ¡Ella lo había sumido en aquella situación! ¡Ella y no él! ¿Por qué no podía evitar sentirse tan mal consigo mismo? ¿Por qué ella no había confiado en él? ¿Por qué él no había confiado en ella?

- Por lo que dices, sería mucho más humano por mi parte no romper la maldición nunca. Dejar que ella rehaga su vida desde zero sin recordar toda la culpa o a un padre al que ya nunca más podrá ver - añadió con resentimiento. Pero, ¿sería capaz de realizar él semejante sacrificio por ella? Lo pensaba y una parte de él sentía que sería su responsabilidad hacerlo mas otra parte se resistía a estar condenado para siempre a vivir escondido y hacer todo lo que cualquier desconocido le pidiera -. Sigo sin entender por qué debo yo romper una maldición que es suya. ¿No debería estar en su mano romperla?

Stella se mantuvo comiendo, en silencio. Miraba a todos de tanto en tanto, mientras hablaban y, cuando por fin Hogward se decidió a comer, le sonrió un poco.

No se mantuvo demasiado atenta a la conversación porque no era algo que le concernía, aunque no podía negar que tenía curiosidad por el príncipe, ¿en verdad estaría maldito como ellos? Indiferentemente de si era así o no... ¡El conejo era demasiado mono! Por el momento, esos eran los pensamientos de Stella... hasta que Delora apareció. Se le quedó mirando a la bruja, notablemente emocionada.

¿Los atacarían? Bueno, ciertamente lo de Caefall no había sido una casualidad, pero esas mismas personas estarían dispuestas a atacar al pueblo... ¡Eso era bastante peligroso! La emoción en el rostro de Stella desapareció y dejó de comer para parecer bastante preocupada.

Así, se quedó observando lo que pasaba, expectante.

Rin solo comió medio pastel dejando la otra mitad de la porción en su bolso, escuchaba lo que decían pero no era algo que alguien como ella pudiera lidiar, al menos hasta que mencionaron el baile,... Por que negarlo, toda chica quería acudir a ese tipo de eventos, incluso si encontrar a una pareja ideal era un imposible, eran ocasiones muy especiales para muchas chicas...

A Rin le brillaban los ojos pensando en el baile, eran divertidos al menos cuando bailaba con su hermano que hacía el esfuerzo de seguirle el juego, pero para otras muchachas parecía ser caso un festival de vida o muerte...que quisieran dañar una fiesta molestaba un poco a la pequeña.

Se incorporó para ir a por una taza más de chocolate sin perder atención de lo que decían, aprovechando al pasar por el lado del príncipe para dar una micro caricia en una de las orejitas del consejo con el dedo índice. De esa forma se contuvo para no abrazarlo directamente... Ganas no le faltaban.

Réamann no volvió a tocar el tema de las pociones. Encontraría la manera de decirles a todos en The Marchen para evitar problemas o que su estado empeorara aunque quien le diese la pócima no lo hiciese con malas intenciones; no se le daba hablar con muchos a la vez, pero esperaba que pudiesen comprender aquello. De todas maneras, cada caso era particular y era probable que todos lo comprendiesen. También ya no volvió al tema de Magnus y Rowan, pues, quisiera o no, era un recordatorio constante de lo que le hizo Phoisa y no quería verla de nuevo. Si se alteró viendo aquella pintura, era casi seguro que sería peor si la viese en persona. ¿Y de Viscount? Recordar provocó que cerrara sus ojos por un momento, suspirar y abrirlos de nuevo para toparse a una Parfait sorprendida que le veía de esa manera cálida.

-¿Visita? Está bien, desayunemos-asintió y conforme se acercaba a la puerta, su porte relajado fue perdiéndose para regresar a su expresión habitual de frialdad, indiferencia y sin emociones. Después de la traición, había evitado a toda costa volver a dejarse llevar por sus sentimientos porque no quería que su corazón doliese ante alguna alegría o tristeza; de igual manera, que casi nadie le tratara bien debido a la mala imagen que se formó por haber "abandonado" a una humilde sastre le ayudó a formar ese cascarón con el que había vivido casi un año-. No te preocupes, seguiré siendo precavido... aunque si entreno con Garlan y Jurien unos minutos en la noche no creo que esté tan mal, ¿verdad?

Esto último lo dijo con su habitual vacuedad, aunque era obvio que se escondía una ansia que le hacía cosquilleo en sus manos y le hizo voltear a ver debajo de su cama para ver su espada empolvada.

Hogward se hundió mas en su asiento al escuchar a Delora, avergonzado. Sentía que todo el mundo le prestaba atención a él ese día. Bajo la mirada con la cara roja, concentrandose en el desayuno que tenía delante. Delora empezó a hablar algo sobre una fiesta, Hogward esperaba no tener que ir y poder quedarse en The Marchen, antes no se hubiera perdido una ocasión como esa y disfrutaría de la elegancia y gracia de un baile como ese. Sin embargo, ahora no tenia ni la reputación ni el poder para poder mezclarse en esa glamurosa gala. Por otra parte, habría demasiada gente en la plaza, demasiado movimiento. Hogward se estremeció con solo pensarlo. Definitivamente no quería ir. 

Debido a esto, escucho con atención a Delora, rezando para que no los mandara a ir. Preferia quedarse en su habitación durmiendo hasta el dia siguiente.

La mujer sonreía complacida por el caos que leía en tu rostro, por el dolor que sus palabras significaban. Casi era como si ella hubiera disfrutado lo que te hizo más allá de solo el trabajo. Era como si hubiera castigado a un monstruo. ¿Eso era lo que eras? ¿Un monstruo?

Alzó los hombros en un gesto desinteresado mientras no dejaba de sonreír - Tal vez, tal vez no. Lo cierto es que esa chica aceptó a pesar de saber lo que recuperar su memoria le traería, el dolor que sentiría tras hacerlo, pero más allá de eso, ¿qué es lo realmente correcto, Alain Blue? - eso de decir tu nombre completo era una estratagema, un juego que esa mujer estaba jugando con algún propósito que no lograbas comprender, o tal vez era su propio juego.

Sacudió un mechón de su cabello con la intención de responder a la pregunta que recién formulabas - Creo que el hecho de que lo preguntes, debería responder tu pregunta. Verás, el precio que ella debía pagar para poder sacar a su padre de la situación en la que estaba incluía también su vida. Y aunque suicidarse era una opción, ella decidió que entregar toda su vida anterior era lo mejor. Su "maldición" como le llamas será permanente. Además, ella solo pensó en costo y beneficio. Ella confiaba en que podrías romper la maldición algún día, mientras que ella no estaría allí para verlo, ni para ver a su padre triunfar. ¿De verdad crees que has sido tú quien se ha llevado la peor parte? O tal vez sea solo tu ego el que no te permite verlo - cruzó los brazos una vez más esperando tu reacción y tus palabras.

La mujer se acomodó en su asiento y le dijo - Ya que lo mencionaste, despertaste mi curiosidad. ¿En verdad serías capaz de mantener tu maldición solo para que la chica no recupere sus recuerdos? La respuesta es clara para mí -.

Parfait caminó despacio, a un ritmo tranquilo y pausado. No estabas segura si lo hacía por ti o por ella misma, pero sin duda así se tomarían su tiempo para llegar. Cuando mencionaste la espada, una parte de sí se vio resignada y la otra divertida - Al parecer, Delora tenía razón - y rió para luego agregar -. Puedes hacerlo, pero que no sean más de diez minutos y solo un día a la semana. Lo menos que queremos es acelerar el proceso y que estas pociones pierdan su efecto más rápido - y miró justo donde tú estabas mirando para seguir caminando.

Parecía que ya había muchas personas abajo, entre ellas podías identificar la voz de Delora.

Al poco tiempo de haber pausado aquella conversación, se escucharon pasos venir de la parte trasera de la cocina, para revelar a dos figuras: Parfait y Réamann parecían estar teniendo una entretenida conversación mientras se acercaban. Al ver que habían notado su llegada, sonrió - Lo siento, me tomó más de lo que esperaba. Su alteza, es un placer verlo - le hizo una respetuosa reverencia al príncipe y luego tomó asiento, dejando que el peliblanco decidiera su destino.

Cuando Rin se levantó y pasó junto al príncipe para dar esa sutil caricia al conejo, el conejo en el hombro del príncipe se sobresaltó y el príncipe lo vio algo preocupado. Entonces, la voz del príncipe salió por medio del conejo una vez más - Es un placer verla, Lady Parfait - le hizo una reverencia igualmente respetuosa, para luego quedarse viendo a Réamann con sorpresa.

- Sir Lockheart - y luego se corrigió -. Lo siento. No... No sabía que estaba aquí - y entonces, el príncipe se sentó una vez más apenado. 

- Si el príncipe ha venido hasta aquí, es porque algo le da indicios de peligro, así que príncipe Rod, proceda -.

El rubio asintió y siguió hablando - Hay rumores de que algunos traidores están planeando un golpe de estado, así que se corre el riesgo de que realmente ataquen a Emelaigne durante la gala. Lucette no saldrá, eso lo tengo por seguro, pero Emelaigne intentará por cualquier medio escabullirse - paró un momento -. Sé que suena a eso, pero mi intención no es contratarlos como guardaespaldas, sino que lo que queremos es recabar información sobre lo que sucedió y sobre un posible golpe de estado. Además, sea quien sea que está detrás de todo esto, quiere desetabilizar el reino. Por ello quisiéramos que se unieran como espectadores y nos ayuden a descubrir información útil. Si no quieren, lo entenderé - su tono era gentil, pero firme.

El príncipe Rod era el hijo de Ophelia, esposa del rey y reina de Angielle. Él, junto con su hermana Emelaigne, se habían vuelto de la familia real cuando Genarl y Ophelia se casaron.

Podías recordarlo de tu tiempo en la orden. El joven no parecía poder hablar, así que el pequeño conejo que llevaba siempre en su hombro hablaba por él. La gente rumoraba que habían visto al conejo moverse por su cuenta, pero aquello solo eran considerados delirios.

Además de esta parte, Rod solía no causar muchos problemas, siendo bastante serio y maduro para su edad.