Partida Rol por web

-Mmm- Hogward sonrió -¿Se dio cuenta?- -Tsk- chasqueo la lengua mentalmente -No le mentire- el peliblanco dijo sin titubear -Contar con el favor de una dama como usted no sería para nada una molestia- si ya lo había visto no podía negarlo -Ademas ¿me creería si le dijera que mis motivos son puros? Para bien o para mal...- el peliblanco miro alrededor de la fiesta con un rostro melancolico -Esa es la clase de ambiente en la que nos encontramos. Favor, conexiones, dinero, poder, son necesarios para poder sobrevivir y no ser dejado a un lado....o desechado- esto último fue casi un susurro para si.

-Sin embargo- recobrando la compostura, Hogward volvió a sonreír de manera afable -Eso no quita que se pueda entablar amistades ¿no cree? Tal vez los inicios sean por intereses, pero quiero creer que con el tiempo, las personas pueden superar todo eso y conocerse las unas a las otras- 

Hogward casi tropieza al escuchar la pregunta de Lara -¿Profesión?- en esa lo había cogido desprevenido. ¿Que se supone que dijera? ¿Doctor? La simple mención de eso le daba dolor de cabeza, pero tampoco podía decir que era mesero en un lugar como este. -Yo...- el chico dudo por unos instantes, antes de responder -Soy una especie de doctor- al final respondió con una torpe sonrisa, si quería ganarse el favor de alguien tenia también que mostrar que tenía algo que ofrecer -Es un oficio algo corriente, pero supongo que puedo hacer halago de mis habilidades medicas sin llegar a ser arrogante- 

Cuando Hogward se percato que la pista de baile se iba despejando, sintió un gran alivio de poder dejar de bailar. El contacto le ponía nervioso, como si en cualquier momento el brazalete pudiera activarse y su cabeza se llenara de información que no deseaba. -Parece que nuestro pequeño baile acabo- dijo lo ya obvio mientras guiaba a Lara fuera de pista. No sabía que pasaba, pero le aliviaba que ya no tuviera que bailar -No se preocupe por eso ahora ¿Quien sabe? A lo mejor su prometido resulte ser merecedor- solo podía animarla. Así eran las cosas y Hogward no podía hacer nada -De todas formas, aun puede desahogarse siempre que quiera conmigo- bromeó -Escuchare cada una de sus quejas y desventuras si así lo desea. Pero no hablemos más de ello si le incomoda ¿Que tal si vamos a por una copa?- ¡¿Por que era tan dificil sacar algo de información útil?! Hogward seguía sin tener nada -¿Tal vez debería ser mas directo con el tema?

Luego de escuchar a la familia real, Hogward suspiró -Menudos caprichos los de la princesa- No tenía ni la mas remota intención de acercarse a esa turba ni a la princesa, suficiente tenia ya -¿Como cree?- respondió Hogward a la pregunta de Lara -Teniendo a tan preciosa acompañante ¿Por que debería unirme a ellos?- la comforto con una sonrisa-¿Y perder todo el avance para obtener información? no gracias- Además no quería llamar la atención luchando por la mano de una princesa -Mi asistencia a esta gala es solo para disfrutar de esta- dijo alegremente.

-¿Que le parece la familia real?- preguntó despues de una pausa -Perdon si soy algo directo- dijo algo avergonzado -Pero como le dije, he estado algo desconectado con el mundo exterior desde que llege a Angielle, por lo que me gustaría saber sobre los que gobiernan por el lugar. A cambio, usted puede preguntar también a placer sabre cualquier cosa que desee, si esta dentro de mis conocimientos haré lo posible por responderle-

Invariablemente la conversación volvía sobre lo mismo. Alain sintiéndose atacado en la culpa, Delora rebatiendo cada uno de sus argumentos. Con más o menos acierto, pero sus palabras serían algo en lo que pensaría. No en ese momento en que la cabeza le daba vueltas como una peonza con tanta información nueva, tanto debate filosófico y moralista que escapaba de la fría lógica que él manejaba tan bien.

Sin embargo, esa vez no tuvo tiempo de volver al círculo, pues Delora, viendo que continuar con aquella conversación no aportaba nada nuevo, salió de la estancia para ceder el paso a Parfait con una precisión que escapaba de lo comprensible. Miró a Parfait con duda, sin saber si de algún modo aquellas dos podían mantener conversaciones por medios que los humanos no podían o sencillamente Delora había captado su presencia con unos sentidos más agudos que los suyos. Fuera como fuera, ahí tenía al hada, preocupándose por él de un modo que le dificultaba enfrentarse a ella en los mismos términos que sí podía hacerlo con Delora.

Tensó el semblante, sintiéndose como un crío, algo que hacía tiempo que no le sucedía. Y es que Alain rara vez perdía los nervios. No le gustaba sentirse expuesto y analizado, más por aquellas figuras que parecían ser las madres de todos, sobre todo en el caso del hada. En su presencia, uno sentía que sería terrible decepcionarla. Pero, supuso, era algo que no podía evitarse.

- Me he enterado de cosas que no termino de comprender - acabó por decir, recuperando su temple, con una mirada a Claire -. Y lo he pagado con ella sin darme cuenta. Pero no pretendía que todo el mundo fuera partícipe de cómo perdía los papeles - tuvo la decencia de avergonzarse un poco, desviando ligeramente la mirada con los ojos entrecerrados antes de añadir -. Lo lamento.

Aquél movimiento de los guardias le pareció curioso, pues Réamann había visto a su antiguo superior de la orden de Caldyra, recordando que por él sus dos amigos habían sido denigrados y él mismo, pero tiempo después. Sabía del protocolo, pero esperaba que esas posiciones no afectaran en caso de que alguno de los demás debiese salir por algún motivo. ¿Eso sería parte del plan sea cual fuere?

El peliblanco negó rápido, no debía dejarse llevar por simples suposiciones, aunque al sospechar que Phoisa pudiese estar ahí hizo que se saliese; pero tocaba afrontar su decisión pues ya no podía volver a la fiesta. Luego de buscar a Parfait se encontró con ella y Waltz, sentándose en una silla para evitar la fatiga. Tomó un poco de aire y en voz baja habló con ellos.

-Parfait, creo que ella está en la fiesta-volteó a verla, aún con su porte frío y aburrido-. Lo vi a él también, pero si ella es quien creo, está bajo otra identidad mientras continuaba al lado de él. No tengo pruebas, pero en cuanto la miré mi maldición se activó-miró la muñeca en donde debía estar su pulsera, la cual aún se mantenía oculta por el guante-. No pude recabar más información, tuve que alejarme antes de que el dolor consumiera los efectos de la poción. Stella decidió quedarse-después miró al ojirojizo. No necesitaría detalles para entender bien por qué hablaba entre líneas, pero si era necesario...-Waltz, si quieres saber más Parfait puede explicar mejor... yo no puedo.

Suspiró resignado, llevándose una mano a su cabeza mientras se recargaba en la mesa.

-Si ella es quien creo que es... no es casualidad que esté en la fiesta y.. no quería arriesgarlos a que me viera hablar con alguno-se sentía cansado aunque sabía que el brebaje aún estaba funcionando. 

Cuando su hermano dijo que había sido un gran maestro no pudo evitar sonreír con nostalgia. Ojalá pudiera contárselo todo, y abrazarle como había hecho tantas veces. Pero al menos le llegó algo de consuelo cuando le dijo que no la olvidaría, que al menos la tendría presente aunque sólo fuera gracias a aquel encuentro fortuito de la noche, un rayo de esperanza en la oscuridad que ella había guardado tanto tiempo. 

Quería contarle tantas cosas, pero sabía que eso sólo empeoraría la situación. Trataba de no dejar de sonreír mientras la acompañó hacia la mesa, donde le ofreció una copa de vino que aceptó gustosamente. En ese momento se vio en una situación comprometida pues quería seguir a aquella pareja pero no abandonar a su hermano. Fue entonces cuando sucedió la oportuna intervención real, pero cuando llegó el momento una punzada de dolor atravesó su corazón. Sabía cual era su deber, pero no quería separarse de Eizo ahora que se había reencontrado con él.

Por desgracia tenía algo que hacer. Y él también iba a cumplir su deber, al fin y al cabo era uno de los pretendientes de la princesa, y sabía que si lo lograba, sería un gran rey. En un gesto impulsivo y tierno mientras aún su hermano sujetaba su mano la apretó y la llevó a su pecho, poniéndola sobre su corazón. - Es una promesa, no me olvides. - Dijo con una sonrisa mientras contenía las lágrimas antes de separarse de forma precipitada y perderse entre la multitud, tratando de perderle de vista y seguir a aquella mujer que avanzaba hacia Rin. 

Mientras se alejaba se secó una lágrima mientras otra pregunta atravesó su mente. ¿Dante habría venido también?

Tal vez era el hecho de que habías decidido empezar a elaborar trampas, pero notaste algo sospechoso en el aire. Una que otra mirada fija en ti y no solo de aristócratas engreídas que buscaban minimizar tu atuendo. Justo unos cuantos segundos antes, notaste que un grupo de nobles parecía estar ubicándose estratégicamente para cerrarte el paso y luego, una de esas lanzó un saco para atraparte, pero Eses logró halarte a tiempo y pudiste escabullirte por debajo de la falda de una mujer con un enorme vestido rosa. Si bien lo habías logrado, ¿podrías escapar?

Al otro lado de la mesa de bocadillos, notaste a Hogward conversando con una chica rubia, pero más allá de eso, estabas atrapada.

Al percibir ese gesto de tu parte, notaste una mirada perpleja de parte de Ezio. No era común que una joven a quien apenas conocía tuviera un gesto tan íntimo con un joven como él, así que nadie podría culparlo. A pesar de esto, solo tú sabías los motivos de este accionar, pero ¿qué podía pensar Ezio? No era como si él tuviera el mismo conocimiento que tú al respecto.

Te dirijiste entonces hacia Rin, pero bastó ese segundo en que te giraste para ver a tu hermano partir para perderla de vista. Lo que sí notaste es que varios nobles parecían obstaculizarte el paso. Sea lo que fuere que estaba pasando, no querían que pasaras. ¿Estarían entonces tras Rin?

Parfait te miraba con una preocupación genuina en el rostro. Sea lo que fuere, realmente estaba preocupada por ti y se le veía en el rostro. Revisó tu temperatura para verificar que no tuvieras fiebre por algún motivo y luego se acercó a Claire. Puso una mano en su frente y después de revolotear inquieta por la habitación, dijo - Entiendo. Me alegro de haber preparado esto - y con un pequeño círculo una tetera apareció en una pequeña mesa junto con dos tazas. La menta y la manzanilla de esta infusión llenaron la habitación de ese aroma.

- No debes disculparte. Sabíamos que se corría ese riesgo. Después de todo, era enfrentarte cara a cara con tu situación, pero Delora sentía que era lo mejor. Eso te ayudará a afrontarla con otra perspectiva a partir de ahora - sirvió ambas tazas, te entregó una y sonrió amable mientras la degustaba contigo.

- Estábamos con el príncipe Rod, pero creo que mereces un descanso. Este té te ayudará a dormir. No hay nada mejor que una siesta para regresar a la compostura, ¿no crees? - ella parecía muy convencida de lo que decía. ¿Cómo era que dos mujeres tan dispares podían llevarse tan bien? Te miró una vez más preocupada - Todos estaban preocupados. Sobre todo Fiorella. Pero ya podrás hablar con ellos después de un merecido descanso - se sobresalto -. ¡Es cierto! ¿Estás herido? ¿Sufriste algún daño cuando estabas con Tarja? -.

Lara sonrió melancólica - Si dice eso es porque no conoce bien la escena de la aristocracia, Milord. Eso la nutre y la mantiene - y siguió escuchándote.

La joven escuchó - ¿Y dónde aprendió el arte de la medicina, Milord? - en definitiva, no era tonta.

Su gesto se hizo menos animoso cuando volviste a mencionar su futuro compromiso y cuando desviaste el tema, sonrió - Dudo mucho que Milord quiera prestar sus oídos para escuchar el infortunio de una dama a quien no quiera desposar. Preferiría que guarde sus juegos de galantería para una dama de menor inteligencia y se quede conmigo en una amable conversación - te hizo una reverencia y te acompañó por esa copa de vino.

Al tomarla y brindar, tomó un sutil sorbo, casi inexistente. Tal vez era otra costumbre que seguir.

- Verá usted, la familia real se caracteriza por su justicia y buen trato, aunque se dice que la princesa heredera al trono tiene un corazón de hielo. La Princesa Emelaigne no es hija de sangre del Rey, por lo que hay otra princesa, pero nunca se deja ver en público - sonaba bastante segura de lo que estaba diciendo.

Entonces, sentiste un fuerte empujón y, al parecer, Lara también porque se chocó contra ti, se enredó en tu traje y haló los guantes en búsqueda de equilibro. Estos cayeron y ella cayó al suelo. Por suerte tú estabas de pie, pero la chica estaba en el suelo. La formación de las personas allí resultaba ciertamente extraña. Demasiado compacta para su gusto.

Cuando empezaste a hablar, Parfait se veía visiblemente preocupada.

- ¿Estás seguro? Bueno, ya dijiste que no, pero el hecho de que se vea diferente no es una buena señal. Sea lo que sea, están tramando algo. Réamann, por favor regresa. Debemos vigilar los alrededores. Waltz, localiza a Delora, por favor - las instrucciones de Parfait habían sido cortas, pero claras. Había tomado muy en serio lo que le habías dicho.

- Tenemos problemas - y al mirar hacia la fiesta, notaste una aglomeración no accidental de personas. Algo estaba pasando. Parfait suspiró -. Creo que necesitaremos ayuda. Réamann, Delora estaría al otro lado vigilando. ¿Crees poder llegar hasta ella? Lo más importante es que no te detecten porque dudo mucho que tu glamour funcione con ella, si sí está aquí -.

Los faroles titilaban con mayor frecuencia. Si seguían así, pronto estarían a oscuras. El pelinegro intervino - Yo iré con Réamann. Si lo que necesitan es que además de eso pueda entregarles mensajes, me será más sencillo escabullirme. Parfait asintió - Cuento con los dos - y se puso de pie. ¿A dónde iría?

Notaste que los nobles que se encontraban alrededor de la mesa donde estaban algunos bocadillos estaban bastante juntos. De hecho, no parecían dejar mucho espacio para moverse con libertad. Tal vez fue un presentimiento, una corazonada, o tu estado de constante alerta, pero notaste que había alguien que trataba de atraparte en una presa. Te giraste y pudiste ver a unas personas desconocidas. Sea quienes fueren, no te dejarían ir tan fácilmente. Una mujer te tomó del brazo y otro parecía listo para ponerte un pañuelo en la nariz. Sin embargo, pudo haber sido solo la adrenalina, pero de inmediato te soltaste y te escabulliste entre algunos. No muy lejos de allí viste a Rin, Hogward y Fiorella, aunque Rin parecía en una situación similar a la tuya. ¿A dónde irías?

No era solo su imaginación... Definitivamente estaban sucediendo cosas extrañas. Al ver a las personas alrededor de la mesa, Stella se detuvo, sintiendo que ya había visto algo así en otro lugar. Sí, ese comportamiento... No podía decirlo con certeza, pero se parecía al de Caefall y esas personas alrededor de la hoguera. Pero eso no era todo. Ahora ella era acorralada. La intentaron atrapar, pero pudo escabullirse con su corazón dando brincos. Réaman... Qué bueno que se había ido; al menos eso era lo que Stella esperaba.

Stella caminó con premura, escabulléndose entre algunas personas. Buscó con afán a sus compañeros. Pensó en acercarse a Rin primero, era la más pequeña del grupo y no debería estar sola, menos con lo que estaba pasando. No obstante, ver que a la niña estaban a punto de hacerle lo que le querían hacer a ella, hizo que, antes de darse cuenta, estuviese, prácticamente, corriendo hacia ella.

Si hubo un momento en que algo logró sacarlo de sus pensamientos tortuosos ese fue cuando Parfait le tomó la temperatura, tal vez al notar su rostro acalorado. El joven puso cara de circunstancias, tratando de disimular la extrañeza que le había generado el gesto del hada, tan cercano. Tan maternal. Por un momento le había transportado a la infancia pero en la actualidad, resultaba extraño siendo un hombre hecho y derecho y de cierta altura ser cuidado de ese modo por un ser frágil como Parfait. Aunque no debía olvidar que aunque pareciera una mujer joven, debía tener cientos de años.

Pero ese momento pasó cuando, haciendo aparecer una taza de té, la mujer volvió al tema que le torturaba. Dio un sorbo a la aromática bebida en silencio, sintiendo cómo esta le calentaba el cuerpo. ¿Aquello le ayudaba afrontar su maldición con otra perspectiva? Desde luego, conociendo los detalles cambiaba su concepto pero la forma de afrontarla...

No quería volver a repetirse. Se sentía perdido, más de lo que ya estaba antes, debatiéndose entre la culpa, el dolor y la decepción. Se quedó mirando la bebida, sin saber qué más decir hasta que Parfait comentó algo de que el té le ayudaría a dormir. Por un momento, la idea le molestó, sintiendo que debería haberle informado antes de que empezara a beberlo pero, al final, desistió. Ya no se sentía con energías para discutir y mucho menos con ánimo de hacerlo. Siempre había odiado la idea de la siesta, le parecía una vaguería. Pero qué más daba.

Se limitó a asentir, procesando las siguientes palabras sobre la preocupación de los demás. Su rostro volvió a expresar cierta confusión. ¿Por qué se preocupaban por él si apenas le conocían? Y era cierto que había sido más agradable pero supuso que su actitud tampoco había invitado a la amistad. Con la excepción de Fiorella, de quien agradecía el interés. En verdad, a cada momento que pasaba se sentía más y más confundido.

- Estoy bien - le aseguró al hada al verla ansiosa por su estado de salud -. Fue un simple empujón. Me temo que las tazas salieron más perjudicadas. En realidad ni lo había pensado pero debería bajar a limpiar el estropicio que he causado... - a pesar de todo, no se movió, sintiendo cómo el calor del té empezaba a extenderse por su cuerpo antes de decir con pesadez -. Parfait... - detuvo sus palabras. ¿Qué quería decir en verdad? No deseaba otra conversación igual. Pero había algo que quería saber -... siempre estás ayudándonos a todos, incluso a costa tuya. No voy a fingir que lo entiendo. Ni siquiera estoy seguro de comprender el no esperar algo a cambio pero desde luego no entiendo hacerlo cuando se sale perdiendo. Me parece un mal negocio. Entonces...me preguntaba... ¿qué sientes cuando haces un acto desinteresado por los demás? - se quedó en silencio un segundo. No quería alargar aquella conversación pero de algún modo quizás esa respuesta despertara algo en su interior. Era su vana esperanza -. ¿Vale la pena?

¿Secuestradores? ¿Magos de los malos? ¿Algún hechizo que vuelve locos a los presentes? Aún tenía los guantes que ocultaban su identidad bajo los guantes del vestido, por lo que no deberían ser cazarecompensas,... Casi no se reconocía ni ella al espejo, por lo que le costaba creer que fueran los magos... Pero ¿Tantos secuestradores? En ese lugar pasaba algo demasiado raro.

Hogward era la opción más directa que veía, aunque no quería estropearle la fiesta. "Lo siento" pensó antes de lanzarse a llamar ala atención de verdad, esperar a que quienes buscaban cogerle quedarán bien cerca suyo, y... Saltando por encima de la mesa gritar "secuestradores", los guardias estaban por doquier, no escaparían fácilmente, y un saco grande en el que querían atraparla no era algo que pasara desapercibido.

Tampoco esperaba volver a cruzarse con su hermano, así que aunque no lo entendiese, no podía habérselo guardado. Sabía que no lo entendería probablemente la acabaría olvidando con el tiempo pero al menos no se había guardado algo así. Nunca se lo habría perdonado. Respiró tratando de concentrarse porque ahora mismo era un mar de emociones. 

Apretó los labios al ver como aquel grupo de nobles se agrupaba a su alrededor. Se empezó a agobiar al sentir aquel bloqueo sobre Rin preocupada por lo que aquella mujer pudiese hacerla a su compañera. Quizá la había puesto en peligro por haber alargado el momento con su hermano. Pero aunque estaba a punto de caer en el pánico no podía pararse ahora así que empezó a hacer como que bailaba con aquellos nobles, deslizándose con pasos de baile y usándolos para recolocarlos a su antojo valiéndose de las lecciones de su hermano. 

-No estoy seguro si es ella o no... pero sea quien sea, en cuanto la vi mi maldición se activó y no había motivo alguno para ello. Eso no es algo que debiera pasar por alto-comentó Réamann suspirando y cerrando sus ojos levemente mientras Parfait continuaba dando instrucciones-. ¿Volver? ¿Estás segura? No quisiera que...

Se interrumpió, ya había dejado en claro que no quería arriesgar a los demás con su presencia. Además, si de nuevo entraba en contacto con ella el dolor en su pecho volvería y no podría aportar a la situación si era necesario. Sin embargo, si la hada requería que estuviese ahí era por algo y siempre le gustaba hacer cosas bajo la mesa. Nunca era con malas intenciones, así que no era algo que cuestionara demasiado.

-Tienes razón-admitió al ver que algo sucedía-. Y gracias por acompañarme, Waltz-tenían otro objetivo antes de que la oscuridad llegara a los rincones, así que miró al ojirojizo y luego una vez más a Parfait-. ¿Podemos saber qué harás? No quisiera que te expusieras a más peligro, Parfait.

-¡Aaah! ¡Que complicada!- se quejo Hogward por dentro. Se sentía frustrado por no poder conseguir nada, pero no podía retroceder ahora. Al menos tenía que calmar los animos -Siento que lo vea de esa forma, el querer no es el problema, de serlo no me habría acercado, pero el poder lo es. No cuento con nada que ofrecer así que ¿por que atreverme? Solo traería desgracia para ambas partes- hablo con voz desolada -Aun así, me gusta poder charlar de esta forma, quitando el malentendido, disfruto mucho con su compañia. Hace ya tiempo que no he podido conversar con alguien asi-

Ya con la copa en las manos, Hogward siguió la conversación -Mis habilidades medicas vienen de familia- claro que no podia decir que era un brazalete mágico que ahora estaba maldito -Mis padres me enseñaron todo lo que se y practique la medicina desde entonces. Por desgracia ahora me es imposible hacerlo, lo que me queda ahora es el conocimiento, pero no la practica- con esto se refería a que podía diagnosticar pero no tratar.

El peliblanco estaba por continuar, cuando el empuje ocurrió. Cuando el chico sintió que los guantes se resbalaban de sus manos, se congelo por un instante. Como un relámpago se llevo la mano a la muñeca tapandose el brazalete con la manga del traje, temeroso que este se saliera y tocara a alguien. Sin embargo, tampoco podia dejar a la chica en el suelo. Tratando de no temblar Hogward se acuclillo junto a ella y le tendió una mano para ayudarla -¿S...se encuentra bien?- Hogward uso cada pizca de voluntad para que no dejar ver su ansiedad -Deberíamos alejarnos un poco del tumulto, es peligroso-

- Tal vez lo que quiera de mi parte es precisamente aquello que usted no puede ofrecer, pero me honra con sus palabras al encontrar agradable una conversación con alguien como yo - sonrió e hizo un gesto leve con la cabeza que podría simular a una reverencia.

Cuando fue derribada, pudiste notar que Lara parecía estar algo mareada. ¿Se habría golpeado? Entonces, te acercaste a ella y esta se llevó la mano a la parte de atrás de su cabeza. Al devolver la palma al frente, tenía la mano manchada de sangre. ¿Había sido el golpe tan fuerte? Pero no lo fue, solo fue una caída. No necesitabas el brazalete para saber eso. Su mirada se perdía sin enfocar un punto y cuando menos lo pensaste, la chica se desmayó.

Escuchaste una voz que te resultaba conocida gritar - ¡Secuestradores! - y fue mucho el alboroto generado porque muchas personas empezaron a moverse sin control, tratando de escapar sin saber qué era lo que estos secuestraron exactamente. No sabías de dónde venía la voz exactamente, pero sabías que era la voz de Rin y estaba cerca. Mientras tanto, Lara seguía inconsciente.

Tu grito resonó por todo el lugar, ocasionando exactamente lo que buscabas: caos. Los guardias de la orden se pusieron en alerta cuando te escucharon y así como ellos, todos los asistentes. Habías causado un alboroto y ahora la mayor parte de las personas trataban de salir de allí, mas justo cuando te dirigías a buscar a Hogward, lo perdiste de vista. Sabías que estaba cerca, pero saber el dónde era el problema. Además, había demasiada gente para que fuera fácil llegar hasta su posición anterior de todos modos.

No muy lejos, viste a Fiorella y Stella que luchaban por llegar a donde estabas. ¿Te habían escuchado? A estas alturas era claro que todos te habían escuchado, pero ¿cómo habían llegado contigo tan rápidamente? Estando desde una posición relativamente alta, notaste que quienes trataron de capturarte, seguían cerca de allí, así que de seguro iban nuevamente alcanzándote, pero su afán por llegar se veía mermado por la cantidad de personas que trataban de salir de allí.

Rin se escabulló por debajo de quienes trataban de apresarla, reapareciendo luego sobre una mesa y gritando - ¡Secuestradores! - a partir de ese momento, el caos se adueñaría del festejo. Nobles enloquecidos corrían de un lado a otro buscando un escondrijo para salir de allí, los caballeros de la orden trataban de pasar pero no lo conseguían, las empujaban hacia la salida, así que alcanzar a la pequeña no era tarea fácil.

En medio de la lucha contra corriente, se toparon la una con la otra. Al principio fue difícil reconocerse por los atuendos y por lo caótico de las circunstancias, pero luego resultó bastante obvio que estaban una frente a la otra. La mejor manera era forcejear entre las dos para pasar y aunque Rin no estaba lejos, no parecía haberlas visto aún. Ella miraba en otra dirección como buscando algo. Vieron claramente que quienes habían tratado de atraparla antes, estaban luchando por llegar a ella una vez más.

Antes de marcharse, Parfait detuvo su marcha extrañada y te sonrió - Tranquilo, solo iré por ayuda. Ustedes dos, manos a la obra. No hay tiempo que perder - y se marchó. No corría. De hecho, era extraño ver a Parfait correr, pero sí que caminaba tan rápido como podía.

Waltz te miró - Creo que debemos seguir su consejo y darnos prisa. No sabes qué tanto pasará a partir de aquí - y casi como si de una premonición se tratara, ocurrió algo. Un grito que resonó por encima del bullicio normal de la fiesta - ¡Secuestradores! - y con eso, el caos. Personas tratando de pasar la barrera humana, otros que se tropezaban con los cordeles, otros corriendo en todas direcciones en busca de una salida... No te fue difícil identificar la voz de quien había gritado: sin duda alguna, era Rin.

El chico se giró hacia allí - Eso no es bueno - y los guardias ahora trataban de llegar hacia donde venía la voz de la pequeña, pero no era tarea fácil luchar contra la marea de gente. Waltz, mientras tanto, te miraba en busca de un veredicto. ¿Qué podían hacer ahora?